Por fin!!!
“Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 44: Just the way you are
When I see your face. There’s not a thing that I would change. ‘Cause you’re amazing, just the way you are. And when you smile. The whole world stops and stares for a while. ‘Cause you’re amazing, just the way you are.
Cuando veo tu rostro, no hay nada que le cambiaría. Porque eres sorprendente, así, tal como eres. Y cuando sonríes. El mundo entero se detiene a observar. Porque eres sorprendente, así, tal como eres (Bruno Mars)
& Lunes por la noche &
El juego había despertado la pasión en los cuerpos juveniles de ambos chicos y tras quedar completamente desnudos, Tom cargó a Bill hasta su habitación y lo recostó en la cama con suavidad.
—Hagámoslo —Pidió el cantante.
—¿Quieres?
—Sí, lo deseo…
—Igual que yo.
Beso a beso, las manos de ambos recorrían el cuerpo contrario, desesperados y ansiosos por concretar al fin la tan anhelada entrega. Sus respiraciones se agitaban y los jadeos aumentaban su sonoridad.
Sin embargo, la mente del pelinegro comenzó a divagar, temeroso de traer a la memoria un recuerdo desagradable del ultraje que sufrió a manos de Alex Manzur. No quería fastidiar el momento, amaba a Tom y se lo debía. Qué demonios, se lo debía a él mismo, deseaba por fin sentir placer en una relación, con una pareja estable y no con los regalitos de sus fans. Pero muy a pesar de sus deseos, su cuerpo lo traicionó, tensando los músculos en los lugares equivocados, alertando a su compañero.
—Billa… —susurró casi en un gemido el mayor.
—To…
No alcanzó a terminar de pronunciar el nombre, cuando el rastudo se separó de él. Bill abrió los ojos asustado y fue entonces que notó la mirada seria de su novio, quien se acercó y juntó sus frentes, con los ojos cerrados por tan sólo un segundo.
—Billa… —repitió y se separó cinco centímetros, para confrontar los hermosos ojos achocolatados de su cantante—. Quiero que me veas todo el tiempo, ¿sí? —El menor asintió—. Quiero que sepas que soy yo quien te está acariciando —Pasó un dedo tan suavemente por un brazo del pelinegro, que éste sintió que los vellos de aquel lugar se levantaban con el toque—. Quiero que veas que soy yo quien te está dando placer, que es mi nombre el que gimes y que soy yo quien te hará sentir pleno.
A pesar de la intensidad del momento, los ojos del moreno se llenaron de lágrimas. Tom lo cobijó en sus brazos y dejó que sus respiraciones se relajaran. Recorrió con sus manos la espalda del menor, con calma, infundiendo con sus leves roces, toda la tranquilidad que su pequeño necesitaba.
Al cabo de unos momentos, sus cuerpos habían perdido la llama de la pasión, pero sus corazones rebosaban de ese sentimiento cálido llamado “amor”.
Bill se separó lo suficiente de su novio para darle un casto beso en los labios y se levantó de la cama. Tom miró su delgado cuerpo desnudo y se preguntó qué haría, pero no necesitó vocalizar su duda, pues vio como el pelinegro se inclinaba y sacaba una caja de zapatos de la mesita de noche. Los ojos del rastudo mostraron alegría, pues su pequeño no huía de él, al contrario, quería consumar su unión.
Bill cogió las velas perfumadas que Tom había comprado días antes y las encendió, ubicándolas estratégicamente, para que su aroma dulzón impregnara toda la estancia. Tom no dejaba de ver con asombro, como aquel joven de cabellos largos lograba despertar todas esas emociones en él, y le encantaba saber que podía estar unido de esa forma con otro ser humano. Su novio regresó a su lado, agitando sensualmente el tubito de lubricante, alzando una ceja, dejando en claro sus intenciones.
—Quiero hacer el amor contigo, Tomi —Demandó el pelinegro, con la voz firme y muy sexy, cosa que mandó descargas directamente a la hombría del aludido.
—Billa —Tom quería decir muchas cosas, pero la excitación no le dejaba articular más palabra que el nombre de su amado.
Sentándose en la cama, el mayor abrazó a su pequeño y se apoderó de sus labios, hambrientamente, cosa que sacó un gemido placentero de la boca del otro. Nuevamente se fundieron en un beso, pero a diferencia del anterior, este beso estaba cargado de sentimientos y ternura.
Cuando el piercing de la lengua de Bill acarició el paladar de su novio, éste gimió de placer y se recostó en la cama, llevando el cuerpo más delgado sobre él. El pelinegro se abrazó al mayor, pero abrió las piernas, para rozar sus miembros que volvían a despertar lujuriosamente.
