Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan
«INCUBUS» Capítulo 29
& Un mes después &
El pelinegro yacía inmóvil en la cama, completamente adolorido y concentrándose lo más que podía en su trenzado. En cosa de diez minutos, un ruido en la puerta le alertó que ya estaba de regreso. Apenas hubo cerrado la puerta, éste tiró las bolsas al piso y corrió a la habitación.
—¿Qué ha pasado? Te vengo sintiendo hace algún tiempo —dijo Tom completamente agitado, seguramente compró a tiempo record para regresar a casa lo antes posible, ya que ahora no podía, o más bien no debía usar su magia.
—Son mis pies —susurró débilmente, con una mueca de dolor y señaló con uno de sus dedos hacia el final de la cama. El trenzado abrió grandemente los ojos.
—Oh, por Dios —Tom rápidamente se puso junto a ellos y lentamente comenzó a masajearlos.
Los dedos de los pálidos pies estaban completamente abiertos, separados por un terrible y doloroso calambre. Bill lo soportó estoicamente, pero necesitaba a su novio cerca, sabía que si él estaba allí, podría manejarlo, pero en soledad, se sentía débil.
—Duelen mucho —Se quejó suavemente el chico apretando los ojos, hasta que sintió una calidad humedad, donde antes sólo había dolor. Abrió los ojos con esfuerzo para ver la causa de tan arbitraria sensación y descubrió con asombro que era la boca de Tom succionando cada uno de sus dedos lo que le causaba ese cambio de emociones— Oh, mmm —Gimió sin poder evitarlo.
—¿Cómo están ahora? —preguntó preocupado por los repentinos y dolorosos calambres que su novio estaba sufriendo a causa del embarazo.
—Oh Dios, Tom, eres increíble —El trenzado siguió succionando gentilmente los dedos del pie derecho de su amado pelinegro, hasta que sintió que se relajaban y volvían a su posición natural, sin rigidez y libres de dolor.
—Creo que lo peor ya pasó —agregó, dando un ligero beso al dedo gordo.
—Agradece que estoy limpiecito —Ambos rieron y el trenzado se acercó a su pelinegro y arrodillándose al lado de la cama puso su cabeza en el vientre de Bill que ya estaba durito y pronunciado.
—¿Cómo está mi princesita el día de hoy? —preguntó tiernamente, su novio ya le había contado de su sueño y del nombre que debían ponerle a la bebé, él obviamente no tuvo objeciones, pues él también había conversado con su hija y comprendía que aquellos sueños eran muy importantes y significativos.
—Tu hija se ha vuelto loca este día, te extrañaba tanto como yo —comentó el pelinegro, acariciando las negras trenzas de su amado—.Ven, bésame Tomi.
—Hey, que estuve besando tus pies —dijo poniendo cara de asco, que le sacó una carcajada al moreno—. Iré a lavarme para tener un aliento sexy.
—Todo en ti es sexy, Tomi —afirmó riendo el pelinegro, al verle salir hacia el baño— ¿Cómo estuvo todo hoy, en el local? —preguntó aún acostado cómodamente.
—Todos te extrañan —Contestó con la voz amortiguada por la toalla—. Creo que los G’s quieren matarme por alejarte de ellos —opinó, saliendo del baño.
—Exageras —El moreno le hizo señales para que se acercara y por supuesto obedeció—. Te extrañé mucho hoy, Tomi.
—Lo sé, amor, pude sentirte, pero debíamos trabajar.
—Lo sé, lo sé… quisiera ir, pero me siento tan incómodo.
—Y debes cuidar a nuestra princesa —Le besó dulcemente los labios, sonriendo al ver el sonrojo en el rostro del contrario.
—Quiero visitar a mamá, pero tengo miedo de su reacción —comentó de pronto sintiendo tristeza, el trenzado pudo mediante la conexión, sentir la angustia en su pecho y le abrazó con determinación.
—Estoy seguro de que Jorg nos puede ayudar a explicarle a tu madre.
—Lo sé, pero tengo miedo, todo esto es muy extraño, lo fue para mí, imagina cómo será para ella que es más vieja —Hundió su rostro en el cuello de Tom buscando consuelo.
—Ya veremos qué haremos, pero yo quiero que la veas, debemos organizar la boda, Billy —Sonrió y buscó los labios de su pelinegro—. ¿O ya te arrepentiste y no te quieres casar conmigo?
