III Reverse 58

«Reverse III» Fic de Alter Saber

Capítulo 58: Partida

«Grande es el arte de inicio, pero mayor es el arte de poner fin»

Henry Wadsworth

En medio de un descanso, imaginé lo hermoso que sería continuar a tu lado; lo bien y completo que me sentiría al tenerte cerca de mi…

Simone…

Ojalá estuvieses aquí, ojalá pudieses decirme que las cosas irán mejor, que nuestros hijos regresaran a salvo y que por fin, seremos una familia completa…

Pero aunque lo deseara; aunque diera más de lo que tengo; nada, no existe absolutamente nada que pueda hacer para traerte de regreso conmigo…

Por eso, aun cuando es injusto y demandante; te ruego que veles por la protección de nuestros pequeños; no permitas que les dañen, tráelos a mí, una vez más, para no dejarles ir, jamás…

Las reflexiones inundaban mi fallido intento por conciliar el sueño, y es que por más que trataba con todas mis fuerzas de recuperar un poco de energía; la verdad era que, la preocupación estaba consumiendo mi vida…

No quería admitirlo, pero, el suicidio de Clarise, de cierta manera me afecto, es decir, compartí más de 19 años, al lado de una mujer que creí conocer; una persona a la que jure entregarme en cuerpo y alma, como no pude hacerlo con Simone…

Pensé que el encuentro fortuito con Clarise, había sido eso; un evento tentativo del destino para recompensar la ausencia de mi primer amor; pero no, una vez más, los planes del altísimo, varían y se ponen en contra mía…

Y ahora, mientras yo reposo en una cama enorme de sábanas blancas…

Mis hijos luchan por salvar sus propias vidas; y lo peor, es que aunque quisiera hacer algo al respecto, no lo tengo permitido; pues según lo que Tom había descrito, Stuttgart era un lugar del cual fácilmente puedes entrar, pero que, es casi improbable que salgas con vida…

Sólo mi hijo que conocía con mucha profundidad las calles de esa ciudad, se arriesgó a enfrentar viejos enemigos para traer de vuelta a la persona de la que está enamorada; la cual, paradójicamente, también es mi hijo.

¡Qué odisea!

Me gustaría cerrar los ojos por un instante y que al abrirlos, todo lo sucedido en los días pasados no fuera otra cosa que un mal sueño; una pesadilla temporal, un aviso sin precedentes; y no, la maldita realidad en la que nos encontramos.

Es que no sólo la vida de mis hijos estaba en juego; Andreas y Rick estaban involucrados por la lealtad que poseen hacia Tom y eso, me descarga un sentido de responsabilidad aun mayor…

De cierta manera, agradecía que Georg y Gustav decidieran regresar a Sacramento; porque si ellos dos se sumaran al viaje, serian demasiadas vidas en juego; sin probabilidad de que todos sobrevivieran…

No había pasado ni siquiera una semana, y yo, ya estaba al borde del colapso; los nervios me estaban pasando factura y nada de lo que comía, me alimentaba en verdad; creo que de sólo pensar ya he perdido una cantidad de peso considerable, mi estado es precario, pero, la situación no amerita nada más que esto.

Treinta días…

Quién iba a imaginarse que un periodo de tiempo tan corto como ese sería suficiente para decidir la existencia de los seres más preciados en mi vida…

Me levanté de la cama, resignado a descansar y procedí a tomar una ducha; por lo menos, el agua lograría calmar un poco mis sentidos. Salí del baño, opté por un atuendo informal, algo, atípico en mí; sin embargo, no estaba de ánimos para nada más; cuando me dirigía hacia la puerta, escuche la melodía de móvil:

¿Bueno?

Sr. Trümper.

Gates, ¿Qué sucede?

Tengo información para usted.

¿Si?

Por circunstancias ajenas a mi comprensión; la Sra. Heithworth fue trasladada de la clínica hasta su residencia.

¿CÓMO?

Sí, señor. Acaba de llegarme el reporte; al parecer, lo que le sucedió fue tan sólo un «Episodio» de esquizofrenia temporal, motivo por el cual, era contra la Ley retenerla en una clina especialista, cuando ella no estaba diagnosticada con esa enfermedad.

¡Esto es increíble! Ambos la vimos, la chica está demente.

Estoy de acuerdo; no obstante, el veredicto final del doctor que la reviso, fue ese. El padre se la acaba de llevar para su casa.

¡Maldición! Mañana a primera hora, iré a la Clínica; necesito las explicaciones coherentes del asunto y tú me acompañaras.

