12: Peligro

Capítulo 12: Peligro

18 años —

Completamente excitado ante estas palabras, el trenzado olvidó por completo sus temores, volviendo a sentir el llamado de su cuerpo, cosa que no experimentaba desde su última “reunión” en el resort de los Taurinos.

Despojando lentamente a Bill de sus ropas, dejó de besarlo, sólo para admirar la delgadez de su cuerpo, sus perfectos ángulos y sus simbólicos tatuajes.

Eres tan hermoso, Billa —susurró, sin poder disimular la adoración que sentía por su “Mate”, quien le sonreía encantado.

Déjame —Pidió el pelinegro y con la misma lentitud, procedió a desvestir a su novio.

Al estar por completo desnudos, Tom abrazó el cuerpo delgado de su Billa y le dejó sentir su dura erección. Con un jadeo de anticipación como respuesta, el moreno le besó en los labios con necesidad, como si en ese simple acto, su pecado hubiese sido, por fin, perdonado. Se estremecieron cuando sus miembros colisionaron de una manera deliciosa.

Tom abrió levemente los ojos, notando que aún estaban en el pasillo del departamento, así que guió a su novio, sin soltarle del abrazo, hacia el lugar más cercano: la sala.

«Por fin haré el amor en el sofá» Pensó el mayor, al recordar que aquel fue el primer pensamiento que tuvo, cuando Bill lo trajo a su nuevo hogar.

Con lentitud se sentó en el cómodo y suave sofá. Levantando las piernas de Bill para que quedara a horcajadas sobre él. Le agradaba comprobar que su novio seguía siendo muy ligero para él y que siempre podría cargarlo, como tanto le gustaba.

Te amo, te amo, Tomi, te amo —susurraba sin parar el moreno. Como siempre, como cada vez que ambos se entregaban, las palabras de amor, no podían faltar.

Y yo te amo a ti, mi hermoso Billa —respondía con igual pasión el de trenzas.

Con el vaivén de sus cuerpos, sus miembros pedían a gritos ser atendidos, y sin dudarlo, Tom preparó la entrada de su amado. Ansiaba poder llenarlo, ansiaba poder fundirse con su cuerpo.

Alzando un poco más al menor, Tom guió su miembro hacia a aquel lugar que les daría placer a ambos. Bill sintió la punta y se acomodó sobre él, casi empalándose por completo, pero las firmes manos del trenzado, le detuvieron y le bajaron poco a poco, para evitarle cualquier tipo de dolor e incomodidad.

Sin despegarse de aquel beso apasionado, el pelinegro gimió al sentirse completamente lleno de su “Mate”. Hacía un mes completo que su cuerpo había estado en abstinencia y estaba feliz de que su Tomi por fin le volviera a tomar. Adoraba ese cuerpo masculino, bajó sus manos para acariciar los gruesos y musculosos brazos del trenzado, notando que estaban mucho más firmes y duros que en la última “reunión”, pese a que no le había visto hacer ejercicios bruscos, para cuidar de su bebé.

Ah Tomi, eres… ah tan grande ah —Debía decirlo, no que le doliera, al contrario, y a pesar que su parte baja se ajustaba al tamaño de su “Mate”, sentía que se abría como nunca antes lo había hecho. Se sentía casi virginal.

Es por ti cielo. Tú me pones así de caliente, tú y sólo tú —respondía el trenzado, sintiéndose halagado por tales palabras.

Bill subía y bajaba, cabalgando a su novio, sobre el suave sofá. Tom abrió los ojos al sentir como su pequeño lo apretaba con sus paredes internas y le hacía ver estrellas. Pero eso no era suficiente, la pasión los envolvía y ambos necesitaban que el movimiento fuera mayor y más intenso.

Nuevamente usó sus fuertes brazos para alzar un poco el cuerpo de su pequeño, y él comenzó a mover sus caderas hacia arriba, rápida y frenéticamente, golpeando certeramente aquel punto mágico dentro del cuerpo de su Billa.

Ah, Tomi, más, más, más fuerte —gemía el moreno.

Pronto, la posición le incomodó al trenzado y se levantó de golpe, con Bill aún en sus brazos y cambió de ubicación, dejando a su novio de espaldas en el enorme sofá. En un súbito movimiento, volvió a entrar en el cuerpo del más delgado.

¡Ah! —gritó fuertemente, logrando que Tom se detuviera en seco.

Lo siento —Se disculpó el mayor, retomando la tarea en seguida.

Dios Tomi, es… es…

Lo sé, lo sé —Reía con su ego por las nubes.