—Jamás haría una tontería como esa —respondió, buscando agilidad y poniéndose a horcajadas sobre el cuerpo fuerte de su demonio—. Te amo, cielo —Se acercó lo suficiente para plantar un beso firme en los rosados labios del contrario y gemir en ellos—. Te deseo… ahora —Le miró con el brillo de la pasión en los ojos.
—¿Por qué la urgencia, amor mío?
—Porque dentro de unas semanas no podré ni moverme y no quiero pasar un momento sin sentirte dentro de mí —susurró muy cerca de sus labios, provocando una corriente eléctrica en el cuerpo del trenzado que se deslizó directamente a su entre pierna.
—Entonces tengo sólo una respuesta para eso —afirmó y subiendo sus brazos, sujetó firmemente a su pareja y lo puso bajo su cuerpo, tomando el control de la situación.
Entre besos y caricias, le hizo el amor a Bill con todo el deseo, que de su cuerpo emanaba.
& Una semana más tarde &
Finalmente Bill accedió a las demandas de su madre, para visitarlos un día domingo. La pareja llegó muy temprano y asistió a los servicio religiosos de la Iglesia, aunque el vientre de Bill no era en exceso visible, lo abultado le hacía ver más fuerte y muchos de sus antiguos amigos lo elogiaron, diciéndole que se veía mucho mejor ahora que ya había encontrado al amor de su vida.
Nadie lo juzgaba y todo fue gracias al cambio de actitud y de los sermones, que su padre Jorg, daba en la comunidad. Ambos se sentían cómodos y bienvenidos.
A la hora del almuerzo, llegaron a casa de los padres de Bill e inmediatamente la madre tocó sin vergüenza la pancita de su hijo, notando lo abultado que se hallaba, llevándose una inminente sorpresa.
—Bill, cielo… tu vientre —exclamó, llevándose las manos a la boca—. Sólo tienes… un poco más de un mes —Y luego se puso a reír y fue a abrazar a Tom—. No lo alimentes demasiado, se volverá una bola y luego le costará mucho volver a su peso original y te culpará a ti por ser tan malo, recuerda lo egocéntrico que es con su imagen —La pareja se sonrió, si ella pensaba eso, la dejarían con esa ilusión hasta que ya no hubiera más alternativa que contar la verdad, aunque siempre podrían mantener el cuento de la tribu africana.
Después de comer, se sentaron en la sala para planificar la boda. Tom explicó que ya tenía los papeles legales listos y que se presentarían los abogados para pedir las firmas correspondientes. Había sido costoso, pero tenía dinero ahorrado y Jared había puesto otra gran cantidad como regalo de bodas y accesorios para el bebé. El más feliz obviamente era Bill.
Pensando que era demasiado rápido, pero inevitable, lo dejaron para dentro de dos semanas, justo cuando el pelinegro enterara dos meses completos de embarazo y aproximadamente seis meses de Incubus, su vientre no se podría ocultar, pero ya no importaba.
Para evitar posibles riesgos y calumnias en contra de Bill, la ceremonia sería sólo con gente muy cercana a ellos. Los amigos de Bill, de Tom y la familia del pelinegro y una misteriosa mujer llamada Katrina que también estaría presente. El menor estaba un poco intimidado pensando que sería alguna antigua novia, pero finalmente Tom le explicó que ella era como su madre.
Y así comenzaron los preparativos.
& Dos semanas después &
Jared miraba divertido como Luka luchaba con el nudo de la corbata de Tom, quien por los nervios no podía retener nada en sus manos, sin arruinarlo.
—¡Maldición! —Se quejó, por centésima vez el trenzado.
—Calma, estarás listo a tiempo —Trataba de relajarle Luka, por fin terminando con el complicado atuendo masculino.
—Y tú deja de reírte y ponte la corbata —Reclamó Tom a Jared, moviendo la prenda de seda delante de sus ojos.
—Que conste que sólo la usaré porque es tu boda y porque eres mi mejor amigo, de lo contrario…
—Lo sabemos hermano, jamás la usarías —Interrumpió el mayor de los Incubus.
—Chicos, creo que ya debemos irnos —Habló una voz femenina desde la otra habitación.
—Ya vamos, Katrina, sólo le faltan los zapatos y estaremos todos listos —Contestó Luka, como siempre llevando el orden de la situación.
