12: Desconfianza

Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 12: Desconfianza

Aquella noche, los gemelos sólo se acurrucaron el uno junto al otro, sin tener en mente ninguna idea lujuriosa, sólo el temor de verse atrapados y de perder al ser amado sin tener la posibilidad de hacer algo para impedirlo.

El tiempo parecía pasar irrevocablemente, llevándose preciosos minutos de paz, convirtiéndolos en una sucesión de eventos desafortunados que sólo los acercaba cada vez más hacia un abismo profundo.

—¿Bill? —preguntó en un suspiro en de rastas, justo detrás del oído de su hermano— ¿Estás despierto?

—No podría dormir con toda esa información aún procesándose en mi cabeza —Admitió el menor, volteándose para quedar de frente a los ojos de su igual.

—¿Cómo estás? —preguntó, dilatando sus pupilas en la oscuridad, cual felino.

—¿Cómo podría estar Tomi?  —Suspiró—. Angustiado, abatido, deprimido, derrotado.

—Hey… para con eso.

—¿Con qué?

—¿Derrotado? —Tom arrugó la nariz mostrando disgusto— ¿Ni siquiera hemos empezado y te sientes derrotado?

—Lo siento, no fue lo que quise decir —Se avergonzó el pelinegro, tiñendo sus mejillas.

—Pero fueron tus palabras —Le regañó el mayor, besando la punta de su nariz.

—Me sentí así Tomi porque… —Respiró profundamente—. Porque lo he arruinado todo.

—No digas eso pequeño, me rehúso a que lo digas, es más… me rehúso a que siquiera lo pienses   —El de rastas apretó ligeramente el hombro del menor.

—Pero de no ser por mi estupidez, jamás me habría dejado convencer por Lilith, jamás, me habría convertido en un “vampire” y lo más importante de todo, jamás te habría arrastrado a este infierno conmigo —El pelilargo, quiso alejar su rostro, pero su gemelo, prácticamente succionó su labio inferior, hasta forzarlo a besarle con ansias, dejándolo en pocos segundos completamente sin aliento.

—Jamás habrías sentido esto —Enfatizó el mayor, dando un piquito suave en los hinchados labios del pelinegro—. ¿Habrías podido soportar eso? Yo no —Le dio una sonrisa sexy al menor, quien tenía las mejillas cálidas por la excitación.

—Tomi… ¿Por qué haces esto? —Se quejó el menor, enroscándose en los brazos de su hermano.

—¿Qué cosa?

—Ser tan jodidamente sexy y tierno cuando me pongo melancólico —Bill suspiró y se escondió en el espacio del cuello de su hermano, aspirando su tan familiar aroma.

—Es mi deber mantenerte a salvo, no sólo de agresores físicos, sino también de tus propias inseguridades —Tom le besó el cabello—. Porque esas inseguridades son sólo tuyas Bill, yo no tengo ninguna duda de que nuestro destino ya estaba marcado, como dijeron los G’s, si nosotros no llegábamos hasta acá, ellos nos habrían arrastrado.

—Bueno… prácticamente, fue eso lo que pasó —El pelinegro sonrió—. ¿Crees que podemos confiar en alguien Tomi? Después de todo lo que nos ha pasado.

—Sin duda no podemos confiar en Su Eminencia, ya han sido varias mentiras u “omisiones” como él les dice —El de rastas no pudo evitar la ironía en su voz.

—Son mentiras de igual forma  —Le apoyó el menor.

—Los vampiros que están aquí me dan mala espina, tampoco podemos confiar en ellos o en su entrenamiento —dijo el rastudo, sin siquiera dudar—, se han mantenido ocultos de nuestros ojos por una razón y debemos averiguar cuál es.

—Y ni hablar de los “vampires”, hoy comprobé tu teoría de los espejos con los G’s —Tom se sorprendió ante las palabras de su hermano.

«¿Dudaste de ellos?»  Preguntó mentalmente  «Pero son nuestros amigos»

—Fue sólo una prueba Tomi —El menor levantó los hombros restándole importancia—Sólo quería asegurarme.

—¿Y qué hiciste?  Porque yo, no noté que hicieras algo fuera de lo común.

—No fue nada extraordinario, cuando vinieron con nosotros, nos ubiqué de tal modo que ellos quedaran frente al espejo —Tom se sorprendió ante las habilidades persuasivas de su hermano, seguramente nadie notó sus intensiones— ¿Y qué crees?

—Georg no se reflejaba.

—Pero Gustav, su lazo, aún mantenía su imagen, por mucho que entrenen no pueden perder su imagen, porque deben mantenerse “normales” en el mundo humano, es obvio  —asumió el menor.

—Eres un genio, ¿lo sabías?  —Bill volvió a sonrojarse.

