Notas: Como ya todos sabrán yo soy una cursi total, me gusta el drama, el romance y también el lemon, pero siempre me voy por lo más tierno, este fic no es la excepción y si lo leen se encontrarán con cantidades de ternura, de amor y ya más avanzado el fic, con mucha pasión jiji.
Este fic también es viejito, porque hace tiempo no escribo nada pero mientras se acumulan ideas y ganas de volver a hacerlo les dejo estas historias que escribí con tanto amor.
Espero les guste!!! Besos.
«I need you» Fic de Millah
Capítulo 1: No hay amor
Cada mañana era lo mismo en la casa de los Kaulitz, nunca podían desayunar sin una discusión de por medio, los dos hijos de la pareja presenciaban siempre las discusiones que mantenían sus padres, el más pequeño de un año no comprendía nada, pero su hermanita mayor de cinco años sufría por los incontrolables ataques de histeria de su madre y los continuos maltratos que ella le infringía, incluso a su padre, un hombre bueno y un excelente y cariñoso padre. La pareja era joven, ambos tenían veinticinco años, fueron padres siendo muy jóvenes y sin haberlo planeado, él lo tomó bien, con miedo al principio porque aun no terminaba su carrera, pero acostumbrándose luego al ver crecer el vientre de la mujer que más amaba, hasta entonces. Sin embargo ella nunca se pudo perdonar por no haber tomado precauciones, ya que tuvo que dejar su carrera de Derecho para poder encargarse de su hija, eso la marcó a tal punto que llegó a culpar a su bebé de todo lo que le había pasado. Viendo como Tom se graduaba de Arquitecto, mientras ella se tenía que matar cuidando al bebé que nunca deseó y que había arruinado su futuro.
-¡Ya no soporto más esto!…!mírame, estoy arruinada!, ¡quiero salir de aquí, quiero terminar mis estudios!- gritaba histérica haciendo un escándalo innecesario, provocando el llanto de sus hijos.
-Marla por favor no grites, asustas a los niños -decía Tom con voz suave, abrazando a sus pequeños para intentar calmarlos.
-¿Y qué?… ¿solo ellos te importan?, ¿ y yo qué?
-No hables así, es obvio que ellos me importan, ellos están primero que todos y ya no quiero que te refieras a nuestros hijos de esa forma…
-¿De qué forma?
-Como si les despreciaras, son tus hijos, los tuviste en tu vientre…
-¡Cállate, no quiero recordar esos terribles momentos!
Tom la miró con desilusión, desde que su hija Charlize nació, la personalidad de Marla había cambiado mucho, nunca fue una madre afectuosa ni dedicada y se había desligado casi totalmente a la relación que mantenía con él, prácticamente eran un par de desconocidos, solo compartían la cama para dormir. Pero todo empeoró aun más cuando por una debilidad y otro descuido de la vida, se enteró de que sería madre por segunda vez, al principio quiso abortarlo pero tras muchos intentos incesables suyos para que lo tuviese, la convenció, con la condición de que sería él o alguien más quien se encargara de cuidarlo, pues ella quería retomar sus estudios. La cuestión fue que no pudieron conseguir a alguien que cuidara de los niños a tiempo completo y ella no tuvo más remedio que posponer sus planes y encargarse de seguir criando a Charlize y ahora al pequeño Nicholas.
-Es mejor que esta discusión se termine aquí, ya se me hace tarde y Charlize llegará atrasada a la escuela- Tom secó las lagrimas de su pequeña y le ayudó con su abrigo y su mochila, luego besó a Nicholas y se dispuso a salir con rumbo a su auto.
-Encárgate de poner otro anuncio para una niñera, o tus hijos tendrán que cuidarse solos, porque yo retomaré mis estudios y nadie me lo va a impedir- escupió como veneno la mujer, deteniendo a Tom frente a la puerta.
-Lo haré, encontraré a una persona buena que se encargue de mis hijos…ya que no pueden contar con su madre -abrió la puerta y salió, preocupado por el destino de su dos pequeños.
Después de dejar a la niña en la escuela y aunque ya estaba atrasado, decidió pasar a una imprenta para poner un nuevo aviso para una niñera que estuviera disponible a tiempo completo, la paga era buena y no pedía que hiciera limpieza, solo dedicarse al cuidado de sus hijos. Luego de eso y con la esperanza de por fin encontrar a alguien se fue a su trabajo.
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Sentado en la banca de un parque se encontraba un pelinegro, con una expresión clara en su rostro de preocupación, había buscado trabajo casi todo el día y no había tenido nada de suerte. Hacía dos meses que se había quedado sin trabajo y debía pagar el alquiler de su pequeño departamento, o de lo contrario sería echado a la calle, y no tenía a nadie a quién recurrir. Su padre que era su única familia se había vuelto a casa por segunda vez, con una mujer que le odiaba y había puesto a su padre en su contra, cegado por la juventud y los placeres que esta arpía le proporcionaba.