Sus embestidas eran más cortas y rápidas, pero para Bill eran brillantes, pues alcanzaba de un solo golpe aquel lugar que tanto le gustaba. Sentía que pronto estallaría y Tom se acercó a él para besarle, sin dejar de mecerse sobre su cuerpo. El contacto con el estómago de su Tomi, sólo servía para apretar su hinchado miembro y mordió el labio inferior de su “Mate” indicándole que su clímax había llegado.

Ah —gimió fuertemente cuando el beso se acabó. Los estertores del orgasmo le hacían perder la visión por unos segundos, todo era brumoso, pero aún sentía el bombeo en su zona inferior.

Ya casi, amor —le susurró el trenzado.

Te amo, Tomi —susurró con la voz entrecortada por el cansancio y haciendo uso de todo su autocontrol, apretó sus paredes, desencadenando el mayor placer de su novio. Sintió que su interior era bañado por la calidez de la semilla de su amado y suspiró con autosuficiencia.

Dios, Billa te amo —gimió el trenzado, completamente quieto. Su miembro estaba sumamente sensible y su cuerpo lentamente comenzaba a perder la tensión previa al orgasmo.

Tom miró a su Billa, quien le correspondía la mirada con cariño, casi adoración y ambos sonrieron. Con lentitud, el mayor sacó su ahora flácido miembro de aquella apretada entrada y suspiró.

Fue hermoso —susurró el pelinegro, estirando sus brazos, invitando a su “Mate” a las caricias post coitales que tanto disfrutaban.

Tú eres hermoso —respondió el mayor, sin importar que sonara cursi. Él sabía que con Bill siempre podría ser él mismo, no había necesidad de fingir ser duro como cuando estaba su padre presente. El pensamiento de su progenitor, le hizo arrugar el ceño.

Hey, ¿qué ocurre? —El tono de Bill fue casi de pánico, no quería que después de avanzar este gran paso, retrocedieran tres, por causa de un arrepentimiento por parte de su novio.

Nada, Billa —Le calmó, acariciando su frente sudorosa, y llevando detrás de su oreja, aquellos mechones rebeldes.

Te amo —susurró, sólo para asegurarse.

Lo sé, bebé. Y yo te amo a ti —A esta oración, le siguió un beso y luego dos. Pronto Tom se puso de pie, lo que nuevamente alteró al pelinegro.

¿Te vas?

El sillón es suave, pero mi cintura me está matando —En dos rápidos movimientos, Tom cogió a Bill en sus brazos y caminó hacia la habitación—. ¿Descansemos aquí? —Sugirió con una sonrisa.

Ok.

La pareja se cubrió con una manta, completamente relajados. Tom abrazó a su amado y besó su frente, luego susurró en su oído.

Tú y nuestro hijo son las dos grandes bendiciones de mi vida.

Sin poder evitarlo, Bill sonrió ante esta frase, tal vez sí había sido perdonado del todo.

&

En otro lugar de Berlín, un asunto muy serio se discutía con los dos principales miembros del Club Bohemio.

Detalles —Pidió Phillips, mirando una fotografía parchada y una copia de la misma, restaurada en forma artificial.

Esta vez fue Lancaster —comentó Dylan Rog, su mano derecha.

¿Esta vez? Me estás diciendo que hubo alguien más antes de él —El líder arrugó el ceño.

Señor —Carraspeó a modo de disculpa—. Hemos tenido cientos de llamados y todos fueron falsos, no quería alertarle por la avaricia de los miembros.

Es cierto, pero… los Knight —El hombre arrugó el ceño y lazó la vista al techo de aquel enorme y suntuoso despacho. Suspiró largamente y regresó la mirada a su ayudante—. ¿Quién más lo sabe?

El primero fue Jorg Knight, señor —Explicó el de cabellos negros—. Hace como un mes llegó a mi oficina completamente alterado, diciendo incoherencias sobre su hijo y su “Mate”, algo sobre monstruos y finalmente, tuvimos que encerrarlo por unos días hasta que recuperara la compostura.

Jorg Knight —gruñó Phillips—, es un ambicioso inescrupuloso.

Lo es, señor —Le apoyó el moreno—. Mientras lo tuvimos retenido, pudimos sacarle algo de información sobre su hijo Tom, quien recientemente cumplió los 18 años —El líder asintió, pidiéndole que continuara—. Resulta que Tom lleva la marca en el brazo derecho.

¿Un receptor? Hace tiempo que no se daba esa condición.

Exacto, sólo ha sido él en esta generación —Agregó Dylan.

