Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan
«INCUBUS» Capítulo 25
Jared y los otros entraron en la gran casa blanca y un hombre con delantal blanco les saludó. Jared le mostró a Bill y fueron guiados hacia el interior.
—Señor Trumper, pase por acá, por favor —pidió amablemente el hombre, cubriendo sus ojos embrujados tras sus gruesas gafas.
—Sí —contestó tímidamente el pelinegro, aún reticente a continuar sin Tom a su lado. Fue llevado a una habitación con un closet.
—Póngase esto, por favor, es necesario para poder hacer las pruebas —explicó el hombre, entregándole una túnica celeste, propia de los hospitales.
El pelinegro la recibió y sintió sus manos sudorosas, tenía un muy mal presentimiento, aunque se decía a sí mismo que eran sólo sus nervios por estar sin el trenzado a su lado. El médico cerró la puerta para darle privacidad y regresó con el resto.
—¿Qué clase de estudios le practicará? —preguntó de inmediato Luka.
—Estudios de rutina, ultrasonido, pruebas de sangre, lo básico —anunció el médico—. Necesitamos saber, cuánto tiempo tiene de embarazo y si el feto es tan bien ubicado, debemos saberlo para no ocasionarle daño al realizar el aborto.
—Él no debe enterarse de nada —aclaró Jared.
—Lo dormiremos, será mejor para él, se ve que está muy nervioso —comentó el doctor sujetando sus gafas.
—Debe decirnos si el aborto no será dañino para su salud —demandó Luka, muy preocupado.
—Si lo que me explicó Jared es cierto, no habrá problemas con el aborto —Finalizó el hombre—. Voy por el paciente —Y se volvió a retirar.
—¿Jared, dónde está ella? —Se volvió hacia su hermano.
—Está en el jardín, no tiene muchas oportunidades de venir a la superficie y le gustaron mucho las flores de aquí —comentó Jared, con una sonrisa más bien retorcida.
—Vamos con ella, necesito sacarme este extraño presentimiento de encima, antes de que sea demasiado tarde —pidió Luka, con una mirada sombría.
Caminaron hacia el jardín y al abrir la puerta se encontraron con Katrina. La súcubus llevaba un vestido casi transparente, que colgaba desde su delicado y níveo cuello hasta sus muslos. Sus delgadas y rosadas piernas se movían al compás, colgando desde un asiento improvisado justo en medio del oloroso jardín.
La mujer demonio volteó a verlos con una juguetona sonrisa, sus ojos completamente negros, parecían no tener pupilas por lo profundo de su oscuridad. Su rostro no mostraba ninguna señal del paso de los años, al contrario, se veía hermosa y cualquier humano la habría confundido fácilmente con algún hada o alguna criatura mística.
—Así que estaba en lo cierto —dijo ella con una calma única. Jamás notarías, que ella era una sirviente del infierno.
—Katrina —llamó Luka, a modo de saludo, un poco inquieto ante tan particular personaje. Jared sólo miraba la escena sin comprender absolutamente nada de lo que ocurría entre ellos dos.
—Sabía que Jared sólo me traería si alguien muy especial se lo pedía —Afirmó la mujer.
—¿Sabías que era yo? ¿No me olvidaste como el resto? —preguntó rápidamente el chico delgado, sin dejar de mirar a la súcubus.
—Claro que no, mi querido Luka —La mujer hizo un ademán para olvidar esa frase—. Yo no olvido, mi niño. Soy muy vieja para eso, yo los recuerdo a todos —Miró hacia el cielo—. Recuerdo a todos mis niños exiliados.
—Enamorados, sería más correcto —Acotó Luka.
—¿Enamorados? Claro, claro, así es como le llaman aquí arriba —Volvió a mirarlos con agudeza—. Ustedes pasaron demasiado tiempo entre sus víctimas y acabaron siendo las víctimas aquí ¿No es así? —Se acercó a Luka con pasos flotantes, como si apenas tocase el piso. Acarició su rostro con dulzura y de inmediato la mirada del chico se aguó.
—Lo sabía, mi niño… no sufras, ven aquí —Prosiguió. Le abrazó y el joven apretó los párpados, soltando sólo un par de lágrimas y reprimiendo un sollozo—. Lo sé, lo sé… aún recuerdo ese día, me necesitabas y yo no pude escapar, no pude ayudarte, mi niño.
