«Backstage» Fic TWC de LadyScriptois
Capítulo 30
Bill suspiró de nuevo, preguntándose que hacer.
Bu no estaba seguro de esa proposición, se lo había confesado. Sin embargo, también le confesó, que si su decisión era arriesgarse a hacer la relación pública, él también lo haría.
“Por qué estoy a punto de enamorarme perdidamente de ti… Por qué sé que puedo llegar a amarte por siempre y no me arrepentiré. ”
Y Bill no había presenciado mayor sinceridad en las palabras de alguien como en aquellas de Anis.
El menor sabía que conllevaba aceptar esa propuesta. La prensa les comería vivo, se enfrentarían a una sociedad que no aceptaba la homosexualidad del todo, era incierta la reacción de los fans viriles del Anis, estaría en juego su recepción en América. Y la banda… Bill era consciente de que a Georg y Gustav no le importaría con tal y fuese por amor y la felicidad de él. Ninguno de los cuatro preferiría a la banda sobre la felicidad de alguno de ellos.
Y lo cierto, es que él estaba más preocupado sobre como esa decisión afectaría a Anis, no tan preocupado por él.
El rapero se había ido hace trece días para cumplir con los compromisos restantes por Europa. Ambos habían acordado pensar durante ese tiempo que harían y de alguna manera Bill sabía que él tenía la última palabra. Anis estaba dispuesto a todo y Bill no sabía qué hacer con eso. No quería dejar ir a Bu porque lo quería, porque se sentía bien a su lado, porque era su amigo, porque lo necesitaba. Era lo único que le mantenía en pie, sabía que sin él se sentiría perdido en sus sentimientos por Tom, sabía que si Anis se iba, con él se iría su poca estabilidad.
Bill supo que esa noche no podría dormir, así que se removió entre los brazos de Tom con cuidado de no despertarle, y cuando pudo liberarse de las extremidades de su hermano, se dirigió con cuidado a su habitación, sabiendo que si seguía removiéndose como lo estuvo haciendo, su gemelo despertaría.
Tom abrió los ojos cuando Bill cerró la puerta de su habitación.
No era la primera vez que huía en las noches por no poder dormir. Tom veía a su hermano muy pensativo, exactamente desde que se fue Anis, y la sola idea de que Bill no podía dormir porque extrañaba al rapero le hacía sentir horrible. Su Bill no podía estar tan enamorado.
Para Tom la idea de Bill enamorado perdidamente de Anis no sonaba tan descabellada. La forma en la que lo defendía, como parecía sentirse cómodo a su lado, las sonrisas que escapan de él al oír mencionar su nombre, como fue apoyado por él en su enfermedad. Tom recordó a Bill aquella noche en la que lo descubrió intimando con Anis, y al parecer el rapero también complacía en ese sentido a su hermano.
Anis era una parte importante en la vida de Bill, y aun que no quiera admitirlo, tenía que reconocerlo. Su mandíbula se apretó con fuerza ante ese pensamiento.
No había caído planamente en cuenta de ello, porque solamente veía a Anis como una molestia, como algo que quería sacar del camino por que le molestaba que tocara a Bill, que le besara y que abrazara, que le protegiera y quisiera. Pero ahora veía que su hermano era quien se dejaba tocar, besar, abrazar proteger y querer, dejaba entrar a Anis a su vida.
—Te enamoraste de alguien más… – murmuró, y abrazó la almohada donde antes estuvo recostado Bill.
Y admitir eso se sintió como un pisoteo a su corazón.
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—Muy buena, Tom. – admitió Jost, luego de escuchar la melodía en la que estuvieron trabajando los gemelos. —Han hecho un muy buen trabajo en esta canción, y creo que no necesitaremos a Olivia por ahora. – dijo divertido el productor y Tom le sonrió. —Estoy ansioso por escucharla con la voz de Bill.
—Aún faltan detalles, pero pronto lo harás. ¿Cierto, Bill? – Tom codeó a su hermano, cuando este parecía estar perdido mirando a un punto fijo.
—Oh, claro. – aseguró, y le sonrió a Jost.
Bushido llegaba mañana y Bill aún se encontraba bastante confundido.
— ¿Estás bien? – le preguntó Tom al oído cuando David estaba distraído con los G’s.
Bill observó a Tom. Su gemelo había estado bastante atento esos últimos días, y se preguntó si acaso era muy obvio lo pensativo que estaba, o tal vez era que Tom le estaba observando mucho. Sea lo que sea, Bill no quería preocupar a su hermano.
—Estoy bien. – le aseguró y Tom tomó los dedos de su mano, entrelazándolos con los suyos.
Tom haló un poco de él, atrayéndolo a su cuerpo y abrazando su cintura.
