INCUBUS 27

Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan

«INCUBUS» Capítulo 27

& Anteriormente &

Hablé con Katrina y dijo que el bebé nacerá antes.

Pero cómo… dijeron que era normal.

Lo es… pero nacerá como uno de los nuestros. Hay que contarle a Bill la verdad.

Oh Dios —El aparato se cayó de sus manos y Bill abrió los ojos.

¿De qué verdad hablan?

El rostro de Tom se deformó por un momento, todo color se alejó rápidamente. Bill lo notó de inmediato e insistió, poniéndose directamente frente a él.

—¿De qué verdad hablas, Tom? ¿Qué me estás ocultando? —preguntó seria y apremiantemente, pero aun tratando de mantener la calma.

—Yo, mmm —tartamudeó notoriamente—. No es nada, cielo, es sólo algo sin sentido.

—No me mientas, Tom, no te atrevas a mentirme ahora —demandó con solidez el pelinegro.

—Bill, no —Trató de evadir el tema, pero fue sacudido por la delgada mano del moreno.

—Dime, Tomi, por favor —Se acercó al rostro del trenzado y depositó un suave beso en su mejilla—. ¿Me amas? —El aludido asintió en el cuello del otro—. Si me amas, no me mientas.

—Es algo serio, amor —susurró el mayor, separándose un poco para hacer contacto visual—. Se trata de nuestro bebé.

—¡Oh, Dios mío! ¿Es algo malo? —El pelinegro se llevó las manos al vientre instintivamente y miró a su pareja con ojos angustiados.

La mente de Tom comenzó a procesar la información de manera veloz, para poder encontrar la forma de explicarse. Mientras, el menor tomó unas prendas y se vistió con rapidez.

—¿Recuerdas cuando fuiste con Luka y Jared al médico?

—Sí.

—Ya están los resultados —Bill le observaba completamente atemorizado y aguantó las enormes ganas de llorar—. Nuestro hijo nacerá antes de tiempo —Articuló el trenzado lentamente.

—Pero eso no es tan terrible —Soltó un suspiro de alivio el menor—. ¿Te dijo cuándo? ¿A los ocho meses? ¿Siete meses? —El pelinegro miró a Tom con el fin de que aclara sus dudas, pero su rostro estaba inexpresivo—. Si son siete meses el pequeño tendrá problemas con los pulmones, porque son los últimos en desarrollarse, pero con los tratamientos médicos actuales, podremos cuidarlo bien —explicó aliviado el chico.

—Bill —El trenzado le tomó la mano y miró a sus ojos—. Será menos que eso —El aludido palideció.

—¿Seis meses? —Sus ojos aguados buscaban respuestas.

—No.

—Es porque soy hombre —Rompió en llanto—. Es antinatural y mi pequeño pagará las consecuencias, no es justo, no lo es —Tom lo aferró a su cuerpo, sabía que eso no tenía nada que ver, que toda la culpa era suya y pensó que tal vez este era el momento de decirlo todo, decir la verdad, debía aliviar el sufrimiento de Bill, contarle que no era su culpa y que el bebé llegaría al mundo completamente sano.

—Bill.

—No, no, no.

—Calma, mi amor —Acarició sus costados, mientras sentía que su hombro se empapaba.

—Tal vez no deba nacer… si tiene demasiados problemas, no sería justo para él —dijo completamente ahogado, sintiéndose completamente aterrado—. No, no, no, es mentira —Se soltó de Tom y lo miró a la cara—. Mi bebé tiene que nacer, sé que soy egoísta y no pienso en su sufrimiento, pero yo lo quiero conmigo, quiero tenerlo, Tom, yo… yo lo amo.

—Basta, Bill, nada malo pasará —dijo seguro, secando las lágrimas que no cesaban de caer por las mejillas del menor—. Ha llegado el momento de que sepas algo muy importante —El rostro del pelinegro se contrajo nuevamente angustiado.

—¿Qué cosa?

—Es sobre mi… raza.

—Africana.

—No, no soy africano —Bajó la mirada.

—¿Cómo? Y entonces… mi embarazo.

—Es más complicado de lo que crees, Bill.

—Cuéntame, necesito saberlo.

—Lo sé, pero prométeme… prométeme que pese a todo lo que te diga, seguirás creyendo en mi amor incondicional por ti, y que este bebé —Tocó su pancita—. Es el fruto de nuestro amor.

—Me estás asustando, Tom.

—Sólo prométemelo. ¿Sabes que te amo, verdad?

—Lo sé.

—Bien… ven acá —Lo sentó en su regazo y dejó que su cabeza descansara en su fuerte pecho, mientras con sus manos acariciaba sus delicados brazos—. Mi raza es un poco extraña, no es normal del todo —Bill quiso moverse, pero Tom lo aferró más para que no hiciera.

