26: “Epílogo”

Y hemos llegado al final de la historia. Espero les guste.

Head Over Feet”

Capítulo 26: “Epílogo”

& Tom’s POV &

Oímos un grito desgarrador de mi madre y entramos corriendo

—¡Chantilly! —Gritó mi pequeño, había un charco de sangre alrededor de su cuerpo.

—Al hospital, vamos. —La tomé en brazos y partimos a toda velocidad.

—Resiste pequeña, estarás bien —le decía Bill, acariciando sus manos.

Llegamos al hospital, Bill había llamado al doctor Black diciéndole que Chantilly se había caído de las escaleras y que tenía una hemorragia. Eso puso en alerta al médico y apenas llegamos, la ingresaron. Billy me abrazó llorando y unos diez minutos después llegó mi madre, completamente mortificada, quería gritarle un par de cosas, pero la vi tan mal.

—¿Cómo está? —Preguntó sollozando.

—La ingresaron, pero aún no sabemos nada —respondió mi Billy, también llorando.

—Yo… lo siento tanto.

—¿Qué pasó mamá? ¿La empujaste? ¿Querías matar a mis hijas? —Escupí las palabras con rabia.

—Tom no, no es lo que piensas, ella… solo cayó. —Lloró—. No pude sujetarla, mis nietas, oh Dios mío. —Llevó una mano a su cara, mortificada.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué finges? —Estaba furioso.

—Calma, Tomi —me pidió Bill, abrazándome.

—Yo lo siento tanto, no quiero que nada malo le pase a las bebés.

—Estarán bien, señora, ellas son fuertes como mi Tomi.

—¿Cambiaron sus sortijas? Ya no son de plata —preguntó, mirando nuestras manos.

—Es porque estamos casados —le espeté aún molesto.

—¿Casados? ¿Y no nos contaste? —Preguntó sorprendida y con los ojos llorosos.

—Papá estuvo con nosotros, pero como tú nunca aceptaste a Billy, no tenías ningún derecho de estar ahí.

—Lo siento, por mi soberbia me he perdido tantas cosas importantes de tu vida.

—Así es, y si no aceptas a mi esposo, tampoco conocerás a tus nietas.

—No Tomi, ella es la abuela, tiene derechos —dijo mi moreno, apretando mi mano.

—No la defiendas, amor, por su causa hemos sufrido mucho.

—Pero es tu madre.

—Gracias William, por tu comprensión. Chantelle tenía razón sobre ustedes.

—La querías utilizar para separarnos. —Gruñí, furioso.

—Pero con su forma de ser se la ganaron y yo me siento tan idiota. ¿Podrás perdonarme algún día, Tom, hijo?

—Solo lo haré si tratas con respeto al amor de mi vida.

—Claro que lo haré, desde que lo conocí supe que era un buen muchacho, es solo que yo quería algo tradicional para ti, pero han demostrado que ustedes se aman y formarán una familia y yo ya no quiero perderme más de esta vida que han comenzado.

—Gracias, mamá —dije con el ceño apretado.

—¿Me darías un abrazo, hijo?

—Sí. —La abracé y lloré, tenía guardado desde hace tantos años el deseo de reunirme con mi madre, que esto parecía un regalo de Dios.

—Ven William, déjame abrazarte también. —Abrazó a mi moreno, que también lloraba.

—No lloren, chicos, que todo ha salido muy bien —dijo el doctor Black, entrando a la sala de espera—. Hemos tenido que hacer una cesárea para sacar a las gemelas, ellas están en muy buena forma.

—¿Y Chantilly, doctor? —Preguntó mi moreno.

—La señorita tiene una fractura en el pie, y un par de contusiones por el golpe, pero estará completamente bien, saldrá del hospital en tres días.

—¿Podemos ver a las niñas? —Le pedí.

—Claro, fueron llevadas al nido del hospital, pueden subir al tercer piso.

Partimos casi corriendo, nos subimos al ascensor y Bill y yo nos tomamos las manos. Mamá nos miró y sonrió. Al llegar, nos pusimos fuera del gran cristal y miramos. Una enfermera nos mostró a las gemelas y nos pidió los nombres.

—Tatiana Kaulitz Trumper —dije, esa sería mi pequeña Taty.

—Y Caroline Kaulitz Trumper —dijo mi moreno.

—¿Llevan el apellido de William primero? —Preguntó mi mamá—. Pensé que eran tuyas Tom.

—Aún no sabemos de quien son hijas, ya que el doctor fecundo el óvulo con el esperma de ambos, pero no sabemos que espermio entró.

—Ya veo.

—No quiero ser muy optimista —dijo la enfermera—, pero creo que los dos son los padres. Esperen traeré a las bebés.

Trajo los carritos y entendimos a qué se refería. La pequeña Taty tenía el cabello claro, como solía llevarlo yo, además tenía mis ojos, en cambio la pequeña Caroline tenía su pelito completamente negro, igual a Billy. ¿Será posible que Dios contestara nuestras súplicas y las bebitas fueran de ambos? Mi amado me abrazó.

