“Maldición” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan
Capítulo 6: Encuentros malditos
& Domingo &
El joven de trenzas se despertó mucho más tranquilo después de haber soñado con su adorado Bill, y el que éste le hubiera mostrado la imagen sonriente y feliz de Sofía, había aplacado su tristeza y el shock de haberla visto muerta por su propia mano en una forma tan siniestra.
Lo que él no sabía, era que el joven pelinegro sólo le mostró una imagen creada por sí mismo, ya que el alma de la ex novia de Tom yacía ahogada en un mar de fuego y azufre en el infierno, condenada a vagar y sufrir torturas oscuras a manos de los habitantes de las profundidades del abismo. La pobre joven incapaz de defenderse, llora gritando el nombre de su amado, el cual jamás oirá su voz, al menos en el mundo humano, sin embargo al estar maldito, lo más probable es que pronto se una a ella, en su condición de alma errante y perdida.
—Tom, llaman del hospital —gritó Georg, que ahora compartía la casa con su amigo—. Rápido, parece urgente.
—Ahí voy —contestó Tom al salir corriendo de su habitación—. ¿Hola? ¡¿Qué?! Voy en seguida —cortó el aparato y regresó corriendo para terminar de vestirse.
—¿Qué pasa Tom? —preguntó el castaño siguiendo sus movimientos.
—Mi madre se agravó, voy para allá.
—Ve tú primero, yo te alcanzo con Gustav.
Más veloz que un rayo, el trenzado llegó al hospital, tras pasarse varias señales de tránsito. Finalmente corrió a recepción, donde una enfermera que ya lo conocía le informaría las trágicas nuevas.
—¿Qué ha pasado con mi madre? —preguntó muy alterado, apenas hubo llegado a la recepción.
—Ahora mismo está en el quirófano —explicó la enfermera a cargo de Simone, ya que ahora Ana había desaparecido—. Verá señor Kaulitz, su madre presentó una neumonía durante la noche, trataron de estabilizarla, pero al realizar unas pruebas, se comprobó que sus pulmones se estaban llenando de líquido.
—¿Cómo es eso posible? Ayer estaba bien —dijo el trenzado, llevándose la mano a la cabeza.
—Nadie se lo explica, le han dado la mejor de las atenciones, a petición de los Sacerdotes del Vaticano, no se han escatimado en recursos para mantenerla bien, pero las cosas pasan.
—¿Por qué está en el quirófano?
—Están drenando sus pulmones, es un procedimiento nuevo y complicado, sin mencionar “costoso”, pero el médico que lo está realizando, es el mejor. Tardarán un par de horas, si gusta puede pasar por la cafetería.
—No, estaré en la sala de espera, gracias señorita —un poco más aliviado, se dirigió a la sala de espera, donde se encontró con uno de los enviados del Vaticano.
—Señor Kaulitz, ¿cómo está? —le saludó el Padre, extendiéndole la mano.
—Dígame Tom, sólo Tom. Aun soy joven —dijo correspondiendo el saludo.
—Tienes razón Tom. No sé si me recuerdas, soy el Padre Biagioni.
—Sí Padre, y aprovechando qué está usted aquí, me podría explicar ¿por qué el Vaticano tiene tanto interés en ayudar a mi madre? Tengo entendido que los tratamientos que le están aplicando son muy costosos —comentó el de trenzas tranquilamente—. No lo tome a mal Padre, yo estoy realmente agradecido, pero no comprendo tanta preocupación.
—Veo que no te has tomado en serio “la maldición de los gemelos”, ¿verdad Tom?
—Soy un hombre pragmático Padre, esas cosas o la religión misma, no son de mi área.
—Ya veo, es porque estas estudiando para ser abogado, ¿cierto?
—Sí Padre, pero aun desde antes, no he creído nunca ni en Dios, ni en el Diablo, mucho menos en tonterías como maldiciones.
—Comprendo, antes de entrar a los “servicios especiales” del Vaticano, yo sólo creía en Dios, incluso creía en el mal, pero no en un ser que lo provocara…
—El diablo… —agregó el trenzado, con una sonrisa de lado.
—Exacto, pero cuando comencé a trabajar en los rituales de exorcismos… todo cambió.
—Yo creo que una persona, supuestamente poseída, sólo tiene problemas mentales Padre. Y aquellos movimientos o convulsiones, son sólo algún tipo de epilepsia.
—Cuando haces exorcismos, ves el mal, ves a los enviados del mal, y lo que es peor, ves a las víctimas del mal, personas inocentes que sufren torturas en su alma, por estos seres.
—¿Qué ha sido lo más duro de enfrentar Padre? —preguntó mirándolo de frente, dándole una oportunidad de explicar su trabajo.
