6: Guardaespaldas

Muchas gracias por volver a leer y apoyar este fic. Besos. 

Fashion” Fic Twc / Toll escrito por MizukyChan

Capítulo 6: Guardaespaldas

Trust me, that’s the Price of beauty

(Créeme, ese es el precio de la belleza)

Para Tom, su jefe, el señor Collins, era como el padre que perdió. El hombre lo contrató sin importar su precaria apariencia y a cambio, el rastudo daba su mejor esfuerzo.

Al comenzar el año escolar, el señor Collins cambiaba el horario de trabajo de Tom para aliviarle la tarea, sabía que el chico practicaba sus deportes para mantener su beca y además al estar allí, aprovechaba el tiempo para hacer sus deberes. El hombre admiraba el espíritu de superación del menor y deseaba que sus propios hijos aprendieran de él, pero sus chicos sólo ignoraban a Tom como la mayoría de los niños ricos que habitaban cerca de allí.

Mayoritariamente por esas razones, el señor Collins arrugó el ceño cuando Tom le pidió permiso para llevar ahí a Bill y estudiar con él.

¿Es Bill Kaulitz? —preguntó sólo para asegurarse de que había oído bien.

Sí, señor —asintió el de rastas, esperando la reprimenda.

Ya conoces a ese tipo de niños, Tom, no me gustaría que te hicieras ilusiones de ser su amigo y luego él terminara lastimándote —dijo el adulto fríamente.

Lo sé, pero no lo hará.

¿Cómo lo sabes? —insistió el hombre, en verdad se estaba tomando su papel de “papá adoptivo” en serio.

Es sólo trabajo, no me involucraré, lo prometo —dijo Tom seguro de sus palabras, comprendiendo a la vez que el hombre tenía razón, Bill se convertiría en “diva” en cualquier momento y el que saldría perjudicado sería sin duda él.

Bien, si es por eso…

Puede confiar en mí señor.

Lo sé Tom, es él quien no me inspira confianza.

Empezaremos mañana, con su permiso.

Está bien.

&

A las 7:00 pm en punto, el auto deportivo de Bill estaba a las puertas de la biblioteca. El pelinegro retocó su peinado y se guiñó un ojo.

Estoy “hot” —dijo al espejo.

Claro que sí, siempre lo estás —dijo sonriente el rastudo en la puerta, sin poder evitarlo, el menor se sonrojó al instante, más que por ser descubierto, porque Tom sí lo considerará “hot”.

Vámonos.

Claro —el de rastas subió y emprendieron el camino en silencio.

&

Agotadísimo por las escaleras, Bill trataba de recuperar el aliento y tras desplomarse en el viejo sofá, preguntó.

¿Y bien?

¿Qué? —preguntó de vuelta el mayor, tras llevarle un vaso de agua.

¿Qué  dijo tu jefe?

Ah, eso. El señor Collins aceptó con una condición —dijo el rastudo sonriendo.

¿Cuál?

Que no me hagas ninguna travesura —el cuerpo completo del pelinegro se tensó.

¿Y por qué te haría yo alguna travesura? —preguntó en forma inocente, cosa que claramente el de rastas se creyó.

Lo mismo le pregunté.

Te lo dije, todos me odian —dijo en forma dramática, sacándole una risa a Tom.

No te odian Bill… te envidian, eso es todo.

¿Por eso no me odias, tú no me envidias? —preguntó sinceramente intrigado el menor.

Claro que no te odio, aunque envidio algunas cosas que tienes —admitió el rastudo bajando la mirada.

¿Cómo qué? —insistió el pelinegro, tal vez si lo supiera, podría ayudar más a Tom, facilitarle la vida, tal vez…

Una familia…

Ah… —eso descolocó al menor, él siempre dio a su familia por sentado, nunca pensó que en cualquier tipo de accidente podría perderlos—, lo siento…

No… nada de eso, recuerda que prometiste no tenerme lástima —dijo el rastudo mirándole fijamente a los ojos, cosa que intimidó al otro chico.

Sí, tienes razón —tomó su bolso y buscó un paquete allí—. Toma, te traje esto.

¿Qué es? —preguntó al recibir la caja.

Ábrelo —pidió el pelinegro emocionado.

¿Un celular?

Necesitamos estar en contacto, por cualquier cosa, como lo de hoy con tu jefe —dijo el pelinegro.

No puedo aceptarlo —dijo rápidamente el de rastas, devolviéndole el paquete.

¿Por qué no? —se quejó el menor al verse rechazado.

Es demasiado, sólo míralo, es como de última tecnología —dijo Tom al ver lo moderno del aparato—. No sabría ni cómo usarlo —se sonrojó al admitirlo.

Por eso no hay problema, yo te explico.

No, Bill, ya basta, los lentes fueron lo suficientemente costosos como para cubrir un mes completo de clases —dijo el mayor dejando el celular en la mesita de centro.

¿Y si te doy otro trabajo para que lo aceptes? —preguntó Bill y Tom le miró divertido.

