4: Mate and Lover

Minotaurus. Temporada I

Capítulo 4: Mate and Lover

— 16 años —

Faltaba sólo una semana para la tercera “reunión” de Tom y la ansiedad lo estaba matando. El sexo telefónico y sus encuentros por skype con el pelinegro, no eran lo mismo que tenerlo en vivo, a la distancia no podía disfrutar del aroma tan particular que emanaba únicamente del chico de los hermosos ojos maquillados. Todo eso, junto a los constantes insultos de su padre, lo estaban volviendo loco, transmutando su natural buen ánimo, a uno bastante violento, cosa que sólo lo enfurecía más.

Tom —le llamó Simone desde el primer piso—. Una señorita te busca.

¿Y ahora qué? —Gruñó en voz baja y ajustándose las zapatillas, corrió escaleras abajo—. ¿Quién me busca? —Preguntó muy quedamente a su madre, antes de entrar a la sala.

Una niña muy linda —dijo ella guiñándole un ojo—. Dice que se llama Sophie.

¿Sophie? —Trató de recordar a alguna chica con ese nombre, pero la verdad era que él se acostaba con tanta mujer, que apenas si recordaba sus rostros.

Ve con ella. Está en la sala —su madre le golpeó el hombro en forma cómplice.

Ok

El rastudo entró de lleno en la sala sólo para toparse con una escena conmovedora. Una linda jovencita de cabello rubio, recogido en una trenza, miraba con tristeza hacia la pantalla de la televisión. Suspirando ante la escena de una pareja besándose.

Hola —le saludó con una sonrisa.

Tom —dijo ella levantándose con rapidez para abrazar al chico, quien la rechazó de inmediato. Guiándola de vuelta al sofá.

¿Qué te sucede? —Preguntó al ver que gruesas lágrimas caían por sus mejillas apenas le vio entrar en el cuarto.

Yo… Estoy embarazada —soltó de golpe, mordiéndose el labio con nerviosismo.

¡Ja! —Gruñó el rastudo, haciendo memoria, ya la recordaba, era una chica de un curso superior, habían follado en un aula vacía de la escuela, tal vez dos o tres veces, algunos meses atrás.

Tom… es tu hijo —dijo ella, soltando el llanto dramáticamente.

No digas tonterías —volvió a gruñir, poniéndose de pie—. ¿Eso era todo? —ella lo miró hacia arriba y asintió—. Ya puedes irte. Ese hijo NO es mío —el tono de su voz era tan frío que hasta Simone quien escuchaba por detrás de la puerta, se tensó.

Pero Tom, tú y yo lo hicimos.

Lo sé. Pero no es mío. Y ahora vete de aquí. No quiero que te vea mi padre —dijo el rastudo, cogiendo a la chica del brazo y sacándola casi a tropezones de su casa.

Tom… —llamó Simone, entrando a la sala para evitar cualquier acción violenta contra una chica normal.

No te metas madre —gruñó él cerrando la puerta de golpe, dejando a su progenitora en el interior, con los puños apretados.

Hijo mío… —susurró ella, asomándose por la ventana—. No te vuelvas como Jorg.

Un chico bastante más alto que su hijo había salido de un vehículo, con los puños apretados. Sophie gritó cuando el chico, su hermano intentó atacar a Tom.

¡Idiota! —Gruñó el de rastas, atrapando el puño del otro hombre, torciéndolo en una llave, hasta dejarlo inmovilizado.

Tú eres el idiota. Embarazaste a mi hermana —gritó el otro chico.

Más bien, ella es la idiota que se dejó embarazar, y mucho más idiota al decir que el chiquillo ese, es mío —dijo Tom en forma agresiva, apretando más el agarre del rubio.

Es tuyo Tom, es tu hijo —dijo ella cayendo al piso con el rostro empapado en lágrimas—. Lo siento —siguió sollozando.

Simone observaba la escena con el corazón apretado, ella sabía que Tom no era el padre de la criatura, estaba segura de ello por su tradición Taurina, pero ver ese desplante de violencia no le agradaba.

¡Que NO es mío! —Gritó el rastudo.

La madre sintió que se petrificaba, vio con admiración y temor que un aura se formaba en torno a su hijo, tomando coloración rojiza, pero lo sorprendente no era sólo verla a su alrededor, sino que emitía una onda terrible… hasta dentro de la casa ella podía sentir miedo de Tom, estaba literalmente paralizada de terror.

—“El Minotaurus” —susurró tratando de recobrar la respiración.

Fuera de la casa, Tom arrojó al chico al suelo y lo miró directamente a los ojos.

