Notas: Hola gente bella, el tema para este capítulo es el Soundtrack: Arrastrame al infierno (Drag Me to Hell) Theme. Y solo ocuparemos un fragmento de él, para la escena de lucha. Disfruten su lectura.
“Maldición II: Cazadores de Demonios” Fic Twc / Toll de MizukyChan
Capítulo 11: Endemoniadamente perdidos (Parte II)
La pareja aún no salía de su asombro, cuando el de trenzas cogió la mano de su novio y lo impulsó a emprender el viaje.
—¿A dónde iremos, Tomi?
—Lejos de aquí. Debemos encontrar a los otros, lo más probable es que en el mundo real seamos vegetales y debo alimentarte antes de que se te acaben las fuerzas —dijo como si fuera obvio.
—Gracias, Tomi.
—¿Por qué, cielo?
—Por cuidar de mí.
—Te lo debo. Se supone que eras mi ángel de la guarda, así que en ese entonces tú me cuidabas a mí.
—Desearía poder recordar.
—No te esfuerces, todo vendrá a su debido tiempo.
La pareja caminó cerca de una hora, hasta que el pelinegro cayó al suelo, completamente exhausto.
—Bill. —Tom se preocupó y arrugó el ceño.
—Ya no puedo más —dijo respirando pesadamente.
—Toma, ya solo nos queda media botella de agua. Bebe, cariño. —Le extendió la botella y el chico bebió gustoso.
—Estoy agotado, Tom.
—Tómate un momento, creo haber visto una sombra más adelante, podemos descansar ahí. —Indicó con la mano, el moreno miró, se puso de pie y salió corriendo.
—No es una sombra, es una palmera. Corre, Tomi. —El de trenzas lo alcanzó de inmediato.
—Espera, Bill. —Lo detuvo del brazo—. Parece que hay alguien. —Ambos se agacharon y agudizaron la vista.
—Tom, parece que es el Padre Jost.
—Me acercaré yo primero, espérame aquí. —Mandó el trenzado.
—Está bien. —Casi arrastrándose por la arena, el de trenzas se acercó a lo que parecía un oasis en el desierto y efectivamente eran los Sacerdotes.
—Padres, qué gusto verlos. —Los hombres se acercaron y le arrojaron agua bendita en la cara y sal anti demonios, lo que le hizo soltar una carcajada— ¡Bill! —Gritó fuerte—. Son ellos. —A lo lejos, el pelinegro corrió la corta distancia y llegó hasta donde se hallaban todos, apoyándose sobre sus rodillas para recuperar el aliento.
—¿Está bien, chicos? —Preguntó el más paternal, el Padre Jost—. Hemos estado en muchos problemas.
—Lo sé. Tenemos que salir de esta ilusión. ¿Padres, tienen alguna idea de cómo podemos hacerlo? —Cuestionó el de trenzas.
—Dame las botellas, Tomi, las llenaré —dijo su pareja, acercándose al manantial.
—No tenemos ni idea de cómo salir —sentenció Biagioni—, lo peor es que cuando estamos hallando un rastro, el ambiente cambia y volvemos a estar en cero.
—A mí me gustaba la isla —agregó el pelinegro bebiendo el líquido cristalino.
—Debemos encontrar a los Paige, sé que son cazadores, pero en estas condiciones lo mejor es estar unidos —comentó Biagioni, comiendo unos plátanos y ofreciéndole a los chicos que los aceptaron gustosos.
—Insisto, me gustaba más la isla. —Repitió Bill y justo en ese momento, todo el ambiente cambió, dando paso a la abundante vegetación de la isla en que estuvieron el día anterior.
—Oh, Dios mío. —Susurró el Padre Jost.
—Bill, ven acá. —Mandó Tom abrazando por los hombros a su pelinegro.
—Creo que el demonio quiere darte en el gusto, Bill —Continuó Biagioni.
—Si es así, entonces… —Inspiró hondo—. ¡Quiero volver a ver a mis amigos! —Gritó a todo pulmón.
