38: Manos a la obra

Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 38: Manos a la obra

Let’s go all the way tonight. No regrets, just love. You make me feel like I’m livin’ a teenage dream. The way you turn me on.
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Hagámoslo todo esta noche. Sin remordimientos, sólo amor. Tú me haces sentir, que estoy viviendo un sueño adolescente por la forma en que me enciendes

(Teenage dream)

Por la mañana, mientras Bill y Tom estaban en el hospital, Gordon Kaulitz había llegado muy temprano a la escuela, para hablar con varias personas interesadas en el bienestar del chico de rastas.

La primera de ellas era Nataly Berg, la psicóloga de la escuela, a quien contactó Gordon, tras haber encontrado su tarjeta en la billetera del rastudo. Los demás eran padres y tutores de algunos estudiantes, incluidos el señor Collins, jefe de Tom, el señor Page, el señor Schafer y Tobi, quienes le habían conocido mientras Tom prestaba servicios, defendiendo a la escuela de los criminales del “Caso 69”.

Tras planear una estrategia convincente, el grupo de adultos, pidió una audiencia con el rector de la escuela y se sentaron a dialogar.

Señores, tengo entendido que me han convocado, para poder hablar del estado académico del alumno Tom Trumper —comenzó el rector.

Así es, señor —respondió Nataly, llevando el liderazgo en la asamblea.

Esta mañana, he recibido el informe médico que nos trajo el personal del hospital, en el que se encuentra actualmente internado —explicó el hombre, abriéndolo, pero sin duda ya lo había leído—. Aquí se detalla, que el joven Trumper está sanando de su lesión en el hombro, pero que su recuperación total tardará mucho, por lo que quedará excluido del resto de los encuentros deportivos de la liga juvenil —terminó de leer.

Me lo temía —confesó Gordon a Collins en voz baja.

Por lo tanto, la beca deportiva que el alumno tiene, deberá ser removida. —Sentenció.

Pero señor, usted sabe que Tom Trumper es huérfano y que él estudia en esta escuela sólo gracias a los dineros que le brinda la beca. Si se la quitan, él tendrá que abandonar sus estudios —dijo Nataly, con enojo en su voz, eso era muy injusto.

No abandonará sus estudios, señorita Berg, sólo deberá trasladarse a otro establecimiento educacional —agregó el rector, con un tono condescendiente, a él en realidad no le importaban demasiado los alumnos becados.

Ningún otro establecimiento tiene los adelantos de esta escuela —gruñó ella de vuelta. Sabía que el rector, sólo velaba por los niños ricos, y que le daba la mano a los becados, sólo cuando le hacían salir en televisión o en los periódicos, por sus logros.

¿Hay algo más que los señores estén interesados en saber? —Preguntó, ignorando completamente el esfuerzo de la rubia.

Sí, señor —habló Collins, el más antiguo del grupo—. ¿Por qué no le cambian la beca a Tom? Sé por experiencia que el chico es brillante en todas las demás asignaturas.

Es cierto —agregó Nataly—. Tom ha demostrado que tiene las mismas calificaciones de los chicos becados en otras asignaturas, exceptuando sólo informática. Él prefiere hacer todo “a la antigua”, con lápiz y papel —dijo ella, sintiéndose orgullosa de Tom, casi como si el chico fuera su hijo.

Me temo, señores, que las becas ya fueron entregadas y no podemos removerlas —acotó el hombre—. No podemos quitarle la beca a otro alumno, para entregársela a Tom.

¿Y no hay forma de transferir los fondos de la beca deportiva a otro sector? —preguntó Page—. Sería sólo como cambiarle el nombre a la beca.

No, señor, los dineros no se tocan —alegó molesto el rector. Los hombres se dieron una mirada cómplice, seguramente él se quedaba con algún recorte de esas entradas económicas.

Pues, en ese caso. —Se puso de pie Gordon—. Tenemos una propuesta que hacerle.

El grupo sabía de ante mano, que el rector se iría por lo más fácil y dejaría a Tom sin beca, por lo que antes de llegar a la audiencia, planearon una estrategia, que no tenía ningún fallo, sólo esperaban que el rector les permitiera realizarla.

¿Qué tiene planeado, señor Kaulitz? —Preguntó el rector, con un brillo en los ojos, Gordon Kaulitz y los otros hombres presentes, eran famosos y adinerados, debía poner atención a cualquier demanda que quisieran, para evitar escándalos, sobre todo ahora, que todos tenían miedo por el “Caso 69”

Mis compañeros y yo, queremos costear una beca para Tom. —El hombre al frente contuvo la respiración, ¿por qué de pronto tanta atención por un “don nadie”?