No vuelvan aquí —los dos hermanos vieron un reflejo rojo en los ojos del rastudo y asintieron, completamente asustados—. ¿Qué pretendías? —habló directamente a la chica—. Acostarte conmigo y luego cargarme un niño que alguien más te engendró. ¿Creías que era un idiota, que no me daría cuenta? ¡Váyanse!

Casi huyendo del lugar, la pareja de hermanos se metió a una camioneta y se fueron velozmente. Tom sacudió a cabeza y tomó una honda bocanada de aire. Al sentirse más tranquilo, entró a su casa y caminó hasta su cuarto. Justo a tiempo para responder su celular que marcaba el nombre de “Billa” en la pantalla.

Hola Billa —saludó con una sonrisa.

¿Qué te ha pasado? —Preguntó la voz preocupada del pelinegro—. Tuve una extraña sensación en el pecho. Sabía que eras tú.

Billa… calma —respondió él sin apartar la sonrisa. Le encantaba sentir esa extraña conexión con el otro Taurino—. Ya ha pasado, fue sólo un mal entendido que me sacó de mis casillas. Es todo.

Bueno… cuéntame…

No… mejor háblame de ti. Te extraño bebé…

Aaww… —con esas sencillas palabras, el rastudo había calmado a Bill, quien se deshacía en suspiros al otro lado de la línea.

Mientras en la sala, Simone apretaba los puños, como Taurina podía ver en otros miembros del clan, rastros de fuerza sobrenatural provenientes del origen animal del toro, pero la fuerza que irradiaba su hijo, era algo totalmente inimaginable y desconocido.

¿Será posible que Tom…? —se preguntaba mentalmente, temerosa de que el destino de su hijo volviera a sufrir un cambio, más terrible que el poseer la marca en el brazo derecho.

&

El día de la “reunión” había llegado una vez más, pero a diferencia de los años anteriores, Tom estaba ansioso de comenzar. Tamborileaba con sus dedos sobre sus rodillas y pasaba la mirada de un lugar a otro mientras su madre conducía.

¿Estás bien Tom? —Preguntó ella al ver su extraño comportamiento.

¿Eh?

Te ves raro —dijo ella mirándole de re-ojo—. ¿Acaso es por tu “Mate?, ¿lo has encontrado ya? —Preguntó ella sin percatarse de que utilizó el masculino.

¿Lo?, ¿hablas de un hombre? —Contra-atacó el rastudo visiblemente tenso.

Hijo… no te molestes —trató de calmarlo Simone.

¿Qué no me moleste? —Gruñó sarcásticamente.

Sólo estoy estableciendo los hechos. Tu marca está al lado derecho, así que necesitas un “Mate” macho, es la única forma de que tengas descendencia, Tom —dijo ella, apretando aun más el volante. No quería voltear, pero sentía claramente que el aura que emanaba de Tom había adquirido una fuerza inusitada, tal como unos días atrás. Tembló ligeramente y se concentró en la carretera, sus nudillos ya estaban blancos por la fuerza empleada.

¿Me estás llamando marica? —Volvió a gruñir el de rastas, volviendo la mirada directamente hacia el perfil de Simone—. Es suficiente con las humillaciones de mi padre ¿sabías?

No pretendo humillarte hijo. Pero debes encontrar a tu “Mate” de aquí a los dieciocho, de lo contrario… —dejó la frase abierta, no quería ni imaginar las consecuencias.

O sea que estás de acuerdo, ¿crees que está bien que venga un Taurino y me de por el culo? —Simone podía sentir que todo el vehículo vibraba por la fuerza de la ira de su hijo, detuvo el carro apenas llegaron y le vio salir sin siquiera despedirse.

Necesito saber la verdad de esto, Tom… —susurró muy bajito, y cogió el celular.

Furioso por la reciente charla con su madre, Tom sujetó fuertemente su mochila y corrió a la habitación 483, suponiendo que nuevamente la compartiría con Bill. Apenas vio la puerta, la golpeó con rabia hasta que ésta se abrió.

Tomi… —susurró el pelinegro, dándole espacio para que entrara. Al verle dentro, aseguró la puerta y abrazó al rastudo con cariño—. Sabía que algo malo pasaría, lo presentía.

Billa… —susurró el mayor, correspondiendo el abrazo del más delgado, relajándose al instante antes las caricias que recibía en su espalda—. Te extrañaba tanto.

Mi amor… —separándose apenas unos centímetros, sus labios se encontraron y se devoraron con desesperación, con toda la angustia que la espera y la distancia les habían generado.

Oh Billa… —besó una y otra vez, hasta que ambos quedaron sin aire.

