Notas: Hola gente bella. El soundtrack de este episodio ocurre en una escena muy tensa, hay un link, pero si no funciona por el copyright, lo puedes buscar por el nombre “The Vision of Escaflowne – Chain”. Que disfruten su lectura.
“Maldición II: Cazadores de Demonios” Fic Twc / Toll de MizukyChan
Capítulo 7: Diosas del demonio II
Tom dio vueltas por toda la casa, tocó todas las puertas y no estaba. «¿Dónde se metió?» Gruñó mentalmente, pero finalmente la preocupación pudo más y gritó a todo pulmón.
—¡¿Dónde demonios está Bill?! —Todos bajaron corriendo a la sala y lo miraron con preocupación y les explicó—. Me di una ducha y ya no estaba. ¿Alguien lo vio?
—Hay que encontrarlo —dijo con seriedad Jonathan—. En este pueblo, él está dentro del rango de las víctimas. —El chico todavía estaba sanando de sus heridas previas, pero su ceño apretado le confirmó a Tom, que hablaba muy en serio.
—¿Acaso salió? —Preguntó alarmado David Jost.
—Lo he buscado en toda la casa y no hay rastros de él —respondió Tom, con la voz chillona.
—Les advertí a todos no salir solos. —Gruñó Biagioni, pasándose la mano por la cabeza—. Salgamos. David ven conmigo. Jonathan, ve con Tom. Y Tom… cálmate, no nos sirves así de alterado.
—¡¿Y cómo demonios quieres que me ponga?! Ya vimos lo que pasó con el primer demonio, todos parecen querer llevarse a Bill. Yo… yo no qué haría si eso sucede.
—No perdamos tiempo y vamos por él. —Pidió Jonathan y tomando su chaqueta salió, Tom lo siguió de cerca—. Será mejor caminar, Bill no saldría en vehículo.
—Tienes razón. —Afirmó su novio y emprendieron la marcha—. Ayer estuvimos por esta calle —dijo indicando la izquierda—. Tal vez siguió esa ruta porque le era conocida.
—Bien, vamos. —Agregó él y caminaron en la dirección indicada por el de trenzas.
Tom, desesperado, miraba en todas direcciones, ya empezaba a entrar en pánico y finalmente, oyó un grito desde el otro lado de la vereda.
—Tomiiiiii —Era la maravillosa voz cantarina de su amado pelinegro. Giró en su dirección y al verle corrió hacia él.
—Oh, Bill. —Lo abrazó fuertemente—. Me asustaste tanto. ¿Estás bien? ¿Por qué saliste solo? ¿Por qué no me avisaste? ¿Por qué no le dijiste a alguien? —preguntó todo muy rápido, no supo si el otro le entendió.
—Tomi, estoy bien. Salí porque se me acabaron las gomitas. No le avisé a nadie, porque todos estaban ocupados y no quise molestar con algo tan tonto.
—Eso fue tan peligroso y tonto de tu parte. Recuerda que en esta ciudad somos blancos, no debiste salir solo. —Lo regañó, pero con una sonrisa pintada en la cara.
—Lo siento mucho, en verdad no quise preocuparte.
—¿Ya tienes tus dulces?
—Sí.
—Entonces volvamos.
—Hey, tortolitos —llamó Jonathan acercándose a la pareja—. Ya avisé a los demás. Seguro te regañan esta vez, bombón, no creo que te escapes de esta.
—¿Vamos? —Pidió Tom a su sonrojado pelinegro, tendiéndole la mano.
—Vamos.
Caminaron de regreso y al llegar se sentaron a la mesa a tomar desayuno con los Sacerdotes.
—No vale la pena regañarte —dijo Jost con una sonrisa—. Lo bueno es que estás a salvo.
—Pero no lo vuelvas a hacer. —Advirtió Biagioni.
—No lo haré… A propósito, Tomi, volví a ver a la mujer guapa, pero fue extraño…
—¿Extraño, por qué? Debe vivir por aquí cerca también.
—Lo extraño es que estaba muy cerca de ustedes, podría decir que los estaba siguiendo. ¿No la viste? ¿O tú, Jonathan? —Preguntó dando un sorbo a su café.
—No vi a ninguna chica, solo estaba pendiente de encontrarte, Bill —respondió Tom.
—¿Y tú Jonathan? Viste una chica de pelo negro muy, muy guapa. —Insistió.
—Si hubiese sido así de guapa como dices, la habría visto. Créeme.
—Deja de hablar de la mujer invisible, Bill. No tengo ojos más que para ti.
