“Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan
Capítulo 5: Lazo completo
—Quiero hacerte el amor Bill —Volvió a susurrar el rastudo, pero esta vez cerca del oído de su gemelo, quien se estremeció suavemente.
—Sí… —respondió casi en un jadeo.
—Porque te amo.
—Lo sé Tomi.
Y una vez aclarada la verdad, ambos hermanos se abrazaron como nunca antes, con ternura, con amor y ocultamente… con deseo.
Lentamente el rostro de Tom giró hasta quedar completamente frente a Bill, quien le regresó la mirada con sus ojos completamente oscuros, negros, demoniacos.
—Lo deseo… —susurró contra los labios del mayor, quien expulsó su cálido aliento, provocando nuevos escalofríos en su hermano.
—Tú serás mío y yo, de hoy en adelante, seré sólo tuyo Bill, de nadie más… lo juro.
Bill sonrió ante tales palabras, sellando el pacto que el lazo de sangre convertiría en reales, ya que una vez que sus cuerpos se fundieran, jamás podrían estar con otras personas, jamás gozarían como lo harían entre ellos. Estaban… condenados. Aunque justamente “esa” era la condena que Bill anhelaba, ser de Tom… para siempre.
Cerrando toda distancia, Tom besó los labios del pelilargo con lentitud, mientras las manos de éste tímidamente se posaban alrededor de su cuello. Ejerció un poco más de presión, hasta que Bill le dio acceso a su boca, donde su húmeda lengua le esperaba ansiosa y juguetona.
—Aahh —Gimió el menor al sentir las manos de Tom bajar hasta su cintura y apretarlo contra su cuerpo de manera posesiva. Como disfrutaba de esa sensación, le encantaba que Tom lo dominara, siempre supo que él sería el pasivo en su relación, porque se entregaría sin duda ante su hermano, su Tomi.
Como si se tratara de una pieza de porcelana, Tom movió a su gemelo, hasta dejarlo contra el piso y aprovechar esta posición para tocarle libremente y robarle jadeos de placer, se sentía sumamente excitado, más que al estar con alguna mujer, sabía que Bill era especial, era su fruto prohibido y todo lo prohibido te atrae más, te llama, hasta que finalmente lo tomas, como una polilla va enceguecida hacia la llama, sin importar si se hará daño, así iba Tom hacia su Bill, no le importaba ser un esclavo, lo sería gustoso y ahora consumarían su amor de la forma más completa que existe.
Sin esperar, se quitó la playera y dejó expuesto su torso ante la mirada lujuriosa del menor, quien se lamió los labios en espera de qué hacer, Tom sabía que su pequeño no tenía experiencia, por más que quisiera aparentar lo contrario, así que le guió con cuidado, no quería volver a arruinar la situación.
—Te amo —Volvió a susurrar para darle confianza, a lo que su pareja asintió.
Luego de eso, y con sus manos tibias y temblorosas, le quitó la ajustada playera a Bill, dejándolo igual de expuesto. Pero no contento con eso, procedió a besar su cuello con avidez y dejar pequeñas marcas de saliva a medida que bajaba hasta el pecho, donde se encontró con un brillante piercing en su tetilla, se preguntó cómo es que no lo vio hace unos momentos cuando estuvieron en una situación similar, pero desechó la idea y besó el objeto metálico, sonriendo antes las fuertes sensaciones que le provocaba al menor, quien temblaba ante la expectación de un placer más intenso.
Bajó lentamente con sus besos, hasta llegar al plano vientre del menor, el cual se agitaba en espasmos de placer, sólo entonces se percató del tatuaje al lado de la cadera de Bill.
—Este me gusta mucho —dijo el rastudo, pasando descaradamente la lengua por las líneas en tinta, en aquella parte tan sensible de su gemelo.
—Oh Dios mío, creo que moriré —dijo el menor, casi sollozante de placer.
—Ya estás muerto amor mío, pero te mataré de placer una vez más –comentó con autosuficiencia el rastudo, volviendo a su tarea de lamer la estrella con saña.
Con lentitud, como queriendo evitar que Bill lo notara, las manos de Tom abrieron el cinturón del menor, pero el maldito objeto era casi tan ajustado como el resto de la ropa de éste y al sentirle, se tensó de inmediato.
—Te amo bebé —murmuró contra el delicado ombligo del pelilargo, produciéndole una suave vibración que le erizó los vellos.
—Ah Tomi… —Jadeó como en un ronroneo. Tom sintió como su miembro dio un vuelco dentro de sus bóxers, estaba a punto de estallar él mismo, así que se apresuró.
Tras abrir el cinturón y el pantalón, Bill levantó las caderas, para ayudar a su hermano a quitar la prenda, lo que no esperaba, era que Tom también quitara su ropa interior, dejándolo expuesto por completo. Involuntariamente llevó una mano a su entrepierna para cubrirla, pero fue detenido por el rostro del mayor, quien acarició con sus mejillas el suave y palpitante miembro.