Escucharon ruidos detrás de las enormes hojas y esperaron.
—¿Quién anda ahí? —Llamó Biagioni.
—Padre, somos nosotros. —Gritó Chantelle asomándose por entre las hojas.
—Debemos proteger a Bill —dijo seriamente el Padre Jost—. Seguro que el demonio vendrá por él.
—Lo sé —Agregó Tom—. Dame la mano, cariño y no me sueltes.
—No lo haré, Tom —respondió el pelinegro, tomando una nueva postura.
—Hagamos un plan. —Propuso Biagioni.
—Pero el demonio puede oírnos, ya vio lo que pasó con Bill —Acotó el de trenzas.
—De todos modos es mejor concentrarnos en cómo salir de aquí —comentó Jost.
—En eso estamos todos de acuerdo —Añadió Jonathan.
—¿Qué problema hay con el muñeco? —Preguntó la rubia.
—Pedí que volviera la isla y volvió, después pedí que regresaran y “ta-tan” volvieron —contestó el pelinegro con un deje de ironía.
—Y si lo haces de nuevo y pides que volvamos a casa. —Sugirió la rubia con una sonrisa—. No creo que te tenga en tanta consideración, ¿cierto?
—Lo intentaré —dijo el moreno, pero el de trenzas le cogió el brazo.
—No creo que sea prudente.
—Pero no perdemos nada con intentarlo —Aseguró la muchacha.
—Lo haré. —Tomó aire y gritó—. ¡Quiero que salgamos de aquí! —Nada pasó.
—Saldrán todos, si te quedas conmigo, muñeco. —Se oyó una voz en toda la selva— Tienen una hora para darme la respuesta.
—¡¿Qué, estás de coña?! —Gritó Tom al aire.
—Tom, cálmate —Le tranquilizó el pelinegro.
—No te dejaremos, eso es un hecho. —Confirmó Jost.
—¿Y si no hay otra forma? —Preguntó el pelinegro— Yo podría quedarme aquí, mientras ustedes buscan el medio de llevarme de vuelta.
—¡NO! —Exclamó rotundo el de trenzas.
—Sería bueno considerarlo. —De pronto una luz enceguecedora apareció.
& Flashback &
—Mi vida —dijo el ángel rubio, besando profundamente al pelinegro—. ¿Por qué no regresas ya?
—Estoy cuidando de Tomi, cielo.
—Pero le queda tan poco al mocoso.
—No le digas así. Ahora es cuando más me necesita.
—El cielo te necesita, Bill. Debes prepararlo todo, ya queda muy poco.
—No es cierto.
—En tiempo terrestre parece mucho, pero en nuestro tiempo es bastante poco y debemos estar listos, porque todos confiamos en ti, Bill.
—Es solo una probabilidad, el Padre nunca habla al respecto.
—El Padre ya no habla de nada, se fue y nadie sabe dónde está. Solo podemos confiar en ti, Bill. Eres demasiado especial, serás tan famoso y yo estaré justo a tu lado. —Sonrió triunfante.
—A veces pienso que amas más mi fama que a mí.
& Fin Flashback &
—¿Qué ha pasado? —Preguntó Jonathan, sentándose en el suelo.
—Hemos vuelto —respondió Biagioni y fue su turno de sentarse.
—¿Y Bill? —Preguntó Jost.
—¡Bill! —Gritó el de trenzas, completamente desesperado. Todos habían regresado a la capilla, menos el pelinegro—. Voy por ti, Bill —Tomó la navaja que siempre cargaba y cortó su mano, hizo un círculo y escribió unas runas.
—No hagas nada estúpido, Tom. —Apuntó el castaño.
—Buscaremos la forma de sacarlos a ambos, te lo aseguro, Tom —Afirmó Biagioni seriamente.
(Dar play)
Tom no tenía idea si esto funcionaría, solo se guió por el instinto. Terminó las marcas con sangre y recitó—. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén —Con la oración finalizó el su hechizo y cayó en la selva, de nuevo—. ¡Bill! —Gritó.
