Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan
«INCUBUS» Capítulo 26
Bill apretó los ojos y se despertó por el delicioso aroma que llenaba sus fosas nasales. Los abrió con cuidado, pues no estaba seguro de dónde se encontraba. Al mirar el techo se percató de que era la habitación de Tom, o la suya misma, pues ya hacía días que la compartían.
Trató de concentrarse en los eventos de ese día, recordó que salió temprano con Tom y luego él salió a un lugar X y él se quedó en el local, luego llegó Jared con dos ayudantes y lo llevaron a hacerse pruebas médicas y entonces… negro… no recordaba nada.
—¿Qué me habrá pasado? —Se preguntó bajito, tocándose la cabeza y luego abrió enormemente los ojos y bajó su mano hasta su vientre y palpó allí—. ¿Bebé? —Un sentimiento de pánico lo recorrió hasta la médula, pero pronto la calidez del amor le calmó el corazón—. ¿Estás bien, hijito? —El sentimiento de calma regresó con más fuerzas, era como si su bebé realmente quisiera hacerle saber que se encontraba bien, que no se preocupara—. Tengo hambre, pequeño.
Se levantó con cuidado y fue al baño. Se vio los ojos un poco hinchados y se preguntó cuánto habría dormido y luego con paso firme fue a la cocina, en busca de aquel aroma tan maravilloso.
—¿Tomi? —Llamó con suavidad. El trenzado le ignoró, parecía estar sumido en sus pensamientos mientras giraba y giraba la cuchara en la olla—. ¿Tomi? —Le llamó más fuerte, sólo entonces el aludido giró su rostro y su sonrisa le iluminó.
—Mi amor, ¿estás bien? —Dejó las cosas por ahí y se acercó al pelinegro, abrazándolo con ternura, como si no le hubiera visto en siglos—. Estaba muy preocupado.
—¿Preocupado? ¿Por qué? Sólo dormía —aseguró el chico besando la mejilla de su pareja.
—Fue mucho, ya le iba a reclamar al médico ese por haberte dormido tanto —Entonces todos los recuerdos golpearon la mente de Bill y se llevó la mano a la cabeza, sintiendo como aparecía una ligera migraña.
—Estaba tan asustado, tú no llegabas nunca —murmuró con la voz trémula, que hizo que el corazón de Tom se encogiera, le abrazó nuevamente y besó su cuello con cariño.
—Lo sé, amor, te sentí y fui lo más rápido que pude hasta allí, pero ya dormías.
—¿Y cómo salió todo? ¿Cómo está el bebé? —preguntó alzando la mirada, sintiéndose de pronto libre de todo malestar y preguntándose tan sólo por la salud de su pequeñín.
—Él está estupendamente, según nos dijo el doctor, ya no hay tantos problemas, sólo lo normal por estar embarazado y ser… ya sabes… hombre —Ambos sonrieron.
—Lo acepto, correré el riesgo, te aseguro que tendré este bebé y estaremos bien los tres.
—Seremos una hermosa familia, Bill —afirmó, besando su mano con mucho cariño.
—¿Tomi? ¿Has pensado en lo que te pedí? Acerca de la iglesia —El trenzado le miró y asintió—. ¿Quieres que oremos a Dios por nuestro hijo?
—Sí amor, será raro… no te burles, porque nunca lo he hecho —La verdad es que Tom si había orado, y su rezo fue contestado esa misma noche, expulsando el lado demoníaco del bebé Incubus.
—De rodillas será más significativo —Añadió el pelinegro. Se acomodaron en el piso y se sujetaron de las manos y cerrando los ojos, el trenzado comenzó.
—Padre que estás en el cielo, escúchanos por favor —Suspiró fuertemente, Bill le acarició la mano para darle confianza—. Mi amado Bill y yo queremos pedirte un gran favor… verás nuestro pequeño, es muy importante para nosotros y queremos que él esté sanito, lo amamos y te rogamos que puedas cuidarlo, que fortalezcas a Bill para que pueda gestarlo en su cuerpo y que por favor puedas perdonarme a mí —Suspiró hondamente y su voz tembló. Se calló unos momentos.
