Notas: Hola gente bella. Hoy no tenemos banda sonora, pero sí un nuevo enfrentamiento con el mal. ¿Quién saldrá victorioso? Los invito a leer para averiguarlo. Besos.
“Maldición II: Cazadores de Demonios” Fic Twc / Toll de MizukyChan
Capítulo 18: Cacería demoníaca II
La noche llegó pronto y los cazadores se dispusieron a formar una disimulada caravana, siguiendo el auto de Tom y Bill, las carnadas de esta operación.
Dentro del vehículo, el pelinegro se sentía un poco angustiado, sabía que ahora que había recuperado la totalidad de sus poderes angélicos, era muy posible que los demonios lo sintieran y lo atacaran directamente a él. Temía por el bienestar de su amado Tomi y por el resto de los cazadores. Bill sabía muy bien que si se desconcentraba en la batalla con tres demonios a la vez, podría resultar letal, no para él debido a su condición de ángel, pero sí para el resto de sus compañeros, que pese a estar entrenados no podrían luchar de frente a estos malvados seres.
—Te ves preocupado, cariño. —Lo sacó de sus pensamientos el de trenzas.
—Lo estoy. Debemos ser muy precavidos Tomi, son tres. Yo soy fuerte, pero si uno de ellos se me escapa, irá por ti y podría… —No pudo terminar la frase.
—¿Matarme? No lo hará, aunque no me guste admitirlo soy mitad demonio y eso me hace fuerte —dijo el trenzado, sin apartar la vista de la carretera.
—No quiero que uses tus poderes oscuros, Tomi. —Pidió el moreno sujetando su mano.
—No lo haré si no es necesario, te lo prometo. No me hace feliz saber que tengo la ventaja por poderes malignos. Así que no te preocupes. —Ambos sonrieron.
—Escucha eso, Tomi. —Se oyó un aullido a lo lejos.
—Parece un perro. ¿Es él? —Preguntó para asegurarse.
—“Irvene” —respondió el pelinegro—. Se oyó cerca, puede ser en ese callejón. —Indicó una calle a mano derecha.
—Vamos por él. —Sentenció el de trenzas. Mientras el moreno, llamó a los demás para informarles de su paradero.
Bajaron del auto y pudieron ver el vaho de sus alientos.
—Están todos aquí, Tom, ten cuidado. —Mandó Bill, tomando su katana con fuerzas. Al acercarse vieron a dos hombres fornidos y un perro entre ellos.
—Han poseído personas, Bill —susurró preocupado el de trenzas.
—Lo sé, pero “Irvene” está en su forma bestial. Tom, sus fauces y garras son demasiado filosas, debes mantenerte alejado de ellas. —Pidió el pelinegro, sin dejar de avanzar.
—He leído sobre los perros del infierno y créeme, no dejaré que me haga daño —contestó seguro el trenzado.
Continuaron hasta estar casi de frente a los demonios.
—Son solo dos —dijo decepcionado uno de los demonios.
—No importa, está al que estamos buscando —contestó el otro, sin mencionar el nombre de su compañero—. Ya te has recuperado, Miguel, espero que no me menosprecies esta vez —dijo el hombre con sus ojos totalmente obscurecidos por la posesión demoniaca.
—“Chernobog” esta vez te acabaré con mis propias manos —respondió el pelinegro, apretando los dientes.
—Calma, Bill, solo quiere provocarte —susurró el de trenzas.
—¿Quién es tu compañero? —Preguntó el otro demonio.
—Eso no es de tu incumbencia. —Gritó Tom.
—Tienes razón, tú no vales la pena. ¡Perro, a él! —Mandó con voz potente y en un segundo, el perro del infierno corrió para atacar al trenzado.
—¡Aaahhh! —Gritó Bill, alzando su katana y corriendo en dirección de los otros dos.
—Te tengo —dijo Tom, al sujetar las garras del perro que se le vino encima. Sin embargo, la fuerza de éste era extrema y para mantenerlo atrapado, Tom necesitaba más fortaleza, la que fue sacando de su lado oscuro y poco a poco sus ojos se fueron volviendo negros del todo.