¿A qué horas, Señor?

A las 8:00 am.

Entendido, pasaré a esa hora.

Bien.

Baje las escaleras y me dispuse a ir hasta el comedor; si antes estaba alterado, ahora sí que era un completo manojo de nervios.

Lo de Anna era algo que no me esperaba en lo absoluto; si ella estaba suelta, era una bomba nuclear escondida en medio del asfalto que reside en Stuttgart; ella sería suficiente para desmantelar todo el plan de Tom.

¿Y ahora?

¿Qué se supone que debo hacer?

Tomé mi móvil y marque su número:

¿Jörg?

Si Rick, lamento llamarte tan tarde.

No te preocupes, ¿Sucedió algo?

Si.

¿De qué se trata?

Anna ha sido trasladada a su casa.

¿Qué? Pero, ¿Cómo es eso posible?

Aun no lo sé, mañana iré a averiguar qué fue lo que sucedió exactamente.

¿A qué horas?

A las 8:00 am.

Bien, estaré antes para irme contigo.

Gracias.

No hay de que, sabes que, estamos juntos en esto.

Si, tienes razón. ¿Has sabido algo de Tom?

No Señor, él no se va a comunicar conmigo; a no ser de que sea necesario ¿Lo entiendes?

Si, perdona.

Jörg, sé que es demasiado complejo, pero, tratemos de no perder la cabeza; al menos, no somos nosotros quienes están en un sitio tan peligroso; no podemos quejarnos de nada, cuando ellos deben estar enfrentando situaciones más estresantes.

Si, si, ¡Dios! Tienes razón, Rick.

Bien, ahora, trata de descansar, nos vemos mañana.

Está bien.

Finalicé la llamada y le pedí a Sam que me trajera algo ligero para cenar; debía esforzarme por descansar…

Mientras terminaba de comer, Sam trajo un té para que digiriera con mayor facilidad y me pidió permiso para tomar un lugar a mi lado:

¿Qué sucede, Sam?

¿Hay algo que podamos hacer?

¿A qué te refieres?

Señor, no se necesita ser un genio para saber que las cosas no van bien; el Joven Tom se fue y el Joven Bill no está desde hace unos días. No pretendo conocer los detalles de la situación; sólo, deseo que entienda que si existe algo que nosotros, sus empleados, podamos hacer para usted se sienta un poco mejor, sólo, avísenos.

Mire con asombro a Sam y me sentí complacido por sus palabras; en verdad, las personas que servían en mi casa, llevaban años junto a mí; y siempre, han sabido como sobrellevar las complicaciones que han surgido en el camino; y ahora, no era la excepción.

Gracias Sam, tus palabras me reconfortan; y si, las condiciones actuales no son muy favorables; cuando Tom y Bill regresen, prometo contarte los detalles.

No es necesario, Señor. Sólo, recuerde que estamos a su servicio y para su bienestar.

Si Sam; no obstante, tú eres mi familia y creo que lo mereces.

Gracias Señor, me honra con su reconocimiento.

No te preocupes; por el momento, me ayudaría el que ustedes actuaran igual que siempre, con ello; alivianaría mi carga.

Como ordene, Señor.

Una cosa más Sam.

¿Si?

Traten de no bajar la guardia.

¿Señor?

Me refiero a que estén alertas; no sé si pueda suceder algo como la otra vez, sólo, traten de permanecer atentos a todo; no le abran a cualquier persona con facilidad, no sabemos en qué momento llega alguien problemático.

Está bien, le informare al personal.

Bien, ¡Que descanses, Sam!

Igualmente, Sr. Trümper, Buenas noches.

Buenas noches.

Subí las escaleras, llegue a la segunda planta y procedí a descansar; los efectos de aquel té, estaban surgiendo efecto, pues me abandone al sueño más profundo que en días no tenía…

Los rayos del sol calaron por toda la habitación, obligándome a abrir mis ojos; desperté y me levante de inmediato; hoy no podía perder el tiempo, me bañe y una vez arreglado, baje a tomar el desayuno…

Tan sólo unos minutos después, Rick llego:

Buenos días, Jörg.

Rick, ¿Cómo estás?

Bien, ¿Has descansado?

Si, de hecho, pude conciliar el sueño con facilidad.

Es bueno oír eso. ¿Nos vamos?

Gates vendrá por nosotros.

Oh, ya veo. ¿Qué fue exactamente lo que te dijo?

Bueno, que Anna fue dada de alta, porque lo que había sufrido no era más que un episodio de esquizofrenia temporal.