¿Qué hay de Allen Knight? ¿Ha dicho algo al respecto? Los Knight se odian a muerte, si saben que sus hijos son “Mates”… —Dejó la frase abierta y miró a su ayudante.

Allen compró un departamento para su hijo en esta ciudad, señor. Tenemos la dirección, pero al parecer él no sabe quién es el “Mate” de Bill.

Esto es un completo lío —Golpeó el escritorio con su puño—. Cuéntame sobre Lancaster, ¿quién hizo esta fotografía?

Según Lancaster, esta imagen es de su hijo —dijo el hombre, acercándose al líder, para mostrarle el aura que aparecía alrededor de la pareja—. Dice que la tomó cuando salió de viaje a Creta junto a Bill, seguramente lo dedujo por los monumentos que aparecen en los costados de la fotografía.

¿Es real?

Le dije a Lancaster que estaba trucada, para que me diera algo de tiempo y así revisarla —agregó Dylan—, al parecer lo es, señor. Completamente original.

Dios del toro —suspiró el líder.

Estuve investigando sobre aquel viaje a Creta de Georg Lancaster y Bill Knight.

¿Y? ¿Hallaste algo?

Coincide con un viaje de Tom Knight, señor.

Válgame. Entonces es real.

Al parecer sí lo es, señor. Pero eso no es todo —El ayudante tecleó unas cosas en su laptop y una serie de datos aparecieron allí—. Busqué en el lugar en que se hospedaron durante su viaje —Le enseñó la pantalla.

Continua —dijo leyendo.

Alguien se había infiltrado en el sistema de computación del hotel —Explicó el moreno—. Averigüé y di con Charles Longton, el hijo de Hector, quien accidentalmente también estaba en Creta en aquellos días.

Tráelo —Mandó Phillips.

Ya lo hice, señor. Está detenido en las instalaciones del Club.

¿Comenzaste el interrogatorio? —preguntó el líder.

Aún no, señor. No puedo tomarme esas atribuciones —Se disculpó el joven.

Bien —Volvió a suspirar, conforme con aquella respuesta, que le dejaba claro que seguía siendo él quien estaba a cargo—. Manda a Saki. Que lo torture si es necesario. Debemos saber si ellos son los padres del elegido.

Señor Phillips —Dylan bajó la voz—. ¿Qué pasará si los Knight son los padres? Ellos son…

Gemelos —anunció el líder, frotando sus sienes—. Nadie lo sabe salvo un puñado de los nuestros.

Pero…

Nada Dylan —Cortó el hombre con autoridad—. Si resulta que ellos son los padres y alguien quiere interferir, lo eliminamos y ya está.

Sí, señor.

¿El oráculo ha dicho algo? —Cambió de tema.

Nada, señor —Carraspeó el moreno—. Ella está muda. Sus asistentes continúan diciendo que fue castigada por el dios del toro, por haber realizado el hechizo del Minotaurus contra su voluntad. Son sólo supercherías, señor.

No lo creo Dylan, no en este caso. Si los Knight son los padres, quizás nunca debimos forzar la situación. Me temo…

¿Señor?

Me temo que todos seremos castigados por esto Dylan.

&

En el departamento de los Knight, la atmósfera estaba cargada de paz y tranquilidad. Bill yacía sobre su estómago, aún dormido por haber hecho el amor con su Tomi, mientras éste le observaba con adoración.

Te amo Billa —susurró el trenzado, acercándose y besando el tatuaje oriental sobre su nuca.

Un suspiro se escapó de los labios del menor, al sentir ese cosquilleo que sólo su “Mate” le provocaba, sin abrir los ojos, giró, abrió los brazos y atrajo a Tom a su pecho, donde ambos se quedaron respirando pausadamente.

El de trenzas escuchaba el latir acompasado del corazón de Bill y sentía como su propio corazón buscaba sincronizarse con el otro. Era algo extraño, pero placentero. Las palabras del Minotaurus nuevamente venían a su cabeza.

Bill te ama más allá de lo que puedas imaginar, está en sus genes, está en su ser. Ustedes son una persona en dos cuerpos”

Arrugó el ceño, aquella vez sólo pensó que el dios del toro le decía eso para que perdonara a Bill por la violación, cosa que ya había hecho. Sin embargo, sentía que había algo más, aún no sabía a ciencia cierta qué era, pero cuando lo supiera… no dudaría. Bill era una bendición en su vida y no volvería a alejarlo por tonterías. Nunca más se apartaría de su “Mate”.

Tomi —susurró el pelinegro bajo su cuerpo.