—No grites, hombre, despertarás al gatito —dijo un hombre moreno, que acariciaba el rostro del pelinegro.
—Suéltalo ahora mismo.
—¿O qué? —Lo miró desafiante—. Creo que hemos empezado mal. Soy “Necklee” pero a este cuerpo le dicen Bushido. Si logro fundirme con el gatito podrían decirme Billshido jajajaja.
—¡Cállate, estúpido! —Gruñó el trenzado. El hombre se puso de pie y tomó violentamente a Tom por el cuello.
—No me gusta que me hablen de esa manera.
—Tal vez debería golpearte, dicen que los animales entienden a golpes. —Y empuñando su mano le dio un gran puñetazo a su captor, le hizo voltear el rostro.
—Vaya, no hablas solo por hablar, ahora es mi turno. —Ambos se pusieron en pose de pelea, el de trenzas pensó, que ésta era la oportunidad para demostrar todo lo que había aprendido en el entrenamiento.
—¿A qué esperas, grandullón? —Le molestó.
El hombre corrió para derribarlo, pero el de trenzas fue más ágil y lo esquivó dándole un codazo en plena espalda, que le hizo caer. No perdió oportunidad y le propinó una gran patada. Entonces el hombre levantó su mano y utilizó su poder demoníaco para elevarlo por los aires.
—¡TOM! —Se oyó el grito del pelinegro.
—No hagas nada, lo tengo todo controlado. No uses tus poderes. —Gritó el trenzado.
El pequeño se arrojó con toda su fuerza al cuerpo de Bushido y logró desestabilizarlo lo suficiente para que el de trenzas cayera y se arrojara sobre él dándole una soberana paliza.
—Bill, haz el círculo —Mandó, mientras seguía dándole golpes a Bushido. Cuando el hombre tuvo control, sostuvo a Tom por el cuello, pero ya era tarde la voz cantarina del pelinegro se escuchó.
—“Necklee” Exorcisamus te omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas, ominis incursio infernalis adversarii, ominis legio, omnis congregatio et secta diabólica. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén
Una nube negra salió del cuerpo de Bushido, quien yacía ya sin vida en el piso. La nube quiso salir del círculo trampa, pero fue imposible, se prendió en fuego y se hizo cenizas, que quedaron dentro del círculo.
—¿Estás bien, cielo? —Preguntó preocupado el de trenzas.
—Yo sí, pero tú tienes el labio roto.
—¿Sería muy doloroso si me das un beso?
—¿Probemos? —Se acercó y lo besó.
De pronto volvieron a estar en la capilla.
(Detener la música)
—¿Pero, qué? —Exclamó sorprendido Jonathan—. Si te acabas de ir.
—Tal vez también era una capsula de espacio-tiempo —respondió el Padre Jost.
—Tom, te ves muy mal.
—Luchó cuerpo a cuerpo con el demonio —comentó orgulloso Bill.
—A propósito, Bill, ¿por qué nos mandaste de vuelta? —Preguntó Biagioni.
—Yo no hice nada. Al ver la luz blanca me sorprendí tanto que me desmayé, pero yo no lo hice.
—¿Crees que fue Vasariah? —Preguntó el de trenzas.
—Tal vez.
—Padre, este hombre está muerto. —Informó la rubia, tomándole el pulso.
—Era Bushido —comentó el de trenzas.
—Por tu forma de decirlo, pareciera que lo odias —Agregó Jonathan.
—El muy sin vergüenza quería unirse a mi novio y hacerse llamar Billshido —Continuó el de trenzas, con una mueca de asco.
—Eso te cabreó, ¿verdad? —Siguió el castaño.
—Le di una paliza. —Corroboró orgulloso Tom.
—Bueno, no hay nada que hacer con este Bushido, está muerto, pobre infeliz —dijo el Padre Jost—. Usaremos nuestras influencias para hacerlo pasar por un accidente.
—David acompáñame al hospital, debemos saber si los que estaban hechizados están bien ahora. —Pidió Biagioni—. Ustedes regresen a casa y descansen.
