4: Blanca Navidad

Saludos, gente bella, llegamos al final de este mini fic, si el capítulo anterior fue demasiado para ti, mejor no leas este porque habrá más tentáculos 🙂

«Manuela en Navidad» Fic Toll de MizukyChan

Capítulo 4: Blanca Navidad

Tom estaba agotado, pero pese a eso, devoró la comida que pidieron a domicilio. Bill hizo lo propio, mostrando sonrisitas coquetas a su novio, que sólo deseaba ir a dormir.

Tom, tengo una idea —dijo de pronto el pelinegro, dejando los platos en el fregadero.

El rastudo no quería saber de esas ideas, al menos hasta después de quince minutos. Pero su novio era muy testarudo y, sujetándolo de un brazo, lo llevó de regreso a la habitación.

Si tus fluidos son mi medicina y me renuevan de energía, ¿no crees que pase lo mismo contigo?

No, porque soy humano —respondió rápidamente el chico.

Pero eres el portador en estos instantes, no te haría daño, pero sí podría re-energizarte como lo hace conmigo.

Tom lo consideró, pero ¿cómo podría llenarse de sus propios fluidos? ¿Hacerse una auto felación? Con su polla extra larga, era posible, pero…

¿Qué tienes en mente? —Se arrepintió de sus palabras en cuanto vio el brillo de maldad en los ojos de Bill.

Ven aquí —dijo sensual y lo recostó en la cama.

Rápidamente se puso a horcajadas de su novio y dijo—. Te voy a montar.

El rastudo tragó pesado, le gustaba mucho esa idea, pero dónde estaba él en ese cuento.

Necesito que pienses en otra polla, una mucho más delgada, pero más larga.

Tom sintió que se endurecía de sólo pensar en Bill montándolo, así que no le importó crear otra polla—. ¿Así está bien?

El pelinegro asintió encantado y procedió a succionar la polla más gruesa de Tom, para dejarla dura como roca, antes de ponerle lubricante y sentarse sobre ella. Tom gimió de gustó al sentir como era cubierto por la exquisita calidez de su novio. Pero puso cara de confusión cuando Bill volvió a levantarse y le dio la espalda.

¿Qué haces?

Te preparo —fue la simple respuesta.

Bill volvió a sentarse en la carne de Tom, pero mirando las piernas de su novio. Dando leves botes sobre el pene, movió los muslos del otro, dejando abierto un espacio, lo suficiente para meter sus dedos lubricados en la entrada de Tom, quien dio un salto al sentirlo.

¡Bill!

Te encantará, lo prometo. Además, la polla para ti es mucho más delgada.

Tom se dejó hacer, porque estaba disfrutando de los pequeños saltos de Bill sobre su polla. Ver su espalda y su redondo trasero saltando allí, le encantaba y lo excitaba todavía más. Sintió que Bill retiraba sus dedos y en su lugar ponía la nueva polla y Tom sintió que explotaría. Se estaba auto-penetrando, aparte de estar penetrando a Bill en esos precisos instantes. ¿Podía existir algo más extraño y placentero que eso? Lo dudaba, pero sin querer abrió más las piernas y dejó que su propia polla delgada entrara en su cuerpo y buscara su punto mágico.

Bill volvió a reubicarse sobre la polla de Tom, mirándolo de frente y dando botes eróticos sobre su carne, disfrutando del nuevo grosor de la polla, gimiendo sin pudor. Estiró las manos para apoyarlas sobre el abdomen de Tom, mientras sacudía sus nalgas en círculos que dejaban caer todo su peso sobre el miembro de Tom, recibiendo todo el tamaño en su interior con cada nueva caída.

Me encanta —dijo el pelinegro.

A Tom también le encantaba, pero no podía articular más que sonidos guturales, porque la sensación al ser penetrado por su propia polla era demasiado fuerte como para articular palabras. Estaba al límite, tanto por la polla externa que penetraba a Bill, como la que tenía metida en su propio culo.

Gimió roncamente y se corrió por todas partes, pero no hubo ni una sola mancha de semen. Porque ambos cuerpos los estaban absorbiendo.

Tal como Bill supuso, Tom se sintió re-energizado al tener su orgasmo. Ya no quería dormir, sino seguir disfrutando de este encuentro peculiar.

Ven aquí —dijo y sujetó a Bill por la cintura, besándolo profundamente—. Te amo, mi dulce Manuela, mi mejor amigo, mi mejor amante.

Bill correspondió el beso con ansias y susurró de vuelta—. Yo te amo todavía más, mi querido humano.

Tom sintió que sus carnes se frotaban y notó que Bill todavía estaba duro—. Debemos hacer algo con eso. ¿no crees?