—Lo más terrible Tom, es que ellos, los seres del mal, te conocen —bajó la cabeza y la voz—, ellos saben todo sobre ti, todos tus miedos, todas tus dudas, todos tus pecados…—volvió a mirarlo a los ojos—, y los usan en tu contra.
—¿Cómo? —el joven trenzado demostraba demasiado interés, para no ser un creyente.
—Cuando estás atacando al demonio, éste dice cosas que sólo tú conoces y te hace dudar, a veces daña sicológicamente a tu compañero y por lo tanto el ritual completo fracasa. Y mientras más veces intentas realizar el exorcismo, más débil está la víctima y más propensa está a partir de este mundo.
—¡¿Las víctimas terminan muertas?! Eso es barbárico, entonces la Iglesia debería prohibir los famosos rituales de exorcismos —dijo Tom poniéndose de pie, un poco indignado. El recuerdo de su verdadera madre Helen, viajando en su mente le atormentaba. Pensar que ella pudo haber estado poseída y que tal vez su alma yaciera en el infierno… le provocaba un dolor en el alma.
—Es mejor intentar por todos los medios salvar sus almas Tom.
—Pero… ¿no es más importante que las personas vivan? —preguntó, girando y volviéndolo a ver, sus ojos brillantes.
—Estando poseídos no tienen vida propia Tom, ellos gustosamente prefieren morir a seguir en ese estado, en esa constante tortura mental. De hecho ellos mismos lo piden al estar poseídos.
—¿Y si mueren? —negó con la cabeza—. ¿Su alma va al infierno o algo?
—Si logramos otorgar la absolución, entonces se salvan y pueden pasar a su morada celestial, pero si durante el ritual la persona muere y no la recibe, entonces lamentablemente su alma se va con ellos. Y eso Tom, es algo que debemos evitar a toda costa.
—¿Qué es el infierno? ¿Qué hay ahí? ¿Por qué dice que sufrirán? —cual niño, Tom preguntó al sacerdote, mirando a sus ojos de manera sincera, toda esta cercanía a la muerte a causa de la enfermedad de Simone, lo había puesto muy sensible.
—El infierno Tom es el lugar más horrible que puedas imaginar. Fuego, tormento, dolor, tortura. Lo peor es que si fuiste un alma buena en la Tierra, ellos se ensañan contigo y te maltratan a diario y recibes un continuo tormento.
—Entonces es mejor no haber sido bueno —dijo irónicamente.
—No Tom, si eres bueno ganas una morada celestial, en el… llamémosle “cielo” Esto del infierno es sólo para los malos, y lamentablemente, también para los poseídos.
—Entiendo, a grandes rasgos…si eres bueno te vas arriba, excepto si eres poseído, porque igual te puedes ir al infierno. Si eres malo, estás condenado y no hay nada que hacer.
—Básicamente es eso —sonó su celular—. Disculpa —accionó el aparato y contestó. Escuchó en silencio y sin decir una palabra, colgó.
—¿Era algo malo Padre?
—Era el Padre Pompozzi. Esta noche mis compañeros y yo realizaremos un ritual con tu madre —dijo serio.
—¿No será un exorcismo? Ella no está para nada poseída, sólo está enferma.
—No es nada de eso, ahora que está débil debemos protegerla del gemelo, él podría atacarla durante la noche.
—¿Por qué en la noche?
—Es más poderoso en esos momentos, ya que recibe la energía de las tinieblas.
—Estaré presente —Tom no lo preguntó, sino que afirmó sus palabras. Si los curas le hacían algo a su madre, él estaría allí para protegerla.
—Es mejor que no, no haremos nada raro, sólo rezaremos en círculo, oraciones en latín.
—Pero quiero estar con ella.
—No te preocupes, si algo malo pasa, te avisaremos de inmediato.
—Está bien Padre, lo haré más que nada porque ella cree en todo esto y le hará bien sentirse protegida por ustedes.
.
Tras una conversación más trivial, las puertas de la sala de operaciones se abrieron. Tom se paró de un golpe y fue hacia el médico.
—Soy su hijo —dijo demostrando interés.
—El drenaje ha sido exitoso, pero Simone está muy débil, ahora la llevaremos a su habitación.
—¿Puedo verla? —preguntó casi suplicante.
—La dejamos sedada, dormirá toda la tarde, pero puedes estar a su lado.
—Gracias doctor.
Tom, Gustav y Georg estuvieron durante toda la tarde acompañando a la mujer. Tom sufría al ver tan demacrada a su madre que acostumbraba a ser tan activa. Al anochecer, los tres Sacerdotes aparecieron y pidieron a Tom que descansara. Este obedeció y se fue a casa.
Una vez allí, la tensión volvió a caer sobre los hombros del trenzado, y para atormentarle aún más, su castaño amigo le preguntó.
