INCUBUS 33

Long-Fic TOLL escrito por MizukyChan

«INCUBUS» Capítulo 33

El primer día de Bill sin memoria fue un poco extraño para ambos. Tom se sentía sumamente intimidado y trataba de controlar todas sus palabras y sentimientos, pues estaba totalmente acostumbrado a dejar besos fugaces en los labios de su esposo, o a abrazarlo cada vez que lo tenía cerca, pero ahora que Bill pensaba que NO era gay, debía poner mucho cuidado con todo, para no espantarlo, ya era suficiente con hacerle creer que eran buenos amigos, tan buenos que incluso compartían la cama.

Para Bill las cosas tampoco eran mejores, se sentía sumamente atraído por su compañero de departamento y eso le ocasionaba una lucha mental severa, al recordar a la madre de Elizabeth, que según las propias palabras de Tom, sólo necesitaba tiempo para volver. Eso le inquietaba.

¿Qué tal si no recordaba a Tom a propósito? Porque tal vez fue su amante y la causa para que la esposa lo dejara. Después de todo no sería raro pensarlo, fijándose en la manera en que el trenzado lo miraba, o al verle mover el piercing de su labio, completamente lleno de deseo. Una punzada de remordimiento lo invadió y sintió ganas de orar y pedir perdón a Dios. Pero como tenía una habitación propia, se ocultó en el baño.

En la sala, el Incubus jugaba con su hija, cuando sintió que la intensidad del aroma de Bill aumentaba a niveles considerables, tuvo que dejar a la bebé en su cuna y correr al baño a masturbarse, pero se encontró que estaba cerrado. Apretó los dientes, tenía hambre de sexo y estaba duro, muy duro.

Regresó a la sala y marcó el teléfono de Luka, esperó hasta el tercer timbre y escuchó la voz al otro lado.

—¿Tom?

—Soy yo —respondió rápidamente.

—Dios mío, ya despertaste. Eso es genial. ¿Cómo estás?

—Mal, muy mal amigo, Bill… —Suspiró—. Él no me recuerda.

—Lo sé, estuve allí cuando él despertó. Además tenemos otro problema.

—¿Otro más? —El trenzado bufó con desaliento— ¿Qué pasó?

—Jared y los demás… te han olvidado —Tom cayó al sofá, rendido, su erección perdida, sufriendo en silencio.

—Era de esperarse.

—Pero eso no es lo único, ¿cierto? ¿Por qué me llamaste?

—Estoy en problemas, amigo —Respiró con dificultad, volviendo a sentir el aroma de su marido en el aire—. Es Bill.

—No te recuerda, lo sé.

—Es más que eso… —Suspiró—. Él cree que no es gay y está… desprendiendo ese olor.

—¿Tienes hambre?

—Muerdo de hambre, Luka. ¿Qué hago? —Sintió como su amigo emitió un suspiro y luego, pudo casi ver como se rascaba la cabeza en busca de una respuesta.

—Creo que tengo una teoría, aunque debes asegurarte de que funcione antes de ponerla en práctica.

—Dime, por favor, estoy desesperado.

—Si Bill ya no se acuerda de ti, tal vez puedas volver a usar tus poderes de Incubus con él.

—Oh —Sonrió… su hija le había dicho que sus poderes le serían devueltos, pero que los usara con sabiduría, pero esto era lo más sabio que podría hacer, amar a su esposo con locura, no había nada mejor que eso.

—Debes tener cuidado, no sabemos si podrás usarlos plenamente, no queremos tampoco que Bill vuelva a embarazarse.

—Por supuesto. Veré lo que hago. Gracias amigo.

—Yo seguiré buscando, Katrina me está ayudando con lo de la amnesia, pero sin Jared, será poco lo que podamos avanzar.

—Lo sé, lo siento Luka por…

—Perder nuevamente a mi hermano… sólo espero que él esté bien.

—Lo siento.

—No es tu culpa.

—Sí, lo es.

—Tranquilo, Tom, cuídate y cuida a tu familia. Adiós.

—Adiós, amigo.

&

El trenzado se puso de pie y caminó por la casa. Fue hacia la habitación y encontró al pelinegro apretándose la cabeza con fuerzas, de inmediato fue hacia él y se sentó a su lado.

