Manuela 2

Bueno, supongo que todos se dieron cuenta que el Tom de este fic es un poco cobarde y muy tierno, pero recuerden, es sólo una historia, todo parecido con la realidad, es absoluta coincidencia.

«Manuela» Fic Twc / Toll, escrito por MizukyChan

Capítulo 2: El huésped

Cuando Tom despertó, vio el techo de su casa y creyó que todo había sido un sueño. Vio el brillo de la ventana y notó que todavía era temprano, sin embargo, había más luz en la habitación. Levantó un poco la cabeza y vio que su laptop estaba encendida, pero no fue lo único que vio.

—Por Dios, no fue un sueño… —su voz salió casi como un gemido de dolor.

—Por supuesto que no, Tom, ¿por qué habría de ser un sueño? —Respondió la extraña masa frente a la pantalla.

—Mmm, porque eres demasiado extraña para ser real.

—Antes que nada, no me hables en femenino porque no soy una hembra —aclaró la criatura, girando, y achinando el único ojo que tenía sobre el dedo medio. Tenía dos pequeñas manitos en lo que debería ser su cintura, si no fuera en realidad la mano derecha de Tom.

—Lo siento —se disculpó el chico, aunque sin estar seguro del por qué.

—Estás perdonado —comentó la mano, mostrando una sonrisa con esa extraña boca que sobresalía en medio de la palma.

—Oye, mano… —Tom se rascó la cabeza con la mano izquierda, era realmente incómodo hablar con una mano y tener que llamarla “mano” a cada instante—. ¿Tienes nombre?

—¿Eh? —La mano giró y abandonó su lugar frente a la pantalla del laptop, para dirigirse muy cerca de la cara de Tom—. ¿Por qué habría de necesitar un nombre?

—Porque estamos hablando y cuando uno habla con alguien, necesita llamarlo por un nombre. Es demasiado raro tenerte en mi mano y además tener que llamarte “mano” a cada instante —Tom habló rápidamente y sintió que estaba perdiendo la cordura, justamente por el tema del que estaba hablando.

—He notado que tú, en particular, sueles acortar mucho las palabras para nombrar a otros humanos —mencionó la mano—. Tu propio nombre es corto, eres simplemente “Tom”.

—¡Hey! No lo digas como si fuera malo llamarse Tom.

—No estoy estableciendo una ofensa, sólo declaro una verdad. —Tom arrugó el ceño, su mano tenía razón.

—Ok.

—¿Lo ves? —Señaló la mano para probar su punto.

—Está bien, está bien, lo pillo, yo acortó las palabras, ok. Y estábamos hablando de tu nombre…

—A eso iba. A tu compañero de departamento, cuyo nombre es Georg Listing, lo llamas “Geo” y a tu mejor amigo de la escuela, Gustav Schafer, lo llamas “Gus”.

—¿Y eso qué?

—Te gustan las cosas cortas, te sientes más cómodo, por tanto puedes llamarme mmm —elevó su ojo hacia el techo, como buscando en su mente una respuesta apropiada—. Bill, ese nombre es perfecto, es corto, es masculino y no me confundirás con tus cercanos.

—Bill. —Tom sonrió—. Me gusta ese nombre. —Arrugó el ceño—. Aunque sigue siendo raro hablar con mi mano.

Bill cerró el ojo al mostrar una sonrisa. A Tom le gustó y volvió a sonreír, hasta que recordó algo importante.

—Oye, Bill, ¿cómo es que de pronto puedes hablar?

—Esa respuesta es fácil. Me quedé estudiando mientras tú dormías.

—¿Yo dormía? —Tom señaló su pecho con el dedo índice de su mano izquierda—. Querrás decir que estaba desmayado, porque mi intención era cortarte, arrancarte de mi cuerpo.

—Lamento tener que decirte que no puedo dejar que hagas eso.

—¿Por qué?