El grupo de cazadores que corrió en ayuda de sus amigos, vio con espanto la lucha entre Bill y los dos demonios con forma humana, pero estaban más preocupados por ayudar al trenzado, quien se veía cada vez más agotado con algo atacándolo fieramente.
—¡Haré la trampa! —Gritó Biagioni, corriendo en dirección a Tom.
—¿Por qué no podemos verlo, papá? —Preguntó Chantelle al referirse al perro.
—Porque es un perro del infierno, solamente los condenados pueden verlos —contestó su padre, tratando de apuntar con su arma a la criatura—. Rayos, no puedo disparar, le podría dar a Tom. —Se quejó y bajó el arma.
—¡Los acabaré malditos! —Exclamó Bill en un grito, empuñando su katana contra “Soplo”, quien había convertido su flauta en una espada.
—Vamos Miguel, ni siquiera te estás esforzando y ¿qué es esa cosa? No es tu verdadera arma —dijo en una burla, enfureciendo al otro demonio por ser menospreciado.
—¿Y qué esperabas? Ustedes no valen la pena, son solo demonios de medio pelo —Levantó su mano y enfocó su energía contra “Chernobog” y éste salió disparado, cosa que Bill aprovechó para atacar a “Soplo” con su katana, en un rápido movimiento, le lastimó un brazo.
—Aquí Bill. —Gritó Biagioni, quien había terminado la trampa alrededor de Tom y el perro.
—Bien. —Usando el poder de su energía el pelinegro arrastró a “Soplo” y lo arrojó dentro de la trampa y entró junto a él. Esta vez, con un certero golpe de su espada, lo decapitó. La cabeza humana cayó sin control y un espeso humo negro salió de allí queriendo escapar.
—“Soplo” Exorcisamus te omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas, ominis incursio infernalis adversarii, ominis legio, omnis congregatio et secta diabólica. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén. —Recitó el Padre Jost y el humo desapareció en una columna de fuego.
—¿Tom, estás bien? —Preguntó Biagioni acercándose al trenzado.
—¡Tom! —Gritó Bill, pero el otro demonio se recuperó de su ataque y quería huir.
—¡Ve por él, Bill! —Le gritó Chantelle al ver la escena. Disparando balas de sal al demonio, para evitar que huyera del lugar.
—¡Maldición! —Gritó el moreno y salió corriendo tras “Chernobog”.
—Maldita criatura —susurró el trenzado, forzando sus brazos a todo lo que podían, arrancándole un brazo al perro infernal, que lanzó un aullido lastimero.
—Sal de ahí, Tom, está en la trampa, no podrá escapar. —Tom se puso de pie asintiendo y al tratar de salir, el perro infernal dio un brinco y le mordió el brazo, como en venganza por lo que acabada de hacerle.
—¡Aaahhh! —Gritó de dolor el de trenzas, era verdad todo cuanto había leído, el ataque de un perro del infierno, dolía como una mierda. Sin embargo, su lado oscuro aún estaba en su sistema y en vez de lamentarse, su cerebro gritó “Venganza”. Se abalanzó sobre el animal y con su fuerza demoniaca, le arrancó una de las patas traseras— ¡Te gusta eso, maldito! —Le gritó y sus manos ahora fueron hacia su hocico el que machacó de un solo golpe.
El Padre, al ver con horror que Tom era absorbido por su lado oscuro, comenzó el exorcismo.
—“Irvene” Exorcisamus te omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas, ominis incursio infernalis adversarii, ominis legio, omnis congregatio et secta diabólica. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén —Concluyó, haciendo que el animal se desintegrara en una columna de fuego azul.
—¿Dónde está Bill? —Preguntó exaltado el de trenzas aún con los ojos oscuros.
