Manuela 10

Y Por fin hemos llegado al final de esta historia. Espero les guste. ¿Qué será: happy ending o tragedia? Averígüenlo ustedes mismos.

Capítulo 10: Separados

Tom despertó presa de un dolor horrible. Hacía mucho que no experimentaba el dolor físico, porque Bill siempre se encargaba de aliviarlo y brindarle bienestar.

Bill… —susurró, abriendo los ojos.

¿Así es como le dices a mi hermano cuando estás dormido? —Preguntó Emma con una sonrisa.

Tom arrugó el ceño—. ¿Emma?

Hola Tom, ¿cómo te sientes?

Terrible —respondió.

Has dormido mucho, deja que llame al doctor —dijo la chica y se retiró de la habitación.

Tom se sentía restringido y giró la cabeza hacia el costado derecho, donde vio que todo su cuerpo estaba cubierto de vendas. Suspiró y recordó las últimas palabras de su amigo.

¿Bill? —Llamó esperanzado—. ¿Estás ahí?

Pero no hubo respuesta, ni movimiento, sólo punzadas de dolor, igual que en su corazón. Su mejor amigo se había ido. No, Bill era mucho más que un amigo, era un compañero, un cómplice, era su amor platónico.

Bill —gimió y sus ojos se llenaron de lágrimas—, ¿por qué me dejaste?

Te dije que iba por el médico —habló Emma, quien sólo había escuchado la última parte.

Voy a aumentar el calmante, Tom, es necesario que sigas durmiendo para que tu cuerpo sane pronto —explicó el hombre, insertando un líquido transparente en la vía conectada a su brazo izquierdo—. Duerme, te sentirás mucho mejor después.

¿Cómo… está… William? —Logró preguntar, sintiendo como sus párpados se cerraban.

.

Cuando Tom volvió a abrir los ojos, la luz era artificial, asumió que era de noche, no tenía claro el paso del tiempo.

¿Bill? —Llamó esperanzado.

Un par de ojos color avellana lo miraba con preocupación—. ¿Te sientes bien?

¿William? ¿Estás despierto? —Tom sonrió—. Me alegro mucho. —Sus ojos volvieron a cerrarse. Bill, William está a salvo, por favor regresa a mí. Pensó antes de sumirse en un sueño profundo.

.

Debes descansar, William —dijo la voz de Emma—. Tú también acabas de despertar y no es bueno que te esfuerces más de la cuenta.

Es lo mínimo que puedo hacer por Tom —respondió la bella voz del pelinegro.

¿Bill? —La voz de Tom apenas se oía en un susurro.

Tom, Tom, despierta —William sujetó la mano izquierda del chico de rastas y la acarició suavemente—. Te estoy esperando.

Emma observó la escena entre impactada y divertida. Después de todo, su hermano sí tenía sentimientos por su querido amigo, Tom.

.

El séptimo día después del accidente, Tom abrió los ojos, sintiéndose extrañamente despierto y alerta. Kathlyn estaba su lado, mirándolo fijamente.

¿Qué haces aquí? —Preguntó arrugando el ceño.

Interesante —dijo la mujer, poniéndose de pie—. No pensé que resultaría tan bien.

Una ola de rabia surgió en el rastudo, quien alzó la voz—. Tú sabías lo que planeaba, no debiste dejar que Bill me abandonara.

Lo hizo por tu bien, Tom. Porque te amaba.

Yo también lo amaba —gruñó el adolescente.

Pero estabas perdiendo tu humanidad y tu amor por él se estaba perdiendo también.

Y ahora…

Ahora estás a salvo, Tom. Eres humano de nuevo, con tus fobias y tus sentimientos de vuelta —respondió la mujer parásito.

¿Y qué pasó con Bill?

Él también está a salvo.

¿Qué? —Tom se movió bruscamente, gimiendo de dolor—. ¡Auch! —Chilló fuerte.

¡Hey! ¡¿Qué le estás haciendo?! —Preguntó William, entrando en la habitación con una taza de café, que dejó en el velador para alejar a la mujer del rastudo—. No te le acerques.

Aquí está, tan protector como siempre —dijo la mujer, divertida—. Hola, Bill, te juro que no le he hecho nada… todavía.

¿William? ¿Bill? —Tom miró interrogante al pelinegro, quien se acercó al chico y sujetó su mano, con las mejillas sonrojadas—. ¿Quién eres tú?

Soy tu Bill, en el cuerpo de William —contestó la ex mano derecha.

¿Pero, cómo? —Indagó el de rastas.

Quería salvarte a ti, dejando de ser tu parásito —respondió el pelinegro.

¿Por eso provocaste el accidente?

Como parásito no podía simplemente ir contra mis instintos, Tom. No somos como los humanos que son capaces de suicidarse —explicó Bill.

La única forma de separarse de tu cuerpo, sin que lo impidiera de forma innata, era en un accidente —agregó Kathlyn—. Era una teoría, pero funcionó a la perfección.

¿Y mi mano? —Preguntó Tom, arrugando el ceño. Sentía dolor, por tanto debía estar ahí, ¿no?