—Eso comprueba que la hermana Tasha no es el lazo de Jorg y nos dice que ella es uno de los siete vampiros que habitan el monasterio.

—A no ser que tampoco sean siete —comentó el de rastas—. Tendremos que vigilarlos… a todos, si pueden ver en la oscuridad, como nosotros.

—Entonces tendremos las pruebas.

—Parece que tenemos un plan —Tom sonrió y acarició la espalda del menor, bajando lentamente por ella, hasta llegar al pequeño monte que formaban sus nalgas.

—Aahh  —Gimió el menor sin poder evitarlo.

—Hey, eso es muy poco para gemir —dijo el mayor, moviéndose hasta quedar sobre el cuerpo de su gemelo, rozando firmemente sus miembros, provocando un ligero placer para ambos.

—Mmm —Jadeó otra vez el pelinegro— ¿Por qué no me puedo resistir a ti?

—Porque soy irresistible —Sonrió sensualmente el mayor, moviendo ligeramente el piercing con la punta de su lengua.

—Fóllame  —pidió el menor y el ceño de Tom se arrugó.

—No.

—¿Ah?

—Jamás te voy a follar Bill —Besó ligeramente sus labios, volviendo a hacer presión en sus partes íntimas—. Yo te hago el amor.

—Tomi —Los ojos del menor brillaron emocionados—. Lo sé tontito. ¿Hagamos el amor?

—Será un placer.

Bill cerró los ojos, dejándose envolver por un delicado, pero apasionado beso de su gemelo, sonrió dentro del beso al recordar las tantas veces que leyó historias sobre “el beso del vampiro”, esto era indudablemente mejor que todas aquella patrañas que leyó sobre esos seres oscuros, este beso era especial, era un beso prohibido, era un beso rebelde, era un beso de “vampires”. Tom leyó su mente y mordió ligeramente su labio.

—No es especial sólo por eso bebé —Le guiñó un ojo, y pese a la oscuridad, el pelinegro pudo verlo claramente.

—¿A no?  —Le instó a continuar.

—Es especial, porque es nuestro Bill, es especial porque es un beso Kaulitz —Sin demorar más, volvió a tomar el control, apoderándose salvajemente de esos labios y restregando su lengua contra el excitante piercing de su gemelo.

—Te amo  —Logró articular el menor cuando se soltó para respirar.

—Te amo y te deseo —murmuró el mayor, bajando por su cuello, mordiendo suavemente la pálida piel del pelinegro, que se tornaba rojiza con cada encuentro.

—Entonces tómame, soy tuyo, por completo y para siempre.

—Oh yeah, eso es lo mejor de esta vida —Se levantó para verle a los ojos—. Poder hacerte el amor para siempre —Ambos sonrieron, con los ojos ya oscuros por la lujuria.

—Vamos no pierdas más tiempo… tómame ahora.

—Lo que mandes mi adorado “lazo”.

Fundiéndose en un abrazo apasionado, ambos cuerpo se embriagaron del deseo que los cegaba y Tom poseyó el delicado pero firme cuerpo de su hermano, gimiendo fuertemente cuando el clímax les alcanzó simultáneamente, cosa que ellos atribuían al hecho de ser gemelos.

—Te amo como no te puedes imaginar —susurró Tom al abrazar a Bill, presionando su espalda delicadamente frente a su pecho.

—Claro que tengo una idea, porque te amo igual de fuerte.

Tras despertar, los gemelos se vistieron en silencio, dispuestos a poner en marcha su plan y tratar de averiguar cuántos vampiros había ocultos en el monasterio. ¿Serían sólo siete como dijo su Eminencia? ¿O habría más de ellos? Lo cual se resumía en una gran amenaza.

Apenas salieron de su cuarto se toparon con los G’s, quienes se acercaban a paso presuroso a su habitación.

—Hola Geo, Gus —Saludó el de rastas de manera cordial.

—¿No notan algo extraño?  —preguntó el pelinegro mirando en todas direcciones.

—Está demasiado claro —dijo el mayor de los Kaulitz.

—Exacto  —Confirmó el rubio.

—Demasiada coincidencia, ¿no creen?  —dijo el castaño frunciendo el ceño.

—¡Maldición! Al caño con nuestro plan  —Renegó el rastudo.

—Y el nuestro  —Apoyó Georg—. ¿Y ahora qué?

—A investigar  —El rubio tomó la mano de su lazo y emprendió el camino, seguido de cerca por los gemelos—. Vamos con su Eminencia. Después de todo, él dijo que hoy nos presentaría a los otros vampiros.

—Juro que si nos vuelve a mentir yo… —Tom apretó los puños, pero fue rápidamente calmado, por las suaves y cálidas manos de su hermano.

—Tranquilo Tomi.

—Lo que digas  —dijo levantando los hombros.

.

