Saludos, gente bonita, ya tenemos nuevo capítulo, hoy sabremos qué pasó durante la noche en que Tom se fue molesto en la moto.
“What if…” Fic Twc/Toll de MizukyChan
Capítulo 3: Promesa
Bill escuchó un ruido a lo lejos y abrió los ojos. Le dolía la cabeza, pero no por resaca como tantas veces antes, sino por haberse quedado dormido llorando en el sillón.
Los perros despertaron también y corrieron hacia la puerta, donde su dueño entraba, muerto de frío, frotándose los brazos para entrar en calor.
Bill se puso de pie y corrió hasta su gemelo—. Idiota —gruñó, abrazándolo fuerte. Tom no olía a alcohol, ni a mujeres, sólo a tabaco y a humedad—. Mierda, Tom, estás helado. —Lo tiró de la muñeca y lo llevó hasta la cocina, donde puso el calentador de agua.
Tom también se había dado cuenta que su hermano no olía a alcohol. Es más, se dio cuenta que no se había ido de la casa.
—Bill…
El rubio le daba la espalda, tenía ambas manos apoyadas en el mueble, mirando fijamente el hervidor—. No volviste a casa —su voz era suave, pero claramente esa frase era un reproche.
—Bill…
—Yo siempre regreso, Tom, incluso después de haberme acostado con alguien, siempre vuelvo a casa. Tú… no volviste.
—Estaba molesto. Estaba agotado y muy molesto —respondió el barbudo, bajando la mirada.
—Pero es nuestra casa, Tom. No volviste —La voz de Bill tembló, pero de rabia.
—No me atrevía a volver y ver que ya no estabas —confesó el mayor—. ¿Cómo crees que me habría sentido si hubiese vuelto y hubiera visto que tú de todos modos te fuiste a celebrar con Shiro y los demás?
—Eso no…
—Eso es lo que haces siempre, Bill. Haces lo que se te da la gana —reprochó el barbudo.
El aparato se apagó y Bill se movió para sacar dos tazas, pero cuando giró para tomar el hervidor, se quemó con el vapor que salía de él. No se quejó, pero Tom lo notó y se movió rápidamente para evitar que el cantante se hiciera más daño.
—Yo me encargo —dijo Tom, poniendo agua en las tazas—. El café está en esa despensa —señaló con la cabeza y Bill se dirigió hasta allá.
Se sentaron uno frente al otro, a beber su café en silencio.
Tom suspiró cuando el calor del brebaje comenzó a calentar su cuerpo—. Dios, que alivio.
—¿Te quedaste en la playa? —Preguntó Bill, era una suposición, pero al ver como el mayor asentía, continuó—. Debiste volver. Pudiste pescar un resfrío o algo peor.
—Ya, Bill, ya he regresado. No me regañes. Yo no lo hago por las mañanas en que te mueres por la resaca —dijo Tom con tono cansado—. Además…
Bill sintió una punzada de dolor en el pecho—. ¿Además…?
—Estuve pensando anoche. Pensé en muchas cosas… Creo que tendrás que acostumbrarte a esto.
—¿A qué? —Bill ocultó el toque de pánico en su voz.
—A que no esté aquí cuando vuelvas de tus fiestas.
—¿A qué te refieres? ¿Vas a salir de fiesta conmigo? —Bromeó, pero al ver como Tom negaba en silencio, agregó—. Antes salíamos juntos. Te divertías a mi lado.
—Bill… —Tom levantó una mano para que su hermano se callara—. Me mudaré.
—¿Qué?
—Nuestros estilos de vida han cambiado mucho.
—¡Tom!
El mayor lo ignoró y continuó—. Tú estás en un mundo que yo no apruebo y yo, necesito mi espacio también para seguir con mis…
—¿Con tus amigas? ¿Con Ría?
—Con mis proyectos musicales. Con nuestra música —terminó Tom, ignorando el hecho de que Bill todavía mencionara a Ría. Eso era historia pasada, ahora sólo se hablaban por asuntos domésticos, el dinero del abogado, avisar las fechas de entrega de documentos, el divorcio, nada más.
—Tokio Hotel —agregó Bill con tono triste.
—Sí, con Tokio Hotel. ¿Recuerdas? Ese solía ser nuestro sueño. —Tom dio el último sorbo a su café—. Antes éramos nosotros y los G’s. Ahora todo es sobre ti, sobre Billy y ese cuento que Shiro te obliga a contar a todo el mundo.
—Tom, es sólo parte del marketing —se defendió Bill.
—El marketing que tú y yo llegamos a odiar, Bill. ¿Ya lo olvidaste? —Tom se puso de pie, molesto—. ¿Olvidaste que por eso dejamos a Universal? ¿Olvidaste lo mucho que odiabas ser la muñequita de David? ¿Olvidaste por qué vinimos a California?
Bill bajó la mirada, avergonzado. Se había acostumbrado tanto a las fiestas, al glamour, a pasar a ser uno más, que había olvidado lo realmente importante.
—Llamaré a la inmobiliaria esta tarde —anunció Tom y salió de la cocina—. Necesito dormir un poco.
Bill lo miró marchar y suspiró. Tom tenía razón.
El cantante sabía que debía darle espacio, pero eso no incluía dejarlo marchar de casa. No, era su gemelo, sin Tom no había hogar, sin Tom no había un punto al que volver, sin Tom no había nada para anclar su vida, sin Tom… él no era nada.
Pasó una hora y subió en silencio, caminó directo a la habitación del mayor y abrió la puerta con cuidado. Dormía. Caminó hasta su lado y tocó su brazo, todavía estaba frío, lo cubrió mejor y se dio cuenta que tenía el teléfono ahí. Lo quitó y lo dejó dormir.
Se sentó a los pies de la cama, disfrutando de su paz. Sabía que Tom despertaba de inmediato cuando alguien ajeno a ellos estaba cerca, pero eso no pasaba con Bill, Tom sabía que podía estar tranquilo si Bill estaba ahí.
El rubio miró el celular de su hermano y lo activó. Tom no tenía contraseña, ni huella digital, no lo usaba nunca, así que no había nada que ocultar. Sonrió al ver la imagen de ellos y sus perros de protector de pantalla. Vio sus redes sociales y tal como había imaginado, no había nada allí. Abrió el navegador de internet y sus ojos se abrieron mucho.
Leyó en silencio la historia que su gemelo seguía y comentaba bajo un seudónimo extraño. Se quedó ahí por mucho tiempo, hasta que Tom se movió en sueños. Apagó el teléfono y sonrió.
—Tom…
—Déjame dormir, Bill —bromeó el mayor, con una sonrisa.
El rubio se quitó los zapatos y se metió en la cama, junto a él, abrazándolo por detrás. Era más alto, así que podía ser la cuchara mayor—. No me dejes, Tom.
—No puedo dejarte. Eres mi familia.
—¿Me lo prometes?
—Tendrías que prometerme algo a cambio —bromeó el barbudo, sintiendo como los ojos le pesaban. No había dormido en toda la noche y necesitaba descanso.
—Prometo volver a ti —respondió Bill, aferrándose más al cuerpo de Tom—. ¿Prometes no dejarme?
—Lo prometo. —Los ojos de Tom se cerraron y se dejó envolver en la paz que los brazos de Bill le prodigaban.
El cantante lo sintió dormir y suspiró profundamente—. Ya no me iré más, Tom. Estaré siempre contigo.
& Continuará &
¿Creen que sea tan simple para Bill? ¿Creen que Tom le crea de verdad? Pues lo veremos en el capítulo final. Gracias a todos por venir a leer y más por sus bellos comentarios.