Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan
«INCUBUS» Capítulo 24
Por la mañana, Tom despertó por una cantidad enorme de besos de mariposa proporcionados por su adorado y sensual pelinegro. Sin poder evitarlo, sonrió y abrió los ojos.
—Buenos días —Saludó con la voz un poco ronca por el sueño.
—Muy buenos días, mi amor —respondió el moreno, con la voz graciosa.
—¿Por qué tan feliz? —cuestionó el trenzado abrazando al pequeño que yacía sobre su pecho.
—Por tenerte a mi lado. ¿Por qué más? —Apresó sus labios en un beso salvaje, que rápidamente dejó a ambos sin aliento—. Tomi —susurró con la voz suplicante, el trenzado le miró un poco asustado, pensando que su hijo estaba nuevamente tomando el control, pero no halló ningún rastro de él, sólo el brillo de la pasión de Bill.
—Estás excitado —No era una pregunta, porque sintió el miembro duro de su pareja en su abdomen y sonrió.
—Tú me pones así.
—¿Así cómo? —Le molestó. El pelinegro se sonrojó y tímidamente susurró en su boca.
—Así de caliente —Sin poder contenerse ante tal muestra de sensualidad, Tom atacó nuevamente los labios del menor y con sus manos recorrió su espalda hasta llegar a sus nalgas. Las apretó lenta y tiernamente. Le encantaba la suavidad y redondez de ellas, mejor que las de todas las mujeres con las que estuvo.
Aunque sin duda, lo que hacía todo especial con Bill, era ese inmenso sentimiento que seguía creciendo con cada día que pasaba. “Hacer el amor”, ese era su nuevo ritual, y era el mejor que jamás hubiese experimentado. Tom se separó para coger algo de aire y rozando sus narices preguntó con una sonrisa.
—¿Dónde dejaste a mi tímido pelinegro religioso? —Bill levantándose un poco, le miró con picardía y añadió.
—Está con un demonio sexual que lo ha corrompido —Tom quedó helado y sus ojos lo revelaron.
—Estoy bromeando, tonto —Rió el pelinegro burlándose de la cara de susto de su pareja.
Al ver que Tom se quedaba quieto, Bill tomó el control y besó cada rincón del cuerpo del trenzado, volviendo a excitarlo hasta niveles insospechables. Y recordando aquellos sueños que solía tener con Tom, se montó sobre él y se movió frenéticamente logrando sacarle gemidos roncos de placer. Lograron después de varios minutos, un orgasmo tan intenso, que sin aire, el trenzado le pidió a Bill.
—Tienes que hacer eso de nuevo —Y sonrió, besando la punta de su nariz.
—Claro que lo haré.
—¿Bill? —Le miró y se puso sobre él—. ¿Qué harías si en verdad fuera un demonio? —El pelinegro le miró extrañado, se secó el sudor de la frente y dijo.
—Te pediría que cambiaras… porque nuestro bebé no merecería ir al infierno por sus padres —Luego cerró los ojos y respiró hondamente. Tom se inclinó y rozó sus labios. No dijeron nada durante unos segundos hasta que nuevamente Tom rompió el silencio.
—Lo haría… por ti y por el bebé —Se abrazaron hasta acompasar su respiración y sus corazones se sincronizaron.
—¿Vamos a bañarnos? —sugirió alzando una ceja, en forma sexy.
—¿Bill? Hoy debo hacer algo, no iré al “Sweet Land” —El menor lo miró extrañado.
—¿Te acompaño?
—No… es algo personal… algo que debo resolver para estar completamente entregado a ti —Bill le miró sin comprender y su rostro reflejó temor—. No te preocupes, es algo de mi pasado, nada que te involucre, pero que debo superar.
—Bien.
—Le pedí a Jared y a Luka que llegaran para ayudarte —Bill le besó nuevamente.
—Siempre te preocupas por mí —Sonrió.
—Eres el padre de mi hijo, es natural.
—Te amo, mi demonio sexual —Bromeó y por primera vez, Tom se sintió aliviado.