—¿Duele mucho? —El otro asintió. Débilmente levantó la vista y se fijó en aquellos ojos marrones y su voz apenas audible susurró.

—Tomi… —Se lanzó a sus brazos y lloró allí tristemente— ¿Por qué no puedo recordarte? Sé que eres importante para mí, por eso… no lo entiendo.

—Tranquilo, bebé —Le consoló, besando el pelo azabache del chico—. No importa, no te esfuerces, ya llegará el momento y comprenderás todo, te lo aseguro.

—Pero es tan… injusto. ¿Cómo podría olvidar a Eli? —Levantó nuevamente sus ojos y se encontró demasiado cerca del rostro de Tom, se miraron largamente y sus cuerpos lentamente parecían gravitar el uno hacia el otro, sus alientos casi chocando.

Ambos tenían tantos deseos de entregarse a un beso, pero ambos debían respetar el espacio del otro, por distintos motivos, pero tan válidos y significativos que no podían simplemente cerrar la distancia entre sus labios.

—Bill… yo…

—Lo siento —dijo separándose rápidamente el menor, pensando que había ido demasiado lejos y que prácticamente había “tentado” a Tom a hacer algo muy incorrecto.

—Estás cansado, te prepararé un baño para que te relajes y duermas bien, ¿ok? —Ofreció el trenzado, levantándose y agradeciendo a todos los cielos por sus pantalones anchos, porque su miembro estaba tan rígido que podría fácilmente compararse a una roca.

«Oh Dios, esto me volverá loco» Pensó al salir del cuarto.

&

Bill cogió su pijama y mientras la tina estaba lista se recostó mirando el cielo. «Me encanta ese hombre» Se dijo a sí mismo, con una leve sonrisa en los labios «Lástima que ya tenga dueña» Cerró los ojos y se dejó llevar por el cansancio.

Sin darse cuenta, se durmió y sólo despertó al sentir una caricia en el rostro, siguió con los ojos cerrados, fingiendo que aún dormía para que esa mano varonil siguiera acariciándolo y unas imágenes de él y Tom haciendo el amor le hicieron soltar un jadeó, sonrojándose sobremanera.

—Te dormiste —susurró el trenzado suavemente, cerca de su cara.

—Mmm —No quiso verle directamente a los ojos, por temor a que pudiera leer su mente y ver lo que él mismo acababa de “imaginar”, sin saber que esos fueron claramente recuerdos de su vida con Tom.

—Vamos, tu baño está listo.

—¿Y Elizabeth?

—La he alimentado y ahora se durmió. Ven —Le extendió la mano, la cual no fue rechazada—. Te daré un masaje —Bill se sonrojó aún más, pero asintió.

Tom le llevó hasta la puerta del baño y le sonrió. Bill entró y suspiró, había varias velas aromáticas y la espuma de la tina le hacía ver un pequeño arcoíris. Llevó las dos manos a su boca, impactado y aturdido por tantas atenciones.

—Gracias, Tomi —El trenzado se sintió feliz al oírle decir su diminutivo.

—Quítate la ropa y me llamas —Le mandó, dándole un beso en la frente.

El pelinegro hizo como se le dijo. Lentamente se desnudó y mirándose al espejo sonrió con un ligero sonrojo. Tras meterse en el agua tibia, llamó a “su amigo”.

—Tom, ya estoy listo —Esperó sólo unos cuantos segundos y apareció el trenzado, con un pantalón holgado y sin playera. Bill lo vio y se sonrojó aún más al ver su cuerpo tan… deseable— ¿Y tu ropa?

—Me mojaré, es mejor así —Se acercó a su esposo y tomó la esponja, llenándola de jabón y pasándola por el agua. Con suavidad la llevó a la espalda de Bill y la movió justo como le gustaba.

—Mmm que rico —dijo el menor sin poder evitarlo.

—Sólo relájate y déjame a mí, el resto —Sus palabras, más la pequeña caricia de su otra mano, fue suficiente para hacer que todo el cuerpo del moreno se tensara deliciosamente y una corriente eléctrica bajara directamente hacia su miembro, cubierto afortunadamente por el agua y la espuma.

