I need you 3

«I need you» Fic de Millah

Capítulo 3: ¿Celosa?

Emocionado por conocer a la familia de Tom y sorprendido por la fachada de la casa, Bill siguió a su jefe dentro de esta, asombrándose aun más al ver la elegancia que poseía la casa más hermosa que había visto en toda su vida.

-Su casa es hermosa- le dijo tocando una bella fuente situada en una esquina de la sala.

-Gracias, la diseñé yo mismo- agradeció orgulloso por el cumplido de Bill.

El pelinegro le siguió hasta la cocina, en donde por fin se encontró con la familia de Tom, entró detrás de él y esperó por ser presentado. Observando con ternura como el de rastas saludaba primero a sus hijos y extrañándose al ver que no había compartido un beso en la mejilla siquiera con su mujer, nada, ni siquiera un saludo, no había imaginado que las cosas estuviesen tan mal.

-Marla, quiero que conozcas a la persona que cuidará de los niños.

La mujer no se había percatado de que había otra persona en la habitación, al verle de pie y muy nervioso no hizo más que soltar un bufido -pff ¿y esto fue lo mejorcito que encontraste?…bueno en realidad a mi me da lo mismo.

-Por favor no seas grosera -le pidió Tom, avergonzado de la actitud de la mujer- él es Bill, y como tu ya te diste cuenta ella es Marla.

Al ver que ella no daba indicios de querer saludarle, el pelinegro se acercó y estiró su mano, esperando recibir la de Marla, pero ella no la aceptó- eres raro, creí que eras una mujer, ¿acaso eres gay?.

Bill no contestó a la pregunta, en su lugar se sonrojó y sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo entero, tembló ante la frialdad de esa odiosa mujer.

-Eres gay -afirmó Marla- se te nota -luego miró a Tom -¿has contratado a un marica para que cuide a tus hijos?…me sorprendes Tom, nunca lo pensé de ti, que siempre estás preocupado por el bienestar de est…ellos.

– No quiero que le faltes el respeto a Bill, y es por el bienestar de mis hijos que precisamente  le he contratado – dijo parándose junto al pelinegro y poniendo una mano en su hombro- estoy seguro de que él les cuidará muy bien y que hará por ellos lo que tú no has hecho nunca.

Marla le lanzó una mirada llena de odio y desprecio a Bill, luego se retiró de la cocina rozando bruscamente al pelinegro, haciéndole perder el equilibrio, pero Tom fue más rápido y le detuvo antes de caer.

-Gracias…por todo -dijo el pelinegro aun sujeto del brazo de Tom.

-Por nada- le sonrió el de rastas.

-Siento mucho no haberle dicho que soy…

-No te preocupes por eso, es tu vida personal, tu has venido a cuidar a mis hijos y eso es lo único que me importa…ahora ven a conocer a los niños.

Ambos se sentaron al rededor de la mesa, en donde los niños habían presenciado toda la situación, el menor claro, no entendía nada, pero la niña captó de inmediato que la llegada de Bill a la casa cambiaría muchas cosas, ella había visto el ángel en él, pero también comprendió que los problemas se harían más grandes, pues su madre ya había dejado en claro que el niñero no le había gustado para nada.

-Ella es mi abejita, Charlize… le digo así porque le encantan esos insectos jaja, siempre se disfraza de abeja, tiene unos diez trajes diferentes.

Bill le sonreía a la pequeña y ella le miraba sonrojada, desbordando una ternura que hacía al pelinegro estremecer -hola Charlize, ¿te puedo llamar Liz?- le preguntó tomando su manita y agitándola suavemente.

La niña asintió con la cabeza y le regaló otra linda sonrisa -¿y cómo te puedo llamar yo?.

-Amm…- pensó el pelinegro sin decidirse.

-¿Te puedo llamar Billy?.

-Claro, mis amigos me llaman  así.

-¿Eso quiere decir que somos amigos?.