&
Tom dejó al pelinegro instalado en el local, cuando los demás comenzaron a llegar. Con un sonoro beso se despidió y tras acariciar su vientre plano, se fue con rumbo desconocido para los demás.
&
El día estaba un poco frío, pese a ser verano, lo que ocasionó que la venta de café se disparara. Luka atendía las mesas, mientras los G’s se afanaban en la cocina completando las órdenes. El pelinegro estaba feliz preparando su cappuccino especial, que era el más vendido del local.
De pronto la campanilla de la puerta anunció la llegada de un nuevo visitante. Luka alzó la vista y vio a su hermano con dos hombres guapos acercarse a él.
—Todo está arreglado.
—Bien, vamos por Bill —Se acercaron al mesón y el pelinegro les sonrió.
—Hola Jared ¿Nos ayudarás?
—En realidad, he traído refuerzos —Le hizo una seña y vio a los otros chicos—. Porque tú, Luka y yo saldremos a dar un paseo —comentó, lo más encantador que pudo.
—¿Qué?
—La verdad, Bill —Intervino Luka—. Es que queremos llevarte a un médico amigo nuestro, para que te revise… ya sabes, por tu bebé.
—Oh —La sonrisa en el rostro de Bill no podía ser más hermosa, cada vez que le mencionabas al bebé, era como si le hablaras de gomitas de dulce.
—¿Vamos?
—¿Pero y los G’s?
—Jared trajo ayuda, no te preocupes.
—¿Qué le pasa a sus ojos? —Preguntó el pelinegro al notar la delgada tela que brillaba en los ojos de los chicos embrujados.
—Oh, es una nueva forma de lentes de contacto —Dijo Jared cubriéndose al boca para ocultar la sonrisa maligna que se le escapaba.
—Oh, es un poco raro —añadió el moreno, fijándose con atención.
—Nada que no se solucione con un par de lentes —Sacó mágicamente de sus bolsillos dos pares de gafas nada ostentosas y se las entregó a los dos sujetos, que de inmediato las usaron sin mencionar palabra alguna.
—Será mejor que nos pongamos en marcha, Bill —sugirió Luka, quitándose el delantal. El pelinegro le imitó y se lo entregó a uno de los chicos.
—Bueno, vamos —Estaba radiante, sería su primera consulta médica por su bebé y eso le emocionaba mucho. Estaba seguro de que Tom saltaría de felicidad con él, cuando le contara, pero luego lo dudó—. Chicos… creo que mejor no.
—¿Qué? —Se asustó Jared—. ¿Por qué?
—Seguro Tom querrá ir conmigo en nuestra primera cita del bebé —Su mirada mostraba un poco de decepción.
—No, Bill, él me llamó —Mintió Jared—. Dijo que nos alcanzaría apenas estuviera listo —El rostro del pelinegro se iluminó, era tan ingenuo que Jared tuvo una opresión en el pecho al mentirle, pero luego pasó, porque su opinión sobre Bill había cambiado.
Al principio sólo había sido un chico lindo al cual quería follar, luego era la pareja de su mejor amigo, pero al compartir con él en el negocio, se dio cuenta de lo buena persona que era el moreno, de lo humilde y juguetón que era, de su inocencia y alegría y comprendió por qué Tom no pudo resistirse y se enamoró de él.
Ahora, Bill era también su amigo y quería salvarlo de la muerte inminente que el bebé Incubus le causaría, y al hacerlo salvaría también a su mejor amigo, de la locura y la degradación, debía apresurarse y hacer las cosas bien. Seguramente Tom se enojaría mucho al principio, pero luego volverían a ser los amigos de siempre y todo quedaría en el pasado.
—Genial, vamos —Concluyó el chico juntando sus manos dando un ligero aplauso y corrió en busca de su bolso.
—¿Pudiste traer a Katrina? —Preguntó Luka al verse solo con su hermano.
—Me costó mucho, le debo algo por esto.
—¿Qué cosa?
