52: Reencuentro

Muchas gracias por todo el apoyo. Queda muy poco para el final y los especiales que vendrán después.

Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 52: Reencuentro

Yeah there´s a hole in my soul. But one thing I´ve learned. For every love letter written. There´s another burned. So you tell me how it´s gonna be this time. Is it over? ´Cause I’m blowin´ out the flame. Take a walk outside your mind. Tell me how it feels to be the one who turns the knife inside of me (Hole in my soul)

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Sí, hay un hoyo en mi alma. Pero he aprendido una cosa. Por cada carta de amor que se escribe, hay otra que se quema. Así que dime cómo será esta vez. ¿Terminamos? Porque estoy apagando la llama. Da un paseo por tu mente. Dime cómo se siente ser la que clavó el puñal dentro de mí (Aerosmith)

&

& Anteriormente &

Giró al escritorio, donde se hallaban las películas y cogió una cualquiera, tampoco es que importara, pero al mover un cuaderno, un sobre amarillo salió a la vista. Sin poder contener su curiosidad, más bien su obsesión, pues por lo grueso del sobre, pensó que podría haber dinero allí, lo abrió.

Sus ojos de disponían a escanear el contenido del sobre, cuando un grito la sorprendió.

¡Heidi!

La voz de Andreas la descolocó y, creyendo haber sido descubierta, volteó como acto reflejo, pero no había nadie. Caminó hasta la puerta y gritó de vuelta.

¿Dime, amor? —Sólo era melosa con su novio, cuando el cantante estaba cerca.

Ya llegó la comida, baja con nosotros.

OK.

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Sabiendo que Tom no regresaría ese día, Bill volvió a la mansión Kaulitz a pasar la noche. Su madre lo notó triste y trató de animarlo, mostrándole el nuevo atuendo que había comprado para que su hijo cantara en día de la fiesta. Bill lo desfiló y sonrió agradecido a su progenitora, pero el vacío que aún tenía en su corazón, no podía llenarse con ropa, ni nada que se pudiera comprar. Los días en que todo se solucionaba con dinero, habían pasado. Ahora, lo único que verdaderamente llenaba su alma, era el calor que su novio le brindaba en sus abrazos apretados.

Aaahhh —Suspiró con tristeza, mirando el techo de su cuarto—. Te extraño tanto, Tomi.

El martes se levantó temprano, pues no lograba volver a conciliar el sueño, de hecho, le había costado bastante dormirse la noche anterior.

Ese día tendría miles de cosas que hacer: imprimir los anuncios promocionales de la fiesta, supervisar el presupuesto para las compras, reuniones con los encargados de cada comisión para el día del baile y por último, debía ensayar con “The beautiful people”. Lo último era lo que más anhelaba, extrañaba a sus compañeros y también deseaba volver a sentir la adrenalina de pararse sobre un escenario. Con energías renovadas cogió sus ropas y entró al baño.

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Tom, por primera vez en todo ese tiempo, visitó la casa de sus parientes. Su tío le recibió contento, porque era una muestra del sincero perdón del chico. Celine lo necesitaba, así que lo cogió de una mano y lo arrastró hasta el jardín, donde solían hablar cuando Tom aún vivía allí.

¿Cómo está? —preguntó refiriéndose a su padre.

Como lo ves, abatido —respondió ella, con tristeza—. No durmió nada anoche, porque cada vez que me desperté lo escuché llorar.

Es normal, vivieron todos estos años juntos, es una pérdida que no será fácil de superar —agregó el rastudo, mirando el pequeño gatito negro que se paseaba por el césped.

Es más que eso, Tom —Ella buscó su mirada—. Mi padre y yo sabíamos que este momento llegaría. Ambos vimos sufrir a mamá y deseábamos que todo terminara, que sus dolores acabaran y partiera en paz.

Celine…

Creo que él se siente culpable —Soltó la adolescente, frunciendo el ceño.

¿Por qué lo dices? —Tom sintió un nudo en la garganta, él no le revelaría nada a la chica sobre la infidelidad de su padre, no era su responsabilidad, además que no quería arruinar la relación que ellos tenían, menos ahora, que debían apoyarse el uno en el otro.

Es sólo una sensación. No entiendo por qué sufre tanto si los dos sabemos que ella está mejor ahora —Gruñó y Tom la abrazó.

No seas tan fría, prima —dijo suavemente—. Este es un momento para sufrir, es un duelo, luego que pase, podrán superar todo.