¿Temporal? Pero si a metros se notaba lo desquiciada que estaba.

¡Exacto! Sin embargo, el Doctor que la examino, dio ese diagnóstico.

Eso no me cuadra.

Lo sé.

Buenos días, Sr. Trümper, Joven Rick.

Gates.

¿Procedemos?

Si, andando, Rick.

De acuerdo.

Subimos al vehículo y nos dirigimos a la Clínica especialista; en el trayecto, trate de obtener más información:

¿Entonces? ¿Sólo la dejaron ir?

Eso parece, Señor. El médico le realizo unas pruebas, pero, no concordó con el veredicto del médico anterior y dijo que Anna se encontraba en óptimas condiciones.

¿Y si fue alguien contratado por Jack?

No creo que ese sea el caso; el Doctor lleva años en esa Clínica.

Pero, puede ser un conocido de los Heithworth.

No tengo ese tipo de relación entre ellos; porque, hasta donde establecen los registros; esa familia tiene su propio medico particular, entonces, no creo que ese sea el caso.

Entiendo.

Llegamos a la Clínica, aparcamos el auto e ingresamos de inmediato; llegué hasta la recepción y solicite hablar con el Doctor encargado de Anna, que para nuestra suerte, se encontraba en horario disponible.

Nos dirigimos a su despacho, y una vez dentro; le contactamos.

¿Disculpe?

Perdón, pero, me encuentro en mi horario libre.

Lo sé, Dr. Roff; sin embargo, es una situación de suma emergencia.

El hombre se quedó observándonos por un momento, y sólo minutos después, fue capaz de ofrecernos un asiento para entablar la conversación:

Lo escucho, Sr…

Trümper, Jörg Trümper.

¿Trümper? ¿De la Industria automotriz?

Sí Señor.

Ummm, dígame, ¿Qué lo trae por aquí, Sr. Trümper?

Vera, usted, diagnostico a una chica.

Deténgase.

¿Perdón?

Es contra la Ley que de información de mis pacientes; lo siento, pero, si es lo que viene buscando, no obtendrá nada de ello.

Lo entiendo, pero, la vida de mis hijos corre peligro y si tengo que regresar con una orden del Parlamento para escuchar lo que usted tiene por decir; lo haré. No me quedare quieto, esperando a que ella coloque en riesgo la vida de ellos.

El Dr. Roff se relajó, y tras unos cuantos suspiros, accedió a mi solicitud; claramente, no tenía intenciones de largarme de ese lugar, sin antes haber conseguido la información que requería.

Lo escucho, Sr. Trümper.

Se trata de Anna Heithworth.

¿Qué pasa con ella?

Usted la diagnostico con un estado parcial de esquizofrenia.

Eso es correcto.

¿Por qué lo hizo?

Porque es la verdad.

¡Eso es imposible!

¿Por qué?

Nosotros la vimos cuando estaba en medio del fulgor de su demencia; eso no puede catalogarse sólo como un «Episodio», Doctor.

Con todo respeto, Sr. Trümper; así como yo no puedo contrariar su palabra acerca de los autos; usted no tiene la autoridad para poner en tela de duda mi conocimiento sobre los pacientes que atiendo.

Entonces, ¡Explíqueme! ¿Por qué un lapso y no un estado permanente?

Es simple; Anna tenía un catalizador para el estado que desato.

¿Qué seria?

De pequeña sufrió un trastorno de conducta que la condujo a un estado parcial de locura; sin embargo, como aquel trauma no fue repetido; Anna logró reincorporar la cordura a su vida; no obstante, alguien la sometió a las mismas condiciones que le ocasionaron semejante alteración; llevándola a una situación similar a la esquizofrenia…

¿Similar?

Si Señor; verá lo esquizofrénicos no tienen una diferencia entre la realidad y las alucinaciones; para ellos, lo que nosotros podemos ver como una ilusión; en su mente, es real; sí ellos dicen que ven un muñeco que los persigue, puede que nosotros asignemos ese comportamiento como algo similar a «Perder la sensatez»; sin embargo, en la cabeza del paciente, aquel muñeco, es tan vivido como una persona cualquiera; por eso, tiran por la borda la compostura.

¿Entonces?

Anna, puso en riesgo su cordura por el estrés que le supuso sufrir un escenario similar al de su infancia; pero, la conducta no fue permanente. Cuando ella llego aquí y concilio el sueño por unas horas; al despertar, era una persona cuerda; ni siquiera recordaba lo que le había sucedido.

¿Lo entiende?

Ella sólo tuvo una crisis nerviosa, nada más allá de eso.

