La historia está terminada y como dije, es un fic demasiado dulce, aquí no hay drama, puras cosas buenas le suceden a la pareja, así que si están de humor para un mundo “color rosa”, esta es su historia.
“Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 17: Babyshower
& 4 ½ meses, lunes &
& Tom &
Sonó la alarma y estiré el brazo para apagarla. Billy se removió en mis brazos, pero no hizo ningún ademán de levantarse. Le besé el pelo y aspiré su aroma.
—Vamos, dormilón, hoy volvemos al trabajo.
—Pero tengo frío.
—Bill, pequeño, mírame. —Él así lo hizo—. Cariño, no habíamos hablado de esto, pero si no quieres seguir trabajando, sólo tienes que decirlo y está hecho.
—Tomi —me sonrió dulcemente—. Estoy embarazado, no inválido.
—No, amor, lo digo porque estás más cansado, más sensible a la temperatura, más emocional y tal vez te gustaría quedarte en casa. Sólo piénsalo, ¿sí?
—Yo quiero estar donde tú estés, si estoy solo todo el día, me lo voy a pasar llorando como una Magdalena.
—Sólo piénsalo.
—Está bien. Ahora levantémonos o llegaremos tarde.
Nos fuimos al trabajo y dejé a mi esposo en su clase de música y yo me fui a mi salón. A los cinco minutos de haber empezado, la directora me llamó a su oficina, fui corriendo pensando que se trataba de Bill.
—¿Qué pasa? —pregunté preocupado.
—Oh, no es nada grave, Tom, bueno… no aún… —dijo mirando al techo.
—¿De qué habla?
—Mira, Tom, esto se salió de mis manos.
—Me está asustando —dije sincero, sería sobre Bill y yo, ¿habrán reclamado las mamás?
—Se trata de ustedes, más bien de Bill.
—Si hay algún reclamo, no tengo problema en renunciar y llevarme a Bill. —dije resuelto.
—¿De qué hablas, Tom? No es nada como eso —respondió alzando las manos, como desechando la idea.
—¿Entonces?
—Las niñas se enteraron del embarazo de Bill.
—Oh, Dios mío, ¿pero cómo?
—Al parecer los espiaban y se enteraron.
—¿Y qué consecuencias trajo?
—Una revolución, a nivel de alumnas y apoderados.
—¿Es muy grave? —me estaba asustando.
—Para nada. Todas están tan emocionadas que en estas semanas de vacaciones han organizado una fiesta.
—¿Una fiesta? —pregunté confundido.
—Sí, un babyshower, la fiesta de bebés.
—Ya veo, pero se hace cuando el bebé está por nacer —dije recordando algo.
—Sí, pero las chicas no podían aguantarse y lo quieren hacer mañana. De hecho, iba a ser hoy, pero debía contarte antes.
—¿Y por qué dice que se fue de sus manos?
—Porque será algo grande, con muchos regalos y cosas. Es que todas las personas relacionadas con esta Academia quieren ser parte de este embarazo. —Respiró hondamente—. Ahora necesito de tu ayuda.
—¿En qué?
—Necesito que finjas que estás enfermo. Te mandaré a casa a descansar y a Bill a cuidar de ti. Y no puedes aparecer aquí hasta mañana.
—Bien, lo haré.
—Y mañana debes impedir que Bill coma, porque aquí habrá de todo.
—Hecho. ¿A qué hora me enfermo? —dije sonriendo.
—Ahora mismo. Ve a la enfermería, yo voy a buscar a Bill.
Era genial, ahora no sólo contábamos con el apoyo de los amigos, sino de toda la Academia, siendo así, Bill no va a querer dejar el trabajo, se sentirá más querido y acompañado. Estamos recibiendo bendiciones del cielo. En verdad Bill es un suertudo.
Me fui a la enfermería y la chica de ahí ya sabía el plan y me puso un termómetro en la boca. Después llegó Bill corriendo y angustiado, pobrecito.
—¿Tomi, estás bien? ¿Qué sientes? —Preguntó tocándome la frente.
—Me duele mucho la cabeza.
—Debe ser cansancio —dijo la enfermera sacándome el termómetro—. Tiene un poco de fiebre. Señora Albornoz, creo que el profesor debe retirarse a descansar.
