19: Sorpresas

Gracias por las lecturas y comentarios, aquí tienen un nuevo capítulo. 

Long-Fic original de MizukyChan

Capítulo 19: Sorpresas

Tom’s POV

Mi amado esposo cumplió cinco meses y medio de embarazo y esta tarde tendría revisión con el doctor Roy.

Como cada día, sale al jardín a hacer sus hechizos de energía. Hoy no pude evitar observarle desde la puerta y escucharle hablar. Llevaba una de mis playeras, incluso estando embarazado, le quedaba grande, pero se veía muy angelical.

—Debes cuidar a papi Bill. No moverte tanto y no dar tantas patadas, que ya voy a creer que serás jugadora de fútbol. No debes antojarme de cosas raras para no enloquecer a papi Tom, ¿está claro?

Lo abracé por detrás y puse mis manos en su vientre. La sentí patear muy fuerte y moverse mucho. No pude evitar elevar mi aura, de alguna manera quería sentir a Valerie como la sentía Bill.

—No, Tom… yo estoy bien

—No te preocupes, será sólo un poco —le dije, “sólo hasta que obtenga una respuesta” pensé.

Bajé mi aura y besé a Bill.

—Te pude sentir, cariño —le dije—. “Vale y yo cuidaremos a papá” eso fue lo que sentí.

—Y yo a ti cielo “Vale y yo cuidaremos a Bill”

—Creo que instintivamente estamos siempre presentes con el único afán de cuidar a la niña —le dije.

—Tú siempre eres protector, así que no me extraña.

—Y tú también lo eres, cielo —le dije—. Ahora te lo pasas hablándole a la bebé.

—Sólo quiero que reconozca mi voz.

—¿Y por qué no le cantas? —Sugerí—. Tu voz es preciosa —se sonrojó.

—Tú dices eso porque me quieres mucho —dice cubriéndose el rostro con las manos

—Es verdad, cielo —Escuchamos su estómago rugir y ambos reímos.

—Creo que la niña tiene hambre —dice para cambiar de tema.

—Cielo… no te lo tomes a mal, pero ¿no crees que estás comiendo demasiado? —esperé el llanto, pero nunca llegó.

—La verdad, tienes razón, estuve leyendo y es obvio que quiera comer más y más a menudo, pero creo que es demasiado. Voy a quedar todo deforme después del parto.

—Pero no lo creo, mira —lo toqué—, tu peso está sólo en tu vientre, el resto de tu cuerpo está simplemente perfecto —se vuelve a sonrojar.

—No digas eso que me da vergüenza.

—¿Te pusiste tímido con el embarazo? —reímos.

—En fin, le preguntaré al doctor Roy esta tarde, a lo mejor es por lo de los genes del bebé.

—Pero igual tienes hambre, así que ¿por qué no te llevo a ese restaurant exquisito y comemos pasta?

—Mmm, me parece genial, subo a arreglarme y nos vamos.

—Te espero.

No tardó mucho, se veía muy lindo, y esas playeras que compramos para ocultar su pancita le quedaban muy bien. Como siempre se maquilló y lucía como una estrella de cine. De verdad soy tan afortunado de tener un hombre así de guapo a mi lado.

Conduje hasta el restaurant y nos fuimos a la mesa que siempre ocupábamos. Nos atendió Robbie, una chica rubia, la hija del dueño, ella siempre nos atendía. Hicimos nuestros pedidos y escuchamos desde la cocina varios ruidos, de cosas quebrándose. Nosotros esperamos, conversando, y luego llegó con nuestros platos una muchacha morena. Sentí como si el tiempo se detuviera y me llevara al futuro. Pensé que mi pequeña Velerie sería así: alta y delgada, como mi esposo y yo, piel blanca como Bill y cabello negro y liso cayéndole hasta los hombros. No pude evitar sonreír, la chica también sonrió, mi hija tendría la sonrisa angelical de Bill. Imaginé que él y yo estaríamos más mayores al ver a nuestra hija así de grande. De pronto, Bill se pone de pie y me da una tremenda cachetada.

—Eres un estúpido, Tom —y salió corriendo, intenté seguirle pero la chica me detuvo.

—Señor, tiene que pagar.

—Sí, lo siento —saqué dinero y corrí, pero ya era tarde, Bill había tomado un taxi.

—Dios mío, ¿qué hice para enfurecerlo así? —tomé el celular y marqué.

—¿Bill, estás bien?

—No, no lo estoy, estoy muy molesto contigo y no quiero hablarte, ni verte.

