INCUBUS 13

Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan

«INCUBUS» Capítulo 13

Tom vio partir al pelinegro con una extraña sensación de angustia en su pecho, como si al verle salir por esa puerta, lo estuviera perdiendo para siempre. Sacudió la cabeza para sacarse esas locas ideas y fue a vestirse.

No desayunó esa mañana, no lo necesitaba después de todo, pero se sentía triste sin Bill allí, se sentía vacío, y de repente todo su departamento le pareció enorme y solitario y se preguntó cómo había vivido tantos años allí… completamente solo.

Y como prometió a su moreno, partió al local para hacerlo funcionar, debía estar a cargo hasta que él volviera… sólo esperaba que no tardara tanto.

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Mientras en el hospital, Bill corrió hacia la chica de las informaciones para preguntar por su padre, le dieron el número de una habitación y corrió hacia ella. Allí su madre lloraba sosteniendo la mano de su progenitor.

—¿Mamá? —La llamó con lágrimas en los ojos, le dolía ver a su madre en ese estado—. ¿Qué ha pasado? —preguntó con la voz quebrada.

—Bill, cariño, es horrible —Lloró la mujer y abrazó con fuerza a su hijo.

—¿Y Jim? —interrogó, necesitaba saber de su hermano.

—Ha ido a la policía, mi niño, para que comiencen las investigaciones —Le aclaró.

—Pero dime mamá… ¿Qué sucedió? —Salió de su agarré y la miró interrogante.

—Fue atacado, durante la noche y yo… yo… —Sollozó, bajando la mirada—. Yo no me di cuenta de nada.

—Tranquila, mamá… ¿Acaso papá salió? ¿Lo asaltaron? —Bill trataba de encontrar la lógica del ataque.

—No lo sé, hijito, nos acostamos como siempre, yo me dormí y en la mañana lo moví y él… no despertaba… y entonces lo vi… —Sus ojos se mostraron aterrados—. Lleno de heridas y moretones, y no despertaba —Explicó la mujer.

—¿Lo atacaron en casa? —Bill no podía creer lo que escuchaba.

—Así parece… y yo… no vi nada… no pude ayudarle —Lloró angustiada la mujer.

—¿Qué dijo el médico?

—Que fue atacado por una pandilla y fue violado múltiples veces —Sus ojos enrojecidos ya no tenían más lágrimas que derramar.

—Dios mío —Exclamó el pelinegro horrorizado.

Se quedaron en silencio unos minutos hasta que un movimiento en la cama los alertó. Bill corrió a su lado.

—¿Papá? —habló despacio—. ¿Cómo te sientes?

—Bill, debes alejarte de aquel hombre —reprendió de inmediato, pero muy débilmente—. El hombre de las trenzas, es un enviado del infierno —susurró y luego volvió a caer en la inconsciencia.

Bill abrió los ojos grandemente. ¿Qué demonios significaba eso? ¿Por qué Tom tendría alguna relación con el infierno? Eso era absolutamente ridículo. Pero luego su mente infantil comenzó a jugarle una mala pasada. Y ¿Qué tal si todo esto, era efectivamente un castigo por haberse tocado indebidamente con Tom? Dios le estaba advirtiendo que condenaría no sólo su alma, sino también la de su familia, si seguía en esa relación homosexual. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Perdóname, papá —Sollozó apretando su mano.

—Tranquilo, Bill, tú no tienes nada que ver con esto —Le tranquilizó su madre, pero en el interior del pelinegro, él era el causante de tan tremendo sufrimiento en su padre.

Después de dos horas, en las que el médico les aseguró que nada malo le pasaría a Jorg, Bill decidió regresar al local.

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Volvió lleno de dudas y temores. Bajó del taxi y vio como la gente hacía cola para entrar al lugar, sin duda le necesitaban allí dentro. Con una sonrisa por el éxito de su negoció, entró con paso firme, directo al mesón, se puso su delantal y fue por alguna orden.