Tom sonrió al ver como los ojos del pelinegro se cerraban a gusto, y sintió la calidez en su corazón al notar el ligero color rosa de sus mejillas. Recordó las primeras veces que hicieron el amor, cuando solía hechizarlo para ello. Se preguntaba qué tal estaría ahora Kazimir, ya que desde que se mudaron a este departamento, ya no volvió a verle.

&

Se concentró en sus poderes de Incubus y rogó al cielo que Luka tuviera razón y pudiera volver a amar a Bill, estaba seguro de que si no probaba sus labios de nuevo, enloquecería y su Tomi Jr, realmente necesitaba atención, ya era bastante la espera, por las molestias del embarazo de Eli y luego el parto y ni mencionar el ataque. Sí, definitivamente, su cuerpo de demonio necesitaba a Bill, él era el único que lo saciaba, que llenaba su cuerpo y “su alma”.

Chasqueó los dedos y la luz se apagó, dejando el baño con las penumbras de las velas. Esperaba que funcionara, y para ello debía arriesgarse. Comenzó su sensual masaje por los hombros de Bill.

—¿Te gusta? —preguntó con la voz ronca, ya cargada de deseo.

—Mmm —Gimió en respuesta.

—¿Qué tal esto? —agregó bajando por sus brazos, apretando, como abrazándolo sin contacto.

—Sigue Tomi —Volvió a gemir. Eso realmente no era una respuesta, así que decidió seguir explorando. Casi envolviendo el cuerpo del pelinegro, llevó ambas manos a su pecho y acarició sus empinados pezones—. Aaahhh —Gimió más fuerte, pero no hubo ni una palabra, ni un movimiento para detenerlo.

—¿Y esto? —Bajó una de sus manos, directamente hacia el miembro ya despierto del menor y lamió su oreja desde atrás.

—Aaahhh —Fue la respuesta, al parecer había resultado. Ya no pudiendo aguantar más, Tom salió desde la parte trasera de la tina, para ponerse totalmente frente a Bill y apoderarse de sus labios—. Tomi —Gimió el chico en su boca, cosa que le hizo sonreír. Diferente a otras veces, el pelinegro tenía los ojos abiertos y le miraba con dulzura—. Quítatelos Tomi —Indicó sus pantalones. Sin esperar, hizo caso de inmediato y el menor le hizo espacio en la bañera.

—Te amo tanto, Bill —susurró sin poder evitarlo, deseaba decirlo desde que despertó de su fatal “ilusión” y ahora, sólo ahora podía liberar esa verdad.

—Lo sé, Tomi, yo también te amo… con locura —Se buscaron nuevamente en un beso desesperado y ansioso. Los brazos de ambos aferrados al cuerpo del contrario, cerrando espacios y demostrando la posesión que tenían el uno sobre el otro.

La lengua juguetona de Bill, se introdujo sin contemplaciones en la boca del trenzado, masajeando con delicia sobre ella, recorriendo cada rincón, provocando escalofríos en ambos cuerpos.

Estaban sumamente calientes, sus pieles sudorosas, brillaban a la luz de las velas y el aroma afrodisiaco de éstas, sólo alimentaba la pasión en esos seres destinados a amarse por la eternidad.

Las manos de Tom, dejaron la seguridad de la espalda de Bill y se aventuraron a zonas más erógenas, sacando jadeos del menor. De pronto un sentimiento de culpa invadió al demonio y detuvo todos sus movimientos.

—Bill —Se separó buscando su mirada.

—¿Qué ocurre? ¿No te gusta? —preguntó el pelinegro, sintiéndose de pronto plenamente consciente de sus actos y se sintió avergonzado.

—Eres maravilloso, Bill, pero… el embarazo… no sé si estás bien del todo —El pelinegro sonrió y tomando la mano del Incubus la llevó al lugar de donde su hija había venido y sonrió.

—Está sano, Tomi, vamos… ámame.

No necesitó más que eso y atacó nuevamente sus labios con una pasión renovada. Sus manos se buscaban con necesidad. El trenzado dejó el calor de la boca del menor para saborear su cuello y marcar su territorio, como había hecho tantas veces. Bill sólo gemía en respuestas a tales caricias. Pero tampoco quería quedarse atrás, y con sus manos temblorosas de deseo, recorrió la espalda fuerte de su amado, sintiendo como éste se estremecía al sentirse arañado con tanta suavidad y erotismo.