—He cometido muchos errores en mi vida, aunque era sólo parte de mi naturaleza, no comprendía entonces el mal que hacía… ahora sólo quiero que me perdones y no dañes lo que más amo en el mundo, por mis pecados… si alguien debe pagar, lo haré yo, no tengo miedo, sólo protégelos, por favor, Dios todo poderoso, amén.
Las luces se apagaron y cuando los chicos abrieron sus ojos se hallaron en penumbras, se quedaron en silencio y Tom volvió a escuchar a su hijo.
—No te preocupes, padre. Dios te ha escuchado, gracias por tu esfuerzo.
—Tom, el bebé se mueve —exclamó fuertemente el pelinegro, llevándole la mano directamente al vientre.
—Es cierto, pero cómo… es muy pequeño aún.
—Wow, ha respondido a tu oración, Tomi, el bebé está muy feliz —La pareja se abrazó y el trenzado pudo respirar en paz, sólo entonces las luces volvieron a encenderse.
—¿Qué habrá pasado? —preguntó Tom mirando las luces.
—Fue un angelito seguramente, mamá solía contarme de pequeño que cuando las luces parpadeaban o se apagaban sin razón alguna, un ángel pasaba por el lugar y cuando se retiraba, todo volvía a la normalidad —El moreno se abrazó muy fuerte contra el trenzado y añadió—. Muero de hambre.
Tom rompió a reír y se levantó cargando a Bill como una novia, entre risas y besos hasta depositarlo en la puerta de la cocina.
—Ya debe estar todo listo, déjame probar —Se acercó a la olla y verificó todo—. Está perfecto.
—Genial —Sonrió el pelinegro.
& Sueño &
Tom se hallaba abrazando y besando a su pelinegro después de haber hecho el amor tiernamente, sintió como su moreno se dormía lentamente y siguió besando su frente, hasta que una luz intensa brilló en lo alto de su cuarto. Al principio se asustó y trató de cubrir a Bill con sus brazos, pero el pelinegro no se enteraba de lo que allí ocurría.
—Padre soy yo —Oyó la tan familiar voz de su hijo, justo en el centro de la luz.
—Pequeño mío —dijo con un aire de inquietud en su voz.
—Estoy bien, padre, no es nada malo —Le tranquilizó la luz—. He venido por otro motivo.
—Dime, pequeño —Quiso moverse, pero al hacerlo despertaría a Bill y ese momento era muy personal, muy suyo, y se sintió un poco egoísta, pero permaneció en la misma pose.
—Se trata de ti, padre, de tu estado actual, como un Incubus —Tom abrió los ojos fuertemente y sintió pena de su situación.
—Jorg me ha hablado de lo que debo hacer, hijo, debo arrepentirme para que Dios me perdone —Miró directamente hacia la luz—. Lo haré, hijo, no debes preocuparte por ello.
—Él quiere que te diga que si lo haces, renunciarás a tus privilegios como demonio.
—No los necesito, hijo, puedes decirle a Dios que no me importará. No necesito la energía sexual de nadie, con Bill estoy bien, lo amo y es lo que cuenta —Se defendió el trenzado.
—Comprendo, padre, pero… Dios se refiere a tus lujos, todo lo que consigues con tus poderes, no habla sólo del sexo —La voz del niño se tornó más reflexiva—. ¿Estarás dispuesto a trabajar para cubrir tus necesidades? —Tom no lo había pensado ni por un momento y pronto toda esa información le cayó como un balde de agua fría.
Él dependía demasiado de sus poderes de Incubus y no era precisamente por el sexo, su hijo tenía razón ¿Estaría dispuesto a dejar todo por una vida normal? Así como Luka, trabajar y todo lo que los humanos hacen por costumbre. El agarre de Bill en su cintura le hizo girar y ver su hermoso rostro que dormía plácidamente sobre él y luego, ya no había lugar para las dudas.
