«I need you» Fic de Millah
Capítulo 11: Bienvenido a casa
-Parece que mis galletas tenían demasiado azúcar -comentó el pelinegro al verlo entrar.
No es mala, te lo dije ¿recuerdas?… creo que las cosas comenzarán a cambiar. Ahora te ayudaré a bañar y acostar a los niños.
Después de haberlos acostado Bill ya comenzaba a despedirse, Marla estaba por llegar y prefería no encontrarse con ella. Se acercó a Tom para besarle e irse de ahí pronto, aunque no quisiera, pues deseaba poder quedarse junto a él, hacer el amor nuevamente y descansar horas sobre su pecho. Pero eso no era posible, debía irse y volver a ese horrible motel en el que estaba pasando sus noches. Pero como era de esperarse Tom no le soltó, le abrazó con fuerza y le besó apasionadamente mientras lo apoyaba sobre la mesa de la cocina y se acomodaba entre sus piernas.
-No Tom… Marla está por llegar… detente aahh- gimió sin poderlo evitar tras sentir la lengua de su contrario lamer su cuello- Tomy…
-Quiero decirte algo -susurró contra su piel.
-¿Qué será esta vez?…mmm- volvió a gemir bajito.
-Quiero que vivas aquí -disparó Tom como si nada.
Bill abrió sus ojos como platos y de inmediato hizo a Tom a un lado -¿acaso estás loco?
-Es que no quiero que duermas en cualquier lugar, aquí tendrás una habitación lindísima y una cama blanda, la cual podremos usar cada vez que tengamos oportunidad- le guiñó un ojo.
-No digas tonterías Tom eso es muy arriesgado, cuando se entere Marla querrá matarme…
-Estaré yo para defenderte mi amor- le sonrió para luego abrazarle.
-No me pidas eso Tom, no puedo aceptarlo…
-Ah pero si puedes dormir en un motel de cuarta ¿verdad? -dijo Tom poniéndose de malas.
-No quiero discutir contigo Tomy, no me pidas eso por favor.
-Es que no te lo estoy pidiendo, te quedarás aquí y punto. Esta noche duermes allá y mañana te vienes a vivir aquí.
-No Tom, no lo…
-Fin del tema- le cortó Tom atrapando sus labios en un dulce y profundo beso.
-Siempre tan obstinado Señor Kaulitz- le dijo aceptando finalmente, sabiendo que no era una muy buena idea.
-Contra Tom no se puede ganar -hizo gestos de victoria con sus manos haciendo reír al pelinegro -además hay muchas personas que trabajan puertas adentro -comentó para despejar un poco la preocupación que notaba en su rostro.
Se besaron más profundamente y estaban a punto de ir más allá cuando sintieron el portazo que obviamente Marla había dado. Se separaron de inmediato y trataron de parecer inocentes, disimulando la despedida habitual mientras caminaban por el pasillo que daba a la salida, encontrándola murmurando algo acerca de un maldito profesor que le hacía la vida imposible. Tom no preguntó nada, no quería saber de sus problemas ni escuchar sus lloriqueos y sin pensárselo dos veces pasó por su lado y acompañó a Bill a la puerta, cerrándola tras de si para darle un pequeño beso en la boca a su ángel.
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Cuando volvió a entrar Marla le esperaba con la cara seria, seguramente le pediría la explicaron del porqué pasó de ella y le daría un latoso sermón. Pero aun así volvió a pasar de ella y caminó con rumbo al cuarto de sus maquetas. Allí le siguió la mujer y comenzó con un mar de preguntas en tono alterado, las que el rubio no contestaba.
-¡Te estoy preguntando por qué me has evitado! -volvió a preguntar por quinta vez.
-No quise perturbarte mientras maldecías a tu profesor -suspiró desganado.
-¡No te burles de mi Tom!… ¿qué te traes con ese idiota? ¡noté como le mirabas!
-Estás paranoica -dejó lo que estaba haciendo y salió para ir a tomar una ducha.
-¿Por qué me haces a un lado si todo estaba yendo tan bien?
-Las cosas nunca estuvieron bien y tú has cambiado muy tarde… demasiado tarde para serte sincero.
-¿Que quieres decir con eso?… ¿que ya no me amas?
