9: Sospechas

Minotaurus. Temporada I

Capítulo 9: Sospechas

— 17 años —

El que también estaba furioso, era Bill que continuaba en el teléfono, oyendo los desvaríos de Jorg Kaulitz.

Maldito, algún día me las pagarás. Apenas cumpla los 18 me llevaré a Tomi de allí –susurraba el pelinegro al otro lado de la línea, pero guardó absoluto silencio, cuando Jorg tomó su propio celular y comenzó a hablar en forma misteriosa.

Necesito información sobre los elegidos —Bill escuchó y apretó los dientes, si Jorg descubría su secreto, tanto Tom como él, estarían en problemas.

Los sonidos eran tan cautos, que el pelinegro no pudo saber con quién hablaba Jorg, ni qué le respondía la otra persona, furioso, simplemente cortó la llamada. Concentrándose en calmar a su novio, que aun emitía aquella poderosa aura de ira.

&

Lejos de allí, Georg vivía su propio drama personal, al hablar con sus padres sobre su “Mate”. Su padre era el más feliz, mientras que su madre, había notado de inmediato que el semblante de su hijo mostraba una sonrisa falsa, sólo para complacer a su padre, pero que no lograba mentirle a ella, ni a su sexto sentido.

Te había tomado bastante tiempo —le molestó el hombre—, por un momento llegué a pensar que ya la conocías y sólo te aprovechabas de las reuniones para segur follando a tu gusto.

Ya me conoces —le siguió el juego el castaño—. Preferí esperar hasta el último momento para amarrarme a la chica —ambos rieron, pero Alice con sus brillantes ojos verdes podía ver mucho más allá.

¿Es bonita? —preguntó su madre, sólo para integrar la conversación, notando de inmediato como su hijo apretaba los dientes.

Claro que es linda, cariño —habló el padre, completamente orgulloso de la madurez de su hijo—. Nuestro fuerte Georg, sólo podría conseguir a la mejor de las hembras.

Jaja —Todos rieron, por lo machista del comentario.

Bueno… —dijo el padre aclarándose la garganta—. Como nosotros ya sabíamos que este año traerías a tu “Mate” —Él tomó la mano de su esposa—, hemos pensado que el mejor regalo para darte, sería un departamento para que vivas con tu pareja.

¿En serio padre? —preguntó el joven bastante sorprendido, con la vida fácil que había llevado, pensó que su padre le mandaría arreglárselas por él mismo ahora que era un hombre, pero aquí estaba, regalándole un departamento y volviendo a ser indulgente con él.

¿Te parece si te llevamos mañana? —Le invitó su madre. A lo que su marido arrugó el ceño.

Me temo que yo estaré ocupado, pero Alice, tú podrías acompañarlo —Agregó el adulto. Para todos los Taurinos, los negocios eran mucho más importantes que cualquier asunto doméstico. Después de todo, debían luchar por sus privilegios en el “Club Bohemio”.

No te preocupes padre —Geo le palmeó la espalda—. Mamá y yo recorreremos el lugar, pero si tú lo escogiste, estoy seguro que tendrá mucha clase —Le halagó el castaño, sabía que a su padre le encantaban los elogios, y lo que en esos momentos quería, era simplemente desaparecer en su habitación.

Ese es mi hijo —Le sonrió su padre.

Si no les molesta, me gustaría descansar ahora —Se disculpó el joven.

Claro que no, descansa hijo. Y mucha suerte mañana.

Con los pasos cansados, Geo llegó a su cuarto y cerró la puerta con llave. Se sentó en la cama y suspiró largamente. Sus sienes palpitaban, indicándole que una migraña se avecinaba, pero la ignoró y miró hacia su maleta. Tenía las cosas de la “última reunión” y comenzó a sacar las prendas sucias. Hasta que algo le llamó la atención. Era un cierre oculto que tenía en la parte de atrás de la mochila. Lo abrió, sintiendo que había algo duro allí y lo tomó.

Lo había olvidado por completo —susurró a la nada.

Era la tarjeta de memoria que sacó de la cámara fotográfica de Gustav, aquella vez en el Laberinto del Minotaurus. En esos momentos, todo se había puesto brumoso, pues su primer encuentro sexual con Gus, había despertado en él un lado que nunca había sentido la curiosidad de explorar. El sexo con Gus se había vuelto casi una adicción para el castaño, y aquellos días en que estuvieron en la isla de Creta, tanto ellos como los Kaulitz se habían pasado la mayor parte del tiempo, encerrados en el cuarto, disfrutando de la cercanía de sus parejas.

Así que aquella tarjeta de memoria había pasado drásticamente a un segundo plano. Pero ahora que la tenía en las manos, aquella curiosidad inicial se encendió nuevamente y con agilidad, encendió su laptop, para averiguar qué había pasado aquella misteriosa noche.

