Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan
«INCUBUS» Capítulo 22
Después de almorzar con la familia y relatar el extraño embarazo a la madre de Bill, la pareja decidió regresar a su hogar. Tom cogió suavemente la mano del pelinegro y le guió hasta el vehículo, como si él fuera la cosa más preciosa que tenía en la vida, y para ser sinceros, lo era, ya que su vida nunca tuvo un verdadero significado, siempre estuvo vagando de un lugar a otro, primero en el infierno, con la supervivencia del más fuerte y luego en el mundo de los humanos, cazando constantemente para satisfacer un hambre que parecía no acabar nunca, excepto ahora.
Con Bill nunca tuvo la necesidad de buscar a otra persona, y ahora todo calzaba en su mente, ahora comprendía por qué con Bill ya no sentía ese “hambre” terrible de sexo, y era tan simple, su apetito fue completamente saciado, porque con su amado pelinegro no tenía sexo, con él “hacía el amor”. El sólo pensamiento le hizo sonreír.
—¿Estás bien, mi vida? —Le preguntó con una sonrisa.
—Sólo un poco cansado —respondió, devolviéndole el gesto.
—¿Por qué no duermes mientras conduzco? —El pelinegro asintió y para relajarlo, Tom puso la radio a un volumen bajo.
(Dar play a la canción “Time for Miracles” de Adam Lambert)
Tom puso atención a la letra y sonrió nuevamente. Miró levemente a su novio y vio como éste llevaba las manos a su vientre, como acariciando a aquel ser que estaba allí. Su rostro estaba completamente sereno y eso le tranquilizaba, nunca pensó que Bill realmente fuera a aceptar esta locura tan rápidamente, pero nuevamente surgía en su mente la duda de si su pequeño podría realmente sobrevivir a este embarazo.
“Tal vez es tiempo de milagros” Repetía la canción y en su corazón deseó con todo su ser, que en su caso ocurriera un milagro de verdad. Él, más que nunca, necesitaba un milagro, uno que salvara a su amado, uno que salvara a su hijo y uno que le salvara a él, porque si la muerte se llevaba a sus seres más amados, él no podría soportarlo.
“Maybe it’s time for miracles”
Cantó suavemente, siguiendo la melodía y deseando nuevamente que eso ocurriera. Él sabía de la existencia del demonio, por lo tanto debía haber un Dios allá arriba, en los cielos.
—Si estás allí —susurró—, ayúdanos por favor. Si no es por mí, hazlo por mi Bill, él es la única víctima aquí. Si alguien tiene que morir… que sea yo, salva a Bill y a mi bebé, por favor. Haznos este milagro —Concluyó su plegaria con el resto de la canción.
“Maybe it’s time for miracles”
&
Al llegar a casa, Tom movió lentamente a su pelinegro para despertarlo y se sonrieron mutuamente cuando sus ojos se encontraron. Subieron sin soltarse de las manos y se dirigieron al cuarto de Bill.
—¿Estás bien? —Cuestionó nuevamente el trenzado.
—Sólo un poco cansado es todo —Se recostó en la cama y la palmeó a su lado para invitar al trenzado—. ¿Vemos una película?
—Ya que estamos aquí —Se alzó de hombros y encendió el DVD, puso una comedia romántica, de las que el pelinegro adoraba.
—¿Sabes, Tomi? —habló el moreno, girando para mirar al trenzado a la cara—. Me siento mucho mejor ahora —El otro lo miró interrogante—. Gracias a que expulsé al parásito de mi cuerpo, me siento mucho mejor y el bebé estará bien allí —El trenzado no comprendió del todo sus palabras, así que preguntó.
—¿Cómo que lo expulsaste?
—La otra noche, tomé unas hierbas y lo expulsé —explicó, como si fuera algo muy normal.
—¿Estás seguro? —Tom no estaba seguro de qué podía significar aquello. ¿Acaso fue un aborto espontaneo? Si ese era el caso, entonces Bill estaría a salvo, pero me odiaría porque pensaría que le he vuelto a mentir.
—Eso creo, Tomi, desde entonces ya no tengo esos dolores horribles —. Instantáneamente el trenzado llevó la mano a su vientre y trató de sentir—. ¿Qué haces? Es muy pequeño aún.
—Pero está ahí y nos escucha.
—Esto es muy irreal —Tom le abrazó y su cabeza quedó directamente en su estómago—. Cuando me di cuenta de que me gustaban los chicos, pensé que me quedaría solo por el resto de mi vida.