—¿Cómo haremos con la Universidad, Tom? —Preguntó Georg al pensar que mañana lunes reiniciarían las clases.
—Ustedes pueden ir, yo iré temprano al hospital a ver como sigue mi madre.
—Entonces yo iré contigo —respondió seguro.
—Bien chicos, ustedes se van al hospital y yo voy a clases y hablo con los maestros explicando sus ausencias y así también tendré los apuntes, ¿les parece? —agregó Gustav, sentándose con los otros dos.
—Es lo mejor —agregó el castaño.
—Gracias amigos, son fenomenales.
—Ahora ve a dormir, porque debes estar muerto —aconsejó el rubio.
—Nosotros también lo estamos —dijo Geo.
—Entonces, hasta mañana —al recordar el rostro triste y demacrado de su madre lloró en silencio, solo en su pieza.
& Tom’s POV &
Sueño
—Oh mi amor ¿qué pasa? —escuché una voz agradablemente familiar.
—¿Bill? —llamé, levantando mi cabeza de la almohada.
—¿Por qué lloras, bebé? —preguntó acariciando mis mejillas, secando mis lágrimas con sus pulgares.
—Oh Billy, mi madre tuvo una recaída, está muy débil.
—Lo sé, veo que estás muy triste, quiero alegrarte bebé.
—Con sólo estar aquí me alegras, Billy mi amor —lo besé, él me correspondió con ganas y nuestras respiraciones se agitaron. A pesar de desear tanto a Bill, jamás nos habíamos acercado tanto.
—Tomi, quiero que hagamos el amor —me miró expectante.
—Aquí, en mis sueños.
—Yo quiero hacerlo.
—Yo también lo deseo.
Me besó y entre suspiros y besos nos quitamos la ropa. Yo me senté en la cama completamente desnudo y Bill se puso sobre mí, sin dejar de besarme. Ambos estábamos completamente excitados, él se apoyó en sus rodillas y lentamente se ubicó sobre mi miembro, empalmándose lentamente en él. Al sentir su calidez rodear mi erección, solté un gemido. Lo miré y tenía los ojos fuertemente cerrados.
—¿Te duele amor? —Él abrió los ojos y me vio con mucha ternura.
—Todo el dolor vale la pena por ti, bebé —me besó con gran dulzura y de apoco comenzó a moverse sobre mí, sin separar nuestras bocas.
—Te amo tanto Billy —susurré entre sus labios.
—Y yo a ti Tomi —sujeté sus caderas para ayudarle a marcar el ritmo, sus gemidos me calentaban más si se podía. De pronto su cabeza se fue a mi hombro izquierdo y me mordió.
—Aayyy —gemí, pero lejos de ser doloroso, era excitante.
—Quiero marcarte como mío, para que ninguna perra ose tocarte Tomi —no pude menos que sonreír ante sus palabras.
—Ya soy tuyo amor, con o sin marcas, ya estás dentro de mi corazón —el cuerpo de Bill subía y bajaba sobre mí, sus brazos se aferraban a mi espalda casi con desesperación. Su pene se friccionaba con el contacto de nuestros estómagos y yo estaba a punto de acabar.
—Oh Tomi, voy a… aaaaaahhhhh —ambos alcanzamos el orgasmo, sincronizada mente, raro ¿no?
—Bill —nos miramos, nuestra respiración aun pesada por el esfuerzo—. Te amo.
—Y yo a ti, desde siempre y para siempre —nos abrazamos y aun sin salir de él, lo acomodé y me recosté en la cama, con Bill sobre mi pecho.
—Ahora no quisiera despertar, quiero estar contigo por siempre.
—Este encuentro ha sido especial, más de lo que te imaginas amor, pero debes dormir. Te veré en los espejos —susurró suavemente, como un arrullo para mis oídos y mis ojos se cerraron.
& Fin del Sueño &
Al despertar, el joven de trenzas se sintió húmedo y pegajoso. Sonrió al pensar en lo que había hecho en el sueño. Retiró las mantas y se encontró desnudo, y se alteró un poco al ver rastros de su semen con sangre en las sábanas. Rápidamente se puso un bóxer y se puso frente al espejo.
—¿Bill? Bill ven por favor —llamó calladamente. Como siempre hacía se concentró en los ojos de su reflejó, hasta que apareció el piercing en la ceja.
—Tan pronto me llamas bebé —dijo coquetamente el pelinegro desde el interior del espejo, guiñándole un ojo al otro.
—Cielo, ¿estás bien?
—¿Por qué preguntas?
—Yo encontré sangre en mí, bueno por lo de anoche —dijo ruborizándose.
—A… eso… —él también se sonrojó—, es que fue mi primera vez Tomi, mi cuerpo estuvo siempre inmaculado sólo para ti.