—Tiene razón. ¿Tom, puedes manejar a casa?
—Eso creo.
—Bien, te vas a descansar y Bill, debes cuidarlo. Los dos se toman el día y los quiero de vuelta mañana, ¿está bien?
—Gracias, Eva —dijo mi moreno, ayudándome a caminar— ¿Tomi, estás seguro que puedes conducir?
—Sí, no es para tanto. —Tuve que aguantar las ganas de reír, nunca había estado en una situación así, fingiendo una enfermedad, de verdad quería estallar en carcajadas, pero al ver los mimos y atenciones que me daba Bill, me empecé a aprovechar de la situación—. ¿Amorcito, me podrías cocinar algo rico?
—Claro, cielo, te haré una sopita para que mates el virus.
—Pero quiero probar tu riquísima lasaña —pedí haciendo un puchero.
—Bueno, si eso te hace sentir mejor, lo haré.
—Gracias, mi vida.
Bill me consintió en todo lo que pudo, yo me sentía en la gloria. Después de comer nos fuimos a recostar un rato.
—¿Cómo te sientes, Tomi?
—De maravilla, con todos tus cuidados puedes resucitar a un muerto.
—Ja, ja, ja, ja, ja.
—Billy, pronto tendremos que hacer las presentaciones.
—Lo sé.
—Eva me pidió que presentara algo contigo.
—¿En serio? ¿Y por qué no me habías dicho?
—La verdad, con lo del matrimonio y la luna de miel, me había olvidado.
—Y has pensado en algo.
—Sí, hay una canción que me gusta. Yo tocaría la guitarra y tú cantarías. ¿Quieres ensayar?
—Sí, ¿por qué no?
(El tema es “More than words” de Extreme)
—Me encanta la canción —dijo emocionado mi pequeño—. Además, tus coros son espectaculares.
—Mentira, yo canto horrible.
—No, eres increíble, me he casado con todo un artista. Te amo.
—Y yo te amo más.
& Martes. Bill &
Escuché la alarma y sentí que Tomi la apagó. Lo abracé no queriendo salir del calor de la cama.
—¡Mierda! Puse mal la alarma.
—¿Qué?
—Estamos atrasados, Bill. ¡Vamos rápido!
—Ahí voy —me metí al baño yo primero porque soy el más lento. Tenía un hambre atroz—. Ya estoy listo —dije cansado.
—Bien, vamos.
—Tengo hambre —dije con un puchero.
—No hay tiempo, ya comerás en la cafetería.
—Pero necesito algo dulce y empalagoso… Tomi es un antojo —agregué con drama.
—Tengo gomitas de oso en el auto. Ahora, vamos —respondió muy serio, pero en el auto su expresión cambió, se veía expectante y feliz.
—Estás raro… ¿me ocultas algo? —Pregunté intrigado, él sonrió y entonces estuve seguro que lo hacía—. Vamos, dime.
—¿Qué quieres que te diga? —Preguntó aún sonriente.
—Tú no sabes mentir, Tomi, dime qué me ocultas.
—Nada, de verdad. —Era mentira, pero le seguí la corriente, por su tranquilidad no podía ser nada malo, al contrario, lo sentía muy contento. Parece que el estar embarazado me ponía más sensible y mi conexión con Tom estaba más a flor de piel. — Debemos pasar por la oficina de Eva para decirle que hoy me siento mejor.
—Está bien, vamos —entramos a la oficina y Eva tenía una enorme sonrisa.
—Hola, guapos, ¿cómo amanecieron hoy? ¿Tom, estás mejor?
—Mejor que nunca —contestó sonriendo, en verdad este par tramaba algo.
—¿Y tú, bombón, estás bien?
—Muerto de hambre, pero bien.
—Te acompañaré a la clase de música y luego te llevaré algo de comer. ¿Quieres algo en especial? —Preguntó preocupada.
—Algo muy dulce y empalagoso, de verdad es un antojo —dije tocándome la pancita.
—Bien. Vamos Tom, acompañémoslo.
Realmente estos dos se traían algo entre manos. ¿Qué será? ¿Algo de las presentaciones? ¿O será otra cosa?