—Un poco más allá, puedo oír su espada —contestó Jost un poco confundido ante la actitud del trenzado. Sería cuestión de tiempo en que Tom fuera completamente poseído por su ser demoniaco y entonces… él sería el enemigo.
—¡Bill! —Gritó el de trenzas acercándose al sonido de metal chocando.
—¿Tom, estás bien? —Preguntó sin girar el pelinegro.
—Sí. —Fue lo único que dijo y corrió hacia el demonio que estaba ocupado, evitando la katana de Bill con un fierro. Tom se puso detrás de él y con un rápido movimiento lo tomó por los brazos inmovilizándole—. Vamos, Bill, hay que llevarlo a la trampa —dijo utilizando su fuerza, ignorando el dolor de la mordida del perro.
—Bien. —Casi a la rastra llevaron al demonio a la trampa.
—Ahora Bill, decapítalo. —Mandó el trenzado, el pelinegro lo miró y al ver la decisión en su rostro, le hizo caso. Se escuchó el golpe del metal rasgando la carne y luego el humo saliendo de su cuerpo.
—Ahora, Padre —Le animó el pelinegro.
—“Cernobog” Exorcisamus te omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas, ominis incursio infernalis adversarii, ominis legio, omnis congregatio et secta diabólica. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén —Terminó Biagioni y todos pudieron respirar.
—Tomi. —Se acercó el moreno a su pareja, preocupado al ver sus ojos negros por su lado demoniaco. El de trenzas lo miró y acarició su mejilla.
—Estoy herido —susurró y sus ojos recuperaron su color chocolate.
—Oh, Tomi. —Corrió a abrazarlo—. Vamos a casa, yo te sanaré —dijo besando sus labios.
—Vayan, chicos, nosotros limpiaremos el desorden —Sugirió John acercándose— Hicieron un buen trabajo —Les felicitó.
—Vayan a descansar. —Pidió el padre Jost.
—Yo manejaré, Tomi —Le ayudó a caminar y se pusieron en camino.
Media hora después estaban en casa y Tom se veía desmejorado, ya sin su poder demoniaco, su cuerpo era muy vulnerable y la herida dejada por el perro infernal, se veía bastante profunda.
—Es bastante dolorosa. —Se quejó al sentarse en la sala.
—Déjame quitarte la ropa. —Pidió el pelinegro y le dejó desnudo de la cintura para arriba.
—Al principio pensé que era solo el brazo, pero es más ¿cierto? —Preguntó pálido el de trenzas.
—Sí, es bastante profunda, pero puedo curarte —Afirmó seguro el moreno y puso la palma de su mano a una mínima distancia de la herida y una luz blanca apareció y le dio calor. Tom comenzó a sudar y gemir—. Estoy sacando el veneno, por eso duele —dijo tratando de tranquilizarlo.
—Quema. —Se quejó con los ojos cerrados.
—Es un milagro que no te desmayaras al instante de ser atacado —comentó sonriendo Bill.
—Es que soy muy fuerte. —Bromeó el de trenzas.
—Soporta un poco más y luego te lo compensaré, te lo prometo —susurró el pelinegro, concentrado en su trabajo. Unos quince minutos después, ambos tenían la frente perlada de sudor.
—El dolor ha desparecido, pero me siento completamente agotado —dijo Tom, tomando a Bill en sus piernas.
—Sí, yo también estoy cansado. —Se acomodó en el pecho de su novio a descansar.
—Te veías maravilloso esta noche, parecías un samurái con tu katana —Le elogió el trenzado, besando su frente.
—Tú fuiste muy valiente al enfrentarte “Irvene” completamente solo y usando solo las manos, eso es de locos —comentó Bill, mirándole a los ojos.
—Pero había que detenerlos. —Se defendió Tom.
—Creo que lo mejor será descansar, cariño —susurró acariciando su mejilla.
—Tienes razón, bebé, vamos a dormir. —Se levantaron y caminaron de la mano a su dormitorio.
