INCUBUS 20

Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan

«INCUBUS» Capítulo 20

Los hermanos Incubus viajaron en el vehículo de Jared, siguiendo el auto del obispo hacia las afueras de la ciudad. Ninguno de los dos decía nada, con el temor a flor de piel. Jared, por no tener idea de dónde y cómo su hermano conocía al obispo. Y Luka, por no saber cómo le explicaría la delicada situación al hombre de fe.

Tras terminar el largo viaje, los chicos aparcaron en la acera, fuera de la casa de Jorg. El hombre entró su auto en el garaje y les hizo una señal para que le siguieran. Los demonios vacilantes ingresaron a la casa.

—¿Cariño, me podrías dejar con los jóvenes, por favor? —pidió amablemente a su esposa, la mujer sonrió y se retiró a su habitación, ella sabía que esos temas eran mejor tratarlos entre hombres, así que se mantendría al margen.

—Jorg, ha pasado mucho tiempo y lamento mucho que nos reunamos en estas circunstancias —Comenzó Luka, pero el hombre le hizo un ademán para que se sentara.

—Bien… —El obispo se frotó la sien y trató de respirar con calma—. ¿Por qué un Incubus está con Bill? Eso es lo primero que quiero saber —demandó mirando fijamente al chico.

—Bueno… —Trató de explicar Jared—. Tom se enamoró de Bill, eso es todo.

—¡¿Cómo que es todo?! —reclamó el hombre.

—Eso es… Tom es un cazador de mujeres… y simplemente se enamoró de Bill, por eso es que aún está con él —Confirmó Jared.

—¿Ese Incubus lo… violó? —preguntó temeroso, pero a la vez seguro de la respuesta.

—Jorg… —Le calmó Luka—. Jared tiene razón. Tom es un Incubus amante de las mujeres. Tú sabes que nuestra raza se alimenta de la energía sexual de las vírgenes. Tom disfrutaba con las jóvenes mujeres, pero cuando se encontró con Bill… él simplemente se enamoró y no ha vuelto a cazar desde entonces —Trató de sonar convincente, pero el ceño fruncido del reverendo, le hacía dudar.

—Pero no has respondido mi maldita pregunta —afirmó furioso, ya que él, como sacerdote, no acostumbraba a usar malas palabras.

—Yo… —Luka tragó duro—. No puedo negarlo… Tom embrujó a Bill y tomó su cuerpo… pero… —Se apresuró a defenderlo, pero Jorg se lo impidió.

—¡Ese maldito! ¿Cómo se atreve a decir que lo ama si lo violó contra su voluntad? —Alzó la voz y luego se cubrió la boca para evitar que su mujer le oyera.

—Eso no es tan así, Jorg… —El hombre le miró incrédulo.

—¿Qué cosa?

—Bill cooperó con Tom.

—¡¿Qué?! —Se indignó el hombre—. Mi hijo es un hombre de Dios.

—No me cabe duda, Jorg —Trató de calmarlo Luka—. Pero a Bill le gustó Tom, desde que lo conoció y pese a estar embrujado, lo hizo voluntariamente, él deseaba acostarse con Tom.

—¡No! ¡Mi hijo no es un homosexual! —Volvió a alzar la voz.

—Hoy Bill le dijo que escogía a Tom, señor —agregó Jared, teniendo mucho cuidado en escoger las palabras apropiadas—. Él quiere a Tom tanto como Tom le quiere a él, y si aún no se entregan sin el poder del embrujo Incubus, es justamente por el alto respeto que Bill le tiene a usted, señor.

—No puedo creerlo…

—Jorg… —dijo suavemente Luka, sentándose junto al adulto—. Usted me vio, yo le conté mi historia. Es posible que un demonio se enamore, yo me enamoré y ahora Tom está enamorado y si nosotros, siendo moradores del infierno podemos amar, los humanos también pueden, con mayor razón pueden amar —Luka le rogaba con la mirada.

—Yo… —El hombre temblaba ligeramente—. Yo vi como Tom miraba a mi hijo, se preocupa por él… creo que tienes razón, él está enamorado, pero tendré que hablar con mi hijo para asegurarme que él corresponde esos sentimientos.

—Gracias, señor —Acotó Jared—. Gracias por la oportunidad.

—Sin embargo, eso no es todo —susurró Luka con voz de ultratumba, ahora empezaba lo difícil.

—¿Qué pasa ahora? —preguntó el hombre, rodando los ojos.

