2: Nuevo

Regalo Especial” Fic Twc de MizukyChan

Ser parte de una familia muy religiosa, puede traer problemas a los hijos cuando se enfrentan a una situación erótica. Veamos qué le sucede a Bill al probar cosas “nuevas”. Espero les guste el capítulo. Besos.

Capítulo 2: Nuevo

El chico pelinegro despertó abrazado a Tom, decidió quedarse quieto, pues se sentía muy cálido y a gusto. Cuando el mayor despertó y le acarició los brazos, abrió los ojos y recibió un beso en la mejilla.

—¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?

—Sí —contestó el pequeño y se sonrojó. Tom sonrió y le tocó los costados cariñosamente, pero el dolor por los golpes recibidos hizo que el pelinegro se quejara.

—Déjame ver. —Pidió el mayor, sentándose en la cama y levantando la playera del otro.

—¡No! —gritó Bill avergonzado y se bajó la prenda.

—Vamos Bill, quiero cuidarte, mira… —Fue hacia el baño y volvió con una crema en sus manos, agitándola en el aire para que la viera—. Es una crema mágica.

—Estás loco, no existe la magia.

—Pero en verdad esta crema es mágica. Verás, cuando era joven mi temperamento no era muy bueno y me metía en peleas a menudo, daba y recibía palizas. Mi querida madre me mostró esta crema que ayuda a sanar más rápido y te alivia el dolor.

—Ya veo. —Sonrió—. Jamás hubiera pensado que eras peleador.

—¿Por qué?

—Por lo que he visto, eres muy dulce. —Se sonrojó.

—Gracias, pero cuando se trata de defender lo mío, nadie me para, soy un tigre.

—Jajajaja.

—Ya Bill, ¿me dejas aplicarla?

—Está bien, hazlo, pero ten cuidado, me duele. —Tom volvió a levantar la playera gigantesca y suavemente, comenzó a pasar la crema por las marcas oscuras.

—Dios Bill, tienes muchos hematomas.

—Supongo que papá estaba realmente furioso.

—¿Te golpeaba muy a menudo?

—Sólo cuando estaba molesto, pero todo lo respalda por la religión.

—Billy, ¿tú sabes que no hay nada que justifique la violencia, verdad?

—Pero es mi padre y yo siempre pensé que estaba en lo correcto y que me merecía cada uno de los golpes que me dio. —Tom sujetó las manos del pelinegro.

—No Billy, eso era manipulación, no un verdadero motivo para golpearte. Y en verdad no me explico que alguien quiera golpearte, con esa carita de ángel que tienes yo lo único que haría sería mimarte todo el día. —Bill no pudo evitar sonrojarse.

—Será mejor que sigas, porque me duele.

—¿Está bien así? Lamento mis manos toscas, pero he tocado tanto la guitarra que tengo callos.

—Tus manos están bien, son grandes, las siento protectoras.

—Sí Billy, mis manos te protegerán de ahora en adelante. —Sus manos siguieron aplicando la crema en el pálido torso y luego bajaron hasta sus largas piernas.

—¡Ayyyy! Esa me duele. —Tom puso la crema y luego la besó.

—Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy… sanará mañana —cantó.

—¿Y eso?

—Eso me cantaba mi mami cuando me caía y me raspaba las rodillas, me hacía sentir mejor.

—Gracias Tomi.

—Bueno, ya está. Levántate mientras te preparo el desayuno.

—Sí. —El mayor se retiró y regresó con la ropa de Bill, limpia y seca.

—Toma pequeño —dijo, dejando las prendas sobre la cama y volvió a salir.

Bill se quedó vistiendo en silencio. Comprobó que era verdad que la cremita aliviaba el dolor. Con una sonrisa salió de la pieza y fue hasta la cocina.

—¿Billy, qué quieres tomar: café, leche o té?

—Leche.

—Aquí tienes cielo. —Sirvió una taza—. Toma tostadas y mi especialidad: waffles.

—Mmmm que rico, me encantan los waffles. —Bill chilló de gusto.

—Qué bueno que te guste. Dime Bill, ¿te gustaría acompañarme a buscar mi auto? No me gustaría dejarte solo.

—¿Desconfías de mí? —preguntó el pelinegro alzando una ceja.