¿A qué se refiere, señor? —Insistió el hombre.

Pagaremos por completo la colegiatura, incluyendo nuevos materiales, una asignación mensual en dinero, la paga de los gastos alimenticios y por sobre todo, accesorios tecnológicos —explicó el hombre, agregando—, el chico es brillante, si aprende a manejar mejor la tecnología, llegará muy lejos, eso lo podemos asegurar.

Pero, señor Kaulitz, esos regalos se los puede dar en forma personal —comentó el hombre, sintiéndose hasta envidioso del joven rastudo.

No es así —alegó Collins—. He trabajado con Tom por dos años, y le puedo asegurar, que jamás aceptará un regalo, sin habérselo ganado.

Es por eso que estamos reunidos aquí, rector —agregó Nataly—. Necesitamos que todo esto se haga con el nombre de “Beca estudiantil” —El hombre se ajustó las gafas—. Él no tiene que saber nada de esto, que son ellos quienes pagan por sus estudios.

Queremos que Tom piense que son regalos de la escuela —comentó Gordon—. Algo así como, “te cambiamos la beca deportiva, por esta beca estudiantil, que trae más beneficios”.

¿Por qué hacen esto? —Preguntó el rector, sorprendido.

Salvó a mi hija de los delincuentes del “Caso 69” —respondió rápidamente el señor Page, recordando el susto que se llevó con aquel ataque contra Chantelle.

También salvó a Bill, de hecho, por eso perdió la beca —agregó el señor Kaulitz.

Es un buen amigo y colega de mi hijo —dijo el señor Schafer—. Y me sentiré más seguro si él está aquí ayudando a Gustav.

Yo sólo creo que es un chico admirable —comentó Tobi.

Y yo lo quiero, como si fuera uno de mis hijos —Finalizó el señor Collins.

¿Qué pasaría si me negara? —preguntó el rector, tanteando el terreno.

No le gustará saber la respuesta —dijo bromeando Gordon, pero dejando entrever, que era ciertamente una amenaza.

Bien, si están todos tan seguros. Haré los procedimientos y papeles “Simulados” —Hizo comillas—. Señores, debe haber alguien que tome la tutela de esto y aparezca como responsable o tutor legal de Tom Trumper.

Yo lo haré —afirmó Gordon.

Perfecto —Suspiró—. Estamos en paz.

Y con esa frase, la reunión se dio por finalizada.

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Al mismo tiempo, en la estación de policía, Gustav preguntaba por un agente en especial, y tras hacerlo pasar a una oficina pequeña, el chico habló.

Oficial Holloway, tengo algo que necesito que analice —dijo con rapidez, quitándose la mochila, para hurgar en su contenido.

¿Es del “Caso 69”? —Preguntó de inmediato, reconociendo a Gus como uno de los ayudantes de Tobi.

Sí, lo es. —Sacó el celular de cubierta rosa y se lo entregó, sonrojándose al ver que el otro alzaba las cejas.

¿Rosa?

No es mío.

Obviamente. ¿Es de tu novia? —Indagó para molestarlo.

Sí. No, bueno… es de Chantelle.

¿Chantelle Page? —El hombre se exaltó—. ¿Qué ocurrió?

Alguien hackeó su número y la han estado acosando por una semana —explicó el rubio.

¿Y por qué no avisó antes? —Se quejó el policía, sacando de inmediato el chip del teléfono, con sumo cuidado y poniéndolo en su propia laptop.

Ella estaba aterrorizada —respondió el rubio, a modo de disculpa.

¿Le contó a su padre?

No, le dijo a una amiga y por ella me enteré yo —contestó el chico—. Ahora tiene otro teléfono, pero continúan llamándola.

Es natural, un ataque psicológico —explicó el oficial—. A propósito, ¿por qué no estás en la escuela?

Yo… —Esta vez sí se sonrojó, porque había huido por el estúpido modelo Ken—. Pensé que podía ayudar trayéndole esto antes.

Esto podría tardar horas —comentó el policía—, sugiero que regreses y apenas sepa algo, te lo haré saber.

Está bien, gracias.

No, gracias a ti, Gustav —dijo con una sonrisa cálida—, con esto podríamos descubrir algún centro de operaciones. Mantente atento, no queremos que te hagan algo a ti, chico. —Le guiñó y volvió su rostro al ordenador.

Adiós.