—No sé, dijo que me lo diría cuando lo pensara, ya sabes cómo son ellas —Luka asintió y no pudo reprimir esa sensación en su estómago que venía teniendo desde que Bill se enteró de su embarazo. Sólo Katrina, la más vieja de las Súcubus, podría resolver sus dudas al respecto.
&
Al otro lado de la ciudad, el obispo había estado inquieto, desde la llamada nocturna que recibió de Tom. Sólo le había dicho que necesitaba urgentemente hablar con él, para pedirle un favor. ¿Qué favor podría necesitar un demonio de un simple humano? Se preguntaba el hombre paseándose por su sala, hasta que sintió el golpeteo en su puerta.
—Señor —Le saludó Tom solemnemente.
—Hola, Tom, pasa —Le dio espacio y cerró la puerta tras él. Fueron hacia la sala y se sentaron. Mirándose expectantes.
—Yo… —No sabía cómo empezar y el mayor le animó.
—Vamos, no te comeré —Bromeó y ambos rieron—. ¿Qué te abruma, Tom, es mi hijo?
—Sí y no, en parte —Tartamudeó el trenzado—. Es más bien mi hijo.
—¿Le ha causado daño a Bill? —No pudo evitar preocuparse por su pequeño.
—No, la verdad es que lo peor ya pasó. Bill parece estar muy bien… feliz.
—Ya veo, es natural sabes… él siempre soñó con una familia ideal y ahora tendrá la suya propia, pese a su tendencia homosexual, Dios le bendijo con su propio bebé —El hombre suspiró y a Tom, de pronto, le pareció más viejo y más sabio a la vez—. Es extraño, pero él se esforzó tanto por refrenar esa tendencia para servir al Señor, que finalmente ha sido escuchado por los cielos y ahí está su recompensa.
—Es extraño oírle hablar así. Recuerdo la primera vez que le vi, cuando hizo aquel escándalo por los anuncios del “Sweet Land”, usted lo golpeó —agregó el trenzado esbozando una sonrisa—, pensé que jamás cambiaría su mentalidad tan cerrada.
—No debes juzgar a una persona, por un solo episodio de su vida, Tom —aconsejó palmeando su hombro—. Verás… en mi vida de religioso, me ha tocado escuchar unas confesiones horrorosas y todo ello me hizo reforzar más la guardia en mi propia familia, en Bill más que nada. No quería que nada malo les sucediera, los amo.
—¿Pero… por qué tenía a Bill tan encerrado?
—Claro que sabes eso, Tom, acaso no ves lo hermoso que es mi pequeño —El trenzado se sonrojó—. Él siempre estuvo en el ojo del huracán. Las chicas lo codiciaban y los hombres también —Hizo una mueca de asco—. Recuerdo a un muchacho, debía tener más de veinte, cuando mi hijo sólo tenía unos quince, se llamaba Bushido —Tom lo miraba con total atención.
—Comenzó a asistir a la iglesia y a conversar con los jóvenes, Bill incluido —prosiguió—. Por una confesión de otro chico, me enteré que el muy maldito drogaría a mi hijo para violarlo —Fue el turno de Tom para hacer una mueca—. Llamé a la policía, pero no podían hacer nada sin pruebas al respecto. Recuerdo que había una fiesta de los jóvenes de la parroquia, algo sencillo, le di permiso, cosa que lo sorprendió, pero llamé a su hermano para que estuviera al pendiente de él, le conté toda la situación. Acordamos que entre los dos, atraparíamos al maldito.
—¿Qué pasó? —pidió saber el demonio, de pronto sintiéndose muy incómodo. Si hubiese sido por él, habría matado al tal Bushido y lo habría dejado tan deforme que nadie podría reconocerlo.
—Todo lo que escuché en el confesionario era cierto, el jovencito que me contó no asistió a la fiesta, temeroso de las consecuencias, pero ya me había advertido y eso para mí fue suficiente. El tal Bushido le dio a beber a mi hijo alguna bebida con la droga y cuando lo vio mal, se lo llevó según él a casa, pero lo seguí, llamé al policía que nos ayudaba y lo detuvimos en su casa, para mí fue realmente torturante esperar en el auto para que la policía tuviera suficiente evidencia y retener al hombre —comentó, limpiándose el sudor de la frente, el sólo recuerdo de esa ocasión era terrible—. Bushido está cumpliendo sentencia, ahora en prisión.
