Backstage 27

«Backstage» Fic TWC de LadyScriptois

Capítulo 27

Bill salió agitado de la cocina.

Por suerte, Gustav fue arrastrado por Abbe al karaoke y se encontraba distraído al igual que los demás, pero Anis si observó el estado de Bill y se dirigió para saber que sucedía, apartándolos un poco mientras el menor recuperaba el aliento. Temeroso de unas nuevas náuseas.

A Bill gustaría poder ser capaz de leer a su hermano, de poder entender sus actitudes que le confundían. De no ser porque era consciente de que Tom sólo le quería como hermano, estaría seguro que su hermano estaba celoso de Anis. Celoso que ocupara un lugar a su lado y estaba sacando ese lado territorial. Y el brillo de sus ojos cuando observó sus labios… Eso le asustó, porque si Tom hacía el roce, él tal vez no se hubiese detenido.

Si Bill hubiese pensado que su hermano le celaba como hombre, hubiera estado en lo correcto.

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No poder acercarse a Bill y decirle: “No te quiero cerca de Anis porque me muero de celos, porque no quiero que te toque, que te bese. Quiero que estés a mi lado y ser yo quien te acaricie, quién te haga el amor y te haga suspirar.” Lo estaba matando. No podía hacerlo en acciones y besar a Bill y recordarle con quien debe estar. No podía hacer algo de eso porque le perdería completamente y eso le aterraba.

Tom se apoyó en la barra de la cocina y se preguntó si realmente estuvo a punto de besar, en todo el sentido de la palabra, a su hermano. Porque por un momento llegó a pensarlo. Tal vez por eso Bill se alejó, tal vez en sus ojos se leía que no quería un casto roce de hermanos.

Gruñó frustrado y salió de la cocina, necesitaba buscar a Bill y disculparse o algo. Sólo quería estar a su lado, asegurarse que esa no fue una petición desesperada que revelaba sus sentimientos y que sus ojos no delataron a su corazón.

Al salir, no supo que pensar.

Todo estaba oscuro. Los G’s y las chicas se encontraban distraídos siguiendo la letra de una vieja canción, pero él pudo identificar en la oscuridad a dos cuerpos apartados, juntos, besándose.

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Bill se separó del mayor para recuperar el aliento y Anis besó su frente antes de que se separasen totalmente porque estar tan cerca era arriesgado. El menor observó por sobre el hombro del otro y se dio cuenta de la mirada de su gemelo, pero Tom no le permitió que identificara su mirar y se dirigió las escaleras.

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—Amor, ¿Subes? – escuchó que le preguntaba Anne, pegándose al trenzado.

—Sí, estoy cansado. – mintió y se despegó de la rubia, encaminándose a las escaleras.

El menor de los Kaulitz le vio subir los escalones a su gemelo y se preguntó si acaso el hecho de que su hermano pareciera decaído se debía a él.

—Anne. – se acercó a la rubia, cuando Bushido era llamado por los G’s. —¿Tom se siente bien? – cuestionó.

—Si tanto te importa, ve a verle tú. – fue lo que le respondió y se alejó.

Anne estaba de copas y estaba demasiado enojada porque su novio anteponía a su gemelo sobre ella, como para ahora ser el medio de comunicación entre esos dos.

Bill la vio pasarle de largo, confundido, y luego observó a su novio entretenido con los chicos.

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Tom tomó una rápida ducha y se colocó su pantalón de pijama. Hizo todo eso con esa extraña sensación en el pecho. Ver a Bill besándose con Anis fue como la personificación de todos sus miedos.

—Maldito, Bushido. – murmuró con rabia, lanzándose sobre su abdomen en la cama que tendría que compartir con Anne, no con Bill.

Enterró su rostro en una almohada y luego escuchó como alguien golpeaba su puerta.

—Puedes pasar. – contestó en un grito ahogado por el cojín, sin importarle quien le buscaba.

Tom escuchó como la puerta era cerrada ligeramente y algunos pasos que casi no se dejaban oír.

Bill observó la espalda desnuda de su hermano, revelando por la posición sus músculos trabajados. Se mordió el labio con timidez al saberse sonrojado sin razón.

— ¿Te encuentras bien? – preguntó. Tom se giró, mirando con sorpresa a quien estaba en la estancia.

