«Reverse III» Fic de Alter Saber
Capítulo 47: Cómplice
«Incluso si pudiera abrir mis ojos, Y todos mis miedos resulten ser reales,
¿Entonces qué? En este lugar donde todo el mundo,
Está herido por sus pecados, ¿Podrías decirme el futuro que nos depara?»
– Katharsis (TG)
Son similares…
Sus facciones, la mirada en sus ojos, la simetría de sus rostros, son tan semejantes…
Pero, ¿Acaso no son pareja? ¿Blake, estará mintiéndome?
No, no, no…
Sí él está aquí es porque sabe las consecuencias que le deparan si intenta hacer algún movimiento en falso; le permití vivir porque su versión sobre los hechos, develan que en efecto sus acciones no pueden ser consideradas como traición; como quien dice que la muerte de Johannes no era necesaria; sin embargo, al recibir esa foto y ver que ellos dos sonreían sin complicaciones; hirieron mi orgullo en lo más hondo; suficiente humillación tuve que enfrentar al ser derrocado por un niñato menor que yo; es que de sólo recordarlo, me hierve la sangre.
Ese día habíamos planeado comprar los materiales necesarios para ampliar las instalaciones de Kong; la mercancía estaba incrementando y era más que necesaria una remodelación del depósito; le ordene a Richelle y Black que me acompañaran, debíamos cargar todos los implementos hasta el lugar designado; recorríamos las diferentes ferreterías, escogimos las herramientas requeridas y nos disponíamos para marcharnos, cuando de repente, sentí un cambio en la atmósfera…
Mi perspectiva paso de un monocromático en escala de grises; a un blanco que rayaba en la transparencia…
Comencé a inspeccionar aquello que estaba ocasionando ese cambio tan radical de mi panorama; y para mi sorpresa, no era un «Algo» sino un «Alguien»; un chico de estatura considerable, con una figura esbelta, y unas rastas en su cabeza, junto a un conjunto muy des-complicado; se acercaba a nuestra dirección; aun cuando su aspecto daba la impresión de que él podía ser «Rudo» o un hombre de cuidado; la verdad era que, el aura que lo rodeaba era tan cálida que me resultaba imposible etiquetarlo como impuro; por el contrario, su esencia derrochaba inocencia por doquier; una sensación tan electrizante que me provocó repulsión…
Esa mirada tan genuina, me recordaba en gran medida a aquella mujer que jugo con mis sentimientos y se robó la poca humanidad que aun residía en mí ser…
Audrey había sido una hija de puta; pero, jamás fui capaz de tomar represalias en contra de ella, esta era la fecha que aún no comprendía el motivo por el cual no la había degollado; me reconfortaba a mí mismo, diciendo que no quería perder el tiempo con una mujer sin valor; pero, tal vez, la realidad era otra, y yo, simplemente no deseaba admitirla.
Si de algo estaba seguro, era que el tiempo que había compartido a su lado, me enseñó, que en efecto, cuando alguien a quien amas se encuentra a tu lado; todas las perspectivas varían. Su compañía me resultaba reconfortante, era como si ese escenario cargado de tristeza y dolor; se hubiese pintado de una enorme felicidad, que traía a colación tonos rojizos y anaranjados a mi vista; la euforia, la paz, la plenitud, el placer, la pasión, la lujuria…
Tantas de esas emociones, reunidas en una sola persona…
Nunca en mi vida creí que eso podría ser posible…
¿Qué la felicidad pudiese encontrarse al alcance de un individuo?
Me resultaba algo tan lejano, y fue sólo hasta que la conocí, que comprendí que eso era real. No puedo ni siquiera colocar en palabras, todo lo que sentí, el día en que la tome por primera vez; sus gestos, sus movimientos, sus gemidos, sus suplicas; todo, me tenía completamente dominado…
Cuando conecté con esos ojos, me di cuenta de que en ella residía ese anhelo que había tenido desde pequeño; y eso, era la posibilidad de gozar de una felicidad, que aunque momentánea, fuera verdad.