—No pequeño, es sólo que no quiero que caigas en depresión, por eso no quiero dejarte solo, pero si quieres tiempo para pensar, yo lo acepto.

—No, está bien, te acompaño y a decir verdad… no quiero pensar demasiado.

—Además tengo que darle las gracias a ese auto, si no se hubiera descompuesto no te habría encontrado.

—Y ahora estaría muerto.

—Bill… —Tom le cogió una mano—, estoy feliz de haberte encontrado, de verdad.

—Gracias Tomi. —El estómago del menor sentía mariposas, al ver el pulgar de Tom acariciando su mano.

Bill no podía comprender por qué se sentía de esa forma con Tomi y se preguntaba si sería posible enamorarse de un día para otro. Esas emociones eran tan nuevas y agradables a la vez, que casi podía ver que el calor subía por todo su cuerpo hasta sus mejillas.

Tom notó como Billy se sonrojaba y no pudo evitar sonreír, de verdad él hacía que se le moviera el piso y como siempre, las frases se agolparon en su cabeza.

«Será que me estoy enamorando, no sería raro, con lo dulce que es el pequeño, con los problemas que ha sufrido y con las ganas que tengo de protegerlo»

&

Después de desayunar, ambos caminaron hacia la gasolinera donde Tom había guardado su coche. Al llegar al lugar y ver el vehículo, Bill se sorprendió.

—Wow, pedazo de auto. ¿Qué modelo es?

—Es un Cadillac Escallade. Mi orgullo.

—¿Y este monstruo falló?

—Eso parece, hizo ruidos extraños anoche y como llovía, preferí no arriesgarme a sufrir un accidente.

—Sabia decisión.

—Así es, pues te encontré. —Le ofreció una sonrisa al pelinegro—. Ven sube, veamos si aguanta hasta el taller.

—Ok, será la primera vez que me suba en un carro tan elegante.

—Es sólo un auto. Ven. —Invitó y se subió, para luego suspirar— ¿Estás listo?

—¡Qué emoción! —Tom puso la llave y la giró, el vehículo encendió de inmediato y no hizo ningún ruido extraño.

—¡Billy, el auto está perfectamente! —exclamó, asombrado el mayor.

—No te creo.

—¿Vamos al taller de todos modos?

—Sí, vamos. —Sujetó el volante y se dirigieron al taller de un amigo.

—Sabes Billy, creo que Dios te puso en mi camino, imagina que hasta el hecho de que el auto fallara parece obra del destino.

—Tomi, es al revés, Dios te puso a ti en mi camino. —Bill le guiñó un ojo.

—Ya llegamos. Ven. —Se acercaron al amigo de Tom—. Bill, te presento a Georg un gran amigo. Georg, él es Bill, un amigo muy querido para mí.

—Hola. —Saludó el pequeño y le dio su mano.

—Hola Bill. —Apretó la mano que le ofreció y agregó—. Te felicito hace mucho que Tom no tenía un buen amigo, aparte de Gustav y yo, él es muy solitario.

—Hey, que no es así. —Se defendió el aludido.

—Le debo mucho a Tomi, lo tengo en alta estima. —comentó el menor sonrojándose.

—Y Tom, dime ¿qué te trae por aquí?

—Anoche el Cadillac me dejó tirado, hizo ruidos extraños, dio unos tirones y tuve que dejarlo en una gasolinera.

—Le echaré un vistazo, ¿pero ahora te trajo sin problemas?

—Eso es lo raro.

—Si quieren vayan a dar un paseo y vuelven en media hora, o mejor yo te llamo cuando termine de revisarlo.

—Ok, gracias amigo.

—¿Billy, quieres tomar un helado?

—Claro.

—Ven, por aquí cerca hay un lugar donde hacen unos helados fabulosos. Apuesto a que te gustan los de fresas. —Bill abrió los ojos como platos al escucharlo.

—¿Y cómo adivinaste?

—Porque eres tan dulce, que pensé que las fresas iban con tu personalidad.

Caminaron un rato y llegaron al local. Pidieron dos helados y se sentaron en una mesa que daba a una ventana.

—Bill, debemos ir a buscar tu ropa. —Los ojos del menor se oscurecieron.

—Creo que sería mejor ir mañana temprano, mientras mi familia está en el servicio.

