7: Combinaciones Secretas

Capítulo 7: Combinaciones Secretas

16 años —

¿Estás bien Gus? —Preguntó el rubio, al verle completamente exhausto en el piso.

Eso creo. ¿Y los chicos?

Ambos alzaron la mirada, no había rastros de luces, ni de los Knight por ningún lugar. Los G’s se desesperaron, primero por la desaparición de sus amigos y segundo, porque ninguno de los dos tenía una idea clara de dónde estaban en esos momentos, los túneles parecían ser iguales y la oscuridad no ayudaba a ver algún tipo de diferencia entre ellos. Bill los había guiado hasta entonces, si él no estaba, entonces acabarían perdidos o quizás… muertos.

¿Puedes levantarte? —preguntó el castaño a Gus, extendiendo su mano, para ayudarle.

Dame un momento —pidió el rubio, aun respirando con dificultad—. Oh no… mira mi cámara, está arruinada —dijo apuntando con su linterna hacia el sitio donde ahora sólo había pedazos de costosa tecnología.

Oh… —Geo sintió remordimiento por haber ayudado a destruir el aparato, pero debía averiguar si se había salvado alguna imagen que le indicara qué había ocurrido, tan sólo segundos atrás.

¡Bill, Tom! —gritó el rubio—. ¿Dónde están?

Mejor busquémoslos —sugirió Geo, esta vez cargando el peso del rubio sobre su propio cuerpo—. ¿Estás herido?

No, pero siento que mi cuerpo pesa una tonelada —gimió, tratando de ponerse de pie, pero cayendo estrepitosamente sobre el castaño.

¡Rayos! —gruñó Geo, quitándose y tratando de ponerse de pie una vez más—. Vuelve a intentarlo. Debemos buscar a los chicos, les puede pasar algo si están solos.

Igual a nosotros —gruñó el rubio, tratando de aferrarse a los hombros de Georg para buscar balance.

Estuvieron de pie unos segundos y luego volvieron a caer.

&

En un túnel cercano a los G’s, la pareja de Knight caminaba feliz siguiendo aquella melodía que les llenaba el corazón de una sensación que nunca habían sentido. Era algo casi mágico, que les transmitía paz y tranquilidad.

Se hace más fuerte —aseguró el pelinegro.

Estamos cerca —confirmó Tom, sin soltar la mano del menor.

Dieron un último giro, encontrándose de frente con una luz muy brillante justo en lo alto de una especie de altar. Rodeando la luz blanca, había otra luz, con tonalidades violetas y rojizas, que alumbraban gran parte del túnel. Justo desde el centro de la luz blanca y brillante, provenía la hermosa melodía, que más bien parecía un murmullo, una canción de cuna para adormecer los corazones cansados.

Es hermosa —susurró Bill, acercándose aun más hacia la luz.

Tom lo miraba con asombro, las tonalidades de colores envolvieron a su pareja, provocando que su piel, de por sí blanquecina, se viera mucho más radiante, su sonrisa y su total relajación le hacía ver como un ángel.

Billa… —susurró y caminó a su lado.

Las luces también envolvieron su cuerpo y entonces fijaron su atención en la luz blanca, que había dejado de cantar para formar palabras en sus cabezas.

«Hijos míos» Habló la voz directamente a sus mentes.

&

La oscuridad comenzó a llenar todo el ambiente, las luces de las linternas parecían extinguirse bajo los poderes de las sombras. Y los jóvenes comenzaron a sentir el miedo.

¿Qué rayos está pasando? —dijo en voz baja el rubio, buscando la mano de Georg, para no sentir que estaba absolutamente solo.

o lo sé. No te sueltes. No podemos perdernos —susurró el castaño, apretando el agarre del otro chico.

¿Sientes eso? —Preguntó el rubio, mirando en todas direcciones, sin ver absolutamente nada.

No sé qué es, pero lo puedo sentir —le aseguró el castaño.

No es música —trató de meditar el rubio, recordando las últimas palabras de Bill—, es más bien un perfume.

Sí, es eso —confirmó el castaño, pero él sí reconocía ese aroma. Como Taurino podía oler la excitación de la pareja de Knight, ellos… se estaban apareando.

¿Qué me pasa? —Preguntó Gustav casi asustado, apretando más el agarre en la mano de Geo.

¿Estás bien?, ¿estás herido?