Pero pese a la pasión que los besos generaron en los cuerpos de ambos adolescentes. Bill se alejó unos instantes para mirar directamente a los ojos de su adorado rastudo, le dio una alentadora sonrisa y susurró.

Yo también te extrañaba, Tomi —le besó ligeramente la punta de la nariz, sacándole una sonrisa al mayor, quien de inmediato lo abrazó llevándolos a ambos de espaldas a la cama.

Ah Billa, no sé que habría hecho si no te hubiese vuelto a ver… —susurró melodramáticamente—. Y yo temo… temo que…

Sshh —susurró el pelinegro, comprendiendo perfectamente de qué hablaba su compañero—. Estoy aquí… estamos juntos ahora, olvida lo demás.

Contigo a mi lado es fácil olvidarlo todo, pero mañana… mañana nos alejaremos otra vez y yo… ¡Dios! —Apretó los puños con fuerzas y golpeó la cama.

¿Acaso…? —Bill se sentó en la cama, mirando al recostado rastudo y se mordió el labio, temeroso—. ¿Acaso la encontraste?, ¿encontraste a tu “Mate”?, ¿te irás con ella?, ¿es eso, Tomi? —Sus ojos se humedecieron ante tan cruel expectativa—. ¿Me dejarás?

Dios Bill NO… —se sentó en la cama para abrazar la delgada figura del moreno, quien se aferró a sus hombros temblando—. No tengo a un “Mate” aun. No quiero tener un “Mate”, te quiero a ti Bill, sólo a ti.

Tomi… yo también quiero estar sólo contigo, pero… —su cuerpo se estremeció en un sollozo—, nuestros “Mates” aparecerán y nos alejarán. De aquí a los dieciocho, el clan estará sobre nosotros, exigiéndonos formar una familia. Nos separarán con todas sus malditas organizaciones secretas. Son poderosos, lo sabes tan bien como yo, eres un Kaulitz.

Billa… —los ojos del pelinegro, ahora con el maquillaje corrido, le miraban angustiados, pero sinceros. Tom quiso huir de allí, no quería ver esa mirada de dolor en los ojos de aquel a quien había aprendido a querer—. Ya nos arreglaremos, cuando llegue el momento nos enfrentaremos a todos, ahora… ahora ven conmigo… déjame amarte, déjame sentirte… yo…

Te deseo igual Tomi…

En un mutuo y silencioso pacto, ambos chicos comenzaron a quitar prenda por prenda al otro. Bill respetó el deseo del rastudo y dejó intacta su camiseta, mientras él se mostraba en total desnudez bajo su cuerpo.

Tom pasó su mano por sobre el pecho de Bill, rozando con sus dedos, provocándole un estremecimiento lleno de emoción. Se habían extrañado tanto, y sin embargo, no podían arrojarse sobre el otro como animales en celo, querían sentirse, demostrarse que su encuentro no era parte del instinto Taurino, sino algo que ellos habían decidido mutuamente y por propia voluntad.

Hicieron el amor por toda una hora, lenta y dulcemente, hasta que el cansancio los llevó a cerrar los ojos. Esperando soñar con un mundo “normal”, un mundo humano, sin conspiraciones y tribus descendientes de animales místicos, que nadie creía que existieran.

&

El sonido del teléfono de la cabaña despertó a ambos jóvenes. El pelinegro a regañadientes contestó y tras unas leves disculpas colgó.

Tomi… no te has registrado —le avisó.

Cierto, corrí hacia acá apenas llegué —confesó, ganándose otro beso en los labios—. No podía esperar un minuto más. Necesitaba verte.

Te quiero Tomi… vamos a cambiarnos.

Sí… me daré una ducha.

El rastudo cogió unas toallas y cerró la puerta del baño tras entrar. Bill sonrió y pensó que sería una buena idea, ducharse juntos, ahorrarían tiempo y además podrían…

Se lamió los labios ante la expectativa y abrió la puerta con lentitud, debía darle una sorpresa a su compañero. Escuchó el agua correr y sonrió. Entró del todo y se acercó, el cristal de la regadera estaba empañado de vapor, pero la imagen de la marca del toro le llamó la atención.

Derecho… —pestañeó varias veces, pero la imagen estaba justo allí, en el brazo derecho de Tom, afirmándole que era un “receptor”, Tom era fértil.

Salió de allí temblando. Se sentó en la cama que aun olía a sexo y sacudió la cabeza. Por eso se cubría, no era simplemente que pensara que la tradición Taurina era estúpida. Tom tenía miedo, era un hombre y debía buscar un “Mate” sembrador… otro hombre. Dudó de sus sentimientos, tal vez Tom sólo lo estaba utilizando, tal vez le había buscado porque era un hombre quien no se mostraría activo con él, que no le sometería. No se percató del tiempo que estuvo allí hasta que la puerta del baño se abrió y unas pequeñas gotitas cayeron por sus hombros.

