Hola gente bella, hoy veremos como la pareja estrena su nuevo hogar, o su “nidito de amor”. Que disfruten su lectura.
“Head Over Feet”
Capítulo 20: “New Life”
& Tom’s POV &
Llegamos de vuelta al hotel y apenas cerré la puerta, besé a Bill apasionadamente, no quería separarme de sus dulces labios, hasta que él suavemente se apartó.
—Wow, Tomichu.
—Es que estoy muy feliz —dije, revolviendo su cabello.
—Pero cielo, tu madre te acaba de correr de tu casa y nuestros padres solo trataron de cubrir el desastre —comentó, mirándome triste.
—Bueno si lo ves así, claro que suena mal, pero mi punto de vista es diferente —me miró intrigado—. Verás cielo, tendremos nuestro propio departamento, o sea, viviremos como una pareja, como un matrimonio.
—Mi vida. —Sus ojos se iluminaron y me besó—. Eres tan dulce.
—Cielo, sé que aún es pronto y no tengo lo apropiado, pero ¿quieres ser mi esposo… algún día?
—AAAAHHHH ¡Claro que sí! —Me abrazó y caímos en la cama, nos revolcamos abrazados, riendo.
—Te amo, Billucho. ¿Sabes? Había pensado que nosotros seríamos BFF, aunque cambiando un poco a “BoyFriend Forever”, pero ya cambiaremos ese título por marido Forever.
—Claro, mi vida, aunque tenemos que esperar hasta terminar la Universidad, para no enfadar más a nuestros padres.
—¿Y quién dijo que los invitaríamos? Yo quería escaparme contigo y casarme escondido.
—Que romántico, pero no hay que enfadar más a tu madre.
—Amor, creo que ella es homofóbica, así que no te hagas ilusiones.
—Tomi, creo que hay que avisarle a los chicos que estamos bien.
—Y que mañana no vamos a la U, para que vamos a ver nuestro nuevo hogar y a amueblarlo.
—De acuerdo.
Tomé el celular y le avisé a los chicos, estaban muy contentos por nosotros, y se ofrecieron a ayudarnos a mover muebles, en realidad, en lo que necesitáramos.
&
Por la mañana, desperté muy temprano y muy feliz, comencé a darle besos por toda la cara a mi niño, hasta que abrió los ojos con una gran sonrisa.
—¿Cielo, vamos a ver nuestro nuevo hogar? —Lo invité con una enorme sonrisa.
—¿Hogar? Suena taaan bonito —dijo somnoliento.
—Claro, no es solo una casa o un departamento, es un hogar, un lugar donde tú, el amor de mi vida, y yo, formaremos una familia, eso es maravilloso y hace que mi corazón se sienta hinchado de gozo.
—Te amo, por ser así. No sé quién dijo que eras un niño horrible. Eres un osito de felpa.
—Pero solo contigo.
—Bueno, me parece bien.
Nos vestimos, desayunamos y condujimos hacia nuestro nuevo departamento. Nos encontramos con el encargado y le dijimos quiénes éramos. Nos entregó las llaves junto con un papel con todas las medidas de nuestro nuevo hogar. Era realmente enorme.
Una vez dentro, abracé a Bill y le pregunté.
—¿Qué opinas?
—Creo que es demasiado para nosotros dos.
—Ya llenaremos las otras habitaciones, solo necesitamos un poco de imaginación.
—El color de las paredes me encanta, no lo cambiemos, ¿sí?
—Tus deseos son órdenes. Ven, veamos en el laptop los muebles.
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Y así estuvimos escogiendo los muebles y sus colores toda la mañana. Luego hicimos la compra por teléfono y en la tarde los llevarían.
—¿Cielo, vamos a almorzar? —le pregunté.
—Sí, amor, ¿dónde vamos?
—Al centro comercial, quiero comprar unas cosas allí.
—Entonces vamos.
Después de comer, llevé a Bill a una tienda de fotografías.
—¿Qué hacemos aquí? —Me preguntó curioso.
—Quiero que nos hagamos un retrato para ponerlo en nuestra sala.
—¿Estás seguro? Recuerda que debemos ser discretos.
—Hey, es nuestro hogar, los que vayan allí sabrán de lo nuestro.
—Ok.