Todo lo que quieras, cariño —respondió, agachándose para tomar el lubricante y poner otra cantidad generosa en la polla de Tom, que volvía a erguirse y tener esos cinco centímetros de más que tanto le gustaban a Bill.

El rastudo estaba de rodillas en la cama y giró a Bill para pegar su espalda contra su pecho, dejando que notara como su polla lo tocaba por detrás, tentándolo.

¿Me vas a tomar o qué?

Claro que lo haré, pero antes… —Tom dejó que dos nuevas pollas crecieran de su cuerpo, largas, flexibles y muy duras, sujetando los brazos de Bill, recorriéndolos como verdaderos tentáculos, hasta dejar las puntas en sus manos, para que el pelinegro las acariciara y las succionara a voluntad—. ¿Estás listo?

Para ti, siempre estoy listo —respondió el pelinegro conteniendo el aliento cuando sintió como Tom entraba en su trasero, no sólo más largo, sino más grueso que en las ocasiones anteriores, abriéndolo, llenándolo placentera, muy placenteramente.

El rastudo exhaló contra el oído de Bill con la voz cargada de deseo, como si fuera la primera vez que hacían el amor—. Haré que te corras muchas veces.

Hazlo, mi amor. Me correré sólo para ti.

Tom comenzó el vaivén lento, pero gracias a los gemidos y los apretones del culo de Bill, aumentó de intensidad y velocidad. Pensó en una nueva polla, una más delgada y flexible, que deslizó por entre las piernas de su novio, hacia su vientre, para masturbar al pelinegro al mismo ritmo que marcaba las embestidas. Al ser todas las pollas controladas por su mente, no tenía problemas en llevar el ritmo y la misma velocidad con todas ellas.

El rastudo tenía sujeto a Bill por la cintura, mientras las pollas de los brazos lo mantenían pegado al pecho de Tom, por tanto el chico se mecía de adelante hacia atrás, al mismo tiempo de Tom lo embestía. Sentía que sucumbiría al placer y sus constantes estremecimientos, alertaron a Tom, quien todavía tenía energía para rato.

Para lograr el orgasmo juntos, Tom pensó en la polla delgada de hace un rato y se auto-penetró con ella, tocando el punto mágico que lo hacía gemir fuerte contra el oído de Bill y eso fue todo. Duraron unos minutos más y luego todo fue semen saltando en todas direcciones.

El rostro de Bill estaba manchado de blanco, al igual que su estómago y su pecho. Tom salió lentamente de su cuerpo y la blanquecina substancia bajó, delicada, pero espesa hasta hacer brillar sus muslos.

El pelinegro hizo una mueca, arrugando la nariz, al verse todo blanco y pegoteado. Tom lo miró sin comprender, sintiendo como sus pollas regresaban a su cuerpo, sin haber pensado en ello.

¿Qué sucede? —Preguntó Tom, apoyándose en la cama, cansado.

Parece que agotamos la esencia del parásito que estaba en tu cuerpo —respondió, sonriendo al notar que el pene de Tom, pese a estar flácido, mantenía el grosor y el largo de hace unos instantes.

¿Y qué hay de ti?

Al parecer ya estoy sano, por eso mi cuerpo ha dejado de absorber los fluidos —contestó, recostándose junto a su novio—. Agh, creo que ahora sí necesito una ducha.

Nah, quédate así un rato. Me gusta verte así, como la blanca Navidad.

Bill rió y se quedó junto a su novio. Se cubrieron con una manta y durmieron el resto del día.

Por la noche, volvieron a sentarse en la sala, disfrutando de las luces del árbol de Navidad, pero esta vez, no hubo estornudos, ni alergias extrañas.

Te amo, mi querido Bill.

Y yo a ti, mi adorado humano.

¡Feliz Navidad!

Quiero pasar todas mis Navidades contigo, Tom. Todo lo que me queda de vida.

Aunque seamos viejos y ya no pueda darte una blanca Navidad —bromeó.

El sexo entre nosotros es delicioso, pero sabes que eso no es lo que me mantiene conectado a ti, Tom.

Lo sé. Te amo…

Se besaron tiernamente, hasta que al profundizar, se sintieron excitados y volvieron a la habitación. Tom sentía que volvía a ser el humano de siempre, pero Bill que conocía cada medida de su novio, sabía que su pene era diferente… y lo aprovecharía con deleite.

F I N

Y se acabó. ¿Qué les pareció? ¿Demasiado raro? ¿O más bien, sexy? Estaré feliz de ver sus comentarios. Y otra vez, gracias a Jessy y a Ady, por la idea.

Escritora del fandom

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