—¿Por qué?
—Porque jamás tendría una pareja y mucho menos una familia —contó, tranquilamente el moreno.
—¿Por qué? —Insistió el trenzado.
—Porque por mi religión jamás habría aceptado tener una relación con alguien de mi mismo sexo, eso lo sabes, a ti te costó mucho conquistarme —Dijo sonriendo.
—Yo apenas te vi quedé loquito jejeje —Se dieron un leve beso y Tom lo acomodó contra su pecho.
—Me costó mucho aceptarte, yo sabía que te amaba, pero no podía pensar que te arrastraría conmigo al infierno, por eso hoy fui con el obispo.
—Con tu padre.
—Pero hoy lo necesitaba como obispo. Necesitaba contarle mis pecados —explicó tristemente.
—¿Y qué te dijo? ¿Te condenó?
—Eso es lo más extraño, con todo lo que me había enseñado, él fue el más indulgente, me dijo que nuestro amor era diferente, pero era amor al fin y al cabo y que Dios lo entendería —Bill tenía los ojos brillosos—. Oraré cada noche para que nuestro hijo no reciba el castigo de sus padres y sea sanito y hermoso —Tom sintió su pecho contraerse, Luka le contó lo de los bebés deformes.
—Pero… ¿Y si el bebé no es sanito? Yo… lo siento, pero mi raza… me siento como si fuera uno de los malditos del infierno, ¿y si nuestro hijo no es lo que esperas, Bill? —Su rostro se mostró compungido.
—No importa, es un bebé, una creación de Dios, la manifestación de nuestro amor —dijo seguro de sí mismo—, lo amaré con todo mi corazón y espero tú hagas lo mismo.
—Por supuesto —Se besaron lentamente.
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La película avanzaba, pero ya ninguno de los dos ponía atención, el beso se hizo más apasionado y húmedo. Tom acariciaba los costados del pelinegro y éste se retorcía bajo su toque. Pronto las ropas fueron eliminadas y los gemidos eran más fuertes. El trenzado tomó el miembro del moreno en sus manos, acariciándolo lentamente, no estaba seguro de qué hacer, pero el moreno no se retiraba de su alcance.
—Tómame, cielo —Fueron sus palabras, simples, pero efectivas.
Tom humedeció sus dedos y preparó la entrada de Bill y luego lo penetró con suavidad, clamando nuevamente ese cuerpo como suyo. El pelinegro se deshacía en jadeos contra su boca, mientras era embestido a un ritmo único que le encantaba.
El clímax llegó fuerte para ambos, dejándolos completamente agotados y sudorosos. Tom quiso limpiar su semilla, por un presentimiento que aún le rondaba, Bill le dejó recordando aquellos extraños sueños que tenía con Tom y su extraña manía de limpiarlo cada vez que se venía en su interior. Y luego de eso se abrazaron sonriendo.
—¿Sabes que te amo? —preguntó el trenzado mirándolo fijamente.
—Lo sé. Me lo has demostrado cada vez que has podido.
—Dime, Bill, ¿en verdad quieres a ese hijo? —Tocó su vientre desnudo.
—Con mi vida.
—Pero te traerá muchos problemas, amor mío. Eres hombre y tu cuerpo sufrirá muchos cambios, será muy molesto y tal vez altere hasta tu personalidad —Tom trató de ser sincero.
—No importa, Tomi, si tú estás a mi lado, podré con todo —El trenzado suspiró—. Serán nueve meses de larga espera —Tom tragó duro y ahora cómo le decía que no sería ese tiempo, sino muchísimo menos.
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Muy temprano al día siguiente, la pareja abría el local con una enorme sonrisa. Unas chicas al verles, tomaron sus celulares para llamar a sus amigas e indicarles que los más guapos del “Sweet Land” estaban de vuelta. Tom escuchó la conversación y no pudo evitar esbozar una sonrisa.
—¿Y tú, de qué te ríes? —preguntó el pelinegro, mirando de reojo a las chicas de afuera.
—Las chicas nos adoran, Billy —dijo robándole un beso que hizo suspirar al menor—. Si supieran que sólo tú me interesas…
—Vanidoso —Le picó Bill y se apresuró a encender la cocina, ya que lo primero que se pedía en la mañana era café, mucho café.
—Hola, chicos —Se oyó la inconfundible voz de Georg al entrar al local.
