INCUBUS 31

Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan

«INCUBUS» Capítulo 31

La primera noche en el mundo, la pequeña Elizabeth durmió de maravilla en la cunita que tenían preparada para ella. Su trenzado padre se levantó reiteradas veces en la noche para velar su sueño y el de su marido, quien exhausto después del parto, se limitó a cerrar los ojos y descansar.

Muy temprano por la mañana, la pequeña abrió sus ojos sorprendida, mirando todo a su alrededor con curiosidad y sonriendo tranquila, sintiendo que se encontraba en lugar más seguro del planeta, el extraño brillo amarillo se volvió a reflejar, producto de una visión que estaba recibiendo en esos momentos, emitió un suave gruñido y comenzó a llorar. A los pocos segundos su padre apareció en el marco de la puerta con una sonrisa divertida en el rostro.

—Miren quién ha despertado de malas esta mañana —comentó, cerrando la distancia hacia la cuna y tomando a la pequeña en sus brazos, quien inmediatamente cesó su llanto y le miró directamente, causándole un ligero estremecimiento a su padre— ¿Tienes hambre? Seguro que sí, pero primero, te cambiaré el pañal, preciosa.

Tras haber practicado junto a Bill, cambiándole pañales a una muñeca, se sorprendió de que fuera fácil hacerlo con su hija verdadera. El pelinegro se despertó también, al sentir el llanto de su bebé, pero le costó un poco levantarse por sí mismo para ir a verla y sonrió feliz al ver a su marido, cambiándola de la manera correcta.

—Hay que curar su ombliguito —declaró el pelinegro, desde la puerta.

—Lo sé, lo sé —Rió el trenzado terminando de abrochar el pañal.

—Toma —Bill le extendió una mota de algodón con alcohol.

—¿Le dolerá?

—No, cielo, pero hay que hacerlo. Es necesario para evitar infecciones.

—Bien —Con sumo cuidado y soplando directamente a la pancita de la niña, Tom comenzó la limpieza. Efectivamente Elizabeth no se quejó de dolor, sólo se movió divertida por el cosquilleo que le provocaban los soplidos de su padre.

—Le haré el biberón.

—No te preocupes, yo lo hago.

—Gracias, Tomi —El aludido besó largamente al pelinegro sintiendo como éste enrollaba sus brazos en su cuello y profundizaba el beso.

—Mmmm —Gimió Tom y lentamente se separó mirando a los ojos a su esposo—. Ya basta o te llevaré a la cama y creo que aún estás débil para eso.

—Tonto —Bromeó el pelinegro yendo a la cuna para acariciar a su hija.

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Más avanzada la mañana, Bill se levantó para servirse un enorme desayuno preparado por su maravilloso esposo. Y tras muchos mimos y besos fugaces, recibieron sus primeras visitas.

—Bienvenidos. Gustav, Georg, pasen por favor —Saludó Tom, abriendo más la puerta para dejarles pasar.

Los G’s entraron con sendos paquetes de regalos y un globo rosa gigante, muy aparatoso y tierno, que decía “Es una niña”. El pelinegro sintió las voces y se acercó a la sala caminando con lentitud.

—Hola, chicos —dijo feliz, entrando por completo.

—Dios, Bill, ¿cómo estás? —Fue la voz angustiosa del castaño la que le hizo pensar en que todos sus conocidos seguramente se hallaban en las mismas condiciones de preocupación.

—Estoy bien, Geo, no te preocupes, sólo me siento un poco apaleado, pero bien.

—Iré por Eli para que la conozcan —Ofreció Tom, con el orgullo flotando en su voz.

—Creímos que estarías en un hospital por la operación —Habló Gus con total seguridad.

—Bueno… eso… es un poco extraño, pero como el parto estuvo bien, me dejaron regresar a casa con la condición de que descanse lo suficiente —Mintió Bill descaradamente, pero es que aún no era el momento para la verdad, tal vez… nunca lo sería.

—Aquí está la nena de papá —anunció Tom sonriente, entrando a la sala con la bebé en sus brazos. Fue entonces que los G’s abrieron sus bocas con expresión de “Me estás tomando el pelo”.

—Ella es… perfecta —dijo el castaño tomando a la niña, con una sonrisa y los ojos húmedos.

—¿Estás bien, amigo? —preguntó Bill al verle tan emocionado.

—Es que… por un momento pensamos… que ella no se salvaría… fueron sólo dos meses Bill. Pero aquí está y es tan… linda —agregó presa de la emoción.

—Desde que supimos de tu embarazo, Bill, Geo y yo nos hemos preguntado ¿Cómo sería tener un hijo propio? —Aclaró el rubio—. Por eso estábamos tan conmocionados por lo que ocurrió en la iglesia.