Me extrañé de no oír ruidos de chicas corriendo por los pasillos, de hecho todo estaba demasiado silencioso. Esto parecía un sueño de terror. ¿Y si aún estaba dormido y ahora salen los zombies de la Academia para cazarme y comerme? >.< Me aterré. Apreté la mano de Tomi para darme ánimo. Noooo, van a abrir la puerta del salón, ahora viene los zombies >.< moriré. Despierta Bill, despierta de una jodida vez. No dejes que te coman >.<
La puerta se abrió lentamente, estaba oscuro adentro. Nooooo, no quiero morir >.< de pronto se oyó un grito estruendoso.
—¡Felicidades, tío Bill! —abrí los ojos y las luces se encendieron— ¡Felicidades por tu bebé! —otro grito y entonces comprendí que no estaba soñando.
—Wow, ¿qué es esto? —Pregunté con una enorme sonrisa.
—Es el babyshower de tu bebé, tío Bill. —dijeron las niñas a coro, se nota que se habían preparado para sorprenderme.
—¿Cómo lo supieron? —una pelirroja se acercó a mí.
—Eso no importa ahora, tío Bill, en representación del alumnado de la Academia de música —dijo solemnemente—, nosotros queremos hacernos presentes en este estado mágico que estás viviendo junto al profesor Kaulitz. Ahora que su familia ha empezado a crecer, queremos que sienta todo nuestro apoyo y el de nuestros padres, por eso ahora que ya ha pasado el tiempo de peligro, hemos querido prepararle el babyshower al bebé y nos auto-nombramos las “madrinas” y “padrinos” oficiales del bebé.
No pude evitar derramar lágrimas al oír estas palabras. Estas chicas habían aceptado mi amor con Tom y ahora aceptaban a nuestro pequeño sin ninguna duda, ni siquiera les extrañaba que yo, siendo hombre, fuera a concebir, esto era simplemente maravilloso.
—Gracias —dije con la voz cortada. Tom me abrazó—. Esto significa tanto para mí, que no me encuentren raro, es muy importante para mí. —No pude evitarlo y lloré.
—No llores, tío Bill, te queremos mucho y sabemos que eres especial al traer al mundo a un bebé —dijo una chica rubia con ondas en su pelo.
—Por eso pensamos que el bebé es muy especial, es un regalo especial enviado del cielo —agregó la pequeña Samanta.
—Y queremos darle todo nuestro cariño, siempre y cuando tú estés de acuerdo.
—Claro que estoy de acuerdo. Gracias chicas —dije esta vez más repuesto—. Las hormonas me hacen llorar. —Todas sonrieron.
—Chicas —dijo Eva—. Tío Bill quiere comer algo dulce y empalagoso, ¿qué le pueden ofrecer?
—¡La súper torta! —respondió la pequeña Roberta, cantaba precioso, era de mi clase—. Mi mamá hizo esta torta especialmente para ti, tío Bill. —me alcanzaron un trozo y la probé.
—Oh, Dios mío, está delicioso. —No sé qué cara puse ya que todos sonrieron.
—Bien, todos a comer —mandó Eva—. ¿Le pueden traer chocolate caliente a Bill? —Una mamá se puso de pie y prácticamente corrió a atenderme.
—Muchas gracias —Tomi sonreía y bebía su chocolate caliente—. ¿Tú lo sabías, cierto?
—Era una sorpresa —me dijo sonriendo—, no podía contarte.
—Pero tuve pensamientos extraños y tú… tú… —me besó.
—Disfrútalo, es para celebrar al bebé. —Comimos muchas cosas, estaba fascinado.
—Por eso no querías que desayunara esta mañana, ¿cierto? —él solo asintió.
—¡Los regalos! —Gritaron las chicas después de una hora de comer y conversar.
—Yo primero. —Se puso de pie una mamá, muy bien vestida—. Alice, trae el regalo. —llamó a su hija, quien entró con un cochecito de bebé, pero tamaño Jumbo, era gigante.
—Oh, wow —dije mirando el cochecito.
—Este es nuestro obsequio. Si te das cuenta viene con una sillita para que puedas ponerlo en el vehículo y sacarlo a donde tú quieras. Y si son dos, pues te traigo otro.
—Muchas gracias —tanto Tom como yo la abrazamos.