Puso la tarjeta en el lugar indicado y su preciado PC le mostró la palabra “loading”, esperó, pero aquellos minutos se le hicieron eternos. Hasta que finalmente apareció el nombre de “Memory card” hizo un click y volvió a esperar.

Las imágenes comenzaron a aparecer, primero eran sólo fotografías de los paisajes que vieron cuando caminaban con rumbo al Laberinto, incluso habían unas pics donde aparecía sólo él, mostrando una sonrisa. Le agradó mucho la idea de que

Gus le tomará esas fotos, mucho antes de que se unieran… físicamente.

Pero la sonrisa en sus labios desapareció cuando notó las dos últimas imágenes. Tom y Bill aparecían mirándose y en torno a ellos, un aura rojiza. A primera vista podrías haber pensado que era un truco, producto de algún programa computacional para darle ese aire de misterio, o de un humo rojizo en torno a ellos.

Pero la última imagen estaba desenfocada, fue la que tomó Gus, cuando los chicos estaban escuchando la música que sólo ellos oían. Fue cuando la cámara se calentó. Georg, abrió la boca con extrañeza. El aura en torno a los Kaulitz estaba presente, pero también había una manifestación luminosa, cosa que era demasiado extraña, pues aquellos túneles estaban sumidos en la completa oscuridad. ¿De dónde provenía aquella luz?, ¿por qué sólo llamaba a sus primos?, ¿por qué aparecía en esa cámara? Y ¿por qué quiso destruir la evidencia de su existencia?

Sólo una palabra podría responder todas esas incógnitas “Minotaurus”, sintió un escalofrío en su espalda y tuvo mucho temor de aquello. Optó por imprimir las dos últimas fotografías y eliminar la tarjeta de memoria. Si todo aquello era una prueba de que sus primos eran los elegidos, entonces debía advertirles y a la vez… protegerlos del clan.

¡Maldición! —gruñó y esperó a que las imágenes salieran de la impresora, lentamente.

El castaño se paseaba por su cuarto, como un león enjaulado, presa del nerviosismo y el temor por el bienestar de sus primos. Mientras seguía aguardando, entró en la página web de la biblioteca Taurina y tecleó unas frases que incluían: “elegidos” y “Minotaurus” y aguardó unos segundos.

El listado que apareció no era demasiado extenso. «Seguramente la información real, la tienen sólo los miembros del “Club Bohemio” » Pensó y se rascó la cabeza. Repasó la lista obtenida y reconoció uno de sus títulos. Estaba en la biblioteca de su padre. Se puso de pie, dispuesto a entrar en el despacho de su progenitor y buscar aquel libro.

Sin haber alcanzado la planta principal, escuchó la voz alterada de su madre y aguardó en las sombras de la escalera… no revelaría su presencia… aún.

Ellos ya están aquí, Alice ¿puedes creerlo? —Escuchó la voz emocionada de su padre y apretó los puños, tenía un mal presentimiento.

¿Estás seguro, cariño?

En el Club nos explicaron que los padres del elegido están en la Tierra y si alguien da información importante sobre ellos, podría ser… imagínate, como retirarse de los negocios para siempre. El club te mantendría a ti y a tu familia, de por vida —La voz de ensueño de su padre, le alteró los nervios, si él estaba así, el resto de los miembros de aquel maldito club, estarían de cabezas buscando a los chicos para entregarlos como unos “caza recompensas”. Apretó los puños y se retiró a su cuarto. Debía llamar a Bill.

Corrió escaleras arriba y cerró con llave su puerta. Cogió el celular y marcó el número del pelinegro.

Vamos contesta —gruñía, al ver que su primo tardaba en contestar.

Hola primo —Le saludó con jovialidad el moreno.

Bill, hay algo muy importante que debes saber —dijo muy seriamente, cosa que hizo reír a su primo pelinegro—. Es en serio.

¿Me vas a presentar a tu “Mate? —Bromeó el menor, cosa que molestó al castaño.

Olvida eso por un momento, es algo grave, tú y Tom están involucrados. Debemos reunirnos… todos.

Está bien —agregó Bill, al notar la seriedad de la voz de su primo y no sólo eso, al mencionar a Tom, todo cobraba otro tinte en su vida. Él era su “Mate” y debía protegerlo de todo y de todos.

Acordaron un encuentro para una semana y colgaron, ambos sintiéndose completamente perturbados y temerosos. De inmediato, Bill llamó a su novio.

&

Sólo una semana después, Tom, Bill, Gustav y Georg se reunieron en un restaurant a las afueras de la ciudad, lejos de cualquier ojo espía del clan Taurino.

Con los nervios apretados y claramente más nervioso que los demás, Tom fue el primero en hablar.

Dijiste que tenías información del clan —dijo tratando de mantener el tono de voz, lo más bajo posible.

