Notas de MizukyChan: Como les decía anteriormente, creo que ha llegado el momento de decirle adiós a este fic, espero que les guste esta idea. Doy las gracias a Crazy4Bill, quien siempre me animó a relatar las historias de este cachorro.
“Pumba y sus amigos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Pumba y Scotty
La luz del sol se estaba apagando, cuando las mascotas Kaulitz escucharon movimiento nuevamente dentro de la casa.
—¿Dónde están mis bebés? —Preguntó la voz de papi Bill, quien salió al jardín luciendo solo una bata blanca, muy mullida y calientita.
—¡GUAU! —Ladró Pumba, corriendo con sus patitas cortas, para alcanzar a su padre que se veía feliz.
—Hola belleza. —Acarició detrás de las orejas de su cachorro, antes de volver a hablar—. ¿Alguien quiere galletas especiales?
—¡GUAU! —respondió con la misma fuerza el pequeño y luego otro ladrido se unió la suyo. Era Durkas, quien sonreía, le encantaban las galletas especiales después del “cuchi-cuchi”
Tom se asomó a ver a su familia y sonrió. Su favorito se acercó y lo empujó, para presionar la entrega de las preciadas galletas.
—Vaya, alguien está ansioso.
Fue el mismo Tom el encargado de preparar los platos con las galletas especiales y cambiar el agua de los pequeños. Mientras Bill, lo admiraba con una sonrisa boba en los labios.
—Te amo, Tomi, me siento como en los viejos tiempos.
—Lo sé, como cuando estaba Scotty. ¿Te acuerdas?
—No podría olvidarme de él nunca. —Afirmó el rubio y siguió disfrutando de ver a sus hijos comiendo.
Cuando terminaron, los animaron a sentarse con ellos en la sala, donde pusieron algo de música suave y compartieron anécdotas del día.
—¡GUAU! —Ladró Durkas, señalando con el hocico, los álbumes de fotografías.
—¿Quieres ver fotos, compañero? —Preguntó el castaño, sentándose a su lado para sacar un álbum en particular. Era uno totalmente dedicado a las mascotas de la familia Kaulitz.
Tom arrugó el ceño y Durkas le dio una lamida en la mano.
—¿También lo extrañas? —Preguntó su padre y Bill hizo un puchero.
—¿Sabes, Pumba? —Habló el rubio, con el cachorro en sus piernas—. Antes de que tú llegaras a nuestra casa, tuvimos otro hijo.
—Su nombre era Scotty —comentó Tom, acariciando la cabeza del moteado, que miraba sin parpadear, la imagen de su hermano mayor, un perrito completamente negro, con mirada brillante.
—¡GUAU! —Pumba alentó a sus padres para que continuaran con la historia y recordó lo que Durkas le había relatado sobre las muchas veces que fue al veterinario para acompañar a su hermano que estaba muy enfermo.
—Scotty fue un perrito muy valiente —dijo Bill, buscando mirar a su bebé, quien parecía ponerle mucha atención, cosa que agradaba al humano, quien estaba seguro que Pumba era muy inteligente—. Nosotros lo rescatamos cuando sus antiguos padres lo tiraron para morir.
—La abuela y nosotros lo cuidamos mucho, hasta que sanó. —Agregó Tom, con una sonrisa—. Scotty se sentía muy agradecido de nosotros, porque se portaba como un perrito muy bueno.
—¡GUAU!
—Una vez, estábamos jugando en la nieve —comenzó Bill y su mirada se oscureció—, era invierno y hacía mucho frío. Tom y yo nos acercamos a un río congelado. Creímos que todo estaba bien y yo me subí sobre el hielo para coger una pelota, creo, no lo recuerdo muy bien… pero el hielo cedió y yo caí al agua fría. Creí que moriría. —Las manos de Bill temblaron sobre el pelaje de Pumba, quien soltó un gemido de temor.
—Yo corrí en busca de ayuda —dijo papi Tom—. Pero quien verdaderamente ayudó fue Scotty.
Pumba alzó la cabeza sin podérselo creer.