—¿A qué te refieres? Eres muy normal para mí.

—Eso es a simple vista, pero mi cuerpo necesita más que alimento para estar funcionando correctamente —Trataba de explicar el trenzado.

—¿Y qué necesitas? —preguntó intrigado el pelinegro.

—Energía sexual.

—Guarro —Se rió el moreno, pensando que era una broma—. Por eso hablabas de tu pasado de forma despectiva, pero o te preocupes, si tuviste muchas mujeres en el pasado, ellas ya están olvidadas ¿No es así? —dijo haciendo círculos con su dedo en el pecho de Tom, esperando con todo su corazón que no le contara de ninguna novia que lo venía a reclamar o algo así.

—Ellas están en el pasado, amor mío, porque lo único que realmente, puede saciarme ahora, eres tú —contó tiernamente, besando la frente de su adorado pelinegro.

—Entonces estamos bien.

—No es tan sencillo, cielo —Continuó su explicación tomando una gran bocanada de aire—. Esta raza, me da el poder de embarazar a cualquier ser, sea hombre o mujer.

—Eso ya lo sabía.

—El bebé de nuestra raza, se desarrolla más rápidamente de lo normal —Bill se alzó en su lugar y trató de mirarle a la cara.

—¿Cuánto tiempo? —Su rostro demostraba decisión y esto aturdió un poco al trenzado que sólo atinó a decir.

—Tres meses.

—¡¿Qué?! Eso es imposible —exclamó, llevándose la mano a la frente—. Dime, Tom ¿Tendrá problemas?

—No, será absolutamente normal, nada malo le ocurrirá, el que corre peligros eres tú amor —confesó el trenzado realmente preocupado por su pareja.

—Debes estar bromeando, Tom. Sé que nunca en la vida me he embarazado, por razones obvias, pero venir a decirme de un embarazo de tres meses ¡Ja! ¿Por quién me tomas? No soy ignorante sabes —dijo realmente furioso.

—No miento, Bill, esto es la verdad.

—Entonces dime de una vez el nombre de tu raza, buscaré en internet sobre ella, porque lamentablemente no te creo —Gruñó el pelinegro, poniéndose de pie y dispuesto a salir del cuarto. Tom se vistió rápidamente, al ver sus intenciones.

—Soy un Incubus —confesó en un suave murmullo, pero fue suficiente para que Bill lo oyera.

—¿Incubus? —susurró de vuelta el pelinegro, trayendo a su mente el concepto que venía unido a esa palabra—. ¿Eres un demonio? —Se volteó a ver al trenzado, quien asintió sin mirarle—. ¿Por eso decías que necesitabas energía sexual? ¿No era sólo una metáfora de que tuviste muchas novias?

—No… lo siento.

—¿Es cierto? —Insistió, su mente ingenua no podía creer semejante barbaridad, prefería escuchar una mentira, o seguir pensando que Tom era africano, pero esto…

—Sí, Bill, soy un demonio… o más bien, lo era, porque ahora sólo te necesito a ti.

—Pero ya no soy virgen, Tom —Gruñó con tono molesto—. Oh, Dios mío. ¿Estuviste conmigo porque era virgen? ¿Sólo me querías para eso?

—¡No! Dios no, Bill, yo te amo —Se puso de pie e intentó abrazarlo, pero fue empujado, no fuertemente, pero la intención estaba clara.

—¿Los sueños? —Los ojos del pelinegro se abrieron al comprender qué había ocurrido en verdad y buscó en sus contrarios las respuestas.

—No fueron sueños —Tom sentía que el alma le quemaba por dentro—. Te embrujé cada una de esas noches para poseerte, porque me enamoré locamente de ti, compréndeme.

—¿Me violaste? —El trenzado negaba con la cabeza.

—Nunca quise dañarte, te amaba, Bill. Te amo.

—Me usaste, sólo te alimentaste de mí —Tom nuevamente quiso acercarse, pero el menor lo empujó y salió corriendo del departamento.

—¡Bill! —Gritó el mayor y salió tras él, pero sólo alcanzó a ver las puertas del elevador cerrarse. Sin perder tiempo corrió hacia las escaleras, con una única meta en mente, alcanzar a Bill.

&

En la planta principal, el pelinegro le sacó mucha ventaja a su pareja y lo despistó ocultándose tras unos árboles y al verle ir en una dirección, él corrió hacia el lado opuesto.

Su alma se hallaba atribulada, cómo le podía ocurrir esto a él, él que siempre confió en Dios y en su protección, ¿Cómo su Dios había permitido que un demonio lo violara? ¿Qué diría su padre ante esta situación?