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Cuando la reunión de los padres terminó, Gordon se acercó al señor Page y en voz baja le dijo.

Necesito de tus servicios. —El otro hombre le miró con seriedad, pues los negocios, eran negocios.

Cuéntame.

¿Quiero que investigues al amigo de mi hijo? A Andreas —explicó Gordon y el otro frunció el ceño.

¿Qué ha pasado?

Es algo complicado, no es nada grave, pero creo que oculta algo en contra de mi familia. —Le miró de frente—. ¿Podrías hacerlo?

Claro —Sacó su celular para anotar—. ¿Es urgente?

No, aunque no creo que demore mucho hacer unas cuantas investigaciones sobre él, es sólo un niño.

Exacto, siempre y cuando esté limpio. En estos tiempos, nunca se sabe. —Ambos se miraron con seriedad—. Te avisaré cualquier cosa.

Que nadie se entere.

Claro.

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Andreas estaba en su casa, le había mentido a su madre, diciendo que no se sentía del todo bien y que prefería descansar cómodamente en su cama. Su progenitora, una mujer que le había consentido toda la vida, no dudó en creer en sus palabras y le permitió permanecer acostado en su habitación.

El chico no paraba de repasar la conversación que había tenido con Oscar Manzur la tarde anterior.

El estúpido de mi hermanito, ya no volverá a ser tu dulce angelito, Andi —Le había dicho Oscar, y luego su padre cortó con rapidez, alegando que tenían una emergencia familiar.

¡¿Qué demonios está pasando?! —Gruñó a la nada, y tomando por milésima vez su celular, marcó el número de Alex. Pero la respuesta seguía siendo la misma: buzón de voz.

Volvió a girar en su cama, sin salir de entre las mantas, sentía que por lo menos allí estaba a salvo, oculto, como cuando era un niño. Pero… ¿por cuánto tiempo? ¿Cuánto más tardarían los Kaulitz en descubrir que mantenía contacto con los Manzur?

Resopló, al parecer Bill ya lo sabía, y lo había mandado a la mierda, en forma muy elegante, sin sus acostumbrados berrinches de “Diva”.

¿Y qué estaba pasando con Alex? ¿Por qué no contestaba sus llamadas? ¿Por qué Oscar tenía su teléfono? No es que desconfiara de él, pero tras lo ocurrido con Bill, jamás volvería a ser un amigo para él.

Pero eso no quitaba el hecho de que tendría que seguir tolerándolo, después de todo, era el hermano mayor de Alex.

¡Ya basta! —dijo fuerte, poniéndose de pie—. Ya no lo soporto. Viajaré a verte, Alex.

Y comenzó a empacar algunas cosas, había momentos en la vida, en que era necesario actuar y éste, era justamente uno de esos instantes.

Manos a la obra —dijo y se encaminó al baño, para arreglarse.

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Pese a la ajetreada mañana, Tom fue dado de alta de la clínica, con un certificado para la escuela, de que debía mantener reposo por toda una semana.

Gordon corrió con todos los gastos médicos, incluidas las nuevas pastillas para el dolor y unos relajantes que le harían dormir más y así realizar efectivamente el descanso que debía.

Tom agradeció con un poco de incomodidad, pero no tenía opción, aún si juntaba todo el dinero que tenía ahorrado, no podría pagar su ingreso en ese prestigioso lugar, así que bajando la cabeza, asintió en silencio.

Vamos Tom, no te sientas así —dijo el hombre, ayudándole a subir al auto.

Gracias, señor Kaulitz, se lo pagaré de alguna forma —contestó, cuando todos estuvieron en el espacioso vehículo.

Bueno, ya tienes un trabajo, chico. Eres el tutor de Bill —Le guiñó un ojo y su hijo sonrió.

Tienes razón, papá —Concordó el pelinegro, sin dejar de sonreír.

Y ahora que debes reposar, ¿te parece quedarte en nuestra casa? —Preguntó el adulto, sabiendo de antemano la respuesta.

Por supuesto que no, señor. No me gusta ser un estorbo —respondió con la cabeza en alto.

Ya me lo suponía —Gruñó el hombre, sonriente.

Yo lo cuidaré —Se ofreció el menor.

También lo sabía —Se pasó la mano por la cara, en un gesto de cansancio—. Tom, te compré una cama más grande.

¡Qué! ¿Pero, por qué hizo algo así? —Se sorprendió el rastudo.

