Fic TOLL de Leonela (Temporada II)
Capítulo 1
Un mes más junto a mi hermano. Un mes más junto al amor de mi vida. Un mes
en el que solo se dedicó a cuidarme luego de ese ataque de nervios que tomó
posesión de todo mi cuerpo después de oír constantemente esa condenada voz
que no me dejaba ni a sol ni a sombra; diciéndome todo eso que yo no quería
escuchar. ¿Por qué no quería escuchar? Pues porque no era la verdad, claro. Ella
decía que mi gemelo no me ama, que está utilizándome, que nada de lo que me
hace con dulzura, es cierto, pero está equivocada, ¿sabéis? Porque él no me ha
dejado, no me ha abandonado a pesar de haberse visto casi, casi, en la obligación
de internarme en un manicomio debido a mi lamentable estado. No os imagináis
por las cosas que ha tenido que pasar el pobre de Tom. No, definitivamente no
tenéis una puta idea, ni de lo que ha tenido que soportar, ni siquiera de todo lo que
ha hecho para que me aliviase. ¿Que os cuente? ¡¿Estáis locos?! ¡Fueron
demasiadas cosas! ¡No os cabréis! No os cabréis, coño, pero qué difícil es llevaros
a todos vosotros, ah. Pensar que antes me teníais más paciencia. En fin. En vez
de precipitarse de esa forma, ¿por qué demonios no oís lo que sigue? ¿Por qué
no me dejáis continuar con mi relato? Ohh… ¿visteis? Eso os pasa por no saber
oír. ¿Que estoy demente? Por supuesto que sí, pero Thomas no debe saberlo, él
cree que yo ya no oigo aquella voz que me habla como endemoniada. ¿Os soy
sincero? Desde que mi hermano comenzó a cuidarme, ya nada me importa; ni
voces, ni dolores de cuerpo, ni… nada. Absolutamente nada, solo estar con él, a
su lado continuamente; o al menos, la mayor parte del tiempo.
¿Por qué la mayor parte del tiempo y no todo el día, Bill?
Debe seguir con sus cosas, ya dejó su ‘trabajo’ por cuidarme durante todo un mes
y ahora debió volver.
Eso es lo que te ha dicho… ¿y tú le creíste? ¡Jajajajajajaja! ¡Sigues siendo el mismo idiota! De seguro en esos momentos en los que tú crees que está
trabajando, en realidad se está tirando una buena puta, de las más tetonas y con
el mejor culo del barrio.
Ya no tenemos sexo, ¡esperad! No es lo que creéis, sí tenemos relaciones, pero
no le llamamos de esa forma; ahora hacemos el amor. Con tranquilidad y no de
una manera bruta como cuando me follaba anteriormente. No. Ya no. ¿Por qué?
Porque me ama, es por eso.
¿Te ama? ¿Sigues viviendo en ese cuento de hadas?
Me lo dice todas las veces que estamos juntos.
¡Pfff! Claaaaro… y tú eres el imbécil que se lo cree.
No tan seguido como lo hago yo, pero tan solo me basta con que lo haga una vez
al día; de todas formas lo hace varias, por supuesto.
No me ignores, Bill…
Thomas está completamente cambiado, fijadse que ya no me grita, ni siquiera me
ha vuelto a llamar perra como solía hacerlo antes.
¡Estoy hablándote!
Tampoco me ha vuelto a golpear.
¿Pero qué mierda? ¡Kaulitz! ¡Estoy hablando! ¡Deja de hacerte el idiota! ¡Sé que
me oyes!
Ya no me mantiene encerrado las 24 horas del día como también, solía hacer
tiempo atrás.
¡Alguien que lo llame! ¡Decidle que su otro yo, quiere que deje de ignorarlo!
¿Oísteis algo?
Bill… estás sacándome de mis casillas. Por supuesto que han oído algo, ¡la mitad
del planeta Tierra me ha escuchado porque hace media hora estoy hablándote!
¿No?
No te hagas… lo pagarás muy caro si sigues jugando de esta forma.
Pues yo tampoco.
¡Bill!