-De ahora en adelante seremos muy buenos amigos- le aseguró el pelinegro acariciando su rubio cabello, haciéndole sonreír.

Tom miraba la escena y se sobrecogía, muy pocas veces había visto a su hija contenta y presentía que comenzaría a verla a si muy  seguido.

Después fue el momento de presentarle a su bebé, quien estaba todo manchado de comida y jugaba con ella, lanzándola  lejos de su plato, dando tiernos grititos de emoción como si eso fuera lo mejor de la vida.

-Y él es Nicholas, es muy juguetón y risueño. Le encanta que lo alcen, que le hagan cosquillas en la pancita y que le canten, si le cantas se quedará dormido en poco rato, aunque tendrás que acunarlo en tus brazos mientras lo paseas…

-Vaya, por lo que me dice tu papá, eres un niño muy inquieto -le dijo al pequeño, mientras le limpiaba la boquita y este le sonreía como si le conociera de mucho tiempo.

Al ver esa escena, Tom no dudó en que no podía haber encontrado a alguien mejor para cuidar de sus hijos, más aun cuando Nicholas alzó sus bracitos para que Bill lo tomara en los suyos, quien comprendió al instante y no dudó en hacerlo, ni tampoco tuvo miedo de mancharse su ropa, como lo hacía su madre, la conexión entre sus pequeños y el pelinegro era increíble.

Se quedaron un rato más para aclarar lo detalles del contrato de Bill, los día que tendría libres etc. Ya con todo listo, Bill comenzaría a trabajar al día siguiente, Tom no le puso reglas, solo que Charlize hiciera sus tareas, que comieran saludable, no muchos dulces y que cepillara sus dientes. Para Nicholas le pidió que lo alimentara saludablemente y le diera de comer frutas, nada más, lo demás quedaba a disposición del pelinegro.

Luego de la charla y explicarle como se manejaban las cosas en la casa, el de rastas de ofreció para ir a dejarle a su casa, a lo que él se negó rotundamente pues no quería causarle problemas con su mujer, ignoraba por completo que a ella le daba lo mismo si Tom salía o entraba, si iba o venía, a pesar de su insistencia, Bill no aceptó , entonces Tom se ofreció por lo menos a llamar un taxi para estar seguro de que el pelinegro llegara bien a su departamento. Se despidieron de manos hasta el siguiente día.

.

A las 8:00 en punto el pelinegro tocó el timbre de la casa de los Kaulitz, siendo recibido por Tom, quien le miraba con una blanca sonrisa y le invitaba a pasar.

-Estoy sorprendido, eres muy puntual- le dijo mientras caminaban a la cocina.

-No quiero llegar tarde a mi nuevo trabajo, y después me despida por eso.

-Yo no te despediría por eso, siempre y cuando no se volviera costumbre- le sonrió.

Una vez allí, Tom terminó de limpiar a Nicholas y le pidió a Marla que lo cuidara mientras él dejaba a Charlize en la escuela, Bill se extrañó, pues se suponía que él estaba allí para cuidar de el pequeño, no entendía por qué ella debía encargarse de él, pero Tom aclaró su duda al ver la expresión que había puesto el pelinegro.

-Hoy me acompañarás, para que conozcas la escuela de mi abejita y puedas recogerla en las tardes, ese era el deber de su madre- miró a Marla de reojo -pero como ella iniciará sus estudios, tendrás que ser tu el que se encargue de eso.

Bill asintió y suspiró, por un momento creyó que la mujer había desistido de estudiar y tendría que pasar el tiempo con ella, que de seguro sería algo realmente fatídico.

De camino a la escuela, Tom le explicaba más cosas y le ponía al tanto de otras.

-Marla no estará mucho en casa…no tienes que preocuparte por eso.

El pelinegro le miró como si no supiera a lo que Tom se refería.

-Vamos, vi tu expresión en casa y no te culpo.