No… no es eso…

Georg sabía que era lo que le ocurría a Gus, pues lo estaba experimentando en carne propia. Estaba excitado. El aura que transmitían los Knight los estaba envolviendo, los estaba calentado a ellos también. Tuvo temor, de no poder controlarse, siendo él mismo un Taurino, debería poder contar con el autocontrol, pero esa esencia era muy, muy fuerte.

Geo… —la voz del rubio ya estaba cargada de sexo, y en un momento estaba sobre el castaño, buscando su boca para besarlo.

Gus… —fue lo único que alcanzó a decir, y respondió el beso salvaje del otro chico.

&

Horas pasaron, ambas parejas completamente dominadas por los instintos animales del toro, se entregaron a la pasión, hasta que sus cuerpos pedían a gritos descanso.

Tomi…

Billa…

Los Knight abrazados, se miraban con temor e incomprensión, sólo sabían que el gran “Minotaurus” les había hablado, prometiéndoles un gran heredero, un elegido, que devolvería la paz y la prosperidad al clan en el continente.

Te amo Billa —susurró el rastudo, acariciando con suavidad los delgados brazos de su amado—. Está helando, debemos irnos.

Sí… ¿Tomi…? —le llamó, ambos se sentaron y se miraron—. Seremos los padres de un elegido. Eso significa que algún día tendré que tomarte —arrugó el ceño, ellos tenían un acuerdo, algo que el pelinegro no quería romper.

Comprendo, sé cómo te sientes y cuando llegue el momento lo sabremos y veremos qué hacer. Por ahora… soy feliz así… amándote —le aseguró el mayor, aunque en su mente, la idea de ser el pasivo en la relación, no le gustaba, temía que cuando llegara ese momento su Billa cambiara, para mal, no quería que su dulce y amado Billa, se volviera un hombre agresivo y violento como su padre.

Debes saber que te amo Tomi.

Lo sé Billa, lo sé. No temas.

Tomi, eres tú quien no debe temer. Te amo, y no te haré daño, nunca lo haré.

Se besaron tierna y largamente, sintiendo que su amor sería infinito, pero ninguno siendo realmente consciente de lo que significaba ser el padre de un elegido.

Vamos por los G’s —pidió el rastudo—. Gus debe estar aterrado.

Jaja —sonrió el pelinegro—. Sólo espero que Geo no le haya saltado encima a tu amigo.

¡¿Qué?! —se asustó ante la sola mención de la idea.

Nada, sólo bromeo.

Se vistieron entre miradas cómplices y lanzándose besos invisibles, y cuando estuvieron listos, retornaron hacia el túnel donde se separaron de sus amigos.

Se extrañaron de la oscuridad del lugar y encendieron una linterna adicional para ayudarse a buscar a los G’s.

Georg, Gustav —gritó el pelinegro, sintiendo un ruido a lo lejos.

¡Espera! —gritó su primo a la distancia—. ¡Quédate allí y danos un segundo!

Bill se llevó las manos a la boca, riendo y Tom lo miró con cara de WTF.

Creo que ellos estuvieron jugando —susurró el pelinegro, pero las risitas que se le escaparon sólo alertaron a los otros chicos.

¡Cállate Bill! —rugió el rubio a lo lejos.

¿Es cierto? —preguntó incrédulo el de rastas—. Georg, ¿has corrompido a mi amigo? —escuchó una tos incriminadora y gritó— ¡Te mataré! —gruñó y caminó a grandes zancadas hasta encontrarse con sus amigos semi desnudos, tratando de cubrirse con rapidez—. Oh my fucking God —giró y regresó con Bill, enterrando su rostro en el cuello del menor.

Tomi, ¿qué hay de malo? —preguntó divertido el pelinegro.

¿Qué hay de malo?, que Georg violó a mi amigo —no pudo evitar decirlo fuertemente.

No fue exactamente así —dijo en forma apenada el castaño, logrando que el pelinegro estallara en risas incontroladas.

¿Gus…? —Tom susurró sin comprender qué ocurría, no lo había visto con muchas chicas, pero estaba consciente de la hétero-sexualidad de su amigo.

Después del momento bochornoso que todos vivieron, lograron salir de la cueva, notando que todo se hallaba sumamente oscuro.