&
Me encontraba recostado en el sofá mirando televisión, ya que estaba lloviendo,
no había nada que yo pudiese hacer fuera de la casa. Tom debió ir con Andreas a
solucionar un par de cosas que se presentaron en Frankfurt y no sé a qué hora
volvería. Sí, aún continúa teniendo problemas con ese Schäfer; éste, todavía le
recuerda lo que le he hecho a su hermana (que por cierto, no fue mi culpa, ¿os
recordáis?) y a mi gemelo se le hierve la sangre de solo hacer memoria. Siempre
me dice lo que Gustav le habla de mi; palabras que obviamente no son para nada
amables. Le ha dicho que algún día logrará vengarse y que él las pagará muy
caro. Por supuesto que Thomas también le ha amenazado, dijo que si a mi me
llegase a pasar algo, alguna cosa, lo más mínimo, sería lo último que haría, ya que
estaría más que seguro que habría sido él. ¿Os fijasteis? Ese es el Tom del que
me he enamorado en un principio. Protector, tierno, dulce… definitivamente no lo
cambiaría por nada ni nadie en el mundo.
Tomé el control remoto y cambié de canal. ¿Qué películas podrían haber a estas
horas de la tarde? ¿Novelas? No. ¿Canales de cocina? No. ¿Comedias? ¡Claro
que no! ¡Detesto las películas cómicas! Me parecen totalmente detestables. No
entiendo cómo es que algunos buenos actores, se prestan para hacer una; ¿no se
dan cuenta que opacan su carrera con ello? Hacer el papel de un completo
insensato que no sabe decir más que chorradas sin sentido, las cuales son
‘bromas’, pero cuando las oyes, te quedas mirándole fijamente porque de fondo
colocan aquella risa estúpida de gente riéndose, entonces allí te preguntas:
¿Dónde está la gracia? ¿No se supone que debo reírme con lo que dices y/o
haces? Terminas cabreándote en la espera de la condenada risa. La cual… jamás
llega, claro.
¿De qué os estaba hablando? Oh cierto, ya lo recordé.
Pulsé de nuevo el botón y… ¿dibujos animados? ¿Por qué mierda están todos los
canales mezclados? ¿No deben mantener un orden? Joder… cada día las cosas
están más desorganizadas.
Resoplé harto de no hallar absolutamente nada interesante en la puta televisión,
pero volví a darle al botón por última vez y justo cayó en un canal donde marcaba
la hora. 7:40pm, bien, no era ni muy tarde, ni muy temprano tampoco; mi gemelo
había salido al mediodía luego de almorzar juntos y aún no regresaba. Qué
extraño, ya comenzaba a echarle de menos.
Caí en un canal de no sé qué país, pero hablaban en un idioma bastante raro; le dejé unos momentos para ver si en una de esas casualidades, lograba pillar de
qué país se trataba, pero nada de eso ocurrió. Se mostraba toda una familia
celebrando algo, no lo sé, había mucha gente formando un círculo alrededor de
una mesa, pero no lograba ver con claridad qué es lo que contenía en el centro,
hasta que la cámara hizo una toma más cercana y allí pude descifrar que lo que
se presentaba en la pantalla de mi televisor, era nada más ni nada menos, que el
cumpleaños de dos gemelas.
[ Play: http://www.youtube.com/watch?v=O8v50b7JMWU&feature=related ]
Mis ojos brillaron al descubrirlo; ambas sonriendo con sus ojitos cerrados frente a
un gran pastel de crema con… una cierta cantidad de velitas encendidas. No me
preguntéis cuántas porque no observé tan detenidamente, joder, aunque, por sus
caritas, yo les daba de ocho a diez años. Bajé el volumen tan solo para apreciar
aquella tierna escena y me le quedé viendo como un completo infeliz. ¿Por qué?
Yo os diré el por qué. En un par de días, mi hermano y yo, cumpliremos años
también, y jamás lo hemos festejado. Jamás nos han organizado una puta fiesta,
nunca nos han obsequiado nada, ese día lo pasábamos como cualquier otro.