—Te amo tanto, Bill —declaró el mayor casi recostando a Bill en el agua—. Pero debemos salir de aquí.

—Llévame a donde quieras, amor mío —Gimió en respuesta el otro chico.

Sin ganas de romper el contacto físico que los unía, Tom se puso de pie, dejando que el agua resbalara por su piel, provocando una oleada de deseo sobre el moreno, quien no pudo evitar morder su labio inferior. Siguió el movimiento del trenzado y se paró también.

—Ven, cielo —llamó el demonio y con una rápida acción, cargó al delgado pelinegro como una novia y lo condujo hasta el cuarto, sin dejar de mirarlo, con una dulce sonrisa.

—Te extrañaba tanto, Tomi —pronunció el chico, dejando a Tom dudoso. ¿Por qué lo extrañaba? ¿Acaso recordaba algo? ¿Era eso posible? No lo tenía claro, pero lo que no discutiría, era que amaba a Bill con todas sus fuerzas y lo único que añoraba ahora era poder volver a poseer su cuerpo y saciar su hambre sexual y emocional, porque el haber tenido aquella “ilusión” donde perdía a su esposo, lo había dejado con un dolor profundo en su pecho, que sólo Bill podría volver sanar.

—Yo te he extrañado más aún, cielo. Cómo no tienes idea —Llegaron al cuarto y Tom lo depositó con un cuidado infinito sobre la cama. No pudo reprimir la mirada lujuriosa al recorrer con sus ojos el bello y perfecto cuerpo de su marido.

—Ven, quiero que me ames, Tomi —Pronunció con suavidad el menor, abriendo sus piernas para darle acceso a su hombre. Obviamente, él no se hizo de rogar y se ubicó sobre su pequeño, frotándose contra él deliciosamente, arrancando gemidos roncos de deseo por ambos.

—Bill… —Gruñó al sentirle clavar sus uñas en sus hombros. Haciendo uso de sus poderes, apareció un frasco de lubricante y se untó los dedos con rapidez, besando a Bill apasionadamente, mientras introducía uno.

La espalda del moreno se arqueó de placer mientras su trenzado le preparaba con cuidado, sintiendo como su miembro palpitaba pidiendo a gritos algo de atención.

—Ya, Tomi, estoy listo —Salió de la boca de Bill con la respiración agitada y el mencionado se lubricó el pene para comenzar con su conquista y reclamar el cuerpo de Bill como suyo.

Entró en él con lentitud, para darle tiempo al pelinegro y que se acostumbrara a su bien dotado Tomi Jr. Al estar completamente dentro de él, se acercó a su rostro y besó sus labios, sintiendo lo caliente de su boca. Las manos de Bill apretaban sus trenzas, hasta que comenzó a moverse contra Tom, en señal de que ya era hora.

Los movimientos pausados dejaron de serlo en instantes, por las peticiones del pelinegro, Tom sólo quería satisfacerlo haciendo lo que mejor sabía hacer, amarlo.

—Más, Tomi, más duro —Repetía el chico levantando sus caderas para encontrarse con las embestidas del trenzado, haciendo que rozara aquel punto maravilloso dentro de él que complementaba el deseo que tenía.

La atmosfera de la habitación seguramente había ascendido varios grados por la pareja que se movía frenéticamente sobre la cama, completamente extasiada por la presencia y el contacto del otro.

—Estoy cerca, Tomi —Gimió el menor sintiendo como el calorcito se arremolinaba en su parte baja y sus dedos comenzaban a torcerse.

—Hazlo cielo, córrete para mí —Pidió el trenzado, sintiendo su propio orgasmo cerca, a las puertas… se acercó más a Bill para friccionar su miembro con su estómago, mientras le besaba salvajemente.

—¡Tom! —Fue el grito de placer del pelinegro al sentir la oleada caliente de semen que bañó sus vientres. Al contraerse repetidas veces por los espasmos del orgasmo. Tom fue aprisionado en sus paredes internas, sin poder evitar colapsar también.