¿Alguien sabe qué hora es? —preguntó el rubio, mirando nuevamente su reloj, que parecía volver a funcionar—. Mi reloj se volvió loco apenas entramos en la caverna.

El castaño miró hacia el cielo y susurró—. Debe estar por amanecer.

¿Eh?, ¿cómo lo sabes? —preguntó Gus completamente sorprendido—. ¿Y cómo fue que pasamos toda la noche allí? No me pareció tanto tiempo.

Es que estabas muy entretenido Gus —le molestó el pelinegro, haciendo sonrojar a los G’s hasta las orejas. Sin embargo, siguió riendo y caminó hacia la carretera, sin soltar la mano de su sorprendido novio—. Tratemos de coger un taxi, estoy agotado.

Yo igual —confirmó el de rastas. Su mente aun no procesaba que su amigo Gus, se había tirado a su “Macho Alfa” primo Taurino.

&

Cuando el grupo tomó un taxi y se alejó de la cueva secreta. Un hombre emergió de las sombras y arrugó el ceño. Era Hector, el amigo de la madre del rastudo.

—Nuestras sospechas han sido confirmadas —dijo acercando una grabadora portátil a sus labios—. Lo siento Simone, ellos son los elegidos. Debes evitar que Jorg se entere a toda costa.

Tras terminar la grabación, puso el pequeño dispositivo en un sobre y lo selló.

17 años —

La cuarta “reunión” estaba por comenzar y Tom sonreía como nunca. Simone sabía la causa, su hijo tenía a un “Mate” y lo mejor era que estaba enamorado de él. No hizo ningún comentario para no alterar su agradable estado de ánimo.

Ese carácter dulce, había sido característico de su hijo siendo pequeño, amaba a los animales y tenía muchos amigos. Sin embargo, todo había cambiado cuando la marca apareció en su brazo derecho. No sólo había sido un gran shock para él saber que algún día debería cumplir el rol de “receptor”, sino que su mismo padre le había humillado públicamente, esparciendo la blasfemia de que su Tom era un marica.

Para contradecir los rumores, su hijo había cambiado de actitud, estaba siempre a la defensiva, sus ropas infantiles había sido reemplazadas por atuendos de “gánster” y sus enormes playeras siempre estaban allí… para cubrir su marca.

No sólo eso había cambiado, sino también su genio, se alteraba con mayor facilidad y se metía en problemas en la escuela. Claro que al ser un Taurino, siempre contó con una fuerza superior al común de los jóvenes de su edad, cosa que usó en su favor, golpeando a quien osara a decir algo en su contra. Eso, agregado a la práctica de la promiscuidad, había hecho que su dulce Tomi, ahora fuera un chico rudo.

Pero ahora verlo sonreír con sinceridad, le agradaba y le alegraba el corazón. Simone podía sentir un aura cálida de cariño y amor brotar en su alma, sabía que esas sensaciones estaban ligadas a esa extraña conexión que su hijo tenía con su “Mate”, ya que en su vida, ella nunca había experimentado esa calidez proveniente de otro Taurino.

Llegaremos en un momento —le avisó la mujer.

Genial. Oh… —levantó el rostro y se animó a preguntar— ¿Madre, sabes cuándo es la “reunión” de los chicos que cumplen 18? —recordó claramente que su primo Geo, aun no conseguía un “Mate”, este era su último año, debía hacerlo o estaría en problemas con el clan. Aunque tanto él como Bill habían notado que el castaño, había adquirido una creciente atracción por Gustav, y cada vez que hablaban por teléfono y mencionaban la “reunión”, él se ponía de los nervios y terminaba cortando la llamada.

Este mes es la tuya, el próximo mes es la última, la de los 18. ¿Por qué la pregunta?

Es por Geo.

¿Has hablado con él? —preguntó ella emocionada y confundida, su hijo no acostumbraba a hablar con sus parientes Taurinos. Tom había estado tan cerrado a toda la tradición del clan, que había cortado relaciones incluso con los parientes de su misma edad.

Sí —fue la única respuesta de Tom. No quería filtrar ninguna pista de su enlace con Geo y Bill. No aún, esperaría hasta los 18 y disfrutaría de la libertad que aun tenía con su adorado pelinegro.

Ya llegamos hijo —avisó la mujer, deteniendo el vehículo.

Adiós mamá.

Cuídate mucho. Adiós.