— ¿Estás seguro de que no quieres hablar? – cuestionó preocupado.
— ¿De qué?
—No sé. ¿Tal vez de eso que hace que no puedas dormir?
El trenzado sabía que posiblemente escucharía algo que preferiría no escuchar, pero haciendo de hierro su corazón que se sentiría lastimado cuando Bill le confesara que estaba triste por Anis, decidió prestarle su presencia a su gemelo, acercarse para consolarlo, como debe hacer un buen hermano.
Bill bajó la mirada sintiéndose descubierto y Tom miró a los lados antes de reafirmar su agarre en la mano de Bill y halar de él hasta guiarlo a su habitación.
—Aquí podemos hablar tranquilos. – aseguró, sentando a Bill en su cama y luego él a su lado, sin soltar su mano.
—No hay mucho de qué hablar… – murmuró bajito y Tom tomó su otra mano entre la suya.
—Bill, puedes confiar en mí. – Tom observó cómo su hermano mordía con duda su labio inferior y quiso gemir frustrado por que Bill no le diría algo.
Bill no se esperaba nada de eso. Hace tantos meses de la última vez que pudo acudir a Tom cuando un problema le atormentaba y era agradable que él se estuviese preocupando tanto. Aun así, él siempre consideró a Tom como su mejor consejero, a él era a quien acudía esas noches en las que era abrumado. ¿Estaría bien pedir su consejo?
— ¿Es sobre Anis, cierto? ¿Él te hizo algo?
—No es eso… – comenzó.
— ¿Fue por lo que dije hace días? No me hagas caso, está claro que Anis no te sería infiel. – dijo, intentando adivinar que sucedía.
—Anis se va. – confesó y Tom estuvo seguro de que los ojos de su hermano se humedecieron.
—Oh…
Tom, como temía, estaba sintiendo su corazón doler al ver a su Bill sufriendo por alguien más.
Los labios de Bill empezaron a temblar y Tom lo abrazó.
—Hey, tranquilo. – le susurró. —Eso no quiere decir que tengan que terminar… – intentó consolarlo, aunque tuvo que arrastrar esas palabras.
—Pensamos… Pensamos en hacerlo público. – le confesó desde su cuello y Tom quedó en shock, entendiendo.
— ¿Pu-publico? – cuestionó y Bill asintió.
¿Así de seria era la relación de Anis y su hermano?
Tom empuñó sus manos, intentando tranquilizarse. Esto era importante para Bill, tenía que ayudarlo, no mostrarse molesto, no mostrarse lastimado y herido.
— ¿Tú-tú estás estas seguro?
—No lo sé. – fue sincero y Tom tomó su rostro, limpiando las lágrimas de sus mejillas.
—Es una decisión importante, lo sabes. ¿Cierto? – Bill asintió y Tom suspiró.
—Él se irá a América, y la única manera de que podamos seguir viéndonos sin ser sospechoso es que digamos la verdad desde el principio. – explicó Bill, y Tom asintió entendiendo.
—Está bien, pero… Es una decisión arriesgada.
—Lo sé, lo sé. Solo que…
—No quieres terminar con él. – completó Tom y Bill mordió su labio vacilante.
Eso para Tom fue un claro si y sus sentimientos se estrujaron.
—Quiero que seas feliz. – dijo el trenzado, acariciando una mejilla de Bill y haciendo que lo mirara. —Lo que sea que decidas, te apoyaré. – le aseguró, luchando con el nudo que se formaba en su garganta.
Bill se sintió perdido ante los ojos sinceros de Tom, ante sus lindas palabras, sintiéndole como ese hermano de siempre que velaba por él, que le comprendía, que le escuchaba, que no le juzgaba. Ese era el Tom del que llegó a enamorarse tan perdidamente y cuando su corazón latió con fuerza ante esa actitud de su hermano, una lágrima bajó por su mejilla, la cual fue retirada por el pulgar del mayor.
—Sé que Anis es un buen hombre. Y está bien si lo amas tanto como para no querer perderlo. – le aseguró, pegando sus frentes y cerrando sus ojos cuando sentía que iba a derramar lágrimas, por que qué Bill se fuera ante sus ojos, era muy duro.
Tom sintió a Bill acurrucarse en su pecho y él lo envolvió con fuerza entre sus brazos, queriéndole sentir muy cerca.
—Lo quiero lo suficiente como para no lastimarlo… – murmuró, con lágrimas en sus ojos por qué estar entre los brazos de Tom le había dado la respuesta, y no era otra más que la que tanto temía.
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Mientras Bill esperaba frente al apartamento de Anis, estaba hecho un manojo de emociones y se preguntó si podría contenerlas cuando tuviese al rapero frente a él.