—Hay algo raro con nuestra especie —respondió Luka—. Verá… cuando nosotros dejamos nuestra semilla, nuestro semen, la persona que lo recibe queda embarazada —El hombre le miraba como diciendo y qué tiene eso de raro—. Se embaraza al recipiente, sea mujer u hombre —Los ojos de Jorg se abrieron como plato.

—¡Dios mío! ¿No me dirás que…. Mi Bill…?

—Sí señor… —aseguró Jared en tono sombrío—. Bill está embarazado y tiene una anemia severa en estos momentos.

—Señor, todo poderoso… —Rezó el obispo juntando sus manos.

—Jorg… es necesario que Bill no tenga a ese bebé —informó Luka, sintiéndose incómodo por todo lo del rezo, el hombre le volvió a mirar como si le hubiese crecido otra cabeza.

—¿Qué, estás loco? Bill no se hará un aborto, con eso condenaría su alma al infierno para siempre —Alegó de inmediato.

—No es tan simple, Jorg —Insistió Luka y procedió a relatarle todos los efectos que provocaría el embarazo en su hijo y que sin duda lo llevaría finalmente a la muerte.

—Santa María, madre de Dios… —Volvió a exclamar—. Esto es simplemente demasiado… y Bill no tiene ni idea de lo que le está pasando… él cree que es un parásito o una bacteria estomacal —Sintió los ojos escocer—. Mi pobre hijo, morirá…

—No, si podemos evitarlo —recalcó Jared.

—¡No permitiré el aborto! —replicó tajantemente el obispo—. Sin embargo, yo no puedo decidir por él. Deberán consultarlo con mi hijo primero —Los Incubus se miraron horrorizados.

—Pero si le contamos la verdad, Bill podría volverse contra Tom y odiarlo por siempre —Se quejó Jared, jamás le haría algo así a su amigo.

—Señores, esa es mi última palabra… además es lo mínimo que se merece ese mal nacido.

&

Los hermanos se pusieron de pie y se retiraron de la casa. Subieron a su vehículo con los ceños fruncidos.

—Tenemos que hablar con Tom —dijo Jared—. No sería prudente contarle la verdad a Bill, no ahora, imagina si al igual que el loco de su padre se niega a hacerse el aborto… él…moriría.

—Eso no es lo peor, Jared —agregó, sombríamente Luka.

—¿A qué te refieres?

—Si Bill muere, ¿qué pasará con Tom? —Le preguntó para hacerle entender.

—Enloquecería.

—Claro… y dime ¿Qué hace un demonio enloquecido? —Jared abrió la boca en expresión de horror, él había oído historias, pero nunca pensó que algo como eso podría ocurrir en verdad.

—¿Crees que sea posible? Pero es Tom…

—Tom perdería lo que más ama… estaría dominado por emociones humanas… no podría acabar con su vida, así que acabaría con la vida de todos los que se cruzaran en su camino… se volvería un demonio descontrolado, no sería sólo un Incubus sexual… se volvería un leal servidor del infierno —Jared no podía creer que eso podría pasar. El era un demonio también, pero a volverte prácticamente alguien del submundo era terrible.

&

El obispo por su parte se arrodilló en un pequeño altar que tenía en su sala y rogó a Dios con todo el poder de su corazón que salvara a su hijo, que le liberará de aquel ser maligno que consumía su vida de apoco. Le pidió un milagro, para que su hijo alcanzara la felicidad. Le rogó al Señor que perdonara la homosexualidad de su Bill, porque era hombre y se había enamorado, le pidió que le comprendiera como él mismo lo había hecho.

—Él es mi hijo, Padre —susurró suavemente—. Y quiero que viva y sea feliz… y tú eres el único que puede ayudarlo. Si aquel chico demonio lo ama, ayúdalo, como una vez ayudaste a Luka, pero protege a Bill para que no corra la misma suerte que la joven Elizabeth.

Horas estuvo allí, su esposa se asomó a la sala para pedirle que fuera a dormir, pero al verle tan concentrado en su oración, decidió dejarlo, él tendría sus motivos, siempre los tenía.

&

Bill despertó en el medio de la noche por la incomodidad que le producía su estómago. Se giró en la cama y se encontró con el rostro apacible y ligeramente sonriente de su Tomi. Le besó levemente la frente, no quería despertarlo ni mucho menos preocuparlo por su extraña condición estomacal. Se levantó al baño y se miró las profundas ojeras bajo sus achocolatados ojos, frunció el ceño al verse tan demacrado y con un gran suspiro salió a la cocina.