Tom sujetó firmemente su mochila y caminó hacia el mesón de inscripción. Su madre lo veía a la distancia. No se había retirado de inmediato como en otras ocasiones. Tenía algo importante que hacer. Tomó y celular y marcó.

Hola Susan, soy Simone —saludó con la voz muy baja.

¿Estás lista? —Preguntó crípticamente la mujer al otro lado de la línea.

Sí. Tom está en el resort.

Hector está esperándote. Yo me reuniré con ustedes en una hora. Ve de inmediato, no queremos que Jorg desconfíe —la línea se cortó y con un nudo en la garganta, Simone encendió el carro y partió.

&

En la cabaña 483, el pelinegro aguardaba impaciente a su novio, caminando de un lugar a otro como un león enjaulado. Estaba nervioso, algo en su interior le forzaba a estar en alerta, aunque aún no comprendía la razón.

¿Billa? —escuchó que le llamaban desde fuera, corrió a abrir la puerta y se lazó a los brazos de Tom, que le recibió encantado.

Tomi… te tardaste —le reclamó el menor, besando su nariz, ese año había crecido bastante y le había sacado unos centímetros de ventaja al rastudo, sin contar los tacos de sus largas botas negras.

Hola precioso —le saludó, sin importarle las miradas ajenas.

Ahora que estaba completamente conectado a su “Mate”, Tom se sentía valiente e intrépido, no le importaba nada el qué dirán, ni que la gente adivinara quien sería el receptor en su relación, lo único realmente importante para él, era estar con Bill, sin que Jorg lo supiera.

Hola Tom, Bill —les habló una voz chillona cerca de ellos. Eran sus vecinas, ambas habían encontrados a sus mates el año anterior, pero el aroma a sexo que emanaba de sus cuerpos, les confirmaba a los chicos, que las féminas siempre habían disfrutado de jugar entre ellas.

Hola Pixie, Alexa ¿Cómo están? —Preguntó con amabilidad el rastudo, pero sintió que el cuerpo de su Billa se tensaba en sus brazos. Parecía una fiera, atenta y dispuesta a dar un zarpazo a cualquiera que intentara acercarse a su “Mate”.

Tranquilo Bill —habló la pelirroja al notar el fuerte poder que parecía brotar desde el pelinegro—. Sólo le estamos saludando.

Claro —confirmó el rastudo, y pese a que su tono era bromista, él se sentía de la misma manera cuando alguien se acercaba mucho a su pareja.

Que disfruten la fogata chicos —cortó la rubia, y tomando la mano de Pixie, la guió hacia el interior de su cabaña.

Billa… —dijo Tom con suavidad—. ¿Entremos?

Sí Tomi… vamos que quiero que me folles ahora mismo. Quiero que todas estas perras, huelan que tú me tienes a mí, que sólo yo te puedo satisfacer —dijo el menor en el oído de Tom, pasando su lengua cálidamente para provocarle.

Billa… me prendes cuando hablas así —respondió el rastudo, levantando a Bill, haciendo que éste enroscara sus piernas en su cintura, y se fundieran en un beso.

Qué importaba si se estaban portando como animales allí. Después de todo, la “reunión” era justamente para eso, para mostrarle a todo el mundo que tenías un “Mate” y que al encontrarlo, serías sólo de él.

&

No muy lejos de allí, en un restaurant de la carretera, Simone se sentaba junto a su amigo de la infancia, Hector, quien por su pálido semblante, no tendría buenas noticias que darle.

Tenemos poco tiempo —anunció ella, checando su reloj. Debía regresar a casa antes de que su marido notara su ausencia, debía guardar las apariencias y ser la esposa perfecta.

Grabé todo lo que ocurrió en el “Laberinto del Minotaurus” —comenzó él, con la voz baja y mirando a su alrededor, en busca de posibles espías.

¿Por qué no me lo mandaste? —preguntó ella, confundida, si lo que había encontrado era tan grave, debió avisarle con anticipación.

Antes de enviar el sobre con la grabación —explicó él bajando la mirada—, lo revisé para asegurarme, y sólo en esos momentos descubrí que el aparato estaba totalmente calcinado. La memoria ya no existía.

Dios… entonces es cierto, el “Minotaurus” está directamente involucrado —asumió ella, apretando los puños—. Mi pobre Tom…

Si debo serte sincero amiga —el hombre alzó la vista, hasta verla directamente a los ojos—. Nunca creí que el Dios del Toro fuera real.