—En palabras simples… —Bill abrió grandemente su ojo del dedo medio y miró directamente a Tom—, eres mi huésped, si algo le pasa a tu cuerpo, yo moriré y no puedo dejar que eso suceda.

—Oh, vaya y yo creí que estabas preocupado por mi bienestar.

Bill ladeó el dedo medio, como cuestionando lo que Tom le decía y preguntó—. ¿Por qué habría de preocuparme por ti? Eres un humano promedio saludable, lo único que me interesa es cuidar MI propia existencia.

—Jezzz, ¡¿qué clase de mano eres?! —Exclamó Tom, mirando la pantalla de su laptop—. ¿Y qué mirabas?

—Estaba estudiando sobre ustedes, los humanos. Historia, biología, química y algunas cosas más. Y hablando de aprender, deberías ir a clases. Un humano de tu edad, debe ir a la escuela, ¿no?

Tom dio una mirada al despertador, justo cuando comenzó a sonar la alarma. Gruñó y se dispuso a iniciar el día.

Como ya estaba despierto, decidió ir a la cocina, sintiendo como rugía su estómago. Bill se asomó para revisar lo que había en la nevera y habló en susurros, sabiendo que había otro adolescente habitando el departamento.

—Saca huevos y ese trozo de jamón.

—¿Por qué? ¿Qué harás?

—Preparar desayuno.

—¡No! —Tom se espantó, pero dijo todo en susurros—. La última vez que me acerqué a la cocina, me corté, me quemé y me saltó aceite caliente.

Bill chistó y achinó su ojo—. En verdad, de entre todos los humanos, me vine a meter en el más inútil de todos.

—¡Hey! —Reclamó el rastudo.

—Hey, ¿y ese milagro? —respondió Georg desde atrás, pensando que Tom lo había saludado.

—Oh, me desperté temprano, creo que ayer dormí todo el día.

—De verdad lo siento, Tom, jamás volveré a darte un porro. —Georg se acercó al rastudo y le dio una palmadita en el hombro—. ¿Y qué vas a hacer con eso? —Señaló los huevos.

El rastudo puso una sonrisa incómoda, no se percató cuando Bill tomó los ingredientes por su propia cuenta, así que simplemente se alzó de hombros y respondió—. Pretendo hacer el desayuno.

—Vas a terminar en la enfermería otra vez, tío —advirtió el castaño.

—Ve a cambiarte, yo me encargó esta vez.

Georg soltó unas risitas y comentó—. Sólo asegúrate de no quemar el departamento. —Y con eso, se retiró a su habitación.

—Manos a la obra. —Bill rió de su propio chiste y procedió a alejarse de Tom, para acercarse a la cocina, encendiéndola con sus pequeñas mini manos, que estaban formadas por los dedos índice y anular.

Bill se movió por la cocina, estirándose desde la muñeca de Tom, como si fuera el hombre elástico, logrando sorprender al rastudo, quien lo observaba con la boca abierta y con cara de bobo, todavía sobrecogido por la extraña realidad que estaba viviendo, era como ser parte de la dimensión desconocida.

A los pocos minutos, la cocina estaba inundada de un delicioso aroma a jamón con huevos revueltos, además del café que salía de la cafetera, aparato que Tom ni siquiera sabía encender.

—Dios, Tom, esto es todo un acontecimiento —dijo Georg, entrando a la cocina.

Bill regresó rápidamente a su posición adecuada, como la mano derecha de Tom y le dio un guiño, que sólo el rastudo pudo notar.

Tom se sentó con su amigo a comer el desayuno y gimió de gusto al probar la comida de Bill. Parece que no era tan mala idea tener un alien en su mano después de todo.

&    Continuará   &

¿Ya van pillando por qué Tom se sentirá muy unido a su mano derecha? Pero hoy lo conocimos como Bill, entonces, ¿cuándo aparecerá Manuela? Justamente en el siguiente capítulo. No olviden comentar.

Escritora del fandom

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *