«I need you» Fic de Millah
Capítulo 13: El amor no siempre gana
Bill comenzó a buscar un departamento, salía a menudo buscando algo por el centro y leía todos los anuncios posibles para encontrar uno a la brevedad y poder largarse de ahí lo más pronto posible, ya había asumido que había cometido un gran error al instalarse en esa casa y ya le costaba trabajo aguantar los insultos y los comentarios dolorosos que hacia Marla, además comenzaba a tenerle miedo, los cambios de actitud ya eran pan de cada día y rara vez Tom la podía controlar.
La mañana comenzó con los gritos despavoridos de la mujer, que despertaba a Charlize como si fuera un soldado.
-¡Ya levántate niña floja o llegarás tarde a la escuela! -le gritó haciéndola despertar asustada.
Comenzó a lanzarle la ropa para que se vistiera y luego bajó para prepararle el desayuno. Bill se levantó apenas escuchó los gritos de Marla y corrió apara ayudar a la niña a vestirse. Desde que Marla estaba en casa él ya no podía pasar casi nada de tiempo con los niños pues ella se lo había prohibido y no estando Tom, no podía hacer nada para impedirlo, solo aprovechar cuando ella no estaba cerca.
-¡¿Cuánto tiempo tengo que esperar para que bajes a desayunar?! -gritó desde abajo, esta vez Tom la pudo escuchar.
Salió de su taller y le vio parada en el primer escalón – ¿por qué son los gritos?
-Vaya, apareció el papá pervertido –bufó con sorna.
-No empieces ¿quieres? –pidió Tom con voz cansina.
Ella solo le miró con desprecio y luego volvió a la cocina, en donde estaba Nicholas sentado en su sillita tratando de comer solo. Tom entró después de ella y miró a su pequeño tratando de llegar con la cuchara llena a su boquita, fallando en sus tiernos intentos.
-Marla, a Nicholas aun le cuesta comer solo.
-Ya tiene un año, lo suficiente como para que coma solo y deje los pañales.
-Aun es un bebé… sabía que esto de que te quedaras en casa era un terrible idea- le dijo mientras comenzaba a darle la papilla al pequeño.
-Preferirías que estuviera lejos, así podrías hacer cuento quisieras con…
-Ni se te ocurra meter a Bill en esto- le interrumpió.
En eso, Charlize entraba acompañada de Bill con sus ojitos notoriamente llorosos, quien al ver a su padre corre hacia él y le abraza para que le consuele. Pues cada mañana es lo mismo, su madre la despierta gritando y no tiene ni una pizca de sensibilidad con ella ni con su hermanito. Ya la niña no soportaba estar cerca de su propia madre.
-¿Qué tienes cielo?… ¿por que lloras? -le preguntó al sentirla temblar en su brazos.
-Grandioso -resopló Marla al saber lo que venía, pues sin que la niña le explicara nada, él ya se lo podía imaginar.
Tom dejó a Charlize en los brazos de Bill y este salió inmediatamente de la cocina.
-¿Hasta cuando seguirás perturbando a Charlize? desde que estás aquí, ella se lo pasa llorando. Lo único que haces es gritarles a ella y a Nicholas ¡no se para que mierda te quedaste aquí!
-Para hacerte la vida imposible- le respondió con malicia.
Tom respiró hondo, apretó sus puños para tratar de calmarse pero ya no pudo más. Esa mujer lo tenía harto, se acercó a ella y le dio una fuerte cachetada dejando atrás toda su repulsión por la violencia, pero es que ya no soportaba más su enferma forma de ser, la odiaba con toda su alma y estuvo dispuesto a ir más allá, darle un golpe más duro. Pero Bill entró en la habitación al escuchar el llanto de Marla y le detuvo antes de que el asunto pasara a mayores.
-¡No Tom! -le gritó sosteniendo con fuerza su mano.
Lo que Marla aprovechó para escapar y correr a encerrarse en su habitación, en donde lloró amargada por lo que acababa de ocurrir. Abajo Tom intentaba tranquilizarse sumido en el abrazo firme de Bill, pues estaba decepcionado de si mismo por lo que acababa de hacer.