—¿Vamos, Bill? —Llamó el trenzado, tendiéndole la mano.
—Mi hermana y yo daremos un paseo por el pueblo.
—Como quieran.
La joven pareja regresó a la casa provisional y tomaron una ducha juntos. Extrañamente el pelinegro no estaba cansado, sin embargo, su novio se encargaba de atenderlo y mimarlo.
—¿Estás seguro que estás bien, cielo? —Le preguntó por tercera vez.
—Sí, Tomi, ya te dije que no usé mis poderes.
—¿Crees que deberíamos hablar con Vasariah? Por mucho que no me guste, si es necesario lo hacemos y ya.
—No, Tomi, quiero estar contigo, no con él.
—¿Tienes hambre?
—Sip.
—¿Quieres pizza? ¿O comida China?
—Comida china estaría bien, para variar ¿no?
—Lo que tú digas.
Después de comer, la joven pareja se retiró a su habitación y se quedaron dormidos abrazados, pero esto llevó al pelinegro a soñar con recuerdos del pasado.
& Flashback &
Detrás de una puerta, el pelinegro escuchaba atento una conversación.
—Vasariah, dijiste que te encargarías de traer al comandante de vuelta, ¿qué te está tomando tanto tiempo?
—Ya les dije que confíen en mí. Aún tenemos tiempo, solo esperaremos a que esté listo.
—¿Y cuándo estará listo?
—Cuando ya no exista nada en la tierra que lo ate a los humanos.
& Fin Flashback &
Mientras tanto, en algún lugar del cielo, alguien hacía referencia al mismo recuerdo de Bill.
—Vasariah, recuerda lo que pasó la última vez y el sacrificio que tuviste que hacer.
—Sí, Señor.
—Esta vez no seremos tan misericordiosos contigo, ¿está claro?
—Sí, Señor.
—¿Cuándo estará completo?
—A este paso… nunca, creo que tendré que darle “eso”, Señor.
—Si tomas “eso”, tendrás que irte de aquí. Serás considerado un traidor.
—Pero cuando el comandante vuelva, recibiré la gloria eterna.
—Eso es verdad. Ahora vete.
—Sí, Señor.
&
Bill sentía el calor de su amado en todo su cuerpo, ya había amanecido, pero no se oían ruidos, seguro todos dormían. Para aprovechar la situación, el moreno despertó a Tom con muchos besos en el rostro y el pecho.
—Buenos días, mi amor —dijo con la voz rasposa.
—Muy buenos días. —Bill sonrió al verle abrir los ojos—. ¿Quieres… jugar?
—¿Y qué juegos tienes en mente? —Preguntó, besando su oreja.
—Lo dejo a tu imaginación. —Tom correspondió el beso apasionadamente y sus manos recorrían con maestría al pelinegro. Lo despojó de la ropa interior y se amaron.
Entre jadeos se separaron y Bill cerró los ojos para recuperar el aliento.
—Bill, eso estuvo genial.
—Espero que no hayamos despertado a nadie, cielo.
—Eso no me importa, así todos saben que pese a que miles de demonios nos quieran separar, nos pertenecemos y nos amamos cada vez que podemos —dijo besándole la frente.
—Anoche tuve sueños.
—¿Húmedos?
—Tom, no.
—¿Sobre qué?
—Soñé con Vasariah, creo que él no me ama como tanto alardea.
—¿Quieres decirme que no confiemos en él? —Alzó una ceja, pero mostró una sonrisa—. Pues yo nunca he confiado en ese tipo.
—Lo sé y es que… tienes razón.
—Bien, estaremos alerta.
—Gracias, Tomi.
—No tienes por qué. Te amo y haré lo imposible por protegerte.
& Continuará &
Waaa ya se supo que Vasariah no es de los trigos muy limpios. ¿Qué harán Bill y Tom al respecto? ¿Volverá a aparecer el ángel? ¿Qué será “eso” que quiere darle a Bill? ¿Por qué, si le da “eso”, será un traidor para el cielo?