—Será difícil, pero estarán Bill y tú a mi lado, ustedes serán mi razón para vivir un mundo común y corriente… además tú ya eres un milagro, así que creo que Dios no nos dejará —observó el trenzado, sintiendo que una lágrima se escapaba de sus ojos.
—Estoy orgulloso de ti, padre.
—¿Dime, pequeño… eres un ángel?
—Sí y no… sí porque antes de ir a la tierra, todos los espíritus somos ángeles de Dios, pero cuando llegue a ustedes, sólo seré un humano más —dijo el pequeño con la voz divertida.
—Te aseguro que no serás sólo uno más, serás el más especial para Bill y para mí.
—Gracias, padre, sabía que no me había equivocado al escogerlos a ustedes como padres, son los mejores —La luz poco a poco se extinguió, dejando la habitación nuevamente en las penumbras y a Tom con una ligera sensación de bienestar en su estómago.
—Tomi —Oyó el susurro del pelinegro que seguramente soñaba con él. Lentamente para no despertarlo, le rozó los labios y con una sonrisa, continuó con su sueño.
& Una semana después &
Ya todo estaba listo para la confesión de Tom, Bill iba a su lado en el vehículo, camino a la iglesia de Jorg, y aunque el pelinegro no comprendía muy bien por qué tanta parafernalia para que el trenzado entrara a la iglesia, aceptó la explicación que su novio le dio de: “Necesito empezar de cero, para estar bien con Dios y contigo”.
La madre del pelinegro sostenía su mano y le daba confianza, sentados en la sala de su casa.
—No entiendo por qué no puedo estar allí —Repetía como mantra el chico—. Ni que fuera a arder en llamas o algo así… no es un demonio, maldita sea.
—Bill, lenguaje —Le regañó la mujer.
—Pero es verdad, no sé que le ha pasado a mi padre, últimamente está confabulado con Tom para todo esto y lo encuentro realmente…
—¿Exagerado? —Le apoyó ella, alzando la ceja.
—Ridículo.
—Nada de lo que tu padre hace es ridículo, Bill, es un hombre de Dios y los rituales se deben hacer como corresponde —Defendió la mujer a su marido.
—¿Rituales? —Le miró incrédulo—. Es sólo una confesión, madre, no es algo como un exorcismo —agregó él, poniéndose de pie y recorriendo toda la sala sin parar.
—Ya basta, Bill, creo que el que exagera eres tú.
—Sólo le pedí ir a la iglesia y mira todo lo que ha pasado —comentó él, arreglándose el largo cabello y de pronto llevó su mano a su vientre—. Mamá… siéntelo
—Dios mío, se mueve —dijo la mujer con la mano en el estómago de su hijo—. No es posible, es muy pequeño aún.
—Debe ser por lo de la raza africana —afirmó el moreno, con una sonrisa en su rostro.
—Aunque hay que admitir que Tom no parece africano.
—Claro que no, es que sus padres lo trajeron a Alemania desde pequeño.
—Oh, ya veo —El cambio de tema, alejó la preocupación de la mente del pelinegro y luego madre e hijo hablaban de cosas del bebé, síntomas, antojos, malestares y posibles compras de ropita para el futuro regalón de la familia.
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En la entrada de la iglesia, cubiertos por la oscuridad, Jorg vestía su traje único de aquel ritual especial. Tras pronunciar las palabras antiguas y sagradas. Jorg procedió a entregarle a Tom el cuerpo y la sangre de Cristo, le invitó a pasar al interior del edificio. Tanto el humano como el demonio temían lo que podría ocurrir.
