“Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 3: Sangre por sangre
—Soy un demonio —dijo Bill, el mayor se separó y enfrentó su mirada, descubriendo que sus ojos estaban completamente negros y que rápidamente el hermoso rubor que se cernía en las mejillas del menor, se transformaba en una palidez cadavérica que le atemorizó de inmediato.
—No puede ser…
—Sí puede ser —Bajó la cabeza avergonzado, pero ya sin poder hacer nada para evitarlo—. Debes irte… estás en peligro a mi lado Tomi, no quiero dañarte, no a ti, mi amado Tomi —Su voz sonó rota y el rastudo sintió una enorme ternura por su pequeño gemelo, lo estrechó más fuerte entre sus brazos y besó su sedoso e inusualmente negro cabello.
—Yo también te amo Bill, tanto… tanto —El pelinegro sacudió la cabeza, él pensaba que su gemelo no hablaba en serio o al menos no de la misma manera.
—No lo hagas más difícil Tomi, vete por favor —Suplicó, liberando unas pequeñas lágrimas, pero el agarre de su hermano era firme, no quería dejarle así de simple.
—Ya lo dije Bill, si te vas… yo me voy ¿Te acuerdas cuando éramos pequeños y decíamos “nacimos juntos… morimos juntos” y nuestra madre se aterraba con nuestras palabras? —Ambos sonrieron ante la memoria—. Pues sigo insistiendo en aquella frase Bill, no te dejaré.
—Ya me dejaste Tomi… hace tanto tiempo —Le dijo el pelinegro, esta vez su voz se tornó fría y sin emociones, que el rastudo tuvo que dejarlo y se sorprendió ante el odio en la mirada de su pequeño.
—¿De qué hablas? Jamás te he dejado, fuiste tú quien me alejó, no me dejabas ni tocarte Bill, no sabes lo cruel que fue eso, yo… te necesitaba… tanto —Su voz tembló por el caudal de emociones albergadas por tanto tiempo.
—Eso es mentira —Gritó el menor, lleno de ira, levantándose y golpeando un árbol con tal fuerza, que éste se tambaleó casi saliendo de su fijo lugar entre sus raíces. Tom se asustó ante tal desplante de poder y furia.
—No miento Bill.
—Tú preferías a esas zorras, no… —Sacudió su cabeza con dolor—. Tú me cambiaste por ellas —Gritó descontrolado, dándole la espalda al rastudo, quien por fin pudo unir las piezas en su cabeza.
—Bill… tú… estabas celoso —dijo con un tono de comprensión y admiración, todo en uno—. Pero yo tuve que hacerlo, tú… te alejaste de mí, tú… eras el único a quien yo deseaba tener cerca y al alejarme, me sentí tan solo… vacío… y tuve que buscar compañeras para llenar ese espacio que dejaste en mi corazón.
—Eso es muy conveniente Tom, no te creo nada, sólo liberaste con sexo tus putas hormonas —dijo fríamente el menor, sin volverse.
—Mírame Bill… por favor. Mírame y dime si miento —Rogó el rastudo, tocando levemente el hombro del vampiro.
—No puedo, si lo hago… —«Me perderé en ti y te haré daño» Pensó el chico—. Vete Tomi, vete ahora que puedes —dijo el pelinegro, cayendo de rodillas al piso presa de un nuevo temblor corporal, pero el rastudo le abrazó por la espalda y besó su cuello con cuidado.
—No quiero irme, no ahora que lo comprendo todo —Sus manos, abrazaron la delgada cintura de su gemelo y siguió repartiendo besos en el delicado cuello del menor.
—No entiendes nada Tomi. Soy un demonio, un maldito vampiro, un chupa sangre, te comeré y morirás —dijo rápidamente y el mayor se echó a reír y lo giró, al punto de sentarlo en sus piernas y acunarlo como a un bebé, increíblemente Bill se dejó.
—Oh Bill, te creo —susurró, el menor abrió los ojos de la sorpresa—. ¿Cómo no creerte? Te juntas con los brujos de la escuela, es normal que salieran con alguna cosa como esa.
—No es una broma —El tono de Bill era serio, y el rostro del mayor también se contrajo en una mueca de seriedad, mientras con su pulgar acariciaba la mejilla del pelinegro.
—Lo sé, lo veo… tu rostro pálido, tus ojos sin luz, pero… ¿Por qué un vampiro? —preguntó con una sonrisa—. No me dirás que por la película tonta que estuvo de moda —Bromeó.
—No es eso —Rió también el moreno, pese a que a él sí le gustó aquella película—. De hecho, yo mismo no lo sé, no lo escogí, fue hecho de acuerdo con Lilith.
—¿Quién es Lilith? —preguntó el rastudo lleno de confusión.
Bill explicó a grandes rasgos la existencia de la gran madre de los demonios, habló de de su pacto y su transformación en este ser de las sombras.
—Un “vampire” —susurró el mayor, sin dejar de acunar a Bill entre sus brazos—. Todo esto es tan…
—Anormal, lo sé —completó el pelinegro—. Pero así es como son… y serán las cosas… para siempre.