—En la cocina —Gritó el trenzado, la nueva pareja se acercó a ellos.
—Bill, te ves… radiante —comentó Gustav, mirando detenidamente al pelinegro.
—Me siento muy bien, gracias —respondió el chico, sonriente.
—No es sólo eso… es algo especial —agregó el rubio—, no lo sé, es tu rostro… si fueras chica diría que estás embarazada jajaja.
—Jajaja —Le secundó el castaño. Los otros dos se quedaron perplejos y con la boca abierta—. Vamos hombre, no se pongan así.
—Es cierto, Bill, no te molestes, pero es cierto, tu rostro se ve como de embarazada, pero es sólo un decir —El pelinegro se sonrojó notoriamente.
—Chicos. La verdad es que —El pelinegro dudó y Tom apretó su mano—. De verdad, estoy embarazado.
—¡¿Qué?! —Gritaron al unísono.
—Es mi culpa —Asumió el trenzado—. Quiero decir, yo soy el padre.
—¡Te mataré! —Gritó Georg lanzándose contra el trenzado, siendo detenido por el rubio y el pelinegro—. ¡¿Qué le hiciste a mi amigo?!
—Yo amo a Bill —Se defendió—. Y ahora… somos pareja.
—¿Embarazado? —Intervino Gustav—. Aclara eso primero.
—Es mi raza… es un don de mi pueblo.
—¿Qué pueblo es ese? —Gus no se quedaría tan tranquilo con sólo escuchar que era de una raza diferente, así que la mente del trenzado comenzó a trabajar de prisa.
—Soy de un pueblo del Sur de África. ¿No notan que mi piel es más oscura?
—Pero pareces todo un europeo —Agregó Geo—. No te creo nada.
—¿Fuiste a un médico? —preguntó nuevamente el rubio.
—No, aún no —respondió Bill bajando la mirada, la verdad es que él no podía estar seguro de nada, sólo confió en la palabra de Tom ciegamente y realmente dudaba mucho que en tan sólo una noche pudiera haber quedado embarazado.
—Entonces te harás un test de embarazo. No creo nada de esta mierda —Concluyó el castaño—. Es más, yo mismo iré a comprarlo —Y salió del local, dejando a todos estupefactos.
—Siento mucho todo esto —Se disculpó el trenzado, abrazando al pelinegro—. No quería ponerte en esta situación con tus amigos.
—Lo siento yo —habló Gustav—. Nos dejamos llevar, no queremos inmiscuirnos, pero no podríamos tolerar que le hicieras daño a nuestro Bill, nos costó mucho ganar su amistad y nos preocupa que de un momento a otro, tú seas su novio y lo “embaraces” —Recalcó haciendo comillas con sus dedos—. Si es que eso es posible, por muy africano que seas —Tom quiso reír, pero se contuvo.
—Buenos días —Se oyó el acento extraño desde el otro lado de la puerta—. Ya hay gente afuera, chicos, creo que debemos abrir.
—Buena idea —acordó Bill, para al fin salir del ambiente tenso.
—Hola, Bill. ¿Estás bien? —Saludó Luka.
—Perfectamente —respondió, sin dejar de sonreír.
—Antes que nada —Se cruzó el trenzado, tomando la mano tanto de Luka como de Bill—. ¿Pueden acompañarme un momento? —Entraron en el baño.
—¿Ocurre algo malo? —Luka se puso en posición de alerta de inmediato.
—Sólo quiero saber algo, Luka.
—¿Qué cosa?
—Comprobar el embarazo de Bill. Él me contó un episodio extraño que tuvo y me gustaría saber si el bebé está bien —Sus ojos demostraban seriedad, pero los de Luka demostraban un asombro intenso.
—¿Le contaste?
—¿Qué tú ya sabías? —cuestionó un poco indignado el pelinegro.
—Tom y yo somos de la misma raza y él tenía dudas al respecto, eso es todo. No te enojes —Pidió con sinceridad, el moreno al final sonrió.
—Está bien. Sólo… no me oculten las cosas.
—¿Puedo? —pidió Luka, tratando de tocar su vientre.
—Oh. Sí —Se levantó un poco la playera y el chico alto le tocó. Sus ojos volvieron a alterarse, pero sólo el trenzado lo notó.
—Ahí está, Bill. Es un pequeñín muy fuerte.
—Oh my God. No puedo creerlo —Se tapó a boca con las manos, presa de la emoción. Tom se acercó y se dieron un abrazo cargado de sentimientos.