El trenzado recordó aquel hermoso sueño que tuvo con su hijo y dio un paso al frente, al ver que nada malo ocurría con su cuerpo, entró del todo a la iglesia, caminó a paso lento hacia el altar, se arrodilló allí y dio gracias a Dios por haberle aceptado, por perdonar su vida pasada y por darle la oportunidad de… conocer el amor junto a Bill.
A diferencia de Luka, no hizo ninguna promesa en especial, sólo el cuidar a su familia con su vida si fuera necesario y caminó de regreso a la salida, donde le dio un fuerte abrazo al obispo.
—Gracias —Pronunció con dificultad.
—Es mi deber y tú te lo has ganado… ahora puedo estar tranquilo y sé que mi hijo está en buenas manos —Tom se separó un poco confundido.
—¿No nos condenará por ser hombres? —preguntó y luego se dio un golpe mental por lo duro y directo de la pregunta.
—Si Dios te aceptó y te perdonó, siendo un demonio del infierno, yo no tengo que oponerme a sus deseos, además el amor vence todas las barreras, hijo.
—Gracias, Jorg.
—Puedes llamarme suegro, hombre, después de todo van a poner la fecha pronto, ¿No es así?
—Sí, queremos casarnos antes de que nazca el bebé.
—Perfecto.
Regresaron a casa, donde Bill, se abalanzó sobre el trenzado, en un abrazo de koala y no quería soltarle.
—¿Estás bien? —preguntó temeroso.
—Claro que lo estoy —Le aseguró su futuro marido.
—Dime la verdad, Tom… ¿Mataste a alguien y por eso debías confesarte con todas las ceremonias? —Su rostro estaba pálido y demacrado, el trenzado sonrió.
—No, bebé, no he matado a nadie, sólo quería que todo estuviera bien, quería estar en paz con Dios, para que él cuide a nuestro bebé —respondió sincero y besó ligeramente sus labios—. Te ves pálido, mi amor. ¿Te sientes mal?
—Seguro son sólo los nervios.
—Creo que es el bebé, se movió mucho hoy —Acotó la madre del pelinegro.
—Creo que deberíamos ver al médico nuevamente, Bill —El aludido asintió—. Hablaré con Jared, para que arregle las cosas.
Tras una cena tranquila, omitiendo los detalles de lo ocurrido en la iglesia, la pareja regresó al departamento. Bill no dejaba de besar al trenzado y acabaron haciendo el amor de una forma desesperada en el cuarto. Ya completamente agotados, Tom habló para molestar a Bill.
—Dios mío, pequeño, ¿Qué te han hecho que estás tan caliente esta noche?
—Mi demonio sexual me enloquece y toma el control —dijo bromeando nuevamente.
—Lo llamaremos más seguido —Alzó las cejas coquetamente y el moreno le abrazó.
—No me pongas esa cara, Tomi… que me avergüenzo.
—Nunca te avergüences de lo que haces conmigo, Bill, por algo somos pareja, nos entregamos por completo el uno al otro —Se besaron nuevamente, hasta que el celular del trenzado comenzó a sonar insistentemente.
—Debe ser una emergencia, Tom, contesta.
—¿Hola?
—Soy Jared. Tenemos que hablar.
—Sí, de hecho quería pedirte un favor, amigo.
—Se trata del bebé.
—¿Qué? —Tom se sentó de golpe—. ¿Qué le pasa?
—Hablé con Katrina y dijo que el bebé nacerá antes.
—Pero cómo… dijeron que era normal.
—Lo es… pero nacerá como uno de los nuestros. Hay que contarle a Bill la verdad.
—Oh, Dios —El aparato se cayó de sus manos y Bill abrió los ojos.
—¿De qué verdad hablan?
& Continuará &
Bueno… ha llegado el momento de la verdad, Tom fue perdonado por Dios, pero eso traía una pequeña consecuencia o sacrificio, decir la verdad sobre su origen ¿Qué hará Bill cuando se enteré? Ya no hay vuelta atrás, porque el nacimiento anticipado traerá a colación la verdad de todos modos, no se pierdan la continuación.