No te culpes Hector. Yo creo que son pocos los Taurinos actuales que creen en el verdadero “Minotaurus” —trató de calmarle ella. Levantando la mano, pidió a la chica que atendía, un café.

Es que todo fue tan increíble, Simone. Ellos…, tu hijo y su “Mate” —sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba completamente emocionado al rememorar esos momentos en el Laberinto—, proyectaban un aura tan hermosa, afortunadamente conocía al derecho y al revés los túneles del laberinto y pude seguirlos… pero en serio, ellos eran…

Como Jesús para los Cristianos —comparó la mujer, y su amigo asintió. Esa era sin duda la mejor descripción.

Dime Hector ¿Conoces a su “Mate”? ¿Pudiste reconocerlo?

En ese momento no supe quien era —contestó el hombre, sintiéndose un poco avergonzado—, es que estaba tan inmerso en el poder que emanaba de ellos, que sólo quería verlos… admirarlos.

Simone sabía a qué se refería su amigo. Ella misma había experimentado esa sensación cálida en su pecho hacía unos momentos, porque su hijo estaba feliz de reunirse con su “Mate” en la “reunión”, sólo habían pasado unos minutos y aun se sentía feliz por esa aura, que ni siquiera le pertenecía.

Un café para mí, por favor —dijo una voz familiar acercándose a su mesa.

Susan, cariño —le saludó su marido, dándole espacio para que se sentara a su lado. Las mujeres se sonrieron mutuamente.

Llegué antes de lo esperado —anunció ella con una sonrisa forzada, ella estaba al tanto de los descubrimientos de su esposo.

Los cafés llegaron y los tres esperaron hasta quedar nuevamente a solas, para continuar con la plática.

Simone, le pedí a mi hijo Charles que se infiltrara en los registros del hotel al que fue tu hijo —comentó Susan—. La habitación que pidió Tom era una matrimonial y agregó una simple. Dos en total, a nombre de Tom Knight.

Seguramente ese cuarto simple, era para su amigo Gustav —agregó ella—, el chico de la escuela.

Como pidió una habitación matrimonial —siguió la otra mujer—, asumimos que se quedaría con su “Mate”, pero seguramente el otro joven debía llevar también algún acompañante.

Claro —asintió Simone.

Por eso seguimos investigando y Charles encontró que había otra habitación doble pedida a nombre de Knight —contó Susan apretando los puños. Simone la miró y le indicó con su mano que prosiguiera—. La persona que pidió el otro cuarto, era Bill Knight, hijo de Allen Knight.

Oh… No… —suspiró ella, bajando la mirada.

Eso no se lo esperaba. En un principio, pensó que no podría haber nada peor, que el hecho de que su único hijo tuviera un “Mate” varón, pero que ese compañero fuera el hijo del peor rival de su marido era sin duda… terrible. Ahora Jorg tendría más motivos para odiar a Tom.

&

Entre tanto, Jorg Knight se preparaba para regresar a casa después de una larga conferencia multinacional en su empresa. Los negocios estaban bien, pese a la gran depresión económica que estaba viviendo toda Europa.

Cuando su teléfono sonó, estuvo a punto de apagarlo, pues se hallaba agotado y quería comer algo, sin embargo, el ring tone que se dejaba oír era uno que no se podía ignorar.

Jorg Knight —respondió con frialdad. Debía identificarse antes de decir cualquier otra cosa.

Dylan Rog —dijo la voz al otro lado—. ¿Estás solo?

Sí, está despejado.

Habrá reunión del Club, es importante.

¿Cuándo?

Mañana a la media noche, en el enlace habitual —la línea se cortó y Jorg se frotó los ojos.

Estaba cansado, pero no podía negarse a esas reuniones, menos ahora que no podía contar con su hijo. Maldijo la marca en el brazo derecho de Tom y golpeó su escritorio.

Continuará…

¿Qué ocurrirá en las reuniones del “Club Bohemio?, ¿por qué tanto secretismo?, ¿qué pasará entre los jóvenes Kaulitz?, ¿podrán ser separados por el odio entre sus padres, o podrá la marca de “Mates” mantenerlos unidos? No se pierda la continuación.

Escritora del fandom

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