8: El Monasterio

Lazo de Sangre” Fic Twc de MizukyChan

Capítulo 8: El Monasterio 

Los gemelos salieron tras los G’s cargando unas maletas ligeras de viaje, aún no tenían claro hacia dónde irían y qué clase de ropas necesitarían, pero ambos se sorprendieron grandemente al ver un elegante auto deportivo en las afueras del hotel.

—Wow  —El de rastas fue el primero en soltar una exclamación—. Es hermoso.

—Tonto   —Gruñó el pelinegro, pero con una sonrisa.

—Hombres —Le secundó Gustav, guardando el equipaje en el pequeño maletero.

—¿Y esta preciosidad? —preguntó Tom sin poder evitarlo.

—Es mi nueva adquisición —comentó el castaño, invitándoles a subir.

—¿Eres millonario? —indagó bromeando el menor.

—No. Lo acaba de robar —contestó el rubio, ganándose una mirada reprobatoria de su lazo— ¿Qué?  Es cierto.

—Nos meteremos en problemas y ni siquiera hemos dejado el pueblo —dijo Bill con ironía.

—Calma jovencito —Georg le criticó con el dedo índice—. No tendremos problemas, mira tus manos.

—¿Qué?  —Los gemelos se miraron incrédulos.

—En serio, miren sus manos —insistió el castaño, hasta que los hermanos le hicieron caso— ¿Lo ven?

—¿El qué?

—No tenemos huellas digitales, somos diferentes, no somos humanos, somos… especiales —sentenció, y el de rastas sonrió como un niño.

—Increíble —Alzó una ceja, como teniendo la idea de una travesura.

—No le enseñes malas costumbres —Le recriminó el pelinegro.

—No lo haré Kaulitz, tranquilo  —Se defendió Geo.

El recorrido lo hacían en silencio, sólo la radio se dejaba oír, cada uno de los pasajeros del vehículo sumido en sus propias cavilaciones.

Los gemelos miraban cada uno por la ventana a su lado, sin embargo, sus manos nunca se soltaron, sólo se desprendieron de su trance, cuando el terreno dejó de ser asfalto para convertirse en agreste.

—¿Dónde estamos? —preguntó el pelinegro removiéndose en el cómodo asiento trasero. Tom no pudo evitar robarle un beso en la mejilla.

—Vamos a un monasterio al pie de las montañas —respondió el rubio con seriedad.

—Jaja —Rió con ganas el de rastas—. Ustedes están locos —dijo y siguió riendo.

—¿Qué es lo divertido Tomi? —preguntó el pelinegro con los ojos entrecerrados, tratando de obtener una mejor visión entre las sombras de la noche, cosa que para su sorpresa, sucedió de inmediato.

—Bill tus ojos… —susurró bajito el rastudo, mirando con un poco de temor a su pareja.

—¿Eh?

—Estaban amarillos, tus ojos son… parecían… felinos —Volvió a susurrar, pero los G’s que poseían ya desarrolladas sus habilidades, sólo sonrieron ante esto.

—Es su visión nocturna Tom —Le explicó el rubio. Ambos gemelos se volvieron a él con atención.

—¿Por qué no lo intentas Tom? —Le instó el castaño.

—Pero Bill es el “vampire” —Se defendió el de rastas, pensando que todas las habilidades sobrenaturales le pertenecían únicamente a su hermano.

—A veces los dones se comparten, como Gus y yo, hemos aprendido muchas cosas, juntos —respondió Geo—, sólo concéntrate en ver a través de la oscuridad.

Tom se fue hacia su lado de la ventana, Bill se puso junto a él y señaló un punto en medio de la nada, el rastudo se concentró en la cosa que su hermano le indicaba.

—¿Puedes verlo? —preguntó Bill en su oído.

—Sí, es una pequeña liebre blanca.