—Es cierto. —Afirmó el rubio—. Scotty se lanzó al agua helada y nadó hasta mí, cogió mi ropa con su hocico y me arrastró hasta la orilla, justo cuando llegaron los adultos para sacarme.
—Pero sin Scotty, Bill habría estado mucho tiempo en el agua fría, cosa que lo habría convertido en alguien muy enfermizo. Scotty fue un héroe. ¿No es así, Durkas?
—¡GUAU! —Afirmó el can moteado.
La familia continuó disfrutando de esa velada, hasta que las manecillas del reloj avanzaron y todos empezaron a bostezar.
—Es hora de dormir, mis pequeños. —Anunció Bill y tras poner el pijama al cachorro, se retiró a dormir.
Pumba soltó un gran suspiro y luego se hundió en un cojín.
Su hermano mayor, que había aprendido a conocerlo, notó su intranquilidad y preguntó—¿Qué te sucede, pequeño? ¿Te duele otra vez la panza?
—No, no es eso.
—¿Qué pasa?
—Tengo miedo, Durkas.
—¿De qué?
—De no ser lo suficientemente grande para ser parte de la familia Kaulitz —respondió, soltando otro suspiro.
—No digas bobadas, pequeño. Todos te adoran, hasta hemos hecho travesuras contra los humanos indeseables. —Durkas soltó una risa perruna, que a Pumba le recordó al hombre del traje rojo que decía “jo, jo, jo”
Olvidando el asunto, los perritos cerraron los ojos y se dispusieron a dormir.
Tan pronto escuchó los ronquidos del mayor, Pumba alzó una patita para cubrirse una oreja, no quería que se repitiera el insomnio como con los ronquidos de Buddy.
—Todavía no cambia, es tan ruidoso —dijo una voz cerca del cachorro, quien abrió grandemente los ojos, buscando quien había dicho eso.
—¿Quién eres tú? —Preguntó al ver a un perrito negro, echado cerca de ellos.
—Soy Scotty, he venido a visitarte, Pumba.
El cachorro dio un saltito emocionado y se acercó al otro can—. He oído mucho sobre ti —dijo con orgullo—. Eres un héroe para esta familia.
—¿En serio? Yo creí que era todo al revés. —Scotty le ofreció una sonrisa al pequeño y continuó—. Los gemelos son los héroes para mí. Ellos me salvaron y cuidaron de mí hasta mis últimos días. Y no solo eso, ellos me dieron un hermanito hermoso a quien cuidar.
—Durkas… —dijo Pumba, atando las ideas.
—Sí, mi querido hermano Durkas. —Soltó un suspiro—. Ahora he venido a conocerte. En el cielo de los perritos nos dejan bajar de vez en cuando, para dar mensajes y esas cosas.
—Oh. —Pumba se sorprendió—. ¿Quieres dejarle un mensaje a Durkas?
—No, el mensaje es para ti, pequeño Pumba —respondió el perrito negro—. Quiero que sepas que así, tal como estás, eres perfecto. Los papis te aman y Durkas también te ama. No necesitas arriesgarte, ni hacer cosas bobas para parecer un héroe, porque ya lo eres. Hasta las mascotas del humano Alex te admiran mucho —dijo para finalizar.
—¿Hablas en serio?
—Vengo del cielo, no podría mentir. Así que, Pumba, bienvenido a la familia Kaulitz.
—Wow.
—Ahora, ve a dormir, yo velaré sus sueños desde las alturas, como en las nubes del Rey León.
Pumba sonrió emocionado y cerró los ojitos, feliz de estar en el mejor hogar del mundo, con su familia y sus amigos. Suspiró y susurró—. No hay mejor lugar que el hogar.
& FIN &
Espero les haya gustado. Me divertí mucho escribiendo sobre este perrín y sus amigos caninos. Este es más que nada un “hasta pronto”. Porque pueden surgir nuevos drabbles o one-shots de regalo, todo depende de las nuevas fotos y videos de los papis Kaulitz.
Besotes para todos y nos vemos en la siguiente aventura. Y no olvides leer los «Especiales de Pumba»