Tom le dio la espalda y continuó su camino pidiéndole que bajara la voz o despertaría a los niños. Ella obedeció y le dejó entrar al baño, ya le esperaría en la habitación y allí hablarían con más calma.
Mientras le esperaba, Marla se tomaba una serie de pastillas que ella se había auto-recetado, unos calmantes para sus nervios. Las tragó y respiró hondo, luego se metió en la cama y le esperó mientras apretaba sus manos entre si y trataba de calmar sus nervios.
Mientras tanto Tom secaba sus rastas y se envolvía una toalla seca en la cintura, pensando si decirle ahora que Bill viviría con ellos, estaba alterada y talvez sería malo decírselo en ese estado, pero por otro lado terminaría de una vez con ese problema. Decidió decírselo.
Cuando entró en la habitación Tom no perdió el tiempo, se puso su pijama y se acercó a ella dejando varios centímetros de distancia, pidiéndole serenidad para lo que estaba a punto de contarle.
-Como muy pocas veces en esta casa, he tomado una decisión… -comenzó a decir Tom.
-No me digas- le interrumpió burlona.
-Bill vendrá a vivir con nosotros -soltó la noticia esperando lo peor.
-¡¿Me estás tomando el pelo?!- Marla dio un salto fuera de la cama y corrió hacia Tom, las pastillas parecían no surtir efecto en ella.
-No, él se ha quedado sin departamento y ha estado durmiendo en moteles…no me parece bien que…
-Estás loco… ¡por ningún motivo ese marica vendrá a vivir a mi casa! -le gritó empujándolo.
-Vendrá y punto -le dijo con firmeza- si te gusta bien y si no, pues la puerta esta abierta.
Marla no podía creer lo que acababa de escuchar, el hombre al que más odiaba viviría ahora bajo su mismo techo y ella nada podía hacer, pensaba que se volvería loca y eso la estaba matando por dentro. Comenzó a llorar sin poder contenerse, de verdad le dolía lo que estaba pasando y peor aún, sabía que si perdía a Tom no podría seguir viviendo. Su llanto desconsolado extrañó al rubio, era la primera vez que la veía llorar así, contra la almohada y sin exagerar… si de verdad sentía dolor en el corazón ya no había nada que hacer, pues como lo había dicho antes ya era demasiado tarde.
Decidió dejarla sola, tomó su almohada, una cobija y salió con rumbo a otra habitación, pero al estar a punto de abrir la puerta para entrar pensó que sería mejor dormir en el cuarto que usaba como taller, donde había pasado la tarde más linda e inolvidable de su vida. Se acomodó en aquel viejo sofá y respiró profundo, sintiendo como el aroma de Bill que aun permanecía ahí llegaba hasta lo más profundo de su ser. Aspirando ese dulce aroma se fue quedando dormido, cayendo en un sueño profundo, en donde no existía ninguna preocupación.
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El día siguiente llegó y con el, el miedo de Bill y la ansiedad de Tom que se fue al trabajo hecho un manojo de nervios, rogando al cielo para que el pelinegro no tuviese problemas con Marla o al menos no mas de los que ya tenia. No tuvo tiempo para hablar con ella antes de salir, se le había olvidado que era fin de semana y ni ella ni su hija tenían clases, preocupándose sin poder concentrarse en su trabajo decidió llamarle al celular que le había regalado para decirle que no era el mejor día para que se mudara a la casa, pero Bill nunca contestó.
Lo había apagado después de despertarse como lo hacía siempre, pues no tenía a nadie a quien llamar y ni siquiera sabía el número del nuevo celular de Tom.
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Con sus dos maletas a cuestas se paró en el umbral de la puerta, esperando a que fuera Tom quien le recibiera, pensaba que como se mudaría él le estaría esperando. Pero se equivocó, la persona que abrió la puerta era la que menos quería ver.
Marla se apoyó en el marco de la puerta y se cruzó de brazos mientras le miraba como si fuera un bicho raro.
-Tal parece que has conseguido lo que querías… quedarte en mi casa para siempre.
-No será para siempre, solo hasta que encuentre un departamento -explicó Bill para que olvidara esa exageración.
-Si claro.
-Es obvio que a usted esto no le gusta, pero de todas maneras le agradezco el dejar que me quede aquí.
La mujer no dijo nada pero en su rostro se dibujó la expresión de la ira, le dio la espalda y dejó la puerta abierta para que Bill le siguiera.