Tom…

Si no lloras a tu madre ahora, no la dejarás partir en paz. Siempre sufrirás por ella.

Tom…

Llora Celine, llora, yo estoy aquí —La chica soltó un sollozo ahogado y gruesas lágrimas bañaron su rostro.

Su padre observó la escena desde la ventana de la cocina y sonrió. Alice tuvo razón en todo momento, no había nadie mejor que Tom para ayudar a su hija a sobrepasar ese triste momento.

Estuvieron en el jardín por una hora, hasta que el frío les obligó a entrar a la calidez de la casa, donde el adulto tenía preparada la comida.

¿Te quedarás con nosotros, Tom? —cuestionó su tío, sirviendo los platos.

No, no se preocupe. Saki y yo nos quedamos en un motel cercano —respondió el rastudo. Ya le había contado a ambos, a grandes rasgos, quien era el agente y por qué estaba protegiéndolo.

Pensé que hoy regresarías a tu casa —comentó la pelinegra—. Bill debe extrañarte, te ha mandado cientos de mensajes esta mañana.

Es cierto, además tú eres su guardaespaldas, ¿no? —agregó el hombre.

Bueno, la verdad es que él también tiene un agente cuidándolo —explicó Tom—, pero en teoría yo sigo trabajando para él —Sonrió a medias, justo cuando su celular volvió a vibrar.

Abriendo la bandeja de mensajes, notó que era una imagen y sonrió.

Mira —Le mostró a su prima—. Es el anuncio que imprimieron para promocionar la fiesta de invierno.

Es este viernes —afirmó ella, leyendo la fecha del cartel—. Tienes que estar allí, Tom. Debes ayudar a Bill.

No tengo ánimo de fiestas, Celine —dijo el chico, apretando el ceño—. Mi tía acaba de morir, no sería correcto.

Al contrario, Tom —intervino su tío—. Alice habría estado feliz de verte disfrutando de la juventud.

De todos modos, yo no soy parte de las comisiones organizadoras. No volveré.

Celine arrugó el ceño, estaba molesta con Tom. Él le había contado sobre la apuesta que Bill y la porrista habían hecho donde él era la víctima, pero también comprendió que ambos estaban locamente enamorados el uno del otro y por eso, la separación era tan dolorosa para ellos. La joven notaba como su primo miraba a todas horas la foto del cantante en el celular, cuando pensaba que nadie lo veía y se prometió a sí misma, que lo ayudaría a regresar con su novio.

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El día miércoles pasó muy rápidamente para Bill, sus muchas obligaciones ocupaban todo su tiempo, pero siempre se tomaba unos segundos para enviar mensajes a Tomi, contándole lo que estaba haciendo y cuán bien se iba desarrollando la organización de la fiesta. El último mensaje que envió fue.

Espero de todo corazón que llegues al baile, porque cantaré sólo para ti.

Tom sonrió al leer el texto y luego guardó el aparato en su bolsillo, regresando al lado de su prima que compraba dos cafés para ellos en el centro comercial.

¿Era Bill? —indagó la chica, al notar el brillo en los ojos del rastudo.

¿Eh?

Cada vez que recibes un mensaje de Bill o miras su fotografía en el móvil, pones esa cara de bobo —comentó ella con un tono divertido.

¿De qué hablas?

Hablo de que estás perdidamente enamorado de ese chico y es hora de que arreglen sus asuntos —Se sentaron en una mesa, cerca de una gran ventana—. Ya te dije mi opinión sobre la apuesta, es tu turno de tomar tu propia decisión.

Celine…

No puedes seguir escondiéndote por siempre, Tom.

No me estoy escondiendo —Gruñó, sintiéndose ofendido.

Estás huyendo de él, como un cobarde. ¿Y sabes por qué lo haces? —alegó la chica, con un tono bastante altanero.

¿Por qué?

Porque estás aterrado de enojarte con él en serio —dijo ella a lo que Tom abrió grandemente los ojos—. Si tú te molestarás seriamente con Bill y él dejara de luchar por ti y te abandonara, tú quedarías destruido, ¿o estoy equivocada?

Yo…

No, no lo estaba, Tom sabía que era cierto.