—Sí. – fue su seca respuesta y volvió a su posición anterior, ignorando a Bill.

—Oh~yo~uhm. Só-sólo quería saberlo. – confesó, su voz sonando cálida y bonita para Tom, a quien le estaba costando seguir indiferente.

—Bill, quiero dormir. – fue lo que dijo y Bill entendió, asintiendo, aunque Tom no le veía

Un nudo se formó en la garganta de Bill.

Algo en el corazón del menor dolió ante tanta indiferencia similar a la del pasado y se preguntó si ese era el inicio nuevamente. Tal vez Tom abrió los ojos luego de aquel encuentro en la cocina. Quizás observó el deseo de ser besado que se mostró en sus ojos. Se estremeció de miedo al pensar que Tom volvía a considerarlo asqueroso.

—Está bien. Di-disculpa. – murmuró, sus ojos empañándose con rapidez. Sabiendo que se echaría a llorar en algún momento, decidió disponerse a salir de la habitación.

Ese tono de voz hizo que algo se apretujara con fuerza en el corazón de Tom. No podía ser tan idiota y comportarse tan frío con su hermano luego de tanto tiempo distanciados, tampoco quería hacerlo. Gimió derrotado por sus sentimientos y Bill se vio envuelto por los fuertes brazos de su hermano.

— ¿Tus ojos están húmedos? – preguntó Tom, confundido al ver los ojos de su hermano y Bill negó.

Tom entendió que Bill estaba más vulnerable que nunca ante él. Así como lo difícil que era que Bill se enojara con él, que se distanciara. También entendió que sólo lo haría si él también lo hacía y no supo si el hecho de que Bill fuese al ritmo que él quisiese fuera bueno o malo.

—No quise, Bill. Lo siento. – se disculpó y besó sus cabellos, escuchándolo sollozar. — Tranquilo, Bibi. – le pidió y el menor esnifó, secando sus lágrimas, mojando el hombro de su hermano.

—Pensé que te habías enojado conmigo. – comentó su miedo y Tom besó su frente, sintiéndose enternecido.

—Nunca me enojaré contigo. – secó sus lágrimas. —Te quiero demasiado como para hacerlo. – Bill se separó un poco, mostrando su nariz roja y Tom se derritió. —Dame una sonrisa. – le pidió, besando su nariz. Bill se encogió un poco, sonrojándose y Tom besó rápida y castamente su mejilla, produciendo cosquillas. —Ahí está. – sonrió al ver sonreír a Bill.

Esa noche, había algo entre ellos que le hizo pensar a Tom que un beso fraternal no sería viable. Aun así, Bill se quedó una hora más, hasta que fue a dormir. Y aunque Tom sabía que Bill compartiría cama con Anis, le dejó ir, porque aunque quisiera no podía atarle a su lado.

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Cuando Anis entró a la habitación de Bill, el menor estaba casi dormido, así que él solo se coló bajo sus sábanas y dejó que el rockero se recostara en su pecho, haciendo dibujitos allí.

— ¿Tu hermano se encuentra bien? – le cuestionó el rapero, acariciando el cabello de Bill.

—Sí. – aseguró. —Sólo está un poco cansado. – mintió y depositó un casto beso en el pecho del mayor.

—Esas chicas saben cómo divertirse. Anne está ebria. – comentó divertido y Bill sonrió también.

— ¿Abbe siguió acosándote? – le cuestionó cuando el mayor apagó las luces.

—Creo que me cambió por los G’s. – respondió y Bill sonrió antes de besarle castamente, luego dejándose hacer cuando Anis profundizó.

Bill dejó que el rapero acariciara su cintura y se inclinara sobre él, haciendo más profundo el beso.

— ¿Crees que las chicas se darán cuenta que no estoy en mi habitación? – cuestionó contra los labios del Bill.

—Uhmp~ No lo creo. – aseguró y acarició la barba de Anis. —Creo que despertarán tarde.

—También lo creo. – dio un último beso en los labios del menor y se tendió a su lado, recibiéndolo en sus brazos para dormir.

Bill, sin poder evitarlo, pensó que no era igual estar entre los brazos de Anis a estar entre los de su hermano. Uno no era mejor que el otro, sólo diferente.