—Pero…

—No, Tom, déjalo, llegaré para ver al médico, pero tal vez no duerma en casa esta noche —me colgó.

—Oh, cielos, es grave, pero ¿qué fue? No lo entiendo, esta tarde hablaré con él.

 

Bill’s POV

No podía creer lo que Tom, SU Tom había hecho.

Se fue a la casa de Andreas, se sentía mareado y necesitaba estar en un lugar fresco. Tocó la puerta y sus fuerzas se agotaron.

—Andreas, ayúdame…

—¡Por Dios, Bill! —me sostuvo y me llevó al sillón.

—Tania, llama a Dunja, Bill está muy débil. Yo le avisaré a Tom.

—No, no llames a Tom, es por su culpa que estoy así.

Andreas me hizo caso y fue a la cocina por un refresco. A los pocos minutos, llegó Dunja con su maletín médico y me revisó.

—Tranquilícense todos, Bill está bien, sólo un poco alterado.

—¿Qué te pasó, Bill? ¿Por qué dijiste que Tom te provocó esto, si mi compañero te adora a ti y al bebé?

—Tom ya no me quiere —dije poniéndome a llorar.

—Tranquilo, Bill, Tom te adora —dijo Tania, la novia de Andreas, y me tomó la mano.

—Hoy estuvo coqueteando con una camarera —digo sin dejar de llorar.

—No es posible —dijo el rubio—, él te marcó.

—Por eso estoy tan triste, él me marcó y ahora me abandonará…

—Él no puede abandonarte —dijo Dunja.

—A lo mejor no me deja, pero fue muy evidente que le gustó la chica de hoy.

—Cuéntanos, ¿qué fue exactamente lo que pasó? —me pidió Tania, sin soltar mi mano.

—Fuimos al restaurant italiano que me encanta.

—¿El que está cerca de la oficina de Tom? —preguntó Andreas.

—Sí, ese. Primero nos atendió la chica de siempre, pero al parecer hubo un problema en la cocina y mandaron a otra a dejarnos el pedido.

—Continúa —dijo Dunja.

—Bueno… la chica nos dijo que ella nos atendería y se puso a coquetear con Tom.

—Es natural, tu marido es un hombre muy guapo —dijo Tania.

—Lo acepto, pero cuando volteé a ver Tom, él estaba completamente embobado, la miraba sin siquiera parpadear. Y la mujer se agachó para mostrarle el escote y ambos sonrieron, como si yo no existiera —lloré más.

—¿Y qué hizo Tom?

—Ni siquiera me miró. Así que me paré furioso, le di una bofetada y me fui.

—¿Cómo es posible? Tom te adora —dijo Dunja.

—Pero sigue siendo hombre —dijo Tania molesta— ¿Cómo no se controla? Tú estabas con él.

—Y se supone que las hormonas me descontrolan a mí —dije también molesto.

Andreas que había estado muy callado, se paró de golpe y salió furioso.

—¿A dónde vas? —le gritó su novia.

—¡A partirle la cara a Tom!

Salió rápido y partió en el auto. Yo reaccioné, a pesar de estar tan enojado con Tom, no quería que pelearan, además Andreas también era un lobo fuerte y no quería ni pensar en el daño que se harían.

—Debemos detenerlos —grité.

—Sí, vamos en mi auto —dijo Dunja.

Cerramos la casa, nos subimos al auto y partimos rumbo a mi casa.

 

Tom’s POV

Me sentía muy nervioso, podía sentir que Bill estaba agotado, y molesto. No puedo entenderlo, quizás hice algo mal, pero ¿por qué no me lo dijo? Escucho que suena el timbre y salgo ilusionado, pensando que es mi pequeño.

—¿Andreas? —pregunto sorprendido.

—¡Eres un canalla! —me da un puñetazo directo en el ojo.

—¿Qué te pasa? —pregunto retrocediendo.

—No… ¿qué te pasa a ti? ¿Cómo puedes hacerle esto a Bill, en su estado? —me va a golpear de nuevo y detengo su puño con mi mano.

—No sé de qué hablas.

—Te voy a partir la cara por cabrón.

—Ya basta, sabes que soy más fuerte que tú, además eres mi amigo, ¿qué rayos le pasa a todo el mundo? —pregunto confundido. En eso llega Bill corriendo, con Dunja y la novia de Andreas.

—¡No peleen! —grita mi niño.

—Pero Bill, se merece una paliza.

