Penúltimo capítulo, a ver qué les parece *-*
«Manuela» Fic Twc / Toll, escrito por MizukyChan
Capítulo 9: Medida drástica
Dos semanas después que Tom y Bill enviaron la carta a la policía, se realizó un operativo a nivel nacional para eliminar a los parásitos de los “Asesinatos de carne picada”. Se recurrió al uso de fuerza extrema y mucha gente inocente murió, pero también muchos parásitos que estaban colándose en puestos importantes dentro de la sociedad. No se hablaba de otra cosa en las noticias; las radios y televisoras cubrían con detalle la persecución de los alienígenas, hasta que la tasa de mortandad disminuyó considerablemente. Los gobernantes anunciaron con orgullo que por fin, la ciudad se hallaba libre de enemigos y las personas comunes, respiraron tranquilas.
Pero Tom no paraba de sentirse culpable.
William, el hermano de Emma no había despertado del estado de inconsciencia en el que cayó cuando la escuela fue atacada. La chica de cabello negro dejó de asistir a la escuela, por visitar a su hermano en el hospital. Gustav se iba corriendo cada día a acompañarla, cada vez que el último timbre de clases sonaba.
Tom visitaba el hospital de vez en cuando, pero no entraba en la habitación del pelinegro. La culpa y los remordimientos no lo dejaban en paz, pero aun así, no había podido derramar una lágrima por el joven de cabello azabache.
—¿Estás bien, Tom? —Preguntó Gustav, sentándose junto al rastudo en una de las sillas plásticas del lugar.
Tom se alzó de hombros, no podía hablar, tenía un nudo en la garganta, pero tampoco podía mostrar sus emociones, era como si algo bloqueara la parte sensible que solía tener y eso le dolía.
—Entiendo, Emma está igual, no quiere hablar con nadie, menos ahora que han puesto fecha —comentó el rubio, llamando la atención del chico de rastas.
—¿De qué estás hablando? —Preguntó Tom, sintiendo una ola de pánico en el corazón.
—Van a desconectar a William. Sólo le van a dar un mes más.
—¡¿Qué?! —Tom se levantó de golpe de la silla.
—Dicen que si logra respirar por sí mismo, podrían dejarlo vivir un poco más, en un estado de coma inducido, pero si no lo logra, donarán sus órganos para trasplantes —explicó Gustav, mirando el suelo.
—No es posible. Van a matar a William —dijo bajito.
—Emma está destruida —agregó el rubio, pero Tom no lo escuchó porque salió corriendo.
Tom corrió sin parar hasta que llegó a la escuela y se dirigió hasta la enfermería, donde entró bruscamente, espantando a Kathlyn, que leía una revista.
La mujer arrugó el ceño y preguntó—. ¿Qué te sucede?
—Es posible encontrar un parásito para salvar la vida de un humano.
Bill adoptó su forma característica y se estiró delante de Tom, dando la espalda a la mujer—. No puedes hacer eso, Tom.
—No te metas, Bill. Dime —demandó a la mujer—, ¿es posible?
—No creo que podamos encontrar parásitos en embrión. Mucho menos ahora, después de la carnicería que realizó la policía.
—Ese no es el punto, Tom, entiende —intervino Bill, sonando angustiado—. Si dejas que un parásito devore el cerebro de William sólo para sanarlo, lo convertirá en un monstruo caníbal, de esos que tanto odias.
—Eso no importa —se defendió el rastudo.
—Claro que importa —alegó Bill—, dejará de ser el chico del que estás enamorado.
—¡Pero estará vivo! —Gritó Tom, golpeando la mesa con su mano izquierda.
—Me temo que Bill tiene razón, Tom —afirmó Kathlyn—. Nadie nos asegura que el parásito será uno de aquellos que quiere mezclarse entre los humanos. Tal vez venga con el deseo de destruir y devorar, como indica la primera programación de nuestras vidas.
—¡Maldición! —Gruñó el rastudo y dejó el lugar, ignorando los susurros de su mano derecha.
Bill se mantuvo en silencio el resto del día.
&
Tom se negó a recibir los menesteres de Manuela, ni siquiera comía la comida que Bill preparaba. Su cuerpo comenzó a debilitarse y, para evitarlo, Bill lo sanaba con sus propias células, volviendo más frío al dulce chico de rastas.
Enojado con el mundo, Tom se metió en peleas, golpeando y siendo golpeado en el proceso. Fueron dos semanas de agonía para su mano derecha, quien cada vez que compartía sus células con el humano, más emociones humana recibía a cambio. Bill sufría por Tom, así como Tom sufría por William.
Un día en la escuela, Bill se sentía tan agotado emocionalmente, que decidió abandonar a Tom por unas horas, pensado que el chico estaría a salvo en su salón de clases y se durmió. Una sensación familiar lo despertó y se preguntó cómo era posible que Tom estuviera excitado, siendo que el amor de su vida estaba a días de ser desconectado del respirador. Pero lo que vio al despertar fue mucho peor. Tom, SU Tom estaba follando con una chica a la que nunca antes había visto. La mujer era delgada y tenía el cabello negro, de espaldas podía confundirse con el cuerpo de William, pero los gemidos chillones eran sin duda femeninos.
Bill asomó un ojo y vio con enojo como Tom respondía al placer, tal como hacía con él cada vez que lo masturbaba. Una ira descomunal lo invadió y transformó su mano derecha en una gran boca que mordió el brazo izquierdo de su huésped.