¿mm?

Tienes que comer, cielo.

Pues, sí quiero comer —susurró el de trenzas, pintando una sonrisa en sus labios. Bill quiso moverse para dirigirse a la cocina y preparar algo, pero el mayor, no le dejó—. Quiero comerte a ti, bebé.

Tomi —Rió el pelinegro, al sentir como su cuerpo era cubierto por el peso de Tom, moviéndose sobre él, incitándole nuevamente, sin reprimirse… gimió.

Instintivamente, abrió las piernas y dejó que su miembro fuera rozado por los muslos de Tomi. Alzó sus caderas para hacerle saber que estaba completamente dispuesto a dejarse amar, otra vez.

Te amo Billa.

Y yo a ti, mi vida.

&

Más tarde ese mismo día. Saki acababa de extraer información importante de un miembro de la manada. Tenía los puños ensangrentados y sus ojos estaban completamente abiertos.

¿Los Knight? —susurró y vio que Hector bajaba la cabeza resignado… los había delatado.

El hombre estaba agotado, había sido brutalmente golpeado y finalmente había traicionado a su amiga de toda la vida. Simone lo odiaría por haber traicionado a su hijo, por haberle entregado a los líderes del clan. Ahora tanto Tom como su “Mate” estarían en peligro, serían cazados y encerrados. Quizás… terminarían muertos y toda aquella sangre, le culparía al final, las muertes de los elegidos recaerían sobre su cabeza. Tristes lágrimas bañaron su rostro.

Saki miró su trabajo y no sintió orgullo por ello. No era la primera vez que debía torturar a alguien para demostrar su apoyo y lealtad hacia el Club, pero ahora todo era diferente, se trataba de los elegidos y peor aun… eran los Knight, los gemelos que él debió cambiar cuando apenas tenían unas horas de vida.

Su mente viajó hacia aquel maldito día. Cuando acompañó al líder a la clínica Taurina, donde dos madres darían a luz. Una cargando gemelos y la otra a un pequeño bebé.

Simone había sido la primera en ser sometida a una operación, pues su salud era muy frágil y no habría sido capaz de soportar un parto normal.

Susie por su parte, era mucho más fuerte, pero una falla en el corazón de su pequeño, le impidió responder a la intervención y la criaturita falleció.

Phillips, estaba con ambos padres en la sala de espera y fue llamado por el médico para informarle de la situación. El líder, tomando en sus manos el papel de dios, simplemente ordenó a Saki, cambiar a los niños, dejando a Simone con un gemelo vivo y otro supuestamente muerto. “Al menos tendrá a uno para contentarse”, le había dicho el líder en aquella ocasión.

18 años después, aquel recuerdo todavía le atormentaba durante las noches. Incluso, Saki llegó a soñar con una voz que le decía que esos pequeños eran especiales y que llegado el momento, él tendría que compensar el error de separarlos, para volver a reunirlos… para siempre.

Saki sacudió su cabeza y salió del cuarto de “interrogatorios” para limpiarse y comunicar sus hallazgos al líder y a su ayudante.

Tardó mucho más de lo necesario. Sentía que no debía volver a ser la marioneta del clan, pero él mismo tenía una familia, y cualquier desobediencia hacia la manada, significaba “traición” y nunca morías solo. Si eras culpable de traición, toda tu familia era ejecutada, para poner un ejemplo al resto de los Taurinos.

Finalmente, se vio a sí mismo frente a la elegante puerta labrada del despacho de Phillips y tocó.

Adelante —dijo Dylan, abriéndole y dándole paso para que entrara a la oficina.

¿Qué descubriste, Saki? —preguntó el líder, sin mirarle.

Señor, los Knight son los elegidos —dijo con la voz clara.

Para él, aquellos jovencitos eran los seres más especiales del planeta, en esos momentos. Mientras que para los otros dos hombres, ellos eran simplemente, quienes traerían al verdadero “elegido”, aquel que devolvería la prosperidad a su continente.

Bien, puedes retirarte —anunció Phillips.

Pero señor —Se quejó el hombre—. Los Knight son gemelos, señor.

Y nadie sabe eso, Saki —gruñó el líder, mirando fríamente a su marioneta—. Y nos ayudarás a que ese secreto siga como hasta ahora. “Un secreto” —se llevó el dedo a los labios, en señal de silencio—. ¿Está claro?

Sí señor.

Puedes retirarte.

Con permiso.