—Cariño, mejor vamos al frente, ¿si? —Le pidió el trenzado. Bill estaba tan feliz, que se fue dando pequeños saltitos—. ¿Qué fue eso, Luka?
—Algo demasiado raro, Tom —comentó el chico, frunciendo el ceño.
—Explícate.
—Hace apenas dos días, tu hijo tenía la fuerza de un bebé de dos meses y era muy fuerte en cuanto a poder de Incubus —explicó mirando el piso—, pero ahora, no es más que un punto… es simplemente: imposible.
—Bill dijo que tuvo dolores muy fuertes y el que él creía ser un parásito, había sido expulsado de su cuerpo ¿Crees que pudo tener un aborto? —preguntó, realmente serio.
—No lo fue… el bebé está allí y es definitivamente el mismo, lo sentí —dijo el chico mirando a Tom con preocupación—. Sin embargo, su evolución no es normal, Tom.
—Chicos —Se oyó el grito de Gustav—. ¿Nos ayudan?
Los Incubus salieron de allí y tras ponerse sus delantales, salieron a tomar órdenes. Bill se veía feliz preparando su Cappuccino especial. La noticia de los chicos guapos se expandió rápido y pronto el local estaba lleno. Tras media hora de trabajo, el castaño entró con expresión de cansancio y con un pequeño paquetito en la mano. Tomó a Bill de un brazo y lo llevó a los baños.
—Bien, ahora saldremos de dudas —afirmó, entregándole la bolsita de papel.
—¿Esto es?
—Un test de embarazo.
—Bien —Entró en un cubículo y siguió las instrucciones.
Se sentía completamente ridículo, apenas unos momentos atrás, Luka le había dicho lo del bebé y ahora estaba hecho un manojo de nervios para confirmar la misma noticia.
—Tienes que esperar tres minutos.
—Lo sé, pero estoy tan nervioso que no puedo salir.
—¿Quieres que llame a Tom? —preguntó el castaño comprendiendo la situación de su amigo.
—Por favor —El chico salió de allí y tomó el lugar del trenzado.
En seguida Tom entró en el baño y cuestionó.
—¿Bill, estás bien? —El pelinegro salió del cubículo con el test en la mano y los ojos llorosos.
—Lo estoy —Se abalanzó sobre Tom y le entregó la muestra—. Cruz rosa… estoy embarazado.
—Mi vida —Se besaron lentamente—. Te amo tanto.
—Seremos una familia, Tomi, y este bebé será hermoso como tú.
—Billy, prefiero que tenga tu belleza y mi fuerza —dijo para molestarlo, pero sólo consiguió ganar otro beso.
—Lo que sea, mi amor, lo amaré tanto, tanto, tanto —repitó, completamente emocionado—. Seremos una familia.
&
El día pasó volando y antes de cerrar el local, Jared llegó con una expresión sombría en su rostro. Tom y Luka se dirigieron al baño con él.
—¿Qué ha pasado? —indagó de inmediato el trenzado.
—Tengo dos ayudantes Incubus, ellos dos, más Tom y yo podremos embrujar a los médicos para practicarle el aborto a Bill, pero sólo tenemos hasta mañana —explicó fríamente—. Ellos ya se están encargando de equipar un lugar privado y seguro.
—No lo haremos —Cortó el trenzado, sorprendiendo a los otros dos.
—Pero Tom… —Quiso intervenir Luka.
—Sé lo que me vas a decir, pero hablé con Bill, le conté de los riesgos y él los aceptó. Luchará por el bebé, por nuestro hijo —relató el trenzado, mirándolos.
—¿Estás loco? —Casi gritó Jared—. Si algo le pasa a ese chico, tú… enloquecerás. Tom, no lo entiendes, te denigrarás, serás uno más del sub mundo. Eres mi amigo y no dejaré que eso pase, ¿me entendiste? —murmuró, completamente serio.
—¿Del sub mundo? —Tom dudó, no había pensado en ello.
—Esperen… los dos. Creo que tenemos un poco más de tiempo —comentó Luka—, hoy sentí al bebé y su evolución ha bajado, es como si fuera sólo un embrión —Los dos hombres le miraron.
—Pero… sólo nos quedaban dos días —Aclaró Jared.