Nos tomaron varias fotografías para que pudiéramos escoger la que sería una ampliación para poner en la sala. Pedí otra más para nuestra habitación. Me sentía tan emocionado. Luego fuimos a una tiendita muy linda llamada “Casa e Ideas” donde compramos adornos para nuestro nidito de amor. Creo que nunca había suspirado tanto en mi vida.
Por la tarde, volvimos al departamento para recibir los muebles. Gustav y Georg llegaron a ayudarnos. Acomodamos el mobiliario, adornamos y aunque aun se veía un poco vacío, ya estaba mucho más acogedor.
—Vaya chicos, este lugar es mucho más grande que mi depa —dijo el castaño.
—Es verdad, podrían acondicionar una de las habitaciones para salón de música —dijo Gus.
—Es buena idea —dijo mi niño.
—Chicos, en verdad les agradezco que nos hayan ayudado, pero Bill y yo debemos ir por nuestras cosas al hotel y luego a buscar el resto de nuestra ropa a mi casa o más bien, mi antigua casa.
—Es verdad, quiero que nos instalemos hoy mismo —agregó mi moreno.
—Claro, chicos, nosotros ya nos vamos. Nos vemos mañana en la U —dijeron nuestros amigos.
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Como dije, Billy y yo volvimos al hotel y cancelamos nuestra cuenta. De ahí partimos a mi casa, aunque noté como Bill se tensaba.
—No te preocupes, amor, llamé a papá y me dijo que aun estaban en la empresa, así que mi madre no te molestará.
—Gracias. —Suspiró—. No sabes lo aliviado que me siento.
Hicimos nuestras maletas y vaya que eran muchas.
—Ahora a casa —le dije a Bill, revolviéndole el pelo.
—Aun no, queda una parada más.
—¿Cuál?
—El supermercado, no tenemos nada para comer.
—Mi amor, ¿ves que eres mi complemento? Yo ni siquiera había pensado en eso… bueno sí había pensado en comerte a ti, pero eso no cuenta.
—Ja, ja, ja, bueno en la noche puedes comerme todo lo que quieras, cielo, pero ya me acostumbraste a desayunar por las mañanas y si no lo hago, pues me desmayaré.
—Y obviamente, te tengo que cuidar. Entonces, vamos al súper.
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Una vez en el súper, tomé un carrito, mientras Bill iba echando cosas en él. Pasta, arroz, cereal, pan de molde, leche, mucha leche, galletas y en fin, un montón de cosas. Yo solo sonreía, me sentía feliz de ver a Bill en esa faceta de “Amo de casa”
«¡Dios, amo a este hombre!» Grité en mi cabeza.
Luego pagamos y de vuelta al auto. De ahí, por fin a nuestro hogar.
Tuve que hacer varios viajes para subir todo, entre las maletas y las bolsas del súper, teníamos un caos en el ascensor.
En casa, Bill guardaba todo en la cocina y en el refrigerador, no me pude contener más y lo tomé por la cintura y besé su cuello.
—Amor, te ves encantador.
—No te hagas tantas ilusiones, porque aunque me guste la casa, soy un completo inútil.
—Claro que no y no te preocupes por cocinar, que ahí me encargo yo.
—¿De verdad sabes cocinar? —Se giró en mis brazos para mirarme a los ojos.
—No mucha variedad, pero si sigo recetas, me quedan muy buenas las cosas, ya verás.
—Creo que ya está todo. ¿Tienes sueño?
—Nada.
—¿Qué quieres hacer?
—Debemos estrenar nuestro nidito de amor, ¿no crees?
—Debemos hacer el amor en cada habitación del departamento —me dijo picarón.
—Como mañana hay clases, creo que debemos empezar por nuestra pieza.
—Acepto.
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Lo tomé de la cintura y él puso sus piernas alrededor mío. Nos besamos profundamente. Abrí un poco los ojos para guiarnos a nuestra habitación. Una vez ahí, lo deposité suavemente sobre la cama. Él me sonrió. Hicimos el amor locamente y luego tiernamente, hasta quedar exhaustos y finalmente nos dormimos.
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Por la mañana, le preparé el desayuno a Bill mientras se terminaba de arreglar y nos fuimos a la U. Aún faltaban unas cosas que nos entregarían por la tarde, pero como las podía recibir yo solo, le dije a Bill que se quedara en clases con los chicos.