—Entiendo y… gracias.

—Claro que no, somos tus amigos y aquí estaremos siempre que lo necesites, para siempre —Dijo con seguridad Gus, apretando la rodilla del moreno.

El timbre sonó interrumpiendo el momento tan íntimo que se había formado y Tom se puso de pie para atender la puerta, encontrándose con sus suegros. Les dio la bienvenida y les invitó a pasar.

—¿Dónde está mi preciosa nieta? —preguntó la madre de Bill, completamente embobada con la idea.

—Aquí, mami —respondió el pelinegro feliz.

Geo le entregó la bebé a la mujer y está miró a la niña igual que los G’s, con una mezcla de extrañeza y alivio.

—Qué bueno que estás bien, pequeña.

—Por un momento creímos que… —Intentó decir su padre.

—Lo sé, pero ya todo está bien —aseguró el moreno, pero entonces una nueva llamada a la puerta los sorprendió a todos.

—Seguro es Luka o Jared —dijo Tom, yendo a atender. Sin embargo, allí frente a él, un hombre alto, muy apuesto y fornido le saludó.

—Hola, Tom, es bueno verte bien —comentó tranquilamente, el trenzado no sabía qué decir, ni qué hacer, no reconocía al personaje al frente.

—Perdón, pero… ¿Lo conozco?

—Oh, claro que me conoces, hijo —El rostro comúnmente bronceado de Tom, palideció de inmediato—. Vine por mi nuevo hijo —aclaró el hombre, moviendo a Tom y entrando al departamento.

Tom estaba paralizado en la puerta, no podía moverse en absoluto. Tenía miedo, demasiado miedo, debía proteger a su familia, eso era lo único que le obligaba a pensar.

—¿Quién es Tomi? —preguntó la voz cantarina del pelinegro, desde la sala.

—Soy yo, cariño —Se presentó el hombre—. Soy el padre de Tom —Todos en la sala quedaron petrificados, Los G’s y la madre del pelinegro, porque ellos nunca habían oído hablar de los padres del trenzado y Jorg y Bill, porque comprendieron de inmediato que ese hombre era, nada más ni nada menos que, el mismísimo Satanás, el príncipe de las tinieblas.

—¡Tom! —gritó el moreno asustado y quitándole a la niña de las manos a su madre, quien le miró extrañada— ¡Váyase! —Le pidió con resolución.

—Vengo por algo que me pertenece.

—¡Tom! —Volvió a gritar el pelinegro y en la puerta el trenzado escuchaba los gritos con una capa de sudor en su frente.

&

Su esposo lo llamaba, lo necesitaba, debía ir, debía protegerlo a él y a su hija. «Muévete Tom» Se decía una y otra vez, hasta que finalmente haciendo uso de todo su poder demoníaco, salió de esa especie de campo magnético en el que se hallaba y caminó a paso firme a la sala, moviendo al hombre con brusquedad y poniéndose ante Bill y su hija como un verdadero escudo y adoptando una típica pose de batalla.

—¡Aléjate de mi familia! —Gritó con todas sus fuerzas. Los G’s al ver el peligro, también se pusieron de pie para luchar si era necesario.

—Oh, por favor, no me hagas reír, ellos no son tu familia, son míos —declaró el hombre, burlándose de su hijo, con la voz cargada de ironía.

Disimuladamente Jorg salió hacia un lado tomando su celular y marcándole a Luka para que viniera a ayudarles.

—Son mi familia —Repitió Tom, completamente seguro de sus palabras.

—Pero él… o más bien ella… me pertenece, es una pequeña súcubus, pero mírala, es demasiado bella, ¿Cómo… —La pregunta quedó en el aire cuando se fijó en las alianzas en las manos de los esposos—. No es… posible… tú —Le dio una mirada llena de indignación a Tom—. Serás expulsado y jamás la volverás a ver.

—¡No! —Gritó el pelinegro.

—Será mejor que me la den por las buenas.

—Lucharé contra ti, si es necesario —Amenazó el trenzado.

—En ese caso, te mataré, Tom —Sin repetirlo, alzó su mano con una fuerza maligna que ninguno de los presentes pudo ver realmente. Eran poderes de otras dimensiones, los humanos no eran capaces de verlos, pero sí vieron el cuerpo de Tom volar por la sala, estrellarse contra una muralla y caer al piso con fuerza.

—¡Tom! —Gritó Bill desesperado, incapacitado de moverse por tener a Eli en sus brazos. Se alivió al ver como su esposo escupía sangre, no estaba muerto.