Los brazos de Anis eran protectores, reconfortantes, estables. En los de Tom sentía una protección descomunal, como en su hogar, pero estaba seguro que eso podía desaparecer en cualquier momento. A Anis no tenía que aferrarse, pero en Tom lo hacía con fuerza, pero con temor a la vez. A Bu lo sentía allí, con él, como una constante en la ecuación, mientras que Tom era la incógnita que podía variar.

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Tom despertó relativamente temprano, si las dos de la tarde cuenta como temprano. Anne aún dormía, los G’s también y de seguro se unía a ese grupo Abbe. Se preguntó si Bill habría despertado para comer, pero al llegar a la primera planta lo supo porque su hermanito y Anis se encontraban en la mesa, compartiendo mimos y algo que comer.

El trenzado aclaró su garganta, yendo por un café.

—Buenas tardes. – deseó y Bill entendió porque Anis había dejado de besarle.

—Igual para ti. – respondió el rapero.

—Hola. – susurró Bill, sonrojado hasta la medula y Tom le sonrió sin muchas ganas.

— ¿Tomaste tus vitaminas? – preguntó Tom, bostezando y sentándose frente a Bill con una taza del líquido que le espabilaría.

—Sí. – aseguró, sintiéndose un poco incómodo cuando el silencio entre ellos reinó. —Oye, Tom. – titubeó. —Anis es amigo de Samy. – comenzó Bill.

—Oh, claro. – siguió el rapero, reconociendo el esfuerzo que estaba haciendo Bill. — Si algunas vez quieres~

—Hace tiempo que dejé de escucharle. – dijo simplemente. —Pero gracias. – y luego le sonrió tan falso como la palabra. Fijó su vista en su hermano, que se mostraba sobrecogido, y quiso que alguien pateara sus bolas cuando recordó la plática con Bushido. —Aunque, te acepto una invitación para ir a una presentación de Afrob. – Bill sonrió.

—Por supuesto. Aunque da poca presentaciones. Pequeñas y privadas. – respondió el rapero.

—Una lástima que no trabaje en nueva música. – dijo con sinceridad Tom, extrañamente empezando a sentirse cómodo en la conversación.

—Su último trabajo fue lo mejor. – admitió el rapero.

—Hammer fue bueno, pero nada como Made in Germany. – comentó el trenzado.

—Oh, ese fue asombroso. – recordó Bushido.

—Platino en toda Europa.

Bill tomó un sorbo de jugo y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios cuando Anis y Tom parecían olvidarse de él y hablaban de álbumes y cantantes que él no conocía, pero ellos parecían animados. Algunos minutos después, Anis buscaba dos cervezas en la nevera y le lanzaba una a Tom. El trenzado la atajó y luego observó a Bill, quien parecía feliz porque se llevaban bien.

Tom le envió un guiño que le hizo sonreír y pensó que podría llevarse bien con Hitler si Bill siempre sonreía.

Todo por Bill.

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Pronto todos en la casa estaban despiertos, y listos para disfrutar de la piscina.

A los chicos les encantaba esa piscina. Era enorme y totalmente cubierta; había una puerta corrediza que conectaba la alberca con la casa, pero todo parecía ir en la misma infraestructura. La poca entrada de luz natural era proveniente de una enorme ventana en el techo, exactamente sobre la piscina. También, el espacio contaba con tumbonas acolchonadas y una mesa de pingpong.

—Acá no podremos brocearnos, pero tendremos piscina. – dijo emocionada Abbe.

Gustav, Tom y Anis se encontraban en el agua desde hace un par de horas, cada uno con vasos térmicos donde tenían servido alcohol.

—Supongo que Bill no usará maquillaje estando acá. – dijo Anne. —No es tan bonito sin él. – comentó entre dientes para su amiga, mientras se quitaban el pareo.

—Deja de ser tan celosa. – dijo Abbe, siendo tan sincera como siempre con su amiga.

— ¿Celosa? ¿De Bill? Es un chico, Abbe. ¿Cómo podría estarlo? – dijo sorprendida por lo directo de su amiga.

—Precisamente, porque es un chico son absurdos tus celos.

—Lo que sea. Vamos. – dijo, evadiendo el tema y dirigiéndose con ese diminuto bikini hasta la piscina.

