2 Pumba y sus Padres

Pumba y sus amigos” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Pumba y sus Padres

Mientras el humano Alex, hablaba con los otros humanos que olían muy rico, Pumba salió a conocer el lugar. Olisqueó aquel espacio maravilloso llamado cocina y llegó a una puerta que tenía un olor similar a él y también al perrito oscuro.

—Vaya, vaya, vaya… ¿Qué tenemos aquí?  —Una voz perruna se oyó a través del cristal.

—GUAU —Pumba gritó mucho más emocionado de lo que esperaba y el humano Tom giró hacia él, notando como miraba a su otro canino en la puerta transparente.

—Hey, ¿quieres conocer a la pandilla?  —preguntó, acariciando detrás de sus orejas.

—Ñiiiiaaaa, que rico. —Gimoteó Pumba, agitando su pequeña colita.

—Ven a conocer a Durkas, mi favorito. —Tom abrió la puerta de cristal, saliendo al patio, donde fue recibido por su mascota—. Hola compañero. —Saludo al perrito moteado—. Mira, este es Pumba, es nuestro nuevo hijo.

Durkas se acercó al más pequeñito y olisqueó su colita. Pumba se quedó muy quieto, sin entender qué estaba haciendo el perro más grande, así que decidió preguntar.

—Mhm… ¿qué haces?

—Te estoy conociendo, pequeño Pumba —respondió el otro—. Desde ahora serás mi hermano.

—¿Y no basta solo con saber mi nombre? —preguntó el cachorro, un poco intimidado por la altura del otro.

—Claro que no, compañero. Nosotros los perros, nos conocemos así.

Asimilando el nuevo conocimiento, Pumba se acercó a la cola del otro, y trató de estirar su cabecita para reconocer el aroma y guardarlo en sus fosas nasales.

—¿Tú eres mi hermano mayor?

—Así es, compadre.

Tom sonrió ante la comunicación silenciosa de sus canes y luego se levantó, para seguir platicando con Bill y su amigo Alex.

—No dejes que te mienta, Pumba. —Sonó la voz del perrito oscuro—. No debes confiar en el favorito. Es un traidor.

Durkas pareció sonreír ante las palabras llenas de sarcasmo de Rafael Jamal, el perro del humano al que le gustaba molestar.

—Mira quien viene a hablar de traidores —comentó con frialdad el más grande, dando un paso para ubicarse entre Pumba y Rafael—. Más vale que no te metas con el hermanito del favorito, perro. —Gruñó, cosa que intimidó a Pumba, pues siendo tan chiquito, el perrito moteado se veía demasiado imponente.

—Grosero —dijo el más oscuro y salió corriendo de allí.

—¿Qué fue todo eso? —preguntó el pequeño, echándose en el césped del jardín.

—Había que dejarle las cosas claras a Rafael.

—¿Rafael?

—Sí, así se llama, Rafael Jamal, es el perro del humano.

—Del humano Alex, sí, él me trajo —comentó Pumba.

—No me gusta ese humano, huele a ambición y a deseos de figurar. —Pumba escuchó con atención y ladeó la cabeza, no tenía idea cómo podía identificar tan bien los aromas, para él solo había dos diferencias: oler rico y oler feo.

—A mí me gusta como huele el humano Tom y el humano Bill —dijo el pequeño, mostrando que él también había identificado los buenos aromas de los Kaulitz.

—Es que ellos son nuestros papis, Pumba.

—¿Papis? ¿Qué es eso?

—Es la versión masculina de una mamá.

—Mi mamá fue la mejor del mundo, me alimentó y cuidó todo el tiempo que estuve “allí” hasta que me trajeron “aquí”.

—Solo eres un bebé, Pumba. Qué bueno que te trajeron aquí. Nosotros llamamos a los humanos Tom y Bill, nuestros papis, porque ellos nos cuidan, nos alimentan, nos limpian y nos llevan de paseos. —Explicó Durkas con una media sonrisa.

—¿Paseos?

—Sí, cuando salimos de la casa a lugares hermosos. Me llevaron en un bote, esa fue una experiencia única. —Pumba vio como los ojos de su hermano brillaban al recordar y ya tenía ganas de ir a un “paseo”

—Me gusta tener papis —dijo entusiasmado. Y fue tan intenso su entusiasmo que en la cocina se escuchó como un fuerte ladrido.

—¿Qué pasa campeón? —preguntó Bill caminando hasta los dos perros y sentándose en el césped con ellos.

Durkas de inmediato le lamió una mano, mientras el más pequeño trataba de saltar al regazo de su papi, fallando en el intento, yéndose de espalda al suelo.

—GUAU —Ladró el perro moteado, animando a Pumba a hacerlo nuevamente.

—Ven aquí, pequeño. Ven con papi. —Bill también lo alentó, dando palmaditas a sus piernas, invitando al cachorro a ocupar ese lugar de preferencia.

Pumba giró sobre su lomo y volvió a pararse en sus cuatro patitas, sacudió la cabeza y corrió un poco más para saltar, pero nuevamente no logró su cometido. Bill observó como Durkas acercaba su hocico y le ayudaba a tomar impulso, hasta que finalmente, se sentó sobre las piernas de su padre, sacando la lengua de cansancio.

—Veo que te acogieron en la familia, Pumba. Que gusto me da. —Bill acarició detrás de las orejas de ambos animales, utilizando una mano para cada uno. Y se quedó allí un rato, gozando de la buena compañía.

.

Al cabo de unos minutos, papá Tom cruzó la puerta de cristal y se sentó junto a su gemelo. Durkas, siendo el favorito, se echó a su lado y aguardó los cariños, que no se hicieron esperar, mientras Bill seguía regaloneando al pequeño recién llegado.

Pumba aspiró el aroma y su corazón se sintió feliz. Levantó la cabeza al escuchar un ruidito divertido y notó que sus papis estaban unidos por sus “hocicos”. Le gustó lo que veía, ellos estaban felices, lo sabía por el aroma que desprendían, era felicidad y su panza se sintió agitada.

—¡Me gusta estar aquí!

—Esta es tu familia, Pumba —dijo Durkas, en su conversación silenciosa—. La familia es lo más importante que tienen los perros y los humanos.

—Mi familia… —Tan solo decirlo se sentía bien.

—Tu familia   —repitió el perrito moteado—,   todos nosotros somos los Kaulitz.

—GUAU  —Ladró fuerte, lleno de felicidad, logrando sacar carcajadas de sus papis.

&   Continuará   &

Bueno, el pequeño Pumba ya sabe que es parte de una familia y sabe que tiene papis y hermanos. ¿Qué nueva lección aprenderá en su estadía con los Kaulitz? Lo veremos pronto. Gracias por leer.

Escritora del fandom

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