Ese día ni Tom ni Charlize asistieron a sus obligaciones, se quedaron en casa para calamar un poco los ánimos que todos tenían por el suelo salvo el pequeño Nicholas que a su favor nada entendía de todo lo que estaba pasando. Tom pensaba en algo que pudiera hacer para alejarse de Marla pero la verdad era que no tenía idea de cómo alejarla de sus vidas. Irse junto a Bill y los niños era una opción, pero conseguir una casa en poquísimo tiempo sería algo difícil. Lo consultó con Bill y entre los dos decidieron que lo mejor era eso, irse de esa casa para terminar de una vez con todo ese absurdo sufrimiento. Comenzarían a buscar una casa cómoda para los cuatro y finalmente poder ser felices.
Los días pasaban y aun les era imposible conseguir una casa que les acomodara, solo encontraban casa disponibles fuera de la cuidad o demasiado alejadas del trabajo y la escuela. Tampoco estaba dispuesto a levantar a Charlize a las cinco de la mañana para que viajara dos horas a la escuela y viceversa. Y una vez más sus planes se fueron a la mierda, tendrían que seguir allí esperando a lo que el destino les deparara.
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Así pasaron dos meses más. Tom no podía faltar al trabajo tan seguido y Bill había salido con Nicholas a comprar leche y pañales.
Marla estaba sola en casa, pero una llamada de la escuela de Charlize la hizo salir a buscarla. Le había subido fiebre y la profesora prefirió que se fuera a casa a descansar. Pero en el camino de regreso a casa, la pequeña vomitó sobre su ropa así que Marla tuvo que darle un baño.
-Ven que te peinaré… hoy te haré dos colas y te pondré unas hermosas cintas verdes…
-Pero no me siento bien, solo quiero dormir…
-Tonterías, ya te vez mejor –dijo la mujer tomando el cepillo de peinar –cuando te pongas esas lindas cintas verdes…
-No me gusta el color verde mamá -mala opinión, ese comentario hizo que su madre se molestara.
-Lo se, pero las usarás de todos modos.
-¿Por qué? –sollozó la pequeña.
-Porque yo lo digo.
-Pero…
-Sin peros…y si dices otra palabra…
Marla siguió peinándola, irritándose cuando la niña le pidió que no jalara tanto de su cabello porque le dolía.
-No te quejes, ya estás grandecita para soportar el dolor.
-Solo tengo cinco años…y me duele…auu… me duele porque no me pusiste acondicionador…auu…me duele… -se quejaba tras lo tirones que Marla le daba.
-Si sigues quejándote te juro que te cortaré el cabello, así que será mejor que te calles- le amenazó mientras le jalaba con más fuerza, haciéndole sufrir intencionalmente, causando que la niña llorara de dolor.
-¡Por favor ya no me peines! ¡Me duele mamá! –no pudo evitar pedir entre sollozos.
-¡Estos malditos rizos!
-¡Ya mamá! ¡Detente por favor!
Marla dejó caer el cepillo y jaló a su hija por el brazo, furiosa porque no hacía lo que le pedía, que no se quejara. Cumpliría su palabra, le cortaría el cabello.
Mientas la llevaba arrastrando a su habitación Simone entraba a la casa, silenciosa como siempre y se extrañó al escuchar el llanto desesperado de su nieta, no se podía imaginar que o quien podría haberla hecho llorar de esa manera. Subió las escaleras lo más rápido que pudo, buscándola primero en su habitación y no encontrándola, siguió con la alcoba principal y allí encontró a Marla cortándole el cabello a Charlize. Horrorizada por la acción de la mujer se abalanzó sobre ella y la empujó a un lado alzando a su nieta en sus brazos tratando de consolarla. Pero no pudo, pues al ver la gran cantidad de cabellos en el suelo también se había puesto a llorar.
-¡¿Cómo has podido hacerle esto a tu hija?!
-Se lo merecía por desobedecerme- escupió levantándose del suelo.
-No puedo creerlo… ¿les has cortado el cabello porque no te ha obedecido?
-¿Hubieras preferido que la golpeara? – habló como para bajarle el tono a la situación.