—Esperen chicos… —dijo Biagioni— ¿de verdad no vieron a esta mujer?
—Para nada —respondieron los dos.
—Ayer pasó lo mismo. —Agregó Bill—. Yo la vi y Tom ni siquiera se enteró.
—David, trae el laptop. —El cura hizo lo que se le pidió con rapidez—. Veamos —Tecleó unas palabras y leyó en silencio— Jahi-Persion tiene la habilidad de hipnotizar a sus víctimas y crear una barrera mágica para evitar ser vista.
—Claro —dijo Tom, dándose cuenta de algo importante—. Ayer cuando Bill mencionó a la mujer, yo solo vi al hombre con cara de idiota.
—Que no era idiota, solo estaba siendo hipnotizado. —Concluyó el cura—. Y por alguna razón, Bill puede ver a través de la barrera mágica. Eso nos da un punto a favor. De hecho tenemos dos puntos a favor.
—¿Y cuál es el otro? —Preguntó Jost.
—Ha escogido a Tom.
—¡¿Qué?! —Exclamaron todos.
—No puede ser… —El moreno se aterró y apretó la mano de Tom— ¿Por qué lo dice?
—Porque de seguro lo vio ayer y hoy lo siguió. Debe haber usado su magia para no ser vista esta mañana y lo esperará para atacarlo.
—Dios mío, Tomi, no debes salir de casa. —Pidió muy preocupado Bill.
—De hecho… saldrá y será nuestra carnada. —Mandó el cura, muy seguro de su idea.
—Está bien —respondió el trenzado con naturalidad.
—¡¿Qué están todos locos?! —Gritó Bill poniéndose de pie—. Si esa tipa pone sus garras en Tom, le arrancará su… su… cosa. ¡No lo permitiré! Tom moriría…
—Pero Bill, tú lo salvarás —dijo el Padre, como dando por hecho el plan—. Tú puedes ver a la diosa, tú nos guiarás a ella antes de que le haga cualquier cosa a Tom.
—Pero ella… besó al hombre de ayer. Yo, yo… no quiero que nadie bese a MI Tom, porque es mío, me oyen ¡MÍO! —Y salió corriendo a la habitación.
—Será mejor que vayas por él y le hagas entender, Tom. —Sugirió David en forma paternal.
—Permiso. —Tom dejó su taza y se retiró. Subió lentamente las escaleras. La puerta estaba cerrada. Tocó— ¿Bill? Voy a entrar.
Abrió y lo vio en la cama, echo bolita, llorando. Se acercó y lo tomó en sus brazos, lo puso sobre su regazo y Bill se aferró a su pecho con todas sus fuerzas.
—¡No quiero! —Hipaba entre sollozos—. No quiero que te maten.
—No me matarán. Tú estarás ahí para salvarme —respondió besando su frente.
—Ella te hipnotizará y tú la verás hermosa y la desearás, tal vez tengan sexo —Lloró.
—No será tan fácil, pequeño. Te amo y no olvidaré eso. Jamás lo olvidaré.
—Pero no serás consciente. Tú mismo viste a ese hombre, estaba embobado por ella. Y la… besó. Ella te tocará…
—Nadie me hará sentir lo que siento contigo.
—No quiero compartirte, Tomi.
—No lo harás, sabes que soy solo tuyo. Siempre lo he sido.
—Júramelo, Tomi.
—Te lo juro por mi vida, jamás amé a otro y jamás lo haré, por muy sexy que se vea je, je, je.
—No bromees.
—No hay nadie más sexy que tú, bebé.
—Bésame, Tomi, bésame y hazme el amor.
—Pero están todos en la casa.
—Me importa un demonio. Quiero que hagamos el amor.
—Tú eres mi único amor, cielo. Ven acá. —Lo besó y complació sus deseos.
(Dar play)
Tom salió del vehículo y caminó por la vereda del día anterior, donde la hermosa mujer demonio lo esperaba. Dentro del auto, Bill la veía con los puños apretados.
—Bill, hemos perdido de vista a Tom. —Sonó la voz de Biagioni por la radio.
—Está en la misma vereda, la mujer camina hacia él, lo estaba esperando, como suponíamos —contestó el pelinegro por el aparato.
Tom vio a la diosa acercarse y la miró de frente. Ella le sonrió y al estar a muy corta distancia usó sus poderes para hipnotizar a Tom, quien se resistía, pero finalmente cedió. Ella besó castamente los labios del de trenzas y Bill, quien observaba desde el auto, apretó la mandíbula. Completamente hechizado, Tom sostuvo la mano de la mujer que lo guió hasta un auto. Bill, se cambió de lugar al asiento del copiloto y se puso al volante.