—Es lo mínimo —Reclamó Tom furioso y con el extraño brillo rojo en sus ojos. Jorg lo notó y volvió a palmear su hombro.
—Tranquilo, ya no puede dañar a Bill, ahora mi hijo te tiene a ti y tú lo cuidarás —afirmó con tranquilidad en su voz.
—Sí, lo haré —aseveró de inmediato el trenzado, pero luego de un par de segundos le preguntó—. ¿Cómo es que está tan seguro de mí ahora? Soy un demonio.
—Estás enamorado, Tom —El aludido se sonrojó y sus ojos volvieron a la normalidad—. Ya viví esto con Luka, él estaba como tú y lo único que vi en él junto a Elizabeth, fue felicidad, por eso puedo estar tranquilo.
—Es cierto, lo amo con toda el alma y lo único que quiero es verlo feliz.
—En eso somos iguales, Tom —Ambos se sonrieron—. Lo que me preocupa, Tom, es lo que pasará luego.
—¿A qué se refiere?
—A su muerte.
—No lo diga.
—Será inminente. Aunque he orado tanto a Dios, Luka me contó que de esta unión, el bebé es antinatural y finalmente será sacado del mundo y con él se irá Bill —explicó, bajando la mirada.
—Algo se me ocurrirá, no lo permitiré.
—No puedes negar lo inevitable, Tom —Le miró a los ojos—. Me preocupa tu transformación, Tom.
—¿Transformación? —Era la segunda vez que se lo mencionaban y él no había reparado en eso aún, no se creía aquellas historias.
—Lo vi, Tom, en Luka… después de la muerte de Elizabeth, sus pequeños cambios al principio, hasta que ya no podía con nada, era tan agresivo, perdió la cordura, Tom y te ocurrirá lo mismo —Le miró con lástima—. No me gustaría que eso te pasara.
—¿Qué hizo Luka para recuperarse?
—Eso, mi querido amigo, fue un milagro —El mayor sonrió y le miró con curiosidad, había un brillo especial en los ojos del trenzado.
—Yo necesito un milagro, señor. Dígame qué hizo, necesito hacer lo mismo, necesito que Dios me escuche, necesito que salve a Bill y a mi bebé —pidió el chico con convicción.
—Tom —Lo miró con compasión—. Los milagros no se dan por nada, exigen sacrificio.
—Lo haré, me sacrificaré, daré mi vida por él, si es necesario —El mayor se sorprendió al oírle decir aquello.
—No creo que pida eso de ti.
—¿Entonces qué?
—En el caso de Luka, fue su arrepentimiento —Tom le miró perplejo—. Luka pidió perdón a Dios, estaba arrepentido de corazón y juró vivir una vida justa.
—Eso es lo que yo quiero —Tom miró al techo y suspiró—. Desde que conocí a su hijo mi vida ha dado un giro de 180 grados. Mis cacerías locas y dañinas se detuvieron. Ya no necesito a nadie más.
—¿Pero… no te alimentabas de esa energía sexual?
—Lo hacía, pero con Bill fue diferente —Pensó en cómo decirlo para no asustar al obispo—. Cuando tomé por primera vez el cuerpo de Bill, él me reconoció y me llamó por mi nombre. Las víctimas, generalmente no hablan —El reverendo asintió—. Luego de ello, no necesité alimentarme en mucho tiempo, la energía de Bill fue maravillosa.