Entonces sin el apoyo de su padre, se vio solo y con diecinueve años salió a valerse la vida por si mismo. Trabajando en todo lo que encontrase, su último trabajo fue de mesero, ganaba lo suficiente como para pagar el alquiler y comer, pero para él eso era más que suficiente. Pero su mala suerte se hizo notar dos años después al quedar sin trabajo porque el club donde trabajaba había quebrado.
Ya no sabía donde más buscar, había recorrido casi todos lo lugares y nada, estaba cansado, tenía frío y hambre, tenía ganas de llorar pero se contenía .Hasta que la brisa fría de la noche, hizo que escuchara el sonido de unos papeles agitándose, miró a su lado y vio un periódico, lo tomó y miró la fecha, era de hace dos días atrás, se levantó con el en su mano para tirarlo al cesto de la basura, pero antes se le ocurrió ojearlo, tal vez habría algún anuncio, lo que fuera lo tomaría con tal de no quedarse en la calle. Buscó la pagina de anuncios y recorrió con su dedo hasta que encontró uno que había sido publicado hace exactamente dos días y que le había llamado mucho la atención, al principio se acomplejó pues se requería a «una niñera» y él era obviamente un varón, pero tenía las aptitudes, adoraba a los niños, era tierno y muy paciente y estaba en contra de todo maltrato hacia los infantes, ya fuera psicológico o físico, eso no cabía en su forma de vida. Buscó en sus bolsillos y vio que solo tenía unas pocas monedas, cruzó los dedos y caminó hasta un teléfono para preguntar por el aviso.
-Buenas noches, discúlpeme por la hora…me preguntaba si el trabajo de niñera ya ha sido ocupado- preguntó el pelinegro con su dulce y suave voz.
-No, aun está disponible, ¿te interesa conversarlo?- preguntó la voz de un hombre.
-Por supuesto que si, ¿puede ser mañana?
-Si, ¿te parece bien a la una treinta de la tarde?
– No hay problema, solo dígame su dirección…
-Amm te daré la dirección de mi trabajo, ese es mi horario de almuerzo, solo pregunta por Tom Kaulitz, yo dejaré un aviso para que te dejen pasar ¿ok?
-Ok, hasta mañana- se despidió el pelinegro.
-Hasta mañana- se despidió Tom.
Al colgar el teléfono, el pelinegro respiró hondo y rezó para que el hombre no le rechazara cuando le viera, pues al parecer no se había dado cuenta de que hablaba con otro chico.
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Tom colgó el teléfono, y pensó que la voz de la persona era un tanto extraña, ni femenina ni masculina, pero sonaba suave así que no le dio mayor importancia. Volvió a la sala en donde veía caricaturas con Charlize y le contó que al parecer tendrían a alguien que los cuidaría como debía ser. Ya eran las nueve de la noche y era hora de que la pequeña se fuera a la cama.
-Ok, abejita, ya es hora de dormir.
-Pero papi, aun no terminan las caricaturas -alegó la pequeña haciendo un puchero.
-Las caricaturas no terminan nunca, mañana podrás seguir viéndolas, ahora ven aquí que te llevaré en mis brazos.
La niña dio un brinco a los brazos de su padre y se agarró tiernamente a su cuello, caminó a la habitación de la niña y le ayudó a ponerse el pijama, luego la acostó y la arropó para leerle el cuento obligatorio de cada noche. Al ver que Charlize se había quedado dormida, la arropó y besó su frente, para luego salir de la habitación e ir a echarle un vistazo a Nicholas.
-Pobre bebé -susurró al verle destapado y temblando, se apresuró a arroparlo y besó suavemente su frentecita, se quedó observándole un rato más hasta comprobar que ya estaba calientito otra vez, revisó que los monitores estuviesen encendidos y se llevó uno consigo.
Encerrado en la habitación que usaba como taller para sus maquetas, continuaba diseñando hermosas estructuras por las cuales le pagaban grandes cantidades de dinero. Era muy famoso, siempre estaba consiguiendo nuevas ofertas de trabajo, por lo cual casi siempre estaba ocupado, eso si, siempre procuraba pasar tiempo con su hijos y compartir con ellos abrazos y juegos.
Cerca de la una de la madrugada se fue a acostar, levantó las frazadas y se metió en la cama, donde hacía varias horas y completamente ajena a su familia, dormía Marla, despreocupada como si no existieran sus hijos, Tom le miró con disgusto y recordó que no le había contado acerca de la niñera, pero no quiso despertarla, esperaría hasta la mañana siguiente, y seguramente ella se pondría muy feliz, por fin alguien la sacaría de su prisión y la alejaría de su molestia más grande…su familia.
Continúa…
Gracias por leer!!!