—La mujer lo subió a un auto rojo. —Relató furioso por la radio.
—No lo vemos, Bill, ni a ellos, ni al auto.
—Yo los seguiré.
—Pero tú no sabes manejar. —Se oyó la voz alarmada del Padre Jost.
—Tom me enseñó lo básico —respondió el moreno encendiendo el carro.
El vehículo rojo se movilizó con total facilidad por las calles. La diosa demonio, segura de su poder, no sospechó que era seguida por un Cadillac Escallade negro. El primer carro se detuvo en un motel y la mujer, guió al de trenzas hacia una habitación. Se quitó la ropa sensualmente y el joven la observaba impávido. Ella totalmente desnuda se acercó y lo besó, solo entonces el de trenzas tomó sus manos y la alejó.
—No quiero hacer esto —dijo mirándola a los ojos. Negándose completamente a ser hipnotizado. La diosa lo intentó con más energía, pero fue inútil.
—Sabía que eras fuerte, Tom —comentó la mujer, sonriendo.
—¿Cómo sabes quién soy? —Preguntó incrédulo el chico.
—Te conozco, más bien todos nosotros te conocemos. Tom Kaulitz, Aamon, hijo del gran duque del infierno.
—Espera, estás equivocada. Aamon, era mi gemelo, no yo. —Corrigió el de trenzas.
—No, Tom, el gran duque poseyó a tu madre, su esperma se dividió, pero tú también eres su hijo.
—No puedo creer lo que me estás diciendo.
—Tom, tú también eres un demonio, o parte de uno. El gemelo que murió se llevó una parte de ti, pero tú eres la parte fuerte, por eso él quería absorberte. —Explicó la diosa pasando la lengua por sus labios—. Yo te estaba buscando.
—¿Por qué? —Preguntó el de trenzas, quien aún no podía salir de su sorpresa.
—Porque tú puedes gobernar, Tom, tú podrías tomar el lugar de tu padre aquí en la Tierra y ser un duque infernal. Ahora que hay más de nosotros, podríamos disfrutar de este mundo, de sus placeres. Yo Tom, yo podría acompañarte en tu reinado —Sugirió llevando una de las manos de Tom a sus senos.
—No quiero, yo ya tengo a alguien.
—A ese chiquillo, pues yo podría ofrecerte esto. —Su cuerpo hizo una metamorfosis, tomando la forma del pequeño Bill, Tom se sorprendió, pero no dudó.
—Puedes tener su cuerpo, pero jamás serás como él. —Y ella retomó su figura femenina.
—¿Qué le vez a ese gusano? Él mutiló su alma, no es un ser completo.
—Pero lo amo.
—Tú eres fuerte, Tom, si el gemelo te hubiera absorbido, tu personalidad habría ganado y tú estarías reinando. ¿Por qué entonces quedarte con ese cuerpo, que ni siquiera pudo retener una consciencia?
—Ya te lo dije, él es especial.
—Pues entonces te tomaré por la fuerza. —El cuerpo de la mujer se volvió arena negra y ésta se elevó en el aire. Entonces un Bill completamente furioso entró en la habitación.
—¡Aléjate de él, maldita perra del demonio! —La sombra entró por la boca de Tom, haciéndolo caer al piso. Bill se enfureció tanto que su pelo se elevó en una melena y sus ojos se maquillaron de negro. Los Sacerdotes junto con Jonathan lo vieron desde atrás y se sorprendieron.
—Jahi-Persion Exorcisamus te —Bill comenzó con el ritual, con la palma de su mano en alto—. Omnis inmundus spiritus,
—No está hecha la trampa, no lo logrará —dijo Jonathan entre el ruido que se oía.
—omnis satanica potestas, —Una luz poderosa comenzó a iluminar la habitación— ominis incursio infernalis adversarii,
—Será en vano. —Gritó Jost cubriéndose los ojos.
—ominis legio, omnis congregatio et secta diabólica. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti, Amén —Entonces la boca de Tom se abrió y la misma nube negra que entró ahí, salió materializándose en la mujer demonio.
—¡AAAHHH! —Gritó furiosa, pero Bill lo estaba más. Con suma agilidad sujetó el sable que traía colgado a su cintura y con un fino movimiento, la decapitó.
—¡Terminen el trabajo! —Gritó Bill, todavía con el cabello elevado.