Así es —respondió el castaño, logrando alterar más al rastudo.

Entonces ¿por qué? —Alzó la mirada a su primo—. ¿Por qué está Gustav aquí?

Porque ya sé de qué va toda la mafia de los Taurinos —respondió el mismo Gus, dejando a los Kaulitz con la boca abierta.

Con mayor razón deberías estar lejos de nosotros, Gus —Siguió presionando el de rastas—, esto no es como los documentales que has visto por internet, amigo. Esto es tan real, que si haces algo mal… te mueres.

Lo sé, Tom, créeme que lo sé. Y temo mucho que le pueda pasar algo a Geo —comentó el rubio, un poco avergonzado—. Supongo que ya lo habrán notado, pero Geo y yo somos pareja —Vio como los otros chicos arrugaban el ceño—. Independiente de que él tenga un “Mate”, yo lo amo y jamás me alejaré de él.

¿Cómo sabes lo del “Mate”? —preguntó el pelinegro, mirando a su primo, quien asintió y a modo de disculpa explicó.

Yo le conté casi todo lo relacionado con nuestro clan —Admitió, alzando los hombros—, ya no podía más con la carga emocional que traía a cuestas, debía contarle…

Comprendo —dijo el pelinegro, mirando con cariño a su propia pareja. Él era afortunado de haberse enamorado de su “Mate”, cosa que no siempre se daba en la manada.

Gus… —El de rastas miró a su amigo con cariño y preocupación—, no quiero que te pase nada malo.

Ni yo —contestó el rubio—, pero para mí, es mucho mejor saber la verdad.

Y de eso les quiero hablar —agregó el castaño—. He descubierto algunas cosas raras.

¿Como qué? —preguntó el rubio, captando la atención de los Kaulitz.

Es sobre los elegidos —comenzó Geo, tomando la mano de su novio—. Me temo que no sabes nada sobre esto —El rubio negó con la cabeza.

Yo tampoco sé nada de eso —dijo el rastudo, ganándose una mirada reprobatoria de su pelinegro.

¿Por qué no sabes nada? —Le regañó—. Eso es importante.

Ya te he dicho, cielo —comentó Tom—, mi padre me ha…, no sé cómo decirlo, me ha desheredado. Mi vida ha sido absolutamente normal, y las únicas cosas Taurinas que sé, son las “reuniones” de las que no me podía librar.

Es cierto —Le apoyó Gustav—, él nunca ha mencionado nada acerca de su familia, ni de los masones, ni ninguna otra sociedad secreta.

Lo que pasa Gus —dijo Bill, usando un tono inocente, no es que quisiera descalificar a su rubio amigo—, es que los Taurinos, no pueden ir por ahí hablando de conspiraciones, ni siquiera mencionamos el nombre del clan.

Oh… pero aun así… Tom ha sido, muy “normal”.

Sin embargo, mi vida “normal” —Hizo comillas—, terminó en el momento en que encontré a mi “Mate”. Y en cuanto al resto de la manada… pues ni idea.

Bueno, yo no estoy tan informado como pudieras creer —Agregó el pelinegro—, además mi padre también me ha excluido de varias reuniones de la familia, porque no soy un Macho Alfa —Bromeó, pero los demás comprendieron la amargura de sus palabras.

¿Geo… qué son los elegidos? —Pidió saber el de rastas. Su mente recordó cuando la voz del Minotaurus, le dijo que él y Bill serían los padres de un hijo muy especial, un elegido. Al meditar en esa frase, la curiosidad aumentó.

Bueno… hay dos definiciones de “elegidos” en el vocabulario Taurino —Explicó el castaño—. Tuve que investigar mucho, sin contar con infiltrarme en el PC de mi padre, para saber realmente qué querían decir con ese título.

Vamos, no nos hagas esperar más —Agregó el rubio, tomando su mano—. Cuéntanos.

Bueno, primero el clan de los Taurinos, considera “elegidos” a aquella pareja de “Mates” con el poder suficiente de invocar el conocimiento del “Minotaurus” —Contó Geo, casi recitando las palabras que leyó una y otra vez en su casa, durante la pasada semana—. Yo tenía sospechas de que ustedes podían ser los “elegidos” porque desprenden un aura muy intensa.

Oh Dios mío —Agregó Gustav—, entonces no eran fallas en mis gafas, ese fulgor rojo en sus ojos, era eso… ¿Geo, estoy en lo correcto?

Sí, Gus. Cada vez que tú veías el rojo en los ojos de los Kaulitz, yo podía ver el aura rodear sus cuerpos por completo —Explicó el castaño, cosa que sobresaltó a la otra pareja.

¿Y cuándo demonios ha pasado eso? —preguntó Tom, sin comprender, él nunca había visto un aura rodearlo, ni a él, ni a su compañero.