Los meses pasaron, y mis emociones seguían disparándose en todas las direcciones; parecía ser incapaz de controlar la euforia que me suponía, el tener a una mujer que me «amara» por quien era, que no juzgara mi pasado, que comprendiera que mi naturaleza, sólo era resultado de la despiadada realidad que me acogió en sus brazos…
Ella nunca me hizo sentir inferior; jamás me genero un complejo, ni siquiera me sentía incómodo con su esencia; pues a pesar de que ella no tenía sus manos manchadas como yo; quizás, si había hecho cosas de las que no estaba orgullosa; por eso, cuando decidí ser sincero y le confesé todo lo que hice para llegar al punto en el que me encontraba; Audrey sólo tomo mis manos entre las suyas y con un beso muy dulce, me hizo comprender que no me crucificaría por mis acciones; y yo, sólo pude sentir como, el cielo que una vez me pareció lejano; ahora se disponía a escasos metros de mí.
Creí que estaba realizado, incluso considere la posibilidad de irme de ese lugar junto a ella; y empezar una vida «Recta»; haciendo a un lado mi pasado, y dándole rienda suelta a mí presente.
Audrey fue tan importante para mí; que incluso, le pedí a Richelle y Black que la conocieran; ellos eran mi familia y deseaba que entablaran una relación con la mujer que me robaba el aliento…
Recuerdo que se burlaron por días de ello…
– ¡Hey!
– Karl, ¿Qué es lo que has estado haciendo estos días?
– ¿Por qué preguntas, Black?
– Bro, casi ni te la pasas por la zona…
– No es necesario, ¿O Sí? Es decir, están Richelle y tú.
– Sí, pero, ¿Y si llega una banda pesada? ¿Qué?
– Eso no va a pasar…
– Oye, ¿Qué demonios te sucede, Karl?
– Hey, cuidado con tu tono.
– Me importa muy poco lo que puedas hacer; si no te tomas en serio, tu papel como líder, nos vas a sacrificar, Karl.
– Black, estás histérico, ¿Te hace falta compañía?
– ¿La misma que tienes tú, Karl?
En esos instantes, Richelle ingreso con un manojo de fotos en sus manos…
Tiro aquellas imágenes al suelo, y leyó con fuerza:
– «Al parecer el Ángel de la muerte ha apresado a una víctima de la cual se enamoró, ¿Qué pasaría si ella desapareciera? ¿El líder se enojaría?»
Aquellas palabras me alertaron de sobre manera; era obvio que quien fuera que hubiese tomado esas fotografías; buscaba alterarme, si el rumor de que tenía pareja se corría por el Bronx; bien podía irme despidiendo de Audrey…
Mis enemigos no eran del todo estúpidos; ellos preferían lidiar con mi ira y enfrentar su muerte; pero, se irían felices porque sabrían de antemano, que me causaron una herida letal…
¡Qué malditos éramos!
Jugando con la vida de los inocentes; cobrando nuestros conflictos con personas ajenas a nuestra miserable suerte…
Por nada en el mundo iba a permitir que algo le sucediera a Audrey; primero muerto, antes que verle, destrozada.
– ¿Cuándo llego eso?
– ¿Acaso importa? ¿Qué putas pasa por tu cabeza, Karl? ¿Quieres bajar las defensas a propósito? Van a usar a esa niña de carnada…
– ¡NO! Eso no va a suceder.
– ¿No? ¿Qué no te das cuenta? Ya la tienen en la mira.
– Hablaré con ella.
– ¿Quién es?
– Black, no me jodas.
– Tú no me jodas a mí, ¿Vas a dejarnos morir por una puta cualquiera?
No fue intencional, pero, el movimiento de mi puño sobre su rostro, fue más que involuntario…
No deseaba hacerlo; sin embargo, esa ofensa dirigida hasta ella, en verdad me cabreó.
Black se limpió la sangre que empezaba a emanar de sus labios y antes de salir por aquella puerta; se detuvo y dijo:
– Te desconozco.
Esa aseveración de verdad me descolocó…
Black era como un hermano para mí; no teníamos secretos, y habíamos jurado que ni un conflicto, ni mucho menos una mujer, serian razón suficiente para lograr que nos separáramos; pero, yo estaba faltando a esa promesa…
Richelle se quedó de pie, y mientras yo me rascaba la cabeza, por la preocupación; ella habló:
– ¿La amas?
– ¿QUÉ?
– ¿Qué si estás enamorado de ella?
– ¿Por qué quieres saber eso? ¿Acaso te concierne?
– Claro que sí; al menos si voy a morir, necesito saber si se trata de una causa noble.
– No estoy para tus bromas estúpidas.
– Hablo en serio.
Vaya…
Su cuestionamiento era sincero; en verdad, ella pretendía sacrificar su existencia, si con eso, yo lograba permanecer al lado de Audrey…
– L-La amo.
– ¿Por qué no lo habías dicho antes?
– Porque no estaba seguro, pero, mientras más tiempo comparto a su lado; me doy cuenta, que la realidad es diferente.
– Oye, me estas asustando, ¿De verdad eres Karl?
– ¿VES? Por eso no quería decirles nada.
– Jajajaja, venga, pero no te sonrojes, hombre.
– Una palabra más y te reviento.
– Calma, calma, tranquilo, no te sulfures…
– ¡Maldición! Tengo que terminarle.
– ¿Son pareja?
¡Mierda!
Ya no me la iba a quitar de encima…
Se iba a descojonar como nunca…
Sólo asentí en respuesta y pude escuchar como soltó esa carcajada que inundo el lugar; fue tanta la gracia que le causó, que se tiro al piso y se revolcó por todas partes…
Sentía como la ira comenzaba a presentarse…
¡Quería golpearla para que tuviera motivos para reírse!
¡Dios!
¡Qué mujer tan desesperante!
– ¡RICHELLEEEEEE!
– Jajajaja, lo siento Karl, de verdad no quiero reír…Jajajajaja, son novios…Jajajaja, no puedo más…
– Voy a patearte la cara.
Al haber terminado aquella oración; Richelle se levantó y salió corriendo como nunca; yo, empecé a seguirla, era más que obvio que no iba a permitirle semejante ofensa…
No obstante, tenía que admitir que la idiota esa, corría como un demonio; estaba más que acostumbrada a las persecuciones…
Vi la imponente figura de Black, y también me percate de como Richelle se puso tras él y empezó a decirle que yo la iba a golpear…
Ese negro de dos malditos metros, se paró en frente de ella; en posición defensiva, con sus brazos cruzados y sus pies ligeramente separados…
¡Maldición!
¡Estaba muy enojado! De eso no me quedaba la menor duda…
Empecé a reducir el paso; y quede de pie en frente de él…
– Ponle una mano encima a Richelle, vamos, ¡HAZLO!
No me atemorizaba en lo más mínimo la advertencia de Black; si lo deseaba, podía mandarlo a dormir de un solo golpe; sin embargo, por esta ocasión, comprendía que su enojo era a causa de mi desconfianza; y decidí pasar por alto, su insolencia.
– No voy a golpearla, mejor, hablemos.
– No tengo nada que tratar contigo.
– No seas hijo de puta, Black.
– Soy un hijo de puta, pertenezco a la escoria de la sociedad, vengo del bajo mundo, he matado, violado, torturado y ultrajado a un sinfín de personas para llegar hasta aquí; y no me avergüenzo de ello; he sobrevivido con honor; no tenía otra opción.
Yo sabía que aquella afirmación, lo único que tenía por objetivo; era abofetearme en la cara con fuerza…
Él estaba recriminándome, el no haber sido sincero desde un principio…
– Yo también lo soy.
– Pues no parece.
– Black, no pretendo que lo entiendas, pero…
– No me vayas a salir con una estupidez como que estás enamorado, porque no te creo una coña.
– Pues lo estoy.
– ¿Qué dijiste?
– Lo que escuchaste. Amo a Audrey.
– O sea que, ¿Prefieres morir por una tipa de la alta sociedad?
– Si con eso, ella se salva, pues, sí.
– No, no, no, tú no eres Karl.
– Black, sé que es difícil.
– Mejor lárgate.