—Me siento tan halagado, pero en verdad… ¿no te hice daño? —trató de mantener la mirada, pese a la vergüenza que sentía.
—Estoy bien, pero… gracias.
—Billy, si anoche estuvimos juntos en un sueño, ¿por qué encontré rastros en la realidad?
—Porque me estoy acercando cada vez más a ti bebé. Ya pronto pasaré a tu mundo.
—Y yo estaré feliz de recibirte —golpearon la puerta y la imagen de Bill desapareció.
—Tom ¿estás bien? —preguntó su amigo castaño desde el exterior.
—Ya voy, me ducho y salgo.
—Ok, prepararé el desayuno —lo que Tom no sabía es que su amigo había escuchado la conversación a través de la puerta y miles de preguntas rondaban en su cabeza.
Bill por su parte se dio cuenta de la intrusión de Georg y salió a perseguirlo por la casa. Se valía de cada reflejo existente para mirarlo. Hizo uso de sus poderes oscuros para controlarlo. El joven castaño, ajeno al poder del moreno, sentía un extraño frío recorrerle la espalda, no podía explicar la sensación, pero sentía como que alguien le observaba y se sentía incómodo. Incluso creyó ver sombras en las ventanas. Cuando por fin apareció Tom totalmente vestido decidió iniciar su interrogatorio.
—¿Con quién estabas hace un rato? —el aludido se paralizó, se sintió descubierto y tuvo temor.
—No estaba con nadie —respondió fingiendo ignorancia, le dio un sorbo a su café.
—Pero te oí hablar con alguien —Insistió el castaño.
—Estaba al teléfono —trató de ignorar la situación.
—Pero lo oí, era otro chico —contraatacó Georg.
—Creo que estaba el “alta voz”.
—¿Y quién era?
—Era Bill, mi amigo, ya te he hablado de él.
—Oh… ¿y qué te cuenta?
—Pronto podrá viajar y vendrá a quedarse conmigo.
—Ya veo —Geo aun estaba dudoso y hubiera podido jurar que ese tal Bill no estaba al teléfono, sino en la recámara de su amigo.
.
Tras el desayuno, ambos jóvenes partieron al hospital. Pero esa extraña sensación seguía al pobre Georg, dejándole la carne de gallina.
Se dirigieron a la habitación de Simone, quien dormía plácidamente. Los sacerdotes sin embargo, tenían sus rostros completamente demacrados, y profundas ojeras marcaban sus ojos.
—¿Pero qué les ha pasado? —preguntó preocupado Tom, al verles en ese estado.
—Le hemos dado de nuestra energía.
—¿Qué? ¿Acaso son magos, o algo así? —preguntó irónico el castaño.
—No George, has escuchado sobre el aura —el joven asintió—, hemos compartido la energía de nuestra aura con ella.
—Gracias Padres —dijo el trenzado con un profundo alivio al ver a Simone dormir tan tranquila—, ella se ve bastante mejor. Pero será mejor que ustedes se retiren a descansar, nosotros la cuidaremos durante el día.
—Está bien, confiaremos en ti —dijo el Padre Jost. Y los tres hombres se retiraron.
&
Al pasar el tiempo, el castaño fue al baño, y al lavarse las manos se sorprendió de ver una silueta borrosa detrás de él en el reflejo, instintivamente se giró, pero no había nadie.
—Tal vez me estoy volviendo loco —se dijo sonriendo frente al espejo, pero entonces en vez de su reflejo apareció la figura de un apuesto joven pelinegro con su cabello en forma de melena de león.
—No estás loco Georg, estás maldito —el aludido palideció y por un momento olvidó respirar.
—¿Qué? ¿Quién… quién eres tú? —preguntó tartamudeando.
—Soy tu peor pesadilla.
—¿Eres el gemelo maldito?
—El único maldito eres tú Georg, pronto vendré por ti —le dio una mirada asesina—, nos volveremos a encontrar.
—¡Toooom! —gritó a todo pulmón y la imagen desapareció.
—¡¿George qué te pasa?! —gritó el de trenzas golpeando la puerta del baño, intentando abrirla, pero sin éxito.
—Él viene por mí —dijo sin aire abriendo la puerta, cayó de rodillas al suelo y lloró.
—Calma amigo, las conversaciones con los Sacerdotes te tienen así, no te preocupes que no viene nadie, yo te protegeré —Y en el reflejo de la ventana Bill miraba la escena con el ceño fruncido.
«No debes proteger a los condenados» Pensó el joven del reflejo.
& Continuará &
¿Será Georg la próxima víctima? ¿O morirá alguien más antes? ¿Podrá Tom realmente proteger a los que ama? ¿O será Bill el más poderoso?