—Pero ¿Por qué no necesitas la sangre de los humanos? —preguntó Tom casi con insistencia, al pelinegro se le escapó la relación que podría tener sólo con una persona y su gemelo, pensó por un segundo que él “debía” ser esa persona, que era un derecho que le otorgaba el ser el gemelo de Bill.
—La sangre me dará energía, pero no será necesaria.
—Pero explícame lo del lazo de sangre —repitió Tom, su hermano se habría sonrojado de haber podido, pero su cuerpo ya no era igual… ya no era totalmente humano.
—No sé si deba hacerlo Tomi, no insistas —pidió el chico, pero al ver la mirada obstinada del mayor, prosiguió—. Existe una persona especial para los “vampire”, alguien a quien amas más que a nada, y te alimentas sólo de esa persona.
—Esa persona ¿Se vuelve vampira también?
—No, y es ahí donde surge el problema. Esa persona te ama tanto, que acepta convertirse en tu guardián, te protege durante el día y te entrega su sangre como alimento, a cambio ella recibe tu esencia y no envejece —explicó el menor.
—Se aman para siempre —completó el rastudo, mirando fijamente los ojos de su hermano y desviando la mirada a sus dulces labios—. Es hermoso, ahora comprendo por qué te volviste un “vampire”, tú siempre has sido tan romántico que la idea de estar toda la vida con tu alma gemela era simplemente perfecta para ti.
—Yo… —Bill bajó la mirada, pues al escuchar la expresión “alma gemela” le recordó que así se llamaban él y Tom cuando eran pequeños.
—¿Ya sabes quién es tu lazo? —preguntó Tom con un nudo en la garganta.
—No —Mintió el menor.
—Yo sí sé quién es Bill —dijo seguro el rastudo y con su mano libre, levantó la barbilla del pelinegro, alentándole a mirarle de frente—. Soy yo ¿cierto?
Bill se quedó de piedra ¿Cómo lo había descubierto? No pudo negarlo, simplemente no podía negar lo que su alma deseaba con desesperación. Tom se acercó lentamente hasta él, podía sentir su respiración, podía escuchar los latidos acelerados de su corazón, podía incluso oler toda la esencia de su gemelo y sin embargo, estaba completamente paralizado.
—Te amo —susurró frente a su boca, provocándole un escalofrío y sintió como los cálidos labios se posaron sobre los suyos, fue sólo una suave presión y luego éstos se alejaron, dejándolo con una sensación de angustia inmensa.
—Vete Tomi, no debes estar aquí —Rogó Bill, sin mirarle a los ojos.
—No me iré nunca más Bill, esta vez ya no haré caso de tus niñerías, si quieres golpearme… hazlo, pero me quedaré contigo, así tenga que cortarme para que bebas de mí —Sus palabras tenían fuerza y en un brusco movimiento dejó a Bill contra el suelo y se puso sobre él, deteniéndolo, inmovilizándolo con sus propias extremidades.
—No seas tonto Tomi, tengo fuerza, podría matarte si quisiera.
—No puedes… no aún, porque no has bebido sangre, aún no está completa la transformación —La sonrisa en el rostro del pelinegro se borró, era cierto, podría luchar, seguramente podría vencer a Tom, pero le amaba demasiado como para lastimarle seriamente.
—Déjame ir y regresa a casa.
—Tú eres mi casa Bill —Se acercó a él y besó sus labios, pero fue recibido por una mordida—. ¡Ah! —Gritó y se volvió a lanzar a los labios del pelinegro, forzosamente, apretándolo con su cuerpo para someterle.
Ya sin poderse contener, Bill le dejó y le recibió, abriendo levemente sus labios y dejándose encantar por la cálida y húmeda lengua de su gemelo. Sus brazos estaban apretados bajo el cuerpo de Tom y tuvo que luchar para sacar una mano y poder acariciar uno de los costados del rastudo.
Sintiéndose más seguro, Tom liberó el agarre sobre su hermano, para poder disfrutar de la situación, pero al hacerlo, sólo fue recompensado por un rodillazo en su pene, tan fuerte que le sacó lágrimas.
—¡Tonto! —Le gritó el menor, poniéndose rápidamente de pie y emprendiendo un camino que aún no había definido, pero que simplemente le llevaría lejos de allí, y lejos de cualquier daño que pudiera causarle a su Tomi.
—¡No! —Gritó el rastudo, levantándose apenas. Corriendo, se lanzó contra el cuerpo de Bill para impedir que siguiera su camino. Estando ambos en el suelo, le gritó—. Ya te dije que no te irás aunque tenga que doblegarte.
—Déjame Tomi —pidió el menor, con las manos empuñadas—. No quiero que estés en un mundo entre los vivos y los muertos.
—¿Y en qué clase de mundo viviré sin ti? —dijo fuertemente al oído del pelinegro—. Ya han sido suficientes estos tres años sin ti.
—No lo entiendo.
—Claro que no entiendes nada, el tonto eres tú Bill, te amo —Forzosamente lo giró y lo dejó boca arriba, enfrentando su mirada—. Te amo y no precisamente como un hermano —Los ojos de Bill se abrieron y una tímida sonrisa se dibujó en sus labios.