¿Por qué el Doctor anterior a usted, dijo lo contrario?

Mi colega la evaluó justo cuando ella aún se encontraba en medio del ataque; es normal que su veredicto fuera ese; sí él la hubiese examinado al mismo tiempo que yo; daría el mismo certamen médico, se lo aseguro.

¿Acaso era eso posible?

A mis ojos, Anna se veía totalmente destrozada…

¿Cómo se supone que te levantas de un golpe como ese?

¿Puedo hacerle una pregunta?

Claro.

¿Es posible que ella esté fingiendo?

¿A qué se refiere?

Me pregunto, ¿Si existe una remota probabilidad de que su compartimiento, no haya sido otro, que el fingir que no recuerda nada y que se encuentra en perfectas condiciones?

Eso es posible, pero sólo, si la patología es diferente.

No comprendo.

No hablaríamos de «Esquizofrenia»

¿No?

No, se trataría de una «Psicopatía»

¿La diferencia es?

Bien, antes que nada, ¿Quién de ustedes la conoce?

Yo.

Ok, ¿Cómo te llamas?

Rick.

Bien Rick, yo voy a hacerte unas preguntas y tú solo vas a responder «Si o No»; dependiendo de sí Anna muestra o no aquellos comportamientos, ¿Entiendes?

Sí, Señor.

1. ¿Posee locuacidad?

Si.

2. ¿Es arrogante?

Si.

3. ¿Alguna vez ha evidenciado un comportamiento que no le genera remordimiento o culpa?

Si.

4. ¿Anna es mentirosa o engañosa?

Si.

5. ¿Es manipuladora?

Si.

6. ¿Es impulsiva?

Si.

7. ¿Anna es buena ejerciendo auto-control?

No.

8. ¿Posee una conducta sexual promiscua?

Si.

9. ¿Tiene una tendencia al aburrimiento?

Si.

10. ¿Conductas delictivas?

Si.

Un psicólogo famoso conocido como Harper; decía que si estos criterios eran certeros, se puede estar hablando de un «Trastorno psicopático de la personalidad». Ahora bien, por lo que me han mencionado, es más que evidente de que ella, evidencio un estado de perdida de la cordura; pero, su verdadera condición es una de las formas de psicopatía.

¿Y usted la dejo ir?

Perdón Sr. Trümper; pero, la evaluación que debía hacerle, era para corroborar si era esquizofrénica; no si tenía un perfil psicópata; ni siquiera poseía antecedentes clínicos, como para darle paso a la duda, y analizarla desde esa perspectiva.

¿Entonces? ¿Qué hará?

No puedo reinsertarla; a menos que, ella presente otro comportamiento similar al anterior.

No me veía capaz de provocarle un sufrimiento de ese calibre a Anna; de hecho, lo consideraba imposible; sobre todo, porque estábamos en frente, de una persona experta en la manipulación y el engaño…

El silencio reinaba en aquel recinto; nadie se atrevía a pronunciar palabra alguna; hasta que, el sonido de mi móvil, logro sacarnos de ese estado:

¿Si?

S-Señor…

¿Sam? ¿Qué te sucede?

L-Lo lamento…

¡SAM!

Por favor, cuídese.

No, no, no, Sam, espera, espera…

Un fuerte disparo se escuchó de la otra línea…

Los gritos retumbaban por mis oídos…

¡No podía reaccionar!

Escuchen con atención: Requiero el despliegue del Escuadrón II-A sobre la residencia de los Trümper, de inmediato; alguien ha ingresado y se encuentra armado; ¡CONTENGAN LA SITUACIÓN HASTA QUE YO LLEGUE!

Si, Jefe.

Mi mente no podía dejar de reproducir una y otra vez, el eco que generaba aquel disparo desde el otro lado…

Sam…

¡Dios Santo, Sam!

Vi que Gates se levantó; y entonces, pude hablar:

Espera, voy contigo.

No Señor, es demasiado peligroso; de momento sé que es uno, pero, si hay alguien más, usted…

¡No me importa! Es mi gente, Gates, mi gente…

Jörg, vamos todos.

Rick…

Quizás, sea ella…

¿Anna?

Pues sí; y de ser así, Dr. Roff será mejor que se prepare, porque si Sam llega a morir; hay alguien lejos de aquí, que no se lo perdonara jamás, ¿Lo entiende?