—Ven, Bill, ¿estás bien? —trato de abrazarlo, pero me esquiva.

—No me toques.

—Bien, ¿me pueden explicar por qué están todos molestos conmigo? Porque ya me estoy cabreando de esta situación.

—Bill, Tom, creo que deben hablar —dice Dunja.

—Todos estaremos presentes, no dejaré que nada malo le pase a Bill —dice Andreas molesto.

—Entonces sentémonos —digo caminando hacia la sala.

—¿Por qué finges, Tom? ¿Acaso no recuerdas que pasó en el restaurant? —dijo Bill desafiante.

—Claro, me diste una bofetada y te fuiste furioso.

—¿Y por qué te pegué? —preguntó alzando una ceja.

—Pues no tengo ni idea.

—¿Recuerdas a la chica? ¿La camarera?

—Claro —sonreí—. ¿No te pareció muy linda? Era igual a ti —seguí sonriendo—. Imaginé que nuestra pequeña Valerie se parecería mucho a ella. Tendría como tú, la piel blanca, el cabello largo y negro, pero a diferencia de la chica del restaurant, tendría tu sonrisa de ángel. Y yo me imaginé a los dos, ya mayores, en un almuerzo familiar de día domingo, no te parece genial —la expresión de todos cambió.

—Creo que todo fue un gran mal entendido —dijo Andreas riendo.

—¿No estabas coqueteando con ella? —preguntó mi pequeño.

—¿Coqueteando? ¿Acaso eso pensaron todos? —me puse serio—. ¿Acaso nadie entiende verdaderamente el significado de la marca? Estaré con Bill hasta la muerte, ¿por qué estaría yo coqueteando con otras mujeres si tengo al amor de mi vida? Además, está embarazado. ¿Cómo pudieron pensar que yo le haría algo así a Bill?

—Lo siento colega, es que vi a Bill tan triste —dijo el rubio.

—Fue mi culpa —dijo Bill con los ojos llenos de lágrimas—. Yo malinterpreté la situación.

—Y por eso te desmayaste —dijo Dunja.

—¿Qué? ¿Te desmayaste y nadie me avisó? —digo serio.

—No te preocupes, está mejor, aunque creo que todos debemos irnos y dejar a Bill descansar.

—Gracias —dijo mi niño.

Acompañé a todos a la puerta y mi amigo me dijo—. Lo siento, compadre, por lo del golpe.

—Gracias por querer cuidar a mi esposo.

—Es un buen amigo, es lo menos que podría hacer. Ahora ve con él.

Subí a la habitación y sentí un aura de energía, aunque no era de Bill, creo que era mi hija, estaba confortando a su padre. Me acerqué con cuidado, pero se desvaneció.

—¿Bebé?

—Lo siento, Tom —me abrazó y lloró.

—Tranquilo, pero no vuelvas a dudar de mí. Yo te amo demasiado como para engañarte.

—Pero mira tu ojo… y es todo por mi culpa.

—¿Quieres compensármelo?

—Sí, cielo, ¿qué quieres que haga?

—Relájate y duerme un poco para que cuando llegué el doctor, te encuentre bien, ¿ok?

—Pero quédate conmigo. Hoy pensé que te irías con la otra chica y te perdería y me sentí tan mal, que lo único que quiero es sentirte cerca.

—Está bien.

—No dejes de abrazarme.

—No lo haré. Descansa.

 

Bill’s POV

Al sentir a Tom tan cerca de mí, me invadió una paz tan grande, que me dormí en seguida.

—¿Cielo? Cielo, despierta, el doctor ya llegó —me movió dulcemente mi esposo.

—Ya voy, deja que me lave la cara —fui al baño y sentí que el bebé se movió muy brusco, me pateaba mucho, era como si estuviera girando por completo dentro de mi. Me sujeté el vientre y salí.

—Hola, Bill, ¿cómo te sientes? —preguntó con una sonrisa.

—Sólo un poco cansado. La pequeña Vale se está moviendo demasiado últimamente.

—Te tengo una sorpresa. Aproveché unos negocios para viajar a mi antiguo laboratorio y me traje el nuevo aparato para hacer el ultrasonido y escuchar por fin el latir del corazón de tu hija.

—Que bien —dijo Tom—, estoy ansioso por escuchar a mi nenita.

—Vamos, entonces,

Como siempre, el doctor primero me revisó y luego me puso el gel para ver la imagen en la pantalla.

—Bien… ahora el audio.

Un ruido muy rápido inundó la habitación.