La morena siguió a su amiga. Había notado como Gustav le miró en bikini y sonrió, más Tom parecía bastante entretenido conversando con Anis. Tom no le importaba porque era el hombre de su amiga, pero el rapero le tenía babeando. Su cuerpo era bastante formado y esos tatuajes le encantaban. Si se dignara a siquiera mirarle, tomaría cartas en el asunto.

Anne se interpuso entre el rapero y Tom, cuando se dirigió a abrazar a su novio y a colgarse de su cuello.

Se escucharon varios ruidos y luego aparecieron Bill y Georg, quieres cargaban una malla de piscina para jugar, seguramente voleibol.

—Voy por lo demás. – le dijo Bill a Georg.

Momentos después, apareció el menor con una bandeja con diferentes platos para picar. Luego Georg se unió a él y entre los dos dejaron en una mesa comida, alcohol, bebidas refrescantes, una cava con hielo, vasos, platos y servilletas desechables.

Anne miró con rabia porque Bill traía un pantalón holgado en una tela blanca con estampado hindú que peligraba de sus delgadas caderas y la camiseta verde que traía se le subía un poco, revelando más de esa porción de piel. Su cabello estaba completamente al natural, largo, ondulado, brillante, con volumen y suelto, cayendo por su estrecha espalda y hombros delgados; a eso se le sumaba el hecho de que la modelo estaba equivocada y Bill era más hermoso sin maquillaje. Sus ojos eran brillantes y se veían más grandes por sus pestañas largas, el carmesí de sus labios era natural y el rosado de sus mejillas también.

— ¿No entras al agua, Bill? – le preguntó Abbe. A Bill le caía bien esa chica.

—No me apetece. – le aseguró con un rápido mohín de desagrado al agua y Abbe rio.

Bill se sentó en el borde la piscina, subiendo su pantalón hasta la mitad de sus blancos y delgados muslos y luego sumergiendo sus piernas en el agua. Tom inmediatamente fue a su encuentro, aprovechando que Anis estaba ayudando a Georg a colocar mejor la malla.

Tom se acercó, posicionándose ligeramente entre las piernas de Bill y colocando sus manos en sus blancos muslos.

—El agua no está fría. Puedes entrar. – le comentó a su gemelo y Bill negó.

—No me sentiré cómodo. – le confesó y Tom entendió en ese momento a que se refería Bill. Hizo un mohín y Bill sonrió restándole importancia. —Está bien. – aseguró. —Tus mejillas están muy rojas. – apuntó.

—Sí, estaba de aquel lado. – señaló un extremo de la piscina, donde se concentraba toda la luz del sol que se filtraba por la ventana abierta. —Arden un poco, pero eso se siente bien. – agradeció cuando los dedos fríos de Bill le acariciaron allí y en el puente rojo de su nariz.

— ¿Quieres que te aplique un poco de protector? – le ofreció.

—Gustav hace momentos tenía uno. – apuntó, buscándolo con la mirada, hasta que captó el envase en el borde del otro extremo. —Lo buscaré. Espérame. – le pidió

Tom nadó hasta el envase, lo tomó y fue de vuelta.

— ¡Oh! Esto es mío. – rio al reconocer el envase.

—Que importa. Luego te compro otro. – aseguró Tom y Bill sonrió, colocando un poco de la crema en sus dedos.

—Me dices si te lastimo. – le pidió el menor, mientras untaba la loción en el rostro de su hermano. —Listo. – sonrió.

—Gracias. – dijo y besó la muñeca de su hermano, en la misma donde reposaba la pulserita que él le regaló.

— ¡Tom! – le gritó Anne al trenzado, nadando hasta él. —Amor. Somos equipo con Gustav. Ven. – haló de él y miró con recelo a Bill.

— ¡Bill, serás quien arbitre el juego! – indicó Georg. —Tienes que ser parcial. – indicó divertido cuando vio que le correspondía una sonrisa a Anis, con sus mejillas rojas.

Tom advirtió de ello y frunció el ceño con recelo.

—Saca, Anis. – dijo, antes de lanzar la pelota en dirección al rapero, haciéndole reaccionar y que dejara de mirar como embobado a su hermano.

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—Necesitaré como dos días de descanso antes de volver a trabajar. – aseguró Anis, dejándose caer en la cama.

