Canta para mi 2

«Canta para mi»

Capitulo 2

Mmm mmm mmm —Se oyó una voz al otro lado—. Mmm mmm mmm —No tenía letra, sólo melodía… y le hizo sentir tan, tan en calma.

Ya voy —dijo fuerte, se limpió los ojos y corrió hacia la puerta.

Abrió la puerta y allí frente a sus ojos, cual un ángel enviado del cielo, se hallaba un chico, alto, delgado, de piel pálida y unos hermosos ojos achocolatados. Vestía sólo una túnica igual de blanca, que le dejaba al descubierto parte del pecho, era larga y vio que ese joven estaba descalzo.

Amo… —Su voz melodiosa le hizo volver su mirada hacia arriba.

¿Amo? —Le miró interrogante. El joven alzó sus brazos para abrazarle y sólo entonces se dio cuenta de que traía unas vendas en su mano derecha— ¿Bill?

Amo… —Repitió el joven con una inmensa sonrisa. Tom no cabía en su asombro y se arrojó a sus brazos, desesperado.

Bill…Bill…Bill… —susurró sin cesar, su amigo, su compañero… había vuelto.

Yo, cuida tú —dijo el ave sin romper el abrazo. Al oír esas palabras, los ojos de Tom volvieron a anegarse, pero esta vez de felicidad, ya no estaba solo, no lo volvería a estar. Pensó en su madre, su verdadera madre y en el día en que le obsequió a Bill.

& Flashback &

No es necesario que me des un regalo mamá, no es mi cumpleaños ni nada —Bromeó un Tom de 15 años, mientras era abrazado suavemente por su madre Tatiana.

Es una ocasión especial Tom —Le dijo, ahogando en su garganta las ganas de llorar, pues ese día le habían diagnosticado que su cáncer estaba ya en fase terminal.

¿Cuál es esa? ¿Te ganaste la lotería? —agregó bromeando y soltándose del abrazo.

No amor, no eso… creo que ya estás lo suficientemente grandecito como para tener una mascota Tomi —afirmó ella, sentándose en la cama.

Oh Dios Sí, quiero un perro, un labrador, sí un perro, genial —Balbuceó el chico, caminando de un lado a otro de la pieza.

No es un perro, Tom —Sentenció la mamá y el chico se detuvo en seco.

¿A no? —Se sentó a su lado.

Es algo más especial, es alguien que cuidará de ti —Le explicó Tatiana, mirándole a los ojos.

Un perro hace eso, mami —dijo el chico, que en ese entonces llevaba rastas.

Ven cielo —Le tomó la mano y lo llevó al jardín. Allí había una jaula sobre la mesa y dentro un pequeño canario blanco.

¿Un pájaro? —cuestionó el rastudo.

Es un canario blanco Tomi… él es especial.

¿Es un macho?

Sí… debes ponerle un nombre, porque él estará contigo por mucho tiempo…. —agregó en forma extraña.

No lo sé mamá, los pájaros mueren pronto —aclaró el chico.

Este no Tomi, míralo… haz contacto con él, deja que te conozca y así te jurará lealtad de por vida —El chico la miró preocupado, su madre tenía un brillo intenso en los ojos. Pero le hizo caso y se acercó a la jaula.

Hola pequeño —Le habló… el ave no era más que una cría, sus plumas recién se estaban formando, era un poco desagradable a la vista—. Mírate, eres tan pequeño —Tom decidió meter su mano a la jaula y sacar al ave. La miró con atención y le acarició el lomo, finalmente le dio un pequeño besito en la cabeza—. Te llamarás Bill ¿Te gusta pequeño?

Lalala —Cantó el canario de gusto, quiso volar, pero aún estaba muy pequeño.

Hey, no te esfuerces, yo cuidaré de ti hasta que seas grande —Le dijo el chico con un sentimiento que le inundaba el corazón.

Lalala —Cantó nuevamente el avecita.

Ya está, Tomi, él te cuidará cuando tú más lo necesites —Sentenció su madre.

Después de eso, Tatiana vivió sólo tres días más y su repentina muerte desoló a Tom, todos pensaban que jamás saldría de su depresión, pero Bill siempre estuvo cantando para él, hasta que Tom lo superó.

& End of Flshback &

Cuando dejó de llorar, Tom se sintió como un idiota, pues aún estaban en la puerta de su casa.

Bill, ven pasa… —Le pidió y tomándole la mano, entraron a la sala, se sentaron en el sofá y el ave le miró con sus ojitos brillantes.

Amo… —Le dijo con cariño y le acarició las trenzas. Como Tom aún no salía del trance, se dejó hacer y simplemente sonreía.

Creo que me estoy volviendo loco —El chico agitó su cabeza negativamente, moviendo así sus delgadas y largas rastas bicolores—. ¿Cómo es que anoche eras mi hermoso canario blanco y hoy eres…?

¿Feo? —Hizo un puchero el chico, haciendo sonreír al trenzado.

No, claro que no eres feo… aún eres hermoso, pero ahora eres… humano, esto es muy raro —Bajó la cabeza y negó con ella. Bill le abrazó contra su pecho desnudo y con su melodiosa voz le arrulló.

Nanana nanana nanana —Cantó inspirado, Tom se relajó de todo el dolor y el pesar que venía cargando desde hacía días y cerrando sus ojos, se durmió.

Unas horas después estaba tendido en su cama, se sintió desorientado y pensó que recién estaba despertando.

Debió ser sólo un sueño… un hermoso sueño —dijo en un susurro.

¿Amo? —Se oyó una voz que venía desde el baño.

¿Bill? —Tom se puso de pie rápidamente y corrió hacia el baño, abriendo la puerta y encontrándose con el pálido cuerpo desnudo del joven de rastas—. Oh… lo siento, pensé que estabas en peligro… —Se disculpó, rojo como un tomate, pero sin poder apartar la mirada de aquel cuerpo tan delicado.

Ducha rica… —comentó la cantarina voz del chico—. Tú ducha también —El joven se acercó al trenzado y comenzó a quitarle la ropa—. Jajaja —Rió al ver que Tom trataba de negarse.

Bill, yo puedo bañarme solo —dijo el otro, pero no pudo evitar reír también.

Yo cuida tú, yo baño a tú jajaja —Ambos rieron, como si se tratara del mejor juego que estaban teniendo.

Finalmente Tom quedó completamente desnudo y Bill lo ayudó a entrar en la tina, la que ya estaba llena con agua tibia. El rastudo se quedó ahí y con una esponja, comenzó a limpiar el cuerpo de su dueño.

¿Bill?

¿Mmm, amo?

No quiero que me llames más amo —Pidió, mirándole fijamente.

¿No querer ser mi amo? —preguntó con una expresión completamente triste.

No, no es eso… Tú eres mi amigo, siempre lo has sido… —aclaró el trenzado.

¿Amigo? ¿Sólo amigo? —El chico de trenzas lo miró confundido.

Quiero que me digas Tom, ¿está bien? —Le acarició las rastas.

¿Tomi? Tomi Tomi Tomi —Cantó feliz el chico, con ese ulular maravilloso que tenía.

¿Bill? —Le sujetó las manos—. Estoy tan feliz de que estés aquí.

&

Tom preparó la cena, con cuidado de no quemar nada esta vez y feliz de volver a alimentar a su canario blanco. Cenaron y rieron, el trenzado se sentía aliviado, de no estar solo.

Duerme conmigo esta noche Bill, por favor… —Le pidió Tom.

Sí, Tomi —Le sujetó la mano y caminaron hacia la habitación. Allí Bill se quitó la túnica, quedando nuevamente desnudo ante la curiosa mirada del trenzado.

Creo que deberías ponerte esto —Le pasó una de sus playeras gigantes.

Bueno… —Le hizo caso y al tener unos problemas, el mismo Tom se acercó a ayudarle, rozando un poco de piel en el proceso, cosa que le ocasionó escalofríos.

Yo también me pondré un pijama —dijo al recordar que él dormía sólo con bóxer.

Se puso el único pijama que tenía y como era muy abrigado, decidió quitárselo, quedando sólo en ropa interior, se metió a la cama con Bill y se miraron.

No puedo dormir —Asumió el trenzado, entonces Bill se acercó y se abrazó a su pecho.

Nanana nanana nanana —Le arrulló como había hecho en la mañana hasta que su compañero se durmió feliz en sus brazos.

&

Dos días después Tom resolvió volver al trabajo con su padre, después de todo tenía a su querido Bill a quien regresar por las tardes.