—Vaya… es muy fuerte —dijo Tom.

—Esperen un momento —dijo el doctor preocupado.

—¿Qué pasa, Roy? —pregunté asustado.

—El latido… no es un latido.

—¿Qué? —me aterré.

—¡Son DOS!

—¡¿Qué?! —Exclamó Tom.

—Son dos latidos, son dos bebés.

—¿Y cómo no te diste cuenta antes? —dije yo.

—Porque Vale cubre toda la pantalla, el otro bebé está detrás de ella.

—Por eso me pateaba tanto, los dos me estaban pateando —sonreí.

—Oh, Bill, tendremos dos hijos —dijo Tom tomándome la mano.

—Sólo espero que esto no sea peligroso.

—No lo será —dijo Tom seguro—, creo que hoy lo sentí y quiero probar algo —se acercó a mí y elevó su aura.

—No, Tom, no lo hagas —dijo el médico preocupado.

—Tranquilo, sólo quiero ver al niño.

De pronto, en la pantalla apareció, no estaba seguro del todo hasta que Roy habló.

—Vaya, has hecho que se muestre y… es un varón.

Tom bajó su aura y sonrió.

—Mi hijo…

—Se llamará Tom, como su padre —dije emocionado.

—Wow, este sí es un descubrimiento. Al parecer están en la misma bolsa, por lo que serán gemelos. Claro, es natural, siguen con sus genes después de todo.

—¿Alguna recomendación especial? —preguntó mi esposo.

—Tal vez tengas más hambre de la habitual.

—Sí —contesté—, aunque no me veo más gordo.

—Claro, son dos bebés, puedes comer más. Bueno ya te tomé el peso y todo va dentro de lo normal. Ya tienes cinco meses y medio, de ahora en adelante te sentirás más cansado, pero aun así quiero que camines, el ejercicio moderado le hará muy bien a los pequeños y será muy útil a la hora del parto.

—Está bien, doctor, yo camino con él.

—¿Has tenido muchas sed… ya sabes… de sangre?

—Sí, doctor, pero he hecho los encantamientos de la naturaleza.

—Eso me preocupa un poco. Al comenzar el embarazo, sólo hacías los hechizos una o dos veces por semana. Ahora los está haciendo a diario.

—¿Es por la sed? —pregunta Roy.

—Sí… lo que pasa, es que no quiero usar la energía de mi esposo, porque no sé si podré detenerlo y no quiero que pasé lo mismo de hace dos meses.

—Entiendo —dijo Roy—, sigue así Bill y si ves que ya no puedes más, no podrás evitar que Tom te “recargue”, pero él podrá estar bien si usan su conexión.

—Lo haré, doctor —dice Tom tomando mi mano.

—Sigue con la dieta sana y toma tus vitaminas.

—Gracias, doctor.

Tras despedirnos, Roy se marchó. Tom me abrazó y me besó con pasión.

—Me has hecho el hombre más feliz del mundo.

—Y tú a mí.

—Nuestra familia está creciendo dentro de ti, no vuelvas a estar celoso de mi, ¿ok? Yo jamás te dejaría, ni a mis pequeños angelitos.

—Estas estúpidas hormonas me hacen sentir inseguro, es que eres tan guapo que todas las chicas te ven con deseo.

—Pero la única persona que despierta el deseo en mí, eres tú.

—¿Aunque tenga esta enorme barriga? —digo con un puchero.

—Aunque tuvieras esa enorme barriga y no fuera un bebé, te querría igual, porque eres especial.

—No, Tom, el especial eres tú, has tenido una paciencia de oro conmigo estos últimos meses.

—Es natural, tengo que cuidarte porque estás embarazado.

—Gracias, mi amor.

—Gracias a ti, por aceptar tener a estos pequeños.

—Bueno… no tenía mucha opción, ¿recuerdas?

—De todos modos, no cualquier hombre habría aceptado seguir con un embarazo.

—Es que estos bebés son el fruto de nuestro amor, son una bendición en nuestras vidas.

—Tienes razón.

—¿Cielo?

—¿Sí, mi amor?

—¿Tenemos fresas? Creo que el pequeño Tom tiene hambre.

—Siéntate y yo te traigo.

Me besó y partió a la cocina. En verdad soy afortunado al tener a un esposo así.

& Continuará &

Aahh, ¿quién río con la escena de los celos en el restaurant? Ese Bill y su loca imaginación. Gracias a todos por seguir apoyando este fic. Besos y nos leemos pronto.

Escritora del fandom

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