No… —le rechazó, pero al ver la cara de indignación del pelinegro, explicó—, obviamente no tengo más tiempo y si lo tuviera y aceptara otro trabajo, no sería para comprar algo tan frívolo como esto.

Lo siento… —Bill bajó la mirada al sentir como las lágrimas se agolpaban allí. A él no le importaba que le gritaran un montón de cosas en la calle, hasta “perra” le habían dicho, pero que Tom le dijera frívolo era… insoportable, aunque no entendiera del todo el por qué.

Hey… —Tom se acercó a su lado al ver el error que había cometido, pasó su brazo por los hombros del menor y susurró en su oído—, lo siento.

Los delicados brazos del menor se aferraron a su cuello y se quedó allí tratando de evitar el llanto. Finalmente, respiró hondo y se alejó.

La gente puede llamarme como quiera, Tom, pero no mi guardaespaldas.

¿Tu, qué? —el rastudo se alejó para verle a la cara.

Quiero que seas mi guardaespaldas.

¿Me estás jodiendo? —preguntó entre divertido e irritado.

Verás… —Bill volvió a respirar—, la banda es bastante popular.

Eso lo sé, pero ustedes ya tienen guardaespaldas —asumió el mayor.

Sí, en cada evento. Pero… hay un “pero” gigante Tom  —dijo el pelinegro tomando su celular—. Mira —le mostró la foto de un hombre con cara de rufián.

¿Quién es él? Te está tomando de la mano —dijo el de rastas como si fuera algo de otro mundo y que innegablemente… le incomodó.

Él es Bushido, un cantante de moda. Este tipo, ha hecho varios comentarios públicos sobre su interés en mí.

¿Es homosexual? —preguntó Tom con la cara roja—. Por su  apariencia, no lo parece.

Es Bi en realidad, el punto es que mi estúpido manager, no encontró mejor idea que unirnos en un romance mediático —dijo el menor completamente indignado.

¿Ustedes?

Amantes… maldición. ¡Odio al maldito!

¿Por qué lo dejas? —preguntó el rastudo mirando la foto con rechazo.

No puedo negarme, mi manager, David Jost, dijo que era necesario para aumentar la fama de la banda —el pelinegro se hundió en el sofá.

¿Y qué haré yo?

Generalmente Bushido está cerca sólo cuando hay farándula, pero  a veces ha venido a la escuela y aquí… no tengo a nadie que me proteja —la mirada de Bill se tornó temerosa.

¿Qué te proteja? Bill… mírame —pidió el de rastas, levantando el rostro del otro con suavidad.

Me acosa… —susurró—, Bushido sabe que esto es sólo un arreglo publicitario, pero se aprovecha cuando no están mis guardaespaldas cerca —el labio inferior de Bill temblaba y Tom nuevamente lo atrajo hacia su pecho—. Le temo, Tom.

¿Te ha hecho algo? —preguntó el mayor, con temor a la respuesta.

Una vez, me tocó… —sin poder evitarlo rompió a llorar.

Sshhh, no digas nada si no quieres.

Fue sólo eso… me tocó… por sobre la ropa.

Sshhh

Fue asqueroso.

Lo sé —se quedaron abrazados y mientras Bill lloraba, Tom le consolaba, acariciando su espalda y su cabello.

Nuevamente el pelinegro no se explicaba por qué este chico le provocaba esa tranquilidad. Era tal la confianza que sentía con él, que le había contado ese tremendo secreto. No podía comprenderlo, nadie, ni siquiera su familia le daba la paz que Tom le otorgaba sólo con su presencia y nuevamente temió que él se enterara de la apuesta. Estúpida apuesta.

¿Le has contado a alguien? —preguntó el rastudo al sentirle más tranquilo.

No… bueno… le dije a David que Bushido me acosaba, pero él me respondió que yo aún era menor de edad y por eso él no se atrevería a hacerme algo porque…

Iría a prisión —terminó el mayor—. Déjame decirte que ese David es un tonto.

¿Aceptas, Tom?

¿Ser tu guardaespaldas? Sí, pero quiero que sepas algo, Bill —nuevamente se separaron para verse a la cara—. Si me hubieses contado esto, te habría protegido igual, sin necesidad de contratarme.

Lo sé —el pelinegro sonrió—, eres demasiado bueno, por eso tenía que contratarte, porque no quiero abusar de tus buenas intenciones.

Yo te cuidaré, mi pequeña “diva” —dijo tocándole la nariz.

Mi héroe —dijo el menor, como escena de película. Ambos rieron.

&

La semana transcurría de una forma diferente este nuevo año escolar. Muy temprano, Bill llegaba a conversar con sus amigos y luego se dirigía a la cafetería para pedir un desayuno contundente para Tom, quien simplemente sonreía encantado de esta faceta del pelinegro, quien ahora conversaba más con Gabriel y reía de sus bromas tontas.