—¿Por qué no moriste? —Se sorprendió el ser del infierno y le volvió a atacar, con el mismo resultado, el trenzado estaba apaleado, pero vivo—. Bien, si no puedo contigo… lo mataré a él —Y apuntó su mano hacia el pelinegro, quien palideció en el acto.

Sin embargo el ataque nunca llegó a él, Tom en un último y desesperado intento, se lanzó sobre Bill recibiendo la descarga y cayendo al piso inconsciente.

—¡Tom no! —Gritó el moreno, llorando desconsolado. Los G’s se lanzaron sobre el hombre, sin siquiera poder tocarlo, pues fueron lanzados por una fuerza centrífuga lejos de él.

—No podrás matarlos —dijo Jorg desde la puerta, abrazando a su mujer—. Están bendecido por Dios, jamás podrás romper esa unión y la pequeña estaba aún en el vientre de Bill, por tanto es parte del convenio —Esas palabras le aclararon a Satanás que tenía razón, no podría tomar sus vidas. Arrugó el ceño, furioso.

—Quizás no pueda matarlos, pero veremos si pueden sobrevivir a esto —Tom abrió los ojos, justo para ver al hombre lanzar un rayo sobre Bill que cayó con la niña en sus brazos sobre el sillón.

—¡No! —Gritó desesperado y tratando de ponerse de pie miró con furia a aquel hombre.

—Está muerto, Tom, ¿Qué harás ahora?

—¡No! No lo está.

—Bueno, creo que eso ha sido todo por hoy, me voy… no enloquezcas, Tom, jejeje —Rió maquiavélicamente y se fue de allí por la puerta, tal y como había llegado.

—No, no, no Billy —Tom lloró amargamente aferrándose al cuerpo del pelinegro.

&

Los G’s despertaron de sus tremendos golpes, sólo para ver como aquel extraño ser lanzaba una extraña luz al cuerpo de Tom, pero esta vez él no fue golpeado con violencia, sino que le hizo abrir los ojos, que tomaron una tonalidad rojiza y allí se quedó en el suelo, con los ojos abiertos, como en trance.

Bill por su parte, también recibió un golpe de luz que lo dejó inconsciente, y aunque no se veía ninguna herida en su cuerpo, todos allí percibían, que aquello no era una buena señal.

La madre de Bill, tomó a Eli en sus brazos para protegerla de cualquier caída porque su padre no parecía querer reaccionar y todos estaban aterrados.

—¿Los llevamos a un hospital? —Se aventuró el castaño.

—¿Y qué decimos? ¿Qué una especie de ser sobre natural los atacó? —contestó con ironía el rubio, comprendiendo la bastedad del problema en el que se hallaban—. No puedo creer que fuera el padre de Tom, era una especie de monstruo.

—Un demonio —Corrigió el obispo. Todos le vieron con sorpresa—. Creo que ha llegado el momento de las verdades.

—¿Tom es hijo de un demonio? —preguntó el castaño.

—Él es un demonio, su padre es… algo más —aclaró Jorg.

—Oh, Dios mío —Jadeó Gus—. Esto es realmente malo.

—Por eso la niña nació antes —expresó la madre, sorprendida y aliviada.

—¿Quién podrá ayudarnos con esto? —cuestionó Geo, hundiéndose en el sillón, con las manos en la cabeza, completamente desesperado.

—He llamado a Luka, esperemos que él nos aclare qué ha sucedido —dijo el obispo una vez más—. Creo que deberíamos llevarlos al cuarto, para que estén más cómodos.

Los G’s tomaron a Tom y con sumo cuidado lo llevaron a la habitación, tomando unas motas de algodón para limpiar las heridas y la sangre de su rostro. Jorg tomó a Bill y con especial cuidado por su reciente parto, lo puso junto a Tom en la cama.

Luego sólo les quedaba… esperar.

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Cerca de media hora más tarde, aparecieron los hermanos Incubus, junto a una muy preocupada Katrina. El obispo explicó lo mejor que pudo la situación y cómo el estado de los chicos no había cambiado desde entonces.

—¿Qué crees que fue Katrina? —preguntó Jared, observando los cuerpos inconscientes con atención.

—Los hechizó —respondió ella al ver los ojos de Tom—. Al no poder eliminarlos, optó por hechizarlos.

—¿Con qué? —Inquirió Luka acariciando el rostro de Bill.

—En el caso de Tom, es un hechizo de ilusión. Él está en estos momentos viviendo una pesadilla —La mujer acarició la mejilla amoratada de su hijo—. Pobrecito, debes estar sufriendo mucho, hijo mío —Susurró tiernamente—. Debes resistir, Tom, esa ilusión no te matará, pero si no luchas y cedes a ella…

—¿Qué pasará? —preguntó asustado el obispo.

