7: Mundo privado

Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 7: Mundo privado

&   Anteriormente   &

—Los entrenaremos.

—¿Qué? —dijeron nuevamente conectados.

—Eso mismo. Los protegeremos hasta que sean capaces de luchar contra la bruja y vencerla —Culminó el castaño.

Ninguno de los cuatro se percató que muy cerca de ellos, los ojos de Lestat se abrían con sigilo, para escuchar por completo la conversación y dibujar una sonrisa macabra en su rostro.

 .

—Hey, espera un momento —intervino Bill—, no necesitamos, más bien, no queremos ningún entrenamiento. Tom y yo nos iremos y esto no será más que un feo recuerdo.

—No podrás escapar de Lilith —Advirtió el rubio.

—Pero no voy a permitir que un par de locos salidos de la nada quieran “entrenarnos” —Hizo comillas con sus dedos—. Y a la vez, maltraten a mi hermano —Reclamó el moreno.

—Kaulitz, será mejor que te tranquilices y escuches lo que tenemos que decir —Trató de calmarle el castaño.

—Bill… —llamó el rastudo tomando la mano de su gemelo—, creo que debemos saber qué nos tienen que decir, antes de tomar una decisión —El menor le miró con asombro, abrió la boca para reclamar, pero la cerró sin saber qué decir.

Dentro de su corazón, el rastudo se negaba a pensar en que podría ser nuevamente poseído sin tener la oportunidad de defenderse de quien fuera, y así impedir que cualquier tipo de ser, dañara a su gemelo, no soportaría pasar por eso nuevamente, ser el espectador interno de cualquier ultraje contra Bill.

—Es una sabia decisión Tom —habló el rubio, quien encendía una fogata, más para proveer luz, que calor, porque ninguno de ellos lo necesitaba, sus cuerpos estaban adaptados a esta nueva fase demoniaca.

—Bien, comenzaremos haciendo preguntas —manifestó el de rastas.

—Me parece justo —Continuó el castaño— ¿Qué quieres saber?

—Hay algo que me llamó la atención y que pese a haber estado atrapado en mi propio cuerpo, pude oír claramente   —dijo Tom con el ceño fruncido.

—Dispara   —Le pidió Georg.

—Si ustedes son “vampires” como Bill ¿Por qué expulsaron a Lilith nombrando al Todopoderoso? ¿De quién hablaban? ¿De Dios? ¿O alguien de las tinieblas? —El pelinegro le miró asombrado, él estaba tan conmocionado en esos momentos, que no reparó en ese detalle.

—Buena pregunta Kaulitz —comentó el castaño, acomodando su brillante cabello en una coleta baja. Gustav rió.

—Te dije que no eran sólo unos niñatos —Se ajustó las gafas y se situó al lado de su lazo—. Creo que yo puedo explicar eso chicos.

—Esperamos  —pidió el gemelo mayor.

—Verás. Hace mucho tiempo, Georg, mi mejor amigo casi muere en una pelea estúpida, cuando unos hombres nos descubrieron besándonos —Los gemelos abrieron grandemente los ojos—. Antes no era como hoy chicos, los homosexuales, eran considerados desviados, enfermos, hijos del demonio.

—Sodoma y Gomorra, blah, blah, blah —Concluyó el castaño, tomando la mano de su lazo.

—Exacto —El rubio miró con ternura a Georg y prosiguió—. Esos hombres nos separaron, a mí… —Bajó la mirada, con dolor ante los terribles recuerdos—. Me hicieron mucho daño.

—Frente a mis ojos   —habló el castaño, apretando los dientes.

—Y luego golpearon a Georg hasta casi matarlo, pero algo, o más bien alguien apareció   —Ambos hombres fruncieron el ceño.

—Fue Lestat ¿cierto? —preguntó el pelinegro, sintiendo repentinamente que podía entender los pensamientos de los otros “vampires”.