Las manos de Tom descendieron posesivamente por la espalda del cantante, hasta descansar en las redondeadas nalgas del pequeño, pensando que Bill era una tentación demasiado grande de ignorar y que estaría gustoso de sucumbir al pecado junto a él. Bajó un poco más sus manos y estrujó, sonriendo al escuchar el gemido del contrario.
Tras frotarse con insistencia, sus miembros alcanzaron la dureza necesaria para tomar el siguiente paso. El mayor tomó el control y usando su fuerza, volteó sus cuerpos para quedar sobre el pelinegro y proceder a repartir besos por el pecho de su pequeño, deteniéndose en los rosados pezones, que se endurecieron en breve, ante la deliciosa y cálida lengua del rastudo.
—Oh Tomi, oh Tomi —Gemía una y otra vez el cantante, casi como un mantra, cada vez que el pequeño músculo le acariciaba tan sensible lugar.
—Tan hermoso… —susurró el mayor, mirando el rostro sudoroso de su pequeño.
Sin detenerse demasiado, el rastudo prosiguió su descenso, lamiendo con deleite la hermosa estrella, que ocultaba la primera cicatriz del cuerpo de su adorado pelinegro. Bajó un poco más y sopló la punta del pene del menor, mirando con asombro como palpitaba, ansioso por ser atendido.
—Aaahhh —Se oyó la voz ligeramente más ronca por la pasión, justo cuando su masculinidad era absorbida, por la succión que provocó la boca del mayor.
Las manos de Bill instintivamente se aferraron a las sábanas y apretaron, tratando de auto controlarse para no embestir sus caderas y ahogar a Tom, con su intenso deseo. Pero no tuvo que hacer mucho, pues su novio se alejó de su hombría. Bajó la mirada para seguir los movimientos de su Tomi y sonrió al verle lubricar sus dedos.
—Te amo, Tomi —dijo al ver que su novio estaba nervioso.
—No quiero lastimarte —Soltó el mayor, viéndose descubierto.
—No lo harás —respondió Bill, completamente confiado. Abrió más sus piernas, mostrándose en todo su esplendor. Tom tragó grueso, al ver la pequeña entrada al descubierto, ya la había visto antes, pero esta vez la veía tan pequeña y tentadora, que su propio pene dio un salto al imaginar que dentro de poco estaría allí, llenándola.
Pasó los dedos justo en la abertura, acariciando con lentitud, humectando con la sustancia resbaladiza, hasta que se decidió y haciendo presión, uno de sus dígitos entró, cruzando el anillo de músculos. Un nuevo gemido se oyó desde la parte superior de la cama y Tom alzó la vista, para quedarse sin aire. Bill le miraba, con la respiración agitada y los labios semi-abiertos. Al agitar el dedo invasor, su novio se mojó los labios, con un movimiento que se le antojó demasiado erótico y jadeó, sin poder contenerse.
—No te detengas, Tomi —Pidió el cantante, con la voz enronquecida.
—¿Así está bien? —preguntó el rastudo, simulando embestidas con su dedo. Aunque bien sabía que un dedo no sería suficiente para dilatar a su pequeño, así que tras unos segundos más, añadió otro.
—Mmm —recibió como respuesta, ante la siguiente intromisión, pero dicho sonido, lejos de ser de molestia o dolor, parecía ansioso y desesperado.
Internamente, Bill estaba disfrutando demasiado esta ocasión y se preguntó si era correcto hacerlo, después de haber recordado lo ocurrido con el hermano de Oscar Manzur, él pensó que le costaría más entregarse a su amado Tomi, jamás negó que lo haría, pero llegó a creer que no sería una experiencia tan agradable, pero los dedos de su novio le demostraban con creces que estaba equivocado. Alejó los pensamientos donde él mismo se autodenominaba una perra, por gozar tanto con la presión en su parte baja, y sólo se dedicó a observar a Tom, tal como le pidió en un principio.
—Te amo tanto, Tomi —susurró, ya que la respiración entre cortada, apenas le dejaba alzar la voz.
—Y yo a ti, mi Billa —contestó el mayor y procedió a agregar un tercer y último dedo, pero al hacerlo, se apoderó de los labios de su amado y frotó su miembro contra uno de sus muslos.
—¿Estás tan caliente como yo? —preguntó el menor, con una vocecita tan inocente que no tenía nada que ver con el momento que estaban compartiendo.
—¿Acaso no me sientes? —respondió Tom, volviendo a frotar su dureza contra el muslo del cantante, gimiendo por lo sensible de su carne.
—Quiero sentirte dentro de mí, Tomi —Pidió el pelinegro y Tom asintió, dando un último piquito antes de arrodillarse entre las piernas de Bill y lubricar su miembro.