—¡Mierda! —Gritó Tom y se alejó del cuerpo al que embestía, para rugir de rabia contra Bill—. ¡¿Qué demonios te pasa?!
La chica, asustada por la crisis de locura que mostraba su nuevo amante, se subió las pantaletas y salió corriendo de ahí.
—¡¿Qué mierda te pasa a ti?! —Espetó su mano, con el ojo achinado y las manos convertidas en navajas—. Mírate, William está a punto de morir y tú estás follando con una desconocida. ¿Dónde quedó tu moral y la mierda de “hacer el amor”?
—Cállate, Bill, tú no tienes idea.
—Eres tú el que no tiene idea —gruñó Bill y desvió la mirada—. Necesito que me lleves con Kathlyn, hay algo que debo decirle.
—Me acabas de arruinar el momento, será mejor que acabes lo que esa chica empezó —dijo Tom con total frialdad.
Bill lo miró enfurecido y dijo—. Esto te dolerá más a ti que a mí.
En cosa de segundos, Bill se estiró y recogió una mancuerna del suelo, dándole con ella en plena cabeza a Tom, dejándolo inconsciente. Luego sacó su celular y marcó el número de la enfermería de la escuela.
—Kathlyn, soy Bill, la mano de Tom. Necesito que vengas, estamos en la parte trasera del gimnasio. Gracias.
Bill suspiró y sintió que su cuerpo dolía. ¿Dónde había ido todo el placer que sentía con su huésped? ¿Dónde había ido su insensibilidad? ¿Por qué se sentía tan… vivo?
La mujer parásito llegó a los pocos minutos y se sentó a su lado, en el piso.
—¿Qué ha pasado?
—Hemos llegado a un punto crítico.
Bill explicó todo lo ocurrido a Kathlyn, le pidió consejo y finalmente, le contó su teoría.
—Cuando llegué a la tierra, mi primer pensamiento fue “devora su cerebro”, pero también había algo más, un eco, una voz susurrante que decía “hay que hacer algo, hay que salvar la vida”
—Lo sé —contestó la mujer—. En un principio pensé que se trataba de una orden para destruir a los humanos y salvar la vida del resto de las especies, pues el ser humano es el que más daño causa al planeta, pero…
—Debíamos aprender a valorar la vida para poder salvarla, ¿no es así?
—Exacto —respondió ella.
Bill se acercó al rostro dormido de Tom y dejó un beso en sus labios—. Ahora lo sé, querido Tom. He aprendido sobre el amor, me he enamorado de ti, pero no quiero verte convertido en un ser sin alma, no quiero que seas un robot con piel de humano. Te amo y para salvarte, tendré que dejarte.
Tom parpadeó y abrió los ojos lentamente, escuchando las palabras que salían de la pequeña boca de Bill. Sintió un nudo en la garganta, quería llorar, pero ninguna lágrima salió de sus ojos.
—¿De qué hablas, Bill?
—Lo siento mucho, Tom —dijo Bill, besando los labios de su amado humano, por última vez.
—¿Lo harás ahora, Bill? —Preguntó la mujer, poniéndose de pie.
—Cuanto antes, mejor —respondió la mano—. Por favor, llama a una ambulancia y has que lo lleven cerca de su William, quizás así recupere su humanidad.
—Espera. —El rastudo se sentó de golpe, temeroso de lo que escuchaba—. ¿Qué piensas hacer?
—Lo siento mucho, pero lo hago porque te amo, Tom. Te quiero como no tienes idea.
Tom sintió que su cuerpo se movía por sí mismo. Bill estaba tomando el control de todo, no sólo de su mano derecha, sino de todo su ser, menos de su cerebro, porque podía ver perfectamente cómo se dirigía hacia la salida de la escuela.
—¿A dónde vas, Bill? ¿Qué piensas hacer?
—Te regresaré la humanidad, Tom. Haré que vuelvas a ser el Tomi tímido y asustadizo.
—¿Cómo?
—Me voy a separar de ti —respondió Bill en la mente de su huésped.
—Pero no puedes, si lo haces, morirás.
—Entonces, que así sea.
El cuerpo de Tom comenzó a correr hacia la calle, justo cuando un vehículo cruzaba, estrellándose contra él, con el costado derecho.
—¡Noooooo! —Gritó Tom, sintiendo el dolor en su cuerpo—. ¡Bill! —Vio sangre por todas partes y su mano colgaba peligrosamente—. No te vayas, Bill. No me dejes tú también… —Sus ojos se llenaron de lágrimas y su visión se nubló, hasta que cayó desmayado.
El sonido de las sirenas se sintió en todo el lugar, mientras Kathlyn miraba la escena con los ojos muy abiertos.
—Espero que tu plan funciones, Bill.
& Continuará &
Al menos Tom pudo llorar, eso ya es muestra de que ha recuperado parte de su humanidad, ¿no creen? Nos queda sólo un capítulo. ¿Cómo se recuperará Tom ahora que no está Bill para ayudarlo a sanar? ¿Qué hará cuando despierte y se vea sin su Bill? No se pierdan el final.
Y que será de William???
Muchas interrogantes para un sólo capítulo….
Sólo te invito a leer el final, para que salgas de dudas. Ah, te aviso que hay una secuela de Navidad (guiño)