Nuestra madre, las pocas veces que nos dirigía la palabra para esa fecha, siempre
nos decía lo mismo: No tengo dinero para andar derrochando en vosotros dos. A
Tom le valía lo que dijera, jamás le importó nada sobre ella, ni siquiera de
pequeño, no. Él siempre le ignoró e intentó arreglárselas como pudo. En cambio
yo… yo también lo he hecho, pero no puedo negaros que esa clase de actitudes
que nuestra madre empleaba hacia nosotros, dolían. No mucho, pero al menos a
mi, me llegaban sus palabras y, como nunca se me daba el llanto, toda aquella
tristeza que podía llegar a sentir, la expulsaba a través de un largo suspiro
resignado. Bueno, basta. No revolvamos viejas heridas, hoy estamos en el
presente, ¿cierto? ¡Excelente! Entonces a continuar.
Mi idea es regalarle algo a Tom, pero… no sabría qué clase de algo es el que le
gustaría. ¿Qué se le regala a una persona que hace unos pocos días, empezó a
tener sentimientos? O… ¿qué se le obsequia a alguien que día y noche está
rodeado de matones, de mafia con los cuales debe defenderse y luchar? ¿Un
arma? ¿Para qué, si tiene toda una colección? No. Además… no me van muy bien
esas cosas, yo no sé absolutamente nada de ellas, ¿y si elijo una que no le gusta?
¿Alguna que no es de su estilo? ¿Por error, debido a mi ignorancia respecto al
tema, le regalo una de mala calidad? Un momento… ¿por qué comienzo a sacar
conclusiones, si no tengo la menor idea de dónde venden esas cosas? ¿En dónde
podría encontrarlas?
Preguntando, se aprende, ¿sabes?
Creo que debo cerrar la ventana, los mosquitos empiezan a entrar en la casa y me zumban los oídos.
Está bien, está bien, me callo y no digo nada más… Por ahora.
El motor de un auto interrumpió mi análisis para saber qué es lo que podría
obsequiarle a mi hermano, entonces me di cuenta que era él. Apagué la televisión
y me reacomodé en el sofá cerrando los ojos simulando estar dormido. ¿Por qué
hacía eso? No lo sé, últimamente deseaba saber qué es lo que hace él, cada vez
que me encuentra indefenso en un determinado sitio.
La cerradura de la puerta sonó, y, tras oír el leve golpe que hizo esta al cerrarse,
supe que ya estaba dentro. Unos pasos se oyeron dirigirse hacia mi dirección y…
¿alguna vez os ha pasado el tener los ojos cerrados, pero de igual manera sentís
si alguien se les pone al lado sin hacer el más mínimo de los ruidos? Es decir…
¿cómo explicarlo? Que estáis ajenos a todo el mundo exterior de su mente,
pensando en alguna cosa, persona o lo que mierda fuere, pero de repente salís de
tus pensamientos al sentir la presencia de alguien a tu lado. ¡Esa es la palabra!
Sentir. ¿Entendéis a lo que me refiero? ¿Lo que os quiero decir? Por favor, decid
que sí, no sé cómo explicaros de otra manera. Ok, ¿por qué os estoy explicando
todo esto y no os cuento mejor lo que sucede? Ya.
Pude notar cómo se arrodillaba en el suelo, a mi lado quedando en un silencio
total. ¿Qué es lo que hacía? ¿Estaba observándome?
– Nene… – susurró acercándose a mi oído, pero continué como si no le hubiese
escuchado. – ¿Estás dormido? – volvió a susurrar, ahora dejando húmedos besos
por mi cuello, deslizándose hasta mi mejilla, llegando a mis labios. – Despierta… –
atrapó mi boca con la suya comenzando a besarme.
– Hmmm… – dejé escapar un jadeo de gusto y correspondí aquel beso sin titubear.
Su lengua se anudó a la mía y, al ver que seguía sus movimientos, empezó a
ladear la cabeza de arriba hacia a abajo atrapando mi labio superior mientras yo
mordía levemente el suyo inferior. Colocó una de sus manos en mi nuca alzándola
un poco para poder ejercer aquella acción y su otro brazo, se escabulló por debajo
de mis piernas, que, (debido a mi posición fetal en el sofá por la menuda altura
que poseo y me queda chico) las tenía un poco dobladas de lado contra los
almohadones.
Empleó algo de fuerza y me alzó por los aires, siempre entre sus brazos, claro. Me
aferré a su cuello y, a paso lento, enfiló hacia su habitación sin deshacer el
contacto de nuestras bocas. Últimamente, era en su cuarto donde teníamos
relaciones; el mío solo le utilizaba para buscar mi ropa y rara vez, para cambiarme
luego de salir de la ducha. Compartíamos una misma recámara, una misma cama, un mismo aire… tal y como lo hace una pareja de verdad.