—Ññiiaaa —Esta vez sí fue un ronroneo, Tom sonrió.
—¿Te gusta esto? —Sólo sonidos extraños salían de los labios del pelinegro, sin embargo, eso lejos de molestar a Tom, sólo lograba aumentar su excitación.
El de rastas masajeó el pene de Bill con una mano, mientras con la otra se deshacía de sus propias y molestas prendas. Podía ver como su gemelo arqueaba la espalda de puro placer y decidió atormentarlo un poco más, lamiendo la punta de su miembro con avidez.
—¡Ah! —Gritó el chico, levantando el rostro para ver cuál había sido la causa de tan grande placer y gimoteó bajo el cuerpo de Tom, quien había dejado su juguete para posarse sobre el pequeño y delicado cuerpo del menor.
—Te amo —volvió a repetir, para asegurarle a Bill que esto no era sólo un acto sexual, sino la más pura muestra de su entrega y devoción hacia él, que por medio de esa unión, él se comprometía a protegerle y a alimentarle para siempre.
—Y yo te amo más Tomi —respondió entrecortadamente el pelinegro, robándole un beso a su amado hermano.
Abriéndole paso, separó las piernas, para que Tomi pudiera frotarse contra su cuerpo como habían hecho momentos atrás, antes del ataque del lobo. La sensación era mucho más exquisita ahora, porque ambos estaban relajados, ambos sabían lo que ese acto conmemoraba, ambos se habían demostrado el amor.
—Quiero entrar en tu cuerpo —Verbalizó el rastudo, mirando fijamente los oscuros ojos de Bill, quien asintió y abrió la boca ansioso, al ver como Tom le daba unos dedos para que los humedeciera. Él sabía lo que venía, al gustar de su hermano y fantasear con él, se había tocado antes y había disfrutado al hacerlo, visualizando que algún día no muy lejano fuese su Tomi quien le penetrara y hoy finalmente, ese día había llegado.
La mano temblorosa de Tom bajó hasta las zonas bajas del cuerpo de su gemelo, acarició las blancas nalgas, sintiendo la suavidad de aquella piel de leche, se lamió los labios ante la penetrante mirada de Bill, quien sentía todo con sus nuevos sentidos magnificando cada nuevo roce y temblando ligeramente ante ello.
—Estás temblando —dijo Tom arrugando el ceño— ¿Tienes miedo?
—No —Fue la tajante respuesta—. Sigue… moriré si no lo haces —Gimió el chico, respirando con dificultad.
—Lo haremos bien —Le calmó y besó sus labios castamente, justo cuando su dedo índice ingresó en la rosada entrada del pelinegro.
—Mmm —Gimió el menor en el beso, para luego relajarse y dejarse envolver por la lengua experta de Tom, que se movía magistralmente contra su perlita metálica.
—Amé tu piercing desde el primer día en que lo vi —dijo volviendo a golpear su lengua con pasión—, eres tan tentador Bill, siempre lo fuiste —Besó y lamió el labio inferior—. Siempre me sentí enfermo por desear de esta forma a mi inocente hermano.
—Tu hermano inocente te deseaba de la misma manera —Sonrió Bill al sentir otro dedo entrar en su cuerpo—. Y soñaba con que tus dedos estuvieran justo donde están ahora. Mmmm —Jadeó y movió sus caderas para que los dedos le penetraran más profundamente—. Tan rico Tomi.
—Dios Bill, como me enciendes —afirmó y atrapó el labio inferior del menor entre sus propios labios y dio un ligero mordisco, para volver a entrar en aquella boca lujuriosa y pecaminosa.
Un último dedo hizo acto de presencia en el cuerpo de Bill, dejándolo por completo listo para recibir a su lazo. Sin embargo, antes de que Tom decidiera quitarlos los torció tocando un punto que hizo gritar al menor.
—Dios —Gritó el chico, deshaciéndose en jadeos, moviéndose contra aquel punto que los dedos tocaban tan discretamente—. Por favor dime que tocarás allí mismo con tu pene Tomi, por favor –Rogó el pelinegro, aferrándose a la espalda de su gemelo.
—Tenlo por seguro mi amor.
Retirando sus dedos, con un sonido gracioso, Tom se ubicó de rodillas entre las piernas de Bill, mirando con admiración el cuerpo sudoroso que yacía indefenso ante él, tan sexy, tan frágil, tan hermoso y a la vez temible.
—¿Listo? —preguntó, sujetando su dolorosa erección y guiándola a la rosada entrada, que le esperaba… tentadora.
—Sí Tomi, entra ya.
Sin hacer caso a las palabras de Bill, el rastudo se dio su tiempo para acomodarse bien y ajustar la cabeza de su pene en la entrada, por mucho que deseara esto, no se permitiría dañar a su pequeño en el proceso, sabía que Bill era virgen y más que eso, sabía el concepto romántico que su gemelo tenía en su cabecita sobre la “primera vez”, así que iría con cuidado.