—Mami, mami —susurraba mientras ponía agua a calentar. Esa misma tarde mientras Tom y su padre estaban preparando la comida, él le preguntó a su madre qué podía tomar para deshacerse del parásito, que según él era la fuente de todos sus problemas.

Cogió un poco de varias hierbas que aun guardaba tras su mudanza a ese departamento y las puso en un recipiente. Le agregó el agua hirviendo y aguardó un momento. Le puso un poco de azúcar, porque odiaba las hierbas amargas y sorbo a sorbo, bebió en silencio.

Con la tasa aún en sus manos, caminó a la habitación para asegurarse que Tomi estaba dormido. Al verlo cubierto sólo de la cintura hacia abajo no pudo evitar sonrojarse, después de todo, ese hombre que yacía allí, se había unido a él de una manera tan íntima, habían estado tan cerca que el sólo hecho de recordarlo le provocaba escalofríos.

Terminó de beber su infusión y se sentó en la sala. Respiró hondamente hasta que una fuerte punzada en la parte baja de su vientre le hizo doblarse de dolor. Sentía unas enormes ganas de pujar.

—¡Maldito parásito… te mataré! —Gruñó decidido y partió al baño apoyado en cada muralla. Se sentó en el excusado y pujó lo más fuerte que pudo—. ¡Te mataré! —alegó con fuerzas.

Su rostro estaba completamente mojado por el sudor frío que le recorría. Su pulso estaba acelerado, sentía que podía escuchar los fuertes latidos de su corazón. El dolor era intenso, pero Bill creía que con eso podría expulsar al parásito de su cuerpo, así que se dedicó a pujar con todas sus fuerzas.

—Saldrás de mí, maldito… ¿Qué cosa eres? ¿La tenia? ¿La lombriz solitaria? ¿Un alien? ¿Qué clase de bicho eres? —Y pujó aún más fuerte, sentía que su pequeño esfínter se abría para eliminar a la entidad que estaba albergada en sus entrañas. Pujó y pujó hasta que sintió que salió del todo—. Oh Dios… —El dolor aún le quemaba, pero ya era menos—. Seguro que eres sólo un bichito minúsculo y mira todo el daño que me has hecho, y no quiero ni verte —Dijo poniéndose de pie y jalando el agua con rapidez.

Se quitó la playera que llevaba encima y se metió a la ducha, sin regular el agua, sólo quería limpiarse de esa sensación extraña que tenía. Alejó la cabeza del agua, no quería mojar su cabello a esas horas de la noche, y dejó que el agua escurriera por su piel, miró hacia el blanco del fondo de la tina y vio con asombro como el agua se teñía de rojo.

—Vaya, ese bicho causó más estragos de los que imaginé. Sólo espero que no sea demasiado como para no volver a hacerlo con Tomi jijijiji —Se rió, desde cuando él pensaba en acostarse con alguien. Se sonrojó una vez más y tras secarse se regresó a la habitación.

—¿Bill? —Le llamó el trenzado al sentirle entrar en la cama.

—Ssshhh estaba en el baño, tranquilo, amor —Le dio un suave beso y se volvieron a dormir.

&

Por la mañana, Tom abrazó a su pequeño y lo notó un poco pálido, le besó tiernamente y despertó sonriente.

—Hola, Tomi —Saludó besándole los labios.

—¿Cómo has amanecido, amor? —preguntó preocupado, llevó las manos al vientre de Bill, pero no halló ningún movimiento.

—Excelente, y con mucha hambre —respondió, sin dejar de sonreír.

—Vístete y te prepararé el desayuno —Recibió un nuevo beso y se puso en marcha.

El pelinegro se sentía muy bien, algo dentro de sí le decía que ahora que ya no tenía al desagradable parásito en su interior, todo estaría bien. Se vistió con esmero y siguió el delicioso aroma que provenía de la cocina.

—¿Qué me hiciste, Tomi?

—Ensalada de frutas y waffles con miel —contestó orgulloso por su trabajo.

—Mmm ñami ñami —Tomó una cuchara y atacó las frutas de su bol. El trenzado sólo sonrió y comió sus frutas también. Acabaron de comer y se sintió inmensamente feliz de no ver a Bill correr al baño a devolver todo, y su palidez de la mañana había desaparecido por completo, se veía… sano—. Tomi… ya sé que te prometí que iría al hospital, pero… quiero ir al “Sweet Land” —comentó el menor, serio de repente—. Extraño el trabajo.