—Tal vez me equivoqué —opinó Luka, alzándose de hombros, aunque lo dudaba, estaba casi seguro de que el bebé era el mismo, pero era como si hubiera perdido todo el tiempo que había crecido dentro de Bill, como si ahora que Bill lo sabía y lo había aceptado, el bebé recién hubiera comenzado a crecer.
—Simplemente no podemos hacerlo. Bill está muy emocionado con nuestro hijo —comentó, de pronto llenó de orgullo al decir esas palabras.
—Creo que estás loco, Tom, pero no cambiaré las cosas, tendremos todo listo para mañana. Piénsalo y los llamaré por la tarde —Concluyó Jared y salió de los baños, pero al hacerlo se encontró con una escena que no esperaba encontrarse.
Bill sonreía tiernamente a su amigo rubio de la cocina y acariciaba su vientre, diciéndole lo feliz que le hacía ese pequeño que aún no nacía. Un intenso remordimiento le golpeó la cabeza y sintió la migraña invadirle, sin embargo él estaba consciente de que si el bebé no moría, entonces su padre lo haría y Tom enloquecería. Debía impedirlo.
—Jared ¿Ya te vas? —preguntó, sonriente sin apartar la mano de su aun plano estómago.
—Sí…
—Dime, ¿Tom ya te contó? —dijo señalando nuevamente su vientre. Jared no pudo evitar sonreír y acercándose le dio un abrazo.
—¿Eres feliz aunque esto sea muy raro? —cuestionó sin soltarle.
—Lo soy.
—Bien —Le besó la mejilla—. Cuídate, pequeño.
—Lo haré.
&
Cerraron el local y Tom condujo hacia un lugar diferente. Bill miraba con curiosidad y se preguntaba en silencio qué pensaba su novio, hasta que sus dudas lo abrumaron y habló.
—¿Dónde vamos?
—Es una sorpresa —contestó, con una sonrisa pintada en el rostro—, pero pronto la verás.
—¿No me dirás que vamos al “Grand Palace”? —susurró, mirando el camino—. Pero, es un restaurant de lujo —dijo conteniendo el aliento, mientras Tom aparcaba frente a la entrada y le ayudaba a bajar de allí. Le entregó la llave al parking y tomados de la mano, entraron.
Les hicieron pasar a una de las mesas más exclusivas del lugar y se sentaron frente a frente. El trenzado tomó su mano por encima de la mesa y suspiró.
—Te amo.
—Tomi —Se veía avergonzado—. No estoy vestido para la ocasión.
—Siempre te ves bien, Bill —dijo sincero, provocando que el sonrojo aumentara.
—¿Qué celebramos? —preguntó el pelinegro, asumiendo que era por causa del bebé.
—Bueno… —Tom retiró la mano y buscó algo en su bolsillo—. Celebraremos, dependiendo de tu respuesta —agregó y le entregó una pequeña cajita de terciopelo rojo al menor— ¿Bill, te casarías conmigo? —El pelinegro contuvo el aliento al ver la alianza de oro con un pequeño diamante en él, nada que se viera femenino.
—Yo… no puedo creerlo.
—Conozco un par de abogados que nos podrían ayudar con lo legal, pero no creo que sea mucho problema —comentó, pensando que el pelinegro en realidad no quería—. Por favor, Bill, llevas a mi hijo en tu vientre. ¿Quieres que seamos una familia?
—Oh, Dios, claro que sí —Ambos se pusieron de pie y se fundieron en un abrazo tierno y lleno de emoción. En él, los dos se estaban demostrando cuanto se amaban.
—Te amo tanto, Bill.
—Y yo a ti Tomi, más que a mi vida.
Esa noche fue especial. La pareja cenó dándose miradas cómplices y juguetearon a acariciarse bajo la mesa. Tras el postre y un poco encendidos por las caricias, se fueron rápidamente al departamento, donde se amaron lentamente, con una entrega llena de amor y respeto por el otro, felices de que esto ya no fuera sólo producto de un embrujo o de un sueño erótico, sino parte de la realidad, donde dos corazones se habían unido por un sentimiento puro, llamado amor.
& Continuará &
¿Qué quiso decir Luka con que el bebé está en estado de embrión? ¿Significa eso que el bebé es ahora bueno? ¿O significa que le está dando tiempo a Bill para poder tenerlo y luego matarlo? ¿Volverán a repetirse los ataques del bebé hacia Bill para buscar más energía sexual? Muchas preguntas aún por resolver. No se pierdan el siguiente capítulo y no olviden comentar. Les quiero mucho.