Presionando poco a poco, sintió como el cuerpo de Bill cedía para dejarle entrar, el primer anillo de músculos era lo más complejo, podía ver como las facciones de su gemelo se contraían en una mueca de dolor, se quedó quieto… esperando y tratando de respirar, cosa que le parecía a cada momento, más complicada.
Sin advertencia alguna, Bill levantó sus rodillas y se aferró a la cintura de Tom de un solo golpe, provocando una penetración profunda y dolorosa. Ambos gritaron fuerte, Bill de dolor y Tom de placer.
—¡Loco! —Le regañó el rastudo y manteniéndose estático, acarició los muslos blanquecinos de su pequeño, quería demostrarle que todo estaría bien, que ambos disfrutarían, pero el calor y la estrechez eran tan intensas que no sabía si podría durar lo suficiente para hacer gozar a su gemelo.
—Te estabas tardando demasiado.
—Quiero que lo disfrutes precioso.
—Tendremos toda la eternidad para disfrutarlo Tomi, sólo quiero hacerlo de una bendita vez —Gimoteó el pelinegro, pero se calmó al sentir la cálida mano del mayor en su mejilla, y al verle acercarse hasta depositar un dulce beso en sus labios.
—Lo sé Bill, pero aunque lo hagamos cientos de veces, para mí, cada una será especial, porque tú eres lo mejor de mi vida —Una pequeña lágrima se escapó de los ojos del menor—. Ahora deja de ser obstinado y déjame cuidarte, mimarte y amarte —Sin poder negarse ante tal muestra de afecto, el pelilargo asintió y tomó una gran bocanada de aire.
Tom se armó de valor y comenzó a mecerse sobre Bill, con las manos a ambos lados del cuerpo del menor para no aplastarlo, se movió con lentitud, sintiendo como su propio miembro era recibido por el estrecho canal de su gemelo, como si éste le absorbiera y le compeliera a aumentar la velocidad.
Gemido a gemido por parte de ambos, las embestidas se fueron profundizando y las uñas de Bill se clavaron en la espalda de su hermano con intensidad.
—¿Es ahí? —preguntó el mayor, con la voz ronca del deseo.
—Justo ahí Tomi —Gimió el menor, siendo golpeado en el mismo lugar, con un poco más de fuerza esta vez—. ¡Ah! —Gritó sin poder evitarlo, era alucinante para él, porque no sólo era la intensidad del sexo, era que cada sensación física era magnificada por su nueva condición demoniaca y se peguntaba si su adorado Tomi lo sentiría tan fuerte como él.
—Ah Bill… —Fue casi el gruñido del mayor, al sentir como su gemelo lo apretaba con sus paredes internas y le hacía estremecer.
El vaivén de placer siguió lo que pareció una eternidad, hasta que ambos cuerpos comenzaron a sentir la llegada del orgasmo y entonces Bill supo lo que debía hacer, atrajo a Tom hasta su boca y le besó apasionadamente, guió su cabeza para que le diera acceso a su cuello, pudo ver la vena palpitar, con más fuerza que nunca producto de la excitación, pasó su lengua por el lugar destinado y sintió como el rastudo aceleraba las embestidas como comprendiendo lo que venía.
Sus incisivos aparecieron en el acto y con toda la suavidad de la que fue capaz, mordió la delicada y cálida piel hasta que sus sentidos fueron elevados por el metálico y adorable sabor de la sangre de su Tomi.
Si Bill hubiese probado drogas en su vida, habría dicho que aquella sensación era lo mismo. El vital líquido que se disolvía en su boca había llevado sus sentidos a un cien por ciento, pronto el placer que Tom le brindaba era tan grande que sentía que su corazón explotaría.
Pero sin duda lo más gratificante de todo, fue la conexión, pudo ver la mente de Tom, pudo ver que era verdad cada palabra que le había dicho, que por su soledad había recurrido a las zorras con las que se acostó y se sintió estúpido, sin embargo, también pudo sentir su placer, pudo sentir como el miembro de Tom palpitaba a punto de explotar y pudo sentir como ambos se sincronizaron para hacerlo al mismo tiempo y luego… un grito.
—Bill…
—Tom…
Y luego… blanco, las ondas post orgásmicas eran tan fuertes que nada parecía tener sentido, parecía que aún estaban flotando en una nube de heroína, si alguien los hubiera visto, justamente eso habrían pensado, que estaban sumamente drogados, pero su droga era algo mucho más complejo, era la culminación de su lazo de sangre, la unión de sentimientos, cuerpos y sangre. Ahora… por fin, ya eran uno.
& Continuará &
Nunca había hecho un lemon tan largo en toda mi vida, espero no haber arruinado el fic. Gracias por seguir leyendo.