—Bienvenido —Le susurraron al oído. Era su guapo trenzado, sonrió por inercia, pero luego la imagen de su padre se puso entre sus ojos y dio un respingo.

—Tom, trabajemos por favor —pidió fríamente y se alejó de él con una bandeja en las manos. Tom le miró confundido y arrugó el ceño. Su mal presentimiento pareció crecer

Siguieron trabajando, ignorándose y guardando las apariencias. Pero a la hora en que tuvieron un respiro, Tom jaló a Bill hacia el baño y los encerró allí.

—¿Quieres decirme qué está sucediendo? Me has estado evitando. Creí que ahora… nosotros…

—¿Nosotros, qué? Nada, Tom… —El trenzado soltó un suspiro de frustración y rudamente golpeó un casillero de la muralla.

—¿Qué ha pasado? —Trató de respirar más calmado—. Cuéntame…

—Mi padre está muy mal —explicó, bajando la mirada—. Y todo es por mi culpa, es un castigo, nosotros no debemos estar juntos —afirmó y salió de allí dejando a Tom completamente molesto y paseándose como un león enjaulado.

—Bien… ¡Ya estoy harto! ¡Harto! —Gritó.

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Salió al mesón y parándose sobre él ofreció un apasionado beso francés a quien consumiera más aquella tarde. Las chicas corrieron a comprar y Bill miraba con los ojos como platos aquella tontería ¿Acaso… lo haría? ¿Besaría a una desconocida, sólo por estar molesto con él? Y Tom así lo hizo. Sujetó a una hermosa morena por la cintura y le devoró los labios en un beso apasionado y jugoso, mientras una de sus manos descendió hasta su trasero y se quedó allí acariciándolo.

Al verle, Bill corrió a encerrarse al baño llorando a mares y sintiéndose el más estúpido y miserable del mundo. Ya estaba hipando cuando un suave golpe en la puerta le distrajo.

—¿Estás bien, Bill? —El extraño acento le hizo sonreír amargamente.

—No… —contestó sincero.

—¿Puedo hablar contigo? —preguntó con cautela el chico alto.

—¿Necesitas usar el baño?

—Algo así —Mintió el joven, para que le moreno abriera la puerta. Bill se limpió los manchados ojos y lentamente abrió la puerta. Nada más hacerlo, Luka le rodeó en un abrazo—. Tranquilo… debes tener calma —Le trató de hablar.

—¿Qué? —El pelinegro no comprendía, pero necesitaba ser consolado y aunque hubiera preferido que fuera Tom, se dejó acariciar.

—No debes pelear con Tom —advirtió claramente Luka y esto le llamó la atención al moreno—. Él necesita de ti, para poder cambiar.

—Él nunca va a cambiar, Luka, le gusta ser así —afirmó tristemente Bill.

—No es así, yo le conozco, aunque él ahora no me recuerde. —Bill se separó de él y le miró fijamente.

—¿Fueron amantes? —cuestionó directamente.

—No —Sonrió—. Fuimos amigos, hasta que me fui. —Suspiró—. Cuando supe de él, quise ver como estaba y me sorprendí al ver lo mucho que había cambiado… y todo gracias a ti —Bill le miraba cada vez más confundido.

—No entiendo nada.

—No es necesario que entiendas, Bill, yo sólo quiero pedirte como favor especial… que lo cuides —agregó el chico, tranquilamente.

—Él es bastante grandecito para cuidarse solo —comentó molesto el moreno.

—Bill, acabas de ver la estupidez que hizo, es un inmaduro. ¿Crees que se puede cuidar solo? No, te necesita, necesita tu lado humano —dijo el chico, Bill asintió, aún sin entender.

—Puedo cuidarlo, pero ya no puedo… amarlo —Luka frunció el ceño.

—¿Por qué no?

—Mi padre, es obispo, él me dijo que Tom había sido enviado del infierno —Luka abrió los ojos grandemente y nuevamente abrazó a Bill.

—Debes salvar a Tom del infierno, Bill, es todo lo contrario, tú debes salvarlo —Justo en ese momento, entró el trenzado al baño y vio a la pareja compartiendo un abrazo.