—No entres en mi mente pequeño —Amonestó Georg, aunque tenía una sonrisa de medio lado en el rostro.

—Sí, fue Lestat —Continuó el rubio—. Él vino en nuestro rescate, aludiendo que podría salvarnos y ayudarnos a vengarnos de aquellos estúpidos, por supuesto que aceptamos —dijo el rubio levantando los hombros, sintiéndose ligeramente culpable.

—Habría hecho lo mismo —subrayó el de rastas, tomando la mano de Bill—. Me habría vendido al mismo diablo con tal de vengar a los maltratadores de mi amante –dijo absolutamente resuelto.

—Lo siento  —dijo Bill bajando la mirada—, yo me vendí por una estupidez.

—No Bill —El mayor le acarició la mejilla y besó castamente sus labios—. Gracias a eso pudimos volver a estar juntos, incluso de una mejor manera —Le guiñó un ojo y movió el piercing de su labio en una forma muy sexy, Bill se sonrojó de inmediato,   cuando cientos de imágenes de ellos haciendo el amor llegaron a su cabeza.

—Tom tiene razón Bill, no debes preocuparte —Le animó el castaño—. Esto ya estaba escrito, de una u otra forma, ustedes acabarían en esta situación.

—Aún no entiendo eso   —señaló el rastudo.

—Déjame continuar —Sugirió el rubio, avivando el fuego. Todos asintieron y él prosiguió—. Cuando Lestat convirtió a Georg en un vampiro, le explicó que él no sería de los vampiros comunes, porque simplemente éramos rebeldes, pasamos a formar parte de los “vampires” y sellamos nuestro lazo de sangre, tal como ustedes lo hicieron.

—Y en ese momento, mi corazón dejó de latir  —intervino el castaño.

—Pero entonces… —Quiso preguntar el moreno, pero Tom puso un dedo en sus labios en señal de silencio.

—Geo y yo vivimos errantes, alejados del mundo, viviendo nuestro amor ocultos de todo y de todos —Siguió el rubio.

—No sin antes haber matado a los estúpidos —agregó el castaño, con una mirada maliciosa—, creo que eso fue lo único bueno de habernos vuelto “vampires” —El rubio le miró enojado—. Y claro, poder vivir para siempre con el ser amado —dijo para suavizar la mirada de su lazo.

—Al cabo de unas décadas, Lestat se contactó con nosotros y hablamos con Lilith, quien nos ordenó convertirnos en sus sirvientes, no teníamos mucha opción por ese entonces —dijo avergonzado el rubio—. Ella nos obligó a cometer muchas atrocidades y finalmente optamos por huir de sus dominios.

Los gemelos intercambiaban miradas de lástima para con la nueva pareja, y se acariciaban las manos, rogando no tener que caer en alguna situación semejante, porque para Bill ya había sido suficiente con haber participado de esos estúpidos cultos con su grupo de amigos brujos, no tenía la mas mínima intensión de hacer algún acto de maltrato con algún ser vivo que no se lo mereciera.

—Finalmente, en los tiempos de la Edad Media, unos sacerdotes nos ayudaron a tratar de revertir nuestra condición, cosa que era prácticamente imposible en esta forma física, pues ya estamos muertos, pero sí podíamos hacer algo que Lilith no se esperaba —comentó el rubio alzando la cabeza, por fin orgulloso de sus acciones—. Nos convertimos en cazadores de brujas.

—¿Estás bromeando? —Acusó Bill de forma molesta, no sabía si se estaban burlando de ellos al hablar de tiempos tan remotos como la Edad Media y dijo tontamente — ¿Ayudaron en la inquisición?

—Sí, pero en nuestro caso, destruimos vampiros —aclaró el castaño—. Las otras atrocidades que hizo la iglesia, no son nuestro problema. Gus y yo cazamos vampiros y los hicimos pasar por brujos hasta destruirlos, éramos bastante buenos —Sonrió al recordar.