El pelinegro despertó durante la noche y meditó sobre los acontecimientos ocurridos, se preocupó por la transformación de Tom, él no quería que su amado Tomi cambiara de personalidad, y aunque hoy el de trenzas pudo manejar perfectamente el cambio, no sabía si el lado diabólico de Tom algún día tomaría control total de su pareja. Lo miraba con el ceño fruncido hasta que el aludido abrió los ojos.
—¿Por qué tan serio, amor? —Preguntó, besando sus labios.
—Nada, solo cosas mías, perdona por despertarte. —Sonrió el pelinegro.
—Aún está oscuro. ¿No estás cansado? —Le volvió a besar.
—Ya no —contestó alzando una ceja—. ¿Qué tal si te recompenso por el dolor de la herida? —Sonrió con picardía.
—Me parece genial. —Se acercó y le besó profundamente—. No me gusta luchar, pero si cada vez que lo hagamos me vas a recompensar, entonces estoy listo para la siguiente batalla. —Le dio una sonrisa.
—Tampoco me gusta luchar, ni mucho menos ponerte en riesgo —dijo serio, pero Tom no le dejó continuar y le besó, pegando sus cuerpos y frotándose hasta aumentar el tamaño de sus erecciones— Aahh, Tomi. —Jadeó el pelinegro en la boca de su pareja.
—Te amo, pequeño, te amo con todo mi corazón. —Lo volvió a besar y metió sus manos debajo del pijama de Bill y apretó sus nalgas, haciéndoles soltar un gemido a ambos.
—Hazme el amor con pasión, Tomi. —Con unos pocos movimientos, ya estaban los dos completamente calientes y el trenzado con suma agilidad los despojó a los dos de sus ropas. Rápidamente tomó el lubricante y se puso un poco— Ya Tomi, de prisa —Pidió el moreno y abrió las piernas para que su pareja se acomodara mejor. En una suave estocada entró por completo en él— Aaahhh Toooooom —Jadeó el pequeño.
—Biiiilll —Gimió roncamente el de trenzas quedándose quieto esperando que su pareja se acostumbrara a la intrusión.
—Ya Tomi —Pidió el moreno y Tom obediente comenzó a moverse, lento al principio, pero el deseo era más fuerte y aumentó el ritmo, sacando gemidos de ambos.
—Gggrrrrrr —gemía Tom mientras golpeaba la próstata del moreno, haciéndole ver estrellas. La profundidad de las embestidas aumentó y pronto ambos alcanzarían el clímax.
—Oh Tomi, Tomi, Tomi —Gemía en el oído de su amante, cuando este le abrazó, profundizando más su encuentro si se podía.
—Ya, Bill, voy a a… —Gimió y sintió la semilla caliente del moreno en su vientre y se corrió fuertemente en su interior.
—Te amo tanto, Bill —dijo saliendo de él con sumo cuidado y poniéndose a su lado.
—Y yo te amo igual, cielo. —Lo besó con ternura.
—Hacerte el amor es el más grande regalo que la vida me puede dar, Bill —Confesó arreglándole un mechón de sus cabellos.
—Recibirte en mi cuerpo es la más grande prueba de amor que te puedo dar —contestó, besándolo con suavidad.
—Mi pequeño Bill, te amo tanto. —Lo abrazó y acarició su espalda desnuda.
—Espero que podamos arreglar todo esto de los demonios, para que podamos vivir en paz —susurró el pelinegro.
—Para que salgamos a pasear con Scotty y tengamos una vida ordinaria. —Terminó la frase por él.
—Lo sé, ya queda poco. Solo espero que las cosas no se compliquen a última hora —Pidió Bill mirando al cielo.
—Todo saldrá bien, cariño, estaremos juntos y todo saldrá bien, te lo prometo —Terminó el de trenzas y lo besó.
& Continuará &
¿Por qué se pueden complicar las cosas? ¿Acaso Bill tiene un presentimiento? ¿Podrán resolverlo? ¿O como dijo Tom, todo saldrá bien? Para saberlo, los invito a continuar con las lecturas. Besos y muchas gracias por la visita.