Conozco demasiado bien a la “Diva” que tengo por hijo —habló el hombre mirándolo, Tom comprendió a qué iba todo eso—. Ya sabía que Bill estaría pegado a ti cuando dejaras la clínica y no puedo incomodarte a ti, chiquillo, estando herido, forzándote a compartir tu cama tan pequeña con otra persona.

Los más jóvenes compartieron una mirada cómplice, mientras más pequeña la cama, más juntos estaban en ella. Saki los miró por el espejo retrovisor y sonrió también «Que buena es la juventud» Pensó y sonrió. Por fin, Gordon estaba haciendo bien las cosas con su consentido hijo.

Gracias, señor —Iba a hablar Tom, pero el adulto lo detuvo.

Basta, chico, nada de gracias, esto queda en familia.

Llegamos —anunció Saki, bajando para abrirles la puerta.

Vayan, por la tarde le traeré a Bill una maleta de ropa —explicó Gordon—. Hay comida en el refrigerador. Adiós y por favor Bill, deja que Tom descanse.

Sí, padre, no sé por qué lo dices en ese tono —respondió sonrojándose.

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Al llegar al último piso, Tom abrió la puerta y se impresionó de encontrar en su sala, un nuevo sofá y un hermoso calefactor, que funcionaba a base de agua.

Wow, yo creí que era sólo una cama —susurró el chico, pero Bill sonrió.

Papá es peor que yo para las compras, una vez que ve algo interesante, no para hasta que tiene veinte productos en el carro —dijo como si nada, cerrando la puerta y llevando a Tom a su cuarto—. Vamos, tienes que descansar.

Hey, que no estoy inválido —Se quejó.

Es cierto, pero de todos modos, me encargaré de mantenerte tranquilo y feliz todos estos días —aseguró el pelinegro—. Y si es necesario cantarte arrullos de bebés para que duermas, lo haré.

Sí, cántame, adoro tu voz. —Sonrió y lo cogió por la cintura con sólo un brazo, ya que esta vez, sí tenía el brazo lastimado en un cabestrillo.

Y cuando estés sano, me acompañarás con la guitarra —dijo entre risas, porque los besos en el cuello, le daban cosquillas.

Claro qu… —Tanto él como Bill se quedaron inmóviles.

Miraron en la habitación y se sorprendieron de ver una cama enorme, con unos suaves cobertores y al revisarla con detenimiento, descubrieron que también tenía un “calienta-camas” una especie de manta que se ubica bajo las sábanas y se enchufa para brindar calor. Y además, otro calefactor, un poco más pequeño que el de la sala.

Voy a tener que trabajar mucho, para poder pagarle todo esto a tu padre —susurró el rastudo. Bill simplemente giró para verle y dijo.

Salvaste mi vida, Tomi, es normal que mi padre quiera compensarlo de alguna forma.

Nada podría compensar tu vida, cielo. Eres único, demasiado especial, tanto para tus padres, como para mí. —Acercó su rostro y se fundieron en un dulce beso.

Almorzaron algo simple y luego se acostaron, pues la medicina tenía efecto inmediato en el joven de rastas, y Bill no quería alejarse de él y tras todo el llanto que derramó en la clínica, lo único que deseaba era ser envuelto por los suaves brazos del sueño.

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Tom abrió los ojos y sintió calor, claro las nuevas mantas y el cuerpo abrazado a él, aumentaban la temperatura unos cuantos grados. Sonrió sin poder evitarlo y trató de moverse, pero al hacerlo el pelinegro se estiró y bajó las cobijas, seguramente él también estaba un poco acalorado.

Billa… —susurró y en respuesta, el pequeño soltó un leve gemido y pasó su mano, por su torso de una manera bastante erótica.

Tom se lamió los labios, aún recordaba lo que estuvo a punto de hacer cuando la reportera Dunja los sorprendió en el auditórium de la escuela. Y el sólo pensamiento del piercing de la lengua de su pelinegro, le excitó.

Se acomodó en la cama para acariciar el torso desnudo de su pequeño y le oyó gemir otra vez, no satisfecho con eso, bajó su mano hasta la entrepierna de Bill, acariciando por sobre la tela, descubriendo que también estaba excitado.

Mmm Tomi… —Gimió el moreno, pero esta vez, abriendo los ojos con lentitud.

¿Te gusta? —Preguntó con timidez, con el reflejo de retirar la mano y disculparse por tal ofensa, pero recibió una grata sonrisa.

Claro que me gusta. —Se puso de lado, para que ambos se miraran y también llevó su mano al miembro endurecido de su novio—. ¿Acaso a ti no?