—Geo y yo estuvimos allí por años, pero nuestra juventud nos delataba y el sacerdote que nos protegía se hacía viejo, así que nos asignó una nueva misión —El rubio miró directamente a los Kaulitz—. Debíamos encontrar a los verdaderos gemelos que destruirían a Lilith, protegerlos, entrenarlos y darles todas las armas para enfrentar a la gran madre y destruirla para siempre.

—Y eso es exactamente lo que haremos —Concluyó el castaño con una sonrisa—. Ya los encontramos, nos tomó muchísimos años, pero aquí están y llegamos justo a tiempo.

—No lo haremos —dijo Bill poniéndose de pie y paseándose de un lado a otro completamente choqueado por la noticia.

—Bill… —Le siguió su hermano.

—No Tom, no volveré a ponerte en riesgo, no después de ver lo de esta noche —Las palabras del pelinegro estaban llenas de una angustia conmovedora.

—¿Quieres que esa bruja lo vuelva a poseer? —preguntó agriamente el castaño.

—¡No! —Casi gritó el menor.

—Debes protegerlo entonces  —Concluyó.

—Pero si nos vamos simplemente, nada pasará —Se defendió el chico.

—Ella los buscará Bill —habló Gus—, más ahora que ya sabe quiénes son, ahora que sabe que tú eres el inmortal que la matará.

—Ya te encontró una vez Kaulitz —intervino el castaño—, te sedujo para que formaras parte de su grupo… te convirtió —El rostro del pelinegro perdió todo color, se sintió… avergonzado.

—Bill, ellos tienen razón —alegó el rastudo, tomando su mano y abrazándolo tiernamente—. No puedo dejar que ella tome mi cuerpo para lastimarte, eso jamás volverá a pasar, no si tomamos esta posibilidad.

—Tomi…

—Kaulitz, no te dejes intimidar, deben aprender a controlar sus poderes para luchar contra ella —habló el rubio, poniéndose de pie junto con los gemelos.

—Nos entrenamos y ¿Luego qué? —preguntó el pelinegro, mirando a la otra pareja de “vampires” con aire de arrogancia y prepotencia.

—La enfrentan —respondió el castaño.

—¿Y que ella mate a Tom? —Les encaró—. No gracias.

—Bill… —Trató de intervenir su gemelo.

—Hagamos un trato Kaulitz —intervino Gus—. Nuestra meta era encontrarlos, ya lo hicimos —Los hermanos asintieron—. Déjennos protegerlos mientras cambian de parecer, o por un tiempo, para que te tomes las cosas con calma.

—Yo…

—Está bien Bill, acabas de cumplir dieciocho, eres sólo un jovencito —dijo el rubio con un tono paternal—, ahora vengan con nosotros, estamos en un hotel cerca de aquí. Está por amanecer y no quiero que Geo se exponga sin necesidad.

—Pero… ¿Y mamá? —preguntó el rastudo un poco preocupado.

—Mañana podrán despedirse de ella —aclaró el castaño—, ahora no sería apropiado que les viera en ese estado —Los chicos se vieron las ropas un poco desastrosas y siguieron a la pareja de “vampires” en silencio, sin soltarse de las manos.

El grupo se retiró del lugar, si siquiera voltear a ver a aquel cuerpo que yacía tendido en la espesura, y que había oído con detalles la conversación de los Kaulitz con los otros “vampires”. Lestat sonrió con satisfacción y poniéndose de pie con lentitud, sacudió sus ropas y se encaminó a su morada oculta.

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Los G’s como decidieron llamarles, les rentaron una habitación sólo para ellos, y les dejaron tranquilos, sabiendo que los twins necesitaban aclarar sus mentes y llegar a un acuerdo mutuo con respecto a esta terrible tarea impuesta por el destino.

—¿Estás bien? —preguntó el rastudo acariciando las finas líneas dejadas por el previo ataque de Lestat en el bosque— ¿Te duele?