-Lo siento, espero que ella no se haya dado cuenta.

-A ella le da lo mismo lo que la gente piense, pasa de los demás…pero no siempre fue así ¿sabes?…oh lo siento, supongo que no te interesa escuchar la historia de amor de tu jefe…

Bill notó que Tom se ponía algo nervioso y que quería y necesitaba sacar afuera algo que le oprimía el pecho -puedo escucharlo… si usted quiere- le miró dulcemente.

Tom le dedicó una amplia sonrisa, sintió que quería contarle todo lo que le pasaba a Bill, pero se acordó que en el asiento trasero estaba su hija y había cosas que eran muy tristes para que ella las supiera.

-Me gustaría contártelo… y lo haré, pero cuando estemos solos.

El pelinegro asintió, comprendió al instante a que se refería con eso.

-Ok, ya llegamos.

Tom se bajó primero, luego atentamente abrió la puerta de Bill para que este bajara y por último ayudó a su pequeña a quitarse el cinturón para bajarla. Al entrar a la escuela Tom le mostró la sala de la pequeña y lo presentó a la profesora, quién estaba fascinada por la apariencia de lo que al principio creyó que era una mujer, pero agradecida de que por fin la niña tendría otro apoyo, pues sabía de la situación con su madre.

Luego de dejar a la niña, se pusieron en marcha a casa para que después Tom se fuera a su trabajo, en el camino tuvo la oportunidad de contarle los aspectos de su vida al pelinegro, creando un lazo más amigable con él y dándole la oportunidad de que él también le confiara su vida cuando lo quisiera o lo necesitara.

-De mi vida no hay mucho que contar- continuó la conversación el pelinegro.

-Vamos, algo debes tener para contar.

-En serio, nada especial…mi madre murió cuando yo nací y mi padre se volvió a casar hace algún tiempo, no tengo hermanos…

-¿Amigos?… ¿alguien especial en tu vida?…oh discúlpame por favor, creo que me tomé mucha confianza- se sonrojó, sonriendo tímidamente.

A Bill ese gesto le pareció de lo más tierno, por su cabeza pasaron miles de pensamientos en torno a Tom, era gentil, atento, buen padre, había sido un buen novio y para que decir que era muy guapo, no comprendía por qué su mujer le rechazaba, si él lo tuviera a su lado de seguro aprovecharía cada segundo para hacerlo feliz, cada segundo…

-Bill, te estoy hablando- agitó una mano en su cara para distraerlo.

-Discúlpeme, estaba pensando en…no importa.

-Ya llegamos-detuvo el auto y nuevamente abrió la puerta para que Bill bajara.

-Muchas gracias.

-Ammm, Bill…muchas gracias por escucharme, de verdad necesitaba hablar con alguien.

-No tiene nada que agradecer, puede contar conmigo para lo que quiera.

Tom sonrió ante ese ofrecimiento, sonrojándose y haciendo sonrojar al pelinegro, al darse cuenta de la forma en que lo había tomado su jefe, su dulce jefe.

 -Aquí están las llaves, estas son tuyas, para que no tengas que esperar a que te abramos la puerta- le ofreció el de rastas.

-Ok.- las recibió rozando levemente su mano.

-Y otra cosa  -le miró fijamente -no me trates de usted, tenemos casi la misma edad, dime Tom por favor.

-Pero…

-Solo Tom.

-Está bien…Tom.

-Así me gusta, nos vemos más tarde… ¡pasa un buen día!- exclamó subiéndose a su auto.

Bill le sonrió y metió la llave en la puerta, sin darse cuenta de que Marla les había observado desde que escuchó el auto, para ella ese trato no era normal entre un jefe y su empleado, algo en su frío corazón le había calado hondo, una extraña sensación recorrió su interior, estaba molesta, talvez celosa y no estaba dispuesta  a dejarlo pasar.

Continúa…

Gracias por leer!!!

Escritora del Fandom

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