Me depositó en la cama y me quitó la playera con suavidad cuando se hubo
apartado de mis labios haciendo un ruido muy sensual. Abrí mis párpados al sentir
que apoyaba su boca contra mi pecho desnudo y se deslizaba hasta uno de mis
pezones, el cual se puso erecto tras el primer lametón que le proporcionó. Gemí
por lo bajo y él continuó su recorrido hasta llegar a mi abdomen, donde se detuvo
a succionar toda mi piel.
– Mmmm… hola, mi amor… – le saludé luego de arquear mi espalda ante su
contacto tan directo con mi cuerpo.
No os estoy tomando de idiotas, eh. Lo del saludo fue verdad, le dije ‘hola’ cuando
estábamos a punto de hacer el amor. Es que… yo en ningún momento articulé
palabra cuando le tuve conmigo, es decir, hacía horas que le estaba esperando y
cuando le tuve enfrente, permanecí en silencio debido al puto deseo de que me
hiciese suyo al notar sus labios fundirse con los míos.
– Hola, Nene… – contestó apartándose de mi piel, devolviéndose a mi boca.
Entrelacé los dedos en sus trenzas y comencé a besarle con más apuro, más…
más desenfreno, podría decirse. No sé qué es lo que estaba ocurriéndome, pero
necesitaba sentirle de todas las formas posibles contra mí, dentro de mí, sabiendo
que era solo para mí.
Sus manos se escabulleron por entre nuestros cuerpos y desabrochó la hebilla de
mi cinto, para luego hacer lo mismo con los botones. Me los bajó un poco y una de
sus manos ascendió a mi cabeza tomándome de las rastas para poder alejarme
de su boca con cuidado y lentitud; rozando mis dientes con su lengua mientras
establecía aquella distancia entre nuestros rostros.
Se apartó del todo y volvió a bajar para quitarme los jeans por completo, no sin
antes sacarme las botas. Me apoyé en mis codos para ver lo que me estaba
haciendo; ya me encontraba totalmente desnudo, no sé cómo lo hace, pero Tom
siempre logra desnudarme en un abrir y cerrar de ojos. O tal vez me desnuda
mientras los tengo cerrados, disfrutando sus caricias mientras me quita las
prendas, completamente ido… y es por eso que al abrirlos, es como si lo hubiere
hecho en un parpadeo.
– ¿Me harás el amor, Tom? – pregunté mordiéndome el labio y él se acercó a mi
cara logrando que nuestras agitadas respiraciones, se chocasen entre sí.
Posé una de mis manos en su mejilla y delineé su labio inferior con mi pulgar mirando cada rasgo perfecto de su rostro tan idéntico al mío, pero con infinidad de
diferencias.
– Quiero… quiero follarte. – fue su respuesta rozando nuestras narices, entonces
volví mi vista a la suya. ¿Q-qué es lo que me acababa de decir? ¿Follarme? Pero
si el clima no estaba como para follarme exactamente. ¿Qué le sucedía? Dios
no… no puede ser… – Hace mucho tiempo que no follamos y extraño hacerlo… –
agregó dejando cortos besos en mis labios, los cuales yo solo movía un poco
correspondiéndoselos pero aún sin salir de mi shock. – ¿Qué dices, Nene? ¿Tú no
hechas de menos que te folle duro como lo hacía antes?
– Tom, fóllame… duro y sin compasión. – pedí cuando liberó mis labios en busca
de un poco de aire. Sonrió de lado al oír mis palabras.
– ¿No extrañas que te haga gemir fuerte mientras te destrozo completito?
– Vamos, preciosidad… gime, gime más fuerte… – pidió pegando su frente a la mía
y mordió su labio inferior. – Dilo, Nene… pídeme más… mucho más… – añadió
embriagándome en su aliento y yo apreté mis ojos con fuerza al mismo tiempo en
que tragaba con dificultad.
Mi visión se aguó de solo recordar aquellas cosas que hacíamos antes; esas
mismas cosas a las que al principio, accedía, pero luego deseé nunca haberlas
permitido. ¿Él… él quería que volvamos a empezar? ¿Que retrocediéremos en el
tiempo y trajésemos un poco del pasado aquí al presente?