—¡Idiota! —Se lanzó sobre Luka para golpearlo, pero Bill se puso en el medio.

—¡NOOOOO! —Gritó con fuerzas, Tom se detuvo en seco, lo miró con tristeza y salió del baño, se quitó el delantal y salió de “Sweet Land”.

Bill lo siguió, pero no lo detuvo, le vio partir y sus ojos nuevamente se llenaron de lágrimas. Lo había hecho de nuevo, lo había alejado de su lado, cuando más lo necesitaba.

El resto del día trabajaron arduamente, hasta el agotamiento, les hacía mucha falta Tom, además las muchachas preguntaban si el guapo trenzado volvería para dar otro espectacular beso francés. Bill las miraba furioso y negaba cortésmente. Finalmente cerraron. Los G’s le llevaron al departamento, pero obviamente Tom no estaba allí.

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Bill se dio una ducha y tras ponerse ropa cómoda, llamó a su madre. Ella insistió en que no era necesario que regresara al hospital, estaba muy lejos y ya era tarde, además al día siguiente, darían el alta de su padre y entonces podría visitarlo en casa.

Lo que su madre en realidad no quería, era que Bill hablara con su padre, pues desde que había despertado, sólo decía incoherencias, sobre alejar a Bill del trenzado.

El pelinegro le había contado antes a su madre por teléfono, de su amigo Tom, de cómo lo había acogido en su casa cuando perdió su departamento, de cómo le ayudaba en el negocio, y su madre no consideró justo alejar a su hijo que aquel chico, que al parecer, se había vuelto muy importante en la vida de Bill.

El pelinegro colgó a regañadientes y fue al refrigerador, tomó una cerveza… lo necesitaba. Le costó mucho abrirla, pues no estaba acostumbrado y se fue con la lata al sofá… a esperar a Tom.

—Tomi —Suspiró largamente—. ¿Dónde estás?

Las horas pasaron y la oscuridad llenó la habitación, Bill tenía la mirada vidriosa, por el alcohol y armándose del valor que sólo proporcionaba la bebida, tomó el celular y marcó. Una y otra vez, fue ignorado, pero siguió insistiendo hasta que la voz irritada del otro lado le habló.

—¡¿Qué demonios quieres?! —Gruñó muy molesto.

—Quiero que vuelvas a casa ahora mismo —dijo Bill con el mismo tono de irritación.

—¿Para qué? ¿Acaso ya terminaste de revolcarte con Luka? —escupió con saña.

—¡Idiota… regresa a casa ahora! —Le mandó.

—¿O qué? O mejor ¿Para qué? —preguntó con su voz suavizándose, por el dolor.

—Vamos, Tom, no seas inmaduro —Intentó el moreno.

—¡Y una mierda! ¡No volveré! —Casi gritó por el teléfono.

—Si no regresas esta noche… me iré de la casa —Le amenazó el pelinegro. Tom dudó y colgó.

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Media hora después, la llave sonaba en la puerta. Tom entró directo a su habitación, y allí halló a Bill hecho bolita en su cama. La imagen en sí despertaba ternura, pero el demonio estaba enfadado y herido.

—¿Estás dormido? —preguntó en voz baja, pero fríamente, el bulto se movió.

—Te estaba esperando —contestó el pelinegro sentándose, palmeó la cama para que el trenzado se sentara a su lado y así lo hizo—. Lo siento, Tom.

—Creo que yo lo siento más, Bill… me iré —dijo con resolución.

—¿Qué? —Los ojos del moreno se abrieron grandemente.

—Lo que oíste, me voy, ya estoy harto de esta situación… me lastimas, Bill —agregó sinceramente, bajando la mirada—. Te voy a dejar el departamento, pero yo ya no tengo nada más que hacer aquí —Los sollozos descontrolados de Bill detuvieron sus palabras. Tom lo miró sin saber qué decir, e hizo lo que mejor sabía… le abrazó.