Estás en la luna —susurró el rastudo muy cerca de su nuca, adoraba besarle el tatuaje del símbolo oriental que tenía allí.

Tomi… —se estremeció el pelinegro, viendo que su Tomi estaba vestido.

¿Vamos por algo de comer?

El moreno no podía resistirse a esa sonrisa. Si Tom lo utilizaba… no importaba, al parecer ya estaba enamorado y no podría negarle nada a ese chico de aspecto rudo, pero con una actitud tierna.

&

Tras inscribirse y comer, los chicos salieron a recorrer las praderas, como llevaban haciendo los últimos años, pero antes de alcanzar los bosques. Unas chicas aparecieron semi desnudas por entre los matorrales, seguramente venían de una pequeña orgía privada.

Hey —llamó una de ellas, mostrando desvergonzadamente sus senos desnudos.

Bill se tensó y arrugó la nariz. Llevaba un año de abstinencia, por petición del rastudo, y ahora le repugnaba este tipo de ofrecimientos tan carnales.

Veo que ya comenzaron su fiesta —dijo el de rastas en forma divertida, poniéndose delante de Bill, casi protegiéndolo de las miradas lascivas de aquellas hembras.

Sólo aprovechamos el tiempo, guapo —dijo la otra chica, acercándose decididamente hacia Tom, pero sin alcanzar a tocarlo.

Se detuvo casi a medio metro del rastudo, completamente paralizada de temor, fijando su mirada en el chico de atrás. Tom lo notó y giró para encontrarse con la mirada asesina de Bill, sonrió ante este hecho, pensando que era “adorable” que se mostrara celoso.

Lo que Tom no alcanzaba a ver, era el aura rojiza que rodeaba al pelinegro, y que las otras Taurinas percibieron al instante, y que como cualquier animal con instintos de supervivencia, les alertaba a alejarse de allí de inmediato.

No creí que tu “Mate” fuera tan poderoso —dijo la chica que estaba más alejada.

¿Mi “Mate”? —Repitió el de rastas divertido, mirando a Bill con una sonrisa—. Mi “Mate” —repitió como si no le pareciese mal la idea.

Vámonos —dijo la otra chica, tomando la mano de su amiga, corriendo en dirección opuesta.

Sólo cuando ya no había rastro de ellas, Bill se acercó a Tom y lo abrazó fuertemente, lamiendo su cuello con deseo y mordiendo su carne allí.

¿Qué haces? —Preguntó juguetón el otro chico.

Eres mío —rugió el pelinegro, devorando los labios del rastudo, quien no se opuso a tan delicioso y excitante beso.

&

Al caer la noche, Tom se preguntó si Pixie y Alexa se unirían a ellos en la fogata, para usarlas como pantalla, mientras él y Bill disfrutaban de su “reunión” privada.

Apenas llegaron al centro de la orgía tuvo su respuesta, las chicas estaban alejadas la una de la otra, en brazos de jóvenes Taurinos de su misma edad, siendo embestidas a vista y paciencia del resto de la manada.

Extrañamente, nadie se acercaba a ellos. Caminaron a paso lento, escuchando los jadeos y gemidos de las parejas follando al aire libre, y pese a que había chicas solas o disfrutando con sus amigas, ninguna ni siquiera levantó la mirada cuando ellos se acercaban.

¿Qué les pasa? —Preguntó el rastudo al pelinegro.

Nos huelen —respondió el menor, comprendiéndolo todo—. Tom —le llamó, tomando su mano—. No se nos acercan porque ya tenemos pareja.

¿Eh?

Nosotros Tom… estamos destinados, estamos unidos —el de rastas abrió los ojos y su respiración se agitó—. Tú Tomi… eres mi “Mate”.

Como si esta declaración fuera una bomba, el rastudo salió corriendo con dirección al bosque. No era posible, no, no tan pronto.

Guiado por su instinto y por su preciada conexión, Bill alcanzó a Tom en media hora, dándole algún tiempo para que aclarase sus ideas y le permitiera siquiera acercarse.

Tomi… —le llamó al verle en el arrollo que visitaron el día en que se conocieron.

Billa… —con la cabeza gacha, Tom palmeó el suelo a su lado, invitando al pelinegro a sentarse con él.

¿No quieres ser mi “Mate” Tomi? —Preguntó con una dulzura, que sólo logró derretir el corazón de su rastudo.