Jared fue el primero en salir del cuarto y se dirigió a la sala, encontrándose con una maravillosa visión. Katrina, la gran madre, se hallaba ataviada con un hermoso y elegante vestido blanco ceñido a su escultural cuerpo, pero sin escotes pronunciados, su rostro lucía un maquillaje delicado y apenas le vio le dio una brillante sonrisa.
—¿Cómo estás, mi niño? —Preguntó acercándose de inmediato a arreglar su torcida corbata.
—Bien, el que está histérico es Tom —Sonrió amable.
—Debe estarlo, es un gran paso y en una Iglesia, desearía entrar con él —comentó ella, bajando la mirada.
—Yo también —agregó el moreno, dando un ligero abrazo a la mujer—. Dime Katrina ¿Por qué alguien tan hermoso como tú no se deja ver allá abajo? —Llevaba días cuestionándose lo mismo, pero no podía acercarse a ella para preguntarle en persona.
—Él me mantiene oculta cariño… ya sabes cómo es —Hizo referencia al demonio supremo.
—Cada día lo odio más —Gruñó el moreno, apretando los dientes—. Ni siquiera sabía que eras nuestra madre.
—No es tu culpa, mi niño.
—Ya estamos listos —Se oyó la voz nerviosa de Tom, entrando a la sala—. Katrina qué linda estás —dijo sin cortarse.
—Y tú, cielo, te ves muy guapo.
—Si soy tu hijo debo ser guapo, ¿no crees? —Todos sonrieron.
—Será mejor que partamos ya —anunció Luka mirando el reloj.
—Vamos —Y el grupo salió del departamento con dirección a la Iglesia.
&
Al otro lado de la ciudad, una situación similar se vivía. El joven y apuesto pelinegro luchaba con su sedoso cabello azabache. Aquel día había decidido elevarlo en una melena de león, que resaltaba sus hermosos rasgos faciales. Su madre al principio se había quejado, diciendo que era demasiado para la Iglesia, pero cambió de parecer al momento de ver los resultados. Su adorado hijo menor, se veía radiante y maduro.
Llevaba un pantalón blanco ajustado y sobre él, una hermosa camisa blanca que tenía una caída perfecta para mostrar su avanzado estado de embarazo, en su caso nada de corbatas ni cosas que le asfixiaran, se sentía cómodo con ese atuendo y lo mejor era que aquel color le daba un toque angelical.
Jorg no había estado en todo el día en la casa. Se había tomado muy en serio este matrimonio, y aunque no era propio de su religión hacer este tipo de unión, él había sido visitado en un sueño por su nieta y le había dado instrucciones. Desde aquel día, el obispo se había recluido en sus libros antiguos y había estudiado mucho. A través de esta ceremonia, debía entregar una protección especial a la pareja, algo que sólo se realizaba en la antigüedad y que el mismo Dios requería en estos momentos, por lo tanto, él debía obedecer. Había estudiado en latín cada una de las oraciones y rogaba no cometer errores, porque debía proteger a su hijo.
—¡Mamá! —Gritó el pelinegro, alterando a su madre antes de salir de la casa.
—¿Qué ocurre? —preguntó de inmediato la mujer, girando y encontrándose a su pequeño con ambas manos en su vientre.
—Se mueve, ven… siéntela —Le pidió, calmando su tono de voz. La madre de inmediato se acercó a él y sintió a la bebé moverse bastante, allí dentro. El rostro de Bill se contrajo un poco.
—¿Te duele? —indagó angustiada.
—Un poco, ahora se mueve mucho y siento que mi cuerpo ya no tiene espacio para contenerla —comentó él, retomando su sonrisa inicial.
—Eres tan delgado, Billy —Tocó su mejilla, en un gesto muy maternal—. Y este embarazo es tan extraño, no puedo culpar a la tribu de Tom, pero me preocupas, hijo, no quiero que nada malo te vaya a pasar.
—Gracias mamá… por apoyarme pese a lo insano que parece todo esto —Sintieron un claxon y ambos sonrieron.
—Tu hermano ya está aquí —Se tomaron de las manos y salieron. Los esperaba un carro bastante grande y de allí un hombre guapo, pelinegro igual que Bill salió a recibirlos.
—Hermanito, te ves radiante —dijo el hombre dándole un ligero abrazo al pequeño.
—Gracias, pero no es para tanto.