– ¿Qué?
– Vete, deja estos dominios, y lárgate con ella.
– ¿Estas bromeando, no?
– No.
– Si yo me voy, ustedes van a ser acribillados.
– ¿Y? Si estas con una mujer como esa, es porque, poco te importa nuestro bienestar, así que, vete.
– No lo voy a hacer.
– Entonces, me voy yo.
– ¡BLACK!
Y cuando aquel hombre emprendió un camino hacia una dirección contraria a la usual; sentí una ligera presión en el pecho…
Richelle corrió tras de él y comenzó a hablarle; parecía estarlo regañando por algo, y yo sólo esperaba a que el cambiara de opinión, es decir, ¿Dónde más conseguiría a un hermano como Black?
Ellos regresaron, y Black sólo dijo:
– Espero que seas serio al respecto; porque no pienso ponerme en riesgo por un capricho tuyo.
– Soy serio al respecto; de hecho, quiero que la conozcan.
Cuando solté semejante resolución; ambos se vieron y comenzaron a reírse como dos dementes…
¡De verdad que les estaba propiciando mucho material para que se burlaran de mí!
Sin embargo, días después de aquella confrontación; Black y Richelle conocieron a Audrey, en un restaurante de comida italiana; todos parecían llevarse bien; mi novia los trato con mucha amabilidad y ellos no se comportaron como los animales que eran; cosa que agradecí en gran medida.
De regreso a casa, Black dijo que entendía el por qué me había enamorado de ella; mientras que Richelle, se acercó y susurro:
– Ten cuidado con ella, hermano.
Esas fueron sus palabras…
Y sólo horas después de aquella aseveración; el asesino a sueldo contratado por el magnate; me ataco…
Fue en ese momento en el que comprendí que ella había jugado por mucho tiempo conmigo; que todo fue un cruel desenlace del destino…
Las palabras de Richelle resonaban con mucha fuerza en mi cabeza; quizás, por eso, cuando la vi hablar con aquel chico; algo se desato dentro de mí; era como si mi instinto dijera:
– ¿Tú también caerás en eso, Richelle?
Ella misma me había advertido de no fiarme de esa gente, entonces, ¿Qué hacía en compañía de un chico tan genuino como él?
No me atrevía a decir que era puro; pues para mí, esa definición era carente de sentido; no obstante, no podía negar que en verdad, él desprendía un aroma cargado de mucha inocencia.
Pude notar como Richelle se tensionó al darse cuenta de que yo, me había percatado de aquel encuentro; ella trato de disimularlo, pero, le fue imposible; sus ojos no podían mentirme…
Le pedí a Black que siguiera a aquel chico, mientras tanto, Richelle y yo, llevábamos las cosas a la Bodega; en ese trayecto, ella parecía estar muy nerviosa; entonces, la aborde:
– ¿Te pasa algo?
– ¿Qué? No, no, no, para nada.
– ¿No?
– No…
– ¿Entonces? ¿Por qué sudas tanto? Está haciendo un frío de los mil demonios, y tú pareces estar quemándote…
– Ammm, no sé, sólo, pues…no pasa nada…
– Bien.
Di por finalizado ese asunto; sólo me restaba esperar a que Black me llamara…
Llegamos a la Bodega y comenzamos nuestra labor; tan sólo dos horas después, escuche la melodía de mi móvil:
– ¿Bueno?
– Bro.
– ¿Qué sucedió?
– El chico es de los Barrios Altos, vive en un complejo muy lujoso.
– ¿Estás de coña, no?
– No Karl, hablo en serio.
– Bien, quédate allí hasta que salga y llévalo conmigo.
– ¿A la base?
– Sí; cuando lo tengas allá, vuelve a llamarme.
– Ok.