—Ella murió —susurró Luka con voz trémula, pero sin quebrarse del todo. Jared estaba absorto. ¿Cuándo había pasado todo aquello? ¿Por qué no pudo él ayudar a su hermano cuando más le necesitaba? ¿Por qué no recuerda esos episodios?
—Él me encerró —explicó ella, haciendo referencia al padre de la oscuridad.
—Lo sé, fue mi culpa —Aclaró Luka—. Estaba tan desesperado que llamé mucho la atención, por eso él mismo se encargó de sacarme de allí.
—¿Y qué es lo que ocurre ahora, mi niño? —preguntó ella separándose lentamente del joven.
—Es Tom, mi amigo —intervino por primera vez Jared.
—¿El joven Tom? ¿También está enamorado? —Ella volvió a sonreír—. Ustedes son tan predecibles, chicos, ya casi parecen humanos —Rió la súcubus.
—Es peor de lo que piensas, Katrina —agregó Luka—. Se enamoró y su pareja, Bill, despertó de su embrujo cuando hicieron el amor.
—¿Está embarazado? —Se acercó rápidamente a ellos para asegurarse de su reacción.
—Sí —Finalizó Jared—. Lo hemos traído hoy para que el médico le haga algunas pruebas y luego le practique el aborto —relató sin parar y sin levantar la mirada, sentía que si fijaba la vista en alguien se desmoronaría, pese a todo no quería dañar a sus amigos y al matar al bebé, les rompería el corazón a ambos, en especial al pelinegro.
—Pero eso no es todo, ¿cierto? —Ella señaló a Luka—. Si ya tienen todo planeado no me necesitarían ¿Qué esperas de mí, Luka? —indagó seriamente.
—Tengo una duda —La súcubus le animó a continuar—. Hace algunos días, sentí la fuerza del bebé, estaba consumiendo fieramente a Bill, tal como mi hijo con mi Elizabeth, pero…
—¿Pero?
—Tom me contó que Bill tuvo un episodio extraño, me pidió que volviera a sentir a su hijo, pero todo cambió de repente —contó, mirándola de manera insistente, pidiendo respuestas—. El bebé es pequeño nuevamente.
—Oh —Se sujetó la barbilla—. Ya veo… debo tocar su vientre —pidió ella. Los chicos asintieron y regresaron al interior.
Buscaron la habitación que funcionaría de clínica. Bill yacía en una camilla, durmiendo apaciblemente. El médico realizaba pruebas cerca de él, pero no había nada a simple vista que pareciera amenazar la vida del joven pelinegro.
—Doctor, ¿tiene algún resultado? —cuestionó Jared, entrando del todo al cuarto.
—Trabajo en ello. Sólo el ultrasonido está listo —dijo el médico volteando para verles—. El embrión está completamente sano y es bastante fuerte. Debe tener alrededor de una o dos semanas de gestación, por lo tanto el aborto no dañaría en forma alguna al paciente. Sólo resta esperar los resultados de los exámenes de sangre, para verificar algún rastro de anemia que perjudicara al joven después de la operación.
La mujer se situó cerca de Bill y lentamente levantó sus prendas, para despejar el vientre. Con su mano acarició el rostro dormido del pelinegro y susurró algo ininteligible. Posó la palma de su mano en plano estómago y la dejó allí.
—Encontré algo extraño cuando revisé el ultrasonido —Añadió el doctor, los hermanos le miraron—. Las paredes del útero se hallaban inflamadas y algo heridas.
—¿Qué significa eso? —preguntó de inmediato Luka.
—No estoy muy seguro en este caso. La verdad es que sólo había visto esto cuando ocurría una pérdida espontanea, pues el feto se desgarraba solo y provocaba ese daño uterino, pero en este caso, el bebé está ahí, fuertemente sujeto a su padre —Terminó el médico.
—El bebé está aquí —habló la súcubus callándolos a todos—. Aún está aquí, aunque no es el mismo de hace unos días —Todos los ojos se volvieron hacia ella, quien estaba concentrada en el pelinegro—. Sí, tuvo un aborto.
—¿Qué? —Jared preguntó con sorpresa—. Pero si el doctor acaba de decir que el bebé está allí.
—Lo está, pero no es el mismo —Aclaró ella.
—¿A qué te refieres, Katrina? —Insistió Luka.
—Aún hay un bebé aquí, pero no es un bebé Incubus —Los hermanos se sorprendieron aun más.
—No entiendo nada —Intervino el médico, ajustándose las gafas—. ¿Quiere decir que tuvo gemelos? Porque si hubo un aborto, sólo murió uno de ellos.