Sin embargo cuando Tom salía a trabajar, Bill se sentía solo y extrañaba su ambiente relajado y feliz, así que hacía uso de sus poderes y se convertía en un ave nuevamente. Con la forma de un pequeño canario, volaba por todo el jardín y cantaba a las hermosas flores que allí había, haciéndolas brillar. Estaba consciente de que su canto era especial y otorgaba tranquilidad y vida a las criaturas que le oían.

Cuando ya el sol bajaba, Bill sabía que su amado Tom volvería y regresaba a su forma humana, para esperarle y hacerle feliz, tal y como prometió a su madre Tatiana.

& 20 de Diciembre &

Ya había pasado casi un mes desde que Bill había adquirido forma humana y desde que Tom había vuelto a su normalidad. Cada día el trenzado salía a trabajar y regresaba al atardecer trayendo comida para los dos. Todo iba muy bien, hasta ese día, cuando el pequeño canario blanco volaba feliz por el jardín y vio a lo lejos el sol bajar. Voló a la habitación que compartía con Tom y se concentró en su forma física, pero… no sucedió nada… se asustó… no podía dejar a su Tomi solo, no después de haber jurado que era su turno de protegerlo. Lo intentó varias veces más sin resultado… estaba agotado.

¿Bill? —Se oyó la masculina voz del trenzado en la sala.

Lalalala —Cantó de felicidad y al darse cuenta de su estado se desesperó… Una vez más lo intentó con todas sus fuerzas, hasta que su cuerpo se rodeó de luz y sus alas se alargaron y perdieron sus plumas, convirtiéndose en largos y pálidos brazos.

¡Bill! —Gritó Tom corriendo hacia la habitación, había oído el trinar de la voz de su pequeño canario y su corazón se espantó— ¡Bill! —Gritó nuevamente y entró a la habitación, encontrando a Bill completamente agotado y desnudo sobre la cama.

Tomi —Jadeó el rastudo cansado—. Llegaste… —Y sus ojos se cerraron.

¡Bill! —Se asustó el humano y se sentó a su lado, golpeando levemente su mejilla.

Tomi, estoy bien, sólo… muy cansado —Confesó el chico.

Está bien, duerme, yo te cuidaré —Con sumo cuidado lo metió bajo las sábanas y le acarició las rastas hasta que su respiración se hizo pesada— ¿Qué ha pasado mi pequeño?

Tom no quería imaginar lo que había pasado, él estaba seguro de haber oído a Bill trinar como un ave, y tal vez eso había ocurrido, su Bill era un ave y el destino quería llevárselo de nuevo, quería retornarlo a su forma natural, quería volverlo un canario nuevamente. ¡No! Él no podría perder a alguien importante otra vez, Bill era su amigo, su compañero, no podían apartarlo de su vida así como así, menos ahora que se había acostumbrado a su cuerpo, ahora que le deseaba de otra forma…

Después de una hora, Bill abrió sus ojos, quiso estirarse pero estaba fuertemente sujeto por los brazos de Tom.

Hey… —Le saludó.

Tomi… —Le miró profundamente—. Lo siento.

No lo estés, sólo júrame que no volverás a asustarme… me gusta tu trinar Bill, pero más me gusta oírte hablar —Bill abrió los ojos en extremo, lo habían descubierto.

Yo… no… no lo sé…

El corazón de Tom se encogió, nunca en toda su vida había visto dudar a su avecita, él siempre estuvo ahí, dispuesto a cantar para él, para alegrarlo, para hacerle feliz.

Bill… tú eres demasiado importante para mí.

¿Si? —Bill dudó—. Yo soy tu mascota.

Recuerda que somos más que eso —Le aseguró el trenzado.

Y si yo sólo quiero ser eso… tu mascota —Los ojos de Bill se aguaron.

¿Por qué lo dices? —Tom acunó el rostro del rastudo en sus manos, para que no dejara de mirarle.

Como ave, puedo volar, tú siempre me alimentas, me das de beber, limpias mi jaula, y canto alegremente, haciendo feliz a todos los que me escuchan, especialmente a ti —explicó Bill, sentándose de repente.

Lo siento Bill —dijo Tom sentándose a su lado y tomando sus manos.

¿Por qué lo sientes? —preguntó el otro mirándole con tristeza, después de todo, él quería seguir así con Tom, siendo un ave de día y humano de noche.