Simone estaba traumada, a su cabeza venían ahora el arrepentimiento y la culpa. Arrepentimiento por no haber querido darse cuenta de que Marla era un monstruo, una mala madre y una pésima mujer para Tom, culpa de no haber apoyado a su hijo cuando este se lo pidió. Las cosas estaban tan claras para ella ahora. Tanto tiempo perdido aferrándose a sus tontas creencias y moralidades que había dejado de lado el amor por su propia familia, les había dejado solos y sin apoyo. Lloraba aferrada a Charlize, quien solamente le pedía que la alejara de su madre.
Por primera ves hizo caso a su nieta y salió con ella para llevarla su casa, pero al tomar su bolso vio la puerta abrirse, vio a su hijo asomarse y corrió hacia él no pudiendo evitar llorar al tenerlo frente a ella.
-¿Mamá por qué lloras?… ¿qué ha pas…? -se quedó mudo al ver que su hija tenía el cabello corto y parecía que se lo habían cortado con un cuchillo al ver los mechones que colgaba disparejos -¿que le ha pasado a Charlize? -preguntó alterado.
-Ha sido Marla… ella…
Tom le entregó de nuevo a Charlize y subió corriendo las escaleras. Sabía que Marla estaba encerrada en su habitación así que pateó la puerta y corrió enfurecido hacía la mujer que estaba sentada en la cama balanceándose con la mirada perdida en la nada, su cabello estaba esparcido por el suelo, incluso hilos de sangre corrían por algunas partes de su cabeza.
-¿Qué has hecho Marla?… ¡que mierda pasa contigo! -le gritó sacudiéndola con brutalidad al ver que ella no le contestaba -¡responde maldita sea!
-¿Lo ves?- preguntó ella aun con la mirada perdida -somos iguales…Charlize y yo somos iguales…
-¡Ella no es parecida a ti ni lo será jamás!… ¡¿entendiste maldita loca?! -le gritó tomando su cara con sus manos para que le mirara a los ojos. Pero ella seguía perdida.
-Ya no hay caso contigo maldita loca…solo estoy perdiendo mi tiempo – salió dejando la puerta abierta.
Abajo se escuchaba una conversación, era claramente la voz de Bill y la de Simone, ella le estaba explicando lo que había pasado. Bill dejó a Nicholas en los brazos de su abuela para consolar a la niña o al menos tratar, porque Charlize estaba inconsolable.
-Ya verás como no demora en crecer de nuevo -le animaba mientras la abrazaba.
-¿Crecerá rápido? -preguntó la niña sollozando.
-Demorará un poco cielo, pero…
-¿Dónde demonios estaba tu? -le interrumpió Tom sorprendiéndolo por el tono que había empleado.
-Salí con Nicholas a comprar leche y…
-Mira a mi hija-le ordenó mientras acariciaba su cabecita -¡mírala!
-Tom… – Simone intentó calmar a su hijo.
-Tu no te metas –la detuvo Tom, dirigiéndose luego a Bill -¡Esto no habría pasado si tu hubieras estado aquí! -le gritó enfadado.
-¿Me estás culpando a mi? –Bill no se lo podía creer.
-¡Tu deber es estar aquí, en la casa…y no andar por ahí de compras! -le gritó sacudiéndolo por los hombros.
-Nicholas necesitaba leche y pañales… y Charlize estaba en la escuela –intentaba explicarle Bill.
-¡Si hubieras estado aquí esto se podría haber evitado! –seguía gritando Tom.
-¡No soy un puto adivino! –Bill perdía ya el control.
-Tu deber es estar aquí, para eso te pago…
-¡Y tu deber es cuidar de esa loca del demonio! Es la madre de tus hijos después de todo –le escupió Bill- y para que lo sepas, me pagas para ser niñero, no un esclavo.
-Papi… -comenzó a explicar Charlize –no es culpa de Bill, yo me puse mala en la escuela y mamá tuvo que ir a buscarme… por favor no pelees con él.
-Tú no entiendes hija, por favor no digas nada.
