Bueno, nuestra pareja ya se casó y ahora disfrutarán de lo mejor del matrimonio: la luna de miel. Esta es la primera parte de su aventura, espero la disfruten. Besos y gracias por venir a leer.
“Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 14: Luna de miel (Parte 1)
Tom despertó con la claridad del amanecer y vio una maraña de pelo negro sobre su pecho. Instintivamente, lo abrazó y besó su cabecita. Se levantó un poco, para ver el reloj que yacía en la mesita de noche y notó que marcaba las 9 am, era tiempo de ponerse en acción, ya que debían viajar esa misma tarde a las Maldivas.
—Bebé, cielo, cariño… es hora de levantarse —dijo besando la carita de su esposo.
—Quiero dormir un poco más —respondió el pelinegro, sin abrir los ojos.
—Esta tarde dormiremos en la isla amor. —Al oír esas palabras, el menor abrió los ojos de golpe.
—¿Esta tarde?
—¿No leíste el sobre? El avión sale hoy a las 2 pm.
—Oh Dios, tengo que empacar. —Se levantó volando y corrió al baño a ducharse.
Tom lo escuchó cantar feliz y sonrió. Claro, ni él ni su marido conocían esas islas. La directora les había dicho que era maravilloso estar ahí. Eran arenas blancas y agua cálidas. El mayor se sacudió el cansancio y comenzó a buscar un atuendo para él. Cuando lo tuvo listo, Bill salió del baño con una pequeña toalla amarrada a la cintura.
—Te ves muy sexy así. —Pero lejos de alegrarse, Bill lo miró un poco triste.
—Cielo, esposo mío, ayer era nuestra primera noche de bodas y la arruiné —dijo bajando la mirada.
—¿Por qué, cielo?
—Porque me dormí.
—Mi amor, nuestra relación no está basada en el sexo, además con lo que tuvimos en nuestra despedida de solteros fue bastante, creo que por eso estabas tan agotado. Además yo soy feliz con verte dormir en mis brazos, hayamos hecho el amor o no, para mí, tu sola compañía es reconfortante.
—Gracias Tomi, por tu comprensión, pero te aseguro que lo pasaremos genial en nuestra luna de miel, te lo garantizo. —Selló su promesa con un beso.
Tras desayunar se pusieron a preparar las maletas. Tom estuvo listo con sólo dos de ellas, pero Bill arregló cuatro. “Son cosas de embarazado”, dijo a modo de excusa y agregó un beso. El trenzado obviamente, no se podía negar a eso. Almorzaron algo ligero, más que nada porque el pequeño debía comer y luego, esperaron a la jefa, que llegó puntual a las 12.30 para llevarlos al aeropuerto. Como Tom ya había planeado un viaje con Bill, ambos tenían sus pasaportes al día, así que abordaron el avión sin ningún inconveniente.
—Tengo miedo Tomi, nunca he viajado en avión —susurró, apretando su mano.
—No te preocupes cielo —respondió su esposo, sosteniendo su mano—. Es como la montaña rusa, sólo que sin tantas vueltas.
—No me sueltes, ¿ok?
—Jamás lo haría, puedes apretarme para que te sientas mejor.
Una vez instalados en el avión, les dieron las indicaciones y despegaron. Bill le destrozaba la mano al trenzado, por los nervios que sentía, pero valientemente, Tom no se quejó para nada. Al estar en altura, el mayor lo acomodó contra su pecho y al verse relajado, Bill se durmió.
—Señores pasajeros, les informamos que el avión tocará tierra en 15 minutos. —Anunció la profunda voz del capitán.
—Billy, ya llegamos. —Con mucho cariño, Tom movió a su dormido esposo.
—¿En serio? —Su voz aún sonaba rasposa por el sueño.
—En unos minutos aterrizaremos.
—Qué bien, ya llegamos. —Con una sonrisa, le besó castamente en los labios y agregó—. Me muero de hambre.
—¿Quieres ositos de gomita? Siempre tengo un paquete a mano.
—¡Eres mi salvación! —Exclamó, con ojitos brillantes.
Al descargar las maletas, la pareja fue recibida por uno de los botones del hotel, ya que era “all inclusive”, y el chico los guió a la recepción, para proceder a registrarse. El trámite salió sin demoras y el mismo joven llevó el carrito con las maletas al bungalow que ocuparían. El lugar era simplemente sensacional, una “suite matrimonial”, enorme, solamente para ellos, por dos semanas completas.
—¡Es precioso! —Exclamó, totalmente sorprendido el pelinegro.
—Ninguna belleza se compara contigo amor. —Le elogió el mayor, abrazándolo contra su pecho.
—Eres muy cursi a veces, pero me encanta, eres todo lo que soñé, el amor ideal que siempre estuve esperando y no llegaba.
—Pero ahora estoy aquí y soy todo tuyo. —Estaban a punto de besarse y el estómago del moreno sonó como un rugido de león. Ambos estallaron en carcajadas.
—Creo que mejor cenamos algo, este bebé tiene mucha hambre.
—¿Quieres que nos traigan la comida o vamos al restaurant?