Los médicos lograron salvarla antes de que el tejido se marchitara, supongo que las células de Bill ayudaron a que no la perdieras por completo —contestó la mujer—, pero la esencia del parásito había emigrado a otro ser.

¿A William? —Cuestionó Tom, con el ceño apretado.

William tenía sus funciones corporales funcionando, pero su mente estaba lejos, así que para Bill fue fácil tomar el control —continuó la mujer.

¿Y ahora comes personas? —Preguntó Tom, directamente al pelinegro, pero con una expresión de miedo en la cara, cosa que hizo reír a Bill.

No, Tom. No soy un monstruo caníbal —respondió Bill con una sonrisa—. Me acostumbré a alimentarme de tu torrente sanguíneo y cuando entré al cuerpo de William, él estaba siendo alimentado por sondas, por tanto fue fácil volver a adaptarme.

Los ojos de Tom se llenaron de lágrimas—. Ya veo —dijo con la voz apenas audible—. Pensé que te había perdido para siempre, Bill —y esta vez se quebró, dejando que las emociones que habían estado contenidas dentro de su ser, se liberaran.

Oh, Tom… —El pelinegro lo abrazó y besó su mejilla con cariño. 

&

Pasaron tres semanas para que dieran de alta a Tom y por fin había llegado el día. Llevaba su brazo derecho firmemente sujeto en un cabestrillo, pero ya no tenía dolor. William lo llevaría a casa, porque Georg tenía turno en su trabajo y Emma y Gustav estaban en clases. Los padres de Tom habían regresado al extranjero tras asegurarse que su hijo estaba en buenas manos. Pero a los chicos no le importaba en absoluto, al contrario, anhelaban estar solos en casa.

Bill, en el cuerpo de William, abrió la puerta del departamento y dejó entrar a Tom, cerrando la puerta detrás—. ¿Quieres comer algo antes? —Preguntó dando saltitos, costumbre que había adquirido en sus días en el hospital.

Tom giró y preguntó—. ¿Antes de qué?

Antes de que te devore la polla como en los viejos tiempos —respondió el pelinegro, alzando una ceja, sin alterarse en lo más mínimo.

Tom se puso rojo como tomate y agregó—. A veces olvido que eres un parásito y no tienes problema para decir las cosas con franqueza.

¿Y eso está mal? —Bill arrugó el ceño—. Prefieres que lo diga así, ¿Tom, quieres comer algo antes de llevarte a la cama y hacerte al amor?

Tom estalló en carcajadas y dio un paso al frente, abrazando a Bill con su brazo izquierdo.

No te preocupes. Deja que las cosas fluyan.

Pero no puedo. Estoy nervioso. No sabes lo mucho que he estado tratando de controlarme todo este tiempo que has estado en el hospital —dijo Bill, sintiendo sus mejillas arder—. A veces quería meterme en tus sueños y hacer que te empalmaras, pero ya no puedo. He perdido mi conexión telepática contigo y eso, aggrr, me da mucha rabia. Me siento perdido.

Bill. —La dulce voz de Tom calmó los nervios del chico, quien levantó la mirada para verlo a los ojos—. Yo también estuve aguantando las ganas de tocarte… —Tom levantó el cabestrillo—. Y bueno, también estaba un poco imposibilitado de hacerlo, pero ahora las cosas serán diferentes.

Ya no soy tu Manuela, Tom. ¿Y si no tengo las habilidades de Manuela, me vas a querer igual? Después de todo, no conozco como funciona este cuerpo.

Ssshhh —lo calmó el de rastas—. Ven aquí, ¿por qué no comienzas con esos besos tiernos que nos dimos algunas veces?

Besos. —Bill sonrió, recordaba los cosquilleos que sentía cuando Tom juntaba sus labios—. Está bien.

El pelinegro se acercó al rastudo, quien ladeó la cabeza para juntar sus labios, logrando que se amoldaran a la perfección. Casi por instinto, Bill llevó los brazos a la cintura de Tom, quien se aferró a su cuello con el brazo libre, profundizando el beso.

Un fuerte gruñido se dejó oír y ambos se separaron. Bill se puso rojo como tomate y Tom rió—. Creo que comeremos antes de…

La vida con Bill-William iba a ser un poco diferente, aunque no realmente.

&   FIN   &

¿Y bien, qué les pareció? Este era el final original, pero a petición de Ady, quien tuvo la exclusiva hace algunos meses, voy a agregar un epílogo, donde Bill sí pueda tener un lemon completo con su humano. Besos y muchas gracias por leer. Los invito a comentar.

Escritora del fandom

2 Comments

  1. William hiba a morir de todas formas y que mejor manera de rescatar su hermoso cuerpecito para el beneficio de todos.
    Muy divertida la historia 😘

    • Me alegro mucho que te gustara, de verdad. Si puedes, deberías ver la película, para que te des cuenta todo el cambio que hice, del drama (la peli) a una comedia (el fic) Y también te invito a leer la segunda temporada que escribí hace un tiempo por Navidad jijiji. Besos y gracias por el ánimo y los comentarios.

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