—Serás un espectro.
—Y tú un “vampire”
—Te comeré…
—No Bill… yo te comeré a ti —dijo juguetonamente y movió el piercing de su labio con una lengua demasiado tentadora para el gusto del menor.
Besó sus labios de una forma provocativa y sintió que su miembro se endurecía rápidamente al escuchar gemir a Bill, de una forma tan guarra como nunca escuchó a las zorras con que se acostó.
Sus lenguas se enfrentaban en un combate por dominar, que ninguno quería perder, y que ambos disfrutaban al máximo.
Las manos de Tom no perdieron tiempo y se colaron bajó la negra y ajustada playera del menor, acariciando la no tan fría piel del chico bajo su cuerpo.
—Nnññiiaaa —Gimió el menor al sentir tan tibios roces en sus zonas erógenas.
Bill se dejó hacer, tocar, acariciar, pero luego quiso tomar parte en tan deliciosa labor y comenzó a deshacer el agarre de su cinturón, para darle más libertad a su hermano. Tom por su parte, con gran agilidad se deshizo de sus propios pantalones, bajándolos junto con sus bóxers, todo de una vez.
—Wow, eres grande —Admiró el menor, el erguido miembro del rastudo y levantó las caderas, incitándole a quitarle sus prendas.
Al estar completamente desnudos, la brisa nocturna les hizo estremecer, sin embargo el calor de sus cuerpos al abrazarse, les indicó que estando juntos, todo estaría bien.
Tom retomó el beso con pasión y acarició la espalda del menor con agilidad, siendo recompensado con jadeos prolongados y un suave vaivén de las caderas del pelinegro, que le indicó que ya era tiempo de iniciar la acción.
Con cariñó, movió una de las rodillas de su gemelo, para que éste le diera espacio y sin oponer resistencia, Bill abrió sus piernas y recibió a Tom entre ellas, aún moviéndose, sin perder ningún roce de su cálida piel. Tímidamente se preguntó qué sentiría Tom cuando su piel extinguiera por completo su calor ¿Lo rechazaría? Prefirió no pensar en eso y dejarse llevar por las sensaciones de éxtasis que sólo su gemelo podía provocar en su cuerpo.
—Bill dime… —susurró un agitado Tom cerca del oído del otro—. ¿Eres virgen?
—¿Qué crees? —respondió con ironía el menor. El rastudo alzó la cabeza y lo miró fijamente a los ojos.
—Sí… me has esperado ¿cierto? —Tom recordó una vez, en que su hermano se enfermó y tuvo fiebre, fue una ocasión que pese a ser triste, le permitió estar cerca de Bill, y cuidarlo como cuando eran pequeños. En aquellas horas de delirio, le oyó decir que estaría puro sólo para él.
—¿Cómo puedes ser tan egocéntrico? —dijo casi con reproche el menor, tratando de quitarse a Tom de encima, siendo aprisionado una vez más por un abrazo tentador.
—No podría juzgarte si no lo eres, pues yo mismo fui un esclavo del sexo, pero quiero que sepas que para mí esto… nosotros… es lo más especial del mundo —dijo el rastudo y comenzó a repartir besos de mariposa en el rostro del menor, quien aún no salía de su asombro.
—Sabes Tom… —El mayor le puso atención—. Esto es ridículo, no te condenaré a la miseria, no por una calentura. Yo no soy como tú —con la fuerza que le otorgaba su nuevo ser, se sacó de encima a su gemelo y tomó sus ropas con rapidez y procedió a vestirse.
—Bill… —El rastudo no comprendía que había dicho o hecho mal, se vistió también en caso de tener que seguir a su gemelo.
—Vete a casa —Ordenó con dureza, aunque su corazón no dejaba de reclamar por sus acciones y su entrepierna no dejaba de doler por la excitación—. Vete y sé feliz Tom, olvida que tuviste un hermano.
Sin dar la vuelta, corrió a todo lo que sus piernas le permitieron, es cierto que no tenía super velocidad, pues no había bebido sangre humana, pero fue suficiente para alejarse de Tom, y si se ocultaba entre las sombras, éste no podría encontrarlo.
—¡Bill! —gritó a todo pulmón el mayor, corriendo apenas entre las ramas de los árboles, que al parecer se habían confabulado para detenerle—. No me dejes… —Gimió de dolor cayendo al suelo.
Un ruido se dejó oír entre la noche y Tom pensó que tal vez era su hermano oculto entre las hierbas, fue en dirección del sonido sólo para encontrarse con una loba alimentando a sus crías.
—Oh no —susurró bajito el chico, pero la loba se enfureció de ver su guarida descubierta y amenazada. Sin dudar, saltó sobre el rastudo con sólo una mira en su mente… matar.
& Continuará &
OMG… ¿se muere Tom? Se supone que Bill debía salvarlo, pero como rechazó el lazo de sangre, su gemelo que sigue siendo mortal… morirá… que pena… veamos qué pasará con el fic.