Ambos se miraron con una sonrisa en los labios, sin poder evitarlo se abrazaron, porque esto significaba, que Tom no sólo era el alimento de Bill, significaba que seguían siendo un complemento, que seguían compartiendo todo lo que ellos tenían y eran, seguían siendo uno. No había entre ellos, uno más importante que el otro, ambos eran vitales para el otro, al grado de que si uno moría, el otro partiría en seguida a seguirle, ya fuera al cielo o al infierno.

—Lo sabía —dijo Gus, ajustándose las gafas—, estos chicos son los indicados.

—¿Qué más podemos hacer? —curioseó, animándose el pelinegro.

—Oh… eso ya lo veremos —anunció Geo con solemnidad—, el más sabio de nuestros monjes les ayudarán a descubrir los misterios de su vida como “vampires” especiales.

—Eso me recuerda… Jaja —Volvió a reír Tom con mucha gracia.

—¿De qué demonios te ríes Tomi?

—Dios Bill, estamos en pleno año 2000 y tú todavía crees que hay monasterios “al pie de las montañas” —dijo con ironía—, eso sólo pasa en las películas. Y si llega a existir tal cosa, de seguro está por allá en el Tibet, jaja.

—Buen punto  —añadió el menor.

—Además, a los curas les gusta el lujo, jamás se quedarían en estos sectores olvidados de la mano de Dios, sin mencionar el frío insoportable que hace y que me lleva a preguntar ¿Por qué no tenemos frío? —El rastudo habló con mucha rapidez, ocasionando una ligera sonrisa en los rostros de los G’s.

—Tienes mucha imaginación Kaulitz —comentó Geo—, no tienes frío porque tu cuerpo ha cambiado.

—Pero yo no soy un “vampire” —Se quejó el rastudo.

—Lo sé, pero has completado el lazo de sangre, lo cual te cambia a ti también. Hace que tu cuerpo no necesite más que la esencia de Bill para sobrevivir, así como él necesita de tu sangre, para fortalecerse —explicó con cautela, mientras seguía conduciendo—, de ahora en adelante, ni siquiera necesitarás comida, podrás hacerlo, podrás comer, eso no te hará ningún daño físico, pero el que no ingieras nada tampoco te matará, porque sólo necesitas estar en contacto con tu lazo, cada vez que Bill te muerda, tú te fortalecerás.

—Oh… —dijeron ambos gemelos al mismo tiempo.

—Y lo del monasterio… —añadió el rubio—, véanlo por ustedes mismos.

El auto se detuvo y todos bajaron de él con calma, pero los hermanos se tomaron de las manos de inmediato y sintieron el poder que se cernía sobre aquellos muros, era una magia antigua, algo que los inundaba y a la vez les hacía desear aprender que grandes tesoros de conocimiento podría encontrar allí.

—Wow  —murmuró el de rastas, apretando instintivamente la mano de su gemelo.

—Creo que tendrás que retirar todo lo dicho —comentó el castaño con una sonrisa de lado, pero Tom se alzó de hombros y devolviéndole la sonrisa dijo.

—No puedo retractarme, estos son sólo dibujos en la roca, arte, tallados, como quieras llamarles, pero míralos, están fijos en la roca, no son puertas verdaderas —observó con la voz tranquila, sin embargo, tanto él como su hermano pudieron sentir el poder que se transmitía desde aquella roca.

—Tom tiene razón, no hay forma de entrar  —Le apoyó el pelinegro.

—Esta será su primera lección Kaulitz —anunció el rubio, caminando hacia la puerta de la izquierda—. En el mundo oscuro, al que ahora pertenecen, no existen palabras como “imposible”, aquí… —Alzó sus manos y dio un giro, mostrando todo el lugar— Hasta sus más locas fantasías se pueden hacer realidad —Elevó la voz a medida que se acercaba a la piedra.

—Vamos con él  —pidió Geo, golpeando el hombro de Tom.

Al estar todos frente a la primera puerta, los gemelos contuvieron el aliento, como si lo que fuera a pasar allí, marcara el comienzo del resto de sus “nuevas” vidas.