Eran casi las tres de la madrugada y apenas iban a la cama luego de un largo día de piscina y tragos en la noche.

—Eso es lo malo de la piscina y playa. Siempre dejan agotado. – comentó Bill, terminando de colocarse su pijama y entrando en la cama. —Recuerdo que una vez estuve en una playa en L.A. y quedé muerto por tres días.

—Hablando de L.A. Ven aquí. – le pidió Anis y Bill gateó hasta él.

—Dime. – dijo acercándose al mayor.

—Quería decirte desde antes. Aunque no era seguro, pero me confirmaron la noticia en la mañana. – dijo, tomando las manos de Bill.

— ¿Qué-qué sucede? – cuestionó al ver que Anis no hablaba y la noticia parecía ser importante.

—Se cerraron tratos en Estados Unidos. – dijo con emoción en su voz. —Se va a grabar un CD en inglés y a hacer una gira en Norteamérica.

—Anis… Eso es… –Bill se sentó a horcadas sobre el mayor y le abrazó. —Es maravilloso. Muy, muy genial. – le dijo con sinceridad.

— ¿Estás feliz? – le preguntó, al ver los ojos iluminados del pequeño de los Kaulitz.

—Claro que sí. Estoy muy feliz por ti. – aseguró. —Te lo mereces, Anis. Has trabajado duro por ello y esta es la recompensa. – dijo con emoción y sinceridad y Bushido le besó.

El rapero sabía que no todo era felicidad y que el tiempo que pasaría fuera de Alemania era demasiado, así como que el tiempo en el que Bill tendría que permanecer en el país era igual de largo, pero no hablarían de ello en esos momentos, ahora sólo celebrarían.

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Tom aguantó todo ese día algunos extraños berrinches de Anne y escenas de Bill y el rapero, que preferiblemente querría haber evitado. Su hermano se sonrojaba todo con cada mirada de Anis y se sintió muy celoso cuando Bill le aplicó a Anis bloqueador en el rostro y los hombros. Es decir, era tonto, pero a él solo le aplicó en el rostro. Las ganas de ir a interferir entre esos dos fueron insoportables, pero se vio más que imposibilitado cuando Anne volvió a tomar demasiado, al igual que Abbe, quien terminó en la habitación de Gustav.

Como a las dos de la madrugada, Georg hizo un extraño drama porque todos estarían en apareamiento menos él y luego se fue a su habitación. Tom no quería que fuese así.

Anne estaba bañándose luego de vomitar todo el alcohol y Tom estaba seguro que caería en la cama apenas tocarla. No había pasado mucho desde que subieron a las habitaciones y él quería ir por su hermano. Tal vez, Bill aún estaría despierto y solo en su habitación y quizás podría aplicarle crema en sus hombros.

Salió de su cuarto y se dirigió a la otra ala de la planta, observando la tenue luz que salía de la habitación de su hermano. La luz de la habitación del rapero estaba apagada. ¿Estarían durmiendo en separados?

Tom escuchó un extraño golpeteo proveniente de la habitación de su hermano y se preguntó si estaría bien. El trenzado abrió la puerta sólo los centímetros suficientes para poder ver algo, cuando aquella imagen llegó a su retina.

Su hermanito. Su pequeño Bill.

Había una tenue luz de la lamparilla y sólo podía ver su hermoso rostro agitado, sonrojado con fuerza y perlado de sudor. Bill gimió y el cuerpo de Tom se estremeció completamente.

A una velocidad alarmante su cerebro analizó la imagen.

Tom podía ver la espalda de Anis y esas uñas negras que se enterraban en los hombros canelas eran las de Bill, mientras este se balanceaba en el regazo del otro. Su hermano emitió un muy pequeño gemido, cerrando los ojos con fuerza y Tom podía ver y oírle.

Él reconocía esos gestos: como Bill parecía desesperado moviéndose sobre el regazo del mayor, como dejaba caer su cabeza hacia atrás y su largo cabello se esparcía por sus hombros, mostrando su largo cuello y sus bonitos labios enrojecidos que buscaban desesperadamente el aliento que se escapa de él por el placer. Su pecho blanco algunas veces se dejaba ver, con esas delicadas clavículas sobresalientes. También se escuchaban sus pequeños gimoteos agudos. Y uno en particular le hizo confirmar lo que esos gestos le indicaban: Bill estaba a punto de correrse.