—Hay que quemarla rápido —Mandó Biagioni.
El pelinegro, con una fuerza que parecía inexistente, tomó en sus brazos a su amado Tom, que seguía inconsciente, salió de ahí y lo llevó al vehículo, mientras los otros hombres se encargaban de limpiar el desastre y terminar el trabajo.
Bill depositó con cuidado el cuerpo de Tom en el asiento trasero y tomó su lugar detrás del volante. Su cabello seguía alzado en una melena, pero sus ojos ya no lucían el tono negro de hace algunos momentos, ahora solo reflejaban tristeza y preocupación.
Manejó rápido y al llegar a casa, volvió a sostener a Tom y en brazos lo llevó hasta la habitación. Lo desnudó por completo y con sus palmas a un centímetro del cuerpo del de trenzas comenzó la limpieza. No sabía si daría resultado, solo sabía que un cuerpo humano que ha sido poseído por un demonio, si es que logra sobrevivir, queda en estado vegetal. En estos momentos, el pelinegro todavía sentía fluir el poder por su cuerpo y procedió a concentrar su energía en limpiar el cuerpo de su pareja de todo rastro demoníaco. Bajó por su rostro, cuello, hombros, brazos, torso, abdomen, piernas y pies, y al terminar estaba completamente agotado.
Rogó a todos los santos que ayudaran a Tom y entonces, solo entonces, su amado abrió los ojos.
—¿Bill? ¿Bill? —llamó el trenzado, luchando por abrir los ojos.
—Aquí estoy, amor. —Se acercó el moreno, con el cabello completamente liso. Besando los labios de su amado.
—Estoy rendido, Bill, necesito dormir.
—Lo sé. Pero primero, trata de moverte. —Pidió con dulzura. El de trenzas así lo hizo, moviéndose lentamente.
—Es agotador, pero puedo hacerlo.
—Es suficiente. Duerme, cielo.
—Solo si vienes a mi lado.
—Siempre estoy a tu lado, Tomi. —Se abrazaron y casi instantáneamente se durmieron.
En plena oscuridad, el de trenzas sintió como una mano acariciaba su estómago, era su amado pelinegro, se volteó para abrazarlo y éste correspondió su abrazo.
—¿Dormiste algo, pequeño? —Preguntó besando su frente.
—Sí, cielo, solo desperté y quería sentirte, lo siento si te desperté a ti también.
—Hoy me has salvado. ¿Puedo llamarte mi héroe? —El menor le dio una palmada.
—No te burles. —Le riñó—. No fue gracioso, estaba aterrado.
—Lo sé, lo sentí.
—¿De verdad, Tomi?
—Cuando ella me poseyó, sentí tu ira y cuando me trajiste de vuelta, sentí tu desesperación. Yo quería decirte que estaba bien, que lo estabas haciendo bien. Me limpiaste por completo. Te llamaba, gritaba tu nombre, pero mi cuerpo no respondía, sin embargo, tu energía me salvó.
—Qué bueno, Tomi, me siento tan aliviado ahora, que perdonaré que besaras a esa ramera.
—Ja, ja, ja. Cuando estuve con ella me liberé de la hipnosis, no hicimos nada.
—Pero ella estaba desnuda.
—Te juro que no la toqué.
—Gracias —respondió Bill, dando un suspiro de alivio.
—Es más, ¿sabes lo que me dijo?
—¿Qué cosa? —preguntó curioso, haciendo círculos en el estómago del de trenzas.
—Que yo era mitad demonio.
—¡¿Qué?!
—Que si el gemelo maldito me hubiera absorbido, mi personalidad habría sido más fuerte y habría gobernado a los demonios. De hecho, ella se ofreció a gobernar a mi lado.
—¡Qué maldita aprovechada! ¿Y tú, qué le dijiste?
—Que no necesitaba demonios, porque tenía un ángel a mi lado. —Le besó la frente.
—Tomi, te amo tanto. No me vuelvas a asustar de esta manera nunca más, por favor —Pidió mirando a su novio en la oscuridad. Su pareja correspondió la mirada y acercó sus rostros para depositar un beso en sus labios.
—Nunca lo volveré a hacer a propósito, lo prometo.
—Te amo.
—Te amo mucho más.
—¿Hagamos el amor, Tomi?
—Sí…
& Continuará &
Los demonios son seres mentirosos por naturaleza. ¿Qué creen ustedes? ¿Será que Tom es tan demonio como lo fue el “gemelo maldito”? Los invito a seguir leyendo para que lo averigüemos. Gracias por visitar la página.