Él estaba enojado por la apuesta, pero más que eso, estaba molesto porque Bill nunca le contó sobre ella, si lo hubiese hecho él, habrían peleado y terminado su disputa en la cama, con sexo de reconciliación, como todas las parejas hacían. Pero al haber huido, por causa de la enfermedad de su tía, no sabía cómo debía regresar a su ciudad, en qué plan debía volver. ¿Debía ser el chico molesto por haber sido una víctima de la “Diva Kaulitz”? ¿Debía molestarse con Bill por haberle mentido todo el tiempo? ¿Debía sentirse frustrado por haber sido el hazme reír de los “pretty people”? ¿Qué demonios debía hacer? Porque tenía claro que no podía simplemente presentarse y perdonar todas las frivolidades del cantante, si lo hacía una vez, Bill lo volvería a engañar y entonces su confianza moriría.

Regresa, Tom —susurró Celine, cogiendo una mano de su primo—. Vuelve con Bill y arreglen las cosas mirándose de frente.

Yo… lo pensaré.

&

Después de dar vueltas en la cama toda la noche, Tom decidió hacer caso al consejo de Celine y partir más tarde, ese mismo día.

Por la mañana, le informó a Saki de su regreso y fue por última vez a casa de sus tíos, pero esta vez, a despedirse.

Serás bienvenido cuando lo desees —Ofreció el adulto, abrazando a su sobrino con cariño—. Y no olvides llamar, no necesariamente cuando te den un disparo —Bromeó—. En serio, Tom, llama.

Lo haré, tío.

Toooom —dijo la chica, en forma divertida y se colgó del cuello de su alto primo.

Cuídate, niñita —La levantó del piso y giró con ella, agitando su negro vestido.

Claro que lo haré.

No quiero que tengas novio hasta que cumplas los diecisiete, ¿está bien?

¡Oye! —Gruñó la pelinegra—. Ni siquiera mi papá me pone condiciones.

Por mí está bien —intervino el padre de la chica.

¿Lo ves? Somos mayoría —Molestó el rastudo—. Ahora, deja que te tome una foto.

La chica posó en forma casi dramática y los hombres rieron ante ello.

Es toda una modelo —comentó su padre.

Como soy modelo, te cobraré —afirmó Celine con una sonrisa de lado, a lo que Tom alzó una ceja.

¿Y qué quieres?

Quiero que se la muestres a Bill y le pidas su opinión sobre mi atuendo.

Te amará, es un hecho —Soltó Tom, con una sonrisa.

¿Lo harás?

Tom alzó la mano con el signo de los boys scout—. Es una promesa.

Después de otros muchos abrazos, el rastudo subió al coche con Saki y emprendieron el regreso.

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Estaba anocheciendo cuando Tom llegó a su apartamento y su móvil sonó estrepitosamente.

¿Tom? —La voz de Bill sonó ansiosa—. Saki se reportó con los agentes y dijeron que estaban de regreso.

Sí Bi… cof cof ya volvimos —No sabía cómo llamar al cantante, Bill sonaba muy frío y Billa era muy cariñoso, aún estaba confuso.

¿Estás en el departamento?

Así es. Acabamos de llegar y quiero darme una ducha.

La voz del menor cambió de pronto—. Tomi…

¿Qué sucede? —El rastudo se preocupó ante el cambio en su pequeño.

Quiero ir a verte, pero estoy muy ocupado ahora, y luego debo ir al ensayo con la banda, estaré en el estudio hasta la medianoche —Se disculpó, lo cual hizo soltar un suspiro de alivio al mayor.

No te preocupes —Era lo mejor, así no tendría que ser él, quien le negara un encuentro—. De todos modos estoy muy cansado, no he dormido mucho estos días. La muerte de Alice me ha hecho pensar muchas cosas, recordé a mis padres y…

Lo siento tanto. Tomi, en serio quiero estar allí, por todos los malos ratos que pasaste y en los que yo no estuve para coger tu mano —susurró el pelinegro.

Ya nos veremos mañana.

Ñiiiiaaaa —Gruñó el cantante, como un gatito—. Como mañana es la fiesta, estaré corriendo todo el santo día.

Te veré en la noche.

¿De verdad vendrás al baile? Por un momento pensé que por la muerte de…

Yo también pensé que no sería prudente, pero fue mi tío quien prácticamente me ordenó asistir —Rió el rastudo al recordar la conversación.

Deseo verte —susurró el menor y su tono se mostró cargado de deseo, enviando una descarga directamente al miembro de Tom.

Y yo. Hay mucho de lo que debemos hablar, Bill —El aludido sintió una punzada en su pecho y temió lo peor.

Está bien, hablaremos.

Mañana.

Sí, mañana.