El Doctor quedo inmóvil ante esas palabras…

No necesitaba que Rick lo explicara; era obvio que se refería a Tom; y lo peor de todo, es que era verdad. Si Sam estaba muerto, él no iba a descansar hasta destrozarlo; o por lo menos, eso era lo que podía concluir en estos momentos; porque por el proceder de mi hijo; la venganza, era como su descanso.

Salimos del recinto, corrimos hasta el vehículo y nos dirigimos a aquel lugar. Marcaba incontables veces a los teléfonos de la residencia, pero, no obtenía respuesta alguna…

No quería presencia aquella escena; me sentía terrible, de solo imaginar que mis empleados estaban sufriendo a causa de una situación de la que no eran responsables…

¡Esto era insufrible!

El tiempo pasaba demasiado lento y para mí, el trayecto fue más que eterno; cuando estábamos cerca de entrar; vimos que la casa estaba plagada de las Fuerzas especiales, y había dos autos que no pertenecían a mi propiedad…

¡No cabía duda!

Era ella.

Gates nos ordenó que mantuviéramos por fuera de la propiedad hasta que él se cerciorara de que el escenario estaba controlado. Rick y yo, nos encontrábamos a metros de la entrada, y no oímos nada, hasta que, unos gritos desgarradores, comenzaron a inundar la casa…

Vimos como dos chicas salieron corriendo de allí, estaban demasiado asustadas…

Rick reconoció a una de ellas; y se aproximó; cuando ella lo vio, se lanzó a sus brazos y la otra chica, hizo lo mismo; ambas acaban de pasar un susto de muerte, eso era seguro. Fui hasta allí y Rick habló:

Jess, ¿Qué ha sucedido?

Y-Yo…

Bien, primero, cálmense y vamos a sentarnos ¿Si?

Ambas asintieron en respuesta; ellos se dirigieron al Kiosko y yo espere por Gates; el cual no tardo en salir:

¿Qué sucedió? ¿Mi personal? ¿Dónde está Sam?

Dios…

¡Gates! ¡HABLA YA!

Lo lamento, pero, sus empleados han sido brutalmente aniquilados.

No lo pude evitar…

Las náuseas escalaron hasta mi garganta…

¡No lo podía creer!

¿Qué demonios estaba sucediendo?

Gates, me presto un pañuelo y me ofreció algo de agua; ni siquiera me permitió ingresar a la casa; dijo que era demasiado violento como para observarlo…

Me dolía, como me quemaba esto; sentía que iba a morir.

¿Quién lo hizo?

Fue Anna.

Percibía como comenzaba a escalar…

La ira.

El dolor.

La furia.

El deseo.

Las ganas de exterminarla como si se tratara de un ser insignificante que no merecía la redención…

¡Era un maldito monstruo!

Corrí hasta la entrada de la casa, pero, no la encontré. Gates me saco de nuevo, y me explico que ya la habían inmovilizado; que iban a trasladarla hasta Hamburgo, donde recibiría un juicio y condena por lo que había hecho.

¿CONDENA?

¿JUICIO?

¿Por qué ella debía tener esa posibilidad?

¿Acaso Sam la tuvo?

¿Acaso mi personal pudo defenderse?

Mi gente fue devastada por la mente enferma de una chica con complejo de Dios; no era justo, ellos no merecían eso.

Sr. Trümper.

¿Qué quieres?

El único sobreviviente, fue Sam.

¿Había escuchado bien?

¿Sam?

Él…

Estaba…

¿Vivo?

¿Cómo dijiste?

Al llegar, mis hombres, lo encontraron cerca del patio con un disparo en el brazo izquierdo; no obstante, no recibió un daño colateral que comprometiera su vida.

¿Estás hablando en serio?

Sí Señor, la ambulancia ya se lo llevo y faltan minutos para que llegue la policía y se lleven a Anna; su padre fue informado de lo sucedido.

¿Jack?

Si.

¿Y qué dijo?

¿De verdad desea escucharlo?

Si.

Sus palabras textuales fueron: ¿Anna? No le conozco, pues en los Heithworth, no hay espacio para los fracasados.

¡Jodidamente increíble!

¡Esa Familia estaba loca de principio a fin!

¿Qué pasara con ella?

En Alemania no está aprobada la pena de muerte; pero, de seguro, obtendrá cadena perpetua, hablamos de más de 15 víctimas.

¡Dios Santo!

Lo lamento, ojala hubiésemos llegado con antelación.

No, no, al menos, Sam está bien y esas dos chicas sobrevivieron.

Correcto.

Iré a hablar con ellas; avísame, cuando llegue la Policía.

Como ordene, Señor.