—¿Están listos? —preguntó Gus, todos asintieron. Muy suavemente el rubio comenzó a susurrar unas palabras en latín, juntó sus manos y fuertemente dijo— In nomi —Un ruido profundo se dejó oír desde las profundidades de la roca, y en unos momentos, la enorme puerta dibujada en la roca, comenzó a moverse, dándoles la bienvenida a esa enorme montaña.

—Imposible  —susurró el de rastas.

—Increíble  —Le secundó Bill.

—Ya les dije Kaulitz, esas palabras no existen en el mundo de los “vampires”

—¿Quién ha llamado a la puerta del Monasterio sagrado? —Se oyó una voz varonil a lo lejos.

La mano de Tom de inmediato aferró su agarre, y todo su cuerpo se tensó, instintivamente se puso en alerta, él era el guardián y debía proteger a Bill a como diera lugar.

—Somos los embajadores de su Santidad, Gustav Schafer y Georg Listing —respondió el rubio con total seguridad.

—Los “vampires” han regresado —habló otra voz a la distancia, pero completamente ocultos a sus vistas.

—Sí, hemos cumplido nuestra misión y traemos a los elegidos —explicó el castaño—, no debéis temer, ellos no han sido  corrompidos… aún —Los gemelos miraron a Geo con el ceño fruncido ¿Qué significaba eso de “aún”?

—Bien, sean todos ustedes bienvenidos   —Se oyó una voz femenina, esta vez.

Se escuchó un ruido rápido y muchas antorchas se prendieron alrededor del grupo. Los G’s sonrieron, mas los gemelos se tensaron ¿Cómo era posible que no vieran a nadie, aun teniendo visión nocturna?

Todos los presentes vestían túnicas de sacerdotes, no parecían llevar nada más, a pesar del frío que debía haber en aquel lugar en el corazón de las rocas. Uno de ellos se acercó a Bill y Tom de inmediato se puso de escudo y golpeó la mano del sacerdote, impidiendo cualquier contacto, por mínimo que fuera.

—Tranquilo Kaulitz  —habló el castaño—, ellos podrían matarlos en un segundo.

—Pero no lo harán  —aseguró el rubio.

—Vengan conmigo  —Les invitó aquel sacerdote que fue golpeado por el rastudo.

Tom les siguió apretando los dientes, algo en todo aquello no le agradaba, no sabía por qué, tal vez aún conservaba aquellos raros “presentimientos” que tuvo desde pequeño, quizás en esta nueva forma de vida, esas sensaciones en lugar de desaparecer, se habían intensificado.

El lugar estaba construido completamente bajo la roca, podían notarlo a simple vista, pues los tallados no eran delicados, los pasadizos eran simplemente cuevas en las rocas, alumbradas por innumerables antorchas, había algunas filtraciones de agua en algunas paredes, pero no había ninguna señal de modernidad, sin duda estar allí, era abandonar el año 2000 para retroceder a la antigua Edad Media.

Sin soltarse de las manos, los gemelos caminaban a paso firme tras los G’s, quienes a su vez seguían al sacerdote que intentó tocar a Bill en la entrada del Monasterio. Llegaron a la habitación de su Santidad, fue fácil darse cuenta, pues a diferencia de todo el recorrido, esta puerta estaba finamente tallada en la roca, tenía grabados hermosos que mostraban  a varios ángeles en acciones piadosas.

Sin previo aviso, el sacerdote empujó la enorme puerta rocosa y Tom nuevamente apretó los dientes, pudo ver que la puerta tenía un grosor considerablemente ancho, y por lo tanto debía ser extremadamente pesada y difícil de mover, y sin embargo, aquel delgado sacerdote la abrió sin ningún esfuerzo. Pensó que si tuviera que batirse a suelo con aquel hombre, no saldría bien parado y un estremecimiento le recorrió la espalda, Bill pareció sentir su incomodidad y le dirigió una tímida sonrisa que le relajó de inmediato.