—Yo te llevaré, y si nos encontramos con tu madre, le explicaré que estás conmigo para que no sufra. Después de todo, las madres siempre se preocupan.

—Gracias Tomi, me siento más aliviado, porque no creo estar preparado para encararlos solo.

—Ya te dije que yo te protegeré, así que no te preocupes.

Comieron sus helados tranquilamente hasta que sonó el celular del mayor, era Georg indicándole que podían regresar.

Al volver al taller, el castaño miraba a Tom extrañado.

—Tom my friend, tu auto está mejor que nuevo, no tiene nada malo.

—¿Y los ruidos?

—Nada.

—Ya veo, gracias amigo, nos estamos viendo.

—Recuerda que te haremos tu fiesta de cumpleaños.

—¿No me puedo escapar?

—¡Claro que no! Bill tú también estás invitado a la fiesta de cumpleaños de Tom.

—Gracias.

—Bueno Billy, hora de regresar.

—Vamos Tomi. —Otra vez subieron al coche.

—Bill, como es fin de semana, debo hacer las compras para la semana.

—Genial, me encanta salir de compras, siempre acompañaba a mamá.

—Entonces me ayudarás, porque siempre olvido algo.

—No te preocupes, será un gusto ayudarte.

&

La pareja se fue feliz al supermercado y luego de hacer las compras, regresaron al departamento.

Vieron una película que escogió el pelinegro; era de terror y el pobre Tom terminó con el brazo hecho trizas, por los apretones que el daba el chico cada vez que se asustaba, sin embargo el mayor no se quejó ni un poco.

Pero durante todo ese tiempo, la mente de Bill meditaba sobre las palabras que le había dicho Tom el primer día que se conocieron, acerca de que no debería haberse declarado gay, si no había probado otras experiencias.

Le daba vueltas y vueltas a esas palabras y decidió pedir ayuda al único que le apoyaba en eso, a su Tomi. Caminó a la cocina, mientras él iba a lavar la loza y lo llamó.

—¿Tomi?

—Dime pequeño.

—¿Puedes dejar eso? Necesito hablar contigo o más bien, necesito pedirte algo —comentó sonrojándose.

—Claro. —Como siempre, Tom dejó todo, se secó las manos y llegó a su lado— ¿Qué necesitas pequeño?

—Estuve pensando y… —No sabía cómo continuar.

—No tengas vergüenza, sólo dime.

—Es sólo que mañana voy a mi casa, donde me echaron por ser gay y la verdad, sólo he besado a un chico y… me gustaría probar con otra persona o ver si estoy equivocado… —dijo rápidamente y al terminar suspiró con la cara roja de vergüenza— Yo quería ver si tú… ¿podrías besarme? Pero entenderé si no quieres, después de todo, yo soy sólo un aparecido en tu vida —agregó lo último muy rápido, mirando el piso.

—Bill… cálmate. —Tom lo sostuvo por los hombros, buscando contacto visual— ¿Estás seguro de esto?

—Sí Tomi.

—Cierra los ojos. —Pidió y Bill accedió.

El menor pudo sentir como con su pulgar acariciaba su rostro, y con la otra mano le tomaba el cabello. Tom se acercó y pudo sentir su aliento cerca de su rostro. El mayor posó sus labios castamente sobre los otros, luego su lengua rozó el labio inferior de Bill, haciéndole suspirar y entreabrió la boca como acto reflejo. Tom aprovechó e ingresó con su lengua, rozando la otra, primero con suavidad y al sentir el piercing el Bill, masajeó con su músculo ahí.

Era una sensación tan rica, mejor de lo que Bill había experimentado con su ex compañero. Instantáneamente rodeó el cuello de Tom con sus brazos y este lo acercó más hacia él, tomándolo por la cintura. El pelinegro podía sentir el calor invadiéndolo y pequeñas descargas de placer se dirigieron hacia su bajo vientre. Era una sensación que nunca antes había vivido y se sentía muy bien.

Bill deseaba más contacto con Tomi y por instinto, se pegó más a él. Pudo sentir que su miembro estaba duro y al pegarse a Tom, lo tocó con él, provocando que Tomi gimiera en su boca. Al escucharlo así, el menor se asustó y se separó de él.

—Tomi yo… —Bill bajó la mirada, viendo el bulto en su entrepierna y puso las manos en su boca, avergonzado, para luego, correr a encerrarse en el baño. Tom lo siguió preocupado y golpeó la puerta.