La tarde pasó volando, entre ordenar nuestras cosas y preparar la cena. Llamé a Bill para asegurarme de cómo iba a regresar a casa.
—Hola amor —dije y sonreí bobamente, aunque él no podía verme.
—Hola cielo, ¿llegaron las cosas?
—Sí, todo y ya lo arreglé, tengo hasta la cena lista.
—Mmmm, que rico.
—¿Quién te traerá, Gus o Georg?
—Me voy en taxi, los chicos van a pasar a la biblioteca.
—Amor, Jess llamó, dijo que nos tenía una tremenda noticia, así que la invité a cenar, espero no te moleste.
—Después de la ayuda que nos dio la otra vez, creo que estará bien.
—Sabes que te amo, ¿cierto?
—Claro, igual que yo a ti.
—Regresa pronto. Adiós.
—Adiós amor —me colgó.
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Pasaron los minutos y llamaron a la puerta, seguro era Jess, así que fui a abrir.
—Hola, Thomas.
—Hola Jess, ¿qué tal estás?
—Feliz y ya te vas a enterar. ¿Está William?
—Viene en camino de la U.
—Genial, mientras no está, ¿puedo pedirte ayuda como “amigo-hombre-macho”?
—No me asustes, ¿a qué te refieres?
—Me compré un nuevo sujetador, es muy lindo y sexy, pero necesito saber la opinión masculina. Y cómo tú ya me has visto desnuda, pues… por favor. —Suplicó.
—Bien, pero date prisa, no quiero ni pensar qué diría Bill.
—Él no me verá, lo hago rápido.
—Se empezó a quitar la ropa y mientras yo me fui a poner la mesa para la cena, así comeríamos apenas llegara mi Billucho.
—Ya Thomas, estoy lista. —Tenía solo su pequeña faldita y el sujetador era bastante lindo.
—Está muy lindo, pero no crees que está un poco pequeño, se te ven un poco apretadas.
—Eso es porque me aumenté el busto ja, ja, ja.
—¿Y por qué harías una cosa así? Tus pechos de por sí ya son grandes.
—Lo sé, pero me encantan, mira tócalas se sienten muy naturales. —Me tomó la mano y la llevaba directo a sus senos, yo rápidamente la quité.
—No es necesario.
—¿Pero, te gusta el sujetador? ¿Está bien así en rojo o debería cambiar por negro?
—Rojo es más sexy, te queda muy bien. ¿Y por qué tanto interés en la lencería?
—Esa es la noticia… bueno, ya le diremos a William… tengo novio oficial ¡Aaah! —Gritó.
—¡Oh, qué bueno! —La abracé—. Pero ya vístete, no quiero que mi Bill te vea así y se ponga celoso.
Comenzó a tratar de quitar la prenda, pero no lo lograba.
—Thomas ayúdame, no puedo quitármelo.
—Déjame, yo te lo quito —Y forcejeé un poco porque el broche se dobló.
—¿Te imaginas si nos viera así William? —¡Pum! La puerta.
—Oh, no, Bill —Y salí disparado hacia el ascensor.
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& Bill’s POV &
No podía creer lo que mis ojos vieron. ¿Por qué, Tom? ¿Otra vez con ella? Era lo más injusto que me había pasado en la vida. ¿Cómo se había aburrido de mí tan rápido? Después de todo lo que hemos pasado juntos, después de estar en nuestro nidito de amor. Nidito de amor y una mierda, maldito, ¿cómo me haces esto, Thomas?
Siento vibrar el celular en mi bolsillo y veo que me está llamando, lo apago molesto, furioso.
Con esa perra de nuevo y en nuestra casa, esto tiene que ser una pesadilla. Y para empeorar las cosas se pone a llover y tengo frío, seguro me resfriaré. ¡Rayos!
Caminé por la calle sin rumbo fijo y mirando el piso, con un sinfín de pensamientos tristes en mi cabeza, ni siquiera me percaté que un vehículo se detuvo a mi lado y me abrió la puerta.
—William, sube al auto. —Miré a la fuente del sonido y la vi a ella, la más perra y zorra de todas.
—No tengo nada que hablar contigo, ¡perra!
—Creo que sí, has malinterpretado las cosas.