—Sólo has estado fuera por dos días, Bill, no exageres —opinó sonriente el trenzado.

—¿Me dejarás?

—Te veo mejor, así que bueno, pero estaré vigilándote, cualquier señal de fatiga y nos vamos a emergencias… —dijo advirtiéndole con el dedo índice.

—Trato hecho —Con un beso sellaron esa promesa y partieron al local.

&

Tras comunicarse con Tom, los dos hermanos llegaron al “Sweet Land”, para ayudar en el negocio y aliviar lo mejor posible el trabajo del pelinegro. Afortunadamente por la mañana estaba todo tranquilo. Bill estaba feliz haciendo su “Cappuccino” especial y que las chicas no paraban de pedir, al verle allí.

El trenzado aprovechó la oportunidad de escabullirse hacia el baño con Luka para hacerle algunas preguntas.

—Luka… —Exclamó el trenzado, sin saber cómo empezar para no sonar muy desesperado.

—¿Cómo está, Bill? —Fue lo primero que preguntó el chico alto, al entrar con él.

—Bien, de hecho hoy se ve mucho mejor —Tom no pudo evita sonreír—. Pero… eso no es lo que yo quiero preguntarte… —No pudo evitar sonrojarse.

—Adelante, responderé lo que esté a mi alcance —aseguró muy amablemente el chico con su acento extraño.

—Es sobre el obispo… ¿Cómo le conociste? —Soltó de repente, el otro chico le miró y suspiró.

—Es una larga historia. Mejor te sientas —Le pidió y ambos se acomodaron en una banca—. Cuando Elizabeth, perdió la posibilidad de abortar, ella se ilusionó con nuestro hijo —Su voz aún mostraba tristeza, a pesar de que ya habían transcurrido años desde aquel hecho.

—Eso es completamente natural para las mujeres —comentó el trenzado, mostrando una sonrisa.

—Sí, es cierto. El asunto es que ella cada día empeoraba, cuando su anemia alcanzó un nivel agudo, yo estaba desesperado y recurrí a todo: médicos, brujos, compañeros del infierno, y por último… a un obispo —Suspiró profundamente—. Él fue el único que me dio esperanza… Le conté sobre nuestra raza, tal vez en esos momentos no me creyó del todo, pero aun así me escuchó pacientemente y oró por mí. Él me ayudó a sepultar a Elizabeth y a mi hijo después de su inevitable muerte y en secreto, ya que él comprendía que si los llevaba a cualquier centro médico, me encerrarían por loco y le harían experimentos al cuerpo de mis seres amados —Tom sintió mucha pena por su amigo, y apretó su rodilla.

Ninguno de los dos se dio cuenta que el pelinegro escuchaba detrás de la puerta la extraña conversación.

—No sé cómo le diré a Bill sobre el embarazo —susurró, angustiado el trenzado—. Él es tan importante en mi vida, que no quiero dañarlo por nada del mundo—. El pelinegro se espantó ante esto último, ¿Cómo era posible? Tom estaba todo el tiempo con él ¿Cómo había embarazado a alguien? A no ser que… le hubiera estado mintiendo todo este tiempo y tuviera un amante por ahí. Salió corriendo al mesón, colisionando con Jared.

—Hey Bill ¿Qué sucede? —Le preguntó alarmado al ver sus ojos llorosos.

—Nada… déjame —pidió, soltándose del agarre y corriendo hacia la calle. Jared corrió al baño y llamó al trenzado.

—Tom, corre… Bill se fue llorando —Tom no preguntó nada, sólo salió corriendo detrás de la cabellera negra que podía distinguir a lo lejos.

—¡Bill! —Gritó fuertemente.

& Continuará &

¡Rayos! ¿Y ahora qué pasará? Lo que ocurrió en el baño durante la noche ¿Fue un aborto espontaneo? ¿Se habrá salvado el pelinegro de la muerte? ¿Y ahora qué pasará con la noticia del “embarazo”? ¿Tendrá Tom que confesarle la verdad al moreno? ¿Estará listo para ello? Y si lo hace… ¿Bill lo perdonará? ¿O finalmente lo odiará por haberlo embrujado cada noche para tener sexo con él? Muchas preguntas y poco tiempo, el fin se acerca… gracias por seguir leyendo, un beso.

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