—Ahora yo —dijo una mamá que parecía una lola, demasiado guapa para su edad—. Soy diseñadora de modas y me encanta tu estilo, y no quiero que lo cambies mientras estés embarazado.
—Claro que no —dije sonriendo.
—Entonces yo me encargaré de vestirte durante este tiempo. Me he asesorado de la información que me ha proporcionado Eva para hacerte unas prendas. Me gustaría que te las probaras ahora, si no es molestia.
—Pero ahora estoy más panzón —dije un poco cohibido.
—Ya lo sé, has aumentado 10 cm de vientre desde tu matrimonio.
—Wow.
—Vamos, pruébate la tenida —pidió mi Tomi—. Yo te acompaño. —Tomé la bolsa que me pasó y me fui al baño. Tenía dudas, pero cuando vi la ropa la encontré espectacular y me moría de ganas de que me quedara. Me desvestí y me puse las prendas nuevas.
—¿Tomi, cómo me queda?
—Te ves, espectacular. —El espejo que había le daba la razón a mi esposo. Me sentí realmente bien.
—Vamos entonces. Esta mujer tiene un gusto exquisito. —Volvimos al salón. Todos voltearon a verme, sentí mis mejillas arder—. ¿Cómo me veo? —Pregunté vanidoso y las chicas me silbaron.
—Gracias —le dijo Tomi a la señora—, mi esposo se ve muy sexy, ahora no tendré sufrir cuando me diga que está gordo, porque con tu ropa se seguirá viendo hermoso.
—Es que él es hermoso por naturaleza, yo sólo me dedicaré a realzar su estilo.
—Muchísimas gracias —le dije abrazándola—. Este era mi peor miedo, verme feo, porque la ropa de embarazada es de mujer y no podía ni imaginar qué me pondría cuando mi pancita creciera.
—Mi regalo de directora —dijo Eva—, fue habilitar una sala para cuando te sientas cansado. Sé por experiencia, que después del quinto mes querrás pasar durmiendo. ¿Quieres verla?
—Por supuesto —me tomó de la mano y fuimos a una sala pequeña, estaba pintada en tonos pasteles y tenía una cama, que lucía muy cómoda, cortinas a tono de las murallas y una alfombra preciosa—. Se ve tan confortable que ya me entró sueño. Je, je, je.
—Me parece bien. Cuando estés cansado te vienes a descansar aquí, estás completamente autorizado.
Así fueron dándome regalos todas las mamás presentes. Cuna, pintura para la pieza del bebé, ropita y zapatitos en todos los colores y formas, perfumes y productos para el bebé, pañales… toneladas de ellos en todos los tamaños para las diferentes edades de mi pequeño, alimentos, leches para el bebé y para mí, regalos para mí, cremitas para mi pancita, para que no me salieran las tan temidas estrías.
Estuvimos reunidos ahí hasta la hora del almuerzo y entonces, Eva nos dejó en libertad para irnos a casa, para que los de la limpieza procedieran a desarmar el salón, que por cierto había sido adornado con globos, luces y cintas, en fin todo estuvo realmente hermoso. Claro, como no estarlo, si habían dos mamás que eran expertas en diseñar eventos, me sentí tan profundamente tocado por todo el babyshower, que lloré varias veces con los regalos, canciones, poemas de las chicas.
&
Cuando llegamos a casa, sólo quería descansar y dormir. Tomi fue al baño a prepararme una tina de agua caliente. Me desnudé bajo su atenta mirada y me ayudó a entrar en ella.
—Ahora te relajas y te acuestas a descansar.
—Creo que voy a dormir todo el invierno —le dije sonriendo.
—¿Has pensado en lo que te dije ayer?
—¿En lo de dejar el trabajo? ¿Acaso estás loco? Con todo el amor que me demostraron a mí y al bebé, creo que tengo el mejor trabajo del mundo.
—Tenías razón, eres el hombre más suertudo del mundo.
—Lo soy, por tenerte a mi lado. Te amo, Tomi.
—Y yo a ti.
& Continuará &
¿Seguirá yendo todo tan color de rosa? ¿O habrá problemas? ¿Volverá a aparecer Chantelle? ¿O peor, el papá de Bill?