—Eminencia —habló el sacerdote—, los “vampires” especiales han regresado de su misión.

El enorme “trono” que se hallaba  de espaladas al escritorio, crujió y lentamente giró para revelar a su ocupante.

—Bien  —Se escuchó la voz casi decrépita del anciano.

—Eminencia  —Saludaron los G’s, inclinándose en señal de respeto.

Los gemelos inspeccionaban al hombre en cuestión, parecía una momia, era tan viejo, que su piel parecía pegada a los huesos, su palidez era casi cadavérica y sus labios se notaban resecos. Sus manos sujetaban firmemente los brazos de su “trono” y cada uno de sus dedos poseía anillos enormes con diferentes piedras, seguramente preciosas.

—Así que ellos son los elegidos —Volvió a hablar el hombre, quien hizo un ademán para que el otro sacerdote se retirara, cosa que no tardó en hacer.

—Ellos son los gemelos Kaulitz —Presentó el rubio—. Él es Bill, y el de rastas es Tom —Les señaló con la mano, los jóvenes no hicieron nada más que mirar de manera desafiante al anciano.

—Puedo sentir toda la desconfianza que emiten —susurró el hombre, llevándose la mano al pecho—, pero está justificada por el encuentro que ya tuvieron con la reina de los condenados.

—¿Quién?  —preguntó el rastudo.

—Lilith, mi joven elegido  —respondió el anciano.

—¿Y cómo sabe usted que tuvimos un encuentro con ella?  —contraatacó el chico.

—Me lo acabas de decir aquí  —Mostró su sien derecha—. En tu mente, jovencito.

—¿Qué?  —dijeron los gemelos al mismo tiempo.

—Exacto, ustedes ni siquiera saben bloquear sus mentes y cualquiera con el suficiente entrenamiento, leerá lo que hay allí —indicó el anciano—, sus mentes son muy peligrosas, los delatan, muestra sus peores miedos, sus debilidades, todo aquello que desean ocultar se revela… al enemigo.

—Los Kaulitz son recién nacidos, Eminencia —Los disculpó el rubio—. Los encontramos justo a tiempo.

—Lilith estaba haciendo de las suyas —intervino Geo—, pero gracias a eso pudimos convencerlos, Bill quería huir, llevar una vida errante.

—Oh, ya veo, están puros aún —dijo el viejo y los gemelos volvieron a mirarse con el ceño fruncido y la palabra “aún” molestándolos en sus cabezas.

—¿Por qué insisten en decir que no estamos corruptos “aún”? —dijo Bill, haciendo comillas con sus dedos en la última palabra.

—Joven Bill —habló melosamente el anciano—, están recién cambiando, todavía no conoces tu potencial, pero cuando veas el increíble poder que posees, entonces tu mente se pondrá, como decirlo para que no suene majadero, te volverás… perverso.

—No  —dijeron los gemelos a la vez.

—Eso no ocurrirá —aclaró el pelinegro.

—No si estoy a su lado  —corroboró el rastudo.

—Tom ¿Verdad?  —Prosiguió el viejo—. Tú también caerás, recuerda que están unidos por un lazo mágico, algo tan poderoso, que ni siquiera Dios omnipotente, en toda su gloria podría romper —El rastudo tomó la mano de su hermano—. Es por eso que ambos deben cuidarse mutuamente, porque lo que le ocurra a uno, lo sentirá el otro, si uno muere, el otro también.

—Sí, eso ya lo sabemos —Completó el moreno, bajando la mirada, de pronto toda esa información lo mareó y sintió nauseas por haber puesto a su hermano en semejante peligro.

—Tranquilo Bill  —susurró Tom en su oído. El anciano los miraba fijamente.

—¿Pueden sentirse?  —preguntó de pronto.

—Claro que sí —contestó el de rastas de inmediato—, pero no tiene que ver con el lazo, eso ya pasaba desde que nacimos.