Cuando el rapero abrió la puerta, supo que no podría controlarlas.
Anis abrazó a Bill con esa intensidad con la que él lo hizo y luego sintió los brazos del menor perder fuerza alrededor de su cuello.
—Parece que me extrañaste. – murmuró Anis a su oído, de alguna manera entendiendo la actitud de Bill, y no supo cómo sentirse con eso.
—Claro que te extrañé… y te extrañaré. – dijo con su voz temblorosa y Anis cerró sus ojos por un momento, antes de asentir y buscar los labios de Bill que le recibieron.
Bill se aferró con fuerza a Anis mientras se besaban, tal cual como lo estuvo haciendo desde que lo conoció, como lo hizo cuando no había nadie a su lado y se encontraba solo en un cubículo de baño, cuando fue por primera vez al doctor y no haba un Tom para protégelo de las agujas. Se aferró a esos dulces labios que lo alentaron, que lo hicieron reír, que dibujaron una sonrisa en su rostro, que recorrieron con deseo su cuerpo aunque él se sintiese desagradable.
Anis saboreó unas lágrimas saldas en el beso y no supo si eran las de Bill o las de él. Ese rockero lo volvía loco y Bushido sabía que llegarlo amar sería lo más doloroso.
—Lo siento, Anis. – murmuró.
Bill no podía ser egoísta, no podía tomar ese camino con la promesa de llegar a amar a Anis, cuando sabía que eso no era posible, cuando una sola sonrisa de su hermano lo enamoraba, cuando Tom lejos o no, siempre tendría su corazón.
Tenía allí, al mejor hombre del mundo, dispuesto a él, y él no podría aceptarlo. Por qué un asqueroso amor gobernaba su corazón. Estaba seguro de que nunca podría entrar alguien más a su corazón, que tendría esa carga por siempre y no podía arrastrar con él al rapero. Eso nunca. Anis no se lo merecía.
—Está bien, princesa. Está bien. – aseguró contra sus labios y Bill limpió las lágrimas que descendían por el rostro de Anis. —Solo no te olvides de mí. – le pidió divertido, secando él los ríos del rostro del menor.
—Nunca lo haría. – le aseguró y dejó que Anis volviese a besarlo. —Realmente te voy a extrañar, Bu. – le aseguró y el rapero volvió a saborear las lágrimas de Bill con su dulce saliva.
—Lo sé, yo también. – le aseguró y Bill sintió las fuertes manos del rapero hacer presión en sus caderas.
—Gracias… – le murmuró y Anis se sintió, como siempre, perdido en los ojos cristalinos de Bill.
Aun seguían teniendo ese algo que nunca podría describir. Los ojos de Bill parecían tan claros, tan trasparentes, tan fácil de leer, pero había algo que parecía estar oculto. Era eso que Tom tampoco lograba descifrar, era miedo a mostrar ese sentimiento por el que fue humillado, era dolor, era una tristeza que arrastraba y que dominaría todo su ser cuando esa fuente de felicidad que no era de doble filo, como la que sentía con Tom, se marchara.
—Sabes que no me gust~
—Por haber sido bueno conmigo. – continuó Bill, colocando un dedo en los labios de Anis para que le dejase hablar. —Por ayudarme, por aceptarme, por no rechazarme. – el menor cerró los ojos para tomar aliento.
—Nada de eso Bill. – pidió el mayor, besando los parpados del otro. — ¿Cómo podría rechazarte?
Bill abrazó con fuerza a Anis, porque era la persona por la que estuvo más cerca de enamorarse y que él no haya rechazado sus sentimientos era muy significativo para él.
— ¿Recuerdas la plática en la azotea?
—Claro. – aseguró el rapero.
—Si pudiera escoger, quiero que vuelvas a pasar por mi vida. – le aseguró sin despegar sus ojos de Anis.
«Y ojala poder llegar a amarte.»
—Volvería a seguirte luego de que saliste de la sala de reuniones. – dijo el rapero y Bill sonrió, luego Anis sonrió con él. —Tu sonrisa es la más bonita. – aseguró y Bill la ensanchó para él.
—No quiero que le digas princesa a alguien más. – dijo con un puchero y Anis rio.
—Te lo prometo. – aseguró divertido. — Ahora, ¿Quieres seguir siendo mi novio hasta que te vayas? Porque realmente necesito a un novio para terminar de empacar. – propuso y Bill asintió. —Y… ¿Quizás un último beso? Por qué voy a extrañar besarte. – pidió y Bill esta vez no asintió, si no que dejó que el rapero tomara sus labios, sintiéndolos tan suaves como la primera vez.
Anis le besó de tal manera que Bill llegó a sentirse perdido y ruborizado hasta más no poder.