—Vamos, así conocemos más lugares.
—Lo que digas cielo.
Por su parte, Bill se sentía como una princesa de cuento de hadas con su príncipe azul, todo el lugar era hermoso y al ver la carta del restaurant, le dieron ganas de comerlo todo. Es que, en su opinión, estar embarazado no ayudaba mucho. Finalmente, ordenó muchas ensaladas y jugos tropicales. Ese día, gracias a Dios, Bill volvía a ser vegetariano. Tom lo observaba comer con una sonrisa en los labios.
—Esto está delicioso, mira prueba —dijo el moreno, sacando un trocito de mango de su ensalada tropical, con un tenedor y acercándolo a la boca de Tom. Él lo recibió y se saboreó los labios.
—Tienes razón, pero mi filete también está sensacional, ¿quieres un poco? —Ante eso, el menor arrugó la nariz.
—Creo que por hoy, paso de la carne.
—¿Mi bebé no te pide proteínas? —preguntó el trenzado, sin despintar su sonrisa.
—No puedo volver a decir que soy vegetariano, hasta que tu hijo nazca. —Alegó Bill, solo para molestarlo.
—No importa te quiero igual, con lechugas o sin lechugas, eres mi amado esposo. —El pelinegro no pudo evitar sonreír ante el comentario. Era verdad, ahora era oficialmente el esposo de Tom, nada de novios o parejas, era su esposo y se sentía muy bien decirlo.
—Te amo.
—Y yo a ti.
Cuando llegaron los postres, Bill se volvió loco, tanto dulce lo puso hiperactivo, así que cogió la mano de su amado Tom y prácticamente, lo arrastró al bungalow. Hoy lo compensaría por haberse quedado dormido en su primera noche de bodas.
Hicieron el amor dos veces, esta vez Bill dejó que Tom tomara el control, sentía que era lo que debía ser, que él se entregara al trenzado y que él lo tomaba para sí mismo. El pelinegro amaba hacer el amor, en especial ahora que estaba embarazado, se sentía demasiado sensible por no decir excitado, sin embargo Tom lograba hacer maravillas a su delgado cuerpo, así que sólo se dejaba hacer.
&
Por la mañana, el sol brillaba precioso en el cielo. Bill se sentía lleno de energías y saltó de la cama a la ducha. Tom le había prometido un paseo por la playa y una sorpresa.
—Antes de salir al sol, mi amor, debo ponerte bloqueador. —Sugirió el trenzado, tomando la botella blanca.
—Sí, no quiero terminar como jaiba —Ambos rieron.
—Ven aquí. —Pidió con cariño. Bill se puso a su lado de pie y Tom comenzó aplicándole la crema en la espalda. Recuerdo haber dicho que Bill estaba sensible, ¿verdad? Bueno, sentir las manos de Tom sobre su piel desnuda, no estaba ayudando mucho—. Voltéate —Mandó con voz dulce y procedió a aplicar la crema en el pecho y entonces, el moreno no pudo más y atacó su boca.
—Dios mío, me excitas demasiado —dijo jadeando y suspirando en sus labios.
—Vaya, no te detengas —respondió Tom, sonriendo.
Y así acabaron haciendo el amor nuevamente. Pasó la mañana, pero aun así salieron a pasear. Caminaron por la arena, cogidos de la mano, se miraban bobamente y de vez en cuando se abrazaban a la vista de todos. Tom llevaba una cámara digital y sacaba muchas fotitos de su adorado pelinegro.
De pronto, una chica muy guapa se les acercó, ella andaba con una amiga.
—¿Quieren que les saque una foto juntos? —Claro, la chica se percató que sólo salían solos en las fotitos. Tom asintió de inmediato y se puso junto a su esposo, posando— Digan… whisky… —Y clic.
—Muchas gracias —dijo el moreno, muy feliz.
—No hay por qué, hacen una pareja increíble, el amor que se demuestran es envidiable. —Tanto Tom, como el menor se sonrojaron.
—Es que estamos de luna de miel. —Agrego el trenzado, pasando el brazo por los hombros de su marido.
—Pues muchas felicidades y que disfruten su paseo.
—Adiós —dijeron ambos, mientras se alejaban.
La pareja siguió su camino y Tom continuó tomando fotografías, a Bill le encantaba y posaba como todo un modelo.
—¿Tomi, amor?
—¿Qué, cielo?
—¿Por qué tantas fotitos?
—Primero, porque desde hoy empezamos nuestro álbum de matrimonio, bueno en realidad ese empezó ayer, pero hoy comienza nuestra vida como una familia legal. Te sacaré muchas fotitos y a tu pancita mientras vaya creciendo. Pero hay otra razón.
—¿Otra?
—Sí, tu hermano Raúl quiere que le suba algunas fotos al facebook. Él quiere y respeta mucho a tu padre, pero te adora, porque eres su hermanito pequeño y no quiere sacarte de su vida y mucho menos a su sobrinito. —Los ojos del pelinegro se llenaron de lágrimas.
—¿En serio, Raúl piensa eso?