Los cuatro caminaron en silencio, sin necesidad de usar su visión felina, a causa de las muchas antorchas que iluminaban los fríos pasadizos del monasterio. Con cada pequeño sonido, los chicos se alteraban y fijaban su vista en dirección a la procedencia de aquello que les quitaba la tranquilidad.

—Estamos un poco saltones, ¿no creen? —Trató de animar el rastudo, tomando firmemente la mano de Bill—. Si algo llegara a pasar, podemos defendernos.

—Nosotros… tal vez —comentó Gus—, pero ustedes aún están aprendiendo, un ataque psicológico y…

—Sería el fin —confirmó el castaño.

—No puede ser —Tom apretó la mandíbula—. Ustedes nos han visto, podemos comunicarnos, podemos compartir nuestras habilidades.

—Nos consta Tom, pero…  —Trató de ayudar el rubio.

—Ni siquiera conocemos nuestro potencial —Finalizó el pelinegro, besando la mejilla de su gemelo—. Ellos tienen razón Tomi, no nos expongamos, no busquemos una pelea que no podremos ganar.

—No aún —Intervino Geo, palmeando el hombro del rastudo—. Nos encargaremos de ayudarles a seguir con su entrenamiento, sin que ellos puedan corromperlos.

—¿Todavía piensan que nos corromperán tan fácilmente? —Se quejó el de rastas, Bill frunció el ceño, la noche anterior estuvo a punto de matar a Su Eminencia sin que nadie lo notara, tal vez sí eran presa fácil, al menos… mentalmente.

—Tom, no te molestes, sólo queremos ayudarles —dijo Gus como siempre en forma conciliadora—, entendemos tu postura, nosotros también pasamos por eso y me avergüenza decirlo, pero nosotros…

—Sí buscamos venganza —Geo culminó la frase por él—. Nos dejamos corromper.

—Comprendo —dijo el pelinegro bajando la mirada.

—¿Quieres decir que estarían dispuestos a dañar a Bill para corromperme? —preguntó el de rastas, esta vez cambiando la tonalidad de sus ojos a un negro totalmente oscuro.

—Absolutamente Tom, ellos… especialmente Lilith y los suyos, harán lo que sea para volverlos al lado oscuro  —comentó el rubio, ajustándose las gafas.

—Esto del “lado oscuro” me está sonando a “Guerra de las Galaxias” jaja —Bromeó el castaño para aliviar el ambiente— ¿Por qué mejor no seguimos? Me muero por saber quiénes son los otros vampiros o “vampires”.

Estaban de pie esperando a que su Eminencia les abriera las puertas de su oficina personal. Miraban a todos los sacerdotes que entraban en ella y a los que volvían a salir, con bandejas y libros. No podían evitar sentir desconfianza de cada uno de esos seres, ya fueran humanos o pertenecientes a alguna de las razas del submundo.

Finalmente las puertas se abrieron y fue justamente Jorg quien les hizo pasar. Los gemelos nunca se soltaron de las manos y pudieron sentir la inmensa tensión entre Georg y el otro “vampire”, era como si se retaran con la mirada y saltaran chispas de odio entre ellos.

«Cálmate» Pidió el rubio mentalmente a su lazo, pero el otro parecía no poder contener las ganas de borrarle la sonrisa macabra de la cara.

«No puedo» Contestó el castaño, directamente a la mente de su compañero, asegurándose de que el otro ser no pudiera interferir en su comunicación interna.

—Mis estimados. Pasen, por favor —habló la voz decrépita del anciano desde su trono.

—Hemos venido por una razón específica —afirmó Tom, sin previo aviso—. Queremos conocer a los otros vampiros que habitan el monasterio.

—Directo al punto, me gusta eso Kaulitz —dijo el anciano, girando su adorado anillo de oro macizo—. Bueno, haré las presentaciones —Lentamente se puso de pie con la ayuda de la hermana Tasha.

Para Tom era muy difícil identificar a las féminas en esos atuendos gigantescos, y por un momento pensó que Tasha era la única mujer dentro de los muros subterráneos.

—Mi nombre es Jorg —explicó el sacerdote que estaba al lado de la puerta—, como ya deben saber o sentir.

—No te adelantes Jorg —Le regañó el viejo—. Déjame a mí esto, es parte del protocolo —El hombre, Jorg, alzó la capucha, dejando ver su rostro que no era para nada lo que los gemelos se esperaban.

Ambos creían que este “vampire” estaría igual de viejo que su Eminencia, olvidando el hecho básico de que en su nueva condición, su juventud era prácticamente eterna.

«Es un hombre guapo» Pensó el pelinegro, sintiendo el apretón en su mano, sonrió al ver el enojo y los celos de su hermano.

«No bromees, es horrible»  Contestó el chico   «Parece que tiene cicatrices»

«Eso es imposible, recuerda que su cuerpo se regenera» Contestó mentalmente el pelinegro  «Pero nadie es más guapo que tú Tomi» La sonrisa que se formó en el rostro del rastudo era incomparable.