—¿Bill, estás bien? ¿Te hice daño? ¿Te asusté? —Su voz se escuchaba desesperada.

Bill sabía que el problema era suyo y no de Tom, que él no tenía la culpa de nada, él sólo le estaba ayudando en uno de sus caprichos.

—Sólo tengo vergüenza Tomi, no es tu culpa. —Trató de calmarlo, sin mentir.

—Pero me preocupas, no te encierres. Déjame ayudarte, por favor Bill. —Suplicó—. Sal de ahí

—¿No te burlarás?

—Claro que no. —Confiando plenamente en el mayor, Bill abrió lentamente la puerta y salió. Tomi lo abrazó muy preocupado.

—Me asustaste Billy. Dime ¿qué pasó? ¿No te gustó?

—No es eso. —El pelinegro se sonrojó todavía más.

—¿Entonces? —Tom lo soltó y lo miró expectante.

—Es que me gustó tanto, que mi cuerpo hizo algo obsceno. —Se cubrió con las manos el bulto en sus pantalones.

—Ya veo. —Con sus manos, Tom tomó la cara del pequeño, para que se vieran a los ojos—. Mira Billy, eso es algo muy natural y se puede calmar.

—Una ducha fría. —Bill dijo lo primero que vino a su mente.

—Pero hace mucho frío y no quiero que te enfermes, así que mejor ve a la pieza, ponte el pijama y sigue tus instintos.

—Pero, pero…

—Nada de “peros”, ve… yo te doy tu espacio, mientras yo termino de lavar la loza.

Bill lo vio partir a la cocina y obedientemente se fue a la habitación.

Se puso el pijama del día anterior, que eran los bóxers de Tom y su playera grande. Se metió a la cama y empezó a respirar hondamente, tratando de disipar esa sensación extraña, pero lo único que lograba era recordar el tremendo beso que le habían dado hacía sólo unos momentos y nuevamente esa sensación eléctrica se dirigía a su entrepierna. Sentía que dolía y no podía dejar de pensar en Tomi.

De pronto, el hombre de sus pensamientos entró en el cuarto y de seguro creyó que estaba dormido, porque no prendió la luz y no hizo ruido. Se quitó su propia playera dejando al descubierto su torso tan bien trabajado, se bajó los pantalones, quedando sólo en bóxer, se metió en la cama a su lado.

Sin poder evitarlo, Bill se removió, delatando su estado de conciencia.

—¿Estás despierto, pequeño?

—Sí, lo siento.

—Ven acá. —Tom lo abrazó para acercarlo a su lado y Bill se estremeció involuntariamente. De pronto, la mano del mayor bajó a su erección haciéndole gruñir— ¿Billy, no te aliviaste?

—Te juro que he pensando en cosas lindas y hasta en la película de terror y nada me da alivio.

—Yo no hablaba de eso, Bill. ¿Por qué no te masturbaste?

—¿Masturbación? Es un pecado.

—Ay Billy. —Tom suspiró—. ¿Confías en mí?

—Claro Tomi.

—¿Confías en que no te haré nada malo?

—Por supuesto, sólo me has hecho cosas buenas.

—Bien, entonces sólo relájate. Te voy a estimular para poder aliviarte, ¿quieres que lo haga?

—¿No será malo para ti?

—Claro que no, será bueno para ti, ya que creo que a estas alturas te debe doler.

—Sí, duele.

—Quítate la playera.

—¿Acaso tendremos sexo?

—No Billy, no te asustes, sólo te aliviaré

Un poco temeroso, Bill se quitó la prenda y Tomi se acercó a él y lo besó, pero esta vez, el beso era diferente, era “apasionado”. El pequeño se dejó llevar y su miembro estaba más erguido que nunca.

Tomi lo rozó por sobre la tela de la ropa interior, haciéndole gemir, Bill no quería hacerlo, le daba vergüenza, pero no podía evitarlo, las sensaciones eran nuevas y muy agradables. Con suavidad, el mayor intentó bajar sus bóxers, pero lejos de asustarse, Bill levantó la cadera para ayudarle.