—No eran gemelos —Aclaró la mujer, alzando la vista y retirando su mano del vientre de Bill—. Trataré de explicarlo. Cuando Tom dejó su semilla, el bebé comenzó a gestarse de inmediato, como todo un Incubus, ese fue el que Luka sintió… consumiendo la vida de su padre.
—Comprendo.
—El aborto sucedió al borde del tiempo, el bebé era fuerte y seguramente ya había comenzado a tomar el control sobre Bill —Los hermanos asintieron—. Sin embargo, este chico es fuerte…, no sé cómo explicarme, tiene un espíritu poderoso.
—Es religioso —Intervino Jared, como encajando las piezas.
—Oh… así que era eso —La súcubus se sentó en el piso al lado de la camilla y tomó la mano del pelinegro y la acarició con cuidado—. Ahora todo calza. Si este pequeño es religioso, debió haber alguna especie de intervención divina que expulsó el lado oscuro y demoníaco del bebé.
—No puedo creerlo —susurró Jared, paseándose por el lugar—. Estás tomándonos el pelo —exclamó un poco más fuerte de lo que intentaba.
—No, Jared… Tú menos que nadie debería dudar de ello —Habló la mujer con fuerza, pero sin dejar su posición al lado del moreno—. Tú conoces la existencia del demonio.
—Por lo tanto Dios también existe —Finalizó Luka con una suave sonrisa.
—¡Ustedes están locos! —Volvió a hablar el chico—. Me quieren convencer de que por alguna clase de “milagro” —Puso la palabra entre comillas con ironía—. El bebé dejó de dañar a Bill y ahora qué… ¿es un ángel?
—No lo es —aseguró la mujer—. Es… sólo un niño.
—¿Es… es normal? —preguntó esperanzado Luka.
—Sí lo es. Bill está a salvo… dentro de lo que se puede, recuerden que es un hombre.
—Pero el cuerpo del recipiente se adapta —Indicó Luka.
—Eso en caso del que bebé fuera Incubus, pero ahora, no sabemos —comentó la mujer—. Sólo nos queda rezar porque así sea.
—¿Rezar? —Ironizó Jared.
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Perdida casi toda la mañana por la conversación con Jorg, pero más que nada por el largo viaje, Tom se dispuso a llegar, directamente al local, para ayudar a su pelinegro.
—Maldita luz del día —murmuró el trenzado viendo lo tarde que era en el reloj digital de la radio del vehículo—. Si tan sólo pudiera moverme entre las sombras, habría llegado más rápido, después de todo Jorg sabe de mi verdadera naturaleza.
Tom tenía una extraña sensación en su pecho que se incrementaba mientras el tiempo pasaba, llegó a pensar que era, esa extraña conexión que compartía con el pelinegro y eso le alertaba cada vez más, porque si efectivamente era Bill quien le llamaba, era porque algo malo estaba ocurriendo. Tomó su celular y marcó, esperó varios timbres y le saltó el buzón de voz.
—¡Mierda! —Estaba frustrado, pero lo intentó de nuevo. Volvieron a sonar los pitidos, hasta que esta vez sí hubo contestación, pero no la que esperaba.
—¿Tom? —Era Jared, y eso le alertó los sentidos.
—Soy yo, dame con Bill, rápido —Mandó enojado, pero luego calmándose dijo—. Por favor.
—Mmm él no, no puede atenderte… justo ahora —Tartamudeó y eso preocupó al trenzado.
—¿Dónde está, Bill? —Inconscientemente apretó el acelerador y se apresuró todo lo que pudo.
—No puede… está en…mmm… en el baño —Mintió, pero Tom conocía demasiado bien las mentiras, más aun si su amigo había tardado tanto en contestar.
—¡¿Qué le pasa?! —Llegó a pensar que su amado Bill estaba teniendo una crisis por el bebé— ¡Maldición! Jared no te atrevas a tocarle un pelo si el bebé le pide sexo…, te juro que te castraré y te dejaré morir desangrado si le haces algo —Gruñó todo rápidamente y sin parar, al otro lado de la línea el pelinegro sudaba, no sabía ya que inventar para mantener a su amigo tranquilo, ya que daba tan poco para terminar con su intervención.
—Tranquilo, no es eso, creo que le duele el estómago —Mintió nuevamente, pero el trenzado ya estaba llegando al local, completamente histérico.