—No quiero perderte —Confesó el moreno angustiado.

—Pero no me quieres a tu lado tampoco… no te entiendo —susurró el trenzado haciendo círculos en la espalda de Bill.

—Es por mi padre, te juro que es por él… lo amo, es mi padre —Lloraba.

—Y a mi… ¿No me amas? —Tom le alejó para verle a los ojos. El pelinegro asintió.

—Mucho… ¿No entiendes cuánto me duele todo esto? —susurró con la barbilla temblándole por el llanto. Tom le abrazó con fuerzas.

—Oh, Billy, te amo tanto —Besó su cabello—. Haría lo que fuera por ti, pero por favor… ya no me alejes de ti. —El moreno se separó un poco y le miró.

—Dame un poco de tiempo, por favor… hazlo hasta que pueda arreglar las cosas con mi familia. —Le pidió con la mirada triste.

—¿Cuánto será eso?

—No lo sé… hasta que mi padre se recupere… pero aun así… nosotros… lo nuestro… tendrá que ser un secreto —Tom nuevamente frunció el ceño—. ¿Por favor?

—Está bien —Esa lucha interna que tenía Bill había despertado el hambre de lujuria del Incubus, quien salivó internamente, deseoso de que poseer nuevamente al pequeño—. Ve a dormir —Bill le miró confundido.

—¿Por qué? ¿No me puedo quedar?

—Si te tengo cerca no podré contenerme, si vamos a estar separados, necesito mi espacio también, soy hombre y tengo mis necesidades —Le dijo alzando una ceja.

—Bien —Se fue a su cuarto y bajo el poder del Incubus se durmió de inmediato.

&

Nada más entrar en la habitación, Tom encendió las luces y caminó rápidamente hacia su pelinegro, desvistiéndolo y besando su cuello con hambre.

—Aaahhh Tommiiii —Gimió el moreno al sentir como su demonio nocturno aparecía nuevamente en sus sueños.

—Gime, pequeño, gime para mí —Le pidió el Incubus con los ojos rojos del deseo.

—Más, Tomi… ¡Tómame! —Rogó el pelinegro, alzando sus caderas en busca de más contacto íntimo.

Tom no se hizo de rogar y quitándose toda la ropa, tomó su lugar entre las piernas de Bill, pero esta vez pese a su hambre bestial, se controló y preparó lentamente la entrada de su amado, gimiendo junto con él, expectante y deseoso.

—Ya, Tomi, entra en mi cuerpo —Le oyó decir al chico y con lentitud y conteniendo la respiración, penetró su cavidad. Un fuerte suspiro por parte del Incubus, le indicó a Bill que ya estaba del todo en su interior, y alzándose levemente le atrajo hacia su cuerpo en un abrazo puro, tierno y necesitado—. Te amo, Tomi —Le dijo al oído.

—Y yo te amo a ti, bebé —Le besó levemente y comenzó un suave vaivén.

La habitación se llenó de gemidos y sonidos sexuales, que aumentaban la temperatura del lugar. Bill como siempre se desesperaba por satisfacer a su amado y en su mente la lucha nuevamente tenía lugar, las ansias de abrir los ojos y ver si en verdad este sueño maravilloso, no era más que eso… un sueño. Su cuerpo se convulsionaba, el orgasmo estaba cerca y Tom también lo sentía, aceleró las embestidas, golpeando fuertemente una y otra vez, gimiendo también de puro placer, y arqueó su espalda echando la cabeza hacia atrás cuando su cuerpo explotó.

—Te amo, Bill —Suspiró.

—Yo te amo más, Tomi —agregó el moreno.

Tom volvió su cabeza para mirar a su amado y se encontró con unos hermosos ojos cafés mirándolo directamente y una sonrisa formada en sus labios.

& Continuará &

OMG OMG ¡Bill despertó! Caos, confusión, problemas… ¿Qué demonios va a pasar ahora? AAAAAHHHHH grito como loca… por favor no se pierdan la continuación

Escritora del fandom

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