—Ahora sí, pongámonos a trabajar. –murmuró Bill.
El rapero le vio separase un poco desorientado como siempre pasaba que Bill era besado con fuerza. Sonrió pensando que ese detalle lo extrañaría, así como esa extraña manía que tenia de jugar con sus dedos para luego recoger un mechón de su cabello tras su oreja cuando se encontraba nervioso, o aquel tan detalle tan íntimo que involucraba a Bill casi tonto luego correrse.
Anis observó a Bill desenvolverse con soltura por su apartamento y concluyó que había llegado a conocer más a Bill que lo que pudo llegar a pensar.
Y al ver sus delicados movimientos, se preguntó si habría logrado su cometido. Si realmente fue una coraza para Bill, hasta que se convirtiera en un bonito diamante.
Deseo que así fuese.
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Bill, la noche del día siguiente dejó a Anis en el aeropuerto, con la promesa de que le visitaría cuando pudiese y que no perderían el contacto, y el menor sabía que eso no hacía falta prometerlo.
Llegó sonriente a la silenciosa casa, sintiendo que había hecho lo correcto, que dejar ir a Anis fue lo debido, y la mejor recompensa es que seguirían siendo amigos.
Escuchó algunos ruidos en la sala de distracción, pero estaba bastante cansado como para ir a anunciarse, y espero que el sonido de la puerta fuese suficiente. Al subir las escaleras su vista viajo directamente al tatuaje de su antebrazo.
Anis le instó a grabarse la libertad, y aunque no se liberó de ese amor, se encaminó a la liberación de su enfermedad.
“—…Y puede que una nueva persona te ayude a superar esos obstáculos, ese alguien te hará sentir seguro y confiado, lo que influirá en tus sentimientos, y posiblemente le entregues tu corazón…
— O puede que simplemente lo consideres un amigo.
— Tal vez… También se puede amar a los amigos. – dijo el rapero. ”
Por alguna extraña razón, esas palabras llegaron a la mente de Bill; y sonrió.
Corrió hasta su habitación por que necesitaba llamar a Anis y decirle lo que sentía por él. Era una urgencia que lo invadía, que Anis lo supiese.
—Anis… – dijo emocionado cuando escuchó su voz.
—Hey, apenas me vas dejando en el aeropuerto, no puedo creer que ya me extrañes.
—Siempre tuviste razón. Aquella vez en la azotea.
— ¿Qué?
—Te amo, Anis. – dijo Bill, sintiéndose aliviado por poder decirlo.
Hubo un silencio al otro lado de la línea, y Bill podía asegurar que el rapero estaba sonriendo.
—Yo también te amo. – y para Bill esas palabras sonaron a sinceridad y a una amistad irrompible.
—Por favor, llámame cuando llegues a América. – le pidió.
—Te llamaré. Ahora debo colgar, creo que tengo que abordar.
—Claro. Adiós, Bu.
—Adiós, princesa.
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— ¿En serio no quieres ir? – preguntó Gustav.
—No, estoy bien. Creo que esperaré a que llegue Bill y podremos ver una película o algo. – aseguró Tom, rechazando la invitación de los G’s a ir al club.
Aunque, posiblemente debería hacerlo, porque tal vez no podría soportar a Bill feliz porque su relación con Anis sería anunciada. Eso le dolía. Era egoísta, por que Bill parecía ser feliz, pero ese amor en su corazón no permitía alegría.
—Bueno, hermano. No nos esperes. – dijo divertido Georg y se dirigieron a la cochera. —Hey, parece que Bill llegó. – advirtió, al ver el auto del gemelo menor estacionado.
—Así no te dejamos solo. – bromeó Gustav y se sentó en el copiloto del auto de Georg.
Tom los vio marcharse y asegurándose de que la seguridad de la casa estuviese en orden, subió inmediatamente a la habitación de Bill.
Y lo que escuchó no le agradó.
—Te amo, Anis.
Y allí se fue su aliento…
«Te amo… Te amo… Te amo… Te amo, Anis. »
Las palabras resonaron en su mente, trabajando a toda marcha, buscando no colapsar.
Bill amaba a Anis.
Amar era una palabra grande…
“Te amo, Tomi”
Le llegó a decir su Bill, miles de veces. Entre suspiros, entre risas, en susurros, en suspiros, entre gemidos. Bill llegó a decírselo cada día, incluso, aquella noche en la que lo despreció, Bill le aseguró que lo amaba.
Tom sintió que toda su alma se desgarraba y simplemente dejó de pensar.
Ese corazón que intentaba silenciar para que Bill no se fuera de su lado al saber que le amaba, rompió las cadenas que le ataban, ese corazón estaba gritando, estaba llorando.
Continúa…
Gracias por leer.