Tomi bajó por la cama y sin ver lo que hacía, Bill se dedicó sólo a sentir. Con su boca lo envolvió y una extraña serie de corrientes eléctricas invadieron al pelinegro. De su boca se escaparon sonidos de placer, que nunca habría hecho, si su mente hubiera estado al mando, pero en esos momentos, su mente no gobernaba, sólo los deseos de su cuerpo tomaban el control. Tomi alternaba su boca con su mano, haciendo el vaivén más vertiginoso, cuando su lengua lo llenó de placer, algo raro pasó, los dedos de sus pies se encorvaron y sintió que algo salía de su cuerpo. Tomi besó la punta de su miembro y puso la cabeza en su vientre. Bill lo abrazó en esa posición y respiró hondamente, su cuerpo aún temblaba.

—Gracias Tomi.

—¿Habías sentido algo así antes?

—No, nunca y… es maravilloso. Gracias Tomi.

—Eso fue un orgasmo.

—¿Tomi… puedo abrazarte?

—Claro pequeño. —El aludido se acercó al lado del moreno y lo envolvió con sus brazos. Bill lo necesitaba y se pegó más a él. Sintió que Tom también estaba excitado, pero para asegurarse lo tocó con su mano.

—Ggrrrr

—Tomi, lo siento… yo te lo provoqué.

—No te preocupes.

—¿Déjame hacerte lo mismo?

—No Billy, no tienes que hacerlo.

—Pero quiero hacerlo, quiero aprender y tú… tú me das confianza, sólo en ti puedo confiar. Por favor Tomi, ¿déjame?

—No podría negarme a tus ojitos brillantes.

Bill lo besó apasionadamente y bajó sus bóxer, imitando lo que había hecho sólo minutos antes. Escuchaba los sonidos roncos de Tom y se sentía bien, le agradaba saber que le estaba dando placer a su salvador, a su amigo, a quien le estaba enseñando todo lo que quería saber. Lamió la masculinidad de Tom y se percató de que le gustaba su piercing de la lengua, porque se estremecía mucho cuando lo frotaba por la punta. El pelinegro hizo como Tom, alternando entre su boca y su mano. Cuando su boca lo rodeaba, Bill sintió que su miembro se hinchaba.

—Ya Bill, me voy a correr, sal de ahí. —Pero el pelinegro no comprendía el por qué, así que Tom, con sus manos alejó el rostro de Bill de su miembro. Sin querer parar, el pequeño continuó con su mano, lo movió fuertemente y se acercó a su carne, hasta que un líquido blanquecino le cayó en la cara.

—¡Ah, Dios! —Gritó el mayor y Bill se acercó a su cara.

—¿Esto pasa cuando hay un orgasmo? —Tomi lo vio y sonrió.

—Dios Bill te ves tan jodidamente sexy —dijo con la voz ronca y una sonrisa de lado— y sí, eso es la eyaculación, eso pasa cuando alcanzas el clímax o el orgasmo.

—¿Y a qué sabe? —Con uno de sus dedos, Bill lo tocó y se lo llevó a la boca; pensando que ese era el sabor de Tom.

—Oh Billy, pareces un porn star —sonrió—. Ya límpiate y ven a dormir estoy muerto —Con el pijama, el menor se limpió el rostro y se acercó al trenzado.

—Sabes Tomi, yo fui al colegio y todo, pero porque mi padre es reverendo, me sacó de las clases de religión y sexualidad, por eso me siento como un completo ignorante en ese ámbito.

—Yo te contaré todo lo que quieras.

—Muchas gracias Tomi. Dime, ¿cómo se llama lo que hicimos hoy?

—Eso es sexo oral.

—¿Igual fue sexo? —Bill puso cara de preocupación, pero Tom lo abrazó y le acarició el cabello.

—No te preocupes, aún eres virgen.

—Oh, qué bien. —Entre cerrando los ojos, el pelinegro bostezó.

—Será mejor que durmamos, porque mañana debemos ir temprano a tu casa.

—Hasta mañana Tomi.

—Hasta mañana pequeño.

& Continuará &

¿Qué les pareció la primera experiencia sexual de Billito? Pobrecito no entendía nada, personalmente no creo que quede gente que no sepa nada de sexo, tal vez no lo practiquen, pero ya todo el mundo sabe en qué consiste. Pero este es sólo un fic, espero no me lleven a la hoguera por ello.

Escritora del fandom

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