—No Tomi, es raro, ya ha sanado casi por completo —dijo mirándose al espejo y pasando sus delgados dedos por las líneas que allí quedaban.

—Ven Bill —Le llamó, sentándose en la cama, su gemelo se sentó justo a su lado y cogió su mano, acariciándola con su pulgar—. ¿Estás asustado?

—Mucho  —asumió el menor.

—No debes preocuparte por mí —Le pidió el rastudo, pero el pelinegro hizo una mueca ante eso.

—¿Cómo me dices eso Tomi? Sabes que te amo, si algo te pasa a ti, ya no habrá motivo para que yo siga existiendo.

—¿Lo dices por el lazo?

—No tonto, lo digo porque te amo —Se abrazaron y se quedaron quietos, respirando la esencia del otro.

—Debemos luchar contra Lilith, Bill  —susurró en su oído.

—Podría hacerlo… eventualmente, pero si yo muero… tú también morirías.

—Eso no pasará Bill —Se separó el de rastas—. Está escrito, tú vencerás a la gran madre.

—No seas ingenuo Tom, existe la posibilidad de que no seamos los elegidos, y si eso ocurre… ambos moriremos, no puedo arriesgarte, no a ti —Le acarició la mejilla. 

En un acuerdo tácito, ambos se desnudaron y se entregaron mutuamente, sólo para confirmar que todo lo que habían vivido no era un sueño, sino una realidad, y que pese a lo duro que todo parecía, ellos por fin se podían amar como añoraban, como amantes.

Hicieron el amor lenta y torpemente sobre las blancas sábanas de aquel hotel, fundiéndose en un solo cuerpo y en un solo corazón, aprendiendo a conocer sus nuevos cuerpos y atesorando cada roce en sus memorias.

Con las respiraciones agitadas tras el intenso orgasmo, Tom llevó la palma de su mano nuevamente al corazón de Bill, sólo para asegurarse de que aún latía, de que estaba vivo, porque si hay vida… hay esperanza.

—Feliz cumpleaños Bill —dijo besando castamente sus labios—, mira el reloj.

—Las doce con diez  —susurró el menor—, por fin cumplimos dieciocho.

—Exacto, somos libres —dijo y le besó nuevamente. Bill levantó el brazo con  el tatuaje ya completamente curado y lo miró críticamente.

—Libertad… eso era lo que pensaba esta mañana, que sería libre, pero ahora por mi estupidez soy esclavo y lo peor es que te he arrastrado a ti, a este cautiverio —dijo Bill suspirando amargamente.

—No digas eso amor mío, ya no hables de cautiverio, porque yo no lo siento así —El de rastas se giró para verle directamente a los ojos—. Desde hace mucho tiempo que quería estar de esta forma contigo, así como te tengo ahora, en mis brazos.

—Ah Tomi… —suspiró el menor—. Y yo que siempre pensé que el loco, enamoradizo y cursi era yo.

—Pequeño mío —Le besó la punta de la nariz—. Estaremos juntos para siempre, nos amaremos eternamente, te podré hacer mío sin remordimientos —Le guiñó un ojo, provocándole un sonrojo al pelinegro.

—Tonto  —Le pegó en el pecho.

—Pero igual me amas.

—Sí, no puedo evitarlo.

—Lo ves, acéptalo y vivámoslo —Bill tomó una de las rastas de su hermano con dulzura—. Te quiero tanto.

—Y yo a ti Tomi, pero ¿Qué le diremos a mamá? Egoístamente pensé en huir, pero ahora que estamos ambos en esto… ella se quedará muy triste y sola.

—Ya pensaré en algo, soy yo quien la enfrentará, tú… ¿Podrás ver el sol? —Se preguntó el mayor completamente confuso con relación a las implicancias del nuevo cuerpo de su hermano y que él debía proteger, en su función de guardián, de ser su lazo.