Tom lo supo ante el gemido que se cortó a mitad de camino, la espalda arqueada de su gemelo, su respiración agitada y la forma en la que se contrajo su rostro para luego relajarse rápidamente, su cuerpo vibrando mientras se aferraba con fuerza al otro y se encogía en su cuello.

Realmente fueron segundos y para Tom estaba pasando todo en cámara lenta. El rostro de placer de Bill era lo más hermoso y le hacía temblar con solo verlo.

Luego la burbuja se explotó.

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Bill abrió sus ojos mientras recuperaba el aliento. Se encontró con unos ojos idénticos a los suyos que le miraban sorprendido desde una pequeña abertura de la puerta, para luego desaparecer.

—To-Tom nos vio. – dijo Bill, un poco confundido debido a los estremecimiento de su cuerpo.

— ¿Qué? – cuestionó Anis, pero Bill estaba lento, temblando por el orgasmo y preguntándose si era su mente confundida.

El celular del menor sonó y Bill abandonó el regazo del mayor para ir por él.

Era un mensaje de Tom.

“Te espero en la piscina.”

—Mierda. – susurró y luego llegó otro.

“No tardes.”

— ¿Quieres que hable con él? – propuso Anis. —Tiene que entender que ya eres grandecito.

—Lo sé. Pero~ – intentó decir algo Bill, mientras entraba al baño por una ducha rápida. Con esos mensajes, cualquier torpeza que quedaba en su cuerpo luego del sexo se esfumó.

Estaba asustado. No había manera de no pensar que para Tom eso fue repugnante, pero la última vez que Tom sintió asco por él se alejó, no le pidió que hablaran. ¿Tendría que disculpase?

Bill terminó de sacar el champú de su cabello y tomó una toalla, dirigiéndose rápidamente a su maleta por un pijama y ropa interior. Seguido en todo el transcurso por la mirada de Anis.

—Lo siento, Bu. Pero mi hermano~ – quiso decir algo, pero Anis asintió creyendo y queriendo entender.

Tal vez estuvo equivocado cuando le dijo a Tom que su vida sexual con Bill no era su asunto, por que un simple mensaje y Bill salía por su hermano.

—Adelante. – aseguró, pero Bill sabía que el rapero estaba cortado.

—No tardaré. – le afirmó y besó su mejilla antes de salir.

Bill llegó con paso vacilante al área de la piscina.

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Todo estaba oscuro y la única luz era la que se filtraba de la luna mediante la ventana del techo.

— ¿To-Tom? – le llamó.

—Aquí. – respondió y Bill lo identificó entre las sombras, sumergido al otro extremo de la piscina.

— ¿Qué-qué sucede? – preguntó refiriéndose a que quería Tom al citarle allí, pero él sabía a qué se debía.

—Acércate. – condicionó.

La voz de Tom no sonaba divertida o enojada. Tenía esa neutralidad que mostraba la virilidad de su gemelo y que hacía estremecer a Bill.

Bill empezó a caminar dudoso hasta su hermano, cuando su voz le detuvo.

—Entra. – pidió.

—Tom, no-no puedo entrar vestido. – se excusó, queriendo salir de allí, pero algo le hacía quedarse.

Bill no estaba siendo rechazado por Tom, entonces ¿Qué quería su gemelo?

—Desnúdate. –propuso y Bill se preguntó si acaso el viento frío fue lo que le erizó la piel. —No veré algo. – aseguró y luego se escuchó movimientos en el agua. —Te estoy dando la espalda, puedes desvestirte.

Bill tragó en seco y miró a su alrededor, totalmente inseguro, antes de sacar su camiseta.

— ¿Esto es necesario? – le cuestionó, pero ya estaba bajando sus boxers y la baja temperatura le azotó.

—Dijiste que no puedes venirte vestido, entonces te vienes desnudo. – Bill dudó sobre porqué se sentía sonrojado.

Tom seguía dándole la espalda y meditó la idea de huir o no. Pero le daba miedo que si se alejaba Tom se molestaría.