—Oh, Bill… —Gimió quedándose así, abrazado al pelinegro, recuperando su respiración, aún dentro del cálido cuerpo de su amante.

—Te amo tanto, Tomi.

—Y yo a ti, Bill…

Cuando sus respiraciones se calmaron, Tom se separó lo suficiente para ver los ojos de su amado, no se veía la tela viscosa del hechizo y se preguntó si sería posible… sacudió la cabeza y salió con lentitud de su interior. Bill gimió. Se ubicaron mirándose uno al otro con una sonrisa boba.

—Debo limpiarte —dijo el trenzado con un rubor en sus mejillas.

—Lo sé —El menor se acercó, dándole un piquito en la nariz y se volteó. Tom pasó su mano con gentileza por la espalda del chico, sintiendo como volvía a estremecerse, y llegó hasta su redondo trasero. Su semilla se asomaba y con un cuidado único la limpió, y depositó un suave beso en cada nalga del chico.

—Te amo, Bill —El moreno regresó a su posición original y se abrazó de Tom.

—Estoy cansado —Murmuró sincero, pero Tom quería alargar este momento, sabía que si se dormía, ya no estaría bajo su dominio y al día siguiente posiblemente no lo recordaría.

—Yo… te necesito tanto amor mío… no quiero que me dejes nunca —Su voz sonó cortada, llena de emoción, Bill lo notó y miró su rostro.

—Jamás me iré —susurró y volvió a besarle. El beso se hizo nuevamente intenso, era como si ambos necesitaran demostrarse que estaba allí para el otro, que podrían enfrentar todo si estaban juntos.

Hicieron el amor nuevamente, llevados por el amor y la esperanza de un nuevo amanecer, y tras el ritual de la limpieza, se durmieron abrazados.

&

Por la mañana, el pelinegro abrió los ojos sintiendo como su cuerpo era aprisionado con ternura. Descubrió a su amigo completamente aferrado a él, sonrió, pero esa sonrisa se desvaneció al sentir que su cuerpo no tenía ropa. Se removió y vio a Tom en el mismo estado. Estaban completamente desnudos, en la misma cama y abrazados, su parte baja se sentía extraña y lo comprendió, tuvo relaciones con él. Trató de recordar con todas sus fuerzas.

Yo… te necesito tanto amor mío… no quiero que me dejes nunca.

Jamás me iré.

Y el dolor regresó con más fuerza e intensidad que las otras veces, gritó con fuerzas sin poder evitarlo. Tom despertó asustado al verle sentado en la cama, gimiendo de dolor, apretándose la cabeza con ambas manos.

—Calma, Bill —dijo tratando de abrazarlo, pero el chico huía de él.

—¡No! —Gritó— ¡No me toques!

—Bill, calma.

—¡Ay! —Gimió una vez más por el dolor. Las imágenes de él y Tom desnudos haciendo el amor, de ellos besándose en el “Sweet Land”, de él en la puerta de su casa, esperando a Tom y a su padre, después de la confesión, imágenes de él con barriga de embarazado y finalmente gritando al dar a luz a la pequeña Elizabeth, todo eso en un torbellino agitándose por todos lados. Las náuseas, le llenaron la boca de bilis y luego… todo negro.

—¡Bill! —Gritó Tom aterrorizado por lo que había visto, cogió al pelinegro en sus brazos, lo recostó en la cama y con suavidad lo sacudió, hasta que le vio apretar los ojos—. Bill, cielo…

—Tomi… —Sus ojos aún cerrados en clara señal de dolor—. Lo recuerdo, amor mío. Tomi, te amo —afirmó con suavidad, casi en un susurro, los ojos del trenzado se llenaron de lágrimas y se acercó a repartir besos de mariposa por todo el rostro del menor.

—Te amo, te amo, te amo —Repitió sin cesar.

—¿Cómo está Eli?

— Está bien, creo que aún duerme. Oh Bill, estoy tan feliz.

—Lo sé cielo, lo sé.

& Continuará &

Bueno chicas, ya acabó, los chicos superaron sus pruebas, pero… ¿es eso todo? ¿Terminará por fin el fic? O ¿la autora seguirá con sus maldades? Jejeje no se pierdan la continuación. Besos.

Escritora del fandom

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