Adiós, Bill.

Tomi —La llamada se colgó.

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Como había previsto, Bill estuvo ocupado todo el día, así que Tom no lo vio en la escuela.

Por la tarde, visitó la biblioteca donde trabajaba y habló con el señor Collins, quien ya había sido informado de la situación familiar del rastudo. El hombre se sintió complacido de que su mejor empleado hubiera podido hacer las paces con sus parientes más cercanos y hubiera sanado la herida que tenía en su pecho por esa causa.

Ya pasadas las ocho, el joven volvió a su departamento. Debía escoger algo apropiado para la fiesta, porque, aunque lo negara, quería verse bien para Bill.

Y exactamente a las diez de la noche, Tom subió al auto de Saki y se pusieron en marcha al Club Listing.

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El ambiente de la fiesta era espectacular, no sólo porque el Club Listing era uno de los mejores de la zona, sino porque la promoción que había hecho el grupo de estudiantes había cautivado la atención de públicos refinados y juveniles. Sumado a eso, la confirmada participación de la banda “The beautiful people”, había arrastrado a las fans de Bill, logrando abarrotar el lugar.

Los equipos de luces adicionales que se habían contratado para el evento, eran la sensación, y el “beat” de la música, simplemente movía tu cuerpo, aún en contra de tu voluntad. Esa noche estaba destinada a ser un éxito, sin duda, pasaría a la historia.

Tom se sintió sumamente orgulloso de su pelinegro, pues sabía que el chico se había aplicado para que toda la organización fuese perfecta.

El rastudo caminó entre la multitud, alzando la cabeza para identificar a sus compañeros. Vio a Gustav besar a la líder de las porristas, mientras sus cuerpos se mecían lentamente en medio de la pista y sonrió. También logró divisar la cabellera castaña de Georg, quien bailaba muy pegado a Romina, quien no parecía estar ocultándose de Chantelle.

Vio otra cabellera castaña que conocía muy bien y caminó hacia ella.

Xaviera —Saludó y la chica le respondió con una sonrisa.

¡Tom! —Gritó de la emoción, pero al haber tanta gente, no podía dejar su puesto en la barra, para dar un abrazo a su ex novio—. Volviste.

Sí.

¿Una cerveza?

Claro —La chica le tendió la bebida y moviendo su cabeza, le indicó a Tom que volteara la mirada.

El rastudo giró en su lugar, y sus ojos dieron con la estrella de la noche. Bill era escoltado junto a sus compañeros de banda, hacia la oficina de Paul Lisitng.

Ve con él —Mandó la mujer.

Está ocupado.

Bill nunca está demasiado ocupado para ti, Tom. Además… —El rastudo regresó su atención a la castaña—. El pobre se ha preocupado mucho por ti.

¿Cómo lo sabes?

Bueno… ha venido por lo de la fiesta —Mintió—. Lo he tenido que obligar a comer —Tom abrió los ojos, no le gustaba que eso ocurriera—. Te extraña —Terminó la chica.

Lo sé. Yo también lo extraño.

Dando un último sorbo a su cerveza, Tom se levantó y caminó hasta su novio.

La puerta estaba cerrada, pero sin tocar, giró el pomo y la abrió.

Tomi —Fue lo primero que se escuchó, amortiguado por el ruido del exterior, que disminuyó, cuando el rastudo cerró la puerta.

Hola —Saludó el aludido, a todos los presentes.

El pelinegro se quedó estático, quería correr y lanzarse a los brazos de su novio, pero tenía una extraña sensación en el pecho, algo que le impedía moverse con libertad. Sus compañeros de banda notaron lo extraño de la situación y, tras disculparse, se retiraron.

Yo… —El mayor dio un paso al frente, quedando casi a la altura de los ojos de su novio y lo observó.

Tomi… —repitió el cantante, sin cerrar los ojos.

Sus miradas conectadas mostraban el brillo característico de las personas enamoradas. La respiración de ambos se incrementó y lenta, muy lentamente dibujaron una sonrisa.

Tom dio otro paso hacia adelante y quedó a centímetros del pelinegro.

Tenemos que hablar —susurró el menor, sin bajar la mirada.

Más tarde —El rastudo estiró los brazos y sujetó los hombros del más delgado, atrayéndolo hacia sí mismo, para rodearlo por completo—. Te extrañé —Confesó.

Bill casi soltó el llanto, y correspondió el abrazo con todas las ganas que poseía. Aspiró el aroma del cuello de su novio y besó detrás de la oreja, con mucho cariño.