—No lo sé, se supone que ya estaría muerto físicamente, que mi corazón dejaría de latir en el momento en que nuestros cuerpos se fundieran para sellar el lazo de sangre, pero ahora, no sé qué pasará, mi pecho aún late, hasta tengo color en las mejillas  —Ambos sonrieron.

—Esperaremos hasta mañana entonces.

Antes de que amaneciera, los G’s tocaron la puerta de los gemelos, quienes se sorprendieron al verlos tan frescos y supusieron que habían tenido una buena sesión de sexo, tal como ellos unas horas antes.

—Está amaneciendo, es nuestra hora de descanso —dijo el castaño—, pero ustedes tienen asuntos pendientes antes de que nos marchemos.

—Saldremos al anochecer  —Confirmó el rubio.

—¿Qué pasará con Bill? —preguntó el de rastas preocupado—  ¿Podrá salir al sol?

—No estamos seguros aún del cambio en su cuerpo —dijo Gustav—, así que por su seguridad, es mejor que se quede aquí, no sabemos si puede generar una reacción de combustión espontanea o algo peor.

—Como también es factible que no le ocurra nada —Terminó Geo—. Pero como dijo Gus, es mejor prevenir, podremos probar cuando no estemos rodeados de tanta gente.

—Bien   —dijeron los hermanos al unísono.

A Tom le sudaban las manos en la puerta de su casa, seguramente su madre estaba histérica por no haberle avisado que no llegarían a casa la noche anterior, y si aún no lo estaba, seguro lo estaría cuando le dijera que ambos se marcharían de allí.

—¿Tom?  —preguntó la mujer al sentir ruidos en la puerta.

—Sí mamá  —respondió él, un poco cabizbajo.

—Estaba preocupada  —dijo ella, pero no haciendo tanto drama— ¿Y Bill?

—Él no vendrá hoy mamá.

—¿Dónde está?

—Está organizando todo porque nos vamos madre —La mujer abrió los ojos de golpe y se sujetó del brazo del sofá.

—¿Qué? ¿Irse? ¿A dónde?

—Conseguimos un empleo, ya casi terminamos los estudios y nos dieron un buen trabajo en un pueblo cercano —dijo él casi de memoria a como lo había ensayado con Bill.

—¿Estás bromeando?  —Su rostro palideció en cosa de instantes.

—No mamá, Bill decidió irse y ya sabes, yo no lo dejaré solo.

—¿Qué? Pero si ustedes pasan peleando todo el tiempo —La mujer no comprendía nada.

—Lo sé mamá, pero sabes que no dejaría que nada malo le pase, además él es… débil y tengo miedo que algo le pase allá, por eso decidí irme con él, así nos aseguramos ambos de que Bill esté a salvo —argumentó el de rastas—, además ganaremos dinero.

Tom estuvo un buen rato tratando de convencer a su progenitora sobre esta espectacular oferta laboral, hasta que finalmente ella accedió a dejarlos, con la condición de que se mantuvieran en contacto.

Haciendo uso de toda su paciencia, el de rastas subió a ambos cuartos para empacar lo necesario para un viaje, no olvidando todos los pequeños encargos que su pelinegro le había pedido.

Finalmente se despidió de su madre y con dos pesadas maletas, se encaminó de regreso al hotel, donde Bill estaba que arañaba las paredes, por saber qué tal le había ido.

— ¿Están listos? —preguntó Georg en la puerta del cuarto de los gemelos.

—Sí   —Fue la respuesta de ambos.

—En marcha.

&   Continuará   &

Wow, se van al entrenamiento ¿Cómo será? ¿Volverán a ser atacados o emboscados por Lilith o sus sirvientes? No se pierdan el siguiente capítulo. Y si quieren leer algo más de vampiros, pueden visitar mi cuento “En contra del destino” que escribí hace bastante tiempo, cariños.

Escritora del fandom

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