—La verdad es que según Esteban todos piensan así, todos tus hermanos, pero por no llevarle la contra a tu padre, no te lo dicen, aunque creo que cuando todos se enteren de nuestro bebé, pues las cosas cambiarán. Y él también me pidió fotos tuyas. —Bill volvió a sonreír.
—Me siento tan feliz, que quiero llorar.
—No, no, no nada de llanto, ¿qué tal un jugo tropical?
—Sí, la verdad me estoy muriendo de hambre.
—Vamos a almorzar entonces, mira que en la tarde te daré una sorpresa.
—Me encantan las sorpresas, Tomi. Vamos rápido a comer, ya quiero esa sorpresita —dijo sonriendo.
&
Después de un contundente almuerzo, la pareja se retiró a su bungalow a descansar un poco, aunque el más joven no quería perder tiempo para recibir su sorpresa. Tras una pequeña siesta, los esposos salieron nuevamente a la playa, pero esta vez, el de trenzas llevaba de la mano al pelinegro con dirección a un pequeño muelle. Ahí Bill se dio cuenta de su sorpresa.
—¡Motos acuáticas! —Exclamó con una tremenda sonrisa en los labios.
—¿Quieres dar un paseo? —preguntó insinuante su esposo.
—Claro, pero no sé usarlas.
—No te preocupes, yo manejo y tú te aferras a mi cintura.
—Que sexy —dijo sonriendo— ¿Qué estamos esperando?
Tras recibir las instrucciones y ponerse los chalecos salvavidas, la pareja se acomodó en la máquina y Tom partió. Las carcajadas de Bill eran música en los oídos de su esposo.
—¿Te gusta, cielo?
—Es maravilloso, Tomi, gracias.
—Esta fue una sugerencia de Eva.
—Pues hay que darle las gracias.
—Debemos tomar fotos.
—¿Qué? ¿Trajiste la cámara?
—Claro, hay que inmortalizar el momento. Me voy a detener. —Y así lo hizo. Con cuidado tomó su cámara y giró sacándole más fotos a su pareja, quien no podía despintar la sonrisa de su cara.
Después de jugar en el mar por un par de horas, el estómago de Bill rugió tan fuerte, que anunció el final del paseo. Regresaron a casa y se metieron a la ducha para sacarse los restos de bloqueador. Y aprovecharon para hacer el amor bajo el agua.
Al terminar de bañarse los chicos fueron al restaurant a cenar. Esta vez Bill cedió al impulso que le dio su bebé de comer un filete con muchas ensaladas. Tom le veía embelesado.
—Ah sido maravilloso este día contigo, amor —comentó el pelinegro después de comer su segunda copa de helado.
—Para mí, cada día que paso a tu lado es maravilloso.
—Lo sé, pero sabes a lo que me refiero, a lo del paseo en moto, fue tan genial.
—Y esa no es la única sorpresa que tengo para ti, cielo. —El chico abrió los ojos.
—¿Hay otra sorpresa?
—Sí cielo, y debemos ir a acostarnos, porque mañana debemos salir muy temprano para la sorpresa.
—¡Aaahhh, qué emoción! —Exclamó el pelinegro con un pequeño gritito.
—Si te gusto la moto de agua, amarás la sorpresa de mañana.
—No me digas eso, que no podré dormir de la pura emoción. —Afirmó, aplaudiendo como un niñito.
—¿Quieres algo más, o nos vamos a dormir?
—Vamos, pero no exactamente a dormir —dijo sensualmente, alzando una ceja.
—Acepto cualquier proposición tuya —respondió el trenzado, tomándole la mano y guiándolo de vuelta al bungalow.
Apenas entraron a su habitación, la pareja se besó apasionadamente y a ciegas llegaron hasta la cama. Con premura se quitaron sus vestimentas y se frotaban completamente desnudos.
—Te amo, Billy —susurró el de trenzas, al penetrarlo con suavidad.
—Aaahhh. —Suspiró el más pequeño—. Y yo te amo más.
—Eres mi regalo especial.
—Dentro de mí está tu regalo especial.
Extasiados por el placer, la pareja se movía acompasadamente, parecía que sus cuerpos estaban hechos el uno para el otro. La pasión los llevó a aumentar el ritmo, hasta que ambos alcanzaron la cúspide del placer. El de cabello liso, sucumbió y se durmió de inmediato, pero el de trenzas, había hecho una promesa. Se levantó con cuidado de no despertar a su amado y fue por su portátil, se conectó a internet y procedió a cargar las fotografías que sacó durante el día y las publicó en el facebook, para que sus cuñados pudieran disfrutar de su felicidad con Bill, tras agregar unos comentarios, cerró el computador y volvió a la cama al lado de su esposo, quien al sentirle, se abrazó a él y con un suspiro continuó con sus sueños.
& Continuará &
¿Quieren saber cuál será la siguiente sorpresa? ¿Traerá alguna consecuencia publicar las fotos en facebook? ¿Las verá el reverendo en algún momento? ¿Podrán seguir los chicos con su felicidad? Para saberlo, los invito a seguir con la lectura. Muchos cariños para todos.