Casi morí sin ti estos días —contestó el pelinegro, casi en un ronroneo, al sentir las caricias descender de su pelo hasta su espalda.

Fueron días difíciles —comentó Tom con tristeza—. Recordé a mis padres y deseaba tenerte cerca.

Quería estar allí, pero —Volvió a besar su cuello—. No quería presionarte, quise darte tu espacio.

No vuelvas a hacerlo, Billa —Se separó tan sólo un poco, para verle a los ojos—. Cuando nos separemos, búscame… porque siempre te necesitaré cerca.

Lo haré, lo haré, lo prometo —respondió con sinceridad.

La puerta se abrió de golpe, revelando a Dunja, su nueva productora.

Bill, el show va a empezar.

¿Tú? —preguntó el de rastas, entre sorprendido y apenado. Aún recordaba que estuvo a punto de hacerle una felación a Bill, cuando la reportera entró al auditórium y los sorprendió con los pantalones abajo y una tremenda erección.

Sí, lindo, soy yo, la misma Dunja, reportera de farándula y ahora nueva productora de la banda del momento “The beautiful people” —contestó la mujer con la voz monótona. Tenía bolsas bajo los ojos, sin duda por promover de la mejor forma posible, este evento.

Yo la contraté —dijo orgulloso el cantante—. Ella es ruda —agregó como un niño pequeño que ve un combate de las luchas libres—. Pero es un encanto.

Basta de elogios, guapo. Hay que salir a escena —reiteró.

Entendido —Bill le dio un piquito en los labios a Tom. Y Salió dando saltitos.

El mayor lo vio con una sonrisa en los labios. Todo el enojo que pudo haber tenido en su cabeza por la apuesta, se disipó como la niebla, al oír la risa de su adorado pelinegro otra vez. Su confusión había desaparecido, no hablarían de la apuesta, lo olvidarían y continuarían con sus vidas, como si tal broma nunca hubiese existido.

&

Las luces de colores se apagaron por un segundo, para dar paso a unas más intensas, que estaban dirigidas hacia el escenario montado para el show estelar de la noche. Todas las miradas se dirigieron hacia allá y los gritos de ovación para Bill, se volvieron interrogantes al ver a una chica rubia en pleno plató.

¿Quién eres tú? —Se oyó por todo el ambiente, ya que la música también se había detenido.

Muy buenas noches —Saludó la mujer.

Tom caminó entre la multitud y buscó una cabeza platinada, y fue casi corriendo hasta su dueño.

Andreas, ¿qué hace tu novia allí?

No lo sé. No me dijo que tuviera alguna asignación para esta noche.

¿Crees que Bill le pidió que los presentara? —cuestionó el rastudo, pensando que era demasiado improbable.

No lo creo. Bill la odia.

¿Ya están todos prestándome atención? —preguntó la rubia, desde el escenario.

Tom se acercó lo más que pudo hasta la chica, quería ver a Bill, sentía en su pecho que su novio estaba alterado y debía ayudarlo si es que la porrista causaba algún problema. Después de todo, él aún era su guardaespaldas.

La porrista hablaba, pero el rastudo no oía lo que decía, simplemente trataba de avanzar, paso a paso hasta las escaleras.

—…Y en eso consistió la apuesta de nuestros mayores ídolos de la escuela —La voz de la chica sonó por todo el club, y Tom sólo percibió la palabra “apuesta” en sus oídos—. Y ahora, les mostraré a las víctimas de la broma, para que entre todos decidamos quién será el ganador, si Chantelle o la “Diva Kaulitz”.

Tom se quedó de piedra, cuando las imágenes comenzaron a proyectarse sobre la gran pantalla del escenario. Eran fotografías suyas, de cuando usaba las gafas, de su ropa de segunda mano, de su abrigo gigante, de los libros que usaba para entrenar. Y luego el cambio, cuando comenzó a usar los lentes de contacto, la ropa que le compró Bill, como pago a su trabajo. Luego imágenes similares mostraron a su amigo Gustav.

Un murmullo se dejó oír por todo el lugar, hasta que la pantalla quedó en blanco.

& Continuará &

OMFG. Creo que fui demasiado cruel con este final, ¿no creen? ¿Qué pasará ahora? Ya quedan los últimos capítulos. ¿Dejarán de leer? ¿O me apoyarán hasta el fin?

Escritora del fandom

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