Fui hasta aquel Kiosko; trataba de mantener la compostura, de no derrumbarme y unirme a mi gente en su deceso…

Sin embargo, era Tom quien me lo impedía; no podía fallarle a mi hijo, tenía que soportarlo…

Las chicas estaban sentadas, ya un poco más calmadas; cuando llegue, Rick comenzó a preguntarles:

Jess, dinos, ¿Qué paso?

N-Nosotras vinimos hasta aquí, porque, llevábamos días sin saber de Tom y Bill; Lele es amiga de Bill, y bueno, ella me pregunto por él y al darnos cuenta que ninguno de los dos, asistía a la Universidad; decidimos venir hasta aquí.

Ajam.

Cuando llegamos, vimos la puerta abierta, entramos y nos encontramos con esos cuerpos; íbamos a llamar a la Policía, pero, detrás de nosotros estaba Anna apuntándonos; si sus hombres no hubiesen llegado, quizás…

¡Shhh! Tranquila Jess, todo está bien, no les sucedió nada. Sé que es un susto de muerte, pero, están bien ¿Si?

S-Si…

Ambas chicas habían venido por casualidad hasta aquí, y casi pierden la vida por ello; esto me hacía reflexionar, era mejor que Rick, Sam y yo, abandonáramos la casa principal por un tiempo; al menos, hasta el regreso de Tom y Bill.

La policía llegó, informamos los detalles, recogieron los cuerpos y procedieron a limpiar la escena del crimen.

Anna fue trasladada a Hamburgo, justo como Gates había informado; mientras tanto, Rick y yo, fuimos hasta el Hospital General, para ver a Sam. El Doctor nos dijo que se encontraba estable; que la bala no perforó lo suficiente como para impedirle el movimiento de su brazo izquierdo; que requería atención, pero, que saldría en los próximos días.

Al menos, había una buena noticia en medio de todo esto; Sam era como un segundo padre para Tom; no quiero ni imaginarme lo que hubiese sucedido…

Ingresamos a la habitación de Sam, el cual, al verme, sonrió con sinceridad:

Sr. Trümper.

Fue inevitable…

Las lágrimas inundaron mis ojos…

Sentía tanto alivio de que él se encontrara bien…

Fue imposible no abrazarlo; quizás, era un gesto demasiado repentino y afectivo para mí; pero, Sam había cuidado de mi hijo en mi ausencia; incluso, demostró con creces, lo mucho que le amaba; lo mucho que me respeta, lo mucho que entrega por el bienestar de mi familia…

¿Cómo no apreciar a una persona tan devota como él?

Rick me ofreció un pañuelo; él claramente, estaba reviviendo lo sucedido con Jake, se podía notar en su rostro, por lo que trate de no darle larga a mi sufrimiento…

Sam, no sabes lo feliz que me hace que te encuentres bien.

Gracias, Señor. Aunque, soy el único ¿Verdad?

Sí, yo, lo lamento.

No, Señor. Usted no tiene la responsabilidad de esto; la verdad, cuando lo llame, ella ya había asesinado a unos cuantos, y si no hubiese sido por ese contacto con usted; estaría muerto.

Sam…

De momento, me encuentro bien.

¡Hombre!

No se preocupe, todo está bien. Es un milagro que usted no se hubiese quedado en casa; si le pasara algo, no me lo perdonaría, porque, le habría fallado al Joven Tom.

Gracias, Sam.

Nos quedamos en silencio…

Sin embargo, no era un momento de tensión…

Nos encontrábamos en una tranquilidad, por lo menos, temporal.

&

Escuchar esa conversación, me había abierto los ojos…

Era verdad.

El Rey que un día usurpo el trono y se auto-proclamo como deidad; en realidad, había encontrado en Bill, alguien a quien amar y para su suerte, ese ángel, le correspondía.

Por más difícil que pareciera la situación; por más que me constara asimilarlo…

El escenario era ese.

Yo, jamás, iba a conseguir que Bill me viera con los ojos que observa a Tom, nunca obtendría de él, una parte del amor que siente por Tom…

¡Era imposible!

Ellos parecían amarse con fiereza; podía notarlo, sólo que, no quería admitirlo.

Uno estaba dispuesto a enfrentar la muerte por salvarle y el otro era capaz de abandonar su pureza por reencontrarse…

¡Un absurdo, ilógico, y real, amor!

Algo que perseguí por años…

Tan sólo añoraba tener a alguien que me demostrara lo fácil que sería dejar a un lado las cicatrices del pasado; para darle lugar a las bendiciones del presente…

Para mí, ese alguien, era Bill.