-Eres un cabeza dura Tom –intervino nuevamente Simone – echaras todo por la borda si sigues actuando como idiota.
-Ya te dije que no te metas –la mandó a callar.
-¿Sabes qué? –dijo Bill ya cansado de escucharlo – si me vas a culpar a mi de lo que pasó, te puedes ir yendo a la mierda porque no voy a aguantar que me trates de esta manera tan…
-¡Claro que es tu culpa!… ¡si hubieras estado aquí…!
-No tengo que escuchar esto Tom…me voy- dijo con firmeza.
-¿Te vas?…claro, lo más fácil es huir de los problemas… cometes un error y te das cuenta de que ellos no te importan en lo absoluto –dijo refiriéndose a sus hijos.
-Ellos son muy importantes para mi…y mi único error fue haberme involucrado con un idiota como tu -dijo subiendo a su habitación dejando a todos sorprendidos.
Una vez allí comenzó a empacar sus pocas pertenencias y en menos de una hora ya estaba abajo despidiéndose de los niños mientras Tom y Simone les observaban sin decir una sola palabra.
Tanto ella como su hijo no podían creer la decisión tan apresurada que había tomado el pelinegro.
-¿No vas a hacer nada Tom? –preguntó Simone, asustada de que sus nietos quedaran a la deriva.
-¿Y que quieres que haga?…si él quiere largarse pues que lo haga -dijo conteniendo las lagrimas que luchaban por salir.
-¿Ese es el gran amor que sientes por él?- le preguntó indignada.
Tom la miró extrañado, ¿su madre hablándole del amor que sentía por Bill?, demasiado increíble.
-¿Tu hablándome de amor?…si tu eras una de las que lo odiaba, junto con la loca que está arriba.
-Me he dado cuenta de muchas cosas, tarde talvez, pero lo he hecho y he comprendido que…
-Mamá no me vengas con eso ahora porque ya es tarde, Bill se va y punto- le dijo dolido y con una lagrima porfiada que bajó por su mejilla – cuida a los niños cuando él se vaya…estaré en mi taller- le pidió caminando apresurado, dejando salir el llanto que apagó con una almohada al cerrar la puerta..
Simone se acercó al pelinegro y tocó su hombro con suavidad. Él dejó de abrazar a Charlize y se levantó para hablar con ella.
-¿Tienes que irte? -preguntó sabiendo de antemano la respuesta.
-No puedo quedarme si él comienza a desquitarse conmigo. A Marla se lo aguataba porque ella me da igual…pero a Tom lo amo y no creo poder soportar que me vuelva tratar así… ¿como podía adivinar lo que iba a pasar?
-Lo se, creo que está sacando afuera todo su odio y dolor retenido todos estos años.
-Pero no debió desquitarse conmigo, no conmigo…-dejó caer lagrimas de dolor.
Simone le miró conmocionada, preguntándose en silencio por que no vio antes lo maravilloso que era Bill, maldiciéndose por lo estúpida que fue.
-Bill…se que es tarde para decirte esto pero… ¿podrías perdonarme por haber sido una bruja contigo?, me da mucha pena y vergüenza que haya tenido que pasar esto para darme cuenta de cómo son realmente las cosas, de lo bueno que eres y de cuanto te mereces que estos niños y mi hijo te quieran -le dijo sonriéndole mientras dejaba caer unas lagrimas sinceras.
-Que dilema Simone…por la misma razón que usted finalmente me acepta, es por la que he perdido a Tom. Pero le agradezco mucho que haya podido ver su error. Bueno -suspiró- ya me voy, no puedo perder tiempo.
-Te deseo mucha suerte Bill… por favor perdona a mi hijo, se que este asunto con Marla lo tiene muy mal.
Bill no dijo nada, les dio un último beso a los niños y tomó sus maletas para salir de la casa en la que tantas tristezas y alegrías había vivido, ahora ya esa etapa había terminado y tenía que volver a empezar de cero.
Desde la ventana de su habitación, Marla veía a Bill marcharse, riendo ante la idea de que finalmente ella había ganado. Por fin los había separado… después de todo su plan no resultó nada de mal.
Continúa…
Gracias por leer, besos!!