El trenzado miró de reojo al hombre, con un poco de temor de continuar, pero un movimiento de su cabeza le dio el permiso—. Después de aquella vez, no podía parar de pensar en él y regresé a verle, al local y comencé a trabajar con él. Y luego perdió su departamento y lo invité a vivir conmigo. Lo tomé de nuevo y lo mismo ocurrió, su energía era más que suficiente, además él me dijo que me amaba. Desde entonces yo trataba de hacerlo mi novio, pero se negaba por la religión, por temor a ir al infierno y a todas las enseñanzas de su niñez. Hasta que finalmente un día, cuando lo embrujé, su amor, sus sentimientos fueron tan poderosos que despertó, le ganó a mi poder demoníaco y no pude limpiar mi semilla de él y se embarazó —Tom volvió a suspirar—Tenía tanto miedo, pero sus palabras de amor me hicieron pensar que habría una forma de salvarlo. Llegué… —dijo un tanto avergonzado—, llegué a rezar a Dios para que le ayudara —Los ojos de Jorg se abrieron grandemente.
—¿En serio hiciste eso?
—Le dije, señor, que haría eso y más por Bill —Reflexionó el por qué estaba allí—. De hecho… Bill me pidió algo, yo de verdad quiero, pero no puedo, no aún –Le miró con súplica—. Necesito su ayuda.
—¿Qué te pidió?
—Que fuéramos a la Iglesia juntos.
—Pero tú no puedes entrar a una Iglesia.
—Lo sé.
—A menos que… —Tom le miró esperanzado.
—¿A menos?
—Luka… después de su arrepentimiento, él sí pudo entrar, e hizo una promesa en el altar —Se miraron sonrientes.
—Debo arrepentirme.
—Y yo te daré los sacramentos… y luego… esperaremos por un milagro.
—Gracias.
—No hay problema, soy un obispo después de todo, es mi deber acercar a la gente a Dios, aunque sean demonios —Se sonrieron y, tras una breve despedida, Tom emprendió el regreso. Cantando mentalmente “It’s time for miracles”, porque para él, este era el momento apropiado para pedir milagros.
& En una clínica clandestina &
Bill vio el lugar un poco alejado del resto de la civilización y se removió en su asiento. Luka lo notó y apretó su rodilla, el pelinegro le miró y el otro chico vio su angustia.
—Está un poco lejos —comentó con voz trémula.
—No podemos ir a una clínica convencional, Bill, esto es muy arriesgado —explicó Luka para tranquilizarlo, pero sus palabras sólo lograron incomodar más al moreno.
—Bill —Intervino Jared—. Piensa, ¿qué dirían en un hospital común, si llega un hombre embarazado?
—Le contaríamos sobre la tribu africana de Tom —Se defendió el pelinegro.
—No es tan fácil, Bill —Insistió Luka.
—Te tomarían como conejillo de indias, Bill, te harían pruebas y no podrías salir del hospital hasta que dieras a luz y eso no es todo —Continuó Jared, con voz fría—. Te alejarían de tu hijo para experimentar con él —Eso fue suficiente para asustar a Bill.
—Bien, no me quejaré más.
—Tranquilo —Le sonrió Luka—. Estarás bien, nosotros te cuidaremos —Bill le devolvió la sonrisa, pero luego, el peso del remordimiento le sacudió. ¿Iba realmente a matar al bebé de Bill y Tom? ¿Sería capaz de hacerlo? ¿Cómo lo miraría a la cara, después de ello? ¿Qué excusa le daría para ello? Las preguntas asaltaban su mente, provocándole nauseas.
—Llegamos —dijo Jared estacionando el vehículo frente a una gran casa blanca. Todos bajaron y rápidamente el pelinegro se tomó de la mano de Luka.
—Necesito a Tom —Le dijo el chico a modo de explicación.
—Él llegará pronto —Mintió Jared al ver que su hermano se paralizaba—. Entremos, nos están esperando.
& Continuará &
OMG ¿Qué pasará ahora? ¿Le harán el aborto? ¿Quién es Katrina? Una súcubus, pero ¿para que la quiere Luka? ¿Cuál es su presentimiento? ¿Se enterará Tom de esta confabulación? ¿Lograra llegar a tiempo para detenerlos? ¿Podrán recibir el milagro que tanto anhelan? No se pierdan la continuación. Besos.