Sin embargo, nada de lo que había hecho funcionó y por más que lo perseguí, sólo, conseguí que él sintiera algo similar al odio…

¡No estaba hecho para amar! De eso, no cabía duda alguna.

Por eso, salí de esa casa, resignado.

¿Qué obtendría de todo esto?

¡Nada! ¡Absolutamente, nada!

Yo, no era Tom.

No significaba nada para Bill.

Johannes no estaba para mí.

Y en resumen…

Me encontraba solo, justo como el principio.

Desistí; ya era hora, si mi vida iba a ser un paraje cargado de soledad; pues, no había de otra que no fuera, asimilarlo y enfrentarlo; porque, aunque lo deseara e intentara con fuerza; sabía que, nunca iba a conseguir a un ser tan majestuoso como Bill, ¡Nunca!

Tal vez, si hubiese presenciado todo el cariño que se tienen; no habría traído a Bill conmigo; no le hubiese ocasionado tanto sufrimiento, no le quitaría a su madre, no lo dañaría, no lo expondría, no lo perturbaría; simplemente, no le perjudicaría…

Porque, aunque fuera difícil de creer para cualquiera; yo, de verdad, le amaba.

Por eso, le dejaba irse.

No merecía permanecer a su lado, ni mucho menos retenerlo por la fuerza…

¡Él tenía que ser feliz!

Yo le debía eso, pues por muchos años, fui motivo de su tristeza; al menos, ahora, tenía que compensárselo.

Me despedí de ellos, cerré la puerta y camine con mi mirada agachada; sentí como mi vista comenzaba a nublarse…

¡Que patético!

¿En serio?

¿Iba a llorar?

Habían pasado más de 15 años desde la última vez que ese líquido tan particular se escurrió por mis mejillas; mi pecho se sentía apretado y mi mente no hacia otra cosa que no fuera rememorar las vivencias compartidas con él:

La primera vez que lo vi.

Su sonrisa.

Su inteligencia.

Su amabilidad.

Su inocencia.

Su pureza.

Y ahora, la despedida final.

Bill…

Quizás, él único ser humano sobre el Planeta, capaz de provocar todas estas emociones tan sinceras en mi…

Un ángel que decidió amar a un demonio…

Un ser puro que renuncio a su inocencia para salvar su vileza…

Sólo él…

Sólo Bill.

Quite rastro de las lágrimas en mi rostro, iba a salir de Stuttgart y si alguien trataba de frenarme; viviría o perecería, igual, ya nada más tenía sentido. Mis pasos se sentían pesados, mi cuerpo sin fuerza y mi mente exhausta…

Parecía que nada lograría hacerme reaccionar, hasta que, escuche su voz:

– Vaya, vaya, vaya, pero, ¿Qué tenemos aquí? ¿El pequeño Blake está abatido? ¿Qué paso? ¿Han vuelto a timarte?

No quise levantar la mirada…

Simplemente…

¡ERA HUMANAMENTE IMPOSIBLE!

¿Cómo?

Es decir, él…

No.

No, no, no…

No podía ser verdad…

Se suponía que estaba muerto…

¿Se trataría de él?

– Venga, ¿Qué es esa reacción tan aburrida? ¿No te alegras de verme?

Ese tono de voz tan sarcástico…

Esa fascinación por generar temor…

Esa estruendosa personalidad…

Debía ser él…

Aquel hombre que casi nos deja sin vida…

¿En serio?

¿Tenía que revivir?

– Oye, ¿Se te olvido hablar? Dime una cosa, ¿Dónde está, Karl?

¡Mierda!

Era él.

En verdad, él seguía con vida…

Maldición Karl.

¡Han venido por nosotros!

Lo único que rogaba, es que Bill no fuera a salir de esa casa, porque en cuanto cruzaran miradas; su vida se acabaría en un instante.

Solté un suspiro, me arme de valentía y levante mi mirada; camine hasta él y al quedar a escasos metros, le dije:

– Jared.

– Oh, veo que si puedes hablar, pero, te hice una pregunta, ¿Dónde está Karl?

– No lo sé.

– Jajajajaja, ¿Crees que me voy a tragar eso? Eres su mano derecha, lo sabes todo.

– Ya no más.

– ¿No?

– No, él y yo, no andamos en buenos términos.

– ¡Vaya! Eso sí que es una gran sorpresa, eso quiere decir, que tú, ¿Estas de mi lado?

– ¡No!

– ¿No?

– No.

– ¿Seguro?

– Si.

– Oh, es una pena, me caías algo bien, Blake.