Bill… debo mostrarte algo —dijo él separándose un poco para mostrar la marca en su brazo derecho.

Ya lo sabía Tomi… —susurró el menor, acercándose hasta posar un beso sobre la cara del toro en su brazo—. Pero no me importa.

A mí sí me importa Bill —gruñó el rastudo, poniéndose de pie y mostrando toda la fiereza de su raza—. Mi padre me ha humillado desde los trece años, apenas esta puta marca apareció en mi brazo y ahora tú, él único ser al que atesoro, resulta ser mi “Mate”, quién me “embarazará” —dijo poniendo comillas y hablando con sarcasmo—. ¿Cómo quieres que me ponga, Bill?

Tomi…

Soy un hombre, un maldito hombre y quedaré “embarazado”. Es ridículo —se agachó y se cubrió el rostro con las manos—. No quiero ser un marica, Bill.

Pero te acuestas conmigo Tomi —susurró el pelinegro, comprendía a lo que se refería el otro, no le estaba ofendiendo por ser el pasivo en su relación, sólo estaba sufriendo por el rechazo al que lo sometió su padre—. ¿No te gusta estar conmigo?

No es eso Bill, sabes que me encanta, sabes que eres mejor que todas las perras que han estado en mi vida, lo sabes —se acercó a él, arrodillándose y lo abrazó—. Pero… quiero defenderte, si lo hacemos público, si mostramos abiertamente que somos pareja, entonces yo quiero protegerte, pero si luego de ello… me embarazas… quedaré en ridículo. ¿Cómo te cuidaré entonces?

Mi amor… somos Taurinos, ambos lo somos… no soy una damisela en desgracia, por mucho que parezca una chica —bromeó, ganándose un beso del rastudo—. Yo puedo defenderme también y en cuanto al “embarazo” —también lo enfatizó—, no es necesario que te preocupes por ello.

Pero Billa…

Ya encontramos a nuestro “Mate”, el clan no volverá a molestarnos, a ellos no les importa cuando tengamos hijos… sólo diremos que aun no es el momento…

Billa… —le abrazó—, por eso te amo.

¿Acaso pensaste que cuando viera la marca en tu brazo, correría a violarte Tomi? —bromeó el pelinegro—. Tonto, me gusta cuando tú me lo haces con fuerza, y no al revés, me gusta que tú me domines Tomi… Dios, he estado todo este año sin sexo sólo por la promesa que te hice —le golpeó juguetonamente el hombro—. Pero ahora sé que ha valido la pena. Sé que me he guardado sólo para mi compañero, mi amante.

Ven aquí —le apresó entre sus brazos y le besó con ganas y un profundo alivio—. Te amo Billa.

¿Por qué no volvemos a la cabaña y me follas bien duro? —Preguntó con un tono inocente que sólo logró excitar más al rastudo.

Lo que mandes compañero.

Hicieron el amor con pasión y luego lo volvieron a hacer pero con lentitud, atesorando en la memoria, cada rincón del otro. Suspirando y gimiendo el nombre del contrario, como un mantra del placer y la felicidad.

Te amo Tomi…

Mi amor… Billa…

Abrazados y satisfechos, los chicos se miraban en las penumbras de la habitación, con una sonrisa pintada en los labios.

¿Sabes qué es lo mejor de este año Tomi? —Preguntó el moreno, dándole un lametón en la mejilla.

¿Hacer el amor con tu “Mate”? —Trató de adivinar.

Mmm sí, eso es bueno, pero hay algo más.

¿Qué es bebé?

Este año podemos sacar licencia de conducir —le guiñó un ojo y se lamió los labios.

Soy un idiota por no haberlo pensado antes.

Podemos visitarnos en algún que otro fin de semana —sugirió el menor, ganándose una nalgada—. ¡Auch!

Eres brillante Billa… ven acá, debo felicitarte como es apropiado.

Volvieron a hacer el amor, hasta que el cansancio los dominó por completo. En unas horas se separarían, pero este año, habría más posibilidades de encontrarse y hacerlo de nuevo. Con una sonrisa en los labios, ambos soñaron con un futuro mejor, un futuro donde ambos se amarían para siempre. Donde ya no existía la amenaza de que alguien más apareciera y les quitara su pareja. Ahora que sabían que eran “Mates”, estaban destinados a seguir juntos… para siempre.

Continuará…

Ya tenemos claro lo del Mpreg y quien será el embarazado, pero los chicos tienen un acuerdo ¿podrán cumplirlo? ¿O al romperlo acabaran con su relación? No se pierdan la continuación.

Escritora del fandom

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