Sólo hasta pasadas las cinco de la tarde, escuché de nuevo mi celular; al parecer, Black había logrado su cometido…
Richelle se había ido una hora antes, quizás, a «Encontrarse» con su enamorado; lo que ella no sabía, era que yo, ya le tenía planes a esa criatura…
Llegué a nuestro sitio de reuniones; Black lo tenía atado a una silla y le echo agua en la cara para que despertara; cuando esos ojos se abrieron y entraron en contacto con los míos; algo se removió dentro de mí…
Una sensación que jure nunca percibir de nuevo…
Él se parecía demasiado a Audrey; podía ser un hombre, pero, era demasiado angelical como para considerarlo uno…
Él estaba muy asustado, se le notaba; y mientras le propiciaba golpes, bajo la premisa de que me encontraba molesto por la relación que él tenía con Richelle; la realidad era que, me fascinaba el horror que reflejaba su rostro ante mi presencia…
Era más que evidente, que Tom nunca había presenciado un acto maligno tan de cerca…
Mis intenciones eran asesinarlo a quemarropa; un disparo a la cabeza y ya; no obstante, esa expresión de dolor, sumado a ese miedo que podía oler en todo el lugar; me incitaron a quebrarlo por completo…
Al principio, escuchaba sus gritos de clemencia; sabía que me estaba comportando como una bestia; pero, sus suplicas eran como melodía para mis oídos; lo estaba desgarrando, mis movimientos eran demasiado brutales; ni siquiera había sido tan rudo con una mujer…
Pero las reacciones de su cuerpo ante mi insistencia; me descolocaron, estaba irremediablemente excitado por la situación; quizás, porque de alguna forma, él me recordaba horrores a esa mujer…
O tal vez, disfrutaba el placer de saber que gracias a mi despotismo, un alma tan inocente como la de él; se estaba corrompiendo…
Esa noche, lo violé en tres ocasiones…
Sentía que no había obtenido lo suficiente de él; cada vez que escuchaba sus gritos, sólo podía pensar, que en realidad, deseaba más y más de él…
¡Qué retorcida era mi mente!
Mientras me preparaba para hacérselo una cuarta vez; decidí jugar un poco con su resistencia, y empecé a marcarlo como si fuera un animal…
Para mi sorpresa, Blake y Richelle ingresaron; lo que vino luego de ello, fue un detalle que no se me paso por la cabeza…
Blake relato la historia de que Tom era su primo y que venia del bajo mundo, igual que nosotros; la verdad era que, por más convincente que sonara ese argumento; para mí, no era del todo cierto. Por eso, lo cité a La Jaula, quería saber de qué era capaz…
Aquellos que hemos tenido que sobrevivir a la crueldad de este mundo; despertamos un instinto salvaje que nos permite garantizar nuestra subsistencia; sí él de verdad, nació en los Barrios Bajos, debía tenerlo, así de simple.
No tardé más de dos minutos para comprobar, que en efecto, ese hombre era una bestia peligrosa; quizás, más que yo. Esa noche donde logro un imbatible 10 -0; pude ser testigo del horror…
Creía que mi vida era una miseria, que nadie había sufrido tanto como yo en toda su existencia; pero, al verlo extasiado por la sangre que salpicaba su rostro de cada víctima que asesinaba; me pregunté:
¿Qué tanto había tenido que sufrir Tom para convertirse en un cadáver?
Me rehusaba a creer que el incidente entre nosotros causaría algo como eso; y sí ese evento fue el responsable de catalizar su verdadera naturaleza; puedo decir con plena convicción, que será la única cosa de la que me arrepentiré en toda mi vida.
Jamás creí que un niño tan insignificante como él; lograría acabarme de una manera tan brillante…
Tom no sólo era un salvaje; su cerebro valía oro, la manera en la que manejaba el negocio, el cómo enfrentaba las disputas, la forma en la que tomaba venganza de sus opresores; lo hacían digno de llamarse: Rey.
En verdad, sus cualidades lo convertían en un líder innato; alguien que valía la pena seguir…
Y por más que me costara admitirlo; hasta yo, en cierto punto, me vi seducido por la posibilidad, de cederle el mando de manera voluntaria y seguirle con fidelidad…
Sin embargo, sólo tiempo después, me di cuenta que, las personas en realidad, no podían considerarse puras; pues incluso, alguien tan inocente como él; guardaba intenciones oscuras en su corazón; uso y torturo a los míos para su beneficio; me engaño a mí y los de mi estirpe con una hazaña increíble; algo memorable…
Algo me decía que, su huida no iba a ser eterna; siempre que llegas a un lado y dominas, tiendes a regresar; quizás sea el karma, o sólo el castigo por jugar a ser Dios.