—¿Acaso está teniendo contracciones como el otro día? —Bajó corriendo del vehículo, dejándolo mal estacionado, entró al local y corrió a la cocina— ¿Dónde está Bill? —preguntó mirando a los G’s que le respondieron el gesto completamente sorprendidos.
—Está con Jared y Luka —respondió el rubio, ofreciéndole un vaso de agua por la palidez que mostraba su rostro.
—¿Dónde? —Su voz ya rozaba la desesperación.
—Creímos que ya lo sabías —Se defendió el castaño, apretando los puños de pronto.
—¿Y por qué te pones así? Los chicos son tus amigos —Intervino el rubio nuevamente.
—Cuando se trata de Bill, sólo confío en mí mismo —afirmó el trenzado, cogiendo el celular y marcando rápidamente, espero los tonos y no lo cogían—. ¡Demonios! —Gritó y por poco lo arroja al suelo con todas sus fuerzas.
—Luka dijo algo de una cita médica con un amigo —comentó Georg—. Por eso nos quedamos tranquilos. Incluso trajeron ayuda para atender el “Sweet Land” —Tom se asomó al frente y comprendió que los jóvenes que atendían las mesas, estaban completamente hechizados.
—¡Demonios! ¡Rayos! ¡Maldición! —Salió corriendo y entró al auto, concentrándose lo más que pudo. Los Incubus podían cubrir sus rastros a la perfección, eso lo sabía por experiencia, pero Bill era humano y él no tenía idea de que esas técnicas existían. Pensó en él, en su aroma, después de todo, Bill era suyo… estaba marcado— ¿Dónde estás, mi amor? —susurró suavemente, cerrando los ojos y concentrándose en su aroma.
Lo que Tom nunca esperó, fue sentir a su hijo… pensó que estaba equivocado, pero no había duda, era el pequeño de ambos, de Bill y suyo… ¿Qué sucede? Pidió saber, sintiéndose inmediatamente estúpido al intentar hablar con un bebé no nacido… pero la respuesta le sorprendió aun más.
—Quieren matarme, padre —Fue la súplica fuerte y clara del bebé—. Si yo muero, papi también, estamos unidos.
—¿Dónde? —Fue lo único que atinó a preguntar el trenzado.
—Aquí —Tom sintió una onda muy cálida en su pecho y fue transportado a plena luz del día, hasta un jardín muy hermoso. Miró a su alrededor y corrió hacia la casa blanca.
—¡Bill! —Gritó con fuerzas entrando del todo al lugar—. ¡Bill!
—Oh, no —Se oyó la voz de Jared en una de las habitaciones. El trenzado con los ojos rojos de ira, entró y lo cogió por el cuello de su chamarra y lo estrelló contra una muralla y le propinó un certero puñetazo—. ¡Auch! —Fue la única respuesta.
—¿Dónde está mi Bill? —demandó, apretando los dientes, sin soltar a su presa.
—Aquí está —Oyó la voz de Luka a sus espaldas, se giró lentamente y vio a su amado dormido pacíficamente en una camilla, con un traje de hospital.
—¡Qué demonios! —Casi gritó y corrió al lado del pelinegro, comprobando que sólo dormía—. ¿Qué le han hecho? —preguntó controlando el volumen de su voz.
—Nada, Tom —contestó la súcubus, divertida con la actitud del demonio más feroz del infierno.
—¿Katrina? —Murmuró su nombre, completamente confundido.
—La que viste y calza… —Miró sus pies y sonrió—. La que sólo viste, no me gustan los zapatos.
—¿Qué haces aquí? —Insistió el trenzado.
—Vine a matar a tu hijo, Tom —El aludido se paró de inmediato y se puso en posición de combate, él no dejaría que nadie tocara a su amado Bill o a su pequeño hijo, al que acababa de conocer en esa misteriosa plática.
—Tendrás que matarme a mí primero y eso te costará… mucho —Amenazó el chico, haciendo brillar el rojo en su mirada. La mujer volvió a reír y se acercó sin temor alguno.
—Es una broma, niño —Le abrazó con fuerzas, dejando completamente paralizado al Incubus.
—¿Qué?
—Jamás te haría daño, pequeño —Le miró con una dulzura que no conocía.
—¿Entonces?
—Tenía un presentimiento y necesitaba que ella lo confirmara —intervino Luka, acercándose de repente. Tom le dio una mirada fría que le hizo retroceder el paso dado—. Lo siento, no tuvimos más opción.