Sucede cada vez que están molestos —Siguió Listing—, o cuando hay demasiada tensión sexual entre ambos. Pero aquella vez en el Laberinto del Minotaurus, no había nada de eso, y ustedes brillaban extraordinariamente, liberando una energía hermosa.

Es cierto —comentó Gus—, yo no soy religioso, pero cuando estaba a su lado, en la isla de Creta, podía sentir que mi corazón estaba feliz y pleno de amor. En esos momentos no lo entendía, pero ahora… todo cobra sentido. Ustedes sí son los elegidos.

No puedo creerlo —susurró el pelinegro, y Tom le acarició la mano con cariño.

¿Qué piensan los Taurinos de los elegidos? —preguntó Tom, no quería que los fueran a perseguir o algo peor, encerrar para hacerles experimentos. O volverlos un oráculo. Sería absurdo y a la vez terrible, pero sabía que el clan era capaz de eso de más.

La manada, sentirá su poder y los cuidará, porque son los portadores de la paz —dijo el castaño, pero luego dudó—. Sin embargo, no estarían libres.

Lo que temía —susurró el rastudo.

¿Por qué? —preguntó Bill igual de preocupado.

Los líderes del clan —dijo como si eso lo explicara todo, pero al ver la cara de confusión tanto de los Kaulitz, como de su novio, agregó—. Ya saben que el gobierno principal de los Taurinos lo conforma el “Club Bohemio” —los chicos asintieron—. Ellos, querrán apoderarse del conocimiento de los elegidos, para hacer inversiones en todo lo relacionado con la economía. Los encerrarán y los someterán a interrogatorios, como si fueran un oráculo actual… aunque esa no es la razón principal.

¿Y cuál es? —Presionó el rubio, apretando los dientes. No quería que sus amigos fueran encerrados con gente inescrupulosa, que además los había acosado durante toda su juventud, sería injusto.

La razón principal para mantenerlos en custodia sería, porque de esa pareja elegida, nacería un bebé… y aquí viene la otra definición, nacería “un elegido” —Continuó Geo—, este bebé, sólo por nacer en un continente, trae la prosperidad al mismo, trae paz y buenas condiciones climáticas, las cosechas abundan y la paz se vive día con día.

Nuestro bebé —dijo Bill, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas. Tom lo abrazó por los hombros, sintiendo la mirada de sus amigos sobre ellos.

Nuestro hijo… —Comenzó a explicar Tom—, será un elegido. Aquella noche en el Laberinto, el mismísimo dios del Toro, nos habló y nos confirmó que tendríamos un bebé muy especial… un “elegido”.

Dios mío —gimió el castaño de preocupación—. Si ellos se enteran, les quitarán al bebé.

No pueden hacernos eso —casi gritó el pelinegro. Su hijo aún no nacía, y sin embargo, el amor que le tenía era innegable.

Pueden hacerlo Bill —Explicó su primo—, además… dadas las características de ambos, lo más probable es que sus padres los entreguen a los líderes del Club, sólo para recibir ganancias. Para nadie es desconocido que ni Jorg, ni Allen Kaulitz tienen sentimientos por ustedes.

Tomi… —Sollozó el pelinegro, derramando negras lágrimas por sus tristes ojos.

No te preocupes, cielo. Huiremos.

Por ahora… están a salvo —Les aseguró el castaño, mirando a su alrededor—, en el Club han dado una recompensa para quienes entreguen información sobre los padres del elegido, todo el mundo los estará buscando. Deben tener mucho cuidado sobre quién los ve, y sobre el aura que emana de ustedes cuando están molestos.

Los dos Kaulitz apretaron los dientes, tan sólo unos días atrás, Tom había explotado y tal vez, Jorg había visto aquella aura que mencionaba Geo. Temblaron.

No estaremos seguros en ningún lugar —comentó el castaño—. Lleven sus celulares a todos los sitios a los que concurran. Manténganse en contacto con nosotros. Gus y yo haremos lo posible, porque ustedes vivan libres.

Gracias Geo —susurró el de rastas, abrazando el tembloroso cuerpo de su novio.

&

Los meses pasaron haciendo que los chicos se desgastaran, desconfiando de todos y de todo lo que acontecía a su alrededor. Los cuatro estaban temerosos, sin embargo, algo que el miedo no podía menguar, era el amor que crecía entre las parejas.

Geo, inició su vida de matrimonio con su “Mate”, la joven y delicada Dany, pero cada vez que podía, viajaba a encontrarse furtivamente con el amor de su vida, Gustav.

Pero aquella idea idílica que tenían pronto cambiaría radicalmente.

Continuará…

¿Qué es lo que cambiará?, ¿habrá Jorg averiguado que Tom es uno de los elegidos?, ¿sacará provecho de su hijo, como le advirtió Geo?, ¿podrá Simone hacer algo al respecto? No se pierdan la continuación.

Escritora del fandom

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