Corrió a todo lo que le permitieron las piernas, las imágenes de cada uno de sus sueños se repetían en su mente, Cómo había disfrutado con Tom, cómo se había enamorado de él por causa de esos sueños y ahora resulta que siempre fueron reales.

Estaba agotado de tanto correr, sus piernas dolían. Pero su corazón dolía mucho más. Su marcha veloz, se volvió sólo un caminar cansado, sin ninguna dirección fija, sólo la esperanza de aliviar su mente.

Caminó sin parar por mucho tiempo, aunque no estaba muy entrada la noche, comenzaba a hacer frío y el pelinegro se abrazó para darse calor, sin embargo una punzada de dolor le hizo doblarse. Sus ojos se aguaron enseguida por la intensidad de la contracción y deseó tener a Tom cerca. No había dónde sentarse, así que siguió caminando lentamente, casi arrastrando los pies.

De pronto escuchó una hermosa melodía y fue en busca del sonido, el bebé parecía calmarse con aquella música y siguió avanzando, sus ojos estaban nublados y apenas podía concentrarse y mantener el equilibrio. Quizás aquella persona que tocaba algo tan bonito, podría ayudarle a ir con sus padres, porque ahora mismo no tenía fuerzas para enfrentarse a Tom y a la verdad.

La música se oía con más claridad, provenía de un joven que tocaba un instrumento grande, estaba entre sus piernas. Estaba sentado y eso hizo sonreír al pelinegro, moría por sentarse y descansar un poco. Observó mejor la figura del joven y notó que le parecía extrañamente familiar.

—Luka —susurró levemente. Un dolor más fuerte que el anterior le hizo caer de rodillas y trató de alzar más la voz—. ¡Luka!—–Logró gritar y luego cayó al suelo.

La melodía se detuvo al instante y el delgado y alto joven tiró su “cello” y corrió a la figura caída, tomándolo con dulzura en sus brazos, con el rostro asustado al verle semi-inconsciente.

—¿Bill? ¿Puedes escucharme? —Le palmeó con suavidad la mejilla, hasta que los ojos del menor se abrieron lentamente y dejaron escapar un par de lágrimas.

—No me lleves con Tom —Fue lo único que pudo pronunciar antes de caer en la total oscuridad.

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Bill abrió los ojos y se encontró con un cuarto alumbrado sólo por una lamparita pequeña. Enfocó la visión y se percató de que no estaba ni en casa de Tom, ni en la de sus padres y luego la imagen de Luka en el retrato de la mesita de noche, le indicó dónde se hallaba. Se giró en la cama para ver mejor la fotografía y admiró la belleza de la joven que sonreía feliz al lado de su amigo.

—Era hermosa, ¿verdad? —exclamó el chico desde la puerta, traía una charola con unos bocadillos en ella.

—Preciosa —Fue la simple respuesta del pelinegro, que no apartaba la vista de ella—. ¿La extrañas?

—Cada día —respondió Luka dando un suspiro—, pero ahora estoy tranquilo, ella está bien, me cuida desde el cielo.

—¿Luka? —Le miró directamente, sentándose en la cama—. ¿Tú también eres un Incubus? —La pregunta hizo que la bandeja casi se le escapara de las manos al chico.

—Lo soy.

—¿Por eso ella murió? ¿Fue su castigo? —Las palabras lejos de ir cargadas de ira, demostraban preocupación, él temía que de alguna forma Dios lo castigaría por haberse involucrado con un demonio, aunque en un principio era ignorante de la situación, pensó que Dios podría matarlo a él o peor aún, a su bebé.

—Fue mi castigo, Bill. Yo la amaba como no tienes idea, tal como Tom te ama a ti.

—No me hables de Tom ahora mismo, por favor —Se cubrió el rostro con las manos— No entiendo nada de esto. Mi padre siempre me enseñó sobre el bien y el mal. A seguir el sendero correcto para ser protegido y que los demonios no me llevaran al infierno ¿Y qué sucede? Aparece Tom y me embruja para alimentarse de mí —Su voz era monocorde, dentro de sí, sabía que no podía odiar a Tom, lo amaba, pese a todo, lo amaba y por eso ahora temía tanto por las consecuencias de aquel amor antinatural.

—¿Cómo te enteraste de la verdad?

—Él me lo dijo, para explicarme que nuestro hijo nacería antes de tiempo —respondió el chico alzando la vista, sin lágrimas y luciendo un semblante demacrado.

—Ten, come algo —Le dijo Luka sentándose a su lado y entregándole la charola—. No es mucho, pero te aliviará el hambre. Elizabeth siempre tenía hambre por el bebé.