«Lo sabía»   Bromeó en su cabeza.

—Bueno chicos, como ya se adelantó —habló el anciano—, él es Jorg, el más antiguo de todos los habitantes de este monasterio. Se unió a la causa hace siglos y ahora es uno más de los sacerdotes que luchan en contra de Lilith y los rebeldes.

«Le borraré la maldita sonrisa de suficiencia que tiene» Prácticamente fue el grito de Geo en la mente de Gus.

—Aquí está la hermana Tasha —Prosiguió el viejo, palmeando la mano de la mujer que le ayudaba a mantenerse en pie—. Ella, es el lazo de Jorg.

«No les den ninguna señal» Advirtió Geo a los gemelos en sus cabezas, no debían delatar sus sospechas, debían mantener a su Eminencia creyendo que ellos aceptarían todas sus patéticas explicaciones.

—Aquí está Seth —dijo pidiendo a otro hombre, aparentemente joven, que se acercara y revelara su rostro—. Él es otro “vampire”, es más joven que Georg y Gustav, pero igual de fuerte y leal, se ha entrenado aquí para ayudar a los elegidos cuando llegara el momento —El viejo tosió fuertemente y un poco de sangre brotó de su nariz.

«Bill, no lo hagas»  Pidió el rastudo en su cabeza.

«Lo siento, no puedo tolerar la hipocresía» Se lamentó el pelinegro, soltando el ataque que le estaba enviando al anciano.

—Su Eminencia, será mejor que descanse un poco  —dijo Jorg acercándose al hombre, llevándolo hacia su trono otra vez.

—No te preocupes, prefiero dejar esta presentación hecha hoy, para que los Kaulitz dejen de actuar impulsivamente —declaró el viejo en voz baja, pero todos pudieron oír sus palabras.

—No somos impulsivos porque sí señor, usted nos mintió —Se defendió el mayor de los gemelos—. No confiamos en quienes nos han mentido.

—¿Lo ves? —reiteró el viejo a Jorg—. Es mejor aclarar las cosas ahora —Hizo un gesto y otra persona se acercó y reveló su hermoso y largo cabello largo—. Ella es Alexa, el lazo de Seth.

—¿Es humana?  —preguntó instintivamente el rastudo.

—Velo por ti mismo joven Kaulitz —Le ofreció un espejo y sin dudarlo, el chico se acercó y situándose justo al lado de la mujer se miró en él, viendo ambos reflejos.

—Bien.

—Y ahora nos quedan nuestros cuatro vampiros —Volvió a decir el anciano. Las cuatro figuras se acercaron y se quitaron las capuchas, mostrando sus identidades—. Ellos son: Valentine, un vampiro viejo, pero no por eso menos fuerte —El hombre hizo un gesto de saludo con la cabeza. Los G’s se miraron y lo identificaron de inmediato como otro “vampire”.

—Ella es Jess, una vampiresa que se salvó del tiempo de la inquisición y optó por servir a la iglesia al ser perdonada —La mujer de cabello rojizo sonrió y los chicos devolvieron el saludo—. Él es Constantine, sin duda han oído de él, el “cazador de monstruos” —Todos los sacerdotes rieron ante esa broma interna—. Y finalmente está Gabrielle, ella es experta en camuflaje, les enseñará muchas técnicas para cubrir su rastro de Lilith y sus siervos.

—Nosotros somos… —comenzó el castaño.

—Los enviados especiales —completó Jorg, sin darle tiempo a decir nada, cosa que indignó aún más a Geo.

—Hemos oído mucho de ustedes —corroboró la pelirroja—. Han hecho un increíble trabajo, fue como encontrar…

—Una aguja en un pajar —finalizó Seth, sonriente, aquel tipo de conexión era sólo para los “lazos”, los chicos volvieron a hacer una nota mental de ello.

—Bien, las presentaciones han sido hechas y yo necesito descansar —asumió el viejo.

—Nos retiramos —dijo Tom, cogiendo la mano de su gemelo.

—Kaulitz —llamó Jorg fuerte, antes de que pudieran salir de la oficina—. Nos reuniremos en dos horas, para comenzar con su entrenamiento.

—Bien. Aquí estaremos —respondió el pelinegro rechinando los dientes. No le gustaba ese hombre… para nada.

&   Continuará   &

¿Qué clase de entrenamiento les hará Jorg? ¿Los seguirá tentando para caer al “lado oscuro” y así corromperlos? ¿Dejarán los G’s que eso pase? ¿Podrán hacer algo al respecto? Después de todo, hay muchos vampiros y muy fuertes. No se pierda la continuación. Besotes y gracias por seguir leyendo.

Escritora del fandom

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