El menor se hizo de valor y sintió primero el agua en sus pies mientras bajaba las escaleras, luego el agua cubría sus bonitos muslos, su baja espalda, humedecía las puntas de sus cabellos y luego cubría parte de sus clavículas.

—Ya-ya estoy dentro. – informó, intentando enfocar a su gemelo. — ¿Tom? – le llamó.

—A tu lado. – le comunicó asustándole. Bill giró, encontrándose a Tom que acababa de emerger del agua.

— ¿Qué-Qué sucede? – preguntó y vio a Tom sonreír.

—Nada. Sólo quería pasar tiempo con mi gemelo. – aseguró, encogiéndose de hombros y acariciando el cabello húmedo de Bill.

Pero, el hecho de ambos estuviesen desnudos, a escasos centímetros el uno del otro, provocó estremecimiento en esa inocente caricia. Tom sonrió al saberse el causante de eso en Bill.

Bill estaba alerta, realmente cuestionándose que sucedía. ¿Por qué su hermano actuaba ignorando lo de hace minutos?

—No entiendo. – susurró, su voz temblando.

—Tampoco tienes que hacerlo. Simplemente, ¿Puedes pasar tiempo conmigo? – le pidió con voz suplicante y se acercó lo suficiente para Bill pudiese ver su rostro humedecido por gotitas de agua y el arete de su labio que relucía ante la luz de la luna.

—Sí, claro. – le aseguró y Tom volvió a acariciar el rostro de Bill, haciéndole retroceder antes de darse cuenta.

Tom sólo estaba allí: muy cerca de él y admirando su rostro. Bill se preguntaba qué sucedía con sus mejillas que estaban tan ardientes y por qué el brillo de los ojos de Tom le estaba hipnotizando.

—Tom. – le llamó cuando su gemelo se acercó más a él y Bill quería retroceder, pero se encontró acorralado entre uno de los bordes y el cuerpo de su hermano.

El trenzado se acercó un poco más y Bill estaba seguro que el cuerpo de ambos estaba separado por milímetros.

—Pasaremos tiempo mañana. Debo irme. – dijo atropelladamente, porque estaba nervioso ante la mirada de su hermano y Tom asintió, con una ligera sonrisa.

—Claro. Buenas noches. – le deseó, luego se aceró un poco más.

Bill se estremeció cuando su hermano acunó su mejilla y aproximó su rostro. Las mariposas estaban siendo demasiado intensas y dieron paso a unas ligeras náuseas, que poco a poco se fueron intensificando, haciéndole querer llevar sus manos a su estómago.

—Tom, n~ – pero sus petición se convirtió en un suspiro cuando su gemelo fue por su beso de buenas noches.

Cuando el mayor separó sus labios de los suyos, Bill conectó su mirada confundida con la de Tom. Bill se estremeció cuando relacionó la mirada que le daba Tom en esos momentos, con la que le dio cuando le dijo por primera vez te amo; parecía ser la misma. El conflicto de su estómago desapareció, como un remedio a sus males, dejándole una sensación placentera en su bajo vientre.

Luego se estremeció con mayor intensidad, mientras el trenzado pasaba una de sus manos por su baja espalda. Y el menor sólo podía abrir más sus ojos ante esos toques de su hermano. Tom pegó su frente con la de Bill y acarició su mejilla con su nariz, antes de volver por los labios cerezos de su hermano.

Tom se acercó más, haciendo presión en su baja espalda hasta que sus caderas colisionaron, succionando con demasiada dulzura el labio inferior de Bill, luego ascendiendo con ternura a su labio superior y presionándolo.

Bill necesitaba separarse, eso no podía estar sucediendo. Su corazón latía con fuerza, demostrando que le pertenecía a Tom, que nunca le dejaría de pertenecer. Las intensas mariposas volvieron, haciéndole sentir enfermo.

Bill volvió en sí y empujó suavemente a Tom, quien cedió inmediatamente a ese rechazo, pareciendo y estando realmente expectante por la reacción de Bill.

—No-no vuelvas a hacerlo así. – dijo en un hilo de voz. Sonrojado, agitado, pero sonando firme. —Por favor.

Tom le vio marcharse también esa noche. Su corazón, abandonado también esa noche.

Continúa…

Gracias por leer. 

Publico y rescato para el fandom TH

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