El cantante estaba fascinado mirando como su rastudo novio, acariciaba su propio pene, mientras aplicaba aquella substancia que lo hacía brillar, se lamió los labios, deseando sentirlo en su boca, pero ya habría tiempo para eso, ahora lo que ambos querían era fundirse en un solo cuerpo, entregarse totalmente y convertirse en uno.
Tom contuvo la respiración y se ubicó justo en la entrada, sintiendo el calor que emanaba de ella, alzó la vista y se encontró con los párpados pesados de su moreno, casi tan ansioso como él. Quiso pedirle permiso, pero la voz no salía de su boca, sin embargo la mágica conexión que siempre estaba presente entre ellos, le dijo a Bill lo que buscaba, y con un movimiento afirmativo de cabeza, autorizó a su Tomi a proseguir.
Tom apretó la punta de su miembro con su propia mano y la guió hacia adentro. Era estrecho y él mismo sintió la opresión de los músculos iniciales, pero no se detuvo, entró por completo y trató de respirar. Bill le miraba con los labios separados. Cuando sus ojos se encontraron, ambos sonrieron, no había sido tan terrible, no había habido gran dolor, ni tampoco malos recuerdos, sólo eran ellos, dando un paso más en su relación.
Tom se inclinó hacia adelante y besó los labios del menor con dulzura, casi con devoción y comenzó a mecerse sobre él con lentitud, sintiendo como las manos de su novio envolvían su cuello.
Bill enrolló las piernas en las caderas del mayor y se aferró más a su cuerpo. La fricción de sus estómagos era deliciosa para su miembro y la sensación que le producía la carne de Tom en su lugar más íntimo, era simplemente maravillosa. ¿Quién había dicho que el sexo era pecado? Claro que para él, esta entrega jamás sería sólo sexo. Entre ellos sólo podía haber amor.
Los gemidos se hicieron cada vez más fuertes y Bill estaba feliz de no ser sólo él quien vocalizaba su pasión, la voz ronca de Tom era tan excitante que contribuía a aumentar las descargas de placer en su cuerpo.
—Oh Tomi, oh Tomi —seguía jadeando el cantante.
El rastudo sin poderse contener, aumentó el ritmo de las embestidas, golpeando un punto maravilloso en el cuerpo del menor, que le hacía ver estrellas y gritar más fuerte. Su propio miembro palpitaba a punto de derramarse y alzándose sobre sus antebrazos, comenzó a bombear con mayor fuerza y profundidad.
—Tócate, Bill —Mandó el mayor, con los ojos cargados de deseo y la frente perlada de sudor.
El pelinegro llevó su mano temblorosa a su delicada carne y se masturbó, con la mirada fija en su Tomi, quien seguía llenándole por completo.
—Quiero que te corras para mí —Pidió otra vez el mayor.
Al parecer sólo bastó con esa petición, para que Bill se pusiera rígido y soltara a borbotones, su cálida semilla sobre sus estómagos. Luchando por no cerrar los ojos, Bill vio con placer que su amado también recibía su orgasmo, sintiendo que su interior era llenado por esa exquisita substancia que mostraba lo que ambos habían experimentado.
Tom embistió flojamente un par de veces más, hasta vaciar del todo su placer. Sentía que su cuerpo temblaba descontroladamente, a pesar de toda la experiencia que tuvo en sus años más hormonales, jamás había sentido un clímax tan perfecto y tan potente, como el que había sentido con su adorado cantante.
Ambos se quedaron mirando, con la respiración agitada. Y al cabo de unos segundos, se otorgaron una sonrisa. Bill mostró todos sus blancos dientes y Tom achinó los ojos. Lo habían logrado, después de tanta espera, después de tantas frustraciones, después del miedo, habían logrado entregarse y seguían juntos, la magia no se había acabado, al contrario, parecía que sus corazones querían explotar de felicidad y amor para con el otro.
—Te amo tanto, Billa —susurró el mayor y con sumo cuidado salió de su cuerpo.
—Espero que tanto como yo te amo a ti —respondió el otro y lo atrapó en un beso lleno de cariño y ternura—. Ahora sí, jamás podrás librarte de mí.
—¿Quién querría librarse de una sombra tan linda como tú?
El recuerdo de la “apuesta” llenó la mente de Bill, pero no permitiría que eso arruinara ese momento tan hermoso.
& Continuará &
OK, gente linda. Por fin el lemon de los chicos. ¿Quieren matarme? ¿Fue demasiado simple? ¿Esperamos demasiado por un lemon? Háganmelo saber a través de un comentario, pero no sean muy duras conmigo jejeje. Y recuerden que aún quedan algunas cosas que mostrar, para que se acabe el fic. No se pierdan la continuación. Besos y hasta siempre.
Me encanto 😈😈🥰🥰🥰
Aaawww, que bueno 🙂