No me hagas esto, mi amor, tú no… no quieres follarme, tú has cambiado… por
favor, dime que no es cierto…
– ¿Bill? – cuestionó y parpadeé un par de veces. Mierda, me había quedado
pensando todo aquello con la mirada perdida en la suya mientras se me caían las
malditas lágrimas. – ¿Qué te sucede?
– Tom, yo… – intenté articular con esfuerzo, luchando porque de mis ojos, no
cayese más agua salada; aunque fue en vano.
– Dime.
– ¿Sigo siendo tu perra, Tom? ¿Es eso lo que me consideras? ¿Una puta perra? –
pregunté explotando en un llanto silencioso e imposible de controlar. Me limpié las
lágrimas con una mano rápidamente y devolví mi espalda a la cama; desvié mi
rostro hacia un lado. Nada. Nada de lo de antes había cambiado. Era tal y como
decía la endemoniada voz. – Fóllame. – dije casi inaudible y, aunque no podía
verle debido a que aún permanecía con mi cara hacia un lado, pude notar de reojo cómo alzaba ambas cejas. – ¿Qué esperas? Fóllame duro y… y sin piedad, co-como tanto te gusta… – añadí entre hipidos y más agua salada dio en las sábanas
del colchón.
Mi burbuja comenzaba a tener grietas, ¿os disteis cuenta? La estúpida burbuja
que hacía un mes había creado para nosotros dos, se estaba cuarteando como la
tierra bajo el sol sin una puta gota de agua a causa de la sequía.
Luego de quedárseme mirando unos segundos, se tumbó a mi lado y me hizo
poner sobre mi costado derecho, dándole la espalda. ¿Qué es lo que pensaba
hacer? ¿Acaso era una posición nueva? Oí cómo se desabrochaba la hebilla del
pantalón y, acto seguido, algo rozó mi espalda baja, por lo que deduje, había
sacado su polla de entre su bóxer. Separó mis nalgas y fue allí, antes que me
hiciese nada, que yo ya estaba lagrimeando nuevamente. Me follaría, luego de
haberme pasado cada puta tarde durante un maldito mes, pensando que había
cambiado, que ya nada de eso volvería a repetirse… él, lo reiteraba.
Colocó una de sus manos en mi vientre y, con cuidado y dilación, me apegó a su
cuerpo mientras sentía su masculinidad adentrándose en mí. ¿Por qué no sentía
dolor? ¿Por qué lo hacía lentamente? ¿No pretendía follarme? Le dije que lo
hiciera, ¿qué estaba esperando?
– No te follaré si no quieres, Nene… – susurró en mi oído como si hubiese leído
cada una de las palabras que os estuve diciendo. – No quiero dañarte. – besó mi
cuello. – Estoy aquí, para cuidarte, – descendió un poco por mi espalda
quedándose inmóvil en mi interior. – protegerte… – abrió sus labios y volvió a
cerrarlos en torno a mi piel. – Y eso haré cada puto día de mi vida, Bill. – finalizó
alejando su boca de mi espalda para abrazarme con fuerza, apoyando su cabeza
en mi hombro.
No me la podía creer…
– ¿Me… snif… me amas, Tom? – cuestioné sintiéndome incapaz de aguantar el
llanto de emoción que se había adentrado en mi sistema.
– Por supuesto que te amo, mi amor. – contestó restregando su nariz en mis
rastas, entonces me sentí el hombre más lleno sobre el planeta. Me ama… no hay
nada más que decir.
– Muévete… – pedí en voz baja. – muévete despacio… Hazme el amor, Tom…
Muéstrame cuánto me amas. – agregué llevando una mano a su cabeza y así
aferrarme al cabello de su nuca.
Y sin vacilar un solo instante, comenzó a moverse tal y como yo le había pedido; se abrazó a mi cuerpo por la cintura y así pudo enterrarse un poco más profundo pero sin hacerme daño.
– Tom… – jadeé echando la cabeza hacia atrás hasta dar con su hombro, al mismo tiempo en que cerraba los párpados y me mordía el labio inferior. – Te amo, mi amor. Te amo…
Continúa…
Gracias por la visita