Las puertas se cerraron y el adulto se quedó allí, fuera del despacho con un ligero temblor en las manos. Recordó que tenía un mini-micrófono oculto en aquella suntuosa oficina y salió de allí hacia uno de los baños. Conectó el manos libres de su celular, donde tenía la conexión y procedió a escuchar la charla.

Se lo dije, señor —Era la voz de Dylan, el perro fiel del líder—. ¿Qué haremos ahora?

Envía tres agentes. Tráelos a ambos —Mandó el viejo—. Vivos. No estamos seguros si Tom ya fue embarazado.

Llamaré a O’Connel y a su grupo.

Bien.

Saki dejó de escuchar y marcó un número con agilidad.

Tobi —habló con la voz claramente perturbada.

¿Qué te ocurre?

Debemos actuar ahora, en silencio y por nuestra cuenta —dijo con rapidez y resolución.

Detalles —Pidió.

Te los diré de camino. Voy bajando, prepara el coche.

&

Después de un grato y contundente almuerzo, los Knight se preparaban para tomar una ducha juntos, cuando un rudo golpe a la puerta de su departamento los preocupó.

Tom arrugó el ceño y abrió la puerta de golpe.

¿Qué? —preguntó prepotente.

Dos hombres enormes, le empujaron y entraron con él al salón. Bill casi dio un grito al ver a los gorilas mover tan fácilmente a su Tomi. Rápidamente su aura rojiza se encendió y fue en defensa de su “Mate”. Con una fuerza desconocida para él, golpeó fuertemente al más rubio de los dos, tumbándolo en el suelo.

Tobi —gritó el otro, soltando al de trenzas. Sorprendido de la previa acción del chico delgado.

¿Quién demonios son ustedes? —preguntó Tom, poniéndose frente a Bill como escudo, encendiendo también su energía de furia al ver a su familia en peligro.

Tranquilo Knight, hemos venido a ayudarles —dijo Saki poniéndose frente a los jóvenes—. Mi nombre es Saki y este, es mi compañero Tobi. Trabajamos para el Club Bohemio.

Esa fue la peor de sus presentaciones, pues con la sola mención del Club, la pareja se tensó y en un abrir y cerrar de ojos, Bill había corrido a la cocina en busca de un filoso cuchillo.

No queremos nada con el clan —aclaró el de trenzas.

Tranquilo. Como ya dije, venimos a ayudarles, pero debemos irnos pronto —Continuó el hombre—. Ellos vendrán en unos momentos y se los llevarán.

Saki —interrumpió el otro—. Déjame a mí —Miró a los chicos, que se veían atemorizantes con esas auras irradiando poder, pero a la vez, se veían demasiado jóvenes para sufrir el cruel destino que les depararía el clan—. Ellos saben que son los padres del elegido. Si no quieren que ellos les quiten a su bebé. Vengan con nosotros.

Bill estaba completamente engrifado, tanto como un gato furioso, pero algo hizo clic en la mente del trenzado, quien asintió.

Tom, no —Le advirtió el pelinegro.

Hay que salvar a nuestro hijo, Billa —susurró el mayor y se fue al cuarto—. Empacaré algo ligero. Puedes ayudarme si quieres.

No te dejaré ir solo —Anunció el menor y corrió con su pareja en busca de sus cosas.

En tan sólo unos minutos estaban listos con dos bolsos llenos. Tobi y Saki los esperaron pacientemente con los semblantes serios. Aún faltaba lo más difícil, contarles la verdad de sus orígenes. En otras palabras, aclararles que ellos eran hermanos gemelos.

Bajaron en el ascensor y dejaron el Escalade de Tom en su lugar y siguieron a los adultos a una camioneta negra, gigantesca.

No hicieron más que entrar, cuando otro vehículo se estacionó. Los cuatro vigilaron a los hombres que bajaron de aquel coche, y como ajustaron armas de fuego en sus pantalones. Los Knight se tomaron de las manos y les vieron marchar.

Dios mío —susurró el pelinegro.

Lo hicimos justo a tiempo —Agregó Saki con una sonrisa.

¿Hay algún lugar en el que puedan pasar la noche? —preguntó Tobi, mirando a los chicos por el espejo retrovisor.

Vamos con Geo —susurró el de trenzas—. Él sabe toda la verdad.

Continuará…

¿Estarán a salvo con Georg? ¿Le dirán a Gus, o lo mantendrán en la ignorancia para evitar que algo malo le suceda? ¿Qué pasará con Hector y su familia? ¿Qué habrán hecho con Jorg? ¿Y qué le dirán al padre de Georg? ¿Le darán la recompensa? No se pierdan la continuación.

Escritora del fandom

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