—¿Quieres seguir humillándome? —Salió del auto y se puso frente a mí.
—Estás equivocado, tú sabes que Thomas te ama solo a ti.
—¿Y por qué entonces te estaba desnudando? —Las lágrimas ya caían sin control por mis mejillas.
—Mira William, te explicaré todo desde el principio, solo sube al auto.
—No quiero, no hay nada que explicar, seguro querían recordar viejos tiempos.
—William, hoy les iba a dar una noticia muy importante para mí.
—Ya déjalo —dije secando mis lágrimas.
—Tengo un novio oficial. —Abrí los ojos como plato.
—¿Y si tienes novio, por qué quieres al mío?
—Solo quería que me ayudara a elegir un sujetador para mi novio, pero cuando me lo quise quitar, estaba doblado el broche y le pedí ayuda para quitármelo y así es cómo nos encontraste, no es nada de lo que estabas pensando.
—Eso es una mentira. —Me sentí ridículo.
—No lo es, Thomas no me mira como mujer, no me desea ni nada por el estilo, porque solo te ama a ti, y estoy casi segura que no le interesa ninguna mujer en el universo, porque está contigo.
—Estás diciendo esto solo para justificarlo.
—No, te lo juro. Además, no es que sea rara, pero creo ustedes dos “juntos” son demasiado sexy.
No pude evitar sonreír ante ese comentario.
—¿Déjame llevarte a casa? —Pidió ladeando la cabeza.
—Gracias. —Tomó su celular y habló.
—¿Thomas? Lo encontré vamos a tu depa, vuelve de inmediato.
—¿Jess? —le dije—. ¿Por qué no nos presentas a tu novio?
—Me encantaría, ya verás lo dulce que es, pero también es muy dominante, creo que por eso me gusta, porque me complace, pero a la vez me tiene dominada.
—Ja, ja, ja, estás enamorada —dije notando el brillo en sus ojos.
—Solo espero que sea para siempre, porque él me hace sentir feliz.
—Es verdad, Tomi me hace sentir de la misma manera.
—¿Ves tontito? Tendrás que hacer algo por él, se preocupó mucho por ti.
—Lo haré.
Me dejó afuera del departamento y se fue diciéndome que ahora venía lo mejor, la reconciliación.
Entré y Tom estaba en el sillón empapado igual que yo. Me sentía avergonzado y no sabía qué decir, cómo pedir perdón, pero fue él quien se tiró a mis brazos.
—Perdóname amor, no es lo que parece, yo jamás te engañaría.
—Lo sé. —Lo abracé de vuelta—. Jess me explicó todo, perdóname por favor. —Lloré—. Es solo que al verla a ella, semidesnuda, y a ti quitándole la ropa, sentí que mi mundo se destruía, sentí que habías mancillado nuestro hogar.
—Yo jamás haría eso, ni con Jess, ni con nadie, te lo juro.
—Lo sé, lo sé, te creo, me siento tan tonto.
—Fue mi culpa.
—No lo fue, fue solo un malentendido.
—Ahora estás todo mojado y con el frío que hace.
—Tú también estás mojado.
—¿Vamos a cambiarnos?
—Sí, pero… ¿bésame? —Me sujetó de la cintura atrayéndome hacia él y me besó con pasión.
—Te amo, Billucho, déjame quitarte esa ropa mojada. —Pidió alzando una ceja y moviendo con la lengua su piercing.
—Solo si yo te quito la tuya —respondí, sonando lo más sensual que pude.
—Dicen que lo mejor de una pelea es la reconciliación.
—Entonces, reconciliémonos. —Me levantó por la cintura, puse mis piernas a su alrededor y me llevó a la habitación.
Hicimos el amor apasionadamente y luego nos fuimos a dar una ducha caliente.
—Cielo, te serviré una deliciosa cena, aunque debe estar un poco fría —dijo poniéndose el pijama.
—Sería una pena perderla y además tengo un hambre que parecen dos
—¿Vamos a comer? —Estiró su mano, invitándome, y yo la tomé con suavidad.
—Vamos, será nuestra primera cena en casa.
—La primera de muchas.
& Continuará &
Oh, estuvo a punto de arder Troya por culpa de un malentendido. Menos mal que se arregló todo de inmediato y no pasó a mayores. Muchas gracias por la visita.