—Vaya, eso es bueno.

—¿Puedo preguntar algo yo? –habló Tom sin reservas, el anciano asintió—, verá, sé que Bill es el “vampire”, pero ¿Por qué yo también poseo la visión nocturna?

—Oh… —El hombre se llevó la mano al mentón para meditar en su respuesta—. Joven Tom, su caso es algo fuera de lo común, ustedes no son vampiros ordinarios.

—Lo sé “vampire”  —añadió como diciendo “eso ya lo sabía”

—Ni siquiera son “vampires” comunes —Eso alertó a los dos gemelos—. Ustedes son los elegidos, son únicos dentro de su propio clan y deben comportarse como tales, de lo contrario, el resto de los “vampires” les atacará, ellos son bastante rebeldes ¿Saben?   —Claro que lo sabían.

—¿Y los poderes?  —insistió Tom.

—Al ser diferentes, nada de lo que hemos estudiado sobre su raza se aplica al 100% en sus vidas, te puedo decir, que hay algunos lazos tan poderosos, que con el debido entrenamiento, pueden hacer que tanto el “vampire” original como su lazo, posean los mismos poderes, Gustav y Georg son un claro ejemplo de eso.

—Ya veo.

El anciano comenzó a toser fuertemente y Gus se acercó de inmediato a entregarle un vaso de agua para calmarlo, mientras Geo salió en busca del sacerdote. Los gemelos miraban la escena un poco confundidos, no comprendían muchas cosas y pensaban que este hombre podría darles las respuestas que tanto necesitaban, pero al verle tan débil y viejo, temieron a que muriera dejándolos con el vacío.

—Será mejor que vayan a descansar, mañana podremos comenzar con el entrenamiento  —comentó una mujer con traje de sacerdote que cubría prácticamente todo su rostro con la capucha de éste—. Yo los guiaré.

—No  —dijo Tom de manera defensiva, al notar que los G’s se quedaban atrás.

—Calma Tom —aseguró Gus, acercándose a los gemelos—. Ella es la hermana Ruth, ella los escoltará a sus habitaciones mientras nos quedemos aquí. Están seguros, no hay por qué temer.

—Me quedaré con Bill, no me separarán de él —dijo el rastudo con los puños apretados.

—Claro, los “vampires” siempre deben estar con sus lazos —aclaró la mujer, sin alterar su voz. Les hizo una seña para que la siguieran.

Caminaron nuevamente entre los espeluznantes pasadizos rocosos, alumbrados por las brillantes antorchas, hasta llegar un lugar más alejado.

—Este es, habitación 483, les pusimos números porque en un principio muchos se perdían  —dijo ella para relajar el ambiente.

—Mmm, gracias —agregó Bill un tanto avergonzado, el sólo hecho de pensar en una habitación con Tom, sólo representaba una cosa… sexo y eso le hacía endurecerse sin siquiera desearlo.

—Elegidos —dijo ella, leyendo la mente de los gemelos—, es absolutamente normal que cuando han completado el lazo de sangre, sus cuerpos deseen estar juntos, conectados —Ambos chicos se sonrojaron a más no poder—. No piensen en ello como algo malo, sólo deben consumarlo, y dejar que sus cuerpos se fortalezcan.

—No sé cómo tomar eso —dijo Tom sintiendo sus mejillas calientes—, pero gracias.

—Buenas noches —ella se retiró y los chicos tomados de las manos, empujaron la puerta y se adentraron en la que sería su nueva habitación por lo que durara el entrenamiento.

&   Continuará   &

¿Podrán resolver sus dudas en cuanto a esta nueva forma de vida? ¿Sobrevivirá su Eminencia, para que les de las respuestas que tanto necesitan? ¿Si son curas, por qué ayudan a los “vampires” que son criaturas de las tinieblas? ¿Qué secreto ocultan los sacerdotes que viven en ese monasterio? No se pierdan la continuación.

Escritora del fandom

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