-Te mostraré tu habitación -dijo mientras se calmaba y sonreía maliciosamente.
Le llevó al final del pasillo del segundo piso, allí había una puerta, la más alejada de todas y era la única que no estaba pintada, incluso crujía al abrirla, el pelinegro sabía de sobra que Marla le jugaría una mala pasada. Le invitó a pasar y esperó a que estuviera adentro para encender la luz, entonces soltó una risa burlona mientras se paseaba de un lado a otro por esa sombría habitación.
-Es perfecta para ti, tan fea y sucia.
Bill dejó caer sus maletas cuando vio el desastre en esa habitación, realmente estaba horrible, sin terminar y muy sucia, las cortinas estaban apolilladas y polvorientas, sin duda no era para nada habitable, mejor estaba el motel.
Quiso salir de ahí corriendo, pero no le daría en el gusto a Marla que sin duda lo había hecho para eso, para que tomara sus cosas y no quisiera volver a poner un pie en su casa nunca más. En vez de eso comenzó a observar cada rincón, ideando como le haría para dejarla habitable para esa misma noche. Sin demora comenzó a recoger las cajas tiradas en el suelo y a meter en ellas las cosas que estaban desparramadas por ahí, descolgó esas horribles cortinas y las lanzó a la basura, se tomó casi toda la tarde pues estaba Marla en casa y ella se estaba «encargando de los niños» o eso se podía decir.
No alcanzó a terminar de limpiar cuando escuchó a Charlize gritar que había llegado su padre y una gran sonrisa se dibujó en su empolvado rostro.
– Hola Niky -saludó a su pequeño que estaba en los brazos de su madre -hola abejita… ¡ay! cuidado con mi cuello -se quejó cuando ella se colgó de el – vaya como pesas – jugueteó con ella mientras le besaba la mejilla.
-Será por la cantidad de galletas y pasteles que Bill les da a comer, Nicholas parece un cerdo- apuntó la mujer, que simulaba estar cansada de sostenerlo en sus brazos.
-Que tierno como te refieres a tu hijo- dijo molesto por el comentario – él no está gordo, solo bien alimentado… gracias a Bill que no solamente les da de comer dulces -lo buscó echando un vistazo alrededor- ¿y dónde esta él?
-Limpiando su «hermosa» habitación -rió descaradamente.
Tom se dio cuenta de que algo malo había hecho -¿limpiando? pero si yo dejé su habitación lista anoche.
-Que considerado de tu parte… se nota que te preocupa mucho.
-¿Que habitación le diste? -ignoró el comentario.
-La adecuada para él, la que está hecha un desastre.
Tom resopló, pero en vez de discutir con ella subió corriendo las escaleras y se dirigió a la habitación que aun faltaba terminar, allí le encontró de rodillas en el suelo recogiendo los pedazos de un vidrio roto.
-No toques eso, te puedes cortar- le habló en voz suave.
-Tom…-se levantó y le miró con los ojos llorosos.
-Lo se… perdóname por no estar aquí- le atrajo y le abrazó para consolarle.
-Te ensuciaré la ropa- sollozó en su hombro.
Tom le levantó el rostro y le dio un suave beso en los labios- sabes que eso no me importa -volvió a besarle, pero esta vez profundamente -te ves devastadoramente sexy así todo sucio- rió muy pícaro -esta noche te visitaré en tu nueva habitación, que no será esta -dijo observando la fealdad del lugar.
Le tomó de la mano y sin importarle si Marla les veía lo llevó a la habitación que él mismo había preparado la noche anterior. Una habitación iluminada, de un hermoso color marfil, con una gran cama y totalmente amueblada… eso si, alejada de la que compartía con Marla.
-Es hermosa, será una lastima dejarla cuando me vaya.
-No hablemos de despedidas Bill. Ahora ve a darte una ducha para que desempaques luego, yo te ayudaré.
Antes de que Bill saliera Tom le tomó del brazo y le besó apasionadamente hasta que tuvieron que recuperar el aliento -bienvenido a casa mi amor.
Continúa…
Al final no era nada grave lo que se le ocurrió a Tom, pero a pesar de no ser una muy buena idea, fue bastante linda ¿o no? *.*
Besos y muchas gracias por leer!!!
Ay a billyberto le pasan puras desgracias al menos está vez algo bueno está pasando 🫶