—Son de ambos, cariño, somos sus padres —dijo mi pequeño muy emocionado.

—¿Podemos cargarlas? —Pregunté a la enfermera.

—Sí, claro, ellas están perfectamente bien.

Yo tomé a Caroline y Bill a Taty, las acurrucamos en nuestros pechos, mamá lloraba.

—Son simplemente hermosas, hijos. —Bill la miró sorprendido—. Sí, cielo, ahora serás un hijo más para mí y espero regresen a casa.

—Oh, madre gracias, pero no podríamos dejar nuestro hogar, hemos pasado tanto ahí —dije con ensoñación.

—Tiene razón Tomi, señora, pero la iremos a visitar cada vez que venga a la ciudad, es una promesa.

—Gracias William. ¿Puedo cargarla?

—Sí, tome, ella es Taty, su nieta verdadera. —Mi madre estaba feliz, le entregué a Bill a la pequeña Caroline.

—Toma amor, tu hija.

—Ambas son mis hijas, cielo.

—Lo sé, te amo.

.

Seis meses transcurrieron y estábamos completamente felices. Me encontraba dándole el biberón a Caroline, mientras Bill se lo daba a Taty.

—Dime cielo, ¿crees que Helena le sea fiel a Gustav?

—No lo sé, no se ve mala chica, ojala sea igual que su gemela.

—Sí, bueno, Chantilly sí va en serio con Georg.

—Eso sí, espero que los chicos se comporten.

—Después de la amenaza que le diste a Georg, ten por seguro que cuidará a Chantilly.

—Tenemos que cuidarla, después de todo es la casi madre de nuestras preciosidades.

—Me siento tan feliz con ellas, Tomichu, es como si mi mundo se hubiera expandido.

—Te entiendo, amor, yo me siento igual, siento que tú y las niñas son mi universo, y mientras ustedes estén bien, nada podría arruinarme la vida.

—Aaahhhh —Suspiró y me vio con sus ojitos brillantes—. Eres un amor.

—Cielo, las pequeñas se durmieron, ¿por qué no aprovechamos un rato los dos?

—Claro amor, vamos a acostarlas.

Las pusimos en su cunita y llevé a Billy de la mano a nuestra pieza. Lo miré a los ojos.

—Te amo con todo el corazón. —Lo besé con suavidad, Billy me tomó de la nuca para profundizar el beso. Nuestras lenguas bailaban, el piercing de mi amado me excitaba.

—Te deseo dentro de mí —dijo en mi oído, haciéndome estremecer.

—Lo que tú digas. —Lo desvestí con suavidad, tratando de no cortar el contacto visual. Nos volvimos a besar. Me fui a su cuello y mordí.

—Aaahhhh, cielo —Bajé a su pecho y repartí besos, mi moreno estaba empalmado, lo sentí cuando nuestros miembros se encontraron.

—Dios, Billy, eres increíble. —Seguí bajando y besé sus muslos.

—Tooooommiiii —Y me fui a su fuente del placer y le di una lamida, para luego volver a su boca.

—Te amo tanto, ahhh.

—Y yo a ti mhmm

Me lubriqué los dedos y comencé a prepararlo, sin dejar de besarlo, gemía en mi boca, mi miembro palpitaba dolorosamente.

—Voy a entrar.

—Sí, cielo, hazme el amor. —Me puse entre sus piernas y con sumo cuidado comencé a penetrarlo, lo sentía muy estrecho y cálido.

—Aaahhh Billy, ¿estás bien?

—Espera un momento, hoy estás muy grande, mi amor —Lo besé mientras se acostumbraba a la intrusión, cuando lo oí jadear, comencé a moverme lentamente.

—¿Está bien?

—Riquísimo Tomi mmmmm

—Billllll —Me moví un poco más rápido.

—Aaahhh Diossssss más rápido, amor. —Le obedecí, nuestras respiraciones se agitaban cada vez más, los sonidos de Bill eran demasiado provocadores para mis oídos, entraba y salía de su cuerpo acompasadamente, me acerqué para besarle y nuestros vientres ayudaban a friccionar su miembro, lo que le hacía perder la cordura. Mi erección estaba hinchada, ya me vendría.

—Billy me voy.

—Y yo contigo amor.

Con un grito ahogado acabamos. Salí de su cuerpo con cuidado y me puse a su lado abrazándolo.

—No sabes cuánto te amo, bombón.

—Y yo a ti, amado esposo

—Mírame. —Le pedí, él se giró y me vio a los ojos.

—Dime, cielo.

—Eres lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. Creo que podría morir tranquilo.

—Claro que no, no me dejarías viudo, ¿cierto?

—Es solo una forma de decir, contigo amo la vida.

—Y yo te amo a ti.

—¿Descansemos?

—Sí, y recuerda que te amo.

—Nunca lo olvidaría.

& FIN &

¿A alguien le dio diabetes o le salieron caries por leer este fic? Espero que no sea el caso, pero que sí hayan disfrutado de todo el romance y las canciones de esta historia. Gracias a todos por llegar hasta el fin conmigo. Besotes.

Escritora del fandom

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