Gabriel por su parte estaba fascinado observando cómo interactuaban estas especies opuestas en la cadena evolutiva. Se sorprendía de cómo Tom se abría cada vez más con Bill, hablaba más de sus sentimientos, aspiraciones y tristezas, cómo su forma de ser tan tímida desaparecía, y él, poco a poco cobraba fuerzas. Pero lo que él más disfrutaba, era ver como el pelinegro se sonrojaba por cada pequeño detalle de Tom hacia él. Si lo hubiese conocido antes, sabría que Tom de por sí es una persona afectuosa, pero el ver ese tipo de reacciones sólo le llevaba a pensar que quizás la “diva” de la escuela, se estaba enamorando de su mejor amigo.

Andreas, era otro que había notado el cambio del pelinegro, pero para él, este cambio no era bueno, sabía que Bill era un joven fuerte, pero le conocía de pequeño y sabía que detrás de toda esa pantalla de “diva”, se escondía un soñador, un “amante del amor” y sería catastrófico que su amigo se terminara enamorando de Tom, porque cuando éste se enterara de la apuesta, sin duda odiaría al pelinegro, y eso simplemente… devastaría a Bill, posiblemente para siempre.

&

Mientras almorzaban en una mesa apartada, Tom no pudo evitar la curiosidad y le preguntó a su amigo.

Tú eres fan de la banda de Bill, ¿verdad?

A-ja —respondió el otro con la boca llena de ensalada.

¿Sabes quién es Bushido? —preguntó dejando de lado su postre, el sólo mencionar su nombre, le quitaba el apetito.

Sé quien es Bushido y odio al maldito —respondió casi escupiendo su bebida.

¿Quién es?

¿Cómo sabes tú de él? —preguntó curioso Gabriel, había algo en la mirada de Tom que le hacía sospechar.

Es un secreto.

Es por Bill, ¿cierto? —preguntó el chico y Tom se sonrojó—. Eres tan obvio.

Dime.

Te diré todo de él cuando me digas por qué quieres saber.

Bill me volvió a contratar —confesó el rastudo bajando la mirada.

¿Cómo qué?

Guardaespaldas —Gabriel se echó a reír—. No te burles, esto es serio. Se aproxima la fiesta y debo cuidar a Bill en la escuela.

¿Es en serio? —Gabriel alzó una ceja y vio total solemnidad en la mirada de su amigo—. Mierda Tom, estás un lío.

¿Por qué?

Ese hombre, Bushido, es un patán —sin ocultarlo, Tom apretó los dientes y los puños, aun recordaba la triste expresión del pelinegro causada por ese maldito—. Además tú… de guardaespaldas, ni siquiera sabes pelear… aunque tu apariencia intimida un poco.

Basta, ve al grano.

Bien, primero Bushido comenzó haciendo anuncios de cómo le gustaba Bill y cosas por el estilo. Lo malo vino después, los verdaderos fans sabemos que el supuesto romance entre ellos, es una estrategia de su manager.

¿Así que ya lo saben?

Sí… espera ¿Bill te dijo algo?

Lo mismo que tú, que es un truco publicitario. Yo sabía que Bill no podía ser gay —Gabriel miró a Tom con una sonrisa en los labios, no sería él quien sacara de su nube al rastudo, lo dejaría en su mundo de inocencia.

Excelente.

¿Por qué dijiste que ahí empieza lo malo? —volvió a preguntar el rastudo.

Porque este malnacido está acosando a Bill y ha hecho comentarios malintencionados sobre ellos teniendo videos sexuales y cosas así, eso lejos de ayudar a la banda, sólo desprestigia a Bill —dijo furioso Gabriel.

Es un maldito —corroboró el rastudo—. ¿Crees que venga a la fiesta?

Lo dudo, este lugar es para adolescentes, no creo que le permitan la entrada, aunque si lo trae David Jost como acompañante de la banda… no sé.

Tendré que venir a la fiesta.

Excelente, yo te acompañaré.

Pero no tengo qué ponerme —el de rastas se avergonzó y los colores se le subieron al rostro.

No te preocupes por ello —Gabriel sacó su celular y escribió un mensaje.

¿Qué haces?

Pido refuerzos —el celular emitió un zumbido con la respuesta—. Estamos listos. Mañana sábado iremos de compras.

¿Eh?

Sí, debes vestir como todo un guardián. 

&    Continuará     &

¿Quién le habrá mandado el mensaje a Gabriel? ¿Quién será ese refuerzo? ¿Lo permitirá Bill? ¿Aparecerá Bushido en la fiesta? No se pierda el siguiente capítulo.

Escritora del fandom

5 Comments

  1. Ohh God! This is the best Mizucky. Go on. I wish I could read the originals. I dont know why I can get the source but the story is amazing

    • *can not

    • Hola linda
      Este fic es original mío, creado exclusivamente para el fandom de Tokio Hotel
      Espero te siga gustando
      MUAK

      • Ya lo sé… Caí en esta página después de leer Perfect Love… Soy tu groupie

        • Me sonrojo
          Gracias

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