Luego del reencuentro con Blake y la perspectiva de un cobro de cuentas, a través de Bill; me sentí fatigado…
Como si no tuviese las fuerzas suficientes para enfrentar lo que estaba por llegar; porque, nada me iba a preparar para la tormenta que iba a desatarse los días posteriores a la presencia de ese ángel tan puro como él…
Me dispuse a revisar las cuentas del mes, verificando que todo estaba en orden; cuando escuche como la puerta de mi oficina se abría con rudeza; me levante de inmediato y vi el rostro de Black completamente pálido; estaba muy alterado y esa reacción me indicaba que algo no andaba bien…
– ¿Qué sucedió?
– K-Karl…
– ¿QUÉ?
– Ella…
– ¿Ella? ¿Quién? ¿De qué hablas?
– Richelle.
Ese nombre que me había prohibido pronunciar desde hace cuatro años; salía de nuevo de la boca de mi colega…
Cuando Johannes llego y nos informó lo sucedido con Tom; trajo consigo, la terrible noticia del suicidio de Richelle, a causa de la pena moral que le provoco la partida de él…
Me sentí responsable de su muerte…
Si yo no hubiese permitido que ellos continuaran, si lo mataba; nada de esto habría pasado; ella seguiría junto a nosotros; porque por más inhumanos que fuéramos, si existía algo que respetábamos mucho, eran los lazos o conexiones que nos unían; Richelle fue la primera persona con la que hable y no fui rechazado.
Ella me acompaño en todo tiempo, fue valiente y persistente; gracias a su ingenio, logramos muchas cosas en el Bronx. Y ahora, me enteraba que no sólo su suicidio había sido una mentira, sino que ella, estaba de regreso…
– Eso es imposible, Black.
– No lo es; yo la vi, caminaba con un chico rubio; y en el dorso de su mano derecha, estaba la pirámide con el ojo; es ella, Karl.
Aquel tatuaje que nos hicimos a los 18 años, como muestra de nuestro pacto; «El ojo que todo lo ve»; una metáfora de que éramos como los masones, los pioneros del nuevo mundo…
– ¿Por qué no la trajiste?
– Me impacto verla y corrí a avisarte.
– ¿Dónde está?
– En la zona alta.
– Vamos para allá.
– Karl, ¿Qué piensas hacer?
– ¿No es obvio? Traerla de regreso a casa.
&
Eran las 10:00 am y el avión aun no llegaba; comenzaba a impacientarme, necesitaba verla cuanto antes y definir el curso de acción; Andreas, que se encontraba a mi lado, parecía preocupado por lo que fuera que estuviese cruzando por mi cabeza; pero, él no iba a retractarse de su palabra…
– Andy, ¿Podrías dejar de moverte de un lado a otro? Me estas mareando.
– ¿Qué pretendes hacer? ¿Vas a venderme como carnada ante esa manada de lobos?
– ¿Qué?
– No, no, peor aún; vas a obligarme a que me infiltre entre ese gente y como se van a dar cuenta de que soy una blanca paloma; me van a matar y no de cualquier forma, no, no; gozaran de la tortura, quizás, hasta me cuelguen de un edificio…
– Andreas, ¿De qué putas estás hablando?
– Conociendo tu mente retorcida, de seguro, vas a ofrecerme como un borrego de sacrificio con tal de salvar a Bill; y como yo te lo pedí, tú nos vas a contenerte. ¡Estoy asustado! Eres un inhumano, un desalmado, un infeliz, maldito, desgraciado, rastafari inmundo.
– ¿Te calmas?
– Tom, ¿A los hombres de allá, le gustan los rubios?
– Jajajajajajajajaja, pero, ¿Qué disparates estás diciendo?
– ¿Y si me violan?
– No lo harán.
– ¿Por qué estás tan seguro?