—Ella… murió por el bebé —afirmó el pelinegro tocándose el vientre—. Yo también moriré, ahora lo sé, ustedes trataron de decírmelo de varias formas.

—No morirás, Bill, tu caso es diferente —dijo Luka sonriente—. Tu bebé es normal, ha expulsado el lado maligno, el lado Incubus de su ser ya no existe, podrá vivir sin consumir tu vida, fue una especie de milagro —Tomó su mano—. Y eso, es debido a que tanto Tom, como tú, son especiales.

—Tom fue a la iglesia —susurró el chico, atando cabos de por qué su padre y él se tomaron tantas molestias sólo para un simple ritual—. ¿Cómo pudo si es un demonio?

—Se arrepintió, Bill, como lo hice yo ¿Pudo entrar en ella? —Él asintió—. Entonces Dios aceptó su ofrenda. Si Dios lo perdonó, Bill, ¿tú no lo harías? —pidió en un tono que le hizo dudar—. ¿No le darías una oportunidad? ¿Acaso no te ha demostrado que te ama?

—Me violó, Luka —Se quejó, para tratar de justificarse, pero en su interior ya había sucumbido, Luka tenía razón, él sólo era un humano imperfecto, cómo podría negarle una oportunidad a él, cuando Dios mismo le había perdonado.

—Bueno… lo dices porque fue sin tu consentimiento, pero creo que debo aclararte algo de nosotros. Sobre nuestra raza.

—¿Vas a justificarlo?

—No, sólo aclararé algo que ocurre muy pocas veces —Bill se echó un pastelito a la boca y masticó lentamente mientras escuchaba—. Los Incubus pueden embrujar a su presa y ésta se duerme completamente para ser poseída y no ser dañada.

—¿Y tú le llamas a quitarle la virginidad a una persona: no ser dañada? —dijo con ironía.

—Ese es el fin, seguro Tom te explicó que robar la virginidad nos da energía vital, nos mantiene con vida en realidad —explicó Luka seriamente y el pelinegro le vio con sorpresa.

—¿Es así de serio?

—Lo es. En fin, una víctima te ayuda a estar bien un par de días, no más que eso, a no ser que la persona sea buena, bondadosa, como quieras llamarla —Bill asintió y pensó en que tal vez eso le llamó la atención a Tom sobre él—. Pero cuando un Incubus repite de persona, se debilita.

—Tom me visitó mucho —dijo sonrojándose.

—Lo sé, porque aunque ya no eras virgen, tú lo llenabas, se sentía cómodo contigo, porque tú le permitías hacerlo.

—¿Qué?

—Tú siempre fuiste consciente de lo que ocurría, lo permitías dentro de tu ser, lo deseabas, amabas a Tom —El pelinegro se sonrojó aun más—. Tus sentimiento por él se hicieron tan fuertes, que cada vez que estabas con él, tú tomabas más el control de la situación, no eras sólo un cuerpo dormido, lo disfrutabas —El sólo pensamiento hizo, que las orejas le ardieran a Bill y trató de mirar en otra dirección.

—Yo…

—No te avergüences, te enamoraste y eso no es un pecado, además en tus supuestos sueños, podías hacer lo que en la realidad nunca te animarías. En tus sueños te desinhibías.

—Bien, no lo digas así que me da mucha vergüenza —Luka no pudo evitar sonreír ante la ingenuidad del chico en frente.

—Está bien, el asunto es —Continuó explicando—. Que tus sentimientos eran tan poderosos, que Tom ya no podía controlarte, ya no podía embrujarte y un día mientras hacían el amor, despertaste.

—Oh… ese sueño… sí lo recuerdo y a Tom… llorando —Se sintió avergonzado y triste.

—Él sabía que no pudo limpiarte y te embarazaría y eso traería millones de problemas, porque ustedes ni siquiera era novios —relató, terminando su explicación y luego miró fijamente al moreno—. ¿De verdad lloró? ¿Tom? No puedo creerlo.

—Él… él me ama mucho.

—Lo sé ¿Y tú?

—Lo amo con locura.

—¿Y qué haces aquí? —Ambos rieron.

—No traje nada, ni mi celular. ¿Puedes llamarlo?

—De inmediato.

Salió de la habitación a hacer la llamada, mientras el pelinegro sonreía bobamente mirando el techo y sujetando su vientre.

—Te amo, Tomi —susurró al aire.

& Continuará &

Bueno, me salió más larguito de lo que esperaba, así que queda un capi más para el final. Muchos besos y no se lo pierdan. Besos y gracias por leer.

Escritora del fandom

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