No lo sentí…

La bala penetro mi brazo, pero, no lo vi venir…

¡Esos malditos reflejos!

Seguía siendo implacable…

Estaba en el suelo, la sangre encharcaba todo el sector y para colmo; me sentía fatigado por la previa paliza que había recibido de Karl y luego de Black; no estaba en condiciones de enfrentarlo.

Pero, al inclinar mi vista, y ver a Bill allí, con un rostro de completa preocupación…

Lo entendí.

Pude verlo con claridad.

¡Mi hora había llegado!

Si había algo seguro, es que, nada irritaba más a Jared, que el ver a alguien inocente; le hacía sentirse consciente de su impureza, y perdía los estribos…

No tenía ni idea de cuantas personas habían muerto en sus manos, sólo por ser genuinos, diferentes a él.

¡Debía impedirlo!

Pero, ¿Cómo?

Vi como una mano se acercó y me ayudo a colocarme en pie…

– ¿Richelle?

– No pienso dejarte solo.

– Eres una idiota.

– Así, somos todos.

Jared reparo en la presencia de Richelle y soltó una sonrisa irónica en respuesta:

– Debo decirlo: ¡Cómo has crecido!

– Si.

– ¿Ummm? ¿Acaso escucho algo de hostilidad en tu voz, Elle?

– No, es tu imaginación.

– ¿Será? Bueno, en fin, aún sigo sin entender, porque decidiste seguir a alguien como Karl, pudiste permanecer conmigo.

– Estuve con él desde el comienzo.

– ¿Y? Yo, le supero en todos los aspectos.

– Bueno, las cosas no son todo cuestión de poder.

– Jajajajajajaja, ¡Dios! ¿Qué carajos les ha pasado a ustedes? Se han ablandado demasiado…

– No se trata de eso.

– ¿Y entonces? Porque hasta donde sé, tú, jamás arriesgarías tu vida por ayudar a Blake.

– Tengo una deuda con él, eso es todo.

– ¿Honor? ¿Insinúas que estas siendo firme a una palabra? ¿Tú?

– Si.

– Dios, ¿Qué será de Karl con unos súbditos inútiles como ustedes?

Richelle estaba nerviosa, de eso no había duda; pero, aun cuando le enfrentáramos entre los dos; aun así, el resultado sería el mismo; moriríamos.

Entonces, si el escenario no variaba, por lo menos, ella podría sacar a Bill de aquí e impedir que Jared lo tocara…

¡Tom, mi hermano, tienes alguien más de quien preocuparte!

Espero que te las ingenies bien…

Porque, Bill necesitará más del «Rey» de lo que te puedes imaginar…

¡Cuento contigo!

Ojalá y pudiese verte, despedirme, para decirte, que al menos por un tiempo: Le diste sentido a mi vida, Tom.

Me acerqué a Richelle y al abrazarla, le susurre:

Ve, saca a Bill de aquí, junto a Andreas. Confió en ti, Richelle.

Ella sólo me apretó con mayor fuerza, y se fue de allí…

Vi como Jared apuntaba hacia ella, entonces, sólo me puse en su camino; me agaché y logré desequilibrar su mano; el disparo se fue hacia arriba y él enfoco su mirada en mí:

– Al menos, aun no estás del todo oxidado, Blake.

No obstante, mis movimientos no se comparaban con los de él; pues sus reflejos, eran casi los de un felino…

Le di un derechazo, pero, aunque la mandíbula se le desencajo, su golpe no tardó en llegar…

Su rodillazo impacto mi abdomen; y doblegado en el suelo, sentí como su pie destruía mis dedos; pisaba incontables veces, como si deseara descargar su ira sobre mí…

¡Él estaba furioso!

¡No tenía opción!

No iba a salir de esto…

Ni aunque alguien llegara por mí, sólo seriamos, unos sacrificios para Jared.

¡Basura en su camino!

Estaba sangrando, ya sus golpes no los sentía, sólo veía ese líquido correr por el suelo, no podía siquiera colocarme de pie…

Escuché como el arma se cargó…

¡Aquí venia!

Al fin, iba a descansar…

Por lo menos, no causaría más dolor…

Bill, estaría a salvo…

– ¿Algo que decir, Blake?

Suspire…

Por algún extraño motivo, sonreí y le dije:

– Aun cuando no supe como demostrarlo, yo, en verdad, te amé.

Y el gatillo fue accionado…

Cerré mis ojos…

Caí…

Llego el momento de decir:

¡Adiós! 

Continúa…

Gracias por la visita.

Publico y rescato para el fandom TH

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