– Jamás se sentirían atraídos por alguien como tú.
– ¿No?
– No.
– ¿Seguro?
– Muy seguro.
– Ok, eso me tranquiliza. No, espera, ¿Me estás diciendo feo?
– Jajajajajajaja, tómalo como quieras.
– Te odio.
– Y yo a ti.
Mi aseveración calmo en gran manera a Andreas; al parecer, le asustaba de sobre manera ser objeto de abuso, es decir, ya de niño había tenido que soportar algo similar a eso; quizás, por eso, se sentía tan atemorizado…
Vi el cartel, y aquel avión proveniente de Venecia, acababa de llegar; esperamos diez minutos, y la vi entrar…
Richelle venía con un equipaje pequeño; completamente arreglada, y con un aura distinta; parecía feliz…
Llego hasta nosotros, la saludé y le presente a Andy; él sólo se limitó a contestar, se puso serio al instante de verla; quizás, su reacción se debía al hecho que ella, había sido de Stuttgart; y para Andreas, todo lo relacionado con esa ciudad, era motivo de odio puro.
Subimos al auto, y llegamos a la casa de Andreas; instalamos a Richelle y sin perder mucho tiempo; fuimos hasta una de las salas de reunión, para comentar lo sucedido…
– ¿Y bien? ¿De qué se trata?
– Antes que nada, necesito que me digas algo.
– ¿Qué?
– ¿Cómo saliste de Stuttgart?
– ¿Por qué necesitas saber eso?
– Es indispensable.
– Luego de que te fuiste; Blake me dio la vía de escape.
– ¿Si?
– El dueño del Hotel en el que trabajaba era un amigo suyo, le debía un favor enorme; entonces, Blake lo llamo y le dijo que me acogiera allí.
– ¿Y qué le dijo a Karl?
– Supongo que, fingió mi muerte para evitar que ellos me buscaran.
– ¿Por qué lo hizo?
– Mi humanidad.
Dos palabras…
Sólo eso necesite…
Blake, de verdad, era un ser incomprendido…
Su maldad era más que evidente; pero, a la mínima señal de inocencia, pureza, ingenuidad; todo lo que conllevara a etiquetar a alguien como «Humano»; era razón suficiente para que él arriesgara todo.
No sólo lo hizo conmigo, sino que, le dio una segunda vida a Richelle.
Ahora, empezaba a replantearme el plan inicial; sí Blake le había otorgado inmunidad, ¿Quién era yo para quitársela?
Tenía que ser justo.
– Richelle, lo que voy a pedirte, es una operación suicida; yo, no soy nadie, pero, sí decides hacerlo, quiero que tengas en mente una sola cosa.
– ¿Qué?
– No tendré compasión; si tengo que sacrificarte con tal de conseguir mi objetivo; lo haré, sin dudarlo un solo momento, ¿Lo entiendes?
– ¿Podría esperar algo menos de ti? Si vine hasta aquí, es porque sabía de sobra que las apuestas eran demasiado altas; además, morir a causa de un designio tuyo, es algo que me puedo permitir.
– Bien.
– ¿BIEN? O sea, ¿Ustedes están dementes o que putas?
La reacción de Andreas era la esperada; claro que le era difícil entender nuestra conversación…
– Andy, siéntate.
– ¿Perdieron la cabeza? ¿Cómo puedes decirle que estás de acuerdo en que te mate? ¿Estás loca? Tom, ¿La drogaste antes de venir aquí?
– Jajajajajajaja, Tom, tu amigo es muy gracioso.
– Ni que me digas; Andreas, toma asiento.
– No, ni de coña. ¿Quieres que sea igual de sumiso que ella?
– No, tú no serás una pieza de sacrificio.
– ¿Pieza de sacrifico? ¿Te estas escuchando? No, no, ¿Lo estas escuchando Richelle? ¿Por qué no le dices nada?
– Es el Jefe.
– ¿Jefe?
– Sí, yo, soy fiel a sus designios.
– ¿Designios? Pero, si no es Dios.
– Te equivocas, lo es.
– ¿Qué?