Aaahhh —Jadeó roncamente el mayor.

No sé si debamos… tu brazo —Trató de quitar la mano el pequeño, pero Tom lo detuvo y se apoderó de sus labios.

Mmm no hay mmm nada mmm mejor mmm para relajar mmm que esto mmm. —Se defendió entre beso y beso y Bill no pudo estar más de acuerdo, pero al moverse sintió una punzada de dolor en los cortes que se había hecho aquella mañana, en la pierna.

Aaayyy —Se quejó y Tom se detuvo en seco.

Tu pierna —Sentenció y puso a Bill sobre su espalda, alzándose sobre él—. Déjame a mí, quiero que tú también te relajes. —Bill asintió, un poco temeroso de esta nueva situación, al verse vulnerable y expuesto ante Tom.

El rastudo llevó todas las mantas hacia atrás y se puso entre las piernas del cantante, le miró con adoración y pasó sus manos, delicadamente por las piernas delgadas del menor. Tomó la orilla del bóxer y comenzó a bajarlo poco a poco, con miedo de lastimar más sus cortes. Pero al pasar el sector herido, la prenda salió con rapidez.

Tal como lo había dicho Nataly, Tom no tenía miedo ni repulsión, aquel ser bajo su cuerpo, no era sólo “otro hombre”, era Billa, el amor de su vida, y eso calmaba cualquier temor que pudiera sentir.

Vio su pene completamente erecto y eso le dio satisfacción, pues le estaba indicando que estaba igual de excitado que él, no estaba mintiendo al decirle que le gustaba, porque podía verlo con sus propios ojos, esa era otra gran ventaja de estar con un hombre.

Bill se agitó al sentir la intensa mirada de Tom en sus partes nobles y llevó una mano para cubrirse, pero la mano del rastudo le detuvo.

Eres hermoso —dijo y llevó uno de sus dedos a la tentadora estrella que estaba en su cadera, causándole un estremecimiento al menor.

Bajó su rostro y besó los muslos interiores de Bill, sintiendo que su propia hombría palpitaba de deseo al acercarse a su objetivo. Cuando su cara estuvo frente al pene del pelinegro, le dio un beso en la punta y luego lo llevó a su boca. Sólo entró la cabeza, ya que para él esto era totalmente nuevo, pero los gemidos que escuchaba de Bill, le indicaban que estaba haciéndolo bien.

Oh… oh… oh… —Jadeó fuertemente el cantante.

Y Tom comenzó a dar lametazos por toda la longitud de la carne frente a él. Sostuvo con sus manos los muslos del pequeño, que a cada instante se apretaban por el placer que estaba recibiendo.

Cuando el rastudo sintió que el sabor en su boca comenzaba a cambiar, comprendió que su pequeño pronto alcanzaría el orgasmo, y dejó de succionar, para retomar el trabajo con su mano, mirando fijamente el rostro de Bill.

Ya, ya, ya —Trató de decir el cantante.

Lo sé, hazlo amor, córrete para mí —Pidió el mayor y fue la locura. Bill explotó en una mezcla de emociones, y su semilla inundó la mano de su novio, quien le brindó una cálida sonrisa—. Te amo.

Te, te, te amo —Pudo responder, completamente exhausto.

Te ves hermoso así. Quiero ser el único que te vea de esta manera —Volvió a pedir.

Sólo tú me has visto así, porque sólo a ti he amado en mi vida —respondió el menor.

Tom lo abrazó contra su cuerpo con dulzura, con cuidado de no lastimar su pierna herida, ni su propio brazo, pero esto ocasionó que el cantante notara la erección presente en su entrepierna.

Tomi, hazme el amor —Pidió, buscando sus ojos.

Quiero que sea especial —alegó el otro.

Ya te lo dije una vez, si es contigo será especial —Ambos se miraron, comprendiendo que ya ninguno de ellos quería correr más riesgos, no querían que por cualquier otro ataque o por un evento desafortunado, esta oportunidad de amarse se esfumara.

Está bien. Te amo.

Lo sé, te amo igual.

& Continuará &

OMG Por fin lo harán ¿O la escritora malvada hará algo para que no suceda? Ya llevamos miles de capítulos y todavía no lo hacen muajajaja (risa maligna) Sólo puedo decir: “No se pierdan la continuación” Y gracias por leer.

Escritora del fandom

2 Comments

  1. Siii x que tanta demora 😱😱😱😈😈😈

    • Que malvada es la escritora muajajajaja

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