Porque he sido egoísta contigo, te he mantenido conmigo de esta forma humana, sin pensar en tus sentimientos… pensando sólo en mi tristeza, y no en la pena que también debes sentir tú al no ser tú mismo —Completó Tom acariciando dulcemente la mejilla del rastudo.

Pero no es eso… yo… me encanta estar contigo así… —Mostró su cuerpo—. Es sólo que… estoy confundido —Bajó la mirada.

Quiero hacer algo que sólo siendo humano puedo hacer, ¿me dejarás? —Bill le miró sin entender sus palabras y asintió.

Tom se acercó lentamente al rostro pálido del chico y unió sus labios con él. Bill instintivamente cerró los ojos y contuvo la respiración. El trenzado se alejó un poco para que ambos pudieran respirar y luego se acercó nuevamente y esta vez ayudado de su pulgar abrió la boca de Bill y penetró en ella con su lengua, ansiosa de probar aquello que ya llevaba días tentándolo. El ave, sintiéndose un poco conmovida, llevó sus brazos al cuello de Tom y se sujetó de él, dejándose mover por el suave y delicioso vaivén que le hacía experimentar una extraña sensación en su bajo vientre. No sabía que era, pero la sentía de manera muy agradable.

Al no verse rechazado, Tom recostó a Bill sobre la cama y ambos se ajustaron hasta que el trenzado quedó entre las piernas abiertas del rastudo. Tom pudo notar que estaba completamente excitado y eso le asustó y se separó un poco de Bill.

¿Tomi? —Se asustó el chico, pensó que estaba siendo rechazado, hasta que vio una sonrisa aparecer en el rostro de su dueño.

¿Te ha gustado? —Le preguntó y con suavidad, sin asustarlo, bajó su mano y la llevó hacia el miembro de Bill.

Mmm —Gimió el chico de rastas—. Sí Tomi… es maravilloso.

Lo sé… estar contigo es maravilloso —El ave lo miró y un rubor apareció en sus mejillas.

Quiero estar contigo Tomi, probar cosas nuevas cada día.

Hoy sólo dormiremos… tendrás que tomar una decisión mi amado Bill, cuando estés listo, te entregarás a mí por completo —dijo Tom serio, él quería demasiado a Bill como para aprovecharse de una situación así, esperaría… le dejaría decidir a él.

Gracias —respondió el moreno y se acomodó en los brazos del otro para tratar de pensar en todas las nuevas emociones que viviría con su dueño.

& 24 de Diciembre &

Finalmente Bill había tomado una decisión. Ese día había dado su último vuelo como canario, le trinó a las plantas con todo su corazón y entró de vuelta a la casa, lleno de una emoción nueva en su pecho. Había visto bastante televisión y ahora comprendía muchas cosas de los humanos, que antes no alcanzaba a comprender del todo con su pequeña mente de ave. Hoy estaba todo sumamente claro. Se esforzó mucho para volver a ser humano, esta vez sufrió físicamente el dolor, pero lo logró.

Escuchó el ruido que hizo el nuevo Cadillac negro de Tom y corrió a la cocina en busca de dos copas preparadas. Oyó el ruido de la puerta y su corazón comenzó a latir a mil.

¿Bill? —Oyó la ronca voz de su dueño.

Aquí Tomi —Gritó saliendo de la cocina con una pequeña charola.

Traje los presentes de Navidad —dijo mostrando la pila de paquetes que previamente había dejado en el piso—. Wow ¿Y qué celebramos cielo? —preguntó, robándole un beso.

Mi decisión Tomi —De pronto, el trenzado se paralizó.

¿Decisión? ¿Ya? ¿Estás seguro? ¿No quieres más tiempo? —En el fondo Tom estaba aterrado de que su pequeño Bill terminara aburrido de la vida humana y quisiera volver a la simplicidad de ser un canario blanco.

Estoy listo Tomi… sé que respetarás mi decisión y la aceptarás —comentó, frunciendo el ceño, cosa que preocupó aún más a Tom.

Lo haré aunque me duela cielo… Sentémonos —Así lo hicieron, Bill dejó la charola en la mesa.

Tomi yo… te amo —Los ojos del trenzado se llenaron de lágrimas, nunca antes se habían dicho algo así, ni siquiera sabía si Bill entendía el significado del amor.