—¡Querían matar a mi hijo! —Gruñó furioso el trenzado.
—En un principio sí —Admitió Jared, aún sobándose la mejilla lastimada—. Pero ahora ya no.
—¿No? ¿De qué hablan? —preguntó irritado el trenzado, volviendo a acercarse a su pelinegro.
—El bebé no es un Incubus, Tom —explicó la mujer, acariciando una de sus trenzas, él la miró sin comprender—. La parte oscura, el lado demoníaco del bebé ha sido expulsado, fue como un aborto del Incubus.
—Pero mi hijo está ahí, lo sé —aseguró sin mencionar que lo había sentido y lo había transportado allí, a plena luz del día.
—Lo sabemos, Tom, un médico lo ha comprobado —Continuó Luka—. Por eso lo trajimos aquí, queríamos que un doctor nos aclarara todas las dudas.
—Bill está sano, con un poco de anemia, pero todo lo demás está bien. Nos dio unas recetas para su estado y estará mejor —Comentó Jared tomando la receta médica—. Además como Bill luce como una nena, no será tan traumático —Rió, pero nadie le acompañó.
—¡Cállate! —Gruñó, fríamente el trenzado.
—Bien.
—Explícame, Katrina —pidió el demonio. La mujer le contó todo lo habían hablado y hecho durante la mañana y cuando Tom por fin estuvo tranquilo se pasó la mano por las trenzas.
—Y esa fue la historia —Finalizó la mujer.
—Será mejor que no vuelvan a hacer una estupidez como esta, otra vez ¿Está claro? —dijo con voz amenazante.
—Lo sentimos, amigo —Se disculpó Jared, bajando la mirada—. Es que no queríamos que Bill muriera y tú te volvieras alguien del sub mundo.
—No lo haré —afirmó Tom, seguro de sí mismo.
—Te ves muy seguro de ello —dijo Katrina, mirando la determinación en sus ojos.
—Luka lo sabe —Aclaró el trenzado y le guiñó el ojo a su igual, quien sonrió complacido.
—¿Lo harás? —preguntó el chico delgado.
—Por Bill haré lo que sea —aseguró el trenzado.
—¿Tomi? —Se oyó la voz del pelinegro susurrando en sueños.
—Será mejor que volvamos a casa —comentó Tom y luego miró a sus amigos—. Pero tengo un problema, no tengo auto.
—¿Y cómo demonios llegaste aquí, así de rápido? —inquirió Jared.
—Me transporté —contestó el trenzado, aunque su mente decía “Me transportaron”.
—¿A plena luz del día? —Jared le miró incrédulo, sin embargo Katrina le vio y luego miró al moreno en la camilla.
—¿Fue él, verdad? —preguntó serena, Tom se sorprendió y asintió—. Lo sabía, este chico es especial, hiciste una buena elección, hijo mío.
—¿Katrina, puedo preguntarte algo? Sé que puede parecer algo tonto en realidad —La mujer asintió con una sonrisa—. ¿Por qué de todas las súcubus, tú eres así de hermosa?
—Mi niño —Sonrió tiernamente—. Yo soy la madre… todos ustedes vienen de mis entrañas, por eso no los olvido, aun si él me encierra y borra sus memorias, ustedes están grabados en mi vientre, y siempre volveré a ustedes, porque son míos —Los tres Incubus se sintieron acongojados, ellos sólo la consideraban la súcubus más antigua, nunca pensaron que ella era la progenitora de la especie.
—Gracias, Katrina —susurró el trenzado, dándole un abrazo apretado y recibiendo una caricia en la espalda.
—Vamos, Tom —pidió Luka.
—Katrina, yo iré contigo —Se ofreció Jared—. No quiero que te hagan preguntas incómodas allá abajo.
—¿Por qué no nos quedamos un rato más en el jardín? —sugirió ella dulcemente.
—Como quieras, linda.
Tom vistió a Bill con su verdadera ropa y lo cargó hasta el auto de Jared, donde Luka los esperaba y los condujo a casa.
& Continuará &
Bien… el bebé se salvó, pero ¿Podrá Bill resistir el embarazo siendo hombre? ¿Por qué el bebé habló con Tom? ¿De dónde sacó esa capacidad? ¿Qué esconde el pequeño? ¿Podrá Tom renunciar a todos sus placeres de Incubus para recibir el perdón y entrar a una iglesia con Bill? Aun quedan algunas preguntas. Besos y gracias por leer.