—Es la verdad, te ves muy guapo, tu rostro irradia luz, es el embarazo… a mi esposa le pasó lo mismo —Abrió la puerta para dejarle entrar—. Mejor nos apuramos o Tom se arrancará las trenzas.
—¿Lo viste? —preguntó de inmediato el menor.
—Sí, cuando venía de camino y estaba super nervioso —Todos rieron. Tras unos minutos, llegaron a la Iglesia de piedra, bastante antigua, pero bien conservada.
&
Luka vio llegar el auto, cogió a Tom del brazo y lo llevó dentro. En las puertas del lugar quedaron Katrina y Jared que sonrieron a más no poder, al ver la sorprendente imagen del pelinegro.
Bill sonrió de vuelta, admirando la belleza de Katrina y sosteniendo la mano de su madre, caminando lentamente hacia el interior. Mientras avanzaba, sentía extrañas molestias en su vientre y se preocupó, pero no alteró la sonrisa de su semblante, después de todo, éste era el día más feliz de su vida.
Al llegar al altar, la madre besó a Bill en la mejilla y le entregó su mano al trenzado, quien la recibió con una enorme sonrisa. El resto de los invitados se sentó y el obispo, ataviado con sus mejores galas inició la ceremonia en latín, sorprendiéndolos a todos.
La madre de Bill, que ya había estado en ceremonias en latín, trató de comprender algo de ella, sin embargo las palabras eran diferentes y dudó, pero luego dejó todo en manos de su esposo. «Él no se equivoca y Dios le habla, debe haber una razón para todo esto» Pensó.
El dolor en el vientre del pelinegro se intensificó, cada vez que el obispo terminaba una oración, una punzada le golpeaba, para soportarla, apretaba la mano de Tom, quien le miró y al ver la palidez de su rostro se asustó. Se acercó más a él y soltando su mano le abrazó por los hombros, sin dejar de ver a Jorg, que estaba sumamente concentrado en terminar el ritual.
Bill se llevó ambas manos al estómago e incluso podía ver los movimientos de su hija por sobre la ropa, se espantó y miró a Jorg suplicante. Su padre se alejó del altar y tomando una cinta bendita se acercó a ambos y ató sus manos, recitando otra oración. Bill cayó de rodillas y Tom con él para sostenerlo, pero no interrumpió, algo dentro de sí, le decía que el lado Incubus de su hija le estaba ocasionando ese dolor, así que sólo debían terminar con la ceremonia lo antes posible.
La gente estaba nerviosa por lo que ocurría, pero nadie decía nada. Gustav salió a informar a Jared lo que estaba ocurriendo y se quedó de piedra al ver a la hermosa Katrina.
—Es por la Iglesia —anunció ella—. Tal vez nazca ahora.
—Pero no es tiempo —dijo Jared asustado, él no sabía nada de embarazos ni de Incubus, ni de ninguna especie, pero sabía que si no terminaban a tiempo serían peligrosos, tanto para la criatura, como para el padre.
—¿Qué hago, llamo a una ambulancia? —preguntó preocupado el rubio.
—No, niño, yo me encargaré —aclaró la mujer.
Dentro, el obispo terminaba con el ritual, con una ligera capa de sudor sobre su frente, por la preocupación por su hijo.
—Amén —dijo y fue suficiente. Tom cargó a Bill y salió de allí, con Luka pisándole los talones.
—¡Ah! —Fue el gritó de Bill.
Una enorme mancha de sangre, ensució sus pantalones, lo que anunció a todos los presentes que había llegado el momento.
—Ya viene —Gritó Luka a su hermano, quien de inmediato se puso en marcha.
Abrieron las puertas del auto y el chico manejó a toda velocidad a aquella clínica que tenían preparada para este momento.
—¡Tom! —Gritó el pelinegro, siendo abrazado por su ahora esposo— ¡Mi bebé!
—Calma, amor, todo saldrá bien —Le besó la frente, tratando de infundirle valor, pero sintiéndose completamente aterrorizado.
—Pero aún es muy pronto —Gimió el moreno en sus brazos, retorciéndose por los espasmos de las contracciones.
—Eli estará bien, cielo.
—Ya llegamos —Fue el anuncio de Jared y todos bajaron corriendo a ocupar sus posiciones, debían traer al mundo a un nuevo Incubus.
& Continuará &
¿Nacerá bien la niña? ¿Llegará “el malo” a reclamarla? ¿Podrán pelear por ella? Todo esto en el siguiente capítulo. Besos.