Yo también te amo, pequeño —Asumió y sin poder evitarlo le robó un beso.

Y la única manera de amarte como corresponde es así Tomi, en esta forma humana, espero que me aceptes, porque de esta forma estoy mucho más limitado, hay muchas cosas que no sé hacer, que no entiendo y que me duelen… aquí —Mostró su corazón.

Bill cariño, yo te protegeré para siempre —Le abrazó fuertemente.

Debes hacerlo Tomi, porque le prometí a Tatiana que estaría contigo hasta el fin de nuestros días y debo cumplir mi juramento —Una hermosa lágrima cayó por su mejilla y el pulgar de Tom la sacó con suavidad.

Celebremos entonces —Ambos tomaron las copas y brindaron, bebiendo el contenido de ellas, Bill no pudo evitar soltar una carcajada.

Este líquido me hace reír.

Es champagne y sirve para eso, para poner feliz a las personas —Terminaron sus copas entre risas y miradas coquetas.

Luego de cenar, ordenaron los regalos bajo el árbol navideño y encendieron las brillantes luces de él. Se tomaron de las manos y se sentaron en el gran sofá a ver su trabajo. Tom no soportó más y levantó al pelinegro y lo puso en su regazo y comenzó a besar su cuello. Cientos de escalofríos hicieron estremecer al moreno, quien finalmente se dio vuelta y buscó con desesperación los labios de su dueño.

El beso fue delicioso, húmedo y caliente. Las manos de Tom se colaron bajo la playera que traía el moreno y con suavidad comenzó a explorar la tersa piel que se le ofrecía. Los gemidos de Bill no se hicieron esperar y eso sólo logró excitar aún más al trenzado.

Te haré el amor, pequeño —Le dijo Tom llevándolo como una novia hacia la habitación.

Sí… hazme tuyo… aunque siempre lo fui…

Te haré mío, con tu forma humana —Rió Tom y una vez dentro del cuarto, depositó a Bill con suma delicadeza en la cama.

Deja que me quite esto —dijo el chico y procedió a desvestirse, ante la lujuriosa mirada del trenzado— ¿Quieres que quite la tuya? —preguntó lo más sensual que le permitió su poca experiencia.

Lo que tú digas, mi amor —Bill serpenteó su cuerpo desnudo y con manos temblorosas quitó prenda por prenda de Tom, hasta dejarlo igual que él.

Oh Tomi, te amo tanto.

Lo sé… yo te amo igual.

Tendidos en la cama, Tom tomó el control y penetró a Bill con sumo cuidado tras haberlo preparado. Un gemido ronco salió de su garganta al sentir la presión que ejercía Bill en su cuerpo.

Oh Tomi… —Gimió el chico de rastas, quien por primera vez sentía el placer de esta manera tan carnal.

Siénteme Bill —Le pidió el trenzado, mientras le embestía una y otra vez aumentando la velocidad y la intensidad a medida que los gemidos aumentaban.

Oh Tomi… voy a explotar Tomi… —Jadeó Bill, próximo al clímax.

Lo sé… yo también… —Golpeó más fuerte y su estómago fue bañado por la semilla de Bill y al sentirse tan apretado, se corrió él mismo.

Su cuerpo se contrajo, nunca había sentido tanto placer en su existencia, nunca con ninguna mujer se había sentido así, y no se refería sólo al aspecto físico, de aquel orgasmo increíble, sino a la sensación de compañerismo que podía sentir con Bill, sabía que él jamás le dejaría y siempre estaría ahí para ayudarle y hacerle feliz.

¿Bill?

¿Si mi amor?

Canta para mí —Pidió con suavidad.

Sólo canto para ti. Nanana nanana nanana —Comenzó a tararear hasta que ambos se durmieron abrazados, sintiendo que esa sería la primera de muchas noches llenas de amor y pasión, y sin siquiera pensar que esa noche se habían entregado el mejor regalo de navidad, se habían entregado por completo al amor.

Mientras dormían, el cuerpo de Bill resplandeció y la brillante figura de un ave voló sobre ambos y se alejó de allí hacia la luna que brillaba en el cielo. Ya nunca más podría volver a ser un canario blanco, pero ya no lo necesitaba, ahora era humano, era el alma gemela de Tom y eso era insuperable.

F I N

Escritora del fandom

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