—Perderá la razón.

—Oh, Dios mío… no puede ser —Jared se quejó.

—¿Y qué ocurre con mi Bill? —indagó igual de angustiada su madre.

—No estoy segura, él es humano, no puede recibir el mismo ataque, además él… está protegido… por —Miró por la habitación hasta que la encontró—. Por ella.

—¿Elizabeth lo protege? —preguntó Luka impactado por la noticia.

—Ella es muy especial, es algo diferente, una mezcla rara, es parte Incubus, lo que la convierte en súcubus —Trató de explicar Katrina.

—Pero ella es hermosa —Acotó Jared, como si no fuera obvio—. Las súcubus no lo son.

—Eso es lo extraño, y creo que eso, es algo… “divino”

—¿Hablas de..? —Quiso aclarar Luka.

—Creo que tiene algo de ángel —Terminó su frase. Los G’s estaban con las mandíbulas en el piso, y Jorg sintió una especie de orgullo por tener una nieta “celestial”.

Katrina se puso de pie y fue hasta la madre del pelinegro— ¿Puedo? —pidió cargar a la bebé. Al hacerlo se sentó nuevamente en la orilla de la cama—. Por favor, pequeña, ayuda a tus padres —La mujer vio el brillo dorado en los ojos de la niña y un suave resplandor apareció sobre el rostro de Bill y Tom.

&

El rosto de Bill se contrajo, como si tuviera un gran dolor en su cuerpo y lentamente abrió los ojos y se quedó mirando al techo.

—¿Dónde estoy? —susurró a quien pudiera responderle. El rostro de sus amigos palidecieron, esto era algo que ciertamente no esperaban.

—¿Bill? —Le llamó su madre con ternura, acercándose a su lado— ¿Cómo estás, pequeño?

—¿Mamá? ¿Qué haces aquí? Espera… ¿Dónde es aquí? —Trató de sentarse, pero un dolor de cabeza le hizo volver a reposar en la almohada.

—Tranquilo hijo, ya recordarás, ahora sólo descansa —comentó su padre, tratando de mantener la calma.

—Papá también está aquí… ¿Acaso tuve un accidente? Me duele todo —Se quejó el pelinegro como si fuera un niño mimado.

—Tal vez Tom, también reaccione pronto —comentó Gus, acercándose a su amigo.

—¿Gus? —Preguntó sin abrir los ojos— ¿Quién es Tom?

—Oh, no —dijo Geo con deje de pánico en su voz— ¿No recuerdas a Tom?

—¿Quién es Tom? —Insistió el moreno.

—Él… él trabaja con nosotros en el “Sweet Land” —habló Luka, esperando ser recordado por su amigo.

—¿Luka? ¿En verdad sufrí un accidente? —Insistió el chico.

—No hijo, sólo te diste un golpe en la cabeza, por eso olvidaste algunas cosas —Repitió su padre, para calmar a su hijo.

—Tom no parece reaccionar —agregó Jared, con un tono preocupado—. Sus ojos están igual.

—Es natural, él es… diferente —dijo Katrina, ocultando las verdaderas palabras, por la amnesia del pelinegro—. Déjame —pidió, poniéndose de pie y acercándose al lado de Tom y con sumo cuidado, cerró los ojos de su hijo—. Será mejor que lo dejemos descansar, creo que él deberá luchar esta batalla completamente solo.

—¿Acaso él está muy mal? —preguntó Bill sonando realmente preocupado, en su interior, algo le decía que este chico “Tom”, era importante… especial y aunque no lo recordaba, podía sentirlo, por eso necesitaba asegurarse de que estaba bien.

—No lo sabemos, Bill —admitió Luka, para calmarlo.

—¿Dónde está? —Insistió el moreno.

—A tu lado hijo —respondió su madre.

Bill abrió los ojos de golpe y giró su rostro, descubriendo al ser más hermoso que hubiera visto jamás. Su corazón latió con fuerzas e instintivamente estiró su mano para alcanzar su mejilla.

—¿Tú eres Tom? —Preguntó apenas en un susurro y aquel chico tan guapo emitió un sonido nítido para todos los presentes.

—Bill… —El aludido retiró su mano espantado y se apretó la cabeza con fuerzas.

—¡Aaayyyyy! Me duele —Gimió de dolor.

& Continuará &

¿Podrán soportar el dolor de sus pruebas? ¿Podrá Bill recordar su vida con Tom? ¿Podrá reconocer a su propia hija? ¿Podrá Tom salir del trance o se desquiciará pensando que Bill está muerto? ¿Se volverá uno del sub mundo? No se pierda la continuación. Besos.

Escritora del fandom

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