Debía intervenir, no podía permitir que Richelle hablara más de la cuenta…
– Richelle, sabes que mi pasado es intocable ¿Verdad?
– Si, lo sé.
– Ok, continuemos.
– ¡TOM! Será mejor que me expliques…
– No hay nada que decir, sólo, siéntate, voy a comentarles lo que harán.
– Pero…
– ¡Andreas!
Mi tono de voz demandante, junto a esa esencia tan propia de mí; le hicieron caer en cuenta que no estaba para juegos ni reclamos estúpidos; sí él en verdad deseaba ser parte de esto; no necesitaba sus cuestionamientos, sólo, su obediencia.
– La situación es la siguiente: Blake estuvo aquí.
– Mierda…
– Y Karl sabe que se encontró conmigo.
– Estamos muertos.
– No del todo; ellos creen que yo estoy muerto.
– ¿Ah, sí?
– Si.
– ¿Entonces? ¿Cuál es la urgencia?
– Blake se llevó a Bill.
– ¿Bill?
– Mi novio.
– ¿QUÉ?
Richelle se levantó de aquella silla hecha una furia; podía ver como las venas de sus brazos se marcaban con fuerza; su rostro estaba rojo, ella iba a golpearme…
– Tú, maldito infeliz, ¿Cómo pudiste? Jamás en la vida me he sentido tan humillada.
– Richelle…
– NADA, TOM.
– Cálmate.
– ¿Cómo quieres que me calme? ¿Un hombre? ¿En serio? ¿Eres marica?
– Jajajaja No.
– ¿No? ¿Entonces?
– Es Bill, sólo por él.
– No te entiendo.
– Richelle, basta que lo veas por segundos a los ojos, para entender mi fascinación por su ser.
– No me digas… ¿También te ves irremediablemente atraído por la inocencia?
– Si la perdí, es lo lógico ¿No?
– Bien.
– ¿BIEN? Pero es que, ¿Tu estas demente, mujer? ¿Cómo es que te alteras porque te enteras de que tu Jefe te salió torcido, y no te perturbas porque quiere ofrecerte como sacrificio?
– Andy, ya en serio.
– Este mundo es de locos; no, no, tú mundo es de enfermos, Tom.
– Lo sé, y lo siento, pero, de allí soy.
Andreas corroboró de inmediato, que sus palabras me golpearon con fuerza; sabía que la realidad de los Barrios Bajos era terrible, no se la deseaba a nadie, pero, no podía negar que fui parte de ella; ni aun después de la muerte…
Si, nuestro mundo, era de enfermos.
¡Estábamos locos!
Pero, ¿Teníamos otra elección?
– Tom, yo…
– Tranquilo, quizás así, comprendas el por qué, prefiero callar.
– S-Si…
– Bueno, retomando nuestro asunto, ¿Qué planeas?
– Es simple.
– ¿Si?
– Tú regresaras en compañía de Andy; te unirás de nuevo a Karl y mantendrán vigilado a Bill.
– ¿Te olvidas con quien estas tratando? Karl, no va a recibirme con los brazos abiertos.
– En eso te equivocas.
– ¿Cómo puedes estar tan seguro?
– Richelle, lo único que Karl considera sagrado en su vida, son Black y tú.
– Jajaja, ahora, ¿Vas a decir que lo conoces mejor que yo?
– Al menos, soy consciente de ese lazo que los une.
– Ok, suponiendo que es verdad, y no me asesina a la primera; ¿Qué se supone que voy a decirle para explicarle la presencia de tú amigo, ah? De lejos puedo decir que es inocente y puro; huele a ingenuidad, Tom.
– Eso es muy sencillo.
– ¿Si? Pues, ilústrame, Jefe.
– Ustedes van a fingir que son pareja.
Continúa…
PD_ ¿Qué tramará Tom? No lo sé, la autora aun no se pone de acuerdo con nada jajaja. Lo único de lo que no me queda duda, es de que ustedes van a quemarme en la hoguera por lo que viene.
Deberían ser más compasivas, pero bueno, así les quiero.♥ Nos estamos leyendo, pequeñas :3♥
Con Amor, AS ♥♥